Quien se pase por aquí de vez en cuando habrá podido percatarse ya
de que este no es precisamente un blog de actualidad. Los que en él escribimos
tendemos a pensar las cosas desde una perspectiva, creemos, más amplia y
profunda que la que revela cualquier titular de prensa. Nos ubicamos en éste
nuestro presente imperfecto y pasajero para otear perplejos un horizonte
temporal que abarca cientos de miles e incluso millones de años atrás, e
igualmente, por extensión y como contrapartida subjetiva, subjuntiva e
hipotética, un futuro de indefinida y
por ello potencialmente infinita temporalidad. Nos movemos, por ello, en algo que podría
pasar por una intemporalidad en la que pueda darse forma a la extraña pero tan
familiar naturaleza humana y, en general, a la gran madre naturaleza que la dio
a luz.
Pero no queremos ponernos demasiado metafóricos y filosóficos
delante de un trozo de chorizo. Si el último titular dice que tendremos una
enfermedad crónica potencialmente letal de nombre tabú si consumimos ése chorizo,
nos da yuyu. Pero ¿qué no dirán los titulares? En ésta nuestra sociedad de la
información lo que prima es la desinformación desde casi todos los frentes.
Una de las fuentes más comunes de desinformación son las
estadísticas sesgadas, con muestras seleccionadas y datos retocados, que son
presentadas con los porcentajes que más impacten. Un ejemplo sacado del libro
El Mito Sobre el Colesterol, de Philippe Even: Cogen una muestra nada aleatoria
de 20.000 personas, las dividen en dos grupos de 10.000 y observan los
fallecimientos por infarto entre los miembros del grupo de control, que lo
integran los 10.000 que toman placebo, y entre los del grupo experimental, que
toma estatinas (un fármaco que inhibe la formación de colesterol en el hígado).
De los que toman estatinas fallecen, en un período de tiempo dado,
80 personas por infarto u alguna otra cardiopatía. De los que no las toman (los
que consumen un placebo, es decir, una sustancia inocua pero superflua) mueren
100.
¿Qué es lo que dicen los autores del
estudio?....¡¡¡Tachán!!!!.....no tomar estatinas aumenta en un 20 % los
fallecimientos por cardiopatías. ¡Tiembla usuario de los servicios de salud!
Tiembla y no te pares a pensar que la diferencia entre 100/10.000 y 80/100.000
es ridícula.
¿Pero esto qué significa exactamente, pregunta la abuela? Abuela,
tranquila, no tomes esa pastillita, no te va a hacer seguramente ningún bien, y
es más probable que te haga daño por sus más que demostrados efectos
secundarios.
Si esto sucede con los estudios generalmente financiados por las
farmacéuticas, que nos venden productos de la ciencia más avanzada, qué no
sucederá con los productos alimentarios, sujetos a un control que durante
muchos años básicamente se ha limitado a impedir que nos infectáramos de algún
microorganismo.
Las grandes multinacionales alimentarias, que se pueden contar con
los dedos de la mano, tienen claro que el consumidor medio sucumbe con
facilidad a las sensaciones agradables en el paladar, y procuran proporcionar
dichas sensaciones de la forma más intensa posible, aunque esto vaya en
detrimento de la calidad del producto y suponga un peligro difícil de
cuantificar y delimitar para la salud del consumidor.
Lo normal, después de tanta publicidad y propaganda, es que nos
volvamos insensibles a las advertencias sobre los riesgos que entrañan ciertos
alimentos o la manera en que los combinamos en nuestras dietas. Nos damos el
gusto. Y eso es todo. Y luego algunos enferman, otros no, y el trabajo para
determinar si existe alguna relación o incluso alguna que sea lo
suficientemente significativa para ser susceptible de considerarse causal,
queda en manos de epidemiólogos y otros científicos y estadísticos, muchos de
los cuales cobran su nómina bajo cuerda de empresas del sector puesto en entredicho.
Y al final se “cocinan” los datos y finalmente se presentan, vengan del
cocinero que vengan, en forma de comida rápida de titular, palabras y frases
con gancho que quedan en las mentes de las personas: “colesterol malo”,
“carcinógeno”….etc etc.
¡Cuidado con esas modas! La de las grasas podría haber llevado a
millones de personas a una muerte prematura. Toda alabanza implica una censura,
y a la inversa: mientras condenábamos a las grasas al ostracismo de nuestras
dietas, dábamos alegremente la bienvenida al Sr Carbohidrato, que en sus formas
más simples (que con los procesados de la industria agroalimentaria se
multiplican desmesuradamente) corre por nuestras venas generando unas cascadas
metabólicas la mar de interesantes….e inquietantes.
Pero, en medio de todo este barullo, ¿qué es lo que dice la
ciencia, ese conocimiento acumulado, transparente, discutible, escéptico,
abierto, sobre lo que comemos y sus efectos en nuestra salud?
Algunas personas se han dedicado a investigarlo recorriendo una
extensa literatura relacionada con el asunto, básicamente papers científicos.
Una de esas personas es nuestro invitado de hoy, Luis Jiménez, un Químico que,
al margen de su labor profesional habitual –y eso es necesario destacarlo, dado
que podría ser que eso le convirtiera en un personaje potencialmente imparcial-
se interesa por la nutrición, la salud, y lo que la ciencia tiene que decirlos
de ellas y su mutua relación. Tiene un pantagruélico blog y ha publicado ya tresmuy informativos libros sobre el asunto.
¿Qué es significativo? ¿Qué no? O dicho de modo más sencillo: ¿Qué
son sólo gritos de “fuego”, con mucho ruido y pocas nueces, y qué es humo de una combustión? ¿Qué
combustible es mejor para nuestra maquinaria? Démos la palabra a Luis
Jiménez.
1.-Se dice que vivimos en la Era de la Información. Pero
aplicando el principio de que “más es menos” resulta que nos vemos inundados de
información, sin poder distinguir fácilmente la que es marketing encubierto o
elucubración de alguna mente pensante y estratega interesada de la que es
científica. Esto es especialmente en el terreno de la nutrición. ¿Cómo podemos
hacer imperar un poco de escepticismo y objetividad científica en este
batiburrillo de intereses creados, sesgos cognitivos, ignorancia y emociones a
flor de piel que es el campo de la nutrición y salud?
2.-La incidencia de
enfermedades crónicas es más alta en nuestro tiempo. Son muchos los que culpan
a nuestra forma de vida moderna. Por otra parte se ha incrementado la esperanza
de vida al nacer, pero gran parte de dicha reducción parece deberse a que en
las sociedades industrializadas son pocos los niños que fallecen por
infecciones y a las mejoras en el diagnóstico y tratamiento en medicina. La
muerte es inevitable, pero todos queremos alejarla en el tiempo lo más posible
y tener una calidad de vida aceptable antes de que llegue. Así que cada vez es
mayor el interés en la dietética y la nutrición de cara a prevenir la aparición
de enfermedades. ¿Se ponen demasiadas esperanzas en la nutrición? ¿Podemos
cambiar de modo significativo la calidad de nuestras vidas y alargar nuestras
vidas comiendo mejor? ¿Y se tiene un indicio aproximado de qué es mejor, o al
menos no nocivo y qué es claramente malo?
La
nutrición es importante, pero coincido en que el tema se nos está yendo un poco
de las manos. Yo creo que más que transmitir que la nutrición consigue
milagros, habría que transmitir que algunas enfermedades crónicas reducen de
forma importante la esperanza de vida (obesidad, diabetes, cáncer) y que la
alimentación es un factor más, dependiendo de cada caso, que ayuda a
prevenirlas. Que no es lo mismo. Así que más que alargar la vida, a mi me gusta
transmitir que puede ayudar a no acortarla. Pero con muchos matices, porque
otros hábitos (tabaquismo, sedentarismo...) y los genes también influyen mucho.
Respecto a qué factores alimentarios parecen acumular más pruebas a su favor,
recordando que nos referimos a un entorno sin escasez ni necesidades, yo creo
que son el mayor consumo de hortalizas y frutas y la reducción de azúcares
añadidos y carbohidratos refinados.
3.-¿Cómo se inclina la
balanza genes/ambiente en nutrición? ¿Podría llevarnos la nutrigenómica a
dietas personalizadas? ¿Qué variabilidad podría haber entre las personas en sus
susceptibilidades a los alimentos?
No
he profundizado en el tema pero yo con la nutrigenómica tengo un doble
sentimiento. Por un lado me resulta muy atractiva, dado el interés que me
genera esta disciplina científica, que parece prometedora. Pero por otro me
genera cierto escepticismo, ya que creo que nos venden expectativas infladas y
que hay factores higiénicos sencillos y básicos que primero habría que abordar,
que no necesitan de tanta personalización y tecnología. Por otro lado, no sé si
vamos a ser capaces de conocer con exactitud el efecto aislado que un alimento
o nutriente genera en cada persona, dado lo complejas que son las interacciones
entre nuestro metabolismo y nuestro cerebro a la hora de alimentarnos.
4.- ¿Hay alguna forma de
explicar el incremento en la incidencia de las alergias e intolerancias
alimentarias, como la intolerancia a la lactosa y la celiaquía más allá de un
incremento en su detección y diagnóstico?
Pues
no lo sé la verdad. Hay varias hipótesis, las más actuales relacionadas con el
exceso de alimentos altamente procesados y la alteración de la microbiota
intestinal, pero no me gusta hacer especulaciones o afirmaciones
culpabilizadoras sin cierta evidencia sólida, así que de momento prefiero no
mojarme.
Los
estudios son escasos y la información que nos queda de entonces también. Hay
que darse cuenta que hablamos de periodos de tiempo larguísimos, en los que
habrán ocurrido cambios importantísimos. Si somos omnívoros es porque durante
millones de años hemos evolucionado para comer de todo, así que es de suponer
que nuestros ancestros han comido casi cualquier cosa viva que hayan podido
encontrar. Por otro lado hay indicios sólidos de que para llegar a tener
nuestro cerebro y poder "alimentarlo" convenientemente el comer
otros animales ha jugado un rol importante , ya que aportan muchos nutrientes y
energía. Lo que si sabemos con seguridad es que nunca habíamos comido tantos
azúcares ni alimentos altamente procesados como ahora.
6.- ¿Qué papel conocido
desempeña la flora intestinal en nuestro bienestar y en nuestra salud?
La
flora intestinal - que realmente no son flores ni plantas sino microbios, por
eso se llama microbiota - son intermediarios fundamentales en nuestra
relación con los alimentos. Participan en la metabolización de los diversos
nutrientes, su presencia sirve para protegernos de la colonización de otros
microorganismos que pueden ser dañinos, actuando a modo de mecanismo de defensa
inmunológico y también influyen en la mucosa que recubre todo el intestino por
su pared interior y que modula la absorción de los alimentos. Sobre cómo
influye de forma concreta en nuestra salud su diversidad y la alteración y
hasta que punto además de un indicador es una causa de enfermedades o
problemas, queda mucho por investigar.
7.- ¿Es adicto el cerebro a
algún alimento?
Lo
que normalmente conocemos como adicción (y que los científicos lo llaman
"abuso de sustancias") es un fenómeno claramente caracterizado con
algunas drogas y que tiene su origen en profundas alteraciones neuronales, pero
cuyas fronteras o límites no se conocen con precisión. La idea de que algunas
personas puedan desarrollar respuestas similares con el consumo crónico de
cierta tipología de alimentos es interesante y defendida por una buena cantidad
de científicos. Yo creo que es una área promotedora para seguir investigando. Por
ejemplo, con qué tipo de alimentos (o sus componentes) ocurre, ya que por ahora
hay muy pocos estudios que nos índiquen qué alimentos pueden ser adictivos.
8.- ¿Cuál es tu área de
especialización dentro del campo más vasto de la nutrición? ¿Desarrollas una
actividad de investigación en éste momento? Como divulgador en el ámbito de la
nutrición, ¿qué proyectos tienes en marcha?
Yo
soy químico y mi actividad laboral no tiene ninguna relación con la nutrición.
Así que mi labor en este campo se limita a divulgar. Y lo hago porque me gusta,
sin más. El centro de este proyecto de divulgación reside en el blog, en el que
está toda la información disponible en forma de posts. Cada cierto tiempo
publico un libro, sintetizando y revisando ciertos enfoques e ideas. Y respecto
a futuros proyectos, me gustan la sorpresas.
9.-Me surge una pregunta
adicional....le doy vueltas al asunto y me parece escabroso. Por un lado uno
debe acudir al médico especialista, y ponerse en sus manos, para cualquier
padecimiento o indicador anormal en la sangre. Por otro se sabe que muchas de
las medicinas que te endosan pueden no ser mejores que un placebo o incluso
pueden ser peores para la salud. Y ahí llega el problema: el profesional con
prejuicios o intereses, o ambas cosas. ¿Qué hace el indefenso ciudadano usuario
de los servicios de salud? ¿Debemos seguir ciegamente lo que nos diga el Señor
de la Bata , que
habla supuestamente en nombre de la ciencia, como los feligreses siguen al
del Hábito, cuya palabra toman por palabra en nombre de Dios?
Ver dos libros en los que pone "Lo que dice la ciencia", en uno de ellos ver también la tan usada palabra fácil y en el otro 75 respuestas al estilo de los libros de "Aprenda Ingles en 100 días" me inspira bastante desconfianza y me huele bastante a timo, cuando alguien recurre a ese tipo de títulos tan llamativos sospecho que lo que hay dentro del libro no es muy bueno.
ResponderEliminarTe equivocas.
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