Hitler era el epítome de su época, por eso era admirado en toda Europa a principios de los años 30: autoritario, antisemita, vehemente, nacionalista, ateo, racionalista, obrerista. Si viviera hoy, presumiría de ecologista, pacifista, democrata, racionalista, ateo, progresista, antisionista, pero igual de cabron y persiguiendo los mismo objetivos: el poder.
Un amoral sin escrupulos metido en politica nunca va a a decir lo que es. Para robar, matar y tomar el poder es mejor adornarse de bondad, es decir, de los valores de la época. Los criminales que atacan por la espalda siempre pregonan que son los mejores de entre todos los hombres.
Y así, adornandose de bueno, el politico criminal obtiene los votos de la pobre gente credula. Esa pobre gente que se cree que por estar en sintonia con los tiempos uno va a ser mas dificil de engañar. El mas desprotegido del engaño es el que se cree listo y en realidad es un pobre desgraciado, que corre inconsciente detras de la masa, intentando confundirse con las corrientes de moda.
Porque el pobre desgraciado necesita tanto como el politico criminal las ideas de moda. Necesita algo con lo que identificarse y que le haga sentirse superior.
Desgraciadamente, eso lo saben, o mas bien lo intuyen los expertos en propaganda, que ejercen sus artes en los telediarios, pero tambien en el mas inocente de los concursos y en general en toda la basura putrefacta de la televisión. Televisión que envilece a la masa como nunca antes en la historia.
El pobre desgraciado se siente moderno por hacer o decir nimiedades, ritos absurdos, pero que son simbolos de su ruptura con el pasado, como signo de que se está en algo nuevo , y por tanto, que uno es de los elegidos que "entiende" los nuevos tiempos.
Ese tipo de desgraciados son el blanco de los politicos que juegan a suministrarle valores nuevos de consumo. Y el pobre desgraciado los fagocita con la misma mentalidad y actitud que la que tiene cuando cambia de móvil o de coche. El objetivo es el mismo: la exhibición. De la misma forma que exhibe su última compra, exhibe estar a la última defendiendo la humanidad de los monos o el calentamiento global.
El politico criminal y sin escrupulos solo tiene una politica: la de su departamento de marketing, que constantemente saca nuevos productos: la ecologia, el calentamiento, el enfriamiento, los homeles, el mono humano, la violencia de genero,.... De la misma forma que los grandes almacenes dicen "ya es primavera en el corte ingles", el politico criminal lanza "hoy tocan las mujeres maltratadas y el protocolo de kioto"
Si el politico criminal antes creaba un régimen nacional socialista, ahora ese mismo criminal crea regímenes nacionalistas-socialistas. Si antes declaraba la guerra, ahora declara la paz y estigmatiza a los que no se atan de manos para dejarle hacer a su antojo. Ahora es mucho mas eficaz paralizar que aniquilar.
Un enemigo vivo es una amenaza que el politico criminal necesita para vender a los pobres desgraciados que le votan, porque sin enemigos no puede haber unión en torno al líder. Un enemigo muerto no tiene esas propiedades benéficas. Además un oponente vivo mas tarde puede ser un esclavo convertido por la propaganda.
La diferencia de un politico criminal de los años treinta y uno de ahora es que ambos hablan de paz mientras empujan, insultan, toman el poder con el engaño, utilizan sicarios asesinos y apuñalan por detrás. Pero, mientras que para el de los años 30 eso era solo un paso previo para la guerra, en el segundo caso, el politico criminal moderno nunca la declara y se queda siempre en esa fase.
¿Para que declarar la guerra a la oposición si la puedes ir eliminando poco a poco sin perder el manto de bondad ante los pobres desgraciados que te votan?
¿Para que dar un golpe de estado a cara descubierta si puedes dar uno encubierto?
No olvidemos que el politico criminal moderno no puede vivir sin el valor supremo de nuestra época: la democracia. Por tanto no puede prescindir de los votos, y, por tanto, de su manto de bondad. El politico criminal se ve forzado a no abandonar la fase de insultos, mentiras, utilización de sicarios, accidentes terroristas oportunos y dosificar su agresión con paciencia. Nunca puede declarar una guerra abierta, o los pobres desgraciados no se sentiran superiores votándolo y perderá el poder. No se puede ir contra los valores de cada época y pretender seguir arriba.
he aqui la clave de nuestra época. El mal sigue intacto, los psicópatas metidos a politica hacen su Agosto. Se asesina y se pacta con asesinos, pero los golpes se dan por debajo de la cintura. y el politico criminal no lleva guantes, sino puñal, y el nunca lo empuña, para eso tiene a los fontaneros. El espectaculo se desarrolla delante de los pobres desgraciados que le votan, pero , como el mal árbitro que no corre cerca de la jugada, los pobres desgraciados ni se enteran ni quieren enterarse.
Los pobres desgraciasos preferen vivir en el mundo de colores que les fabrica el departamento de marqueting del politico criminal a cambio de su voto.
Un amoral sin escrupulos metido en politica nunca va a a decir lo que es. Para robar, matar y tomar el poder es mejor adornarse de bondad, es decir, de los valores de la época. Los criminales que atacan por la espalda siempre pregonan que son los mejores de entre todos los hombres.
Y así, adornandose de bueno, el politico criminal obtiene los votos de la pobre gente credula. Esa pobre gente que se cree que por estar en sintonia con los tiempos uno va a ser mas dificil de engañar. El mas desprotegido del engaño es el que se cree listo y en realidad es un pobre desgraciado, que corre inconsciente detras de la masa, intentando confundirse con las corrientes de moda.
Porque el pobre desgraciado necesita tanto como el politico criminal las ideas de moda. Necesita algo con lo que identificarse y que le haga sentirse superior.
Desgraciadamente, eso lo saben, o mas bien lo intuyen los expertos en propaganda, que ejercen sus artes en los telediarios, pero tambien en el mas inocente de los concursos y en general en toda la basura putrefacta de la televisión. Televisión que envilece a la masa como nunca antes en la historia.
El pobre desgraciado se siente moderno por hacer o decir nimiedades, ritos absurdos, pero que son simbolos de su ruptura con el pasado, como signo de que se está en algo nuevo , y por tanto, que uno es de los elegidos que "entiende" los nuevos tiempos.
Ese tipo de desgraciados son el blanco de los politicos que juegan a suministrarle valores nuevos de consumo. Y el pobre desgraciado los fagocita con la misma mentalidad y actitud que la que tiene cuando cambia de móvil o de coche. El objetivo es el mismo: la exhibición. De la misma forma que exhibe su última compra, exhibe estar a la última defendiendo la humanidad de los monos o el calentamiento global.
El politico criminal y sin escrupulos solo tiene una politica: la de su departamento de marketing, que constantemente saca nuevos productos: la ecologia, el calentamiento, el enfriamiento, los homeles, el mono humano, la violencia de genero,.... De la misma forma que los grandes almacenes dicen "ya es primavera en el corte ingles", el politico criminal lanza "hoy tocan las mujeres maltratadas y el protocolo de kioto"
Si el politico criminal antes creaba un régimen nacional socialista, ahora ese mismo criminal crea regímenes nacionalistas-socialistas. Si antes declaraba la guerra, ahora declara la paz y estigmatiza a los que no se atan de manos para dejarle hacer a su antojo. Ahora es mucho mas eficaz paralizar que aniquilar.
Un enemigo vivo es una amenaza que el politico criminal necesita para vender a los pobres desgraciados que le votan, porque sin enemigos no puede haber unión en torno al líder. Un enemigo muerto no tiene esas propiedades benéficas. Además un oponente vivo mas tarde puede ser un esclavo convertido por la propaganda.
La diferencia de un politico criminal de los años treinta y uno de ahora es que ambos hablan de paz mientras empujan, insultan, toman el poder con el engaño, utilizan sicarios asesinos y apuñalan por detrás. Pero, mientras que para el de los años 30 eso era solo un paso previo para la guerra, en el segundo caso, el politico criminal moderno nunca la declara y se queda siempre en esa fase.
¿Para que declarar la guerra a la oposición si la puedes ir eliminando poco a poco sin perder el manto de bondad ante los pobres desgraciados que te votan?
¿Para que dar un golpe de estado a cara descubierta si puedes dar uno encubierto?
No olvidemos que el politico criminal moderno no puede vivir sin el valor supremo de nuestra época: la democracia. Por tanto no puede prescindir de los votos, y, por tanto, de su manto de bondad. El politico criminal se ve forzado a no abandonar la fase de insultos, mentiras, utilización de sicarios, accidentes terroristas oportunos y dosificar su agresión con paciencia. Nunca puede declarar una guerra abierta, o los pobres desgraciados no se sentiran superiores votándolo y perderá el poder. No se puede ir contra los valores de cada época y pretender seguir arriba.
he aqui la clave de nuestra época. El mal sigue intacto, los psicópatas metidos a politica hacen su Agosto. Se asesina y se pacta con asesinos, pero los golpes se dan por debajo de la cintura. y el politico criminal no lleva guantes, sino puñal, y el nunca lo empuña, para eso tiene a los fontaneros. El espectaculo se desarrolla delante de los pobres desgraciados que le votan, pero , como el mal árbitro que no corre cerca de la jugada, los pobres desgraciados ni se enteran ni quieren enterarse.
Los pobres desgraciasos preferen vivir en el mundo de colores que les fabrica el departamento de marqueting del politico criminal a cambio de su voto.
Olé!!! (sin palabras)
ResponderEliminarSolo falta reconocer que tras la competición política de producción de males, a la larga solo quedan los políticos criminales (alga la redundancia). Los idealistas engañados duraran poco o dejaran de ser tales pronto.
ResponderEliminarHomeles?
ResponderEliminarPa copypastear tochos en ingré cuando improvisas resultas raro.
Así que Hitler era un racionalista. Así, con dos cojones y un palo. ¿Y las notas a pie de página?
ResponderEliminarSi [Hitler] viviera hoy, presumiría de ecologista, pacifista, democrata, racionalista, ateo
ResponderEliminarJ, hay que leer bien, no basta con leer. Es una idea muy buena, nunca se me había ocurrido.
Efectivamente que hay que leer bien, no puedo estar más de acuerdo:
ResponderEliminar"Hitler era el epítome de su época, por eso era admirado en toda Europa a principios de los años 30: autoritario, antisemita, vehemente, nacionalista, ateo, racionalista, obrerista".
Pues yo creo de que si, Hitler y el partido Nazi es una mas de las corrientes fundadas en el arrinconamiento de la tradición y la idea de que todo se puede reconstruir desde cero partiendo de una utopia y basandose en la razón para edificara. Es la confianza en la razon de algunos esclarecidos lo que precisamente justifica la violencia salvaje sobre los que no obedecen sus planes. Exactamente igual que los Jacobinos franceses, y posteriormente los socialistas marxistas. No hay ninguna diferencia excepto el tipo de utopia.
ResponderEliminarEn realidad todo racionalista que cree que conoce la verdad en politica no dejará de aplicarla y lógicamente no se parará en cuestiones morales sobre los métodos para llegar a los fines. Como no repara en el sufrimiento de los cobayas el que está seguro de que va a conseguir un remedio contra el Cáncer.
El racionalismo, como creencia en la posibilidad de conocimiento absoluto lleva lógicamente al totalitarismo. Era totalitario porque era racionalista.
Aun suponiendo que el proyecto hitleriano fuese efectivamente una ruptura absoluta con la tradición y el pasado, que ya es suponer, no está de más recordar que no es exactamente lo mismo un utópico que un racionalista. Pero, vamos, que incluso eso es mucho suponer, e ignorar la ideología volkisch que se había fraguado en Alemania desde, al menos, las guerras napoleónicas (Herder, Fichte, Vater Jahn, los Vandervögel...), el antisemitismo de tradición luterana, la influencia de Meister Eckhardt, de Hölderlin, etc, etc, etc. Les sugiero que lean a Peter Viereck o a Modris Eksteins, y no tanto a Pío Moa, que de esto no tiene ni puñetera idea y sólo copia (mal) a Paul Johnson.
ResponderEliminarEn fin, yo creía que Hitler era un romántico, un artista fracasado, un admirador incondicional de Wagner que descubrió su vocación política asistiendo a una representación de Rienzi; pero ahora va a resultar que se pasaba las horas muertas estudiando a Leibniz. Cosas veredes.
Me alegro que cuestiones este punto tan lateral de mi post, eso quiere decir que estás de acuerdo con el resto de él.
ResponderEliminarCelebro que compartas casi todo lo que yo digo aqui y añadas tu grano de arena al mio para desenmascarar y denunciar a los criminales de hoy que dan golpes de estado encubiertos y se apoyan en terroristas o ambas cosas.
Con respecto a la cuestión nimia en la que no estamos de acuerdo, Hitler era un romantíco, si, pero no entiendo por qué lo es Hitler y no lo son los comunistas rusos. Ambos comparten el espiritu de su época: utópico, vehemente, violento y racionalista.
Una vez abanndonada toda tradición, cuando se quiere construir todo desde cero, solo queda el romanticismo utópico y su herramienta, la razón. Tanto loa nazis como los comunistas, como los jacobinos de la revolución francesa, que ahora están retornanddo después de la caida del marxissmo, adoraban y adorann la razón, oduaban la tradición y son radicalmente utópicos y se apoyaban en la ciencia, prostituyendola para sus designios.
Hablandoo de jacobinos, la izquierda actual ha readaptado no solo a Rousseau sino todo el espiritu jacobino. Como antes, los jacobinos hacen énfasis en la razón, y justifican todo basandose en ella, pero es solo un escudo para dar rienda suelta a su visión utópica. No todos los criminales modernos y antiguos obraban por el poder y para si mismos, sino por una mezcla de eso, que es lo principal y su visión utópica de un mundo mas perfecto en el que ellos mandan, por supuesto.
Entonces, por curiosidad, memetic warrior, como sería un político no criminal según tú?
ResponderEliminarJ,
ResponderEliminarmíralo desde este punto de vista (Hayek en Camino de servidumbre):
[...] El camino más eficaz para hacer que todos sirvan al sistema único de fines que se propone el plan social consiste en hacer que todos crean en esos fines. Para que un sistema totalitario funcione eficientemente no basta con forzar a todos para que trabajen en los mismos fines. Es esencial que la gente acabe por considerarlos como sus fines propios. [...]
Para que todos trabajen en esos mismos fines, podemos pensar en 1) Convencer a todos o 2) Tomar elementos universales o aun comunes en cierto ámbito de manera que la integración en un grupo o la asunción de una ideología sea más o menos (cuanto más posible) automática.
Sigue Hayek:
[...] El líder totalitario puede guiarse tan sólo por una instintiva aversión hacia el estado de las cosas que ha encontrado y por el deseo de crear un nuevo orden jerárquico que se ajuste mejor a su concepto del mérito; puede, simplemente, saber que le molestan los judíos, que parecían tan afortunados dentro de un orden que a él no le proporcionada un puesto satisfactorio, y que ama y admira al hombre alto y rubio, a la "aristocrática" figura de las novelas de su juventud. Así, estará dispuesto a abrazar las teorías que parecen procurarle una justificación racional de los prejuicios que comparte con muchos de sus compañeros.[...]
Hablas de que es imposible ignorar el luteranismo, las guerras napoleónicas, el völkish (incluso la pérdida del corredor polaco, podemos añadir, etc...).
No niego el carácter romántico o mitológico de la génesis del nazismo, pero aquí se acaba la coincidencia. Hitler bien pudiera haber asimilado la tauromaquia o el respeto a los ancestros chinos si se hubiera prestado a sus fines (por poner un ejemplo). El ascenso de Hitler y otros genocidas fue una labor de diseño e ingeniería social que se aleja del historicismo o de cualquier otra explicación por muy aceptada que esté.
Sigue Hayek,
El extendido aborrecimiento de la civilización industrial y un romático anhelo por la vida en el campo, unidos a la creencia, probablemente errónea, del valor especial del campesino como soldado, suministran la base para otro mito: Blut und Boden ('sangre y tierra'), el cual no sólo expresa valores últimos, sino una multitud de creencias sobre causas y efectos, que no pueden discutirse una vez convertidas en ideales que orientan la actividad de la comunidad entera.[...]
El mito Sangre y Tierra, tan de actualidad en España por sus nacionalismos periféricos.
Pensar que Hitler fue la consecuencia inevitable de estos mitos o de las decisiones de Woodrow Wilson tras la IWW es la teoría aceptada, pero a mi me parece una (aceptada) memez.
Me es harto difícil imaginar que el nazismo hubiera sido posible sin Hitler de la misma manera que el estalinismo hubiera sido posible sin Stalin. (No hay más que repasar la evolución desde la rev. rusa).
Y volviendo a lo del racionalismo, creo que eres la primera persona que lo separa tan rotundamente (e incomprensiblemente) del fondo de ingeniería social que, digas lo que digas (disfrazado de movimiento romántico, marxismo, etc...), ha caracterizado las tiranías del siglo XX: el poder.
Stewie: para mi todos los politicos son un poco cabrones como mínimo. En circunstancias normales. En las anormales hay gente que merece el mayor de los respetos y alabanzas. Un ejemplo es el Pais vasco, donde no trae cuenta ser politico de cierto partido.
ResponderEliminarNo todos los idealistas son buenos, por otra parte:
Otra cosa son los criminales, que necesitan una mezcla especial de autoengaño idealista para camelar junto con psicopatía e hijoputez. y las ideas deben ser utópicas y justificar (implicita o explicitamente) cualquier medio.
Sólo un breve apunte sobre el tema que concentró los disparos: el racionalismo. Me parece que se persiste en la confusión que permite el término. Una cosa es el "racionalismo" filosóficamente hablando y otra la inevitable apelación a la "racionalización" humana, a justificar con "razones" (siempre serán del grupo que las emite y ahí está el quid de la cuestión) las banderas e ideas, las utopías o sueños, las mentiras o promesas desconcertantes y engañosas de los líderes y de los intelectuales, etc. (es mi tema preferido, de modo que para no abundar os remito a mi blog que ya conoceis; o sea, no por ganar lectores...)
ResponderEliminarLo siguiente es preguntarme: ¿por qué ambos usan ese término -entre otros- si no porque... se lo ha pedido a cada cual "el cuerpo", quiero decir, "su propio cuerpo ideológico" (para más señas: el que pretende "así" poner en cuestión al otro y el que pretende "asá" defenderse)?
Lo demás es interesante y en mucho coincido con el post, incluso con la crítica que esconde hacia posiciones socialdemócratas, al menos en lo que a denuncia de los hechos se refiere. Pero creo que el tema no se "desvió" ni se "ignoró" porque sí y de ello extraigo, al menos yo, una nueva evidencia, tal vez demasiado evidente, pero... qué le vamos a hacer; ya lo dije, el tema es mi favorito y creo que tiene mucha enjundia.
Ah, al respecto: todos los políticos son cabrones; nada de "un poco". Hoy ni siquiera puede alcanzar el poder uno que sea "un poco", eso... se-a-ca-bó.
Au revoir mes amis.
Dhavar, claro que puedes
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