viernes, diciembre 18, 2020

Los extraordinarios moradores de nuestras casas (entrevista a Rob Dunn)

 

Rob Dunn
Acaso el lugar más sagrado para muchos de nosotros, aquel en el que encontramos resguardo y cobijo de los elementos y de los extraños, una cierta sensación de autonomía y control, y de estar rodeados del propio orden mental, plasmado en cada detalle conocido, invariable, así como el lugar donde podemos establecer y mantener con razonable seguridad y tranquilidad las relaciones más íntimas, sea nuestro hogar. No es ningún Templo, aunque los templos se consideren “casas de los dioses”, y en él se puede llegar a blasfemar en arameo, pero es fundamentalmente donde mejor podemos descansar....en vida. Y es que así empezó todo hace miles de años, en selvas donde cada noche pernoctábamos en una rama distinta, o cubriéndonos con palos y hojas. El sueño, ese periodo de inactividad física y gran actividad fisiológica (para que el organismo se ponga a punto para el siguiente periodo de actividad consciente y estrés natural, físico y psíquico) está en el centro de la formación de localizaciones temporales que hicieran las veces de refugio y de espacio donde estar relativamente quieto. 

 

La palabra Hogar, que empleé deliberadamente al hablar de nuestro más sagrado lugar, ese al que peregrinamos todos los días que podemos a descansar nuestros huesos, viene de hoguera. Pues muchos dirán, con toda la razón que no es lo mismo una casa que un hogar. El segundo implica un componente emocional complejo, de relaciones humanas que se forjan en torno al fuego y la comida compartidos.

 

Pero si es importante distinguir esto, desde una perspectiva humana (que es la nuestra, compartida), a la luz de la evolución las construcciones cerradas dentro de las cuales los seres humanos en estado "civilizado" (ciudad) y no "salvaje" (selva), vivimos, son sin duda alguna mucho más que cuatro paredes, un techo, un mobiliario y una compañía de congéneres con los que hablar, discutir, jugar, pelear y compartir sillón ante la TV como los Simpson. Para la mirada evolucionista una casa humana es un inmenso espacio repleto de ecosistemas que han evolucionado con la evolución de los distintas formas de organizar su espacio interior, tamaño, forma, y ordenamiento y composición de elementos muebles, así como con su apertura mayor o menor al entorno (puertas, ventanas, grifos....) y el propio entorno de las casas. 

 

A un urbanita genuino de nuestro tiempo puede que le resulte extraña la idea de que sea uno entre miles o miles de millones de seres viviendo en el espacio que la hipoteca que firmó puso bajo su nombre y titularidad. Pero si atiende bien a su alrededor cuando crea estar solo, puede descubrir con estupor que hay incluso seres vivos visibles que sólo el diablo sabe como entraron en su habitación, su salón o su baño. 

 

Los artrópodos desde luego pueden provocarnos una repugnancia y fobia casi innata, pero podemos estar tranquilos: puede que haya más de cien especies de ellos residiendo con nosotros, pero nuestra vista no alcanza a verlos. Tranquilidad. Ya sabíamos que teníamos ácaros en nuestra piel. Pues hay más bichos por ahí que tampoco vemos pero encuentran en nuestro hogar el suyo, con las condiciones de humedad, temperatura etc adecuadas, y con alimento de sobra entre la mugre que tampoco vemos, salvo cuando se acumula en grandes bolas de polvo.

 

Un ecosistema implica como es natural una cadena trófica. Así que imaginen si una avispa diminuta vive en su casa (si, lo que ha oído) es porque quizás parasite los huevos de la cucaracha que se encontró de noche en la cocina. Y allí donde vea una araña tenga por seguro que habrá pequeños insectos voladores. Pero bajando en la escala de tamaños y depredadores y presas podemos llegar hasta los fagos, pasando por mohos, protistas y un largo etcétera de organismos que flotan en el aire, reposan en el suelo, se pegan a las paredes o viven dentro de ellas o en sus resquicios, y se meten en los calentadores de agua, porque sí, amigos, tenemos hasta extremófilos, en calefacciones y neveras, por ejemplo. No he nombrado a las bacterias directamente, pero si quien esto lee es tan ingenuo de creer que no lo cubren y penetran todo con un manto biológico-metabólico, tiene que empezar a informarse.

 

Nuestro invitado de hoy, el Profesor Rob Dunn, es un ecólogo evolucionista que, después de empezar su carrera colaborando en proyectos de la selva pluvial costarricense, se percató de que los ecólogos estaban demasiado obsesionados por lugares lejanos apenas hollados por el hombre en su búsqueda de biodiversidad, y que habían pasado demasiado tiempo por alto lo que tenían delante de (y en el interior de) sus narices. Aparte el hecho de que habían hecho un bello canto a la biodiversidad y sus bondades, pero en pocos casos habían mostrado ejemplos prácticos y aplicables de ella.

 

El Profesor Dunn ha dedicado muchos años a estudiar nuestro medio ambiente natural actual, principalmente las casas y entornos urbanos, para descubrir que la biodiversidad que nos invade y nos rodea no es en absoluto un tema menor, y que de ella se pueden extraer aprendizajes mucho más útiles para comprender nuestro impacto en el medio y para reducir el impacto negativo del medio en nosotros en forma de bofetada devuelta. Una gran contracción de la biodiversidad, por ejemplo, implicaría el éxito de los peores…para nosotros. Esto requiere una larga explicación, pero tiene pleno sentido.

 


En su brillantísimo libro de divulgación Never Home Alone, traducido al castellano con el sugestivo título ¿Solo en Casa? Se habla de lo anterior, entre otras muchas cosas, a la vez que Robert Dunn expone su investigación y la de otros grandes científicos, para trazar un mapa de la biodiversidad entre nosotros. Todo empezó en Delft....¿Quieren saber más? Porque en todas las culturas y civilizaciones del mundo tenemos una similar tendencia a crear entornos propicios para una nueva forma de biodiversidad y a nuevos ecosistemas: lugares cerrados, casas, oficinas, tiendas…etc

 

Agradecemos a Rob Dunn, actualmente en la North Carolina State University, en el Departmento de Ecología Aplicadasu generosidad y su amabilidad, que se traslucen en las páginas de su libro, y en sus respuestas a nuestras preguntas, pero aún más con un breve contacto personal.

 

En inglés:

 

1.- Anton van Leeuwenhoek is known for being the first to see the microcosm. And he discovered it in and around his home, in Delft, conscientiously observing everything observable in everyday use. Life is everywhere, and it forms diverse ecosystems. But our home and our immediate urban environment have not been studied in depth since the scientific giant Leeuwenhoek until scientists like you have taken over. Why is it so necessary to know the life that exists in our homes and urban areas, supposedly sterilized and separated from nature?

 

Good question. I think when we ignore the life around us, it has several consequences. First and foremost, some of the species around us can kill us (coronaviruses...) and some can save us and keep us well. It seems like the very least we should do in considering the life around ourselves is to which species are dangerous and which are beneficial, but we don't. Not yet, and probably not for a long time. If you inhale right now, most of the hundreds or even thousands of species barreling into your lungs have never been studied. Second, because we are rapidly changing the world, making it more distured, more urban and warmer, the species around us are changing. As a result, the invisible life around us isn't the same as it used to be. Such changes have the potential to have big impacts on our lives and well-being. Covid-19, for instance, is ultimately the consequence of changes in which species were common, which were rare and how species (bats and pangolins) were interacting with each other and with humans. But the third reason to me is the most important. If we don't notice that we are surrounded by life, we easily run the risk of imagining that we are alone, kings and queens of a sterile empire. When we imagine we are alone and do not depend on the rest of life, we make stupid decisions, decisions that threaten the rest of life as well as humanity. Even when the astronauts are up in the space station, they are surrounded by and dependent on life. They are surrounded by the species living on the space station. They are dependent upon some of those species, but also on the web of species necessary to grow the plants and animals they consume. 

 

2.- The loss of biodiversity studied by that other great scientific hero, the ecologist Ilkka Hanski, with some other brilliant colleagues, has put on the table the question of health, sustainability and ultimately the problems derived from the nature deficit syndrome and the decline of nature itself after human action on it. How to put the importance of biodiversity in the center of attention of politicians and citizens?

 

Its a good question. I think the first thing is that we have to be very clear. We need nature. We need the rest of life. I think that our tendency as biologists is often to speak in high minded terms about such needs. But we need to put it plainly. When we destroy biodiversity, we, more often than not, suffer. That suffering has many versions and many manifestations. It can take the form of allergy and asthma. It can take the form of mental health problems. It can take the form of infections made uncontrollable because pathogens no longer encounter species on our bodies with which they need to compete to survive. But the loss of biodiversity also leads to contaminated drinking water. It leads to crops that, without pollinators, don't fruit.  These are simple points. But we act as if they aren't true. Look at plans drawn up for future cities, the cities of 2100 or 2500, and what you will see is that often they are glimmer and no grubs, all shine and no species. We design the future without keeping life, and our need for the rest of life, in mind. I can't tell you what the technology of the future will like. But I can tell you that if we don't keep our need for biodiversity in the center of our plans, we will make mistake after mistake. Just as the virus that causes COVID-19 doesn't care if you believe that masks work, the rules of life and our dependence on life don't care if you honor them. They treat societies that know about them and ignore them the same as they treat societies that never knew in the first place.  

 

 

 

3.- What balance between hygiene and exposure to biodiversity could be achieved in order to make the world and our domestic spaces more and better habitable places? How to make our homes and cities more biologically diverse environments?

 

You have to wash your hands with soap and water. We have to prioritize getting safe drinking water to people. We need vaccines. And we need antibiotics (ideally, targeted antibiotics) that we use when we most need them. These approaches are all extraordinarily successful. And the more targeted they are (some of the new approaches to antibiotics are very exciting in this regard) the better. But, at the same time, we need to recognize that most of the life around us is either beneficial or harmless. I think the ideal model is one where we get ever better at controlling dangerous species when they arise and arrive, but that, at the same time, we either leave the rest of life alone, or find ways to garden beneficial species. I'm working with the architect, Joe Chambers, now on a project to figure out if we can inoculate soil in cities with beneficial microbes that might, on winds and the feet of butterflies, for example, waft up and into apartments where they could offer benefits. Early days, but exciting. But in general the simple answer for now is use moderation. Use antibiotics, pesticides and herbicides only when they are absolutely necessary. Get vaccinated. Leave your windows open (if your air quality is good).  Make fermented foods. Plant a diversity of native species in your backyard. Dig up your lawn and plant trees or grasses. Get your hands in the dirt. 

 

4.- What could be said to have been the evolution of human domestic ecosystems from the first makeshift houses, through the growth of large urban enclaves, to the era of daily hygiene and the construction of an International Space Station?

 

It hasn't been studied very well. First stick nests (like those of chimpanzees). Then  the short-use homes of hunter gatherers who move across the landscape. Some of those short-use dwellings were re-used (especially caves) and so could accumulate . Some people still live in this way. Then, added to the mix are slightly more permanent homes, for instance where the fishing was very good. But these would have been relatively rare. Then came agriculture. With agriculture, food could be stored, the seasons could be buffered. With agriculture, you got settlements. With settlements, many species started to move into homes. There was a rapid evolution of new species associated with settlements. Eventually those settlements became cities. Cities would then, starting about six thousand years ago, become more common, larger and more widespread. They waxed and waned some (especially with terrible diseases) but in general grew. Then, in the last three hundred years, the sizes of settlements began to expand dramatically, exponentially. Now, most people live in apartments in cities and, in the last fifty years, those apartments (in many cultures) have become ever more sealed and ever more superficially disconnected from the rest of the biological world. The International Space Station then arrived on the scene. Superficially, it is a "colony" in space. But really it seems more like a kind of church, a church dedicated to the myth that we can live, isolated, on our own, without other species. 

 

5.- The liquid element, H2O, transparent as it were empty, is an ocean of life. Our health may depend on the quality of the water we drink. And paradoxically, water is not sterile, and in fact it should be biologically diverse (including crustaceans). Your study with Noah Fierer of shower heads speaks volumes: Mycobacteria could take it all. What water would you recommend for our consumption? And in general, bearing in mind "body cleansing" and cosmetics and aesthetics, how much body hygiene is reasonable and when do we enter a slippery ground where few, unhelpful or pathogenic life forms filter?

 

Tricky question.  In places where natural aquifers and the forests and other habitats that help to sustain them are conserved, not polluted and sufficient to sustain populations, the life in the waters from those aquifers is often sufficiently biologically diverse that it can help to kill off pathogens when they arrive or begin to flourish. In other words, if you live somewhere with good, unpolluted aquifers, drink up. But, once populations get too big, those aquifers are often not enough. Also, in many places, the aquifers are polluted, whether with toxins or fecal-oral microbes. In such cases, the water must be treated, most often with chlorination. This saves many lives. But, it also inadvertently favors (our research has shown) chlorine resistant bacteria, some of which, such as Non-tuberculous mycobacteria. So, it is tricky. The key take home though is that if you have unpolluted aquifers, fight ferociously to conserve them. Conserve the watersheds that are above them. Prevent run-off of pollutants into them. Because we aren't yet smart enough to recreate all the values of natural aquifers with water treatment. 

 

6.- In a sense, from a time not too distant in evolutionary history to our days we live in "confinement". In times of plagues, confinements were stricter. And today, with Sars-Cov-2 massive lockdowns have been made. From your perspective, what is good and bad about confinements, masks and other forms of protection that reduce our exposure to the environment?

 

Right now, we need to confine ourselves, to protect those among us who are most at risk. It is an ancient act, this confinement. But it is important to note that what is necessary is not confinement from the rest of life. It is confinement relative to the rest of humanity. It is conspicuous that right now that this means that this is because our neighbors are more dangerous to us than is wild biodiversity. In this light, one small silver lining of this very hard time may be that it reminds us that we can slow down and remember that there is life all around us. It can remind us that we are still part of the biological world. Sink your fingers into soil. Breathe forest air. Roll around in the grass. Ferment food. Remember that you are not alone, ever, that you are surrounded by other species. We have time to do this now. But perhaps more importantly, I hope that maybe even after the pandemic has waned, that we can still remember to stay connected, remember that there is more to life than other humans. Hopefully our minds and cultures are encompassing enough to simultaneously love the joys (that will return) of each other's companionship (I'd like to be around a dinner table in Spain myself, right now, eating and talking for hours and hours. But I'm not), but also to love the joys of nature's more ancient company. 

 

7.- The species that surround us include all the domains and kingdoms of life, even in houses passed by a disinfectant steamroller. But we are not aware of it since most of life is microscopic. Vertebrates (ourselves), arthropods, crustaceans, plants, fungi, protists, bacteria ... and viruses. But very few represent a danger. Which ones in your opinion represent a characteristic enemy in the domestic sphere?

 

If we are thinking about the world, most of our old enemies are still with us. Cholera. Malaria. The bacteria that cause diarrhea. Flu. Dengue. Humans are afflicted by more pest and pathogen species than any animal ever to have lived. But, fortunately, the boring and extraordinarily important work of public health has helped to control many of these dangers in parts of the world, including Spain. A great horror of the modern world is that though we know how to control many of these pathogens, that in many places they still kill thousands or even millions. Bless those who work on vaccines, public health systems, and drinking water systems and the just distribution of all of these. As for the places where many of these ancient maladies have been brought partially or fully under control, the pathogens become more unusual ones, pathogens that are partially of our own making. Antibiotic resistant bacteria, for instance. Noroviruses. Unusual food born pathogens that thrive in our food distribution systems. Flu. And, well, the virus that causes COVID-19, which is here to stay. 

 

8.- What are you working on now? What mystery of the ecology that floods and surrounds us would you like to reveal?

 

Now, I'm working on two things. One is food and the evolution of deliciousness and its consequences..... The book isout in March. The other is considering what we can already predict about the far future (100s, 1000s or even millions of years

from now) given what we know about the general rules of life. 


Aunque estas casas para insectos diseñadas por humanos son muy bonitas y probablemente muy confortables, los insectos y demás artrópodos, así como cantidades ingentes de organismos más pequeños, donde se encuentran de verdad en casa es en la tuya. 



 

En castellano:

 

 

1.- Anton van Leeuwenhoek es conocido por ser el primero en ver el microcosmos. Y lo descubrió en y alrededor de su casa, en Delft, observando concienzudamente todo lo observable de uso cotidiano. La vida está en todas partes y forma diversos ecosistemas. Pero nuestro hogar y nuestro entorno urbano inmediato no se han estudiado en profundidad desde el gigante científico Leeuwenhoek, hasta que, científicos como usted le tomaron el relevo. ¿Por qué es tan necesario conocer la vida que existe en nuestros hogares y áreas urbanas, supuestamente esterilizados y separados de la naturaleza? 

 

Buena pregunta. Creo que ignorar la vida que nos rodea conlleva varias consecuencias. 

 

En primer lugar y principalmente porque algunas de las especies que nos rodean pueden matarnos (los coronavirus ...) mientras que otras pueden salvarnos y contribuir a nuestro bienestar. Parece que lo mínimo que deberíamos hacer al considerar la vida que nos rodea es conocer qué especies son peligrosas y cuáles son beneficiosas, pero no lo hacemos, todavía no, aunque probablemente no por mucho tiempo. Si inhalas aire en este momento, la mayoría de los cientos o incluso miles de especies que ingresan a tus pulmones nunca se han estudiado.  

 

En segundo lugar, y debido a que estamos cambiando rápidamente el mundo, haciéndolo más agitado ,urbano y cálido, las especies que nos rodean están cambiando también. Y como resultado de ello, la vida invisible que nos rodea ya no es la misma que solía ser. Cambios de semejante magnitud tienen el potencial de provocar un gran impacto tanto en nuestras vidas como en nuestro bienestar. El Covid-19, por ejemplo, es en última instancia la consecuencia de cambios en las especies que eran comunes, en cuáles eran raras y en cómo las especies (murciélagos y pangolines) interactuaban entre sí y con los humanos. 

 

Pero la tercera razón para mí es la más importante. Si no nos damos cuenta de que estamos rodeados de vida, fácilmente corremos el riesgo de imaginarnos solos, reyes y reinas de un imperio estéril. Cuando imaginamos que estamos solos y no dependemos del resto de la vida, tomamos decisiones estúpidas, decisiones que amenazan al resto de la vida y a la propia humanidad. Incluso los astronautas que están en la estación espacial internacional, lo están rodeados de vida y dependendiendo de ella. Están rodeados de especies que viven con ellos en la estación espacial. Dependen directamente de algunas de esas especies, pero también además de la red de especies necesarias para cultivar las plantas y los animales que consumen.

 

2.- La pérdida de biodiversidad estudiada por ese otro gran héroe científico, el ecologista Ilkka Hanski, en colaboración con otros brillantes colegas, ha puesto sobre la mesa la cuestión de la salud, la sostenibilidad y en definitiva, las cuestiones de los problemas derivados del síndrome del déficit de la naturaleza y del declive de la naturaleza misma provocado por la acción humana sobre ella. ¿Cómo poner la importancia de la biodiversidad en el centro de atención de los políticos y de los ciudadanos?

 

Es una buena pregunta. Creo que lo primero que tenemos que hacer es ser muy claros. Necesitamos a la naturaleza. Necesitamos al resto de la vida. Considero que nuestra tendencia como biólogos es demasiado a menudo hablar en términos elevados sobre tales necesidades. Pero tenemos que decirlo llanamente. Cuando destruimos la biodiversidad, la mayoría de las veces sufrimos por ello. Este sufrimiento tiene muchas versiones y muchas manifestaciones. Puede tomar la forma de alergias y asma. Puede tomar la forma de problemas de salud mental. Puede tomar la forma de infecciones que se vuelven incontrolables porque los patógenos ya no encuentran especies en nuestro cuerpo con las que deban competir para sobrevivir. Pero la pérdida de biodiversidad también conduce a la contaminación del agua potable. Conduce a cultivos que, sin polinizadores, no dan fruto. Estas son cosas elementales. Pero actuamos como si no fueran verdad. No hay más que mirar los planes elaborados para las ciudades del futuro, las ciudades para el 2100 o 2500, para observar que a menudo se muestran como destellos en los que no hay larvas, en donde todo brilla y no hay especies. Porque diseñamos el futuro sin tener en cuenta la vida y nuestra necesidad del resto de seres vivos. No puedo deciros cómo será la tecnología del futuro. Pero puedo asegurar que si no situámos nuestra necesidad de biodiversidad en el centro de nuestros planes, cometeremos un error detrás de otro. Igual que al virus que causa COVID-19 no le importa si crees que las máscarillas funcionan, a las reglas de la vida y a nuestra dependencia de la vida no les afecta si se las respeta o no. Se aplican en las sociedades que las conocen y en aquellas que las ignoran de la misma manera que lo hicieron en las sociedades que nunca las llegaron a conocer.  

 

3.- ¿Qué equilibrio entre higiene y exposición a la biodiversidad deberíamos alcanzar para hacer del mundo y nuestros espacios domésticos más habitables y mejores lugares para vivir? ¿Cómo hacer que nuestros hogares y ciudades sean entornos con mayor diversidad biológica?

 

Uno debe lavarse las manos con agua y jabón. Hay que priorizar el suministro de agua potable a los hogares. Necesitamos vacunas. Y necesitamos antibióticos (idealmente, antibióticos dirigidos) que se usen sólo cuando más los necesitemos. Todos estos enfoques han demostrado ser extraordinariamente exitosos. Y cuanto más específicos sean (algunos de los nuevos enfoques en antibióticos son muy interesantes en este sentido), tanto mejor. 

 

Pero, al mismo tiempo, debemos reconocer que la mayor parte de la vida que nos rodea es beneficiosa o inofensiva. Creo que el modelo ideal sería aquel en el que mejorásemos cada vez más el control sobre las especies peligrosas cuando surgen y llegan a nosotros , pero que, a un tiempo, deje al resto de la vida en paz, o que encontremos formas de cultivar especies beneficiosas. 

 

 

Ahora estoy trabajando en un proyecto con el arquitecto Joe Chambers, para averiguar si podemos inocular el suelo de las ciudades con microbios beneficiosos que pudieran, por ejemplo en las alas y las patas de las mariposas, flotar y penetrar en los apartamentos donde pudieran ofrecer beneficios. Estamos en los albores, pero es emocionante. 

 

Aunque, en general, la respuesta más sencilla por ahora es ser moderados en el uso: usar antibióticos, pesticidas y herbicidas sólo cuando sean absolutamente necesarios. Vacunarse. Dejar las ventanas abiertas (si la calidad del aire es buena). Preparar alimentos fermentados. Plantar diversas especies nativas en el patio trasero. Excavar el césped y plantar árboles o yerbas. Poner las manos en la tierra.

 

4.- ¿Cómo se podría decir que ha sido la evolución de los ecosistemas domésticos humanos desde las primeras casas improvisadas, pasando por el crecimiento de grandes enclaves urbanos, hasta la era de la higiene diaria y la construcción de una Estación Espacial Internacional?

 

No es algo que haya sido estudiado muy bien. Los primeros refugios fueron con palos (como los de los chimpancés). Después las casas improvisadas de los cazadores-recolectores que se iban moviendo por el territorio. Algunas de esas viviendas de uso provisional se reutilizaron (especialmente las cuevas) y, por lo tanto, pudieron superponerse. Algunas personas todavía hoy viven de esta manera. Luego, a esta combinación se agregaron hogares un poco más permanentes, por ejemplo, en lugares donde la pesca fuera muy buena. Pero estos lugares habrían sido relativamente raros. Luego llegó la agricultura. Con la agricultura, los alimentos podrían almacenarse, y el efecto de las estaciones amortiguarse. Y con la agricultura se formaron asentamientos, y muchas especies comenzaron a mudarse a los hogares que se crearon. Se produjo una rápida evolución de nuevas especies asociadas a los asentamientos. Eventualmente, esos asentamientos se convirtieron en ciudades. Fue entonces, hace unos seis mil años, que las ciudades se volverían más comunes, más grandes y más extensas. Aumentando y disminuyendo (especialmente por terribles enfermedades), en general crecieron. Y luego, en los últimos trescientos años, el tamaño de los asentamientos comenzó a expandirse de manera espectacular, exponencial. Ahora, la mayoría de la gente vive en apartamentos, dentro de ciudades y, en los últimos cincuenta años, esos apartamentos (en muchas culturas) se han vuelto cada vez más cerrados y cada vez más desconectados, superficialmente, del resto del mundo biológico. La Estación Espacial Internacional llegó entonces a escena. Superficialmente, es una "colonia" en el espacio. Pero realmente parece más una especie de iglesia, una iglesia dedicada al mito de que podemos vivir, aislados, solos, sin otras especies. 

 

5.- El líquido elemento, H2O, transparente como si estuviera vacío, es un océano de vida. Nuestra salud puede depender de la calidad del agua que bebamos. Y paradójicamente, el agua no es estéril y, de hecho, debería ser biológicamente diversa (incluyendo hasta crustáceos). Su estudio con Noah Fierer sobre las alcachofas de ducha lo dice todo: las micobacterias podrían llevárselo todo. ¿Qué agua recomendaría para nuestro consumo? Y en general, teniendo en cuenta la "limpieza corporal" y la cosmética y la estética, ¿cuánta higiene corporal es razonable y cuándo entramos en un terreno resbaladizo donde se filtran pocas formas de vida, inútiles o patógenas?

 

Pregunta difícil. En aquellos lugares donde los acuíferos naturales y los bosques y otros hábitats que ayudan a sustentarlos se conservan, y no están contaminados y son suficientes para sustentar las poblaciones, la vida en las aguas de esos acuíferos tiene a menudo una diversidad biológica suficiente para ayudar a eliminar los patógenos cuando éstos llegan o comienzan a florecer. En otras palabras, si vives en un lugar con buenos acuíferos y no contaminados, bebe. Pero una vez que las poblaciones crecen demasiado, esos acuíferos a menudo no son suficientes. Además, en muchos lugares, los acuíferos están contaminados, ya sea con toxinas o con microbios de transmisión fecal-oral. En tales casos, el agua debe tratarse, la mayoría de las veces con cloración. Esto salva muchas vidas. Pero también favorece inadvertidamente (como nuestra investigación ha demostrado) a las bacterias resistentes al cloro, algunas de las cuales son las micobacterias no tuberculosas. Así que es complicado. Sin embargo, la clave está en que quienes tengan acuíferos no contaminados, deberían luchar ferozmente para conservarlos. Conservar las cuencas hidrográficas que están por encima de ellos. Evitar la escorrentía de contaminantes hacia ellos. Porque todavía no somos lo suficientemente inteligentes como para recrear todos los valores de los acuíferos naturales a través del tratamiento del agua. 

 

6.- En cierto sentido, desde una época no muy lejana en la historia evolutiva hasta nuestros días vivimos en "confinamiento". En tiempos de plagas, los confinamientos eran más estrictos. Y hoy, con Sars-Cov-2 se han realizado confinamientos masivos. Desde su perspectiva, ¿qué tienen de bueno y de malo los confinamientos, las mascarillas y otras formas de protección que reducen nuestra exposición al medio ambiente?

 

Justo ahora, tenemos que confinarnos para proteger a aquellos de entre nosotros que están en mayor riesgo. Es un acto antiguo, este confinamiento. Pero es importante señalar que necesario no es aislarse del resto de la vida. Es un confinamiento relativo al resto de la humanidad. Salta a la vista que en estos momentos que esto se debe a que nuestros vecinos son más peligrosos para nosotros que la biodiversidad salvaje. En este sentido, un pequeño rayo de luz de este momento tan difícil puede ser que nos mentalice de que podemos reducir la velocidad y recordar que hay vida a nuestro alrededor. Puede, en fin, recordarnos que todavía somos parte del mundo biológico. Hunde tus dedos en la tierra. Respira el aire del bosque. Rueda por la hierba. Fermenta la comida. Recuerda que no estás solo, nunca, que estás rodeado de otras especies. Ahora tenemos tiempo para hacer esto. Pero quizás lo más importante espero que sea que, incluso después de que la pandemia haya remitido, podamos recordar que debemos permanecer conectados, recordar que hay más vida que la formada por otros humanos.

 

Con suerte, nuestras mentes y culturas abarcan lo suficiente como para amar, simultáneamente, las alegrías (que volverán) de la compañía del otro (me gustaría estar yo mismo en una mesa en España ahora mismo, comiendo y hablando durante horas y horas, pero no lo estoy), y también los placeres de la compañía más antigua de la naturaleza.

 

7.- Las especies que nos rodean abarcan todos los dominios y reinos de la vida, incluso en casas pasadas por una apisonadora desinfectante. Pero no somos conscientes de ello, ya que la mayor parte de la vida es microscópica. Vertebrados (nosotros mismos), artrópodos, crustáceos, plantas, hongos, protistas, bacterias ... y virus. Pero muy pocos representan un peligro. ¿Cuáles en su opinión representan un enemigo característico en el ámbito doméstico?

 

Si pensamos en el mundo, la mayoría de nuestros viejos enemigos todavía están con nosotros. El Cólera, la Malaria, las bacterias que causan diarreas, la Gripe, el Dengue. Los seres humanos se ven afectados por más especies de plagas y patógenos que cualquier otro animal que haya existido. Pero, afortunadamente, la aburrida  labor pero extraordinariamente importante de la salud pública ha ayudado a controlar muchos de estos peligros en algunas partes del mundo, incluida España. Un gran horror del mundo moderno es que, aunque sabemos cómo controlar muchos de estos patógenos, en muchos lugares todavía matan a miles o incluso a millones de personas.

 

Bendítos aquellos que trabajan en vacunas, sistemas de salud pública y sistemas de agua potable, y en la justa distribución de todos ellos. 

 

En cuanto a los lugares donde muchas de estas enfermedades antiguas han sido controladas parcial o totalmente, los patógenos se vuelven más inusuales, patógenos que son parcialmente de nuestra propia creación. Las bacterias resistentes a los antibióticos, por ejemplo. Los Norovirus. Patógenos inusuales nacidos de los alimentos que prosperan en nuestras cadenas de distribución alimentaria. Gripe. Y bueno, el virus que causa COVID-19, que llegó para quedarse.

 

8.- ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Qué misterio de la ecología que nos inunda y envuelve le gustaría desvelar?

 

Ahora estoy trabajando en dos cosas. Una es la comida y la evolución del deleite y sus consecuencias ... . El libro saldrá a la venta en marzo. 

 

El otro es considerar lo que ya podemos predecir sobre el futuro lejano (cientos, miles o incluso millones de años a partir de ahora) dado lo que conocemos sobre las reglas generales de la vida. 

 

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