En esta última legislatura se ha oído hablar demasiado de “crispación”. Se tiende a oponer esta crispación, considerada como fenómeno reciente, al consenso de la transición, asociado a la creación de un nuevo orden constitucional y democrático a partir de una dictadura, e idealizado tanto por la derecha como por la izquierda políticas. Ese consenso -que me hace pensar en la concordia de la que vanamente hablaba Cicerón al final de la República Romana y lo lejos que estamos los latinos de los germanos y sus coaliciones- pudo lograrse, muy probablemente, gracias a la situación de fuerza deliberadamente declinante que tenía el Gobierno salido de las Cortes franquistas. Si el poderoso cede, el débil accede gustoso a considerar como negociación, y por tanto como mérito propio como parte negociante, lo que ha sido un regalo y, sobre todo, tiende a conformarse con lo recibido y no ir más allá de lo razonable en sus reivindicaciones, para evitar que “todo” quede en “nada”.
Una vez superada esa fase constituyente y un tiempo prudencial de adaptación, la aparente sensatez de algunos agentes políticos, que no era más que virtud derivada de la necesidad, desapareció, y la hermosa máscara de consenso se desprendió de su rostro y mostró el rostro crispado de la exigencia, el partidismo, la prepotencia, el nacionalismo secesionista...Lo que a muchos sorprende es que haya tardado tanto en mostrarse la cara más monstruosa, el rostro desfigurado y horrendo de la inmoralidad política, lo cual ha sucedido en esta legislatura de “crispación” –aún con los precedentes de la pasada, que sólo la bonanza económica hizo llevaderos. Parece como si nuestra joven democracia sufriera el terrible mal de Dorian Gray: bella por fuera y en silencio corrompiéndose por dentro, en un proceso lento pero inexorable. Cuando Dorian Gray observa su retrato descubre su verdadero rostro. Esto sucede mucho después de haber sido este pintado. En el tiempo pasado entretanto se había entregado a vicios perversos y ocultos. La política educativa, tanto nacional como nacionalista, la primera empobreciendo los contenidos y reduciendo la exigencias y la segunda falseando la historia e intentando modelar a las personas, son consideradas por los sociólogos intuitivos –y seguramente por alguno profesional, no estoy al tanto de sus trabajos sobre nuestra sociedad y nuestra cultura- como la causa insidiosa de tanta degeneración.
Un electorado ignorante y adoctrinado es el componente indispensable, junto con una clase política demagógica y maquiavélica, para convertir –en un nuevo proceso constituyente informal pero mucho más profundo que transforma en papel mojado cualquier constitución escrita- una posible democracia liberal en una tiranía de las mayorías dirigida por oligarquías defensoras de intereses restringidos.
Lo que se destruye es el Estado de Derecho, porque este precisa de principios que insuflen espíritu a la ley (Montesquieu dixit, pixit), y estos, a su vez, de ciudadanos responsables, esto es, formados e informados y, sobre todo, formados e informados en/sobre principios. Largo sería de exponer los tortuosos caminos de la cultura de la degradación.
Pues bien, amigos, estamos finalizando la legislatura de la “crispación” y conviene hacer balance. ¿Cuál es la misión que la democracia atribuye a la oposición política?: el control y la denuncia de la actividad del Gobierno. Una oposición que secunda se parece mucho a una filial del Partido Único. Así pues la oposición del Partido Popular ha cumplido con su misión, al menos con la misión que le encomendamos sus votantes, a falta de poder ejercer las tareas ejecutivas y la iniciativa en las legislativas.
Se puede decir que en estos 4 años ha habido más tensión, que la oposición se ha excedido en su denuncias o sus controles, aunque en estas cosas los excesos no sean tan graves, excepto si impiden la gobernabilidad. Pero el comienzo de este período político no pudo ser más “explosivo”, y las políticas del Gobierno no han podido ser, por un lado, más superficiales, y por otro más divisoras. Se han desenterrado los muertos de la guerra civil, se ha propuesto una educación para la ciudadanía que de la puntilla final a la destrucción de la educación en los valores, se ha apostado por un proceso de deslegitimación de las víctimas del terrorismo y legitimación democrática de los violentos y contrarios ¡a la democracia!, se ha comenzado un nuevo proceso constituyente y desintegrador a través de la aprobación de nuevos estatutos, que sólo sirven para aumentar las Administraciones públicas pese a la reducción de las titularidades de la central,....etc etc.
Y en este contexto de fin de legislatura finiquitadora del Estado de Derecho y de España, leo un artículo del Magazine del El País, escrito por Juan Cueto, en el que se habla de la propaganda electoral por Internet. Deduzco por lo que leo que la paz solo se logra expulsando a la derecha. Es lo que se lee entre líneas una y otra vez en estos panfletos políticos disfrazados de reflexión indiferente. Un gobierno único de la izquierda sobre un país callado, sin voz, sin oposición, sobre un cementerio político en el que la ausencia de crispación y el consenso implican necesariamente la ausencia de vida, excepto, naturalmente, la del sepulturero.
Dice Cueto que la batalla de Internet, lucha maniquea dónde las haya en la que los buenos y los malos son perfectamente identificables como jóvenes de izquierda y “cachorros de la derecha”, mejor llamados “ciberfachas”, puede considerarse desde dos ópticas, que Cueto denomina “grandes teorías”:
1)- Que la juventud de derechas, ya (des-)calificada en el párrafo anterior, maneja mejor la Red, que se ha hecho con ella, y que la utiliza para escribir largas parrafadas cuyo contenido esencial son “ad hominens”. Y es que la derecha está “genéticamente reñida con la moderna cultura de la imagen en todas sus manifestaciones”, lo que nos lleva a la segunda gran tontería, perdón, teoría:
2)- Que la juventud de izquierdas, que forma la “ciberprogresía”, como es creativa con las imágenes (léase, siguiendo el aforismo de Nietzsche de que “toda alabanza implica una censura”, que la de derechas es infértil para otra cosa que no sea largas parrafadas de ad hominens), va a ganar la batalla de “las ideas” de Internet. Lo último lo entrecomillo, porque él no lo dice en esos términos, pero es obvio que lo que ha de transmitirse, con imágenes o palabras, son ideas. Si bien hay que admitir que implícita e inadvertidamente Cueto reconoce la agrafía de la juventud que le acompaña “ideográfica” que no ideológicamente, producto de la “alta escuela” de esta democracia. Aunque la izquierda, al fin y a la postre, tiene mucho de simbología vacía.
En resumen las dos perspectivas indicadas, que desde luego sería muy pobre considerar como únicas, apuntan claramente a una juventud de internautas de derechas compuesta por zoquetes con logorrea e incapacidad argumental, y una juventud de izquierdas creativa aunque, dada su juventud y los tiempos de gran desarrollo en tecnologías de la comunicación que nos ha tocado vivir, más creadora y manipuladora de imágenes que de palabras (bien pensado ambas cosas son vehículos de comunicación y ambas símbolos, pero ese es otro asunto).
La lucha maniquea en la red no puede tener mejor definidos sus actores, buenos y malos. Se critica así agriamente a los críticos del poder, primero englobándolos dentro del término “ciberfachas”, y después declarando sutilmente que solo saben ladrar, porque carecen de ideas.
La defensa del poder toma muchas formas. A la que esta última legislatura nos tiene acostumbrados es a la de la “crispación”. Los desmanes, desaguisados y despropósitos del Gobierno no son criticables. Lo es, en todo caso, aquel que los critique. Se practica la política de “matar al mensajero de malas noticias”, en este caso en su proyección mediática en la ciudadanía de la democracia. Dicha política era la que practicaban -¿lo adivinan?- los déspotas por antonomasia, los Monarcas Persas. El malo no es quien hace un mal, sino aquel que lo denuncia, no es quien oculta sino quien pide transparencia.
Cueto afirma que Rajoy tiene ataques de pánico que le provocan excesiva sudoración. Le recomienda tomar algún ansiolítico apropiado para el debate con ZP, al que, visto que no quiso debatir con él la pasada campaña, teme. Pero ZP no es temible, ni como orador, ni como argumentador, ni como persona violenta. Es temible como demagogo y como violentador de sociedades. Es temible porque su talante esconde rencor, porque sus superficiales filias solamente representan sus profundas fobias.
Los titiriteros y amanuenses de tercera contratados para la propaganda y el insulto gratuito –aunque cobrando discretamente por ello su precio- podrán seguir crispando. Pero la mirada crítica sabe de dónde procede verdaderamente la crispación.
La sociedad española no se atreve a mirar a sus “representantes” a la cara, para ver en lo que se han convertido, como Dorian Gray temía mirar su “representación” en el lienzo. Tememos, con verdadero pánico, provocador o no de sudoración, que ESO que se ha pintado dentro del marco de nuestra Democracia seamos nosotros.
Una vez superada esa fase constituyente y un tiempo prudencial de adaptación, la aparente sensatez de algunos agentes políticos, que no era más que virtud derivada de la necesidad, desapareció, y la hermosa máscara de consenso se desprendió de su rostro y mostró el rostro crispado de la exigencia, el partidismo, la prepotencia, el nacionalismo secesionista...Lo que a muchos sorprende es que haya tardado tanto en mostrarse la cara más monstruosa, el rostro desfigurado y horrendo de la inmoralidad política, lo cual ha sucedido en esta legislatura de “crispación” –aún con los precedentes de la pasada, que sólo la bonanza económica hizo llevaderos. Parece como si nuestra joven democracia sufriera el terrible mal de Dorian Gray: bella por fuera y en silencio corrompiéndose por dentro, en un proceso lento pero inexorable. Cuando Dorian Gray observa su retrato descubre su verdadero rostro. Esto sucede mucho después de haber sido este pintado. En el tiempo pasado entretanto se había entregado a vicios perversos y ocultos. La política educativa, tanto nacional como nacionalista, la primera empobreciendo los contenidos y reduciendo la exigencias y la segunda falseando la historia e intentando modelar a las personas, son consideradas por los sociólogos intuitivos –y seguramente por alguno profesional, no estoy al tanto de sus trabajos sobre nuestra sociedad y nuestra cultura- como la causa insidiosa de tanta degeneración.
Un electorado ignorante y adoctrinado es el componente indispensable, junto con una clase política demagógica y maquiavélica, para convertir –en un nuevo proceso constituyente informal pero mucho más profundo que transforma en papel mojado cualquier constitución escrita- una posible democracia liberal en una tiranía de las mayorías dirigida por oligarquías defensoras de intereses restringidos.
Lo que se destruye es el Estado de Derecho, porque este precisa de principios que insuflen espíritu a la ley (Montesquieu dixit, pixit), y estos, a su vez, de ciudadanos responsables, esto es, formados e informados y, sobre todo, formados e informados en/sobre principios. Largo sería de exponer los tortuosos caminos de la cultura de la degradación.
Pues bien, amigos, estamos finalizando la legislatura de la “crispación” y conviene hacer balance. ¿Cuál es la misión que la democracia atribuye a la oposición política?: el control y la denuncia de la actividad del Gobierno. Una oposición que secunda se parece mucho a una filial del Partido Único. Así pues la oposición del Partido Popular ha cumplido con su misión, al menos con la misión que le encomendamos sus votantes, a falta de poder ejercer las tareas ejecutivas y la iniciativa en las legislativas.
Se puede decir que en estos 4 años ha habido más tensión, que la oposición se ha excedido en su denuncias o sus controles, aunque en estas cosas los excesos no sean tan graves, excepto si impiden la gobernabilidad. Pero el comienzo de este período político no pudo ser más “explosivo”, y las políticas del Gobierno no han podido ser, por un lado, más superficiales, y por otro más divisoras. Se han desenterrado los muertos de la guerra civil, se ha propuesto una educación para la ciudadanía que de la puntilla final a la destrucción de la educación en los valores, se ha apostado por un proceso de deslegitimación de las víctimas del terrorismo y legitimación democrática de los violentos y contrarios ¡a la democracia!, se ha comenzado un nuevo proceso constituyente y desintegrador a través de la aprobación de nuevos estatutos, que sólo sirven para aumentar las Administraciones públicas pese a la reducción de las titularidades de la central,....etc etc.
Y en este contexto de fin de legislatura finiquitadora del Estado de Derecho y de España, leo un artículo del Magazine del El País, escrito por Juan Cueto, en el que se habla de la propaganda electoral por Internet. Deduzco por lo que leo que la paz solo se logra expulsando a la derecha. Es lo que se lee entre líneas una y otra vez en estos panfletos políticos disfrazados de reflexión indiferente. Un gobierno único de la izquierda sobre un país callado, sin voz, sin oposición, sobre un cementerio político en el que la ausencia de crispación y el consenso implican necesariamente la ausencia de vida, excepto, naturalmente, la del sepulturero.
Dice Cueto que la batalla de Internet, lucha maniquea dónde las haya en la que los buenos y los malos son perfectamente identificables como jóvenes de izquierda y “cachorros de la derecha”, mejor llamados “ciberfachas”, puede considerarse desde dos ópticas, que Cueto denomina “grandes teorías”:
1)- Que la juventud de derechas, ya (des-)calificada en el párrafo anterior, maneja mejor la Red, que se ha hecho con ella, y que la utiliza para escribir largas parrafadas cuyo contenido esencial son “ad hominens”. Y es que la derecha está “genéticamente reñida con la moderna cultura de la imagen en todas sus manifestaciones”, lo que nos lleva a la segunda gran tontería, perdón, teoría:
2)- Que la juventud de izquierdas, que forma la “ciberprogresía”, como es creativa con las imágenes (léase, siguiendo el aforismo de Nietzsche de que “toda alabanza implica una censura”, que la de derechas es infértil para otra cosa que no sea largas parrafadas de ad hominens), va a ganar la batalla de “las ideas” de Internet. Lo último lo entrecomillo, porque él no lo dice en esos términos, pero es obvio que lo que ha de transmitirse, con imágenes o palabras, son ideas. Si bien hay que admitir que implícita e inadvertidamente Cueto reconoce la agrafía de la juventud que le acompaña “ideográfica” que no ideológicamente, producto de la “alta escuela” de esta democracia. Aunque la izquierda, al fin y a la postre, tiene mucho de simbología vacía.
En resumen las dos perspectivas indicadas, que desde luego sería muy pobre considerar como únicas, apuntan claramente a una juventud de internautas de derechas compuesta por zoquetes con logorrea e incapacidad argumental, y una juventud de izquierdas creativa aunque, dada su juventud y los tiempos de gran desarrollo en tecnologías de la comunicación que nos ha tocado vivir, más creadora y manipuladora de imágenes que de palabras (bien pensado ambas cosas son vehículos de comunicación y ambas símbolos, pero ese es otro asunto).
La lucha maniquea en la red no puede tener mejor definidos sus actores, buenos y malos. Se critica así agriamente a los críticos del poder, primero englobándolos dentro del término “ciberfachas”, y después declarando sutilmente que solo saben ladrar, porque carecen de ideas.
La defensa del poder toma muchas formas. A la que esta última legislatura nos tiene acostumbrados es a la de la “crispación”. Los desmanes, desaguisados y despropósitos del Gobierno no son criticables. Lo es, en todo caso, aquel que los critique. Se practica la política de “matar al mensajero de malas noticias”, en este caso en su proyección mediática en la ciudadanía de la democracia. Dicha política era la que practicaban -¿lo adivinan?- los déspotas por antonomasia, los Monarcas Persas. El malo no es quien hace un mal, sino aquel que lo denuncia, no es quien oculta sino quien pide transparencia.
Cueto afirma que Rajoy tiene ataques de pánico que le provocan excesiva sudoración. Le recomienda tomar algún ansiolítico apropiado para el debate con ZP, al que, visto que no quiso debatir con él la pasada campaña, teme. Pero ZP no es temible, ni como orador, ni como argumentador, ni como persona violenta. Es temible como demagogo y como violentador de sociedades. Es temible porque su talante esconde rencor, porque sus superficiales filias solamente representan sus profundas fobias.
Los titiriteros y amanuenses de tercera contratados para la propaganda y el insulto gratuito –aunque cobrando discretamente por ello su precio- podrán seguir crispando. Pero la mirada crítica sabe de dónde procede verdaderamente la crispación.
La sociedad española no se atreve a mirar a sus “representantes” a la cara, para ver en lo que se han convertido, como Dorian Gray temía mirar su “representación” en el lienzo. Tememos, con verdadero pánico, provocador o no de sudoración, que ESO que se ha pintado dentro del marco de nuestra Democracia seamos nosotros.
Publicado originalmente el el Blog de Ciudadanos por la democracia.
ResponderEliminarTeneis un premio blogocósico en mi casa. Igual os sobra un minuto y pasais a recogerlo :P
ResponderEliminarSímbolos ideográficos y palabras son medios de comunicación, pero convendrás que la escritura ideográfica es un estado primitivo o anterior de la escritura alfabética (o sea, Grecia, Roma), con lo que eso conllevaba para el desarrollo del pensamiento abstracto, la discusión racional y la fluidez en la transmisión de ideas. Es normal que a la gente que desconfía de la civilización le guste volver a las cavernas, o en grado menor a los faraones egipcios.
ResponderEliminarLos ciberprogres, por costumbre carecen de una base argumentativa, si acaso mínima, tanto en el uso de razonamientos lógicos (pues eso exige mas capacidad de abstracción y menos fe ideológica) como en el conocimiento de datos empíricos (siempre repiten los mismos ejemplos y los usan no como ilustración de sus tesis sino como tesis en si mismas, por ejemplo: Guerra de Irak).
A lo mejor Cueto a lo que se refiere es a la diferencia entre discusión racional y argumentada y propaganda filo-marxista. En eso siempre ganara la izquierda socialista pues es su medio natural.
También me gustaría saber que entiende el señor Cueto por parrafadas "ad hominen" de chicos de derechas, a lo mejor se refiere a los magníficos e interesantes artículos y comentarios que hacéis en este blog y que él, probablemente, no entienda (como buen papel-progre).
PD: para añadir al vocabulario político;
"Papel-progre: dícese del "intelectual" de izquierdas o progresista, por lo general de mediana edad o edad avanzada, que escribe (ya a duras penas) textos de mas de 100 palabras en los periódicos y revistas en papel cuyo único propósito es dar excusas pseudo-racionales que justifiquen la exclusión de la derecha y de la religión de la vida política y social."
"ciber-progre: dícese de un papel-progre, por lo general de edad joven, que al no es capaz de escribir mas de 100 palabras con sentido recurre a dibujos, imágenes o símbolos ideográficos para trasmitir sus pensamientos e ideas, la principal de ellas que es necesario excluir a la derecha y la religión de la vida política y social."
Ambas son definiciones provisionales y admiten mejora.
PPD: Hacía tiempo que no os leía, me gusta la nueva imagen de la bitácora.
Estoy completamente de acuerdo en lo de Dorian Grey. Da miedo mirar a la clase política española actual. Hace tiempo que me vino a la cabeza lo de la "estultocracia", el gobierno de los más tontos.
ResponderEliminarY no obstante ser una majadera simpleza lo de Cueto, creo que hay un transfondo de verdad práctica en eso de las imagenes. La simbología vacía que citas la manejan como nadie, eso sí, apoyándose en un gran despliegue mediático mayoritario y confortable. El mismo ZP, independientemende de las ideologías, tiene algo de producto marketiniano, que diría Mejide, estratégico, que encaja perfectamente en la sociedad española de hoy. Debe ser Rajoy el que muestre la pintura real, el retrato degradado que hay debajo de esa envoltura de atractivo celofán.
Por eso, Sr. RAjoy, queremos debates.
Pero es que es mentira que haya más crispación, para mí crispación fue lo que hubo los dos últimos años de la legislatura anterior, con carteles, pintadas y pegatinas en cualquier sitio, con manisfestaciones "millonarias". Por ejemplo el dueño del bar donde desayunaba me colocó una pegatina de IU del no a la guerra y a ver que decías. Todo este proceso acabó el 13M donde se cercaron las sedes del PP ante la pasividad de éste. Ese día muchos dijimos basta, y eso es lo que los crispa, que si por ejemplo alguien intentando reverdecer viejos laureles laureles con el no a la guerra y Aznar asesino le sueltes si, si es que la guerra de Afganistán es una verguenza, ¿te has enterado que el otro día nuestros soldados mataron a un civil?.
ResponderEliminarEn cuanto a Juan Cueto evidentemente lo que añora son los años ochenta, donde el modelo de periodista crítico era Pilar Cernuda, siempre un paso al lado y dos para atrás. Donde era doctrina pacífica que el Reino Unido había entrado en una gran depresión con graves problemas sociales por culpa de la Thatcher, y en los Usa Reagan, un abuelo canceroso y estúpido estaba llevando al país al abismo con los reaganomics. Donde se despreciaban las propuestas de bajada de impuestos ridiculizando la teoría de que bajando impuestos mejoraba la economía y subiría la recaudación. Éste era el ambiente donde Cueto se sentía relajado y no crispado. El que haya voces, aunque sea en internet, que vallan a su bola, muchas veces peleándose entre ellos, pero siempre defendiendo doctrinas que consideraba arrumbadas en sus años dorados es lo que le crispa, pero ese es su problema no nuestro.
El consenso de la transición se ha roto, pero han sido los socialistas, los que tras dos años de acoso y tras el golpe de fuerza del 13M se sintieron capaces de derogarlo e imponer su consenso. El encontrarse con que nos resistíamos a aceptar su consenso y que eran incapaces de imponerlo por las bravas les ha llevado a recordar el viejo consenso para intentar primero cargarnos el mochuelo de su destrucción, y después aprovechar nuestar mala conciencia para obtener un nuevo consenso a medio camino entre los dos. Aquí es donde nos debemos oponer no hemos sido nosotros los que hemos roto el consenso y si se quiere uno nuevo habrá que partir desde cero y ver lo que cada uno está dispuesto a ceder. Evidentemente cuando hablo de nosotros me refiero a "la derecha extrema", "los facha" y en general al que no se encuentre enclavado dentro de las "fuerzas de progreso".
¡¡Menudo tandem forman los estultócratas propuestos por Jinete y los papel (de WC)progres propuestos por Alberto Neira!!!...una máquina de poder perfectamente engrasada, hecha de imágenes burdas y poder descarnado que a través de las manifestaciones "millonarias" de las que nos habla Framling o de cualquier otro medio ("como sea, vamos", ZP dixit) busca triturar cualquier forma de oposición.
ResponderEliminarQue triunfen o fracasen en las próximas elecciones nos dará un "fresco" la mar de representativo del verdadero rostro de nuestra democracia.