sábado, diciembre 26, 2020

Hacia un nuevo paradigma laboral (entrevista a Ana Moreno Romero)

 

Ana Moreno Romero





"Es un ser urbano hijo del futuro.

No es un ser humano débil y cansado. 

Es un ser urbano hijo del futuro.

¡Y es feliz!" Ser Urbano. Asfalto.

 

En el Estatuto de los Trabajadores está claramente establecido un ámbito subjetivo de aplicación, que son los trabajadores por cuenta ajena y dependientes de su empleador. El Estatuto pretende ser una garantía del empleado frente a su empleador, o empresario, teniendo un carácter tuitivo, o de protección de la parte más débil en la relación laboral, una relación que queda sancionada con el contrato de trabajo. Cuando se alude a la dependencia del trabajador se  hace referencia al hecho patente de que el empresario dirige y controla la actividad del trabajador: marca sus tiempos, sus objetivos, le proporciona los medios y el lugar para que realice las tareas, que son, naturalmente, las que decida asignarle en orden a lograr los objetivos de la empresa. Dichos objetivos han sido durante mucho tiempo reducibles por sucesivas derivadas a uno único y primordial: el beneficio económico de la empresa y, por consiguiente del empresario. De ahí que el trabajador lo sea por cuenta ajena: recibe un salario pero no participa del beneficio, que es -ajeno.

 

Desde la perspectiva de la organización de la producción, el esquema Taylorista (derivado de los estudios que el economista e ingeniero americano Frederic Taylor hizo sobre la optimización de tiempos en el desarrollo del trabajo) ha sido durante mucho tiempo el predominante, y aún hoy está en la mente de muchos como el único aceptable (con muy pocas variaciones) para controlar la productividad de los trabajadores. 

 

Un autómata en una cadena de producción sería el paradigma del Homo operarius, lo que el grupo musical Asfalto llamaría "ser urbano"Si uno entraba en una empresa de mediados del siglo pasado no tenía problema para distinguir los distintos estatus y funciones correspondiente de los trabajadores. Había entonces lo que entre los anglosajones se denominaban trabajadores de cuello azul (operarios) y de cuello blanco (técnicos licenciados, gerentes, directivos). Y en lo alto de la pirámide el empresario, que con la repartición de la propiedad de los negocios en acciones, era no un individuo, sino un grupo de personas físicas y jurídicas, inversores, que buscaban obtener rédito de su inversión económica en la empresa.

 

La Cuenta de Resultados y el Balance de Situación permitían que atentos inversores como el conocido como "genio de Omaha", Warren Buffet, distinguieran que empresas parecían ofrecer mejores perspectivas de beneficios económicos futuros. Estos documentos que cuantificaban los bienes, derechos y obligaciones de las empresas y sus beneficios periódicos, han sido durante mucho tiempo, y con razón, la guía a tener presente para evaluar y valorar las empresas. Pero había otros factores en juego que no se estaban valorando. Se trataba, por un lado, de lo que entre los economistas se conoce como externalidades.

 

Si una empresa emitía productos tóxicos al medio ambiente y no lo internalizaba como un coste -por ejemplo creando un proceso de eliminación de los productos tóxicos sin contaminar, estaba generando externalidades negativas. También las hay positivas, pero no son objeto de análisis aquí.

 

Otro factor en juego pasado mucho tiempo por alto pero que se hizo conspicuo con la globalización y la deslocalización de plantas  productivas por parte de las multinacionales, es el de las diferentes reglas del juego mismo, de tipo legal y político, principalmente, respecto a los derechos de los trabajadores, o al cumplimiento de normativas medioambientales, sanitarias etc entre distintos países. 

 


El resultado es que un mundo desigual dio paso a otro mundo desigual, pero de otras maneras. Y esa desigualdad se aprecia en las cuentas de resultados como fríos números, cuyo único valor era financiero y monetario.

 

Pero la cosa llegó a un punto en el cual el sistema que como el reloj de un banco suizo funcionaba razonablemente bien y generaba caja empezó primero a tener grietas y posteriormente a desmoronarse. La crisis de liquidez financiera del 2007 no fue una causa, sino una consecuencia de la nube tóxica de activos financieros derivados que habían hecho de la relación de la economía finaciera con la economía real una entelequia. Y la crisis sigue vigente, porque no se han dado soluciones satisfactorias, sólo se han puesto parches. Seguimos con los mismos esquemas y las mismas recetas obsoletas, que además han sido retratados en su obsolescencia  con la emergencia de la sociedad red, que las nuevas tecnologías de la información y comunicación (en adelante TIC) han traído. 

 

La forma de entender el trabajo y de trabajar nunca volverán a ser las mismas. Tenemos que aceptarlo. Y ya desde hace tiempo, algunas organizaciones adaptadas a los nuevos tiempos y a los venideros y sus nuevas realidades y algunos académicos, comienzan a plantear cuestiones tales como Reinventar las Organizaciones (Frederic Laloux), o La Revolución Silenciosa del Profesional del Siglo XXI(Ana Moreno). 

 

Precisamente hemos querido preguntar a la Profesora de la Universidad Politécnica de Madrid, Ana Moreno, por estos cambios ciertamente significativos que se están dando en la nueva sociedad de la información (y el conocimiento), que hacen que los perfiles profesionales y las propias profesiones cambien de forma espectacular. 

 

Nuestra sociedad se enfrenta a un reto no menor, con un posible paro tecnológico sistémico, pero también se abren nuevas oportunidades, reorganizando nuestras prioridades y formas de trabajar.

 

La cuestión no baladí es ¿seremos las personas capaces de afrontar los cambios que se requieren para lograr un nuevo modelo productivo que preserve lo mejor del anterior pero que rompa con sus esquemas demasiado rígidos y orientados en exclusiva al beneficio económico empresarial? Cualquier evolucionista que se precie se preguntará por lo enraizadas que están cosas tales como las jerarquías, el engaño, la ausencia de empatía hacia el que no pertenece al propio grupo, etc en nuestra naturaleza. Si se requiere un cambio de consciencia no sólo hay que mirar a la flexibilidad o rigidez de nuestras instituciones, sino también a las correspondientes a la propia naturaleza humana. 

 

Tenemos que cambiar, ahora debemos trabajar en el modo de hacerlo teniendo presente lo que somos y lo que podemos llegar a ser.

 

Ana Moreno Romero ha tenido la inmensa amabilidad de responder a las preguntas de La Nueva Ilustración Evolucionista, lo cual desde aquí le agradecemos enormemente. Más información sobre ella y su trabajo pueden obtenerla en su página web.

 

 

1.- ¿Cómo están cambiando nuestras vidas y nuestras formas de trabajar las TIC?

 

A lo largo de la historia de la humanidad, las tecnologías han sido una de las palancas principales para la evolución. Desde la época de la revolución industrial la sofisticación tecnológica se ha ido acelerando y, de una generación a otra, se producían importantes cambios sociales y laborales. Diría que con la transformación digital que vivimos en la actualidad de la mano de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, los cambios están siendo tan rápidos, que podemos observarlos en nuestro día a día y tenemos dificultades para entenderlos y para adaptarnos. Es difícil enunciar y explicar todas las transformaciones en marcha. Elegiré dos que desde mi punto de vista son muy relevantes, una para nuestra esfera social y otra para nuestra esfera laboral. 

 

Como personas creo que el cambio más profundo tiene que ver con los canales de comunicación. Las TIC han transformado la comunicación natural del ser humano, desde la forma cara cara e integral; a un conjunto de conversaciones entremezcladas, con imagen-con textos, síncronas-asíncronas, individuales-grupales, privadas-publicas... Las personas, los grupos humanos, la sociedad en su conjunto, se basan ontológicamente en la comunicación. El impacto de todas las formas de comunicación por un lado enriquecen nuestro día a día, y por otro conllevan cambios psicológicos y sociológicos que aún no somos capaces de entender. 

 

Desde el punto de vista laboral, las TIC facilitan trabajar desde cualquier sitio y en cualquier momento, y está transformando conceptos básicos como lugar de trabajo, jornada laboral, o, incluso, pertenencia a una determinada organización como trabajador. La idea de que los trabajadores acuden masivamente, en un horario fijo a sus puestos de trabajo, resulta, en cierta forma anacrónica. 

 

2.- Información, Conocimiento, Cultura. ¿Cómo se sube por esta escalera?

 

Buena pregunta, aunque no es fácil de responder. En los últimos 30 años hemos hablado de sociedad de la información, sociedad del conocimiento, sociedad en red y ahora de sociedad digital. Podemos entenderlo como una evolución en el nivel de madurez para absorber los beneficios que aportan las TIC. La informática y las telecomunicaciones, especialmente desde la generalización del uso de Internet en los años 90 del siglo pasado, trajeron un crecimiento exponencial de información disponible y de la facilidad para acceder a ella. Los retos a los que tuvimos que enfrentarnos fueron cómo obtener valor y conocimiento entre tanta información; cómo formarnos como trabajadores para ese nuevo contexto; y cómo permitir que el conocimiento humano se entretejiera bien con la información acumulada en bases de datos. Pero no solo era una sociedad del conocimiento, la facilidad de conexión iba más allá, y supuso una conectividad entre distintas organizaciones, grupos y personas que conformaron la sociedad red. Y año a año veíamos cómo crecían exponencialmente las prestaciones de equipamientos y servicios tecnológicos: los teléfonos inteligentes, la capacidad de subir nuestros contenidos a Internet, la redes sociales, la computación en la nube…. Para ir entrando en cada rincón de nuestras actividades, llevándonos a la digitalización del estilo de vida en su conjunto, que las nuevas generaciones más jóvenes ejemplifican a la perfección.   


Y aquí viene lo difícil, ¿cómo se sube por esta escalera? Casi cambiaría la pregunta a ¿cómo estamos bajando por esta escalera? Estamos bajando por esta escalera en caída libre, casi sin tocar los peldaños, y asumiendo tropezones y dificultades porque la escalera es muy empinada. Así que mejor pensar en un tobogán, que quita aristas y puede ser muy divertido. Para dejarse caer por un tobogán hay que estar preparado física y mentalmente, hay que confiar, hay que dejarse llevar, hay que responder en tiempo real a lo que va emergiendo

 

3.- ¿Qué nos enseña la psicología social, en especial la psicología de grupos, de cómo funcionan o deben funcionar las empresas?

 

Dentro de las organizaciones los cambios que he explicado en las preguntas anteriores tienen un impacto enorme. Por un lado, crece enormemente la importancia del talento humano, de la creatividad y capacidad de innovar; lo que exige un clima laboral motivador, donde se logre el compromiso de los y las trabajadoras. Por otro lado, el ritmo de cambios requiere flexibilidad, y agilidad, lo que no es fácilmente compatible con las grandes estructuras organizativas basadas en la planificación estratégica, la toma de decisiones jerárquica y los procesos rígidos. Así pues, la unidad básica de aportación de valor en las empresas adaptadas a la sociedad digital son los equipos ágiles de profesionales que despliegan su talento.

 

La psicología social y de las organizaciones lleva tiempo estudiando las organizaciones como sistemas sociales, y ese ámbito de conocimiento cobra ahora especial importancia. En el día a día de las empresas, de las administraciones públicas, o de cualquier otra organización del tercer sector, conceptos como cultura, valores, ciudadanía organizativa, compromiso, confianza, no están integrados en la gestión. Ahora tenemos que incorporarlos, especialmente para lograr el buen funcionamiento de los grupos humanos, de los equipos.

 

4. ¿Cuál es la relación entre felicidad en el trabajo y productividad? ¿lo que hoy pensamos al respecto se basa en datos probados o es más bien ideología propia de nuestro tiempo?

 

Podemos afirmar que un trabajador satisfecho es un trabajador más productivo. Las investigaciones que hemos realizado nos muestran que, si medimos la satisfacción del trabajador con la variable compromiso, concluimos que el compromiso emocional, el que tiene que ver con los factores motivacionales de Hetzberg, correlaciona con la productividad. A su vez, el compromiso racional, vinculado a los factores higiénicos de Hetzberg, correlaciona con la intención de permanencia. 

 

No me atrevería a decir que un trabajador comprometido es un trabajador feliz, sí diría que es más feliz que alguien que va desmotivado al trabajo. El concepto de plenitud en las organizaciones evolutivas teal, sí tiene una mirada más integral a la persona. Sin embargo, hay todavía pocas investigaciones cuantitativas que vinculen las organizaciones humanistas con la productividad.

 

En el ámbito de las organizaciones y de gestión de personas las ideas nuevas son a menudo fuente de inspiración para abrir caminos que, con el tiempo, se consolidan. Otras veces son modas pasajeras o caminos inviables. Personalmente tiendo a alinearme con las que invitan al optimismo.

 

5.- ¿Qué son un profesional y un operario del conocimiento? ¿En qué se diferencia de los clásicos profesionales de cuello blanco y cuello azul?

 

Es una buena pregunta, porque hace que me dé cuenta de hasta qué punto a veces cambiamos la terminología solo para adaptarnos al contexto. 

 

Compartiré las definiciones que usamos habitualmente con nuestros estudiantes:

 

Son los trabajadores del conocimiento los que definen el alcance de las tareas a las que se enfrentan (Drucker, 1991).

 

Es aquel trabajador cuyo resultado es principalmente intangible, las fuentes de trabajo no están claramente definidas y que permite un alto grado de decisión discrecional en la tarea (Thomas y Baron ,1994). 

 

Personas con un alto grado de educación o conocimiento experto, cuyos trabajos suponen de forma central creación, distribución o aplicación de conocimiento (Davenport, 2002).

 

Simplificadamente podría decir que un trabajador del conocimiento se corresponde con lo que llamábamos trabajador de cuello blanco, y un operario del conocimiento es el que asume las tareas de bajo valor añadido en los puestos del conocimiento, las que requieren menos cualificación. En cierta forma, sería la evolución de los trabajadores de cuello azul en entornos industriales.

 

6.- ¿Qué adaptaciones serían necesarias en las organizaciones y en los trabajadores respectivamente para mejorar el entorno laboral y ganar simultáneamente en bienestar y en productividad? 

 

En nuestras investigaciones hemos concluido que, a partir de un nivel de complejidad organizativa (derivada del mercado, de innovación en productos y servicios, de la globalización, de cambios sociológicos, y por supuesto de la incorporación de las TIC a la actividad), los sistemas de planificación, control y jerarquía no funcionan adecuadamente. Se buscan fórmulas organizativas ágiles y humanistas, decimos que la organización tiene que ser capaz de funcionar como un ser vivo. Hablamos de organizaciones evolutivas- teal (basadas en la plenitud, la autogestión y el propósito evolutivo), de holacracia, de nuevo estilo de relaciones de K2K, de agilismo… Es un nuevo lenguaje organizativo. 

 

Como bien apunta la pregunta, la clave son las personas satisfechas y productivas. Los datos de la encuesta mundial de fuerza del trabajo de Gallup (2017) muestran que el nivel de compromiso, entendido como indicador sintético de la buena gestión de personas, es muy bajo. En España solo el 6% de los trabajadores estaba comprometido. Desde la perspectiva de la organización se busca el círculo virtuoso trabajador comprometido - trabajador productivo. En este sentido, la buena gestión de recursos humanos y la adaptación a la sociedad digital tienen un elemento común: hay que generar un entorno para que cada persona despliegue su potencial, siendo ella misma, estando conectado con el propósito de su organización. Algunas empresas pioneras hablan de la felicidad de los trabajadores en su puesto de trabajo, y ya se ha acuñado el término Chief Happiness Officer para designar a lo que tradicionalmente llamaríamos director de recursos humanos. En la terminología Teal hablamos de plenitud, y de prácticas cotidianas para alcanzarla, tales como el autoconocimiento, el agradecimiento, el entorno seguro para poder equivocarse, o el feedback emocional.

 

La teoría parece clara, el reto indudablemente es llevarlo a la práctica. Esto es un caso a caso, la forma de aplicar estos conceptos depende del tipo de organización, del sector de actividad, e, intrínsecamente, del nivel de evolución en el que se encuentre esa organización.

 

7.- Un tópico muy estudiado hoy es el del liderazgo. El perfil del líder se presenta desdibujado. De hecho la propia verticalidad de las jerarquías formales parece derrumbarse tanto en la sociedad en general como en el mundo del trabajo. Se tiende a una horizontalidad creciente. Esto, al margen de las ventajas que tenga, conlleva claramente un riesgo de pérdida de autoridad de quién realmente debiera tenerla, en cada caso, y a una democratización por la vía de la vulgarización de las relaciones humanas. ¿Qué liderazgo es preciso en estos tiempos socioeconómicamente convulsos?

 

Efectivamente, las jerarquías son demasiado rígidas en la sociedad digital, no son un sistema eficiente de toma de decisiones porque hay que tomar muchas y de manera muy rápida, por lo que se produce un cuello de botella en la cúpula. Además, las cosas importantes están ocurriendo delante de las personas que están en el día a día con el cliente, con el proveedor, con el sistema informático... Arriba tienen mucha presión y no tocan directamente los problemas que se están viviendo ni las oportunidades que se están encontrando. Si a esto añadimos la incertidumbre derivada del frenético ritmo de la sociedad digital, se generan culturas marcadas por el miedo a equivocarse, y una jerarquía con miedo es un sistema muy ineficiente de toma de decisiones. Por eso, en los sistemas más innovadores, se habla de autogestión, de equipos autogestionados en los que cada trabajador, cada trabajadora, tiene responsabilidad y confianza para tomar decisiones y desarrollar su puesto de trabajo, su rol, con autonomía.

 

Los líderes, frente a directivos más orientados a la gestión, tienen una visión de hacia dónde hay que ir, tienen carisma para ilusionar y motivar, y generan las condiciones para que los miembros del equipo asuman sus responsabilidades. Las palabras clave para el liderazgo que necesitamos son, más que autoridad, propósito, guía, ilusión, responsabilidad, confianza, valores compartidos y, sobre todo, coherencia personal.

 

De los muchos modelos de liderazgo que se han conceptualizado, para los entornos de máxima delegación sobre los que estamos hablando, elegiría el líder coach, el liderazgo distribuido, y el autoliderazgo. Desde la perspectiva de adaptación estratégica (alineamiento del propósito) a la sociedad digital, hablaría de liderazgo transformador, liderazgo sistémico y liderazgo liminal.

 

8.- Dado el auge de la literatura sobre inteligencia emocional, psicología positiva, fórmulas de liderazgo, coaching etc...ha habido muchos oportunistas que han aprovechado la ocasión para vender pseudociencia y falsas promesas. ¿Cómo pueden los profesionales de este ámbito defenderse de ese intrusismo que dificulta que llegue el mensaje correcto al público en general?

 

Esta pregunta aborda un asunto controvertido: ¿qué es ciencia y qué no es ciencia en áreas de conocimiento que no se adaptan al método científico cuantitativo, objetivo y racional dominante? Creo que en el ámbito del comportamiento humano, la psicología, o el funcionamiento del cerebro, estamos dando los primeros pasos. Sinceramente pienso que no sabemos nada, o casi nada, de cómo funciona nuestro cerebro y cómo el funcionamiento del cerebro conecta con nuestros comportamientos. En este escenario, la obsesión por mostrar ámbitos frágiles y exploratorios, adaptados al método científico, a veces hace más mal que bien. No quiero decir que el rigor en este campo de organización y gestión de personas no sea necesario y posible, quiero decir que tenemos que asumir que lo que tiene que ver con el interior de las personas entra en campos emocionales, sociales y espirituales de los que tenemos métodos menos objetivables. Y para entender las organizaciones necesitamos aproximaciones cualitativas, multidisciplinares y sistémicas; en vez de cuantitativas y centradas en un solo área de conocimiento. 

 

Por supuesto, como en todos los ámbitos de la actividad humana, puede haber oportunistas, puede haber excesos de simplificación, puede haber una intención de manipulación por algún motivo. Solo el conocimiento, el buen criterio, los canales adecuados de validación, permiten distinguir las teorías valiosas de las que no lo son. Y Siempre queda espacio para la interpretación y para el alineamiento con los valores y circunstancias personales, a la hora de aceptar unas teorías u otras. 

 

9.- ¿En qué consiste la Teoría Evolutiva de las Organizaciones de Laloux? ¿Por qué constituye un buen marco de trabajo sobre la evolución del trabajo hoy?

 

Frederic Laloux es uno de los autores más influyentes para entender las organizaciones capaces de funcionar como seres vivos. Las tres grandes aportaciones que destacaría en su obra, reinventar las organizaciones (2014), son: la aplicación de la teoría evolutiva a las organizaciones; la identificación de los principios que rigen el nivel más evolucionado, plenitud autogestión y propósito evolutivo; y la descripción de prácticas organizativas para la vida cotidiana que permiten llevar estos principios al día a día, de una forma sencilla inspiradora y permanente.

 

La teoría evolutiva de Ken Wilber y otros autores, en la que no me voy a detener pero que animo a leer a quien no la conozca, se concreta del siguiente modo en el ámbito de las organizaciones (ver figura). Las organizaciones evolucionan a través de distintas niveles evolutivos enfocados a dar respuesta a un contexto cada vez más sofisticado. Si nos centramos en esos cuatro niveles en las organizaciones que podemos encontrar hoy en día, el menos evolucionado es el conformista- ámbar, con roles y procesos claramente definidos y estables, ejemplificada en las administraciones públicas o en el ejército; siguen las organizaciones orientadas al logro- naranjas, caracterizadas por la innovación, la meritocracia y la transparencia, que es la forma dominante en las empresas; el siguiente nivel en evolución lo conforman las organizaciones pluralistas- verdes, que añaden a las etapas anteriores un enfoque en los valores, la delegación y la integración de los grupos de interés, las reconocemos en esas empresas con buenas políticas de recursos humanos y una buena agenda de Responsabilidad Social Corporativa y orientación a la sostenibilidad. Por último, emergiendo, las organizaciones evolutivas- Teal (verde esmeralda), que se rigen por los principios ya mencionados de plenitud propósito evolutivo y autogestión, y que reconocemos en algunas de las organizaciones pioneras como NER Group, Patagonia o Burtzdog. Cada etapa trasciende e incluye a la anterior cuando los principios de funcionamiento de una etapa son insuficientes para dar respuesta al contexto en el que operas. Por eso vemos que ahora, con la complejidad de la sociedad digital, es cuando empieza a ser necesario dar el salto a organizaciones evolutivas-teal.




 

10 - ¿Cuál es la situación actual de la mujer en el mundo del trabajo? 

 

La situación de la mujer en el mercado de trabajo es muy variable dependiendo de las regiones en las que pongamos el foco. Centrándonos en la Unión Europea, es indudable que las políticas públicas y las políticas internas en las empresas suelen integrar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Como consecuencia, la situación de las mujeres en el mundo laboral no ha dejado de mejorar en los últimos años en los países occidentales y en España en particular, si bien todavía quedan grandes retos por resolver como la presencia de mujeres en posiciones de alta dirección, la mayor precariedad del empleo femenino o las brechas salariales.

 

No obstante, de los muchos aspectos a considerar en relación a la mujer en el mercado de trabajo, quisiera centrarme en los específicos de la sociedad digital. El número de mujeres en carreras universitarias tecnológicas es bajo, en las ingenierías está en torno al 28 %, y en entornos de datos e inteligencia artificial, el porcentaje de mujeres es todavía menor. Esto está planteando problemas graves, porque los equipos que están desarrollando el sistema nervioso de la nueva sociedad digital, no alcanzan los niveles mínimos de diversidad de género. La gestión de los sesgos inconscientes es ya una prioridad de las empresas tecnológicas, pero no es un asunto fácil. En esencia, desde el punto de vista del mercado de trabajo del futuro, es fundamental garantizar la paridad de hombres y mujeres para que la nueva sociedad digital se construya con modelos culturalmente más equilibrados y diversos que los de la etapa industrial que estamos dejando atrás.

 

11.- La rápida evolución de las tecnologías está propiciando un desplazamiento del factor humano, que queda relegado por procesos. Parece como si esta Nueva Revolución en la forma de obtener y distribuir los recursos fuera hacia el fin del trabajo...y no precisamente un fin que implique un mundo mejor. ¿Qué fuerzas pueden detener o canalizar este devenir histórico, económico y social, que no dependan del voluntarismo, ese que tantas veces ha fracasado?

 

Me temo que adentrarnos en el tema que plantea esta pregunta nos lleva a la futurología. Aunque estemos hablando de cosas que pueden estar ocurriendo dentro de solo 10 o 15 años dado el nivel de desconocimiento de lo que va a pasar, lo abordo como futurología y no como opinión técnica o académica. Realmente no sabemos cuál va ser el futuro del trabajo, no sabemos si desaparecerá el trabajo por cuenta ajena como lo entendemos hoy; Intuimos que el 60 % de los puestos de trabajo de dentro de 10 años hoy no sabemos ni enunciarlos; parece que el concepto de ir todos los días, todos los trabajadores, a la oficina empieza a ser un anacronismo; no hay duda de que TIC están agudizando una dualización del mercado de trabajo entre élites del conocimiento y trabajadores con niveles menores de cualificación… Si hacemos un repaso de los asuntos tecnológicos, los interrogantes son todavía más desconcertantes: ¿será la inteligencia artificial la que tome el 90 % de las decisiones en las cadenas de suministro, en la gestión de las empresas, en la sanidad…? ¿seremos las personas los que controlan los sistemas o los sistemas los que definen las tareas de segundo nivel para los trabajadores? ¿habrá jefes robot? ¿qué implica el transhumanismo en una fuerza laboral y cómo se gestiona la igualdad de oportunidades en ese contexto?

 

Y saliéndonos del mundo del trabajo, como bien plantea la pregunta, las grandes preguntas tienen que ver con el conjunto de nuestro modelo socioeconómico. No hay duda de que si el trabajo por cuenta ajena, como lo entendemos hoy, se desdibuja, habrá que buscar otros mecanismos redistribución de los flujos económicos para garantizar el acceso a la rentas necesarias para vivir. Y deseablemente, por la cuenta que nos trae, teniendo como hoja de ruta la agenda de sostenibilidad, los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). 

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