viernes, febrero 15, 2008

Neurociencia y Religión

Para muchos la religión es un prosaico "pedid y se os dará" en el que Dios representa el papel de gran proveedor. Un Dios así sería aquella (última) instancia omnipotente a la que acudiésemos en momentos de apuros, o simplemente para satisfacer caprichos. Cuando se acaban todas las soluciones humanas y el azar se presenta desfavorable, siempre nos quedará Dios.

El mayor favor que podemos esperar de un Dios así, creado "a nuestra imagen y semejanza", sería la vida eterna en el Paraíso (Paraíso asimismo creado de acuerdo con nuestros gustos "humanos, demasiado humanos"). Para obtener un premio tan apetecible este tipo de creyentes pueden llegar a renunciar o a fingir farisaicamente que renuncian a algunas cosas, aceptado a regañadientes preceptos morales, es decir, limitaciones a su libertad. El intercambio es claro: Dios mío, yo te doy esto, pero espero esto otro. Generalmente se entrega algo que no se valora, se trata de engañar al supremo hacedor con baratijas para obtener de él metales preciosos). También se juega con los valores "futuros" (si me sacas de esta prometo que haré tal o cual....).
En un mundo como este de necesidad, "hacer de la necesidad virtud" es una ley de supervivencia, y la virtud por tanto no obedece a una racionalidad elevada, magnánima, que elabora una moral desde las alturas, sino a un fuerte impulso que parte desde lo profundo y, podría decirse, desde lo más bajo, hacia la permanencia y la perpetuación del Yo que uno es y representa en la sociedad. Ir más alto de ese punto de equilibrio, de ese término medio de virtud, requiere unas capacidades extraordinarias o algún tipo de desarreglo emocional y/o vital.

Los neurocientíficos que buscan la sede de la consciencia, del alma, de la mente, del yo, hace mucho que han dejado de pensar en un lugar discreto para la misma y se inclinan por un proceso distribuido más que por un centro fijo. El "fantasma en la máquina", el homúnculo a los mandos del cuerpo, el alma inmortal tomando las riendas del organismo, han sido sustituidos por "redes neuronales", "marcadores somáticos", "qualia", "darwinismo neuronal" y otros conceptos. El misterio sobre cómo se forma la consciencia no ha sido aún resuelto, pero casi todo apunta a que la esta sería un resultado, una propiedad emergente, de las operaciones realizadas por el cerebro.
Visto desde esta perspectiva el sentimiento religioso sería algo asimismo surgido de cómo el cerebro interpreta la realidad externa al organismo. La beatitud de un buda o el éxtasis de un místico serían estados de conciencia alterados en los que se experimentaría la realidad de una forma plena.

Una de las hipótesis más interesantes sobre el surgimiento de las dos grandes religiones monoteístas (el cristianismo y el Islam) apunta a un daño neurológico común en sus dos grandes fundadores: tanto Mahoma como Saulo de Tarso podría haber padecido epilepsia. En el cristianismo se acude a San Pablo porque se le considera el principal impulsor de dicha religión, el responsable de su salida de Judea y su expansión por todo el Imperio Romano, siendo Jesús, desde este punto de vista, un personaje semilegendario transformado por una tradición apologética en Mesías.

Pablo, en su viaje a Damasco, cayó del caballo deslumbrado por Dios, y fue a partir de ese episodio que comprendió que la misión de su vida no era perseguir a los cristianos, sino ser su apóstol. Esta caída la atribuyen algunos a un ataque epiléptico. Dostoievski, que fue epiléptico de lóbulo temporal, es quien nos ha dejado una mejor descripción de los aspectos "religiosos" de estos ataques a través de algunos de sus personajes, como el Idiota o Kirilov.

El fenómeno del "aura", que es el fenómeno místico propiamente dicho, precede a la crisis epiléptica, y consiste en un conjunto de sensaciones positivas, de alegría, de plenitud, de comunión con el todo, de certidumbre, de sentido, de belleza y de presencia divina impregnando cada aspecto de la experiencia.

Mahoma era un hombre solitario y meditabundo que iba solo al desierto. Fue allí dónde debió experimentar sus crisis epilépticas, que le llevaron a sus extrañas conversaciones con el Arcángel Gabriel. Claro que tampoco podría descartase que Mahoma fuera esquizofrénico, de ahí que oyese voces imperativas.

Por supuesto nada de esto está demostrado, se trata únicamente de hipótesis. Pero resulta interesante constatar que ciertos procesos cerebrales anómalos suscitan, en algunos casos, sentimientos de profunda religiosidad.

Algunos neurocientíficos abordan ahora el estudio de la fe, tratando de relacionarla con algún proceso mental. Sin embargo dar con "el lugar" donde surgen o se producen los sentimientos religiosos resulta difícil, por no decir imposible, teniendo presente que la misma consciencia no está adecuadamente localizada y parece estar extendida por el cerebro. Es más, podría decirse que, tratándose de un sentimiento tan rico en matices, no se podría considerar algo reducible a una zona "encendida" en un ordenador durante una Resonancia Magnética. Es posible que sea una combinación de emociones y percepciones del propio cuerpo, tanto en sí mismo como en el espacio, que se proyecta en una realidad exterior relativamente calma, en lo que a experiencia religiosa depurada o mística se refiere, y algo más simple y menos sagrado en el caso del egoísmo pedigüeño de la mayoría de los mortales.


Vilayanur S. Ramachandran es un investigador del cerebro que está especialmente interesado en las experiencias místicas y religiosas. Tratando a epilépticos del lóbulo temporal (como lo era Dostoievski, como se supone eran Saulo y Mahoma) descubrió que su hiperactividad temporal les hacía más susceptibles a reaccionar neurológicamente ante imágenes religiosas que ante fotos obscenas o violentas (que "excitan" más a las personas "normales"). Llegó a la conclusión de que en el lóbulo temporal hay un módulo religioso. Creía haber encontrado la sede de la religiosidad humana.


Sin embargo esto no explica gran cosa. Experimentos llevados a cabo por Andrew Newberg y Eugene d’Aquili con un budista tibetano en plena meditación pusieron de manifiesto que durante la experiencia mística el lóbulo parietal superior sufre una hipoactividad, mientras que el lóbulo frontal está totalmente activo. En el lóbulo parietal está localizada la función de orientación y situación en el espacio del individuo, mientras que en el frontal lo está la atención. Así, el estado de meditación supondría una especie de flotar en el espacio, de diluir la sensación de yo, acompañado de una clara percepción de dicha "desubicación", lo que haría que el budista se sintiese en comunión con el todo. Si a este nirvana budista (sin Dios) le añadiésemos un poco de excitación en el lóbulo temporal quizá tendríamos una experiencia mística (con Dios).
Sea como fuere no hay que centrar el estudio de la religión solamente en los individuos y sus experiencias sensoriales o "suprasensoriales" sino que también deben observarse los aspectos sociales y culturales de la religión, especialmente desde la perspectiva evolucionista.

Mente y cerebro nº 12. Bases Neurológicas de la religiosidad. Hans-ferdinand Angel.

Mente y cerebro nº 20. El mal sagrado de Dostoievski. Sebastián Dieguez.

21 comentarios:

Germánico dijo...

Publicado originalmente en Lidiando con la fatalidad.

Anónimo dijo...

La Fe no es un sentimiento, es acción consciente, una vivencia que puede generar además sentimientos , pero éstos son consecuencia de la Fe, no son la Fe misma.

Difícilmente se puede enfocar una cuestión de manera científica si se parte con falsos prejuicios.

Quien lo prueba, lo sabe.

Anónimo dijo...

No quiero alarmarte, Germánico, y no seré yo quien corra la voz pero, con lo que hay por ahí ¿te parece prudente ir llamándole epiléptico a Mahoma?

Germánico dijo...

¿Eso es lo que sientes, Anónimo?. Te felicito.

Zuppi, te juro y requetejuro que esa es la teoría de algún lunático.

Anónimo dijo...

Personalmente siento poco. No soy un místico, si te refieres a eso.

Pero dime, Germánico, honestamente:

¿Desprecias a quien es creyente?

¿Crees (y fíjate que digo CREES) que es más "científico" quien tiene fe atea clara o encubierta (agnóstico)?

Germánico dijo...

En absoluto, Anónimo. Muchas de mis disputas en internet han versado sobre ello. En este y otros blogs.

Siento un profundo respeto por los creyentes.

Germánico dijo...

Puede que hasta yo lo sea un poco....

Anónimo dijo...

La fe atea clara o encubierta(agnosticismo) también es una acción consciente, una vivencia, aunque no se la reconozca así por los que la profesan.

La fe "descreída" también genera sentimientos místicos.

¿Quién no recuerda, por ejemplo, la cara extasiada de Carl Sagan en su famosa serie 'Cosmos' mirando el cielo estrellado mientras su voz en off cantaba loas al universo como maravilla mecánica que es principio y fin en sí misma?

No te equivoques, Germánico, no soy ningún meapilas defensor de la Fe. Sólo que me gusta pensar sin prejuicios. La fe (cuaquier fe) es consustancial al ser humano.

Es mi experiencia personal y mi conclusión intelectual.

Germánico dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo, Anónimo.

De meapilas, nada, por supuesto.

Germánico dijo...

La broma sobre tu "sentimiento" era sin "mala fe"....

joandro dijo...

Decir que Pablo es el fundador del cristianismo es lo mismo que decir que Esdras lo fue del Judaismo: una delirante teoría racionalista basada en la filosofía hegeliana y en los postulados humanistas de Graff-Wellhausen y de toda la escuela neognóstica subsiguiente. El objeto de estos movimientos intelectuales no ha sido otro que intentar negar el origen divino de la religión judeo cristiana, para de esa manera convertir al hombre en su propio dios y salvador. No entraré en debates teológicos: hagamos apuestas.

Germánico dijo...

Hola Alejandro,

Al margen de Hegel y toda la caterva racionalista que pareces conocer tan bien, es un hecho, que parece bastante claro, que Saulo de Tarso dio un impulso fundamental a la secta cristiana, haciendo una labor de propaganda y evangelización sin la cual esta secta quizás no hubiera abandonado Palestina.

Clave en ello fue que extendió a los gentiles el mensaje, lo cual han de reconocer hasta los más exigentes teólogos.

No entro a valorar cosas tales como si Jesús era o no el hijo de Dios o si era inevitable que la Iglesia que fundó -con o sin Saulo-prosperase.

Carlos Suchowolski dijo...

¿Cómo es que me perdí el post original para felicitarte en su momento? Bueno, ahora abarco en esta tus comentarios. Muy bueno, muy bueno todo; me ha gustado de verdad!

Anónimo dijo...

Amenísimo post, Germánico. No me ha extrañado nada lo que cuentas de Dostoyevsky, hace tiempo que no le leo, pero a mí siempre me evoca personajes místicos, atormentados, etc. Recuerdo ahora mismo el hermano pequeño de los Karamazov y aquel monje que lo educa. Sí, me gustaba mucho Dostoyevsky, quizá yo también tenga mi modulo religioso.

Ilustración:

Un gran caravaggio sobre San Pablo aquí

Germánico dijo...

Me alegro que os haya gustado Carlos & Jinete.

La imagen que enlazas, Jinete, es la que puse en el post "original", curiosamente.

¡Que grande era Dostovieski!

¡Y qué novelón los Hermanos Karamazov!. Acabándola lloré.

Nacho dijo...

Excelente artículo, muy interesante. Me alegra bastante que se empieze a investigar científicamente sin prejuicios la religión, como Dennett pide en "Rompiendo el hechizo".

Anónimo aunque también estoy de acuerdo que la fe es un proceso consciente y que tanto teistas como ateistas, no deja de ser curioso que los creyentes son más dados al misticismo. Por otra parte creo que no cabe confundir fe con religión a estas alturas, aunque no me gustaría desviar la atención del artículo. Yo veo el agnosticismo por cierto como una posición bastante racional (quizá sea mi particular posición), en cuanto a que desde un punto de vista lógico se puede refutar la idea de Dios, pero al no ser comprobable empiricamente (como la ciencia), no se puede afirmar que exista o no. No obstante no niego que todos tenemos fe, la fe es algo intrínseco al ser humano pero no hace falta aludir a la teología para argumentarlo: ¿todos tenemos fe de que la realidad existe o de que el sol saldrá mañana no?

Saludos e interesante artículo como siempre.

Germánico dijo...

Si, Nacho: es importante que se estudie la religión sin prejuicios de ningún tipo, tampoco los ateos, de los que quizás Dennet tenga alguno.

Claro que la objetividad pura no se le puede pedir a nadie, ni siquiera al mejor de los científicos o los filósofos. Habrá que ver que resulta de la dinámica, la contrastación y el refuerzo o contradicción mutuos de los distintos estudios de diversa índole y diverso enfoque que vayan surgiendo y apostar siempre por los argumentos que nos parezcan más sólidos y más acordes con lo que percibimos.

Anónimo dijo...

Decir que los creyentes (en alguna religión teísta supongo que se quiere decir) son más propensos al misticismo que los no creyentes, es un prejuicio propio de un creyente ateo. En este caso un ateo encubierto, esto es : un agnóstico.

Nacho dijo...

Respecto a si es un prejuicio o no, probablemente, no he hecho un estudio al respecto, probablemente me faltó poner "creo". Tan sólo es una extrapolación de mi ambiente inmediato (por cierto, bastante creyente), sobre el cual puedo asegurar con seguridad que es así. Evidentemente ser religioso ya implica misticismo, y entendió bien, me refería a creyentes religiosos católicos primordialmente.

En cualquier caso, la verdad, importa poco, no es algo trascendental. Además, tampoco veo que ser místico sea algo malo (ni bueno), mientras sea una cuestión personal. Si cree que lo decía con mala leche es que ve fantasmas y es demasiado sensible.

Si, agnóstico escéptico si lo prefiere, ese soy yo, "Anónimo".

Anónimo dijo...

Je,je,je. No te enfades, Nacho, la provocación es un buen disolvente intelectual. Los prejuicios se agarran con más fuerza de lo que parece, y en los lugares más insospechados.

Nacho dijo...

Jaja, estoy de acuerdo, yo es que soy muy sensible a las provocaciones (carácter latino lo llaman).

Saludos.