viernes, febrero 29, 2008

Moral si, Religión no

Con esto me refiero a un artículo de Eduardo Robredo acerca de Patricia Churchland y la naturalización de la moral. La moral es un mecanismo neurobiológico que ha evolucionado por selección natural. Y por qué solo la Moral?.
Esa "filosofía" hace una curiosa excepción en el estudio de la naturalización de lo humano. Me explico: Curiosamente, del mundo "filosofico" se pretende cooptar, cojer o absorber la moral y sin embargo, de esa cooptación deja fuera cosas como la religión, algo la verdad curiosisimo para un "naturalista" codicioso que quisiera explicar todo lo humano en términos evolutivo-neurobiológicos.

Por qué esa excepción?. Por qué no incluir la religión al completo, y no solo la moral en esa explicación naturalista?.Pues no me lo puedo explicar de otra manera que no sea por cuestiones ideológicas.

La religión cumple todos los requisitos para ser considerada una manifestación sociobilógica de la naturaleza humana de pleno derecho (de hecho mas del 70% de los biólogos evolucionistas lo creen así segun este artículo de Investigación y ciencia): Es universal, ha existido siempre, toma nuevas formas cuando es reprimida y reaparece después. A veces tiene manifestaciones perversas en determinadas condiciones. En eso no se puede distinguir del comer, del el sexo o de cualquier tendencia de la naturaleza humana.

¿Por qué no incluir la religion en esa naturalización? muy sencillo, porque entrando por ahi acabariamos legitimando las religiónes tradicionales, para, finalmente, asentir a las palabras de Cesar vidal al final del post referido (y también llegariamos a la conclusión de que desenmascarar la religión como algo natural destruye el papel natural de la religión). En todo caso eso seria letal para la secta de Beyond Belief, que, como homo sapiens luchando por la notoriedad, solo quieren que believamos en ellos y si es posible, los adoremos, como ya hacen algunos.
Hay mucho de programa ideológico en Beyond Belief, y puedo decir que hay mucho de religión, pero de la mala. Las peores religiones son las que no se reconocen como religiones, sino como fuentes de Verdad con mayúsculas. En su página de bienvenida hay una referencia a tratar la religión como un fenómeno natural, debe ser un añadido de parte de un evolucionista con sentido común, pero, de facto, el sitio está lleno de personas con un hondo resentimiento y animadversión hacia las religiones.
Tanto que están edificando la suya propia. Todos sus discuros son acerca de lo buena que es la ciencia y lo mala que es la religión, sin ni siquiera intentar el estudio comparado de religiones, el estudio de religiones nuevas, para ver sus caracteristicas comunes, resultados de estudios de campo etc.
Nada de eso se usa, es decir, en Beyond Belief no se está utilizando la ciencia para estudiar la religión, aunque así lo digan en su programa. Al contrario, estan tomando una actitud religiosa con SU ciencia para rechazar las religiones con los mismos métodos y argumentos que utiliza una religión para desacreditar otra: reuniones de grupo ridiculizando lo que ni se conoce ni se quiere conocer. Sus videos describen reuniones de adeptos que ofician una ceremonia donde se reafirman a si mismos. En esas condiciones es dificil que en ese foro hable alguien que se haya preocupado seriamente por estudiar la religión como un fenómeno evolutivo como David Sloan Wilson.
Pero si los que lo ridiculizan. Merece ver sus videos con la misma mirada que un antropólogo pone en los ritos de una tribu recién descubierta. Vean, si no, a ese gran filosofo evolucionista, como es Daniel Dennet, ridiculizar con argumentos y gestos indignos de él, a David Sloan Wilson. Dennet se olvida de que las conclusiones de Wilson no solo definen una epistemología que se pueda rechazar, y la rechaza, sino que implica, además, algo propio de nuestra biología, y por tanto, irrechazable. Al hacerlo, Dennet esta negando considerar hechos que desafían sus puntos de partida ateistas. Este es un mecanismo típìcamente religioso. Es lógico que Sloan Wilson llame al ateismo de Dennet y Dawkins "una religión encubierta".

jueves, febrero 28, 2008

el solipsismo de Hugh Everett

Everett ilustra lo imposible que es circunscribir un modelo del mundo a una esfera teórica. He dicho que las teorías de la fisica moderna ofrecen una visión del mundo psicológica y socialmente contraproducente, con independencia de los logros materiales.


Un ejemplo extremo lo ofrece Hugh Everett, un genio que se atrevió a cuestionar la interpretación "conservadora" de la mecanica cuántica y la llevó a sus últimas consecuencias. Como consecuencia, pese a su intento de separar su teoría de la vida corriente, everett acabó siendo un solipsista de facto, y actuaba como si la gente, incluidos sus hijos no tuvieran existencia real, sino que fueran el resultado de sus decisiones. Eso se deriva de su misma teoría.


Everett fué el primero en darse cuenta y desarrollar la idea de que las matemáticas de la Mecánica Cuántica llevan, en sí, la existencia de mundos paralelos que engendran nuevos mundos paralelos. Si se aplica la mecánica cuántica sin ningun postulado adicional, entonces, no solo las particulas elementales, sino los cuerpos macroscópicos ocupan nubes de probabilidad, siendo nuestras posiciones reales una de las posibles. Las demás están en universos paralelos. Incluso nuestras observaciones, bajo determinadas condiciones, desencadenan nuevos desdoblamientos en universos paralelos. De manera que, aunque Everett nunca expresó esa filosofia derivada de su teoría, sus conceptos teóricos permearon su personalidad y su percepción del mundo. Puede que sin ninguna decisión voluntaria en ese sentido, mas bien al contrario, como sugiere este artículo de Investigación y Ciencia (solo está online el extracto).

miércoles, febrero 27, 2008

Elijo mi religión tradicional. !Precisamente porque soy evolucionista!

Estaba maquinando un enésimo post acerca de religión y evolución. La tesis es que, el fenómeno religioso es un instinto o una serie de instintos, como ocurre con todo fenomeno, como la religión, que es universal en la especie humana, que renace continuamente y adquiere nuevas formas bajo represión o bajo desaprobación social. También estoy intentando demostrar que la manifestación mas pura de religión aparece precisamente cuando uno rechaza una religión tradicional o cualquier otra tradición y abraza un sistema de creencias propio. Es lo que llamo religión ad-hoc.
las características de estas religiones ad-hoc puras, derivadas del instinto son: sectarismo, alrededor de un grupo de elegidos. Cerrazón y rechazo de preguntas comprometedoras Adoración de líderes carismáticos (vivos o muertos) a imitar. Esas también características del Animismo, la religión mas primitiva, donde cada clan adora a sus antepasados. En la vida moderna, esa religión instintiva toma muchas formas. Intentaré ampliar esto en el futuro.

Estaba en ello cuando han surgido unos cuantos posts por ahi entre creacionismo y evolucionismo. Uno es este de Tabula Rasa, en el que he contestado un poco destempladamente al principio. Pido perdón. Otro es el de mi amigo y colega Paco Capella en el IJM

al que contesto lo siguiente, que para dar carnaza concluye con el título del artículo:

Paco:
En la teoría del asunto estoy de acuerdo. Pero...

Mientras que en el estudio objetivo de las motivaciones humanas aplicadas a casi cualquier cosa, incluidos los mercados, el evolucionismo es imprescindible...

En cambio en la práxis, el mercado necesita una sociedad con ciertos valores que se sostienen mejor con puntos de partida creacionistas. Lo siento pero es así a no ser que se recorra todo un camino de vuelta, restaurando esos valores a través de demostrar que la selección natural hace inevitables, necesarios y racionales esos valores, cosa que es mi principal objetivo.

Aparte de esto, como yo estoy totalmente convencido de que la religión es el resultado de uno o unos instintos naturales específicos y que , por tanto, siempre, todo el mundo tiene que tener una religión, incluidos tu y yo, entonces prefiero dejar a los creacionistas en paz y meterme con los que ni aceptan esos valores necesarios para la libertad ni aceptan la libertad misma.

Por otro lado, creo que las religiones tradicionales tienen mucho a su favor, precisamente porque han sido diseñadas por evolución social , es decir, por variación y selección ¿No es una contradición de un evolucionistas el ir en contra de uno de sus diseños? Eso sería racionalismo miope, no evolucionsmo!!!!

Como uno no puede no tener algo parecido a lo que llamamos religión, por el hecho de ser un instinto, Si uno quiere no tener religión entonces inevitablemente se inventa una motivación vital, que es una religion ad-hoc. Las religiones ad-hoc tienen todas las características de las religiones primitivas: tendencia al sectarismo (ya que eso significa menos incertidumbre), adoración a indolos arbitrarios (figuras con ascendiente que tomamos como modelos), irreflexión, eliminación o supresión de preguntas que podrian echar al traste con toda al estructura mental etc.

La religión es un basamento fundamental de la personalidad, supone un ahorro de energia mental increible. Precisamente por eso no es una opción. Es un instinto inapelable. Tanto como el comer o cualquier otro.

Ahora bien, puesto a elegir una religión, elijo una tradicional !!!PRECISAMENTE porque soy un EVOLUCIONISTA !!!!!. Voy a echar por la borda 2500 años de evolución porque me lo diga un racionalista miope que cree que en el plano teórico habla de evolución, pero que en la realidad es un sectario con religión ad-hoc como Dawkins y otros? . !Anda ya, hombre!.

martes, febrero 26, 2008

Solo sé que no sé nada

Son sorprendentemente pocos, tendiendo a ninguno, los conocimientos de primera mano que tenemos de los asuntos sobre los que nos atrevemos a tratar cuando filosofamos, verse nuestra filosofía sobre el derecho, la economía, las ciencias naturales, las ciencias sociales, la política.... Bebemos de fuentes de información, más o menos cercanas al origen, de agua más clara o más turbia, y rara vez del río del conocimiento. Esto es así porque nosotros solo creamos o percibimos “saber” o “realidad”, más allá de lo comúnmente aceptado y vivido, en situaciones muy excepcionales, asimilando cultura del ambiente casi siempre en forma de paquetes de información de diversa elaboración y adulteración, de lo que Dawkins denominó “memes”.

Si queremos establecer una distinción simple y claramente comprensible por todos, podemos decir que conocer y estar informado son dos cosas bien distintas. Lo que distingue al ser humano de los demás seres vivos que pueblan la tierra es su capacidad de informarse, más que la de conocer, su habilidad para comunicarse y crear redes de complejidad creciente, más que percibir de un modo distinto y más elevado la realidad (aunque como propiedad emergente la mejora cognitiva sea un resultado). La mente es un proceso que ha surgido de interacciones múltiples con el medio y con la sociedad (o medio social superpuesto al natural), pero en nosotros este último ha marcado la diferencia.

El inconveniente del conocimiento derivado de la información es que este es de segunda, tercera, cuarta.....o enésima mano, y pierde en el camino fuerza y pureza. La ventaja está a la vista: sabemos un poco de todo y podemos especular sobre las cosas sin tenerlas delante. Los paquetes de información son piezas abstractas con las que jugamos al juego de la especulación. No tiene nada de extraño que la palabra especulación tenga el mismo origen que espejo. Especular es especular, reflejar. Se toman imágenes y se hace un juego de espejos en la imaginación (nótese que imagen e imaginación tienen a su vez la misma raíz). La mente especuladora es una habitación llena de espejos en la que se entrecruzan imágenes de forma aparentemente caótica para crear todas juntas un “fresco”, un caleidoscopio de trazos y colores variados. Esto es lo que nos eleva por encima del resto de los animales. Nos lleva a percibir trayectorias y regularidades, leyes, a anticipar consecuencias, a distinguir agentes y pacientes, en definitiva, a la responsabilidad y la moral, a la anticipación y planificación, al orden y al concierto, a demorar la gratificación y priorizar objetivos previamente elaborados. Todo esto se localiza en el lóbulo frontal del cerebro, donde, parece ser, hay una representación en pequeña escala del resto del órgano, un reflejo, una imagen. El lóbulo frontal está conectado con todo el resto de módulos o núcleos del cerebro de forma armoniosa. Toda la información relevante, o que deba tomarse en consideración de forma explícita, fluye a él, tras pasar algunos filtros. Allí el comité ejecutivo toma las decisiones que llevan a las acciones conscientes.

El ser humano es el único capaz de proyectarse en el futuro con la mente más allá del horizonte de la necesidad inmediata, de tener fines y por tanto de buscar medios. Cuando un pájaro toma ramas para hacer con ellas un nido, cuando una araña teje redes, lo hacen por instinto, no por reflexión (reflejo). Para ellos “no hay futuro”. La fórmula punky de “no hay futuro”, igual que la admonición de Horacio, “carpe diem”, nos querían llevar de vuelta a la edad de la inocencia, a una Edad de Oro animal, a un Edén perdido del que caímos. Pero aquello no existió, pues para disfrutar un Paraíso hay que ser consciente de él. Pretendían, y siguen pretendiendo, lo que apuestan por el presente, dar un salto atrás en la evolución del cerebro, pero ya es demasiado tarde, el hombre está condenado a vivir en el tiempo, y el presente se nos antoja una ilusión, aún cuando la única ilusión verdadera sea el futuro.

El hombre es el animal menos directo que hay. Por caminos torcidos logra sus fines. A través de herramientas, armas, fuego, imaginación, vestimenta...el hombre es el gran utilizador de medios (utilizar y utilidad también tienen raíz común, piénsese en ello). De ahí el largo período de aprendizaje, la neotenia. El hombre es el gran generalista del Reino animal, tan lleno de especialistas metidos en nichos. Es lo que en biología evolucionista se denomina “oportunista”. Y así ha desarrollado esa red compleja de nuestra moderna sociedad tecnológica y de gran división del trabajo en la que él, como individuo, apenas sabe nada, siendo no más que un ser informado, apenas conocedor. Se produce el fenómeno que Hayek denominó “conocimiento disperso”. La sociedad como un todo SABE, si bien es del todo ridículo atribuir conocimiento a la sociedad, pues esta no lo integra como nuestro cerebro integra en la consciencia. La sociedad no es consciente, sólo el individuo lo es. Y en su consciencia desconocedora ha de aceptar como suya la frase que el gran sabio Sócrates pronunció hace milenios: “Sólo sé que no sé nada”, y confiar en las fuerzas impersonales –pero derivadas de las personales de cada individuo en interacción con los demás- de la sociedad, el mercado, la ciencia etc etc....confiándose con ello a fuentes autorizadas, a conocimientos de segunda mano, a verdades cuyo conocimiento personal supondrían un tiempo y una dedicación que nos superan. Lo acertado, como para un alto ejecutivo o un líder político lo es escoger asesores y discriminar su valía, es saber de qué fuentes beber, y en qué cantidades.

Como mejor se perciben los “hechos” es cuando se “hacen” (apréciese raíz común). Como esto no es posible para la mayoría de los hechos que son relevantes en nuestras vidas, sólo nos cabe ser buenos seleccionadores de informantes, a falta de ser buenos conocedores.

Cuanto más desarrollada tecnológicamente es la sociedad, cuanto más imbricada es la red de división del trabajo, tanto más necesario es ser buen selector de información. No en vano se le llama a nuestra sociedad de hoy sociedad de la información.

Hemos acabado siendo, muchos de nosotros, especialistas, pero nuestro medio no es ya la naturaleza virgen, como para los otros animales, sino la sociedad que hemos creado. El especialista es más un producto de la abstracción que un producto del medio, como lo son los diversos seres y sus formas y etologías. Nuestro especialista ha de tomar información de otros especialistas para diseñar su especialidad. No está solo en una torre de marfil.

Cuando uno “se jacta” de no saber nada no implica que sea un necio, en el sentido peyorativo del término, o que sepa tan poco como otros, si por ello entendemos que disponga de menor o peor información, sino que su conocimiento no es de primera mano y que se da cuenta de ello. No es por falta de información, sino de conocimiento cierto e indudable, directo e inmediatamente contrastable.

Cuanto más elaborados y dispersos son los medios para nuestros fines tanto más difícil no es demostrar algo fehacientemente. Sólo podemos decir: “acuda usted a esta fuente”. Así, en muchos debates, en los que el “adversario” tiene sus propias fuentes, se hace un uso dialéctico y retórico de la que yo denominaría falacia del especialista (o del experto): el conocimiento está descartado, sólo quedan las fuentes de información, y cada uno acude a las suyas que son, cómo no, contradictorias con la del otro. Sólo el especialista puede resolver el enigma de la verdad, pero el mayor enigma es el propio especialista, pues cada cual tiene el suyo y son mutuamente contradictorios. Se cae en un debate interminable e irresoluble en el que cada cual sale como ha entrado, convencido de su verdad en la medida en que se fía de sus fuentes, y la que queda definitivamente abandona a su suerte es la propia verdad.

Algunos llegaron a decir que la verdad era un espejo que se había roto al principio de los tiempos y del cual cada uno de nosotros tenía un pequeño pedacito. Creo que esa “imagen” es óptima en un sentido, porque nuestras verdades informadas son espejos, especulaciones, aunque no lo sea en su sentido general. La verdad es abandonada en el proceso de especulación, porque entramos en un limbo racional desligado de la realidad a partir de un determinado momento. Entonces hemos de volver a los hechos, a los haceres, a la acción. “Por sus hechos los conoceréis”, se dice en la Biblia. Objetos y acciones, y, sobre todo, objetos como medios, combinados con la mente en las acciones. El principio fundamental es la acción, si seguimos a la Escuela Austriaca de Economía, en su información, o incluso si observamos a nuestro alrededor y extraemos de ello un conocimiento cierto, me atrevo a sugerir. La interacción mano-cerebro. Eso es lo que hay.

Pero todo esto que digo son sólo eso, especulaciones, reflejos mezclados en una habitación iluminada, un caleidoscopio de ideas. A fin de cuentas no sé nada.

¿Alguien me podría aclarar esto?.

lunes, febrero 25, 2008

Las buenas costumbres

En muchas ocasiones me planteo las cuestiones sociales en términos muy sencillos, que acaso pudieran parecer, o ser, simplistas. Reduzco casi todo a la calidad de esa materia prima inefable que constituyen los recursos humanos de un país. Las instituciones no son nada sin las personas que las hacen posibles día a día. Las leyes son papel mojado en manos de un legislador corrompido y dispuesto a la arbitrariedad. Un pueblo abotargado en una abundancia creada por generaciones pasadas y condenada a desaparecer para las venideras, pasto fácil de demagogos.

Ya Pericles, en aquel famoso discurso repetido y archirepetido por todo conservador con interés por la historia política, apuntaba la importancia de las buenas costumbres como cimiento de las sociedades. La decadencia del Imperio Romano, cumbre de la cultura grecolatina, se asoció a una corrupción progresiva de las costumbres, entre otras cosas. Ciertamente hubo factores militares, económicos, políticos, etc, asociados a este colapso, pero mirando en profundidad la causa última, subyacente a todas las demás, pudiera considerarse la decadencia moral de los romanos, siendo por tanto esta causa no una más, sino la genuina.

Benjamín Franklin es más conocido por el pararrayos que por sus consejos económicos para parar los rayos de las crisis sociales. Aconsejaba este sabio frugalidad y laboriosidad. Estas dos buenas costumbres son la base sobre la que se asienta una economía y una sociedad fuertes. Los hombres y mujeres que gastan poco y trabajan mucho acumulan capital, no lo destruyen. Lo contrario es justo lo que acaba con las sociedades, desde la más pequeña tribu al mayor de los imperios.

Pero ¿qué es lo que pasa cuando se ha acumulado suficiente capital por parte de una o varias generaciones?: que los herederos, teniéndolo más fácil de partida, dejan de valorar adecuadamente lo que tienen. Piensan, como decía nuestro Ortega en su Rebelión de las masas, que los bienes y servicios que les rodean y que cuesta relativamente poco adquirir están ahí como el fruto en el árbol, que sólo hay que cogerlo. Así la preservación y aumento de la riqueza dejan de considerarse necesarios, puesto que la riqueza parece “estar ahí”, no haber sido creada con esfuerzo y renuncias. Y aquí es donde comienza la destrucción de capital y la decadencia. Basta que haya esa materia prima electoral para que un buen sistema democrático se encargue de engendrar sus socialistas.

¿Se puede culpar a la naturaleza humana por su tendencia a buscar y tratar de asentarse en lo cómodo, tanto física como psíquicamente?. ¿Es inevitable la caída de toda construcción social sólida, por la falta de fuerza de sus obligados mantenedores, que han perdido la responsabilidad por falta de miras?. No lo sé.

Leo un breve comentario en la revista Mente y Cerebro sobre la relación entre el autocontrol y la falta de azúcar en sangre. ¿Y qué tendrá esto que ver con la decadencia, se dirá aquel que esto lea?. No mucho. El caso es que las personas tenemos que hacer a diario numerosos esfuerzos de autocontrol. El autocontrol es una virtud suprema en un contexto social y en un proyecto personal. Ser capaz de demorar la gratificación y contener el impulso son virtudes, seleccionadas por la naturaleza, pero necesitadas de desarrollo por el ambiente, para poder planificar y actuar a medio y largo plazo dentro de la sociedad, es decir, para poder construir cosas conjuntamente con otros, aprovechando la división del trabajo, para poder generar capital. Aquel que tiene buenas costumbres puede, con mayor facilidad, realizar la difícil acción (interior) de autocontrolarse. Posiblemente su cerebro, en lo que tiene de plástico, se haya autoorganizado en los lóbulos frontales de forma tal que su circutería para el autocontrol sea más económica, más eficiente y eficaz, menos despilfarradora de recursos energéticos. ¿Qué significa esto?: que le costará menos autocontrolarse, que gastará menos al hacerlo, y que esto le pasará una factura de menor importe que a aquellos otros que no tienen buenas costumbres.

Así, en el trabajo, ese ámbito tan importante, los que están habituados a darse el gusto, a enfatizar existencialmente el presente y el placer inmediato, sufrirán mayor número de depleciones de azúcar, y esto repercutirá en su rendimiento, en su estado de ánimo, en sus sensaciones físicas y psíquicas. Tendrán más depresiones, más dolores de cabeza, más cansancio...

Cada vez que uno tiene que autocontrolarse gasta azúcar. Quien no está acostumbrado a hacerlo sufre y padece más al hacerlo, pues.

Es curioso observar cómo ha aumentado el número de bajas laborales por depresión. Hoy casi nadie está contento ni con su trabajo ni con su vida, en un contexto de abundancia y seguridad (provisionales, siempre necesitadas de renovación). Quizás no se pueda culpar a los depresivos, ni a nadie en particular. Estas cosas suceden con fenómenos sociales tan complejos cuyas raíces son profundas. Pero debe al menos admitirse que una ética del trabajo, de la economía y de los tratos sociales encaminados a la creación de riqueza, es decir, las buenas costumbres, son imprescindibles para avanzar hacia el futuro con cierta seguridad y bienestar. Nuestra sociedad no necesita más azúcar, sino un mecanismo más sofisticado y funcional de autocontrol.

Presentación: evolución y economía

Esta es una presentación que he hecho este viernes en el Instituto Juan de Mariana.

La presentación pretende ser autoexplicativa, pero trata de demasiadas cosas demasiado superficialmente. Así que la presentación la iré mejorando. Los cambios aparecerán el la miama dirección: http://tinyurl.com/2v5s54


viernes, febrero 22, 2008

El entusiasmo artificial

Con esa obsesión de nuestro tiempo por la alegría, que la convierte casi en forzosa, y que ahora la propaganda progre ha vuelto enfermiza, se presentan muchos casos de lo que yo denominaría entusiasmo artificial. Este consistiría, en esencia, en un autoengaño emocional, cuyo horizonte temporal es de cortísimo plazo y cuyo ámbito ineludible son los lugares públicos. Alguien que padezca este mal del alma fingirá ante los demás, pero por encima de todo ante sí mismo, que lo que hace y lo que le sucede como consecuencia de lo que hace forman parte de una coherencia lógica y vital, y que por tanto tiene todas las razones del mundo para sentirse feliz, en su salsa, energético y saludable.

El hecho es que cuando uno lleva la contraria a su naturaleza, aunque sea con una sencilla sonrisa, termina por sufrir el golpe de boomerang de su perverso Karma. No es cuestión de abandonarse a los sentimientos más bajos ni de apostar por una sinceridad grosera. Simplemente hay que ser capaz de hacer una valoración cabal del contexto en el que uno se mueve y proyecta y de las propias fuerzas y preferencias.

Si un novio enamorado se va, borracho, de putas, por mucho que trate de convencerse al día siguiente de que obró conforme a su masculinidad, por efecto del alcohol, en una locura de juventud...etc etc, si no es un frívolo, un psicópata y un imbécil sentirá una zozobra y un malestar que no le dejarán vivir.

El ejemplo del protagonista de Crimen y Castigo, Raskolnikov, y de su destino buscado inconscientemente es, seguramente, la mejor muestra literaria de esa culpa fundamental, que nada debe a un sentimiento religioso. Por mucho que uno trate de argumentarse a si mismo con las más peregrinas razones (peregrinas porque, por muy sólidas lógicamente que sean no pueden con las “razones del corazón”) que obró, aunque sea relativamente, bien, su cuerpo y su alma le piden constricción, castigo, regeneración.

Tener la sensación de que una hoja en blanco ha sido manchada irreparablemente, comprender que el proyecto vital permanentemente renovado que es uno se quiebra gravemente con ciertas acciones u omisiones, no es, desde luego, grato, pero si purificador, y con seguridad contribuye a que mejoremos, no en las apariencias, sino en el fondo de nuestro ser. Nuestros errores presentes son la base de nuestros futuros aciertos....salvo que......¡¡¡Nos empeñemos en NEGARLOS!!!. Ese negacionismo conlleva que nos encaminemos hacia la catástrofe, en el caso de la política y la sociedad, y al fracaso vital, por imposturas reiteradas y no subsanación de errores, en el caso del individuo.

Emprender los cambios estructurales, como se dice en economía, es preciso tanto para la sociedad como para el individuo. De coyunturas no vive el hombre o, al menos, no por mucho tiempo, ni muy bien. El ser humano es un ser previsor por naturaleza. Eso implica preocuparse, y esto último implica no entregarse, con demasiado entusiasmo, al entusiasmo.
Pero ¿quién podría entregarse a un entusiasmo artificial con más ilusión que los ilusos partidarios del artificio y, por tanto, contrarios a la naturaleza, aunque sea la propia?.

miércoles, febrero 20, 2008

La estructura del yo

La memoria es uno de los procesos cognitivos más y mejor estudiados por la neurociencia. Autores como Hebb, Kandel o Ledoux han hecho importantes aportaciones para nuestra comprensión de cómo interiorizamos lo que nos acaece, cómo convertimos nuestras vivencias en experiencias y recuerdos.

La memoria ha sido durante mucho tiempo considerada un proceso pasivo, de mera recepción, siendo el yo conformado por las fuerzas del ambiente. La relación entre memoria y “yo” parece obvia. Sin memoria nuestro yo sería una sucesión de estados de consciencia inconexos entre sí, vacíos. Un yo sin historia resulta inverosímil. Sin embargo a mi me gustaría poner el énfasis en aquel aspecto del yo que parece no sólo escapar a la memoria, en el sentido de no haber sido determinado por ella, sino construirla, antecediéndola y construyendo con ello, haciendo posible, la totalidad del “yo”.

Este aspecto intrigante del yo se puede apreciar en la atención. Ya desde que somos niños, cuando nuestra memoria apenas ha acumulado recuerdos (antes de los 3 años no se consolidan recuerdos episódicos), parecemos tener una disposición a prestar atención a aquellas cosas que nos interesan. Lo que digo puede sonar....pueril, por evidente. Sin embargo no lo es tanto ante el hecho de que es en la primera infancia cuando es de suponer que adquirimos, por el medio, nuestros intereses. Este interés del que yo hablo no viene determinado por lo que nos inculcan nuestros padres o nuestro medio cultural y social. Aunque es un interés por los objetos existentes en el medio, no podría ser de otra forma, lo es por ciertas combinaciones de estos objetos (y sujetos) y por ciertas relaciones entre estos, y no por otras. Hay una selección, una elección, que cabría calificar de libre, o al menos no condicionada por otros o por las circunstancias particulares. Cómo sucede esto está muy comprobado entre los sexos. Los niños prefieren distintos juguetes que las niñas, de forma natural. Pero lo que se observa en diferencias de género puede hacerse extensible a diferencias de personalidad. No se puede atribuir en esto todo al medio. Hay niños que son taciturnos, otros sonríen permanentemente, algunos se mueven de un lado a otro alocadamente mientras otros están muy tranquilos. Los hay que lloran sin cesar, sin causa aparente, y otros a los que apenas se les escucha una tímida queja....etc etc. Algunas diferencias de caracteres se mantienen de por vida: suele tratarse de las fundamentales. Igual, un niño puede interesarse por mariposas y otro por motos.

Otro aspecto a destacar del desarrollo infantil es cómo este se produce por etapas más o menos iguales en todos los niños (gatear, andar, adquisición del lenguaje...) sin que nadie tenga que enseñarles de un modo deliberado. Sin un medio lingüístico no cabe esperar que adquieran lenguaje, pero una vez en él no hay que darles clases para que aprendan a hablar y, como señalaron Chomsky y Pinker, para que desarrollen las reglas gramaticales (la escritura es otra cosa, más cultural).

El interés por ciertas cosas lleva a la atención por ellas. La percepción no es un proceso sencillo y lineal de captación fotográfica del medio igual que la memoria no es un receptáculo vacío que espera a ser llenado pasivamente de experiencias. Focalizamos nuestra atención en un punto, siendo todo lo demás accesorio, ruido de fondo. En todas y cada una de nuestras circunstancias desechamos unas percepciones y seleccionamos otras, y lo hacemos a dos niveles, primero el inconsciente y luego el consciente. Con esta criba permanente de percepciones, que es un proceso activo, conformamos nuestra experiencia y nuestro recuerdo posterior de la misma. Hay un “yo”, lo que antes llamé “un aspecto del yo”, que selecciona, que elige, que prioriza percepciones y experiencias de acuerdo no a un programa diseñado por su sociedad, sino a un programa biológico escrito en sus genes y traducido en una determinada conformación del cerebro.

Mi mujer me decía el otro día, yendo en el coche con el niño detrás: “¿Te das cuenta cómo se fija en los lugares?. Ha señalado el ambulatorio. El otro día que le dije que papá estaba en el médico, al pasar por allí dijo que era allí donde estabas. Tiene buena memoria, no como nosotros, que somos un desastre”. Tuve que explicarle que cada uno de nosotros recuerda y olvida cosas distintas, y es, por tanto, un desastre o un fenómeno para una clase u otra de recuerdos. Ella, por ejemplo, recuerda bien compromisos sociales y cuestiones de la economía y el cuidado doméstico que yo olvido constantemente. Yo en cambio puedo recordar frases de libros y declaraciones de políticos. Puede parecer arbitrario pero no lo es en absoluto. Yo focalizo mi atención en aquellas cosas que aportan algo a mi “yo” y ella hace lo mismo con el suyo, su-yo. Así vamos configurando nuestra memoria y, en cierto modo nuestro yo, el quienes somos socialmente. Sin embargo es ese otro yo, o ese aspecto del yo, el que ha seleccionado aquello que hemos de recordar, aquello que vamos a ser....y sigue seleccionando.

Los llamados “sabios despistados” son un ejemplo extremo de la capacidad del hombre para la excelencia y la incompetencia con la memoria. Olvidan las cosas prosaicas, a las que no dan importancia ninguna ni prestan la debida atención, pero recuerdan muy muy bien un montón de relaciones teóricas que les permiten especular a alto nivel.

¿Qué es lo que determina la estructura del “Yo”?. Algunos señalan que lo que almacenamos en la memoria: emocional, de procedimientos, episódica....Pero para almacenar lo que almacenamos en la memoria tenemos un mozo de almacén, independiente de lo almacenado y que obedece al jefe de almacén, cogiendo unos y no otros objetos, ordenándolos de una u otra forma de acuerdo a criterios propios. Ese mozo de almacén es nuestro Yo fundamental, la sede misma de la consciencia, y el jefe de almacén nuestra naturaleza más profunda, los genes....

Pienso ahora, al finalizar el post, en cómo lo he ido elaborando. Ha llegado por etapas. Primero una conversación en el coche con mi mujer, después pensamientos sobre mi hijo y su desarrollo independiente en el baño, más tarde dándole vueltas al vínculo esencial entre memoria y ego, y al final juntando todas estas piezas en un todo más o menos coherente, al menos en una imagen definida. ¿Por qué tuve esos y no otros pensamientos?, ¿por qué tomé estos y no otros para construir este entramado de ideas, para elaborar este post?. Las respuestas a estos interrogantes creo que tienen mucho más que ver con mi Yo fundamental que con mi Yo histórico.

El diecisiete y el Marketing

Vi un anuncio de que Port Aventura y al oir que ofrecían un diecisiete por ciento de descuento me llamó la antención. No porque quisiera aprovechar la oferta, sino el diecisiete. Que jodidos los de márqueting.

Se sabe que los números acabados en nueve llaman la atención. diecinueve euros, diecinueve, veintinueve euros. Yo creia que eso era porque no llega a la veintena y por tanto nos pensamos que el precio está en el rango de las decenas y no de las veintenas, y por tanto nos parece mucho mas barato que 20, aunque está mas cerca de los 20s. sería al revés si hablamos de descuentos, se preferiria 20% a 19%. Pero algo más debe haber si los de márqueting eligen diecisiete porciento de descuento, pero no dieciocho o diecinueve o veinte o dieciseis o quince por ciento de descuento.

Cuanto mas larga es una palabra, mas improbable es que aparezca en el lenguaje. Por razones de economia las palabras mas usadas de un idioma son las mas cortas. Y si una palabra larga se empieza a usar mucho, ésta se acorta: se dice tele y no televisión. Lo mismo pasa con radio (de la que ni tenemos idea cual era la palabra larga), cari, peli, pece (ordenador). Red en lugar de Internet, Se usan diminutivos cortos para nombres de personas largos dentro de los circulos donde se mueve esa persona etc.

Por tanto una palabra larga llama la atención, y todos los profesionales de la propaganda lo saben. Estos son los los de marqueting o los políticos (solidaridad, desigualdad, cooficialidad y demás palabros que usa la izquierda) o los científicos o filósofos, sobretodo los que quieren sentar cátedra, los conferenciantes caros etc o inventan sus palabras largas propias o rescatan viejas palabras del olvido. Por eso, en informática, se dice inicializar y no iniciar. En periodismo, se dice explosionar y no explotar. Se dice tecnología (que quiere decir "estudio de la técnica) cuando el 90% de las veces es simple técnica.

La razón de que las palabras largas llaman la atención es que , como estadísticamente se usan poco, entonces, por la ley de la información de Shannon, deben transmitir mas información que las que se usan mas. La información es inversamente proporcional a la probabilidad de que aparezcan en una conversación. Por ejemplo, Esternocleidomastoideo como palabra en si misma, aislada, transmite mas informacion que "claro", "vaya", "si", "no" "casa" etc. "bungalow" transmite mas información que "casa". Eso lo saben bien los que diseñan los buscadores de internet.

Pues bien, como la mente está diseñada para detectar información relevante entre el mar de información que nos llega, es muy muy probable que utilize ese método eurístico para detectar relevancia en lo que se dice. Y los propagandistas explotan ese hecho.

Y ahora, volviendo a lo primero, ¿Que ocurre con el diecisiete? lo mismmo que con el diecinueve: son palabras largas, y llaman la antención, hasta el punto de que, en contra de lo que yo pensaba, y lo he experimentado, para muchas personas, un diecisiete por ciento de descuento parece mas que un veinte por ciento. ¿Y Por qué no un diecinueve?. Porque el diecinueve está tan usado que el mismo sistema euristico baja la relevancia de la palabra, ya que aparece con mas frecuencia en el lenguaje. Pero diecisiete no tiene esa desventaja, porque no se ha utilizado en Marketing hasta ahora (hasta lo que yo sé, es igual de largo y además se ahorran un 2 por ciento, que la pela es la pela. Además la "t" de diecisiete es un sonido perfecto, suena duro y llama la atención. Su grafía con muchos picos también llama la atención. Hay una relación entre la grafia puntiaguda o no de las letras y su sonido mas incisivo o menos.

Esto es un ejemplo de como el lenguaje suele intentar cooptar los mecanismos de búsqueda de relevancia del oyente y el oyente, mediante procesamiento inconscientemente, filtra esos intentos de manipulación Exactamente igual que los sitios web intentan colocarse en los primeros lugares de las búsquedas de Google y otros. A ese filtrado del receptor, el autor del mensaje contraataca con nuevas medidas. Es un juego que la mayor parte del tiempo transcurre en el inconsciente en el receptor, pero tambien en el emisor. Es muy probable que los de marqueting de Port Aventura hayan escojido el diecisite porque sonaba bien, no por las razones que he dado.

Por supuesto, de un diseño no racional nunca se pueden saber todas las razones a las que responde, asi que esta explicación es forzosamente parcial. Y si el diecisiete es el resultado de una decisión racional por estas razones o por otras distintas, no se puede saber todos los efectos que puede tener en la gente, asi que estamos en las mismas.

martes, febrero 19, 2008

La ética del Doctor Montes

Hay que reconocer que el reciclado de la tercera edad es una práctica perfectamente compatible con la racionalidad de una sociedad eco-socialista. ¿Que tienen los ancianos que aportar que no sea el deterioro del medio ambiente con su consumo?. La eutanasia es la segunda pata, junto con el aborto, de la racionalidad de una sociedad que asume que los bienes no los crea el hombre sino que estan dados y venimos al mundo a estropearlo.

Es mas, el reciclado de ancianos pasa a ser un imperativo ético y la compasión con el anciano que sufre, una mentira útil para justificar esa ética. Exactamente igual que el que mata a un caballo con una pata rota para no verle sufrir, el matarife-médico considera, en el fondo, que el animal ya no va a ser útil.


Y si se descubre que el batido de anciano desecado es un pienso adecuado para alimentar cerdos, entonces la racionalidad eco-socialista hace que el reciclado de ancianos a todavia menor edad se vuelva un nuevo imperativo ético. Y esto no va de coña. Se deduce de sus puntos de partida.


Me dice Huber que la tercera pata de la reacionalidad eco-socialista es la eugenesia, como en el socialismo sueco y en la alemania Nazi. No tardarán en redescubrirlo pronto. Bueno, ya lo han desempolvado:

http://www.observacionesfilosoficas.net/petersloterdijkdelasnormas.html

En el marco del naufragio del humanismo como escuela y utopía domesticadora humana -marco en el que Sloterdijk reclama una revisión genético-técnica de la humanidad- se indaga ¿qué criterios pueden establecerse para normar las inevitables luchas por los derechos de la crianza humana? ¿Quienes y sobre que bases debieran hoy detentar el derecho a la crianza?


Bueno, además está la pata del adoctrinamiento:


¿Cómo determinar quienes son los educan y los que son educados? Se proponen nuevos caminos que tienen en la mediación de la técnica su formulación discursiva y sus orígenes en las disidencias que, desde la propia tradición filosófica, reducían la estancia del hombre en el mundo a su expresión leída y escrita.

Why don't Chimpanzees Like To Barter Food?

Apparently, Chimpanzees can learn to barter food, but they don't do so unless there are very significan gains. This reluctance can exist because they don´t have social enforcement of property rigths for external objects. For example, a third chimp is not compeled morally to punish an individual that cheats its trading partner by running off with both goods being traded. Given the high risk of this event, the chimps opt not to engage in such behaviour unless the gains compensate the risks.


In the other side, chimps actively barter services. This is in agreement with the previous assumption because the services offered by chimps are not related to external objects, so these services are not affected by the lack of property rigths.


In this experiment, the traded objects are commodities (food) really appreciated by them in the natural environmment.



The article:


Why Don't Chimpanzees Like To Barter Food?

ScienceDaily (2008-02-05) -- Scientists examines the circumstances under which chimpanzees, our closest relatives, will exchange one inherently valuable commodity (an apple slice) for another (a grape), which is what early humans must have somehow learned to do. The researchers found that chimpanzees often did not spontaneously barter food items, but needed to be trained to engage in commodity barter. ... ;
read full article


The human case is more complex. We barter commodities whenever property rigths are enforced. We understand the gains of individual trade inside a community. But apparently we don´nt appreciate the gains of largue scale trading with specialisation. We do it because as actors, we understand our gains when confronted face to face with the other. But , for example, we ate competition. Competition is neccesary for specialization, because specialization needs collaboration and coordination among different specialists, and this implies that each speciallist choose the best collaborator, this drive competition. The whole thing is a positive sum game that creates wealth, but we only perceive the first step neccesary to enter in this chain: competition, that is

lunes, febrero 18, 2008

What Evolution can tell about scientific knowledge

I argued about how Science is an incomplete evolution departing from mythology. This short essay was inspired by Feyerabend. From what I read from it, he is not a defender of the "anything goes" for science by ideological reasons. It is just his conclusion and his inevitable recommendation if one look at how science has progressed for good and bad trough history and how stablished scientific methods would impede scientific creation. Feyerabend is not a defender of absolute incommensurability (the impossibility of comparison of any two theories about the same thing); Simply he sanction that sometimes there are incommensurability among two theories. Feyerabend is not a cultural relativist, he does not consider all cultures equal based on a moral relativism and a tabula rasa image of human nature. On the contrary he is an absolute moralist. Simply, he ates the way modern science and rationalism has harassed other ways of knowledge and thinking here, at the Western Word, and abroad, challenging in the meantime our own survival. He also defend other cultures that have kept alternative kinds of knowledge. The cultural relativism and postmodern implications are not part of the Feyerabend philosophy, but the result of the appropriation of Feyerabend thesis by cultural determinist and postmodernists.

In the previously mentioned post, I conclude that the scientific knowledge is a byproduct of mutual scrutiny by men striving for proximate non material assets such are glory, respect and fame (joy of discovering also) that can be substantiated in ultimate assets (survival and reproductive outcome). Human perceptions of reality are determined by a cognitive machinery that is constructed by a program encoded in genes that everyone share and configures a unique human nature. Such genes are in us because they conferred advantages. This is the reason of our perception that certain parts of the space appears to be occupied by men, women, faces, children, mountains, trees, animals, pains, but also cars, atoms, quarks, branes, goods etc. All objects of what we agree as parts of reality, either universal or learned have a utilitarian purpose. These concepts are our representation of the world. But the world outside has no such things. I mean that even the atoms and the quarks are representations, useful balls attracted and repelled by forces which with the scientists approximate the real world in their minds in search of recognition (1). If the real world has no color balls or strings vibrating, less probable is to find outside men, women, children and trees. They are constructions of our cognitive machinery.

But they are universal constructions that represent a true existing reality with regularities and laws. What is perceived by us as a woman in danger, with all the physical and psychological attributes, is perceived as running food by a hungry Lion. But both representations accounts for a unique, existent, external reality. Our representations are universal among humans because we share them trough the common gene pool that construct our human nature in body and mind. As I said before, we have such genes because trough a long time the representations that the cognitive machinery constructed by these genes expressed regularities of the external reality that guided us successfully for survival and reproduction out there. So these representations are not arbitrary. Some representations are directly universal; Every person in the world recognizes a child, a woman etc. Other perceptions, although are representations generated by learning, the are generated by an universal mechanisms for learning.
Genes and instincts not only generate fixed behaviours and fixed representations, but, most of the time, they generate flexible programs that cope with a variable environment. In an mobile organism, only the critical behaviours that need fast processing and the ones that have no time for being learned, are fixed by genes. Otherwise, the genes codify the most flexible, most general mechanism possible that permits (and forces) to learn the desired behaviour. Genes are a precious resource. They are in limited quantities because gene handling is a substantial part of the cellular activity. They need to be repaired, transcribed, copied etc. For this reason natural selection favor the most general instincts possible. newborn antelopes instinctively know how to kept upright, walk and run without learning because this is vital for his survival in the savanna plenty of predators. Eliminate the predators and in a few million years the evolutionary successors of antelopes will need to learn to stay upright. However, an organism has many critical cognitive abilities. These critical parts conform behavioral regularities that are easily identifiable and this is the reason of the deeply wrong assumption of instinct equal-to fixed behaviour.

This long explanation is intended to convince the reader that reality, if no known, can be "handled" or interpreted. that is: we can have and accumulate knowledge of the regularities of the external world in terms of our internal universal or universally learn-able representations.

This practical nature of any knowledge and its universality, for one side goes according with the Feyerabend view of science as something not elevated and abstract, but as a human manifestation that must be judged as any other not by the partial judgement done by the science itself or even by the partial results measured in terms of technological achievements, but by his global human results. This includes the bad use of technology and the bad use of rationality when he erases or undermines any other form of necessary, even vital knowledge for living.

In the other side, this goes against the statement, attributed to Feyerabend and exaggerated by their postmodern followers, about that it is not possible to accumulate knowledge. According with this extreme position, there are disjoint realities shaped by different individual perceptions as result of different cultural world views. therefore only it is possible the accumulation of incommensurable (not comparable) theories. But the universality of human nature assure that we share universal problems and we strive for universal desires, for which we can give better universal solutions as result of the accumulation of universally valid practical knowledge.

These two strong points can be reformulated is sort of weak relativism/weak absolutism and this synthesis can be given, one more time, by evolution: Because the very final sanction for a world view is its outcome, then, no matter the achievements, the final result is given in terms of relative differences in survival and reproduction of each society that shares each worldview. We can compare the a priory usefulness of two theories or even two world views in practical terms, but we can not anticipate their real social outcomes. To explain this is the purpose of the following paragraphs:

A given knowledge has know as well as unknown implications. For example, the discovery of the quantum mechanics (and ad-hoc, practical theory with great accuracy that nobody knows what really means) has undermined common sense, with a devastating effect in every kind of practical non scientific knowledge. If reality is not what I see, if electrons not follows the intuitive laws movement of solids, then what else is not actually as I assume?.

When the general theory of relativity popularized the term "everything is relative" the devastation produced was even more drastic. Perhaps there is no paralyzing theory like general relativity. He invalidates the euclidean three dimensional world that is deep inside our intuition, so deep that Euclid, one man that lived 2500 years ago said that two parallels never intersect and no other man objected this until the twenty century. General relativity violates other intuitive laws, as for example the invariance of masses, sizes of rigid objects, time intuitions and laws of velocities of objects. But we believe that we live in a euclidean space, object masses and sizes are invariant, people age at the same rate and so on. General Relativity says that this is ontologically false. just an approximation. The transduction of quantum mechanics and general relativity to the masses trough newspapers, magazines, pseudo-philosophical essays etc was that out intuition and common sense were not something worth to believe in. ¿So moral can be also relative?.

The first atomic detonations acted as heavenly trundlers manifestating the power of the science-god as never seen in the history of mankind. That was more than enough credentials for the priests of science to demand us to believe in science and nothing else. Starting from this terrific coup de force of these exotic hard science facts and their powerful manifestations, every other science up to now has been trying to discover violations of common sense. Cultural determinism is just a product of common sense disbelief and the search of simple, elegant and comprehensive theories, at the image of General Relativity, that supposedly rule in the the external reality not accessible to us, humans, obscured by intuition, common sense and plastic perceptions shaped by culture.

"Hard science envy" is a term usually associated with the envy of soft sciences, like Psychology and Sociology, for the apparent clear and clean scientific methods used by hard sciences and the coherence, elegance and power of explanation of the hard science theories. But this term has to be applied to include also the envy about how hard sciences destroy our deep beliefs, feelings passions and desires upon which we justify our lives. Such phenomena are result of our universal nature, our biological history. Moreover, our non-scientific institutions and knowledges are selected for satisfying an equilibrium of human desires in society by a process of cultural selection. Rather that avoid or underestimate or ignore them and declare us a void territory upon which to engineer a new man and a new society, our human nature and our social institutions are facts of reality, they need their own scientific disciplines, but, mainly and overall, the evolutionary outcomes of our nature and our society deserve respect if we want worthful lives. As Einstein said: simplify as much as is possible, but no more!!


In fact this erase of non scientific knowledge started at least with Galileo and the heliocentrism. This case is studied extensively by Feyerabend to produce a devastating critic of common scientific methods. But the most shocking conclusion from Feyerabend, for a modern man, is that the sentence of the Inquisition about Galileo was, at his time, not only rational but morally and ethically correct. With respect to rationality I only will say that heliocentrism was in contradiction with many facts of reality know at the time of Galileo. That is used by Feyerabend to start to debunk every respectable scientific method. The second part, the ethical rightness of the Inquisitorial sentence of Galileo is perhaps more disturbing, because, if Galileo was right, how can't it be moraly and ethically correct?.

The response is related with the previously seen about hard and soft sciences. The tholomean system not only was part of the faith of his time, it was also according with common sense. Heliocentrism challenged common sense and put man out of the center of the Universe, in a way that neither God nor man are important. For his time it was revolutionary, not in the sense of "funny" for a modern man like most of us, grownt between wars, that has not lived a true revolution. It was truely dangerous. That is the moral and ethical meaning of the Galileo sentence at his time.

In fact the Galilean revolution changed the world. Was the Galilean revolution moral and ethical as seen now?. The only response is to measure the practical outcomes: If science and rationalism have created a lot of good things they also have created the guillotine, the Nazism, Comunism, disoriented personalities, compulsory natality control, cult for the nature and ate for humankind among other things. Perhaps the imperialism of reason would undermine the other neccesary part of our knowledge, the historical knowledges inherited from biology and tradition to a limit such that we may end up supplanted by other peoples and other worldview, no matter our achievements. And then the veredict will be clear. This exemplifiques that not all consequences of a given theory or worldview can be advanced. even If it can be advanced, maybe it can not be prevented. Time is the only judge.

For the above reasons a separation of science and state power is necessary. Or else, a control of science by citizens, as Feyerabend recommends. To avoid the excesses of rationalism, the science must not be judged by his own accepted terms, but by lay people according with their entire knowledge and his own understanding. But maybe lay people is not enough. maybe only one worldview is strong enoug in the Western World to stop Reason, and is Reason itself. For that matter is also urgent to demonstrate, by reason, the limits of Reason.

(1) lately, the cosmologists and particle physicists use mathematical abstractions that provides no testable facts. However these mathematical abstractions try to overcome the failure of previous theories. The criteria for a such mathematical speculation to be accepted is coherence, elegance and symmetry. This is not according with any scientific method. However after decades of speculation, these theories, called string theories, are just now giving testable results, by generalizing the older theories and solving their failures. This is an example of how Feyerabend ideas about abandoning any stablished method can be fruitful.

By the way, the String theories explain roughly the particles and forces of nature. The are somewhat isomorphic with the real world, in the sense that they are compatible with worlds like this and others. This is the most far that knowledge can go in gasping the true nature of things. Mathematics may be the only thing that is really out there (and this is a wild speculation).

viernes, febrero 15, 2008

Los Nuevos Programadores

Existe una tendencia generalizada a creer (y recalco lo de “creer”), que el descubrimiento de nuevos neurotransmisores relacionados con los afectos y las emociones abre una vía para que, en un futuro, se pueda programar a las personas. Dicha programación tendría una finalidad médica, altruista o social, se haría para lograr personas más satisfechas, seguras de sí, cívicas y correctas. Un Mundo Feliz, vaya.

La idea en sí es de un racionalismo pueril, y obedece a una mentalidad a un tiempo cartesiana y progresista, pero es que además no tiene apoyo alguno en la evolución (en la que los que la tienen presumen apoyarse), puesto que propone diseños esquemáticos y sencillos para problemas de una complejidad inabarcable derivados, precisamente, del propio proceso evolutivo.

El diseño racional, como se puede apreciar pinchando aquí, está muy por debajo del evolutivo en cuanto a “perfección”. Y es que los caminos de la evolución son inescrutables. Obsérvese, por ejemplo, las múltiples explicaciones que se puede dar a un comportamiento aparentemente sencillo, nada que ver con nuestros complejos rituales sociales.

Los nuevos programadores pretenden dar soluciones simples a problemas sumamente complejos. No otra cosa hacían los héroes de la raza o el proletariado. Al final programar a las personas no es otra cosa, por mucho que se disfrace, que programar las sociedades de acuerdo con una idea preconcebida de cómo deben ser estas y los individuos que las forman. Ciertamente hay conductas extremas que despiertan el rechazo de casi cualquier persona. Así, aquel que es incapaz de contener sus ataques de ira y supone un riesgo para los demás podría ser objeto de alguna clase de tratamiento farmacológico que hiciera el efecto de amansarlo. Domar fieras es algo deseable, si no se puede canalizar su fiereza de forma productiva y constructiva, pero puede ser el primer paso para reducir a condición servil a cualquiera. Asimismo hay que tener presente que algunos comportamientos responden a demandas biológicas irresistibles, por ejemplo la rebeldía en la adolescencia, y son pasajeros. No se puede interferir en el libre desarrollo de los organismos humanos, cuya programación ha sido elaborada por la sabiduría de los hechos –esos que nunca mienten- durante millones de años, sin causar graves estragos. La naturaleza humana es la que es por algo. Por eso, antes de meterse a manipular hay que pensar, primero de todo, qué es susceptible y qué no lo es de dicha manipulación. En cuanto a programar, que es un paso largo más allá de la manipulación, simplemente no hay conocimiento suficiente para hacerlo.

Hoy en día los fármacos del cerebro hacen bien a muchas personas afectadas de males del alma tales como la esquizofrenia, la ansiedad o la depresión. Sin embargo, y pese a lo mucho que se sabe y va sabiendo, no se tiene una idea exacta de cómo operan estos neurofármacos. Si hablar de evolución es hablar de una complejidad que excede con mucho nuestra capacidad de entendimiento, hablar de su producto estrella, el cerebro humano, no lo es menos. El hecho de que la fluoxetina incida en el proceso de recaptación de serotonina puede parecer una explicación plausible, pero es notablemente insuficiente para dar cuenta de los cambios morfológicos y funcionales del tejido cerebral en su ultraestructura y sus redes, así como de los conductuales correlativos.

“Somos química”, dicen muchos. Sí, pero una química cuya complejidad y cuyas propiedades emergentes merecen otro nombre.

Un predecesor de estos programadores fue el injustamente olvidado neurocientífico español José Manuel Rodríguez Delgado, que llegó incluso a parar en seco a un toro en plena embestida hacia su persona con sólo pulsar un botón.

También este ilustre español tiene –aún vive, muy mayorcito ya- el sueño de lograr una sociedad mejor gracias a una educación basada en los conocimientos de la neurociencia. La programación clásica de los ingenieros sociales, la educación (y reeducación, ay) podría muy bien combinarse con nuevas técnicas médicas destinadas a corregir desviaciones perniciosas del ciudadano “ideal” (llamémoslo así, ya saben: progresista, ateo....). Los nuevos programadores no se muestran aún demasiado. Hasta ellos –impacientes por antonomasia (¿y cómo no lo iba a ser un programador contraevolutivo?)- necesitan su tiempo. Esperan agazapados detrás de estudios y actividades aparentemente inofensivas. Quizás ni siquiera sean conscientes del monstruo que llevan dentro ni del que pueden crear. En un futuro, si se dieran las circunstancias apropiadas, sociológicas y políticas, comenzarían a operar en pequeña escala, creyendo hacer un gran bien, y acaso haciendo alguno chiquitín, con técnicas nanotecnológicas. Luego tomarían fuerza y, en connivencia con los políticos adecuados podrían comenzar una labor de ingeniería cerebral y social de proporciones colosales y consecuencias imprevisibles pero seguramente catastróficas. ¿Suena a delirio?. Es posible. De momento sólo debemos preocuparnos de los inocuos –creo- fármacos potenciadores de la memoria o la atención que empiezan a comercializarse.

Los “ingenieros sociales” que sueñan con diseñar “hombres nuevos” con técnicas neurocientíficas son necesariamente personas que no han comprendido en absoluto la “ingeniería inversa” como enfoque evolutivo.

Neurociencia y Religión

Para muchos la religión es un prosaico "pedid y se os dará" en el que Dios representa el papel de gran proveedor. Un Dios así sería aquella (última) instancia omnipotente a la que acudiésemos en momentos de apuros, o simplemente para satisfacer caprichos. Cuando se acaban todas las soluciones humanas y el azar se presenta desfavorable, siempre nos quedará Dios.

El mayor favor que podemos esperar de un Dios así, creado "a nuestra imagen y semejanza", sería la vida eterna en el Paraíso (Paraíso asimismo creado de acuerdo con nuestros gustos "humanos, demasiado humanos"). Para obtener un premio tan apetecible este tipo de creyentes pueden llegar a renunciar o a fingir farisaicamente que renuncian a algunas cosas, aceptado a regañadientes preceptos morales, es decir, limitaciones a su libertad. El intercambio es claro: Dios mío, yo te doy esto, pero espero esto otro. Generalmente se entrega algo que no se valora, se trata de engañar al supremo hacedor con baratijas para obtener de él metales preciosos). También se juega con los valores "futuros" (si me sacas de esta prometo que haré tal o cual....).
En un mundo como este de necesidad, "hacer de la necesidad virtud" es una ley de supervivencia, y la virtud por tanto no obedece a una racionalidad elevada, magnánima, que elabora una moral desde las alturas, sino a un fuerte impulso que parte desde lo profundo y, podría decirse, desde lo más bajo, hacia la permanencia y la perpetuación del Yo que uno es y representa en la sociedad. Ir más alto de ese punto de equilibrio, de ese término medio de virtud, requiere unas capacidades extraordinarias o algún tipo de desarreglo emocional y/o vital.

Los neurocientíficos que buscan la sede de la consciencia, del alma, de la mente, del yo, hace mucho que han dejado de pensar en un lugar discreto para la misma y se inclinan por un proceso distribuido más que por un centro fijo. El "fantasma en la máquina", el homúnculo a los mandos del cuerpo, el alma inmortal tomando las riendas del organismo, han sido sustituidos por "redes neuronales", "marcadores somáticos", "qualia", "darwinismo neuronal" y otros conceptos. El misterio sobre cómo se forma la consciencia no ha sido aún resuelto, pero casi todo apunta a que la esta sería un resultado, una propiedad emergente, de las operaciones realizadas por el cerebro.
Visto desde esta perspectiva el sentimiento religioso sería algo asimismo surgido de cómo el cerebro interpreta la realidad externa al organismo. La beatitud de un buda o el éxtasis de un místico serían estados de conciencia alterados en los que se experimentaría la realidad de una forma plena.

Una de las hipótesis más interesantes sobre el surgimiento de las dos grandes religiones monoteístas (el cristianismo y el Islam) apunta a un daño neurológico común en sus dos grandes fundadores: tanto Mahoma como Saulo de Tarso podría haber padecido epilepsia. En el cristianismo se acude a San Pablo porque se le considera el principal impulsor de dicha religión, el responsable de su salida de Judea y su expansión por todo el Imperio Romano, siendo Jesús, desde este punto de vista, un personaje semilegendario transformado por una tradición apologética en Mesías.

Pablo, en su viaje a Damasco, cayó del caballo deslumbrado por Dios, y fue a partir de ese episodio que comprendió que la misión de su vida no era perseguir a los cristianos, sino ser su apóstol. Esta caída la atribuyen algunos a un ataque epiléptico. Dostoievski, que fue epiléptico de lóbulo temporal, es quien nos ha dejado una mejor descripción de los aspectos "religiosos" de estos ataques a través de algunos de sus personajes, como el Idiota o Kirilov.

El fenómeno del "aura", que es el fenómeno místico propiamente dicho, precede a la crisis epiléptica, y consiste en un conjunto de sensaciones positivas, de alegría, de plenitud, de comunión con el todo, de certidumbre, de sentido, de belleza y de presencia divina impregnando cada aspecto de la experiencia.

Mahoma era un hombre solitario y meditabundo que iba solo al desierto. Fue allí dónde debió experimentar sus crisis epilépticas, que le llevaron a sus extrañas conversaciones con el Arcángel Gabriel. Claro que tampoco podría descartase que Mahoma fuera esquizofrénico, de ahí que oyese voces imperativas.

Por supuesto nada de esto está demostrado, se trata únicamente de hipótesis. Pero resulta interesante constatar que ciertos procesos cerebrales anómalos suscitan, en algunos casos, sentimientos de profunda religiosidad.

Algunos neurocientíficos abordan ahora el estudio de la fe, tratando de relacionarla con algún proceso mental. Sin embargo dar con "el lugar" donde surgen o se producen los sentimientos religiosos resulta difícil, por no decir imposible, teniendo presente que la misma consciencia no está adecuadamente localizada y parece estar extendida por el cerebro. Es más, podría decirse que, tratándose de un sentimiento tan rico en matices, no se podría considerar algo reducible a una zona "encendida" en un ordenador durante una Resonancia Magnética. Es posible que sea una combinación de emociones y percepciones del propio cuerpo, tanto en sí mismo como en el espacio, que se proyecta en una realidad exterior relativamente calma, en lo que a experiencia religiosa depurada o mística se refiere, y algo más simple y menos sagrado en el caso del egoísmo pedigüeño de la mayoría de los mortales.


Vilayanur S. Ramachandran es un investigador del cerebro que está especialmente interesado en las experiencias místicas y religiosas. Tratando a epilépticos del lóbulo temporal (como lo era Dostoievski, como se supone eran Saulo y Mahoma) descubrió que su hiperactividad temporal les hacía más susceptibles a reaccionar neurológicamente ante imágenes religiosas que ante fotos obscenas o violentas (que "excitan" más a las personas "normales"). Llegó a la conclusión de que en el lóbulo temporal hay un módulo religioso. Creía haber encontrado la sede de la religiosidad humana.


Sin embargo esto no explica gran cosa. Experimentos llevados a cabo por Andrew Newberg y Eugene d’Aquili con un budista tibetano en plena meditación pusieron de manifiesto que durante la experiencia mística el lóbulo parietal superior sufre una hipoactividad, mientras que el lóbulo frontal está totalmente activo. En el lóbulo parietal está localizada la función de orientación y situación en el espacio del individuo, mientras que en el frontal lo está la atención. Así, el estado de meditación supondría una especie de flotar en el espacio, de diluir la sensación de yo, acompañado de una clara percepción de dicha "desubicación", lo que haría que el budista se sintiese en comunión con el todo. Si a este nirvana budista (sin Dios) le añadiésemos un poco de excitación en el lóbulo temporal quizá tendríamos una experiencia mística (con Dios).
Sea como fuere no hay que centrar el estudio de la religión solamente en los individuos y sus experiencias sensoriales o "suprasensoriales" sino que también deben observarse los aspectos sociales y culturales de la religión, especialmente desde la perspectiva evolucionista.

Mente y cerebro nº 12. Bases Neurológicas de la religiosidad. Hans-ferdinand Angel.

Mente y cerebro nº 20. El mal sagrado de Dostoievski. Sebastián Dieguez.

jueves, febrero 14, 2008

Crispación

En esta última legislatura se ha oído hablar demasiado de “crispación”. Se tiende a oponer esta crispación, considerada como fenómeno reciente, al consenso de la transición, asociado a la creación de un nuevo orden constitucional y democrático a partir de una dictadura, e idealizado tanto por la derecha como por la izquierda políticas. Ese consenso -que me hace pensar en la concordia de la que vanamente hablaba Cicerón al final de la República Romana y lo lejos que estamos los latinos de los germanos y sus coaliciones- pudo lograrse, muy probablemente, gracias a la situación de fuerza deliberadamente declinante que tenía el Gobierno salido de las Cortes franquistas. Si el poderoso cede, el débil accede gustoso a considerar como negociación, y por tanto como mérito propio como parte negociante, lo que ha sido un regalo y, sobre todo, tiende a conformarse con lo recibido y no ir más allá de lo razonable en sus reivindicaciones, para evitar que “todo” quede en “nada”.

Una vez superada esa fase constituyente y un tiempo prudencial de adaptación, la aparente sensatez de algunos agentes políticos, que no era más que virtud derivada de la necesidad, desapareció, y la hermosa máscara de consenso se desprendió de su rostro y mostró el rostro crispado de la exigencia, el partidismo, la prepotencia, el nacionalismo secesionista...Lo que a muchos sorprende es que haya tardado tanto en mostrarse la cara más monstruosa, el rostro desfigurado y horrendo de la inmoralidad política, lo cual ha sucedido en esta legislatura de “crispación” –aún con los precedentes de la pasada, que sólo la bonanza económica hizo llevaderos. Parece como si nuestra joven democracia sufriera el terrible mal de Dorian Gray: bella por fuera y en silencio corrompiéndose por dentro, en un proceso lento pero inexorable. Cuando Dorian Gray observa su retrato descubre su verdadero rostro. Esto sucede mucho después de haber sido este pintado. En el tiempo pasado entretanto se había entregado a vicios perversos y ocultos. La política educativa, tanto nacional como nacionalista, la primera empobreciendo los contenidos y reduciendo la exigencias y la segunda falseando la historia e intentando modelar a las personas, son consideradas por los sociólogos intuitivos –y seguramente por alguno profesional, no estoy al tanto de sus trabajos sobre nuestra sociedad y nuestra cultura- como la causa insidiosa de tanta degeneración.

Un electorado ignorante y adoctrinado es el componente indispensable, junto con una clase política demagógica y maquiavélica, para convertir –en un nuevo proceso constituyente informal pero mucho más profundo que transforma en papel mojado cualquier constitución escrita- una posible democracia liberal en una tiranía de las mayorías dirigida por oligarquías defensoras de intereses restringidos.

Lo que se destruye es el Estado de Derecho, porque este precisa de principios que insuflen espíritu a la ley (Montesquieu dixit, pixit), y estos, a su vez, de ciudadanos responsables, esto es, formados e informados y, sobre todo, formados e informados en/sobre principios. Largo sería de exponer los tortuosos caminos de la cultura de la degradación.

Pues bien, amigos, estamos finalizando la legislatura de la “crispación” y conviene hacer balance. ¿Cuál es la misión que la democracia atribuye a la oposición política?: el control y la denuncia de la actividad del Gobierno. Una oposición que secunda se parece mucho a una filial del Partido Único. Así pues la oposición del Partido Popular ha cumplido con su misión, al menos con la misión que le encomendamos sus votantes, a falta de poder ejercer las tareas ejecutivas y la iniciativa en las legislativas.

Se puede decir que en estos 4 años ha habido más tensión, que la oposición se ha excedido en su denuncias o sus controles, aunque en estas cosas los excesos no sean tan graves, excepto si impiden la gobernabilidad. Pero el comienzo de este período político no pudo ser más “explosivo”, y las políticas del Gobierno no han podido ser, por un lado, más superficiales, y por otro más divisoras. Se han desenterrado los muertos de la guerra civil, se ha propuesto una educación para la ciudadanía que de la puntilla final a la destrucción de la educación en los valores, se ha apostado por un proceso de deslegitimación de las víctimas del terrorismo y legitimación democrática de los violentos y contrarios ¡a la democracia!, se ha comenzado un nuevo proceso constituyente y desintegrador a través de la aprobación de nuevos estatutos, que sólo sirven para aumentar las Administraciones públicas pese a la reducción de las titularidades de la central,....etc etc.

Y en este contexto de fin de legislatura finiquitadora del Estado de Derecho y de España, leo un artículo del Magazine del El País, escrito por Juan Cueto, en el que se habla de la propaganda electoral por Internet. Deduzco por lo que leo que la paz solo se logra expulsando a la derecha. Es lo que se lee entre líneas una y otra vez en estos panfletos políticos disfrazados de reflexión indiferente. Un gobierno único de la izquierda sobre un país callado, sin voz, sin oposición, sobre un cementerio político en el que la ausencia de crispación y el consenso implican necesariamente la ausencia de vida, excepto, naturalmente, la del sepulturero.

Dice Cueto que la batalla de Internet, lucha maniquea dónde las haya en la que los buenos y los malos son perfectamente identificables como jóvenes de izquierda y “cachorros de la derecha”, mejor llamados “ciberfachas”, puede considerarse desde dos ópticas, que Cueto denomina “grandes teorías”:

1)- Que la juventud de derechas, ya (des-)calificada en el párrafo anterior, maneja mejor la Red, que se ha hecho con ella, y que la utiliza para escribir largas parrafadas cuyo contenido esencial son “ad hominens”. Y es que la derecha está “genéticamente reñida con la moderna cultura de la imagen en todas sus manifestaciones”, lo que nos lleva a la segunda gran tontería, perdón, teoría:

2)- Que la juventud de izquierdas, que forma la “ciberprogresía”, como es creativa con las imágenes (léase, siguiendo el aforismo de Nietzsche de que “toda alabanza implica una censura”, que la de derechas es infértil para otra cosa que no sea largas parrafadas de ad hominens), va a ganar la batalla de “las ideas” de Internet. Lo último lo entrecomillo, porque él no lo dice en esos términos, pero es obvio que lo que ha de transmitirse, con imágenes o palabras, son ideas. Si bien hay que admitir que implícita e inadvertidamente Cueto reconoce la agrafía de la juventud que le acompaña “ideográfica” que no ideológicamente, producto de la “alta escuela” de esta democracia. Aunque la izquierda, al fin y a la postre, tiene mucho de simbología vacía.

En resumen las dos perspectivas indicadas, que desde luego sería muy pobre considerar como únicas, apuntan claramente a una juventud de internautas de derechas compuesta por zoquetes con logorrea e incapacidad argumental, y una juventud de izquierdas creativa aunque, dada su juventud y los tiempos de gran desarrollo en tecnologías de la comunicación que nos ha tocado vivir, más creadora y manipuladora de imágenes que de palabras (bien pensado ambas cosas son vehículos de comunicación y ambas símbolos, pero ese es otro asunto).

La lucha maniquea en la red no puede tener mejor definidos sus actores, buenos y malos. Se critica así agriamente a los críticos del poder, primero englobándolos dentro del término “ciberfachas”, y después declarando sutilmente que solo saben ladrar, porque carecen de ideas.

La defensa del poder toma muchas formas. A la que esta última legislatura nos tiene acostumbrados es a la de la “crispación”. Los desmanes, desaguisados y despropósitos del Gobierno no son criticables. Lo es, en todo caso, aquel que los critique. Se practica la política de “matar al mensajero de malas noticias”, en este caso en su proyección mediática en la ciudadanía de la democracia. Dicha política era la que practicaban -¿lo adivinan?- los déspotas por antonomasia, los Monarcas Persas. El malo no es quien hace un mal, sino aquel que lo denuncia, no es quien oculta sino quien pide transparencia.

Cueto afirma que Rajoy tiene ataques de pánico que le provocan excesiva sudoración. Le recomienda tomar algún ansiolítico apropiado para el debate con ZP, al que, visto que no quiso debatir con él la pasada campaña, teme. Pero ZP no es temible, ni como orador, ni como argumentador, ni como persona violenta. Es temible como demagogo y como violentador de sociedades. Es temible porque su talante esconde rencor, porque sus superficiales filias solamente representan sus profundas fobias.

Los titiriteros y amanuenses de tercera contratados para la propaganda y el insulto gratuito –aunque cobrando discretamente por ello su precio- podrán seguir crispando. Pero la mirada crítica sabe de dónde procede verdaderamente la crispación.

La sociedad española no se atreve a mirar a sus “representantes” a la cara, para ver en lo que se han convertido, como Dorian Gray temía mirar su “representación” en el lienzo. Tememos, con verdadero pánico, provocador o no de sudoración, que ESO que se ha pintado dentro del marco de nuestra Democracia seamos nosotros.

miércoles, febrero 13, 2008

El Órgano Supremo

"Creadores lo fueron primero los pueblos, y sólo después los individuos; en verdad, el individuo mismo es la creación más reciente". Ya en su momento cité aquí esta idea de Nietzsche, si bien sin molestarme en buscar en su Zaratustra la frase exacta, que ahora transcribo. Es esta una de esas frases con fuerza, que impactan en la mente dejando en ella una huella indeleble. Puede incluso, una idea así, convertirse en un prejuicio difícil de erradicar con los argumentos más sólidos. Cuando el cerebro emocional es marcado a fuego por una frase bien dicha la razón se rebela incluso contra sí misma.


No voy a entrar a valorar en profundidad, a partir de lo antedicho, los enraizados prejuicios de la izquierda política, pero parece probable que las ideologías de izquierda se alimenten de diversas ideas-fuerza del estilo opíparamente, dada la natural tendencia de la mente progre a negar la realidad sistemáticamente. No otra cosa es el progresismo que una negación y una crítica de la realidad, y una afirmación y una fe cándidas, como contrapartida, en los más disparatados ideales, que siempre chocan con la realidad ,antes o después, como el Quijote con los molinos de viento.

Pero la cuestión de fondo a abordar, aunque sea superficial y lateralmente en esta pequeña reflexión es la relación entre el individuo y su ambiente social, económico y político, y si esta hace o no surgir al primero, al menos en cierto sentido restringido. Ello nos permitiría hablar, en todo caso, de la mentalidad de la izquierda.

Individuos somos desde el principio, y habría que decir que por naturaleza, sin que esto último suponga una valoración meramente especulativa. Como unidades de supervivencia miramos por nuestro interés, tenemos nuestros particulares proyectos y estrategias cognitivo-conductuales (genéticamente determinadas) para conseguirlos, que se desarrollarán mejor o peor en el ambiente ecológico y social que nos toque vivir. Cada individuo es un producto único de la evolución biológica, que comparte con sus coetáneos aquellas características físicas, fisiológicas y comportamentales que nos distinguen como especie, como organismos estrechamente emparentados con un antecesor común muy reciente, y asimismo supone una variación pequeña de diseño físico y cognitivo que puede marcar la diferencia en la competencia por los recursos en un entorno siempre cambiante, tanto social como biológico. Como muchos dicen la cultura evoluciona más deprisa que la biología. Así, son más los aspectos que nos hacen iguales que los que nos diferencian en la esencia de nuestro ser y actuar en el mundo, si bien se disfrazan con diferentes ropajes culturales, que pueden fácilmente confundir a la mirada más atenta.


Una sociedad más individualista es aquella en la que los individuos tienen la oportunidad de actuar de diversas maneras, es decir, donde tienen opciones, donde tienen libertad. En la medida en que los recursos escasean las sociedades se vuelven más toscas. La relación causa-efecto puede darse en ambos sentidos, o acaso habría que decir que se da en ambos sentidos simultáneamente, en una retroalimentación, en un círculo vicioso en el que no se puede encontrar un origen.


Una sociedad sin apenas división del trabajo, sin apenas infraestructuras, sin apenas tecnología, conocimiento, intercambio... exige de sus miembros una lealtad al grupo mucho mayor, puesto que la supervivencia de todos está en juego, en un entorno ecológico no reducido, no domeñado, no transformado a nuestra "imagen y semejanza", lleno de peligros y de dificultades. Asimismo exige un rechazo firme y beligerante de los extraños que puedan suponer una carga o una amenaza, más que una oportunidad. La carga de parásitos, cobardes y escépticos en ella es necesariamente baja. Cualquier mito que en ellas exista será compatible con la unidad del grupo, cuando no contribuya o sirva directamente a ella.


Los sentimientos morales más básicos, que todos compartimos, surgieron en las interacciones sociales que se daban en este tipo de agrupaciones rudimentarias y primitivas. Como es "natural", en ellos el individuo, tal y como hoy se entiende, es decir, como portador de derechos y libertades, no existía. Y entendido así tardó verdaderamente mucho en aparecer, en surgir, en "ser creado" por la evolución cultural y social (dejo aquí de lado la política, que en estas cosas va por detrás, mientras las otras tiran del carro). El individuo es, por tanto, en este sentido restringido, una creación muy reciente. Un tipo aislado en medio de una sociedad impersonal que puede llegar a padecer lo que Durkheim denominó anomia, por falta de lazos grupales acordes con su cerebro primitivo y tribal, podrá sentirse parte de una nación, de un equipo de fútbol, de un partido político o movimiento de masas o de una empresa mercantil, pero buscará, ante todo y sobre todo, una familia o un grupo de "iguales", de amigos, en el que cobijarse para satisfacer su desarrollado instinto social, hecho para el cara a cara.


Pero en medio de la abundancia proporcionada por el impersonal pero eficiente mercado, enmarcado en un Estado de Derecho que garantiza las libertades (y en una relación de retroalimentación con el mismo), podrá padecer la ficción de la irresponsabilidad plena, algo que puede matar desde dentro, por acumulación, a la sociedad, como un cáncer.


Fuera del círculo íntimo la sociedad está compuesta por extraños con los que uno no comulga más que en los rituales sociales más anodinos, y los actos concretos y comportamientos de una sola persona parecen cambiar muy poco las cosas. Así se produce una desvinculación entre lo que uno piensa y hace (cosas que en casos de necesidad deben coincidir) y la idea y el conocimiento que esa persona tiene del efecto causado en la sociedad. El individuo pleno, ya no solo el individuo dotado de derechos y libertades, surge así, como individuo ante la sociedad, como un YO que solo puede salvar su aislamiento renunciando a "cambiar el mundo" y centrándose en un entorno cercano, natural y asequible, con un negocio y transacción inevitable con el cuerpo social, entregando al mismo una parte del tiempo y de la acción a cambio de medios de subsistencia.

Pero el individuo puede hacer todo lo contrario, asociándose a otros para cambiar la sociedad en el sentido por ellos deseado. Ese afán transformador de la sociedad nace pues del individuo, entendido en un sentido moderno. El socialismo nació como un producto residual de la industrialización, pero alcanza su pleno desarrollo ideológico entre quienes viven al margen, de una u otra manera, del proceso productivo y de quienes viven, asimismo, desvinculados afectivamente en el núcleo de afectos y supervivencia que es la unidad doméstica. Estos "individuos" son hostiles a todo valor o principio naturales, y proponen a cambio diversidad de paraísos artificiales para quienes están dispuestos a creerles. Dentro de estos últimos los habrá con familia y trabajo productivo, pero con una compresión poco cabal de sus circunstancias, inmersos en una mezcla de confusión y ensoñaciones.


Así, nos hayamos ante dos individuos "políticos" muy distintos entre sí, ambos característicos de nuestro tiempo: aquel que cree en el individualismo en su sentido originario, como algo natural, y por tanto algo que debe ser aceptado como cimiento de cualquier construcción teórica o acción práctica, y aquel que cree en ese otro individualismo activista y reformista que pretende saciar su sed de sociedad por vías artificiales (léase políticas, Estatales), y que ve el individualismo originario como una actitud reaccionaria y de pueril tradicionalismo, así como una opción disgregadora y egoísta. Los individualista de nuevo corte podrán ser colectivistas y a un tiempo individualistas (entendiendo aquí el individualismo como la búsqueda del propio interés dentro de la sociedad) sin percatarse de la contradicción, porque sus pensamientos y sus actos estarán desconectados, en su mente, gracias a unos cuantos prejuicios-fuerza y de contrastación con la realidad, gracias a la ausencia de consecuencias inmediatas y relacionables en causa-efecto.


Ante la red enmarañada de causas y efectos –así como también, como hemos visto, de círculos de retroalimentación- que es la sociedad, el pensador progresista siempre podrá desviar la atención de quienes le escuchen estableciendo relaciones causales falsas o saltando de un tema a otro a través de la red conceptual superpuesta (y ajena en tantos aspectos) a la social (sin mayores consecuencias, como vimos). De esta forma sus contradicciones quedan a salvo en medio del caos de sus ideas, que además puede calificar de creativas, siendo la creatividad entendida como opuesta al orden (simplón). Quien le siga podrá hacerlo entonces por el argumento de autoridad, de acuerdo con un instinto básico de fidelidad a unas "ideas" y seguimiento leal a un liderazgo.


El brillante y prestigioso Hacendista Norteamericano Harvey S. Rosen, expone en la introducción a su obra Public Choice, las dos perspectivas existentes (como dos extremos entre los cuales caben pocos términos medios virtuoso-aristotélicos) para mirar la sociedad:


Por un lado tenemos a quienes ven en la sociedad un organismo natural:

Cada persona es una parte del mismo, y el Estado puede ser entendido como su corazón. Yang Chang-chi, maestro de ética de Mao Tse-tung en Pekín, mantenía que un país "es un todo orgánico de la misma forma que lo es un cuerpo. No es lo mismo que una máquina, que puede ser desmontada en partes diferentes y luego vuelta a armar". Cada persona solo cobra significado como parte de la Comunidad, y el bien individual se define con respecto al bien común. De esta forma la comunidad prevalece frente a los individuos.

Por otro lado está la perspectiva mecanicista, según la cual

El Estado no es una parte orgánica de la sociedad. Más bien es un invento creado por las personas para alcanzar mejor sus fines individuales. Como el estadista americano Henry Clay sugería en 1829, "el Gobierno es una delegación de poder y los responsables políticos son los delegados; y ambos, delegación y delegados están para servir a la población". La persona, y no el grupo, es el foco de atención.

Pero los individualismos de nuestro tiempo difícilmente pueden ser encasillados en ninguna de estas dos concepciones. El progresista porque ha renunciado a la visión totalitaria (parcialmente) y ya no ve el Estado como un organismo sino como un invento –creado en virtud de un contrato social- y un invento muy útil, excelente herramienta para perseguir fines “sociales” (y otros no tan sociales). Y el individualismo llamémoslo naturalista, no cree en que la sociedad sea un organismo, o no al menos uno que tenga un corazón Estatal, sino un mecanismo complejo en que cada parte cuenta. Y ve que los individuos se realizan en el trato social, y que las instituciones básicas que lo fomentan y posibilitan, contribuyendo a mantener vínculos sociales, prácticamente todas ellas en el nivel “micro”, deben ser preservadas y respetadas. El progresista cree en una sociedad abstracta y en su ordenación racional desde arriba, y fundamenta esta fe en otra implícita, la de la tabla rasa, según la cual los individuos pueden desaparecer como tales y convertirse en obedientes ciudadanos perseguidores del interés común. El naturalista en cambio cree en la sociedad concreta e individualizada de todas y cada una de las personas persiguiendo su respectivo interés y llegando a diversas formas de acuerdo voluntario y pacífico para alcanzarlo. Y apoya esta fe en la evidencia de que somos máquinas de supervivencia, que miran invariable e inevitablemente por su interés.


Empecé con el Zaratustra de Nietzsche y acabo con él.


El Órgano Supremo, el monstruo estatal, es "el nuevo ídolo", "Estado se llama al más frío entre los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: "Yo, el Estado, soy el pueblo".


Y muchos se lo creen.