Erase una vez un país donde dominaba una ideología horrible llamada Alturismo. Según esta doctrina, las personas altas eran superiores a las personas más bajas y sólo las personas altas podían gobernar y ocupar profesiones y cargos importantes en la sociedad. Todas las personas de menos de 1,80 eran discriminadas y sólo podían trabajar en la hostelería y sirviendo a las demás. Había sospechas no confirmadas de que las personas muy bajas (menos de 1,50) habían sido incluso asesinadas. La idea la tuvo por primera vez un militar y se fue extendiendo en el ejército hasta que un día dieron un golpe de estado y se hicieron con el poder. Los no-alturistas se habían rebelado contra este horror pero habían sido derrotados y sus líderes deportados a campos de concentración. Sin embargo, con ayuda de países exteriores que no estaban de acuerdo con este régimen de Alturaheid, los anti-alturistas se fueron organizando de nuevo y un día consiguieron vencer y echar a los alturistas. Lo gracioso es lo que pasó después. Para que nadie pudiera utilizar la altura para discriminar a las personas se prohibió hablar de la altura y se decretó por ley que todas las personas eran igual de altas.
He comenzado con este cuento mi comentario del libro A Troublesome Inheritance, de Nicholas Wade, porque me parece que muchos críticos de este autor se comportan en el tema de la raza como los anti-alturistas en el tema de la altura. Han decretado que no hay diferencias genéticas entre poblaciones y, además, está prohibido hablar de ello. Opino, por contra, que estas diferencias pueden ser estudiadas por la ciencia. Y quiero señalar que las diferencias “genéticas”, como el propio Wade reconoce, se refieren a diferencias en la frecuencia de los alelos entre las poblaciones. Salvo casos muy concretos, no es que las razas tengan genes diferentes, sino que la frecuencia de los alelos es diferente.
El libro de Wade me ha parecido regular tirando a malo. El propio Wade separa los capítulos en “más científicos” (los que tratan de la genética de las razas, por ejemplo) y más especulativos (del 6 al 10) en los que él mismo reconoce que se aleja de la ciencia. En la parte especulativa, su hipótesis es que las sociedades no son iguales por diferencias evolucionistas en la conducta social, es decir, que las diferencias entre poblaciones a nivel político, económico o científico no se deben solo a la cultura, sino que pueden tener un componente genético. Según Wade, determinadas conductas, como el grado de confianza en los demás o el conformismo, pueden tener base genética, y eso puede dar lugar a sociedades sensiblemente diferentes. No creo que lo pruebe, ni mucho menos, (el propio Wade reconoce que los datos que aporta apoyan pero no prueban su punto de vista) pero la tesis es válida desde el punto de vista científico y no puede descartarse a priori. Es un tema que se puede ( o se podrá en su idea si ahora nos faltan herramientas) estudiar científicamente.
Hay muchos autores que han hablado de que el hombre ha sufrido un proceso de autodomesticación en los últimos 50.000 años (Richard Wrangham, Bruce Hood...) y datos de que la testosterona bajó en la especie humana en el momento en que aparece la cultura. También hay un estudio reciente que encuentra que desde el Neolítico la evolución humana se ha acelerado 100 veces. Diferencias culturales que se mantienen mucho tiempo dan lugar a diferencias genéticas como demuestran la tolerancia a la lactosa o la adaptación a la altura de los nepalíes. Esos cambios pueden ocurrir también en la conducta y no se pueden descartar a priori. Sin embargo, en los casos tratados por Wade, como el auge de Occidente y otros temas históricos, creo que la influencia cultural es enorme y dudo de que necesite apoyo de influencias genéticas. Las diferencias entre las dos Coreas son un buen ejemplo del poder de la cultura. Tampoco creo que, habiendo sido la ciencia árabe la más importante del siglo VIII al XIV dejara de golpe de serlo por cambios genéticos o que el auge de Europa a partir de esa fecha se debiera a variaciones en el genoma.
En cuanto a los capítulos sobre genética de la raza creo que son los expertos en Genética los que nos pueden decir si los AIMs (Ancestry informative markers) permiten o no determinar el origen (a nivel de continente o el que sea) de una persona estudiando su genoma o no. Es un tema también que puede ser aclarado en la arena científica.
Resumiendo, creo que no era para haber montado tanto revuelo. A mí no me ha parecido un libro racista porque no habla en ningún momento de superioridad de nadie sobre nadie, sólo de diferencias. ¿que esto puede ser utilizado por los racistas para sus propósitos? Pues sí, por supuesto, pero también se pueden utilizar aviones comerciales para destruir edificios, como en el 11-S. Pero no vamos dejar por ello de hacer aviones, ni tampoco de hacer ciencia.
@pitiklinov
Referencia:
Una reseña no demasiado clarificadora sobre la perspectiva de Wade. Invita de poco a nada a leer el libro, a invertir el tiempo necesario para valorar personalmente sus contenidos. Saludos, Roberto
ResponderEliminarTienes razón Roberto, estaba tan preocupado por defender que se pueden escribir libros como este o hablar de diferencias genéticas que el comentario del libro en sí me ha quedado muy flojo. Sólo espero que el mensaje principal sí haya quedado claro :).
ResponderEliminarUn saludo
El propio comentario adolece de rigurosidad dialéctica. Más allá de estimular o no su lectura (que puede ser positiva o no, pero que debe ser honesta y objetiva o de lo contrario puede generar sospechas) El comentario confunde tesis con hipótesis y habla de capítulos más científicos y más especulativos. Un libro de divulgación no puede brindar hipótesis, solo debe divulgar hechos corroborados, de lo contrario se trata de un trabajo de investigación y no de un libro de divulgación. Es una cuestión metodológica.
ResponderEliminarPor otro lado no existen razas humanas, se trata de la misma raza con diferencias polimórficas. Esto en un estricto sentido biológico.
ResponderEliminarGracias por la corrección tesis/hipótesis y el resto de comentarios
ResponderEliminarDivulgar Con Ciencia, si una raza es una división de una especie cuyos individuos han desarrollado características fisiológicas distintivas del resto de la especie que son heredables, ¿cómo puedes decir que no existen razas humanas? Por otro lado, ¿qué es eso de la misma raza con diferencias polimórficas?, ¿no podríamos decir que a partir del erectus todos los humanos son la misma especie, pero con diferencias polimórficas?
ResponderEliminarHago este ejemplo porque es posible que desde el erectus todos los homo pudiesen cruzarse, sin perjuicio de su capacidad reproductora, como se ha comprobado recientemente con el neandertal y el hombre de denisova.