miércoles, diciembre 23, 2020

Sintiendo la ciencia (entrevista a Pere Estupinyà)

Pere Estupinyá




"Demócrito ni delira ni está loco, sino que es el hombre más sensato de nuestro tiempo" Hipócrates.

"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo" Arquímedes.

Decían de Demócrito de Abdera, el sabio que por vez primera sugiriera la idea de una nube de átomos en un cosmos vacío, que no dejaba de reir. Estaba cual poseído por una divinidad juguetona. Entre los griegos hubieran dicho que padecía enthousiasmós, esto es, una "posesión divina". Y es que verdaderamente la alegría expansiva del entusiasmo, que sobre todas las cosas posa su mirada inquieta y a la vez concentrada, es fuente de búsqueda y de pensamiento creativo, y desprende una luz que brilla en la oscuridad de la rutina y el aburrimiento en la que casi todos nos movemos demasiado habitualmente en nuestras breves vidas.  

En ciencia es sin duda necesario disponer de una fuerza motivadora natural que impulse al ser humano curioso hacia el potencial descubridor o creador. Hay un cierto tipo de entusiasmo por el conocimiento que puede llegar a ser la proverbial palanca de Arquímedes, capaz de mover el mundo. 

El genio y la locura van a veces de la mano porque el entusiasmo del genio le hace entrar en un flujo de alta intensidad que linda con los estados mentales de los obsesivos o de los maníacos, y generar una gran cantidad de ideas tanto productivas como inservibles que hacen que su cerebro baile con el delirio en un puente sobre el abismo de las infinitas posibilidades.

Los que no gozamos ni sufrimos de la condición de genios tenemos, en mayor o menor grado, según la persona, nuestros momentos de inspiración, de ingenio, y podemos mantener en algunos casos viva la llama de la ilusión y el gusto por conocer.

Y los hay que experimentan esas buenas sensaciones casi siempre en contacto con la ciencia, considerándose a si mismos auténticos adictos, que malditas sean las ganas que tienen de curarse, como nuestro invitado de hoy, Pere Estupinyà. 


Bioquímico y divulgador científico por compulsión de saber, estuvo trabajando entre los bastidores del mejor programa científico de la televisión española, Redes, dirigido por el entrañable y ya desaparecido Eduard Punset. Asistió al MIT a formarse y a seguir preguntando e indagando por todos lados como un sabueso, y escribió un blog para El País (Apuntes científicos desde el MIT)  así como su primer libro, El Ladrón de Cerebros, un auténtico canto a las grandezas y maravillas de la ciencia y de sus hacedores: humanos imperfectos y, sin embargo, afectados de esa "posesión divina", de ese entusiasmo, que les conducirían a mil ensayos y errores y quizás, con fortuna, a uno o unos pocos Eurekas.

Ahora Pere dirige y presenta para RTVE el programa digno sucesor de Redes: El Cazador de Cerebros. Al igual que Punset en su momento, traslada al público esa emoción vivida y profunda de quien quiere saciar su sed de conocimiento por el puro placer de descubrir y sorprenderse con lo descubierto. Y cómo no, obtiene la recompensa adicional de dar publicidad a ese descubrimiento, de compartirlo con todos los espectadores.

Recién sacado un nuevo libro: A Vivir la Ciencia, y en medio de sus trabajos variados de divulgación en televisión, radio (A Vivir, en la Ser) y por escrito, Pere Estupinyà, extraordinariamente cercano y amable, ha sacado un rato para responder unas preguntas para La Nueva Ilustración Evolucionista, lo cual le agradecemos enormemente.



1.- Eduard Punset, con su programa Redes, logró llevar al gran público la ciencia de forma comprensible y y muy amena. Con su entusiasmo logró despertar la curiosidad de muchos espectadores y el deseo de conocer más. Y tú te embarcaste en su proyecto. ¿Qué recuerdo guardas de aquella etapa? ¿Qué hay en tu Cazador de Cerebros heredado del espíritu de Punset y de su programa Redes y qué hay de propio y novedoso?

En casa de mis padres todavía hay estanterías llenas de los VHS con que grababa REDES para revisarlo pudiendo “hacer pause” y tomar notas. Te hablo del Pere espectador estudiante de bioquímica. Empezar a trabajar en el equipo fue, literalmente, increíble: recuerdo un día de los iniciales de pie en ese plató blanco de Sant Cugat momentos antes de empezar a grabar el programa preguntarme “¿qué hago yo aquí?”. Pero más allá de la emoción inicial, el aprendizaje fue constante, tanto de lo que es trabajar en TV, del estilo de Eduard, y especialmente de los contenidos científicos. Para los guiones y entrevistas, me empapaba de ciencia, y creo esto me ofreció una base muy muy sólida para todo lo que vino después.

El Cazador de Cerebros tiene mucho de REDES en el sentido de apostar por temas profundos, escatimar lo menos posible el tiempo dedicado a abordarlos, escuchar a los cerebros que entrevistamos, y en darle cierto protagonismo al presentador. Obvio, yo no tengo el carisma de Eduard, pero sí hay veces que miro al espectador y le doy mi opinión sincera. No soy solo un conductor. Dicho esto, también hay muchas cosas nuevas como el dinamismo, riqueza visual y quizá una visión más periodística. ¡Pero no soy yo quien lo debe evaluar! ;)  


2.- El Doctor Eduardo López-Collazo dice que sería una muy buena idea hacer un programa del estilo de Masterchef, pero sobre ciencia: un Masterscience. Por un lado la propuesta es encomiable, pero por otro uno se pregunta si tendría buena acogida, en un público no demasiado alfabetizado en (ni entusiasmado con) la ciencia. ¿Te imaginas colaborando o incluso presentando un programa así?

Colaborando seguro. Presentando no sé. Pero sin duda la fórmula es interesante. Yo no sé si pondría a la ciencia como protagonista o como herramienta. No es fácil porque la ciencia es menos visual que la cocina y como dices, partiría de menos personas interesadas en verlo. Tocaría partir de la emoción y el interés genuino del público, que no necesariamente coincide con el de la ciencia más académica.


3.- El entusiasmo, cuya ausencia menciono en la anterior pregunta en relación con la ciencia, es el motor de la acción encaminada a cualquier objetivo, y más si hay obstáculos en el camino, como en el del conocimiento. Tú admitías en tu libro El Ladrón de Cerebros que eras cienciadicto, esto es, que tenías un entusiasmo desmedido por la ciencia. ¿Cómo contagiar ese entusiasmo, tan necesario para avanzar en la sociedad del conocimiento?

Expresándolo. No sabes las veces que entrevisto a científicos entusiasmados por su trabajo pero que cuando los pones una cámara o un micro delante se vuelven seres comedidos, serios y aburridos, más pendientes de no decir nada que pueda malinterpretarse que de contar historias, anécdotas y lanzar mensajes emocionantes. En esto, cada divulgador tiene su estilo, pero si algo queda claro es que la emoción provoca atención. Como explico en mi último libro “A Vivir la Ciencia”, cuyo índice son 10 emociones que me suscitan diferentes ámbitos de la ciencia, para contar una historia debemos asignarle primero una emoción desde la que contarla. Puede ser esperanza, preocupación, sorpresa, indignación… pero debemos tener muy claro el estado emocional desde el que partimos.  


 4.- Entrando en la cuestión de los caminos que conducen a la ciencia es inevitable hablar de educación. Tú admites ser en parte autodidacta, así como la necesidad de unas bases, incluso para ello, de las que partir, sólidas. ¿Cómo puede adaptarse la educación a los retos planteados por las nuevas tecnologías y avances científicos? ¿Tiene que enseñarse a aprender? ¿Tenemos que, como decías tú en otra entrevista, "aprender a aprender" en una sociedad que cambia cada vez más rápido y en la que el aprendizaje ha de ser permanente?

No soy ni mucho menos el primero que utiliza la frase “aprender a aprender”. Es muy antiguo. Pero sí creo que al ritmo que avanza el mundo, es ya imprescindible. Especialmente para el mundo laboral. Hace unos años se veía gente con resistencia a aprender a utilizar los ordenadores. Y ahora en redes sociales hay muchas personas que les cuesta lanzarse a editar vídeo, por ejemplo. Eso es una receta de fracaso; debemos ser capaces de buscar un tutorial en youtube para aprender a editar vídeo sin necesidad de ir a una clase de edición de vídeo. Y lo mismo en aprender herramientas de inteligencia artificial o lo que nos depare el futuro. Si no, quedaremos rezagados de inmediato. Y lo que yo y muchos otros decimos es que en la escuela y la universidad se debe fomentar el autoaprendizaje, aunque sea menos eficiente que escuchar a un buen profesor. Me refiero que con un buen profesor de guitarra o biología quizá aprenderás más guitarra o biología que aprendiendo por tu cuenta, pero el esfuerzo y entrenamiento autoaprendiendo te va a ser más útil en el mundo fuera de la escuela.  


5.- La capacidad de maravillarse ante la realidad parece en muchos casos perderse con los años. Pero la realidad, a poco que escudriñemos, no deja de sorprendernos con cosas cada vez más increíbles, si somos capaces de prestar la debida atención. ¿Cuáles son los ámbitos del conocimiento que ves progresar a mayor velocidad? ¿Qué espadas de doble filo crees que podrían presentar los avances y descubrimientos de la ciencia más puntera?

Sin duda el ámbito de la biomedicina y la biotecnología es el que está avanzando más rápido. Cuando en 2017 entrevisté a Jennifer Doudna, co-creadora del CRISPR y recién premio Nobel me dijo que en el futuro se podría utilizar para terapia génica en humanos, y en noviembre de 2020 Nature Medicine publicó resultados positivos de ensayos clínicos. Y lo que hemos visto durante la covid con las vacunas de ARN es espectacular. Tiene muchos matices, pero un hito sin duda. 

El campo de la inteligencia artificial también está avanzando mucho, y quizá es el que plantea dilemas sociales más delicados, especialmente en el tema del control ciudadano, la sustitución de empleos, los ciberataques etc. 

Luego, todos los campos de la ciencia van avanzando, lo que ocurre es que el salto se da cuando congenian varios avances y sale algo de verdad nuevo. Por ejemplo la neurociencia progresa pero hace tiempo que no nos da ningún cambio de paradigma ni solución al Alzheimer, en el campo de las nuevas energías hay mejoras de eficiencia y rendimiento pero ningún gran breakthrough, a Marte se envían misiones robóticas pero no se ha aprobado todavía un plan para enviar humanos, el CERN descubrió hace años el higgs pero todavía anda buscando supersimetría, materia oscura o algún descubrimiento potente… noticias hay cada semana, pero potentísimas de verdad no tantas. 


6.- Como puedes observar, este humilde blog trata principalmente de la evolución y de la naturaleza humana. Sobre estos particulares tan generales ¿Cuál es tu perspectiva personal? 

Ha ha.. ¡Que pregunta tan amplia! 

A mi es un tema que me apasiona. No es de los que más divulgo porque debemos admitir que no es de los más relevantes socialmente en el momento actual, y si bien analizar la “naturaleza humana” es fascinante, tampoco es que haya novedades tan constantes. Pero leo mucho e intento hablar de ello siempre que puedo. Además, tanto del pasado más remoto como de la evolución humana. De hecho, en algún momento me planteé dedicar un año a estudiar y escribir un libro sobre evolución porque como digo “explico ciencia como excusa para poder aprenderla”. 

Sí es verdad que en algún momento he hecho críticas sobre lo que para mi es una excesiva interpretación del comportamiento humano actual en base a nuestro pasado evolutivo. Muchas veces hay historias que encajan, que parecen lógicas, pero que son acientíficas. La naturaleza humana está en los genes y en las influencias que recibimos desde que nacemos, que para mí, en las sociedades modernas tienen más peso.    


7.- ¿En qué proyectos simultáneos andas trabajando ahora? ¿Qué cuestiones de las fronteras de la ciencia te apasionan más y cuáles son las preguntas a las que más te gustaría que un día alguien te diera respuesta?

Confieso que estoy en un momento que me gustaría que durara mucho tiempo. Con “El Cazador de Cerebros” en TVE, la sección de ciencia del “A Vivir” en la SER, un libro cada 3 años, y conferencias cuando se pueda viajar, no necesito nada más. Es más de lo que hace años imaginaba podría conseguir. Lo que ocurre es que como freelance sabes que esto puedo no durar, y tienes que diversificar. Yo por ejemplo hago consultorías en temas de investigación científica en América Latina y muchos otros proyectos que van tomando más o menos peso en función de las circunstancias. Pero si pudiera elegir, lo que preferiría sería pasar mucho tiempo viajando y visitando investigadores punteros para contar de manera ágil lo que hacen. Y me da igual el campo de investigación que sea. La neurociencia me apasiona, pero de repente conoces unos edafólogos que investigan el suelo y te explican cosas alucinantes. A mi, lo que más me fascina de la ciencia es que me sorprenda, y creo que es lo que busco activamente. 



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