lunes, julio 20, 2020

Superbacterias (entrevista a José Ramos Vivas)

José Ramos Vivas
Se suele decir que la nuestra es una sociedad que no mira de frente a la muerte, que trata de ocultarla. 

Ciertamente no sería ni higiénico ni agradable ver cadáveres amontonados en las calles, ni plato de buen gusto asistir a la agonía y a los últimos estertores en el lecho de muerte de nuestros familiares y allegados. 

Pero hemos de admitir que el culto a la juventud, la salud, la belleza, el bienestar etc, sesgan nuestra percepción de la vida.

Los grandes hospitales en los que tantas veces se entra para no salir, los tanatorios con sus salas debidamente numeradas y sus listas de fallecidos, las residencias en las que tantos pasan aislados de su comunidad natural sus últimos años, meses o incluso días, con alguna visita esporádica de cortesía....nada de todo esto se ha creado específicamente para negar la senescencia, la enfermedad y la muerte, pero de forma inconsciente, acaso siguiendo los dictados de un orden social que nos guía y al que vamos guiando con nuestras elecciones cotidianas, hemos aprendido a vivir de espaldas a la realidad física y biológica de la muerte. Hay toda una industria de la muerte y de su edulcuracion. Luego que escapamos de ella tratamos de volver lo más rápido posible a nuestras rutinas y entretenimientos, para los cuales ya tenemos toda una industria del entretenimiento, de tratamientos de belleza, de moda, de consejos para llevar una vida feliz, lejos de las preocupaciones. 

Por supuesto caemos en la trampa unos más que otros. Cómo dijera Cioran, el filósofo tachado de pesimista por su extrema lucidez, era preferible y más auténtico asistir a un rito fúnebre que a una fiesta.

La era de los antibióticos y la asepsia también lo ha sido del optimismo respecto a la vida y a nuestra capacidad de vivirla plena y felizmente. Pareciera que, con los grandes avances médicos que disparaban nuestra esperanza de vida, particularmente reduciendo de forma drástica la peor de las mortalidades, la infantil, podíamos aspirar ya a curar todos los males y a vivir sin esfuerzo ni dolor. Pero ni nuestro diseño evolutivo estaba hecho para ello, ni la naturaleza nos iba a dar el respiro que necesitábamos para lograr el paraíso en la tierra.

Es sobre la segunda cuestión sobre la que nos toca hablar hoy. Pues no hay enemigo pequeño y, de hecho, nuestros mayores y más peligrosos enemigos son microscópicamente pequeños. No los podemos ver. Y tampoco queremos ver los estragos que comienzan a hacer en nuestros hospitales. Pero por sus obras los conoceréis, y estos enemigos nos están matando de nuevo, como lo hacían hace menos de un siglo, ante de la llegada de los medicamentos antibióticos. 

Estos asesinos son viejos enemigos que han desarrollado defensas eficaces contra nuestras "balas mágicas". Se les ha puesto una etiqueta acorde a lo que parece su invencibilidad frente  nuestros disparos terapéuticos: Superbacterias. Son, estas, las descendientes de una estirpe de bacterias que sobrevivió a la selección natural provocada por los ambientes hostiles constituidos por miriadas de moléculas antibióticas.

Darwin quedaría impresionado con una confirmación tan rotunda de su Teoría de la Evolución Natural. Pero lamentaría profundamente que dicha confirmación viniera de aquellos agentes invisibles de entre los cuales uno acabó con su más querida hija.

Los antibióticos han sido un éxito, una victoria de la humanidad contra uno de sus demonios, pero su tiempo ha pasado muy rápido, al menos en términos evolutivos. Comenzamos una nueva etapa que no invita al optimismo y para la cual ¡Oh sorpresa! no estábamos prevenidos. 

En los próximos años iremos viendo cómo aumenta alarmantemente la mortandad por infecciones que, en otro tiempo, se habrían curado con un buen antibiótico. Pero de momento bastante tenemos con asimilar la vuelta de las Pandemias víricas y el concominante colapso económico que nos traen. 

Tendremos que ser muy ingeniosos para impedir la hecatombe. Porque el tiempo de los antibióticos está llegando a su fin.

José Ramos Vivas, microbiólogo e investigador, estudia en su laboratorio las bacterias superresistentes, las Superbacterias, y para acercar al público general la realidad de estos viejos nuevos microorganismos ha escrito una obra cuyo título no deja lugar a dudas sobre su contenido: Superbacterias

El Profesor Ramos Vivas ha tenido la inmensa amabilidad de responder unas preguntas para la Nueva Ilustración Evolucionista.


1.- Los antibióticos y la resistencia a los antibióticos parecen cosa de nuestro tiempo, cosa de menos de un siglo. Pero ¿Cuál es su historia a la luz de la evolución?


¿Qué fue primero, el antibiótico o el gen de resistencia a ese antibiótico? 

Bueno, la respuesta no es muy importante, porque ambos aparecieron hace miles de millones de años. Pensemos en la tierra, por ejemplo, hace 2500 millones de años. Los microorganismos abarrotaban los océanos primitivos, la superficie de las rocas… En algún momento, la competencia por las moléculas que “flotaban” en esos ambientes y el descontrol sobre las maquinarias de corrección de errores en el ADN, hicieron que algunos de los productos del metabolismo de unos microorganismos fueran tóxicos (antibióticos) para otros microorganismos. En cuanto esto ocurrió, las mutaciones también en sus propios genes hicieron que esas bacterias produjeran antibióticos y a la vez fueran resistentes a ellos. Millones de especies de microorganismos peleando entre sí en campos de batalla oceánicos. Cada vez se producían más antibióticos y cada vez más genes de resistencia. Y así comenzó todo. 

La evolución hizo el resto, intercambio de genes y de armas entre especies de microorganismos…


2.- Las llamadas Superbacterias ¿merecen realmente tal calificativo? ¿No sería mejor llamarlas simplemente Supervivientes? ¿No son los antibióticos el medio hostil de su particular selección natural?


El nombre lo acuñó un periodista hace unas décadas, para describir a una bacteria que había acumulado en un plásmido más de 7 genes de resistencia a los antibióticos más potentes de aquella época. Son “súper” porque resisten concentraciones muy altas de antibióticos, que normalmente las matarían sin problemas.

Resistir implica un mecanismo activo, como es el caso de algunos mecanismos de resistencia, mientras que el término sobrevivir lo relaciono más con algo pasivo. Por supuesto los antibióticos seleccionan aquellas que tienen esos mecanismos de resistencia.


3.-  En tu libro citas a Joshua Lederberg: "El futuro de la humanidad y los microbios probablemente se desarrollará como los episodios de un thriller que podría titularse: Nuestro ingenio contra sus genes". Nuestra particular guerra contra los patógenos microbianos parece estar perdida, pero todavía casi nadie se ha dado cuenta. Dos cuestiones surgen de ello: ¿Cómo hacer que la gente tome conciencia? y ¿Qué nuevas armas podríamos incorporar a nuestro arsenal para seguir "resistiendo"?


Con “la gente” no cabe otra opción que la educación continua y constante. Desde edades tempranas. Las autoridades -sobre todos las que salen todos los días en televisión- deberían asegurarse primero de que la población percibe el problema, y segundo y más importante, que lo entiende y que hace algo para solucionarlo. Pero se debe comprobar que esto es así, y no se está haciendo. 

La campaña de concienciación sobre el uso adecuado de los antibióticos apenas aparece durante la semana de Noviembre dedicada al tema… Pero es un mensaje que debería lanzarse en campañas durante todo el año, porque si no, la gente se olvida. En los centros educativos debería ser un tema obligatorio. Si la gente no percibe el problema no tomará medidas para solucionarlo. Pero el comportamiento adecuado de la gente de la calle solo es una pieza del puzle; hay otras incluso con más peso.

Para nuestro arsenal hay un montón de nuevas moléculas que se están probando. Alguna de ellas será útil. El tema es que una molécula solo no va a acabar con el problema. Como mucho podrá utilizarse contra alguna especie de Superbacteria en concreto, y/o para alguna patología específica, pero lo que necesitamos es una familia de antibióticos enteramente nueva, rompedora, que pueda utilizarse contra varias especies de Superbacterias y para tratar distintas patologías, y de ese tipo no tenemos nada a la vista…


4.- Las bacterias tienen el potencial de modificarse a través de mutaciones en la replicación, de forma "vertical", pero también a través de la conjugación, pasándose entre ellas información genética a través de plásmidos, de forma "horizontal". Esta manera de modificarse unas a otras podría considerarse una rudimentaria e inconsciente forma de promiscuidad y de colaboración. Pero las bacterias se agrupan y colaboran de otras muchas formas, formando biofilms, distribuyendo el trabajo metabólico, etc. ¿Realmente se pueden llegar a comprender las bacterias (patógena o no) como "especies", por no hablar de "individuos"?


Además de esas dos formas, está la transducción con fagos, los cuales pueden contener genes de resistencia, la adquisición de ADN “foráneo” y el intercambio de microvesículas que pueden contener genes de resistencia. 

Necesitamos hablar de “especie” para clasificarlas y para poder estudiarlas, pero evidentemente la forma más abundante en la que se encuentran las bacterias en la naturaleza son los biofilms. Como dices, no hay una sola bacteria en una tubería, o en una “caries dental”, son siempre grupos de bacterias. Comprenderlas como “especie” nos ayuda a poder comprenderlas luego como “biofilms”. En realidad un biofilm equivaldría a un individuo, porque actúan juntas, pero en la propia definición de biofilm viene la palabra “superficie”, así que los microbiólogos utilizan siempre este término. Un “individuo” podría no estar en contacto con una superficie y ya no sería un biofilm.…

Además, está el tema de que muchos biofilms están formados por especies diferentes.


5.- No podemos encontrar, a priori, otro sentido al comportamiento de las bacterias que el de la supervivencia y el de la reproducción. Pero ya sabemos que fueron las primeras en formar ecosistemas, y que fueron ellas las que comenzaron las guerras por los territorios, y las carreras armamentísticas, y ahora es nuestro cuerpo uno de sus campos de batalla. En este escenario es preciso conocer a los amigos, pues en ellos está la clave de la supervivencia ¿Cuánto urge comprender a nuestra microbiota? ¿Cuánto la conocemos realmente a día de hoy?


Su importancia viene reflejada por el simple hecho de que se han creado en el mundo centros de investigación única y exclusivamente dedicados a estudiar la microbiota. Esto nos da una idea de la importancia que los científicos creen que tiene. Comprender científicamente la microbiota es imposible, nunca terminaremos de hacerlo; pero sí que podemos comprender algunos aspectos que tengan relación con la salud de las personas y puedan ayudar a combatir algunas enfermedades. Hoy conocemos la microbiota muy poco. Demasiado poco. Nos hemos dado cuenta de que debe jugar un papel muy importante en muchas de las cosas que nos pasan, pero una de las limitaciones que tenemos que es no podemos cultivar la mayoría de los microorganismos que la componen; por lo tanto, las aproximaciones que estamos haciendo son mayoritariamente empíricas. Si damos esta dieta a los ratones, pasa esto, si damos este fármaco a los ratones, pasa lo otro. De momento podemos saber la relación pero no el mecanismo implicado. Además, hay una microbiota del intestino, una microbiota diferente en la piel, otra en el sistema respiratorio.. hay muchas microbiotas y los grupos de investigación están tratando de crear su nicho para estudiar cada una de ellas. Todo a la vez es inabordable.


6.- Suena monstruoso pero al paso que vamos, y siendo como somos, los Homo sapiens vamos a destruir nuestra propia casa y a morir en su derrumbe. Malthus, en cuyo Ensayo sobre la población se inspiró Darwin para su Teoría de la Evolución por Selección Natural, planteaba el dilema de unos recursos limitados frente a poblaciones exponencialmente crecientes. ¿No sería el retorno de las enfermedades infecciosas un mecanismo malthusiano que devolvería a nuestra población a unas cantidades más "sostenibles"?


Más que monstruoso, lamentable.

Las enfermedades infecciosas no retornan, porque retornar significa volver, y en realidad nunca se han ido; solo entre las infecciones del tracto respiratorio, diarreas, tuberculosis y SIDA, mueren unos 7 millones de personas cada año. Y hay muchas otras enfermedades que causan brotes más o menos importantes todos los años, Ébola, cólera, etc... El coronavirus aún no ha matado a tanta gente como esas otras enfermedades, aunque si seguimos a este ritmo… Lo que si ha sido es un toque de atención a occidente; pues esas otras enfermedades se ceban sobre todo con los países pobres.


7.- ¿En qué estás trabajando ahora?¿Qué misterio del microcosmos te gustaría desvelar?


En este momento me han encargado que pruebe un compuesto contra el SARS-Cov-2 en un laboratorio SB3 que hay en Cantabria. Durante el confinamiento he finalizado varios libros que tenía pendientes. A ver si aparecen pronto en las librerías.

Una de mis líneas de investigación está dedicada a la búsqueda de fagos contra Superbacterias. A eso espero dedicarme en cuanto pase el verano; me gustaría encontrar alguno que funcione contra alguna Superbacteria de las más malas; el fago entero o alguna de sus enzimas líticas. Me parece también interesante la regulación del sistema inmunitario para combatir infecciones. Sería interesante poder modularlo o regularlo de algún modo, no solo con los antiinflamatorios de turno.

Staphylococcus aereus resistente a la meticilina (SARM)





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