El norteamericano medio pasa cada noche 7,5 horas en la cama pero sólo duerme 6,1 horas, lo cual es una hora menos que en 1970 y entre dos y tres horas menos que en 1900. Además, los norteamericanos no suelen dar cabezadas o dormir la siesta. La mayoría de nosotros dormimos solos, o con un solo compañero/a, en camas blandas, elevadas sobre el suelo y forzamos a los niños y bebes a dormir como adultos en sus habitaciones aislados, o casi aislados, con muy pocos estímulos sensoriales: poca o ninguna luz, sin ruidos, sin olores y sin actividad social.
Somos libres de preferir estas costumbres, pero desde un punto de vista histórico y evolucionista son costumbres modernas, y extrañas, si las comparamos con la forma en que se ha dormido en el pasado en el mundo e incluso en la actualidad en la mayor parte del planeta. Una recopilación de estudios acerca de cómo dormían los cazadores recolectores, los pueblos de pastores e incluso los agricultores de subsistencia, sugiere que, hasta tiempos muy recientes, los humanos rara vez dormían solos, en condiciones de aislamiento, sin compartir la cama con niños y otros miembros de la familia; la gente pegaba cabezadas durante el día, y, normalmente, dormían más de lo que lo hacemos nosotros.
Un cazador recolector Hazda típico se levanta al amanecer (siempre entre las 6:30 y las 7:00 en el ecuador), disfruta de una cabezada (o más bien siesta) de 1-2 horas al mediodía y se va a la cama a las 21:00. Además, esta gente no suele dormir de un golpe toda la noche, sino que consideran normal despertarse a mitad de la noche y dormir luego un “segundo sueño”. En las culturas tradicionales las camas suelen ser duras y la ropa de cama es mínima, para evitar piojos, pulgas y demás. Estos pueblos también están acostumbrados a dormir en un ambiente mucho más complejo sensorialmente, normalmente con un fuego cerca, escuchando los sonidos del mundo exterior, y tolerando los ruidos que hacen los demás, sus movimientos, y ocasionalmente las actividades sexuales de los mismos.
Hay muchas razones que dan cuenta de la razón de que nosotros durmamos de una manera tan diferente. Una de ellas es que la Revolución Industrial nos trajo cosas como la luz eléctrica, la radio, televisión y otras fuentes de entretenimiento, que nos entretienen y estimulan más allá de la hora evolucionistamente normal de acostarse. Por primera vez en millones de años, buena parte del mundo puede quedarse despierta hasta tarde y sufrir en mayor o menor medida deprivación de sueño. Además de esto, mucha gente sufre insomnio porque experimenta estrés por una mezcla de razones físicas y psicológicas: demasiado alcohol, malas dietas, falta de ejercicio, ansiedad, depresión y preocupaciones diversas. Es posible incluso que el inusual ambiente libre de estímulos en el que nos gusta dormir promueva el insomnio.
Dormirnos es un proceso gradual en el que el cuerpo pasa por varios estadíos de sueño ligero y el cerebro se va haciendo progresivamente menos consciente de los estímulos exteriores entrando por fin en un sueño profundo en el que ya no somos conscientes del mundo exterior. Durante la mayor parte de la evolución humana, este lento proceso puede haber sido una adaptación para evitar caer de golpe en un sueño profundo en circunstancias peligrosas, tales como que hubiera leones en la proximidad. Tener un primer sueño y un segundo sueño puede también haber sido adaptativo. Quizás el insomnio ocurra a veces porque al aislarnos en dormitorios individuales no oímos ruidos que han sido normales desde el punto de vista evolucionista, como el crepitar del fuego, la respiración y voces de otra gente, las hienas aullando en la distancia, ruidos que aseguraban a nuestro cerebro subconsciente que todo marchaba bien (igual es por esto que a mucha gente le gusta quedarse dormido con la televisión o la radio, que proporcionan una mayor riqueza sensorial con voces de gente, etc. y simularían ese mundo exterior de la sabana).
Sea como sea, la realidad es que cada vez dormimos menos, y menos bien, que nuestros ancestros, y al menos un 10% de la población padece de insomnio. La falta de sueño no nos va a matar pero una deprivación continuada de sueño impide al cerebro trabajar de forma apropiada y no es buena para la salud. Algunos estudios sugieren incluso que el efecto de una deprivación crónica de sueño es similar a la del envejecimiento. Durante el sueño el organismo secreta hormona del crecimiento, que estimula el crecimiento global, la reparación celular y la función inmune. La deprivación de sueño impide este aumento de hormona del crecimiento y promueve, por contra, la secreción de cortisol, que es la hormona del estrés y pone al organismo en un estado de alerta. Los niveles crónicamente elevados de cortisol deprimen la inmunidad, interfieren con el crecimiento, y aumentan el riesgo de diabetes de tipo II. La falta crónica de sueño también promueve la obesidad. Durante el sueño normal los niveles de la hormona leptina suben y los de otra, la ghrelina bajan. La leptina suprime el apetito y la ghrelina lo estimula, de manera que estos cambios evitan que tengas hambre mientras duermes. Sin embargo, cuando no duermes de forma persistente, la leptina cae y la ghrelina sube señalando un estado de hambre al cerebro, independientemente de lo bien alimentado que estés. La gente con falta de sueño tiene más apetencia por comidas, especialmente carbohidratos.
También puede influir que en el mundo occidental hemos ido adoptando progresivamente una visión más individualista del ser humano. Con la invención de las paredes y la vida privada nos hemos ido encerrando cada uno en cápsulas ambientales individuales, olvidándonos de nuestra naturaleza social y grupal. Y esta visión del mundo es la que trasmitimos a nuestros bebés enseñándoles a dormir solos desde tempranas edades. Evidentemente, no podemos negar que la vida moderna tiene sus ventajas, pero tal vez también sus inconvenientes, y la calidad del sueño puede ser uno de ellos.
@pitiklinov
Referencia
"Dormirnos es un proceso gradual en el que el cuerpo pasa por varios estadíos de sueño ligero y el cerebro se va haciendo progresivamente menos consciente de los estímulos exteriores entrando por fin en un sueño profundo en el que ya no somos conscientes del mundo exterior."
ResponderEliminarLo más curioso es que la atonía muscular y la inhibición de las aferencias sensoriales propia de la parálisis del sueño, coincide con la fase de sueño REM. Durante el sueño profundo se conserva el control de los músculos voluntarios: http://en.wikipedia.org/wiki/Flowerpot_technique
El sueño profundo se alcanza gradualmente, pero la entrada en parálisis y al sueño REM es muy rápida. Si se permanece atento, la "desconexión" de las vías sensitivas y motoras en el cerebelo se experimenta como una rápida progresión que inicia con pérdida de sensibilidad en las extremidades, pérdida de la cinestesia que informa de la postura en la cama y, tras un intenso zumbido en la nuca, se recupera la sensibilidad, pero de un cuerpo que ya es fantasía onírica.
P.D. Por si apetece abundar en el sueño polifásico preindustrial:
"Sleep We Have Lost: Pre-industrial Slumber in the British Isles" de A. Roger Ekirch
http://chnm.gmu.edu/courses/omalley/626/ekirch.pdf
Esos niños durmiendo solos me recuerdan siempre a los experimentos de Harry Harlow con macacos (aislados y con madres de metal), y todo lo que se me ocurre que puede pasar de cara al futuro es malo.
ResponderEliminarEs interesantísimo como una moda, una tendencia cultural, un pequeño detalle social. puede marcar la diferencia de la humanidad a nivel global.
Muy buena entrada
Muy interesante, me ha encantado el texto, ya que aunque le damos muchas vueltas a alimentación o actividad durante nuestra evolución...apenas se lo hemos dado al sueño. Me ha gustado.
ResponderEliminarExcepto...porque has usado la palabra bizarro para decir que algo es raro! Y no, bizarro no significa extraño, significa "valiente"
Saludos
Tienes razón Raven, pues los psiquiatras lo hacemos muy mal porque hablamos mucho de conductas bizarras y de apariencia bizarra para referirnos a conductas extrañas o raras (influencias anglosajonas)
ResponderEliminarNO sólo el sueño se ha hecho más liviano, algunos dicen que hay mas diferencia en la consistencia y cantidad de las heces
ResponderEliminarInteresante entrada. No obstante, creo q es importante no caer en la falacia naturalista: no xq "lo natural" (q eso tb es discutible) sea tener esos hábitos de sueño , hay que hacerptarlos como buenos.
ResponderEliminarDormir todos juntos, con poca ropa, con ruido a lo mejor era evolutivamente ventajoso cuando tus vástagos podían morir de hipotermia y se los podían comer las fieras... Hoy en día esto no es así.
En las tribus de antaño tb era natural q el hombre dominara x su fuerza a la mujer y hoy en día hemos visto q eso no solo no es ventajoso xa la sociedad sino q es perjudicial.
Una cosa q no se puede discutir es el número de horas y de veces q se duerme al día xo la manera en que dormimos es un habito y x lo tanto está sujeto a cambios culturales.
No creo xa nada que sea perjudicial q los niños duerman en sus camas, en sus cuartos. Al revés, x haberlo vivido y comparándolo con la experiencia de gente q duerme con sus vástagos, solo veo ventajas: todos dormimos bien, nadie da patadas a nadie (los niños se mueven mucho de noche y las madres tenemos el sueño muy ligero...), cada uno tiene su lugar, nuestra vida de pareja no se ve perturbada...
Muy correcto y sensato tu planteamiento, Clara. Estoy de acuerdo en que no tenemos por qué volver a hábitos ancestrales ( no podemos, además, dado nuestro estilo de vida) pero uno de los puntos de estudiar los hábitos de sueño en otros tiempos y en otras culturas es que los occidentales no nos creamos el ombligo del mundo y consideremos normal lo que nosotros hacemos. Si nos marcamos como objetivo una normalidad que no tiene nada de normal pues muy bien, podemos hacerlo, pero vamos a pagar un coste, en este caso en el porcentaje de insomnio en nuestra cultura y también de ansiedad, depresión y otras patologías.
ResponderEliminarEl enfoque evolucionista nos ayuda a entender el origen de las cosas, la función para la que fueron diseñadas, luego nosotros podemos hacer otra cosa distinta. Un ejemplo similar sería el tema del cáncer de mama. Sabemos que retrasar la edad del primer embarazo aumenta su incidencia, que la lactancia tiene un efecto protector, etc. (http://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2012/09/evolucion-de-la-lactancia-y-la-mama_8.html)
Evidentemente luego tenemos que tener un trabajo y un piso antes de tener un hijo y no podemos dar pecho porque hay que ir a trabajar etc. Nuestro estilo de vida es el que es, pero saber cómo son las cosas siempre será bueno, aunque luego nos lo saltemos.
Y en cuanto al tema de los niños mi experiencia es muy diferente. Yo he seguido la costumbre occidental y hemos enseñado a nuestros hijos a dormir solos. Tal es así que el pequeño tuvo una temporada en que quería venir a nuestra cama (se despertaba por la noche y tenía miedo) y nosotros, por hacer lo correcto nos empeñábamos en devolverle a su cama, con lo que la noche era un trajín de idas y venidas. La cosa duró bastante y un día me dormí conduciendo. No puedo echar la culpa exclusivamente a ese hecho, pero no me cabe duda de que mi falta de sueño adecuado fue un factor muy importante en que me durmiera al volante. Si le hubiéramos dejado meterse en la cama se habría pasado esa temporada de miedo ( son etapas) y todos tan contentos. Me arrepiento de esa insistencia en que durmiera solo en su habitación ( y me arrepiento también de no haber parado y descansar)
En cuanto a las patadas podríamos hacer camas más grandes, no ? En una cama más grande mi hijo se habría despertado nos habría sentido y habría seguido durmiendo tan tranquilo
Gracias por tu comentario
Insistiría en lo del coste. No hacer lo "natural" implica un coste. Los cazadores recolectores han andado 10-15 km al día durante millones de años. Nosotros podemos quedarnos en el sofá y atiborrarnos a donuts, pero ahí están luego las cifras de obesidad, diabetes, hipertensión, etc. Vamos a pagar un coste en mortalidad, morbilidad, o en gatos sanitarios para evitar esa mortalidad y morbilidad.
ResponderEliminarMe parece un punto a tener en cuenta.
Pero no todo cambio implica un coste. Usemos uno de tus ejemplos. Supongamos que durante el paleolítico y en climas fríos, los seres humanos dormían junto a una hoguera encendida en una cueva (ya es mucho suponer, porque no tardarían en aprender a apagar la llama antes de acostarse, para que el ascua se consuma lentamente y un cambio en la dirección del viento no revoque la salida de humos asfixiando a los durmientes). Pues antes de eso, desde que éramos peces, nuestro sistema nervioso se ha adaptado a un ciclo de actividad sincronizado con los fotoperiodos del día terrestre. La noche sin fuego y sin luna es muy oscura. Nuestras neuronas liberan melatonina cuando nuestra retina deja de recibir estimulación lumínica. Así que más bien la excepción cultural que rompe la baraja circadiana no es dormir sin fuego, sino frente a sus llamas. Equivale a dormir boca arriba, a la intemperie, con el sol en el cénit y cielo raso. El cráneo cuece una sopa de serotonina.
ResponderEliminarY otro tanto se puede decir del resto de los ejemplos. Respondemos instintivamente a feromonas, a las formas corporales del sexo opuesto, a los rasgos faciales infantiles, a ciertos olores y sabores... y poco más. El resto es aprendizaje. Los simios lactantes duermen con su madre, pero en cuanto comen solos, cada cual se hace su nido de hojas para acostarse. Y follan de día, que para eso está. La privación sensorial auditiva es otro cantar. Una fuente suave y monótona de ruido blanco o tonos binaurales inducen la sincronización en onda lenta de los hemisferios cerebrales.
Creo que no te entiendo del todo, Masgüel. De acuerdo en que dormir con fuego fue una "modernez" en su momento,(como salir a andar sobre dos pies a la sabana, etc), pero cuando una modernez se repite 100.000 años deja de ser una modernez y se producen adaptaciones no sólo culturales sino también biológicas al nuevo cambio.
ResponderEliminarCon el ejemplo de quedarnos en el sofá, la modernez es no andar, pero si seguimos así 50.000 años ( y suponiendo que no hubiera medicina) los que tuvieran menos tendencia a engordar, dispararse la insulina con los dulces, etc., tendrían más hijos y desplazarían a los que tienen problemas con el sedentarismo En 50.000 años viviríamos felices como couch potatoes sin sufrir diabetes ni obesidad...
Pero sigo viendo costes (durante ese tiempo evolucionista en que se produce el desajuste), aunque por supuesto las ventajas sean mayores que los costes. A pesar del coste que el sedentarismo y otros hábitos tienen en enfermedades metabólicas, cáncer de mama, insomnio, etc., la realidad es que somos 7000 millones y superpoblamos el planeta
Por eso digo que no todo cambio implica coste. Muchos sí. Dormir poco es enfermizo y el sedentarismo es suicida.
ResponderEliminarPero va un trecho de ahí a afirmar, por ejemplo, como escuché una vez a un antropólogo, que en los espacios arquitectónicos debemos situar los puntos de luz a ras de suelo porque los seres humanos llevamos milenios haciendo hogueras y por eso encontramos confort en fuentes de iluminación bajas. Sin llegar a tales extremos, la psicología evolucionista es propensa a ese tipo de especulaciones.
ya, por supuesto, estamos de acuerdo. Es que algunos se pasan idealizando...
ResponderEliminarNo viene directamente al caso, pero, como dice Masgüel en su primer comentario, la entrada en fase REM no debe ser siempre tan gradual como suele decirse o no es la única fase donde se producen ensoñaciones.
ResponderEliminarLo afirmo por experiencia propia.
Muchísimas veces (unas inconscientemente y otras de forma totalmente consciente) he experimentado en primera persona el cambio de estado vigilia-sueño y a la inversa, pasando de la consciencia a la fase de ensoñamiento y revirtiendo el proceso a voluntad hasta decidir si abandonarme en las fantasías ensoñadas o mantenerme despierto.
Creo que esto es algo normal ¿verdad?, de lo que deduzco que o bien se para a la fase REM ya de entrada o se producen ensoñaciones en todas las fases del sueño, o, al menos, en la primera, sin duda.
"o bien se pasa a la fase REM ya de entrada o se producen ensoñaciones en todas las fases del sueño, o, al menos, en la primera, sin duda."
ResponderEliminarLo primero, seguro que no. Las alucinaciones hipnogógicas de un cerebro cansado mientras pierde la conciencia no son sueños. Si despiertas a alguien durante una fase de sueño REM, probablemente recordará lo que estaba soñando. Si lo despiertas durante una fase de sueño profundo, probablemente no recordará nada, pero hay quien informa recuerdo de sueños también en esa fase. De momento, no hay más tela que cortar.
"Muchísimas veces (unas inconscientemente y otras de forma totalmente consciente) he experimentado en primera persona el cambio de estado vigilia-sueño y a la inversa, pasando de la consciencia a la fase de ensoñamiento y revirtiendo el proceso a voluntad hasta decidir si abandonarme en las fantasías ensoñadas o mantenerme despierto."
Y eso te ocurre durante las últimas horas de la noche o al despertar de una siesta, ¿verdad?. Las fases de sueño REM se van haciendo más largas y menos separadas a lo largo de la noche. Después de cada fase REM se produce un breve despertar y durante las últimas horas de sueño es posible volver a entrar directamente en sueño REM. Por eso dan tanto juego.
Blogger se ha comido un comentario. Repito.
ResponderEliminar"la entrada en fase REM no debe ser siempre tan gradual como suele decirse"
Es que no es gradual. Es abrupta. Pero solo es posible entrar en fase REM directamente desde la vigilia durante el minuto siguiente (aprox) al despertar de otra fase REM. Intentarlo al acostarse es inútil. La entrada directa y repentina en fase REM es el problema de los narcolépticos:
http://www.youtube.com/watch?v=F8engeqwjpQ
Del minuto 40:45 al 47:15
Me gsuta tu blog y este post en concreto. Por eso me chirría tanto que traduzcas el bizarre inglés por bizarro/a (un falso amigo lo llaman los profesionales de las buenas traducciones), cuando en buen castellano quiere decir 'extraño' en tanto que bizarro, en este mismo idioma quiere decir valiente
ResponderEliminarPitiklinov ¿ te quedaste dormido conduciendo? Espero que no tuviera consecuencias desastrosas.
ResponderEliminarCreo que aquí aparece un problema muy común: distinguir lo aprendido (y por ende sujeto a cambios culturales) de lo biológico. Los límites son muchas veces confusos y en lo que a la manera de dormir se refiere tenemos un buen ejemplo de ello. Cuando hablas de las horas que se duermen, el sedentarismo, la edad del primer embarazo, la lactancia materna... creo que es obvio que son rasgos puramente biológicos y que la cultura no puede cambiarlos sin un coste como tú bien dices. SIn embargo hay "caracteres" que son puramente culturales y cuya modificación muchas veces no tiene ningún coste pudiendo incluso tener un beneficio claro. Te pondré como ejemplo la higiene y en particular la dental. La solución biológica a la falta de dientes son las muelas del juicio. ¿Tener que arrancarlas en algunos casos (aunque muchas veces se abuse y se arranquen muelas sin necesidad) se considera un coste? Yo no lo veo así. La higiene a la hora de asistir un parto es puramente cultural y no creo que se pueda decir en ningún momento que no tenga más que ventajas (y no hablo de la discusión parto natural/parto en hospital que es muy larga). Tú ves en el hecho de dormir aislados o acompañados una componente biológica cuando yo sólo veo una componente cultural. Por lo tanto no creo en absoluto que haya una necesidad biológica en que los niños duerman con los padres, que follemos delante de toda la comunidad :-) o que nuestras camas sean de paja y estén en el suelo. Otra cosa son las necesidades personales de cada niño y como las abordamos. Mi niño duerme en su cama sólo pero si está enfermo o tiene una pesadilla puede dormir con nosotros de forma excepcional. Pero ahí es donde entra la manera en que cada uno quiere o siente que ha de criar a sus hijos. Sigo sin pensar que le hago algún mal a mi niño cuando le "obligo" a dormir en su cuarto y en su cama.
Otro tema interesante es otra falacia que surge de tu post: un argumento lógico no se convierte por ello en una certeza. Así, a pesar de que parece lógico lo que comentas sobre dormir en silencio y la tasa de insomnio eso no lo hace cierto. Es una hipótesis interesante que debería ser contrastada. Un experimento fácil podría ser tomar dos grupos de personas, uno ponerlo a dormir en silencio y a oscuras y otro con ruiditos de los CDs de Natura :-) y una velita. ¡A ver qué grupo sufre más frecuentemente de insomnio!
Por otro lado quiero también refutar tu argumento de las moderneces que se convierten en adaptaciones porque llevan muchos años repitiéndose. Me parece un argumento un poco lamarkista, ¿no? Esa modernez tiene que tener una base genética y tienen que otorgar una mejor adaptación al medio. No me queda claro si eso es aplicable a este caso (o mejor dicho a todos los aspectos de este caso).
Saludos
Estoy básicamente de acuerdo con las matizaciones de Clara
ResponderEliminarClara, estoy de acuerdo con todo lo que dices menos con el último párrafo. Los cambios culturales cambian el ambiente del ser humano y por lo tanto se convierten en presiones evolutivas sobre su genoma. Se llama Efecto Baldwin y no es lamarckiano, simplemente es evolución- El ejemplo más claro es la tolerancia a la lactosa. primero hay un cambio cultural, que es criar vacas y beber leche y como los que pueden digerir la leche mejor y estar mejora alimentados tienen más hijos, la mutación que facilita que bebas leche se extiende en pueblos ganaderos.
ResponderEliminarOtro ejemplo podrían ser los cambios corporales ( en mandíbula, dientes, intestino, etc.,) asociados al uso del fuego y la cocina. Un cambio cultural que dure lo suficiente (miles de años) producirá cambios en el genoma siempre que afecte a la capacidad reproductiva, esa es la condición claro.
Lansky, ya he cambiado lo de bizarro, porque escribiendo en un blog hay que escribir con la mayor corrección posible. De todos modos, no soy purista en cuestiones de lenguaje. Casi todo lo que consideramos correcto fue erróneo en otro momento y las lenguas cambian(evolucionan) y la RAE ha tenido que aceptar nuevas acepciones para palabras por uso popular, al final las palabras dicen lo que la gente quiere que digan. Si habláramos con corrección no existiría el castellano y seguiríamos hablando latín. A fin de cuentas, el español es latín mal hablado...Pero bueno, a día de hoy en castellano bizarro significa valiente y ya está corregido.
Seguro que sigo cometiendo más errores y desde luego agradezco la corrección
(como decía más arriba, también es deformación profesional: en psiquiatría está muy extendido lo de bizarro como extraño)
Pitiklinov, tienes razón en lo que dices : -)
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