lunes, agosto 29, 2022

Teoría del Crecimiento Unificado (entrevista a Oded Galor)

Oded Galor. Fotografía de Peter Goldberg.


No hace mucho tiempo que el prestigioso biólogo y Premio Nobel, James Watson, codescubridor de la estructura del ADN, afirmó que los africanos eran menos inteligentes que los europeos, lo cual explicaba, según su parecer, el atraso económico de los países de su continente respecto a las naciones occidentales del norte. Era, en fin, cosa racial y, en su núcleo, de genes, aquello en lo que él trabajó toda su vida. 

Pero para hacer un estudio comparativo del crecimiento y desarrollo culturales y económicos entre los países, acudir a los genes, y a su efecto en ese huidizo e intangible concepto de inteligencia, era, por decirlo suavemente, simplista.

World inequality database map


Las grandes desigualdades entre naciones en lo referente a crecimiento económico y tecnológico, a nivel de vida y educativo, habría que buscarlas en factores muy diversos a lo largo de muchos años de evolución cultural, económica y biológica.

Quizás, para ser justos, no debiéramos acudir a diferencias biológicas que en nuestro corto recorrido como especie no han podido generar grandes cambios, al menos como para determinar el fracaso en el proyecto en grupo de algunas comunidades humanas. Watson se equivocó, y recientemente se reiteró en su ya contumaz falsa medida del hombre.

Por los años en los que el Dr. Watson desvariaba sobre "variaciones" de desarrollo y sus causas, Oded Galor, un brillante economista Israelí y estadounidense, que trabaja en la Brown University, buscaba las señales, pistas y huellas que había dejado el ser humano en su paso por la tierra en su camino desde la naturaleza hasta la civilización. 


Que el ser humano hubiera superado los obstaculos que se le presentaban como animal no muy corpulento y fuerte, no muy rápido, no muy adaptado a un nicho ecológico particular, era sólo el comienzo de un viaje en el que la tecnología y el crecimiento de la población iban a jugar un papel fundamental. Retroalimentándose ambos factores, en un círculo virtuoso, de modo que mayor población traía nuevas y mejores tecnologías y nuevas y mejores tecnologías impulsaban un crecimiento poblacional, el ser humano avanzaba a trompicones. Parecía que la sociedad humana podía prosperar con cada nuevo paso en el buen sentido del crecimiento, pero con cada avance tecnológico se producía uno poblacional y los humanos caíamos en la trampa malthusiana. Un crecimiento geométrico de la población se comía literalmente el crecimiento aritmético de los recursos promovido por las nuevas tecnologías, y el nivel promedio de vida volvía a ser el de subsistencia. Malthus, el economista lúgubre, era pesimista: mayores recursos-> mayor población -> lucha por los recursos y vuelta a los recursos mínimos de supervivencia.

Thomas Malthus.

Cuando Malthus publicó su Ensayo sobre la Población mostró al mundo un axioma matemático acompañado de una verdad empírica, que afectaba por igual a todos los seres vivos.  Y algunos naturalistas sacaron las conclusiones apropiadas aplicadas al mundo vivo, con su inmensa variedad y complejidad. Darwin y Wallace leyeron ávidamente la obra del clérigo y ambos llegaron, junto con un buen acopio de evidencias, a la Teoría de la Evolución por Selección Natural que, en sus mimbres, es también una estructura matemática, de corte estadístico. 

Pero la verdad en la obra de Malthus iba a dejar de ser aplicable al ser humano justo durante los años inmediatamente anteriores y posteriores a cuando la publicó. Toda teoría del crecimiento económico posterior no supo dar cuenta del auténtico big bang económico que se estaba produciendo, ni de por qué se había producido. 

El ser humano había evolucionado culturalmente y había creado unas civilizaciones increíbles, pero la pobreza era algo generalizado. Habiendo superado la población un cierto umbral, y la tecnología otro, otros factores entraron en juego para el despegue de nuestra especie que nos llevó hasta la misma luna (algo, en cierto modo simbólico) y, lo que es más importante, hasta unos niveles de bienestar generalizados y continuados jamás antes conocidos. La educación orientada a las profesiones que demandaban los nacientes negocios, el descubrimiento de los agentes patógenos y su erradicación con mejores medidas sanitarias y nuevos tratamientos, la inversión parental mayor en cada hijo y por tanto la reducción del número de hijos por pareja, y el menor crecimiento demográfico consecuente, la erradicación del trabajo infantil, la igualdad creciente de las personas ante la ley, con la incorporación creciente de la mujer al mercado de trabajo...y las continuas mejoras tecnológicas con una población cada vez más educada...todo nos fue alejando a velocidad de vértigo de la igualdad en la miseria.


Pero estas cuestiones están perfectamente explicadas, y de forma más clara y coherente en el libro de Oded Galor, El Viaje de la Humanidad, en el que plasma una Teoría del Crecimiento económico bastante robusta, que abarca el recorrido por el mundo de nuestra especie: la Teoría del Crecimiento Unificado. Al hacerlo incide en los detonantes del crecimiento los dos últimos siglos así como, como no podía ser de otra manera, en las raíces de la desigualdad económica en un mundo globalizado. 

El Profesor Galor ha tenido la inmensa amabilidad de responder nuestras preguntas, algunas de las cuales están condicionadas por cierto pesimismo antropológico (achacable a quien pregunta) y cierto desasosiego por el mundo actual lleno de grandes incertidumbres y, ciertamente, de grandes oportunidades. 

Sus respuestas no tienen desperdicio, y su libro es de obligada lectura para quien quiera ver nuestra evolución desde una perspectiva de huida de la necesidad y crecimiento y mejora de nuestras opciones en la vida.

Oded Galor es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lovaina y por la Universidad de Economía y Empresa de Poznan. Es miembro extranjero electo de la Academia Europaea y miembro electo de la Econometric Society. Es codirector del grupo de investigación del NBER sobre distribución de la renta y macroeconomía, investigador del CEPR, GLO e IZA, investigador asociado del NBER y del CESifo, investigador Sackler de la Universidad de Tel-Aviv y miembro de la Universidad Hebrea.  Además, es editor jefe del Journal of Economic Growth, editor del Journal of Population Economics y coeditor de Macroeconomic Dynamics.

In english:

1.- The study of economics has been broadening and deepening its perspective and approach in recent years, since some economic issues, whether considered conjunctural or structural, endogenous or exogenous, or even of pure economic rationality, were not adequately explained by existing theories. What was wrong with the "old" economics to have to make such a fundamental revision as the one being done today, for example, with works like yours?


Let me focus on the transformation in field of economic growth. One of the most important question in the field has been roots of inequality in the wealth of nations. What prompted the enormous divergence in the across world regions in the past two centuries and what are the forces that prevented some poorer nations from catching up with richer ones?

In the second half of the twentieth century, policymakers advanced programs with the aim of raising the living standards of developing countries based on existing insights of neoclassical growth models, and their extensions in the context of endogenous growth theory, according to which technological progress and the accumulation of physical and human capital stimulate economic growth. However, inequality across nations persists to such an extent as to suggest that these policies have had a limited impact. Too narrow a focus on observable factors on the surface – difference in education, capital accumulation and technologic – rather than on the underlying causes that created them has prevented the design of policies that would help poorer nations overcome the less visible, but more persistent, obstacles they face. These forces could have created a barrier that inhibited investments, education and the adoption of new technologies, contributing to uneven development across the globe. It is these underlying causes and obstacles that we will need to identify if we wish to decipher the Mystery of Inequality and foster global prosperity.

In particular, the development of Unified Growth Theory, that I have advanced over the past few decades, was predicated on the realization that a significant portion of present-day inequality between nations was determined in the distant past, and therefore only a unified theory that links the present to the past can address the most fundamental mysteries of the growth process and the origins of the vast inequality in the wealth of nations.


2.- It seems that the thaw of the last glaciation was followed by a new "ice age" for our species, as you point out in your book, in the form of a Malthusian trap. All growth due to technological progress ended up being devoured by population increase and human beings always ended up living in a subsistence economy. How would you explain to a layman the functioning of the Malthusian "mousetrap"?


Ever since the emergence of Homo sapiens and the development of the first stone-cutting tool, technological progress fostered the growth and the adaptation of the human population to its changing environment. In turn, growth and the adaptation of the population widened the pool of inventors and expanded the demand for innovations, further stimulating the creation and adoption of new technologies. Nevertheless, over most of human existence, one central aspect of the human condition remained largely unaffected: living standards. Technological progress generated a larger population, and consequently the fruits of progress were divided among growing numbers of people. Innovations stimulated economic prosperity for a few generations, but ultimately, population growth brought living conditions back towards subsistence levels.


3.- It can be said that there have been two major milestones in the course of human evolution that could be considered particularly revolutionary from an economic point of view: the Neolithic revolution and the industrial revolution. We are now immersed in a third, which could be said to derive to a large extent from the second, which caused continued economic growth. Unlike the Neolithic Revolution, which gave rise to Civilizations, in the Industrial Revolution there was a real "phase change" in growth. What did the phase change consist of? 


For millennia, the wheels of change – the reinforcing interplay between technological progress and the size and composition of the human population – turned at an ever-increasing pace until, eventually, a tipping point was reached, unleashing the rapid technological progress of the Industrial Revolution. The increasing demand for skilled and educated workers who could navigate this rapidly changing technological environment incentivized parents to invest in the education of their children and therefore to bear fewer of them.  Fertility rates started to decline and living standards improved without being swiftly counterbalanced by population growth, the Malthusian trap vanished, and thus began a long-term rise in human prosperity that the world has experienced in the past two centuries. This was truly a metamorphosis in living standards. Over the past 200 years, world income per capita has increased 14-fold and life expectancy has more than doubled.


4.- Higher parental investment per child. Decrease in infant mortality and decline in child labor. Universal education aimed at training professionals, equal opportunities in the world of work and .... decline in population growth. But mainly, for the moment, in what has been called the West. Some scholars, such as Stephen Emmott, speak of reaching ten billion in 2050, while others, such as Darrell Bricker and John Ibbistson, on the other hand, speak of a major global demographic decline. How can we reduce economic inequalities between countries in order to achieve sustained and sustainable economic growth?


When prosperity skyrocketed in recent centuries, it did so earlier in some parts of the world, triggering a second major transformation: the emergence of immense inequality across societies. Institutional, cultural, geographical and societal characteristics that emerged in the ancient past propelled societies on their distinct historical trajectories, influenced the timing of their escape from the epoch of stagnation, and contributed to the gap in the wealth of nations.

Growth enhancing cultural factors, such as, future-oriented mindset, thrift, and entrepreneurial spirit have indeed reinforced the rotation of the wheels of change and expedited the transition from station to growth in some regions of the world but not in others. Similarly, growth enhancing inclusive institutions that protected property rights were conducive for development.  But history is not a fate. Recognizing the history of each society will enable us to design growth-enhancing policies that will mitigate the persistent effect of the past and will diminish inequality across nations.  These polices will have to be unique for each society and to reflect its geographical and historical heritage and their impact on its cultural and institutional characteristics. One policy does not fit all nations!

Any such interventions that ignore the particular characteristics that have emerged over the course of each country’s journey are unlikely to reduce inequality and may instead provoke frustration, turmoil and prolong stagnation. Privatization of industry, trade liberalization and secure property rights might be growth-conducive policies for countries that have already developed the social, cultural and educational prerequisites for economic growth, but in environments where these foundations are absent, where social cohesion is tenuous and corruption well entrenched, such universal reforms have often been fruitless.


5.- Today we live in uncertain times: the industrial model seems to have been exhausted, and the new technologies do not seem at the moment to generate sufficient employment. On the other hand, the educational model has to adapt to a future labor market that we do not even know what skills it will demand. And then there is the environmental issue, with the decline in biodiversity, which could lead to a collapse sooner rather than later. Might not this third great economic revolution of the new technologies unexpectedly create the conditions for humanity to return to the Malthusian trap through new conflicts over increasingly scarce resources? Are we not heading towards what Gwynne Dyer has called "climate wars"? Or do the new technologies also have the potential to save us definitively from the Malthusian trap?


I do think the current trend of rapid decline in population growth, the transition to environmentally friendly technologies, as well as the reinforcement of stricter carbon emission regulations, will permit human ingenuity to sustain the current pace of economic development while preserving the Planet.

But averting “climatic wars” and preserving our environment is an enormous challenge that would require a great vigilance and great resolve on the part of humanity. We have reached a point in which the warning are glaring and can no longer be ignored, and politicians worldwide will be under increasing pressure to commit the necessary resources to avert an enormous looming catastrophe.

6.- Humanity's journey has been (and continues to be, for the time being) fascinating. But, as you make clear in your book, and in the Unified Growth Theory you expound in it, the journey has not been, far from it, that of moral progress, but of technological progress, which has only been translated into continuous economic progress for barely two centuries. Thus, we are still Homo sapiens, capable of reasoning and long-term planning, but also loaded with biases and instincts that can ruin everything we have achieved on the journey. The growing polarization in societies, especially in the most developed ones, reminds us that we are group primates, and morality adapts to it. Can we really reach a universalist vision of our journey and walk towards the future united? Are not moral progress and rational ethics imperative, bridging the gaps in society to keep walking?

Indeed, the metamorphosis in living standards in the past two centuries has excelled well beyond the evolution of humanity in other dimensions  - moral and ethical – endangering the prosperity that has been reached.

An unavoidable by-product of the rapid technological change has been the rise in inequality within nations. Technological acceleration increases the demand for education and other complementary skills, widening inequality and polarization based on the distribution of these skills in the population. To mitigate the inevitable impact of rapid technological change and globalization on inequality and polarization, societies ought to assure ‘equality of opportunity’, so that a-priori every person would be as likely to benefit from technological progress. This will mitigate alienation in certain segments of society and would ultimately permit a more universal view of the potential benefits of our Journey.  But, in addition, societies ought to foster moral and ethical views the would enable the provision safety nests for those segments of societies that do not prosses the skills that complement the new technological era. This policy is both morally just and economically wise; it will foster efficiency and will mitigate the adverse effect of social unrest on investment and productivity.


7.- What are you working on now? What new projects are you embarked on?

I am engaged in the exploration of the future journey of humanity over the subsequent few centuries. Grounded in the conceptual framework that I advanced in the context of Unified Growth Theory, I will shed light on the anticipated path of the human species. In particular, building upon the wheels of change that have governed the journey of humanity over the entire course of history, I will provide a novel long-term forecast for the evolution of the size of the human population, and its reproductive rate, in the next centuries. Based on this analysis, and the underlying forces that have kept humanity in an epoch of stagnation over most of history, I will assess the prospects for a dismal Malthusian future, on the one hand, and highly exponential economic growth, on the other hand. Furthermore, I will provide a prediction for migratory patterns across planet Earth, and their impact of the rate of reproduction, diversity and the future course of technological progress and economic growth.





En español:

 1.- El estudio de la economía ha ido ampliando y profundizando su perspectiva y enfoque en los últimos años, dado que algunas cuestiones económicas, ya sean consideradas coyunturales o estructurales, endógenas o exógenas, o incluso de pura racionalidad económica, no estaban explicadas adecuadamente por las teorías existentes. ¿Qué fallaba en la "vieja" economía para tener que hacer una revisión tan fundamental como la que se está haciendo hoy, por ejemplo, con trabajos como el suyo?

Permítanme centrarme en la transformación que se ha producido en el campo del crecimiento económico. Una de las cuestiones más importantes dentro de este campo ha sido el origen de las desigualdades en la riqueza de las naciones. ¿Qué provocó la enorme divergencia entre las distintas regiones del mundo en los dos últimos siglos y cuáles son las fuerzas que impidieron que algunas naciones, más pobres, alcanzaran a las más ricas?

En la segunda mitad del siglo XX, los responsables políticos impulsaron programas con el objetivo de elevar el nivel de vida de los países en desarrollo, basándose en las ideas existentes de los modelos de crecimiento neoclásico y sus extensiones en el contexto de la teoría del crecimiento endógeno, según la cual el progreso tecnológico y la acumulación de capital físico y humano estimulan el crecimiento económico. Sin embargo, la desigualdad entre naciones ha persistido hasta tal punto que sugiere que el impacto de estas políticas ha sido muy limitado. El hecho de centrarse demasiado en los factores observables en la superficie -diferencias educativas, de acumulación de capital y tecnológicas- en lugar de en las causas subyacentes que los han generado ha impedido diseñar políticas que ayuden a las naciones más pobres a superar los obstáculos menos visibles, pero más persistentes, a los que se enfrentan. Estas fuerzas podrían haber creado una barrera que inhibiera las inversiones, la educación y la adopción de nuevas tecnologías, contribuyendo a un desarrollo desigual en todo el mundo. Son estas causas y obstáculos subyacentes los que tendremos que identificar si queremos descifrar el Misterio de la Desigualdad y fomentar la prosperidad mundial.

En particular, el desarrollo de la Teoría Unificada del Crecimiento, que he impulsado en las últimas décadas, se basó en la constatación de que una parte importante de la desigualdad actual entre las naciones se determinó en un pasado lejano y, por tanto, sólo una teoría unificada que vincule el presente con el pasado puede abordar los misterios más fundamentales del proceso de crecimiento y los orígenes de la enorme desigualdad en la riqueza de las naciones.

2.- Parece ser que al deshielo de la última glaciación le siguió una nueva "edad de hielo" para nuestra especie, como señala en su libro, en forma de trampa maltusiana. Todo el crecimiento debido al progreso tecnológico acabó siendo devorado por el aumento de la población y el ser humano acabó viviendo siempre en una economía de subsistencia. ¿Cómo explicaría a un profano el funcionamiento de la "trampa para ratones" maltusiana?

Desde la aparición del Homo sapiens y el desarrollo de la primera herramienta para cortar piedra, el progreso tecnológico fomentó el crecimiento y la adaptación de la población humana a su entorno cambiante. A su vez, el crecimiento y la adaptación de la población ampliaron el grupo de inventores y aumentaron la demanda de innovaciones, estimulando aún más la creación y adopción de nuevas tecnologías. Sin embargo, durante la mayor parte de la existencia humana, un aspecto central de la condición humana no se vio afectado en gran medida: el nivel de vida. El progreso tecnológico generó un aumento de la población y, en consecuencia, los frutos del progreso se repartieron entre un número creciente de personas. Las innovaciones estimularon la prosperidad económica durante unas cuantas generaciones, pero en última instancia, el crecimiento de la población devolvió las condiciones de vida a los niveles de subsistencia.

3.- Se puede decir que ha habido dos grandes hitos en el curso de la evolución humana que podrían considerarse especialmente revolucionarios desde el punto de vista económico: la revolución neolítica y la revolución industrial. Ahora estamos inmersos en una tercera, que podría decirse asimismo que deriva en gran medida de la segunda, que provocó un crecimiento económico continuado. A diferencia de la revolución neolítica, que dio lugar a las civilizaciones, en la revolución industrial se produjo un verdadero "cambio de fase" en el crecimiento. ¿En qué consistió el cambio de fase?

Durante milenios, las ruedas del cambio -la interacción reforzada entre el progreso tecnológico y el tamaño y la composición de la población humana- giraron a un ritmo cada vez mayor hasta que, finalmente, se alcanzó un punto de inflexión que desencadenó el rápido progreso tecnológico de la Revolución Industrial. La creciente demanda de trabajadores cualificados y educados que pudieran desenvolverse en este entorno tecnológico tan cambiante incentivó a los padres a invertir en la educación de sus hijos y, por tanto, a tener menos hijos.  Las tasas de fecundidad empezaron a descender y el nivel de vida mejoró sin que se viera contrarrestado rápidamente por el crecimiento de la población, la trampa maltusiana se desvaneció, y así comenzó un aumento a largo plazo de la prosperidad humana que el mundo ha experimentado en los dos últimos siglos. Se trata de una verdadera metamorfosis del nivel de vida. En los últimos 200 años, la renta mundial per cápita se ha multiplicado por 14 y la esperanza de vida se ha duplicado con creces.

4.- Una mayor inversión de los padres por hijo. Disminución de la mortalidad infantil y disminución del trabajo infantil. Educación universal orientada a la formación de profesionales, igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo y .... disminución del crecimiento demográfico. Pero principalmente, por el momento, en lo que se ha llamado Occidente. Algunos estudiosos, como Stephen Emmott, hablan de llegar a los diez mil millones en 2050, mientras que otros, como Darrell Bricker y John Ibbistson, por el contrario, hablan de un gran declive demográfico mundial. ¿Cómo podemos reducir las desigualdades económicas entre países para lograr un crecimiento económico sostenido y sostenible?

Cuando la prosperidad se disparó en los últimos siglos, lo hizo antes en algunas partes del mundo, desencadenando una segunda gran transformación: la aparición de una inmensa desigualdad entre las sociedades. Las características institucionales, culturales, geográficas y sociales que surgieron en el pasado lejano impulsaron a las sociedades en sus distintas trayectorias históricas e influyeron en el momento en que estas salieron de la época de estancamiento, contribuyéndo a la brecha en la riqueza de las naciones.

Los factores culturales que favorecen el crecimiento, como la mentalidad orientada al futuro, el ahorro y el espíritu empresarial, han reforzado la rotación de las ruedas del cambio y han acelerado la transición del estancamiento al crecimiento en algunas regiones del mundo, pero no en otras. Del mismo modo, las instituciones inclusivas que potencian el crecimiento y protegen los derechos de propiedad favorecen el desarrollo. Pero la Historia no es Destino. Reconocer la historia de cada sociedad nos permitirá diseñar políticas de fomento del crecimiento que mitiguen el efecto persistente del pasado y disminuyan la desigualdad entre las naciones. Estas políticas tendrán que ser únicas para cada sociedad y reflejar su herencia geográfica e histórica y su impacto en sus características culturales e institucionales. ¡La misma política no sirve para todas las naciones!

Cualquier intervención de este tipo que ignore las características particulares que han surgido a lo largo de la trayectoria de cada país es poco probable que reduzca la desigualdad y puede, en cambio, provocar frustración, agitación y prolongar el estancamiento. La privatización de la industria, la liberalización del comercio y la seguridad de los derechos de propiedad pueden ser políticas que favorezcan el crecimiento en países que ya han desarrollado los requisitos sociales, culturales y educativos para el crecimiento económico, pero en entornos en los que no existen estos fundamentos, donde la cohesión social es tenue y la corrupción está bien arraigada, estas reformas universales han sido a menudo infructuosas.

5.- Hoy vivimos tiempos inciertos: el modelo industrial parece agotado, y las nuevas tecnologías no parecen de momento generar suficiente empleo. Por otro lado, el modelo educativo tiene que adaptarse a un futuro mercado laboral que ni siquiera sabemos qué competencias demandará. Y luego está la cuestión medioambiental, con el declive de la biodiversidad, que podría llevarnos al colapso más pronto que tarde. ¿No podría esta tercera gran revolución económica de las nuevas tecnologías crear inesperadamente las condiciones para que la humanidad vuelva a la trampa maltusiana a través de nuevos conflictos por recursos cada vez más escasos? ¿No nos dirigimos hacia lo que Gwynne Dyer ha llamado "guerras climáticas"? ¿O las nuevas tecnologías también tienen el potencial de salvarnos definitivamente de la trampa maltusiana?

Creo que la actual tendencia a la rápida disminución del crecimiento demográfico, la transición a tecnologías respetuosas con el medio ambiente, así como el refuerzo de las normativas más estrictas sobre las emisiones de carbono, permitirán al ingenio humano mantener el ritmo actual de desarrollo económico preservando el Planeta.

Pero evitar las "guerras climáticas" y preservar nuestro medio ambiente es un enorme desafío que requerirá una gran vigilancia y una gran determinación por parte de la humanidad. Hemos llegado a un punto en el que las advertencias son evidentes y no pueden seguir siendo ignoradas, y los políticos de todo el mundo se verán sometidos a una presión cada vez mayor para comprometer los recursos necesarios para evitar la enorme catástrofe que se avecina.

6.- El viaje de la humanidad ha sido (y sigue siendo, por ahora) fascinante. Pero, como deja claro en su libro, y en la Teoría del Crecimiento Unificado, que expone en él, el viaje no ha sido, ni mucho menos, el del progreso moral, sino el del progreso tecnológico, que sólo se ha traducido en un progreso económico continuo desde hace apenas dos siglos. Por tanto, seguimos siendo Homo sapiens, capaces de razonar y planificar a largo plazo, pero también cargados de prejuicios e instintos que pueden arruinar todo lo que hemos conseguido en el viaje. La creciente polarización en las sociedades, especialmente en las más desarrolladas, nos recuerda que somos primates grupales, y la moral se adapta a ello. ¿Podemos realmente alcanzar una visión universalista de nuestro viaje y caminar hacia el futuro unidos? ¿No son imperativos el progreso moral y la ética racional, reduciendo las distancias de la sociedad para seguir caminando?

En efecto, la espectacular tranformación del nivel de vida en los dos últimos siglos ha superado ampliamente a la evolución de la humanidad en otras dimensiones -moral y ética- poniendo en peligro la prosperidad alcanzada.

Un subproducto inevitable del rápido cambio tecnológico ha sido el aumento de la desigualdad dentro de las naciones. La aceleración tecnológica aumenta la demanda de educación y de otras habilidades complementarias, ampliando la desigualdad y la polarización en función de la distribución de estas habilidades en la población. Para mitigar el inevitable impacto del rápido cambio tecnológico y la globalización en la desigualdad y la polarización, las sociedades deberían asegurar la "igualdad de oportunidades", de modo que a priori todas las personas tengan las mismas posibilidades de beneficiarse del progreso tecnológico. Esto mitigaría la alienación en ciertos segmentos de la sociedad y permitiría, en última instancia, una visión más universal de los beneficios potenciales de nuestro viaje.  Pero, además, las sociedades deberían fomentar visiones morales y éticas que permitieran proporcionar nichos de seguridad para aquellos segmentos de las sociedades que no poseen las habilidades que encajan y se complementan con esta nueva era tecnológica. Esta política es justa desde el punto de vista moral y sabia desde el punto de vista económico; fomentará la eficiencia y mitigará el efecto adverso del malestar social sobre la inversión y la productividad.

7.- ¿En qué está trabajando ahora? ¿En qué nuevos proyectos está embarcado?

Estoy embarcado en la exploración del futuro viaje de la humanidad en los próximos siglos. Basándome en el marco conceptual que avancé en el contexto de la Teoría del Crecimiento Unificado, arrojaré luz sobre la trayectoria prevista de la especie humana. En particular, basándome en las ruedas de cambio que han regido el viaje de la humanidad a lo largo de toda la historia, proporcionaré una novedosa previsión a largo plazo sobre la evolución del tamaño de la población humana, y su tasa de reproducción, en los próximos siglos. Sobre la base de este análisis, y de las fuerzas subyacentes que han mantenido a la humanidad en una época de estancamiento durante la mayor parte de la historia, evaluaré las perspectivas de un sombrío futuro maltusiano, por un lado, y de un crecimiento económico altamente exponencial, por otro. Además, ofreceré una predicción de los patrones migratorios en el planeta Tierra, y su impacto en la tasa de reproducción, la diversidad y el curso futuro del progreso tecnológico y el crecimiento económico.

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