El cineasta José Ramón Da Cruz |
Sólo quién piensa en el futuro concibe el siempre.
La mente humana parece ser la única
mente animal capaz de abstraer hasta el extremo de crear horizontes y quimeras.
¿Y qué es una quimera? Según dice el diccionario cuyas definiciones son más
comúnmente aceptadas para la lengua castellana puede ser dos cosas:
1-Monstruo imaginario que, según la fábula,
vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. (y
por extensión todo monstruo imaginario con una mezcla igualmente inverosímil de
miembros).
2-Aquello que se propone a la imaginación
como posible o verdadero, no siéndolo.
La mente humana concibe quimeras del
segundo tipo, dentro de las cuales se encuentran las del primero como un caso
particular, en el ejercicio de sus facultades superiores, combinando elementos
de la memoria y la percepción en el ejercicio, a su vez, de lo que se conoce como
imaginación, que se distingue claramente de la memoria y la percepción que la
hacen posible en que no se corresponde
con realidades, o cosas tomadas por tales. Y no nos vamos a entretener
en explicar cómo tantas veces se confunden las memorias y las percepciones y se
toman por reales cosas creadas por nuestra procaz imaginación. Deducimos
razonablemente que ésta opera a todos los niveles y, como casi todo proceso
cognitivo esto significa que en poco se traduce en procesos conscientes o que
podamos identificar como creativos por el propio sujeto creador, que cae en el
autoengaño de continuo.
La historia de los gamusinos nos puede ayudar a entender lo que es la imaginación, lo
que es la realidad y, sin duda, lo que es el futuro. Contaré mi propia versión,
creada por mi propia imaginación:
He aquí que un hombre hacía aspavientos en
medio de un campo abierto, con cara de alucinado. Movía sus brazos de fuera a
dentro, cómo tratando de cazar algo que flotara en el aire, frente a él.
Otro hombre, que de lejos lo venía
observando mientras paseaba, no pudo evitar acercarse a él, pues su curiosidad
era mayor que el miedo que le inspiraba un tipo a todas luces poseído por algún
extraño furor.
-“Disculpe” – dijo el paseante –“pero no he
podido evitar verle. Parece como si usted estuviera tratando de atrapar algo,
con sus manos, pero por lo que yo veo no hay nada dónde usted hace el ademán de
atrapar”.
-“¡Se equivoca!” –dijo el hombre poseído- “Estoy
cazando gamusinos”.
-“¡Diantre!” – exclamó el paseante- “pues
parece más bien que diera brazadas en el aire. Yo, desde luego, no veo ninguno
de esos gamusinos de los que usted habla, ni puedo imaginar siquiera qué
aspecto pudieran tener, pero de buen grado creería en ellos si usted fuera
capaz de mostrarme alguno”.
-“Claro” –replicó el cazador- “¡Se lo
enseñaré en cuanto cace uno!”.
Carátula original del capítulo sobre el cerebro de Futuro, publicado en Muy Interesante |
Resulta cómico, y en este país nuestro podríamos
denominarlo quijotesco, el comportamiento del indubitable protagonista del
cuento. Frente al realismo sencillo y carente por completo de imaginación, la
imaginación alucinada del cazador de gamusinos representa un aspecto de nuestra
cognición de suma importancia, y sin el cual no hubiéramos llegado a ser lo que
ahora somos, ni siquiera capaces de un realismo sencillo, al menos tal y como
un escéptico racionalista humano lo concebiría.
La ciencia, que se entiende como una
búsqueda desprejuiciada del conocimiento, parece tener más que ver con el
paseante que observa que con el cazador
de quimeras. Pero sin embargo, un icono particularmente representativo de la
ciencia como fue Albert Einstein, sugirió que la imaginación era más importante
que el conocimiento, pues abarcaba mucho más que éste. O eso me sugiere a mí mi
recuerdo de una frase atribuida al famoso científico. Mi memoria es, como todas,
imaginativa, y por tanto flexible y falible.
¿Cómo hacer que la gente perciba a los
gamusinos? No, no se rían. Están entre nosotros. Estaban en forma de microorganismos
antes de que un tipo en Holanda que fabricaba lentes descubriera (viendo con
sus propios ojos) algunos de ellos; en forma de explosión primordial antes de
que unos tipos descubrieran (a través de sus oídos) que lo que consideraban un
ruido sin sentido en sus medidas era el eco de dicha explosión. El espectro
visual sólo cubre una parte bastante pequeña del existente de longitudes de
onda. El oído está adaptado para captar solamente unas pocas ondas de las que
flotan, cual gamusinos, por el aire. Esto hace, insisto, difícil, el hacer que
la gente vea y oiga a los gamusinos.
Pero más allá de la percepción, de lo que
podríamos llamar, en este caso, mapa audiovisual de la realidad, tenemos un
mapa cognitivo que resulta de la interpretación de la misma para poder ofrecer primero
con la imaginación y luego con un fino cincelado de interpretación, una“imagen”
de los procesos que ni la vista ni el oído, ni siquiera ayudados con la
tecnología más avanzada, pueden percibir. Dicho mapa cognitivo no lo podemos
adquirir fácilmente de nuestros sentidos, y menos aún del llamado "común".
Contraviniéndolo comprendimos que la tierra gira alrededor del sol, y no al
revés, por ejemplo.
José Ramón en la Cocina de Richard Dawkins hace más de diez años. ¿Qué se cocinaba en ella? Sorprendentemente la receta del pastel era la misma, aunque imaginamos que el mobiliario habrá cambiado. |
El científico ingenuo
que hay en nosotros (*) busca relaciones causales a su alrededor, trata de
comprender la realidad y de abarcarla de forma que sea manejable y se reduzcan
la incertidumbre y la inquietud a ella asociada. Pero los científicos tratan de
ver los contornos y las profundidades en ese mapa conceptual y se manejan, más
allá del rigor matemático, con exquisitos relatos y metáforas, caminos y pistas del sendero conceptual. Así podríamos
considerar lo que concibió el genio de Charles Darwin, ayer celebrado aquí, en
la nueva Ilustración Evolucionista: el relato de la evolución con la guía de la
metáfora de la selección natural.
Un relato plagado de metáforas es pues el
modo de transmitir el conocimiento humano de esa “realidad exterior” que
compartimos. La educación nos hace penetrar más profundamente mientras
percibimos con una mayor definición el mapa cognitivo del cosmos. Si bien es
cierto que, en ocasiones, una imagen vale más que mil palabras, la suprema
forma de transmitir conocimiento es un conjunto de miles de imágenes hilvanadas
con el lenguaje en un relato coherente y creíble.
Nuestro protagonista de hoy suele
encontrarse habitualmente al otro lado del objetivo. Observa desde su objetivo,
sabiéndolo subjetivo, con curiosidad, e intenta extraer el relato de lo que ven
sus ojos y escuchan sus oídos. Ayudado por un buen número de conocedores del
conocimiento humano concretado en la ciencia, emprendió hace más de diez años
la labor de documentar el estado de la ciencia en el presente, aquel presente
que al ritmo que avanza la ciencia rápidamente se expone a convertirse en pasado,
casi en lejanísimo y ancestral pasado. Y hoy, en éste hoy que es futuro de aquél empeño, su
documental, llamado Futuro, sigue
presente, y pronto se relanzará en la web, capítulo a capítulo.
¿Y cómo es
posible, se preguntarán los que encuentran con facilidad la fecha de caducidad
a toda realidad o interpretación de ella, en este mundo de perecederos? Hoy
podemos constatar que lo es porque fijó el objetivo en los contornos más
definidos y en las profundidades más vaporosas del mapa cognitivo de la
realidad sin pretender ir más allá de lo que entonces era Futuro y hoy, y
quizás siempre, lo sea, pues las fronteras del conocimiento humano son tanto
mayores cuanto más se avanza en el mismo.
Relatando, con un lenguaje plagado de
metáforas, y acompañando dicho relato de otras metáforas visuales y sonoras: así,
un gran artista del Séptimo Arte como José Ramón Da Cruz, supo conectar con un
público ávido de conocimiento, sí, pero también de misterios, y transmitir con
Futuro lo que es la ciencia. No entonces. No ahora. Siempre. Y la quimera, parte arte y parte ciencia, sueño hecho realidad, futuro plasmado como posibilidad...¡se hizo realidad!
José Ramón ha tenido la amabilidad de
responder unas preguntas que le lanzamos desde la Nueva Ilustración
Evolucionista.
(*) La idea de científico ingenuo es del psicólogo social Harold Kelley.
1.-
Cuando Futuro era
aún futuro, ¿qué le rondaba la cabeza que hizo presente Futuro?
Lo primero decir que la idea no es mía.
En principio fue un encargo. Yo había hecho algunos documentales en TVE y
Antena 3 más o menos cercanos a la ciencia. New Atlantis manejaba una serie de
proyectos documentales de temática diversa y me propusieron la serie. La
propuesta me encantó y decidí zambullirme, no hacer un trabajo alimenticio. De
alguna forma aquello ensamblaba con cierta fascinación renacentista de mi
infancia. Con doce años me construía aparatos de cartón para marcar y medir la
progresión del Sol, de la sombra… (no sé para qué). A los trece mi padre me
regaló un telescopio que me llevó noches y madrugadas en el balcón (de un
primero). Yo venía de hacer un documental sobre el cambio climático y una pieza
de videoarte sobre el Viaje a La Luna de Lorca. Así que de alguna forma todo
encajó. Luego tuve la suerte de contar con un equipo extraordinario: Lola
Rojas, Ignacio F Bayo, Toni Calvo, Roberto Oltra y algún otro estuvieron en los
guiones, Borja Pozueco fue un portentoso director de fotografía con el que tuve
una sintonía total, Adoración G Elipe es una de las mejores montadoras de este
país, la música y los “ruidos” de Martin Rasskin, la inestimable ayuda de mi
amigo Antonio María García, Javier Pereira como documentalista, Juan Samaniego
en la producción… Es un equipo con el que, en la mayoría de los casos, mantengo
relación y trabajo. Y es un equipo que empezó a zambullirse en el futuro. La
productora nos puso una oficina en la calle General Oraá y allí nos
concentramos durante un par de años. La producción total duró desde principios
del 2000 hasta mediados de 2003.
2.-¿Cómo
hacer del Séptimo Arte Ciencia, o de la Ciencia Séptimo Arte?
Es una idea del tratamiento documental
que para mí siempre fue clave: la necesidad de ser creíble no desde los efectos
especiales sino desde la poética (y en este caso me refiero como poética a la
asociación de imagen y sonido alrededor de unos contenidos determinados y de
una forma diversa). La poética pura, casi geométrica, de la mirada. La ciencia
tiene una complicación audiovisual, sobre todo en cuanto al futuro: no tiene
imagen. Son datos, pantallas… y la música se suele tratar en los documentales
clásicos como algo que hay que poner, sin más. Sin embargo la ciencia tiene
sonidos, y esos sonidos son fascinantes y muy explicativos. La ciencia tiene
una imagen -no necesariamente didascálica- que es elaborable, no solo
retratable. Mi formación en el videoarte era la clave de explicar todo aquello
que no tenía una imagen “objetiva”, eran los tempos, la luz, el ángulo, la
música, los tonos, los ruidos… Es decir, al faltar la esencia demostrativa,
teníamos espacio para la asociación de ideas, imágenes y sonidos. Todo podía
ser mucho más reflexivo sin decir mucho más. De esa forma había un mundo entero
de donde extraer sensaciones para “contar la ciencia”.
3.-Futuro nos presentó en su
momento, un panorama muy amplio de la ciencia entendida en sus fundamentos
últimos. Quizás sea por eso que hoy siga teniendo plena vigencia. Y creo que
eso de que el paso del tiempo no le haya afectado prácticamente trae a
colación la siguiente pregunta ¿Por qué eligieron Futuro como nombre de la
serie documental?
La idea de futuro era simple. Tratábamos
los temas generales de la ciencia planteándolos como una línea de evolución,
había que sugerir el futuro de cada cosa sin hacer futurología. Y Futuro debía
explicar cómo iba a ser –más o menos- la vida por delante. A mí me sorprende
que la serie esté empezando a crecer ahora cuando la Viking –por ejemplo- está
donde está. Creo que independientemente de los factores de calendario la serie
crece porque tiene una factura “distinta”, donde la ciencia no se expone como
en un stand frío, informativo o cómico alguna vez, sino con una idea narrativa
más evocativa. Es muy difícil ver una serie de ciencia que diez años después se
siga emitiendo (mucho menos si es española).
4.-La cultura
hizo posible que viviéramos en el cercano pasado en sociedades muy distintas a
aquellas primeras tribus cazadoras y recolectoras humanas que poblaron el
planeta, y la ciencia y sus desarrollos técnicos, que han llegado a
ser la punta de lanza de la cultura en nuestro tiempo –esa punta de lanza que
apunta hacia el Futuro-
nos han traído grandes oportunidades y grandes peligros. Y de alguna manera el
futuro nos conduce al pasado, dado que son nuestras mentes, fruto de un cerebro
evolucionado en entornos nada parecidos a los que nos hemos creado con la ciencia
y la cultura (artificiales, con artificio), es decir, fruto maduro de un Pasado ya perdido (no necesariamente edénico) las que pueden
metafóricamente presionar el botón que conduzca a nuestra destrucción y
extinción o conducir a la nave tierra hacia el futuro. Tras este
rollazo le pregunto: ¿Se le ha pasado por su mente evolucionada hacer algo
parecido a lo que hizo con Futuro para
el Pasado?
Sería ideal. Pero no como un
viaje-safari al pasado sino como una forma de aproximarse a la “piel” de aquel
pensamiento. Hay muchas cosas de hoy que se entenderían desde la perspectiva de
pasado remoto. De alguna forma estamos saliendo de la cueva ahora, todavía no
nos ha dado el sol.
5.-Todos
pasamos por diversas etapas de la vida, y cada vez más, para bien o para mal,
en la profesional. Para usted, el haber sido cocinero antes que fraile, es
decir, vanguardista y artista iconoclasta antes que organizador, director y
ejecutor de proyectos cinematográficos y documentales ambiciosos, como Futuro, entre otros, ¿Qué proceso
de maduración personal le ha hecho percibir en sí mismo y en su obra?
Tuve la enorme suerte de tener la máxima
libertad en la dirección y realización de la serie. Desde el punto de vista
estético era fundamental importar los patrones de emoción que el vídeoarte me
había aportado. Lo que pasa es que no se podía decir, porque hablar de
videoarte o cine experimental o lenguaje audiovisual alternativo en televisión
es anatema. Tuve la inmensa suerte de poder combinar la ciencia como factor de
enorme exigencia teórica con la ciencia como poesía visual, como narratología
diversa. Ahí era clave la combinación de símbolos y métodos narrativos que nos
acercaran a una forma de pulsión, de vivir la ciencia desde la emotividad. ¿Qué
hace un lagarto al lado de un telescopio? ¿Podría ser la génesis de la tierra
como la fritura de un huevo? Son licencias que dan una sensación de discurrir y
de recurrir a claves precisamente de discernimiento.
También fue un tiempo espléndido en el
que recorrimos el mundo haciendo entrevistas y grabando lugares, objetos,
fenómenos… Hicimos un equipo muy rocoso, pequeño pero eficaz.
6.-En Futuro el lenguaje
desempeña un papel fundamental. Es una narración de la ciencia portentosa
acompañada de imágenes que la hacen aún más fascinante. Los psicólogos
evolucionistas dicen que nuestra mente necesita narraciones para poder
comprender los fenómenos casi siempre incomprensibles, ambiguos, cambiantes
e impredecibles y, lo más tremendo, sin sentido, del mundo real.
Tratamos de hallar el argumento. ¿Cuál es la trama, el tejido, del
que está hecha la realidad, mirando desde uno y otro lado del objetivo de una
cámara? y, por otro lado ¿ese encaje inevitable de la ciencia en los límites
del lenguaje y su narrativa son un argumento esencial en lo referente
a la cuestión del nacimiento de una tercera cultura?
La narración y la narratividad no son
leyes sino convenciones y por lo tanto son necesariamente evolutivas. Ahí
entran rasgos como la transgresión, la independencia del mercado, el análisis de
tendencias… La realidad está hecha de grandes globos de fascinación que es una
“cosa” que puede devenir en religión, en arte, en curiosidad, en experiencia…
El error –y si no es error si es pasado-
es confundir argumento con sinopsis. En cine hoy en día vendes tu proyecto a
partir de un logline, una sola frase sin subordinadas debe enganchar al posible
productor. Habría que imaginar cómo vender una serie como futuro con un
logline. No se puede. El argumento maneja dimensiones extraordinarias,
literalmente. Insisto en el ejemplo de la poesía… La poesía es una incógnita de
y para la comunicación: no suele ser entendible, no define claramente ninguna
historia, y encima si se recita en voz alta es ridícula. Sin embargo posee un
núcleo comunicativo descomunal, básicamente porque puede ser diversa y
divergente. El argumento hasta ahora es una herramienta convencional, jurídica,
un rudimento comunicativo… En realidad es terra ignota.
7.-¿En qué está trabajando ahora? ¿Qué gran proyecto o idea confesables (que nadie le robe la idea) tiene en mente para un futuro?
Estamos pensando en retomar Xtrámboli,
un largometraje de ciencia-ficción que empezamos en 2009 y tuvimos que aparcar
a pesar de tener muy buena pinta. La cosa se ha puesto fea para producir
ciencia en España pero desde mi productora actual es uno de los objetivos. Por
otro lado -el lado del videoarte- presentaré en un par de meses una pieza
–Madre Quentina- que gira alrededor de las identidades.
Germánico, sobre gamusinos escribía Ortega y Gasset en "Ideas y creencias": "Los huecos de nuestras creencias son, pues, el lugar vital donde insertan su intervención las ideas. En ellas se trata siempre de sustituir el mundo inestable, ambiguo, de la duda, por un mundo en que la ambigüedad desaparece. ¿Cómo se logra esto? Fantaseando, inventando mundos. La idea es imaginación. Al hombre no le es dado ningún mundo ya determinado. Sólo le son dadas las penalidades y las alegrías de su vida. Orientado por ellas, tiene que inventar el mundo. La mayor porción de él la ha heredado de sus mayores y actúa en su vida como sistema de creencias firmes. Pero cada cual tiene que habérselas por su cuenta con todo lo dudoso, con todo lo que es cuestión. A este fin ensaya figuras imaginaras de mundos y de su posible conducta en ellos. Entre ellas, una le parece idealmente más firme, y a eso llama verdad. Pero conste: lo verdadero, y aun lo científicamente verdadero, no es sino un caso particular de lo fantástico. Hay fantasías exactas. Más aún: sólo puede ser exacto lo fantástico. No hay modo de entender bien al hombre si no se repara en que la matemática brota de la misma raíz que la poesía, del don imaginativo."
ResponderEliminarP.D. Habrá que estar atento a la web del señor Da Cruz. Por lo que cuentas tiene buena pinta, pero yo no veo la tele y si después no las cuelgan en internet, estas cosas se me pasan.
Uy, y a mí se me pasaba enlazar la web de José Ramón. Gracias a tu mensaje, Masgüel, que me ha servido de recordatorio -además de para leer a un Ortega siempre "presente"- he subsanado el error.
ResponderEliminarMuy completo el post, y para darle una par de últiles vueltas a la cabeza.
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