En ciertos ámbitos está de moda criticar la Psicología Evolucionista (PE) y distanciarse de las cosas tan descabelladas que dicen los “psicólogos evolucionistas”. Robert Kurzban, autor del blog The Evolutionary Psychology Blog, tiene varios posts defendiendo a la PE de todo tipo de ataques. En esta entrada en concreto, comenta una web que propone el llamado Juego de la Psicología Evolucionista Pop, que trata de observar una conducta y de explicarla buscando la forma en que pudo mejorar el éxito reproductivo en tiempos ancestrales. Cuanto más estúpida la explicación, mejor. Las reglas del juego serían en concreto éstas:
1- Haz una observación acerca de un aspecto particularmente raro de la conducta humana. Por ejemplo: ¿por qué se junta todo el mundo en la cocina en las fiestas cuando hay un montón de sitio en otros lugares de la casa?
2- Busca una explicación para cómo esa conducta pudo aumentar el éxito reproductivo en sociedades de cazadores-recolectores. Por ejemplo: la comida solía ser escasa y los individuos se juntaban alrededor de las fuentes de comida, por lo que tenías más posibilidades de encontrar pareja allí y tener hijos.
3- Se dan puntos extra por incluir estereotipos de género de los años 50 y 60. Por ejemplo: las mujeres tienen inclinación a recoger comida, por lo que suelen estar en la cocina. Los hombres van donde están las mujeres.
Bien, el juego tiene su gracia, y su punto, como crítica de los excesos de algunos trabajos de baja calidad de algunos “psicólogos evolucionistas”. Pero Kurzban propone que juguemos también al Juego de la Psicología Antievolucionista Pop, porque también es un cliché con sus propias reglas la forma en que se critica la PE. Las reglas de este otro juego serían:
1- Afirma algo que piensan los psicólogos evolucionistas, que evidentemente es falso. Por ejemplo: que todos los psicólogos evolucionistas son deterministas genéticos, que no saben cómo poner a prueba sus hipótesis, que para ellos todo son adaptaciones, etc.
2- una vez afirmado lo anterior -y pierdes puntos si lo soportas con bibliografía que de verdad soporte esas afirmaciones, o si explicas lo que de verdad han dicho los psicólogos evolucionistas- ofrece una explicación contraría a esos puntos de vista. Aquí vale cualquier generalidad: la gente aprende, la conducta es flexible, el mundo ha cambiado, la gente es diferente en cada cultura…lo que sea.
3- Ahora viene la tercera parte, que es la más interesante. Una vez que estás demostrando toda la ciencia que sabes y lo equivocada que está la PE, tienes que añadir, con clase, que tú estarías de acuerdo con la PE si cumpliera tal o cual condición: que realizara experimentos, si reconociera el aprendizaje, si estudiara más la neurociencia, o lo que fuera. Es importante que quede claro que crees que la evolución se aplica también a la mente y la conducta. Pero hay que dejarlo ahí. Hay que cuidarse mucho de explicar cómo se puede desarrollar esa afirmación, cómo se puede hacer un estudio riguroso de la conducta social humana. Es un tópico cómo muchos críticos de la PE aceptan la premisa de que la evolución afecta al cerebro también, pero no quieren oír hablar de los detalles.
Robert Kurzban |
Bromas aparte por uno y otro bando, la Psicología Evolucionista lo único que dice es que los procesos evolucionistas, que son fundamentales para entender la fisiología humana y animal, son también cruciales para explicar la psicología humana y animal. Nadie con una mentalidad científica puede criticar esto, pero, a la vez, aplicar la evolución a la conducta ha tenido, y sigue teniendo, algo de tabú, de transgresor. El primer trabajo de Psicología Evolucionista sería probablemente “La expresión de las emociones en los animales y el hombre “ del propio Darwin, de 1872, pero prácticamente nadie durante el resto del siglo XIX, y todo el siglo XX, siguió por ese camino. Estoy generalizando porque ha habido casos individuales, como Eugene Marais, que escribió “Soul of the Ape” donde traza una continuidad entre la psicología humana y la de los primates; el pionero de la neurobiología Paul McLean, el del cerebro trino, que creía que un acercamiento a la evolución del cerebro podría ayudar a entender la psicopatología; John Bolwby con la teoría del vínculo, y, por supuesto, los etólogos (Lorenz,Tinbergen) aunque estos hablaban principalmente de conducta animal (Tinbergen salto al humano cuando intentó explicar el autismo).
Pero cuando E.O. Wilson en su Sociobiología aplica al hombre, en el último capítulo, los mismos principios que utiliza para la conducta animal saltan las chispas y la polémica. Y la PE, que es una continuadora de la Sociobiología no es mucho mejor recibida. Todo ello hace pensar que una buena parte de la razón de las críticas a la idea de la evolución de la conducta no se fundamenta en presupuestos científicos, sino ideológicos. Es verdad que la Psicología Evolucionista que surge en los años 80-90 del siglo pasado, la de Cosmides y Tooby, David Buss, Steven Pinker, etc., ha propuesto conceptos como la modularidad de la mente humana, o el ambiente evolutivo ancestral, que requieren quizás una revisión y un perfeccionamiento. Muchas de las cosas que propusieron habrá que abandonarlas, pero eso pasa absolutamente con toda la ciencia. Lo que no se puede es tirar el niño con el agua sucia, como dicen los anglosajones. Claro que ha habido autores que han propuesto hipótesis muy poco serias (no precisamente los autores citados más arriba, cuyos trabajos tiene la misma solidez que el de cualquier psicólogo no evolucionista) pero no se puede descalificar todo un campo por ello. También ha habido quien propuso que el vello púbico no desapareció en el ser humano para hacer de colchón o amortiguación durante las relaciones sexuales, y nadie ha planteado que hay que tirar a la basura todo el campo de la evolución humana (exceptuando a los creacionistas, claro).
Bueno, no sé cuántos siglos más tendrán que pasar, o cuantas escalones más faltan en esta escalera Darwin-Etología-Sociobiología-PE…hasta que lleguemos a una disciplina que presente la evolución de la conducta y de la mente humana de una manera digerible para la especie humana. Pero, parafraseando a Galileo, lo que sí se puede afirmar es que “sin embargo, evolucionó…”
@pitiklinov
La PE choca estrepitosamente con las teorías feministas, sin ir más lejos. Eso es más que suficiente para que genere rechazo.
ResponderEliminarEl creacionismo, al menos en Europa, es apenas un trocito de hielo comparado con ese gigantesco iceberg que es el feminismo.
Un comentario más.
ResponderEliminarNo sé si conocen o han oído hablar de la comunidad PUA (Pickup artists). Es un fenómeno que irrita que a muchas mujeres, muy especialmente a las feministas, pues consiste en una serie de técnicas de seducción rápida de mujeres que, aplicadas con disciplina y constancia, dan resultados muy notables.
En el año 2012 se publicó en la revista Evolutionary Psychology un estudio de Nathan Oesch y Igor Miklousic acerca de este fenómeno, cuyo propósito era examinar las enseñanzas, métodos y técnicas en que se basa esta comunidad, y comprobar en qué grado se ajustan al conocimiento que la PE tiene en materia de selección sexual, emparejamiento, cortejo, etc. Es decir, comprobar sus fundamentos científicos. El resultado lo pueden leer aquí.
Si bien es cierto que alguno de los gurús de este movimiento se inspiró en su momento en la PNL (Programación Neurolingüística, que hoy en día se considera pseudocientífica) para desarrollar técnicas de manipulación, otros de los pintorescos gurús de los PUA tomaron ideas precisamente de la PE.
Sin duda es un fenómeno digno de ser estudiado más a fondo.
Muy interesante esto de los pick up artists, no lo conocía, muchas gracias. Y estoy de acuerdo en que el feminismo es una de las ideologías a las que menos gustan ciertas cosas que plantea la Psicología Evolucionista
ResponderEliminarMuy interesante esto de los pick up artists, no lo conocía, muchas gracias. Y estoy de acuerdo en que el feminismo es una de las ideologías a las que menos gustan ciertas cosas que plantea la Psicología Evolucionista
ResponderEliminar"Es importante que quede claro que crees que la evolución se aplica también a la mente y la conducta."
ResponderEliminarSiempre que también quede claro que la evolución de la mente y la conducta humana es tanto cultural como biológica (donde cultura no quiere decir "mero ruido en la máquina"). Por eso la psicología evolucionista es útil para explicar por qué nuestra cognición es un tubo de rayos catódicos de tres colores, pero no lo es para explicar por qué muestra dibujos animados en tu casa mientras en la del vecino da las noticias. En el fondo es una polémica entre universalismo y relativismo. La psicología evolucionista enfrenta una crítica menos feroz cuando señala, para empezar, que el ser humano nace con un gran cerebro inmaduro porque su ventaja consiste en ser capaz de aprender nuevas conductas inventadas por sus congéneres. Si la mente humana es histórica además de biológica, estudiando la chicha del cráneo podremos endender algunos rasgos comunes en nuestra especie (y sus parientes), pero si no añades su historia, cultural y biográfica, distinta para cada cual, te quedas en la situación de explicar los dibujos animados como combinaciones de amarillo, azul y verde. El problema para la psicología evolucionista es admitir que la evolución cultural configura mentes muy diversas y el alcance de cualquier teoría general es muy limitado.
"conceptos como la modularidad de la mente humana, o el ambiente evolutivo ancestral, que requieren quizás una revisión y un perfeccionamiento. Muchas de las cosas que propusieron habrá que abandonarlas, pero eso pasa absolutamente con toda la ciencia. Lo que no se puede es tirar el niño con el agua sucia"
Los límites del niño son difusos y el agua, a menudo, apesta. La tercera regla del segundo juego es una reacción comprensible ante el abuso de la segunda en el primero. Sin ir más lejos, aquí figura como colaborador el señor Zugasti, con un blog dedicado a buscar justificación "científica" a todas sus preferencias ideológicas (por ejemplo, cuando peina a raya la diversidad genética humana para sugerir que la reticencia al segregacionismo racial es prejuicio progre).
El señor Zugasti es un personaje interesante que va a dar que hablar. En Tercera Cultura adopta un tono moderado, en su blog es algo más audaz y en Twitter navega como un corsario inglés.
ResponderEliminarMasgüell, es que separar cultura y biología creo que es un error y ya ha salido el tema incontables veces ( y nos saldrá...)
ResponderEliminarTú me dirás cómo aprendes nuevas conductas inventadas por tus congéneres, como bien dices, sin biología..., es decir, sin Teoría de la mente, sin neuronas espejo, sin mecanismos de aprendizaje, etc, etc., la cultura corre sobre un hardware que es el cerebro y la biología.
Por otro lado, que la PE se centre en los mecanismos psicológicos adaptativos, no quiere decir que no haya diferencias individuales, como ocurre con cualquier adaptación fisiológica. Tú puedes estudiar el corazón, la visión, el pulgar, o los huesos y eso no quiere decir que todos tengamos el mismo corazón, la misma visión, o la misma fortaleza muscular u ósea. Pero estaremos de acuerdo en que el corazón es una adaptación para bombear sangre. No es incompatible lo uno con lo otro.
Masgüel, acabo de empezar a leer La otra cara de lo normal, de Jordan Smoller y hace una analogía muy parecida a la tuya:
ResponderEliminar“La explicación exclusivamente biológica del amor, la empatía y otras experiencias humanas nunca podrá ser totalmente adecuada, del mismo modo que la explicación detallada de las longitudes de onda de la luz que refleja cada uno de los pigmentos del Guernica de Picasso no podría captar la fuerza del cuadro”
Estoy y no estoy de acuerdo con él. Hay una pequeña trampa ahí que es reducir la biología a la física de las longitudes de onda…, pero hay biología más arriba: hay una biología de reconocer caras, hay una biología de reconocer emociones, etc., y sin eso tampoco podríamos captar la fuerza del Guernica. Enséñale ese cuadro a alguien sin la biología adecuada (un rinoceronte) y tampoco creo que capte nada de lo que captamos nosotros.
Pero reconozco que hay una parte cultural, enséñale el cuadro a un aborigen australiano e igual tampoco capta nada…:)
Por no llevar el asunto a los derroteros de la estética y lo inefable, pensemos en la cebolla cognitiva que supone Las Meninas. Un perro ve una superficie rugosa. Un cazador/recolector cuyo trato con las artes pictóricas se reduce a litoglifos y maquillaje, vería (McLuhan mediante) caras humanas y un perro sobre un fondo indiferenciado, en un mismo plano. Un niño occidental acostumbrado al dibujo en perspectiva ve una "ventana de mentira" a una sala llena de gente extraña. Felipe IV vería un ingenioso divertimento de su pintor de cámara. Velazquez tuvo que ver todo eso y lo que nadie había visto, incluso antes de tomar el carboncillo. Lo que nadie había visto es la posibilidad de invertir el marco de representación. Imaginar a Velazquez frente al lienzo en blanco, pensando en pintarse a sí mismo pintando un cuadro imaginario de los espectadores del cuadro que realmente va a pintar (que no son los visitantes al museo del Prado, sino el rey y la reina) es la capa de la cebolla que añadimos nosotros. Salvo la superficie rugosa y quizá, las caras, apreciar todo lo demás requiere herramientas cognitivas que son productos culturales, fruto de la invención. Nuestra mente adopta la forma de las herramientas que usa. No puede comprenderse una mente contemporánea rastreando su origen en el pleistoceno sin tener en cuenta que buena parte de sus características salen de un molde muy reciente que nada tienen que ver con el "ambiente evolutivo ancestral". Por eso digo que la cultura no es mero ruido en la máquina. Como apuntaba Foucault, las prácticas culturales configuran tipos muy diversos de subjetividad.
ResponderEliminarEstaba buscando sobre los PUA y me he encontrado con este artículo. No deja de ser un caso, pero habría que estudiarlo sí...
ResponderEliminarGracias, pharmakoi, no conocía esta filosofía del PUA, pero evidentemente intentar sustentar esta majadería en la Psicología Evolucionista no tiene ningún sentido.
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