martes, enero 24, 2006

El Progresismo como secularización del Cristianismo

La la desorientación moral y la reacción autodestructiva del Occidente de raiz cristiana ha llegado a ser mucho mas fuerte de lo que ha sido en otras culturas que no comparten la raiz cristiana. Esto se puede constatar simplemente mirando otras culturas que han adoptado el modo de vida occidental sin compartir el cristianismo, como por ejemplo, muchos paises de Asia.

Ultimamente, La obsesión fundamental de este weblog esta centrado en el conocimiento de las causas del florecimiento material e intelectual de Occidente en el pasado, las tendencias autodestructivas del Occidente moderno y los remedios posibles. No es que me proponga salvar el mundo. Simplemente me preocupa, porque, en esencia, lo que ocurre en Occidente es lo mismo que lo que ocurre en mi país, en mi trabajo, en mi vecindario y en mi familia. Y eso no puede tener otra causa que un cambio fundamental en el tipo de ideas y convenciones sociales al alcance de las personas para justificar su propia conducta.

El avance científico es una consecuencia del espíritu de Occidente a partir de la edad moderna. El incremento de los conocimientos que ha traido la ciencia, muchas veces referidos a ideas fundamentales, no podía dejar ese espíritu inmutable. En muchos posts he repetido lo evidente, es decir, la ciencia ha arrinconado a Dios, y el hombre occidental se ha visto sin fundamentos últimos en los que basar su moral, por lo que ha caído en una mezcla de nihilismo, relativismo o un simplismo moral auto-justificativo e hipócrita que ataca a las bases últimas de la colaboración social que han permitido el progreso de Occidente. Sin embargo la, devastación moral, la desorientación y luego la reacción autodestructiva ha llegado a ser mucho mas fuerte de lo que ha sido en otras culturas que no comparten la raiz cristiana. Esto se puede constatar simplemente mirando otras culturas que han adoptado el modo de vida occidental sin compartir el cristianismo, como por ejemplo, muchos paises de Asia.

Larry Ahart en su libro “Political Questions” describe en uno de sus capítulos, como el ateismo militante anticristiano es una consecuencia de la secularización del Cristianismo. En resumen, mientras que el naturalismo de la filosofía clásica, las religiones politeistas y las creencias orientales, que basan sus ideas morales de la observación de lo que es práctico y útil hacer para los intereses de cada uno dentro de una naturaleza azarosa y que se mueve por medio de dioses en conflicto, el cristianismo en cambio considera que, a pesar de que lo que ocurre se debe a causas desconocidas para los humanos, en cambio tiene toda la coherencia para su Creador, que orienta los hechos y nos pone a prueba para un bien final al que podemos optar, que es salvación, de forma que no importa lo que ocurra, bueno o malo, nuestra conducta moral no debe cambiar, y no importa que no comprendamos lo que ocurre. Es incomprensible aquello cuya causa final obedece a algo externo a la naturaleza (Dios) y no debemos orientar nuestras conductas de acuerdo con una moral que prime nuestros fines inmediatos. Solo importa nuestro bien final siguiendo los preceptos morales.

Esa delegación en Dios y ese menosprecio de la utilidad a cada momento de la fundamentación de la moral ha permitido a las sociedades cristianas mantener la colaboración en situaciones muy difíciles, que en otro caso hubieran significado la extinción como sociedad. Basta recordar las persecuciones que el cristianismo ha sufrido desde su fundación. El cristianismo siempre se ha sobrepuesto a la dominación externa y a las dificultades. Su expansión, al menos la inicial, cuando no era ni mucho menos religión oficial, en toda europa se debió en parte a la persistencia en la adversidad y en el ejemplo que esa actitud inspiraba en los no creyentes. La adopción del cristianismo posteriormente, permitió a las sociedades y a las personas, entre otras cosas, mantener la colaboración social en circunstancias muy difíciles, que se dan localmente incluso en situaciones de prosperidad general, hasta el punto de convertirse en potencias hegemónicas.

Este éxito de la civilización cristiana tiene una explicación: una sociedad que ha sufrido un retroceso en las condiciones materiales, suele caer en la lucha interna de todos contra todos por la superviviencia, abandonando toda actitud que no prime el corto plazo, es decir, cae en la amoralidad. Esta una conducta resultante que puede disolver la sociedad o mantenerla en la pobreza durante generaciones hasta que se restaure los compromisos morales que hacen posibles de nuevo la colaboración y por tanto la riqueza material. Parece ser que el sentido moral innato en el ser humano se orienta según las circunstancias vitales, y se transmite entre generaciones.

Como sin esos compromisos no hay progreso material y sin ese progreso material la lucha por la supervivencia impide el compromiso, se puede entender lo fundamental de contar con unas creencias que protejan las reglas de colaboración y, lo que es lo mismo, la moralidad, mas allá de las circunstancias materiales y de los intereses inmediatos.

Pero esa fundamentación de la moral más allá de lo que enseña la razón de acuerdo con la experiencia y las circunstancias concretas hace que la moral que sostiene la colaboración se desmorone totalmente ante la pérdida de la fe ante los descubrimientos de la ciencia. Mientras que en los pueblos que practican religiones naturalistas o politeistas la caída de uno de sus dioses o principios no supone un derrumbe de las convenciones morales, sin embargo eso no ocurre así en el caso del monoteismo. Ante esa caida solo queda la reacción del fundamentalismo de los islamistas o , en el caso del cristianismo, el abandono y la progresiva caída de valores morales que trae el abandono de la fe. El nihilismo es la primera consecuencia: el abandono de toda moral y toda explicación creible sobre la naturaleza de las cosas..

El ateismo militante es la segunda consecuencia del abandono de la idea de Dios en el cristianismo y es una reacción contra el nihilismo. El ateismo militante intenta establecer unos nuevos fundamentos morales que aunan los aspectos esperanzadores del cristianismo y la ciencia. La pérdida de la esperanza en la fe en dios y en su redención solo se puede curar alejándose del nihilismo y el cristianismo mediante la elaboración de una utopía terrenal que cuente con una parafernalia pseudocientífica suficiente como para vencer al nihilismo y edificar una moral que cuente con nuevos valores poco discutibles y controvertidos, como la ecología , la solidaridad, la paz, junto con la negación de los problemas a los que la vieja moral cristiana daba solución: negación de la diferencia de sexos, negación de la necesidad del esfuerzo y la voluntad para edificar el progreso material, negación de la escasez como motor de la economía, negación de la guerra como una circunstancia inevitable en ciertas ocasiones, negación del egoismo natural del ser humano. Negación de la naturaleza humana al fin y al cabo. Esa naturaleza humana solo es consecuencia de la cultura Occidental opresora, es decir, el Capitalismo. Junto a esto, se bajan a la tierra los aspectos esperanzadores del cristianismo: la idea del paraiso perdido y la idea del Cielo para los justos. El primero de esos dos componentes se recicla en la forma de una idea paradisiaca de las sociedades primitivas pasadas y presentes que nunca han existido (que en el caso del nacional-socialismo y el nacionalismo identitario llega al paroxismo), a pesar de que la enseñanza moderna, impregnada de progresismo diga lo contrario. El segundo se recicla bajo la idea de una utopía, un cielo en la tierra al que se llega por medio de la erradicación del Capitalismo y la vuelta a esas condiciones idílicas primitivas.

De esta forma, mientras que el Cristianismo presenta su utopia en el mas allá creando unas condiciones morales terrenales que favorecen unas condiciones de colaboración social, en cambio el ateismo militante en todas sus formas es radicalmente destructivo de la sociedad con el objetivo de crear una sociedad mas destructiva aún.

Es un utopismo moral que promete tal felicidad perpétua en la tierra que cualquier barbaridad presente está justificada para imponerlo. Con ello, la caída del cristianismo crea una de las morales más destructivas, que se inicia en plena ilustración y de cuyo poder destructivo hemos tenido constancia inequívoca en el siglo XX, a través del Comunismo y el nacional-socialismo, este último, una versión racial de socialismo que tiene todas las características anteriores.

Actualmente, Esta concepción totalitaria de la existencia ha recuperado su fuerza, y si antes rechazaba la democracia y se planteaba como abiertamente totalitaria, una vez derrotada por la misma democracia, se ha hecho parte de ésta. Desde Otegui a ZP, hoy en día no hay palabra mas querida y repetida por un radical totalitario que la palabra democracia. En el fondo, el progresismo vuelve a sus orígenes jacobinos pre-marxistas y vuelve a plantearse la toma del poder desde dentro mediante la subversión de las bases morales y las instituciones democráticas.

El fundamentalismo islámico y el progresismo son los resultantes actuales de dos reacciones opuestas a la destrucción de los fundamentos morales por parte del saber científico en Occidente. No es extraño que el progresista envidie y admire la firmeza moral que los fundamentalistas tienen en comparación con su moral vacía y llena de prejuicios falsos sobre la naturaleza humana, que le hacen sentirse hipócrita consigo mismo y con los demás.

Las ideas son las que mueven la historia, y los conflictos humanos no son mas que conflictos entre las ideas que fundamentan las acciones de unos y otros. La solución al conflicto actual, ese ataque conjunto de Islamismo y Progresismo a las bases de la colaboración que han permitido al mundo salir del estado de subsistencia solo puede venir de la ciencia misma. Y el hecho es que, como digo a menudo, hay nuevas disciplinas científicas, como la teoría evolucionista de juegos, la memética, las ciencias de la computación, la psicología evolucionista y la biología evolucionista que dan soporte a una visión del mundo que verifica muchas de nuestras intuiciones subjetivas sobre la naturaleza humana y demuestran la utilidad y necesidad de unos valores morales y unas instituciones sociales que son tradicionales en Occidente como la propiedad, la libertad de empresa, la democracia liberal con separación de poderes y estado de derecho, con un gobierno limitado.

El fracaso del capitalismo, es decir el retorno a la tradición Occidental, a pesar de todas las condiciones favorables que ha tenido después de la caida del Comunismo se debe a la carencia de una oferta creible que presente una visión, con suficiente fuerza científica, la realidad de la naturaleza humana y aquello que es capaz o no de alcanzar, y ofrecer esto con un cierto grado de esperanza.

3 comentarios:

Nomotheta dijo...

"Lo que ocurre en Occidente es lo mismo que lo que ocurre en mi país, en mi trabajo, en mi vecindario y en mi familia". Nada más cierto. Y es que Occidente somos nosotros, con lo bueno y con lo malo que tengamos. Con nuestro socialismo paneuropeo y nuestro multiculturalismo sumiso a los sumisos (islam),entre otras cosas preponderantes.

Cuando los deseos del Señor aún eran inescrutables podíamos todavía plegarnos a una moral no Racional (con mayúsculas). Ahora seguimos sin comprender lo que ocurre, pero tenemos la osadía de creer saberlo. El génesis lo ilustra bien al poner la fruta prohibida en el árbol del conocimiento del bien y del mal.

La ciencia nos hace creernos omnipotentes y omniscientes, y todo lo que cae fuera de ella está sujeto a nuestro arbitrio, es decir, a la ley hobbesiana del más fuerte (o el más astuto, o el más suertudo).

Pero como, después de todo, nuestra naturaleza tiene sus exigencias morales, que emanan de ella, reinventamos la moral de siempre bajo otras denominaciones e incluso objetos.

Especialmente relevante es la extrapolación grosera que se hace de la moral típica de círculos reducidos (que evolucionó en estos, y sirvió a estos), a las grandes colectividades, que es una parte fundamental e imprescindible por tanto del socialismo.

En fin, si he hablado con un "nosotros" es porque me refería a este nuestro Occidente Decadente, no a quien esto escribe o quien lo lee.

Tu post es excelente. Cada frase es una sentencia.

Nomotheta dijo...

Por cierto, has sido elegido. Para más información acude a:

http://esparteniense.blogspot.com/2006/01/la-locura-no-tiene-cura.html

Si tienes un ratillo no dudes en hacernos saber alguna singularidad de tu ilustre personalidad.

Saludos afectuosos.

Memetic Warrior dijo...

Gracias nomotheta,
la cita de la biblia que pones expresa una sabiduría increible. No me había dado cuenta. Eso junto con los 10 mandamientos.