domingo, julio 31, 2016

Evolución de la Trascendencia

Las experiencias de trascendencia suelen describirse como una disolución del yo en algo más grande que uno mismo. En esta entrada vamos a comentar el enfoque evolucionista que hace de este tema Gregory Gorelik en un artículo reciente. Gorelik distingue cuatro tipos de trascendencia y luego habla también de la vulnerabilidad que tienen las experiencias de trascendencia para ser explotadas o parasitadas por otras personas, que no son las que tienen la experiencia de trascendencia, para su propio beneficio. Hay que entender este artículo como una primera aproximación al tema y no como la última palabra ni mucho menos sobre el asunto.

Como decíamos, en las experiencias de trascendencia el limite entre el yo y el mundo exterior se rompe y el yo es sustituido por algo más grande. Suelen ir acompañadas, aunque no siempre, de la revelación de una verdad escondida hasta entonces. En encuestas un 30% de norteamericanos y británicos dicen haberlas experimentado incluyendo 25% de ateos y agnósticos. La investigación con pacientes epilépticos y con monjes budistas destacan el papel del cerebro (como no puede ser de otra manera) en la producción de estados místicos y trascendentes. Esto lo sabemos de sobra porque otros estados fisiológicos como los inducidos por drogas o por la privación de sueño también dan lugar a experiencias muy parecidas.

Por esta relación de la trascendencia con el cerebro podemos concluir que son producto de la evolución. Aunque estas experiencias fueran aberraciones del funcionamiento psicológico normal, tiene que haber estructuras nerviosas que sufran estas supuestas aberraciones, y estas estructuras tienen una historia evolucionista. Es decir, la trascendencia puede ser un subproducto de adaptaciones para otra cosa, pero también podría ser que las experiencias de trascendencia tuvieran un valor de mejora la supervivencia y la reproducción. Una precisión a tener en cuenta es que trascendencia no es lo mismo que religión ni todas las experiencias de trascendencia tienen que ver con lo sobrenatural, porque hay trascendencia en el arte, literatura, ciencia o el deporte.

Gorelik propone que hay cuatro tipos de trascendencia o experiencias de trascendencia que se producen por cuatro tipos diferentes de mecanismo psicológicos (aunque reconoce que su clasificación es provisional y hace falta más estudios). Serían los siguientes:

1- Trascendencia dirigida al grupo. 

Es un experiencia de ruptura del límite entre el yo del sujeto y el de los otros miembros de la tribu o grupo y sirve al objetivo de reforzar la unión del grupo. Es prácticamente universal la existencia de rituales, cantos, la utilización de ritmos y música, etc., para conseguir una sincronía tribal emocional que cohesiona al grupo.

2-Teoría de la Mente y Trascendencia.

Varios estudiosos de la religión hablan de “detectores de agencia” o de “teoría de la mente” para referirse a la tendencia de la mente humana a atribuir agencia y animación a objetos inanimados. Se cree que es producto de primar un tipo de error sobre otro. Es decir, es más peligroso no ver algo animado y pensar que es inanimado que creer que existe algo animado y que no sea cierto. El ejemplo típico es creer que unas ramas se mueven por el viento y que detrás realmente se esconda un tigre. Este “error” de diseño de la mente humana -un exceso de Teoría de la Mente- nos llevaría a antropomorfizar y ver agentes animados donde no los hay.

También se han propuesto relaciones entre la teoría del apego y las creencias en lo sobrenatural. A los dioses y diosas se les atribuye muchas veces cualidades paternales y experiencias místicas como las de Santa Teresa se parecen mucho a la activación de circuitos relacionados con el amor romántico, con activación de oxitocina y otros neurotranmisores.

3- Trascendencia Estética

A veces la contemplación de la naturaleza, puestas de sol, paisajes, una canción, o la belleza en general, producen estados de trascendencia. Las personas bellas o los paisajes bellos activan circuitos dopaminérgicos relacionados con el placer. Desde el punto de vista evolutivo, el placer que produce un bello paisaje  tal vez tenga que ver con el placer de explorar el entorno, actividad fundamental para la supervivencia y la reproducción. Las experiencias estéticas en l naturaleza activan a la vez el sentido de aprovechar oportunidades (recursos, parejas) pero también el de misterio o temor a lo desconocido.

Un tipo especial de experiencia estética de trascendencia es el de la música. La trascendencia asociada a la música la podemos incluir en este apartado pero iría muy ligada también a la trascendencia relacionada con el grupo porque, según algunas hipótesis, la función principal de la música -y para lo que habría evolucionado- ha sido unir a la gente. Moverse al mismo ritmo une, sintoniza emocionalmente y promueve la cooperación. La música es uno de los mayores inductores de trascendencia como vemos en festivales, fiestas dance o en las ceremonias religiosas donde no suele faltar.

4-Trascendencia Epistémica

Aquí hablaríamos de experiencias de iluminación, el sentimiento de que una verdad fundamental nos ha sido revelada, con el consiguiente cambio en la visión de la vida y de la realidad. Aunque es muy discutible, -porque el cerebro humano tiene muchos sesgos y está clara nuestra gran capacidad de autoengaño- se puede decir que probablemente tenemos algún mecanismo psicológico de búsqueda de la verdad porque hay que ver el mundo, por lo menos hasta cierto punto, como es para tener éxito en la supervivencia y reproducción. Este mecanismos de búsqueda de la verdad y de detección de errores algunos lo sitúan en la corteza cingulada anterior.

La trascendencia epistémica serían momentos en los que hacemos una síntesis cognitiva, algo parecido a esos momentos de ¡eureka! en que todo encaja y tiene sentido. La adquisición de nuevo conocimiento es gratificante (probablemente vía dopamina y circuito de recompensa) y se cree que se produce por un refuerzo sináptico. Cuando se relacionan recuerdos, ideas o experiencias que antes estaban separadas en algo común se crean conexiones o sinapsis nuevas  y la dopamina haría que siguiéramos buscando nuevo conocimiento en el futuro porque es adaptativo.

Esta experiencia de síntesis cognitiva puede también ser inducida por sustancias psicotropas y algunos como Muller y Schumann han propuesto una coevolución o mutualismo entre los alucinógenos y los humanos en el sentido de que los humanos cultivaran y usaran estos alucinógenos por las propiedades de trascendencia que comentamos. En estudios de resonancia magnética de meditadores budistas se ha visto que la trascendencia una desactivación de la red por defecto neuronal y esto mismo es producido también por los psicodélicos.

Sea como fuere, la relación entre la trascendencia y las drogas es verdaderamente muy enigmática. Aquí tenéis un artículo sobre cómo el óxido nitroso o gas de la risa inspiró la primera literatura psicodélica y el autor, reflexionando sobre los efectos alucinógenos del gas, se hace una serie de interesantes preguntas: ¿cómo puede un gas aislado en un laboratorio producir ese efecto en la mente humana? ¿cómo te puede hacer sentir feliz o eufórico de repente sin que tengas motivo para ello? ¿qué es lo que te da esa sensación de revelación cósmica, de dónde sale? ¿cuál es la relación entre cuerpo y mente? ¿de donde proceden las ideas y sentimientos, si un gas puede producirlas? grandes preguntas…

La segunda parte del artículo la dedica Gorelik a la explotación de la trascendencia, de todos y cada uno de los tipos de trascendencia. Básicamente, habla de la propensión que tiene la trascendencia para ser utilizada por gente que induce estos estados en otros sujetos para beneficiarse ellos. Esto lo han hecho líderes religiosos como Jim Jones, David Koresh y otros (para obtener beneficios económicos y sexuales) o puede ser también lo que está ocurriendo con muchos suicidas-bomba manipulados por líderes de grupos políticos y religiosos. No es ningún secreto que los dogmas religiosos siempre se han usado como herramienta de control social.

Por otro lado, la experiencia religiosa y la estética son parecidas en algunos sentidos. Tanto el líder carismático como el artista utilizan sus producciones que inspiran trascedencia para manipular a las personas que admiran esas producciones en su propio beneficio. De hecho, el valor de un artista lo marca su capacidad de inducir trascendencia en el consumidor del arte. El éxito sexual de las estrella del rock se explicaría en esta línea. La música ha sido utilizada incluso por regímenes totalitarios para facilitar la propaganda y manipulación de las masas y también por los líderes religiosos como hemos comentado.

En cuanto a la manipulación de la trascendencia epistémica podemos citar el trabajo que las autoridades japonesas hicieron con los kamikazes para lo que utilizaron influencias intelectuales derivadas del budismo zen. Movilizaban en ellos la autonegación, la negación del yo, y de esa manera la predisposición al suicidio por la patria.

Parece que en ese momento de disolución de limites y de visión ilusoria de la realidad el individuo es vulnerable a la manipulación política y religiosa, tal vez porque se queda sin las referencias de pensamiento previas (ocurre como un borrado) y es el momento en que se le pueden inocular otras nuevas. Por supuesto, también se le puede beneficiar en ese momento con ideas o visiones positivas pero parece haber mucho campo para la manipulación negativa.

Resumiendo, se trata de un deslavazado artículo que no aporta muchas respuestas pero que tiene el mérito de poner sobre la mesa el estudio de un fenómeno, el de las experiencias de trascendencia, que no ha recibido tanta atención por los estudiosos de la evolución como el de la religión.




Referencia:


5 comentarios:

Masgüel dijo...

La experiencia de transcendencia hacia lo sobrenatural solo puede darse en quien alberga creencias en instancias sobrenaturales. Fuera de los conventos, la ebriedad mística tiene más que ver con lo inmanente que con lo trascendente. El sujeto se disuelve en los demás, en las cosas o en la pirotecnia de su corteza sensorial. Se pierde en el objeto.

Respecto al cuarto tipo que menciona el artículo, distinguiría tres experiencias distintas. Gorelik parece referirse a la libre asociación de ideas (todavía conducta verbal) que puede darse durante la fase inicial o en alguno de los valles del viaje y cuyo fruto, por lo genral, resulta absurdo o estúpido al día siguiente.

Algo más estupefacto, la sensación de comprensión es indistinguible del tercer tipo que menciona el artículo. Un objeto esclaviza la atención porque abruma la plenitud de su belleza, su importancia y su significado. Es una emoción sin fisuras, como la empatía del mdma. Se trata de una belleza, importancia y significado sin por qué, una aceptación maravillada que no deja espacio al argumento. Su contenido epistémico es nulo. De la experiencia se puede aprender algo, a toro pasado, por comparación. Ofrece perspectivas inéditas y catarsis emocionales. Nada más (y nada menos).
https://www.youtube.com/watch?v=4zFM00-rOMo

Pero en los picos, ya afásico, se pierde el hilo y la compostura. No hay nada que comprender porque, como dice Wade Davis, no queda nadie en casa.

"...the essential old-mystic fallacy of the Acid Culture: The desperate assumption that somebody, or at least some force, is tending the light at the end of the tunnel." - H.S. Thomson

idea21 dijo...

Hay quien dice que cualquier experiencia que reduzca el "yo" favorece al conjunto de la comunidad. Toda experiencia trascendente implica subordinar el egoísmo personal a algo superior que suele ser compartido (sucede con las artes y las ideologías). A lo mejor algo parecido a esto es la explicación evolutiva del fenómeno.

Anónimo dijo...

Por cuestión de espacio y tiempo me centraré en sólo un par de detalles:

“Trascendencia dirigida al grupo”. Se dice:

• “Es un experiencia de ruptura del límite entre el yo del sujeto y el de los otros miembros de la tribu o grupo y sirve al objetivo de reforzar la unión del grupo. Es prácticamente universal la existencia de rituales, cantos, la utilización de ritmos y música, etc., para conseguir una sincronía tribal emocional que cohesiona al grupo.”

Más que cohesionar al grupo lo que hace es separar las distancias que la realidad interpretada desde el YO genera respecto a los OTROS. Yo soy objeto para los otros, los otros son objeto para mí, y en esa dialéctica se constituye el imaginario de mi realidad como siendo yo.
El hombre sólo se conoce a sí mismo en los hombres decía Goethe. Si lo pensamos, los momentos de mayor autoconciencia que tenemos, surgen siempre acompañados de experiencias o instintos que la conectan con el pensamiento de los otros. No hay sentido del “yo”, sin su correlativo sentido del “tú”, o de él, o de ellos. En palabras de Sartre que expresan muy bien el asunto en “El ser y la nada”:
«estamos en un hotel, vamos por el pasillo, oímos unos ruidos extraños en una de las habitaciones, nos acercamos despacio, sin hacer ruido, nos detenemos ante la puerta para oír mejor, miramos por el ojo de la cerradura, espiamos; nuestra conciencia atiende a lo que ocurre en el habitación, está dirigida a las cosas, no atendemos a nosotros mismos; pero, de repente, sentimos que alguien nos mira, que un camarero u otro huésped se acerca, se para a nuestra espalda y nos ve espiando. Al darnos cuenta de que nos ven, de que nos miran, sentimos vergüenza sentimiento que tiene dos direcciones: por un lado la conciencia del otro, de su presencia, y no del otro como una mera cosa más sino como un sujeto, como alguien del que se puede esperar una conducta que nos puede comprometer; pero, a la vez, somos conscientes de nosotros mismos, de nosotros en la situación concreta en la que vivimos.»

Con la imaginación percibimos en la mente del otro el pensamiento de nuestra apariencia, y nos sentimos afectados y construidos por ellos. Siempre imaginamos, y al imaginar, compartimos, los juicios de las otras personas. Así que ese “para conseguir una sincronía tribal emocional que cohesiona al grupo” yo lo expresaría no tanto en referencia a la cohesión del grupo, sino en la disolución del yo en aquello que precisamente por ser su constructor puede diluirlo. El espejo que son los otros para la afirmación de nuestro yo en el mundo, se hace espejo común, nadie nos mira, ni consolida nuestro yo, el mundo se hace un espejo común a todos, no nos miramos unos a los otros sino que nos miramos sincronizadamente todos en el mundo, en su ritmo,… el yo se diluye si el otro no me objetiva. La fusión emotiva es perdida de las “cadenas del yo” en aquellos que me lo daban, al fundirme con ellos en ser mundo.

Sigo…

Anónimo dijo...

…sigo

Sobre la “Teoría de la Mente y Trascendencia.”

Se dice:
• “la tendencia de la mente humana a atribuir agencia y animación a objetos inanimados. Se cree que es producto de primar un tipo de error sobre otro. Es decir, es más peligroso no ver algo animado y pensar que es inanimado que creer que existe algo animado y que no sea cierto. El ejemplo típico es creer que unas ramas se mueven por el viento y que detrás realmente se esconda un tigre. Este “error” de diseño de la mente humana -un exceso de Teoría de la Mente- nos llevaría a antropomorfizar y ver agentes animados donde no los hay.”

Estoy de acuerdo con esa interpretación en líneas generales, pero yo creo que lo interesante respecto a la trasncendencia no es tanto que detrás de las ramas hay un tigre, sino que las ramas, o el viento, tienen “yo”, son gente como nosotros lo somos (obviamente ser gente y que es ser gente es propio de cada cultura) ( véase: https://www.youtube.com/watch?v=770T7UkqJl0 a partir del 2:50 )

Teniendo esto en cuenta me atrevo a dar otro sentido no tan ligado a lo biológico-evolutivo sino más social, pero que sí puede interpretarse como un “exceso” de Teoria de la mente desde lo social, y que me parece más sensato:

Pensamos en “el cuerpo” como nuestro “yo”, y nuestro cuerpo es aquello que vemos en el espejo que los otros son. Nuestro cuerpo tiene sentido de ser nuestro yo en tanto desde él logramos significación y función social. Llevamos ante el mundo social (que es espejo donde cobra existencia el yo) a nuestro cuerpo, mejor dicho nuestro cuerpo se constituye en ser nuestro “yo” en tanto es cuerpo no sólo para nosotros sino para los otros. Por eso ponemos en él nuestra autoconciencia, y no una siendo algo puramente instrumental desde la que actuar sobre el mundo.

Pero también invertimos el asunto, ponemos significación y función social en el mundo y en esa parcela del mundo implementamos un “yo” que aglutina el significado a nuestros propósitos o deseos como siendo los del mundo. Me explico:
Jugando a la play con el nieto de mi hermana este me dice: “tío voy más deprisa que tú”, refiriéndose a que su “bicho digital” va ganando a mi “bicho digital” en cierta carrera. Pone su yo, en el bicho-digital, como tal vez usted pueda decir que su yo está en la canción que compuso, o en su equipo de futbol. Nuestros deseos, pasiones, lo que pretendemos, lo adherimos a la realidad como si la realidad tuviese nuestro yo adherido. Yo soy algo en tanto cobro significado desde el mundo y los otros, y el mundo es un yo también, que cobra significado como lo cobra mi yo desde el mundo y los otros, pero en este caso el mundo cobra el significado desde el mundo de mis significados. Ese es el caso de “la pelota Wilson” hecha “un yo” en el film “Naufrago”, creo yo,

https://www.youtube.com/watch?v=_9HBslRecmw

Un saludo.

Anónimo dijo...

Masgüel,

• “La experiencia de transcendencia hacia lo sobrenatural solo puede darse en quien alberga creencias en instancias sobrenaturales”

Depende de lo que entienda usted por “natural”. Si se entiende por natural, que pueda ser explicados por la ciencia actual o por una hipotética ciencia futura, pues puede ser sobrenatural, en el sentido no explicable por tal ciencia, sin que por ello se crea en “instancias sobrenaturales”. Ni más ni menos que lo que se puede decir acerca de la conciencia, que puede ser no “naturalizable” sin ser sobrenatural.

De hecho en la entrada se dicen cosas como estas:

«¿cómo puede un gas aislado en un laboratorio producir ese efecto en la mente humana? ¿cómo te puede hacer sentir feliz o eufórico de repente sin que tengas motivo para ello? ¿qué es lo que te da esa sensación de revelación cósmica, de dónde sale? ¿cuál es la relación entre cuerpo y mente? ¿de donde proceden las ideas y sentimientos, si un gas puede producirlas? grandes preguntas…»

Que apuntan a misterios muy semejantes al fenómeno de la conciencia en su relación con lo “naturalizable” desde la ciencia.

Un saludo.