miércoles, febrero 11, 2009

Sobre memética, cultura y libertad

Son muchos los científicos que se han subido al carro de la negación del yo. Nada que ver con el carro platónico del que cayó el yo al mundo. El YO sería, para ellos, una especie de construcción absurda, una ilusión. No creo que sea necesario explicar las consecuencias que tendría para la libertad que la humanidad en bloque se convenciese de que todos y cada uno de sus miembros son ilusorios. Nos liberaríamos del yo al precio de liberarnos de la vida. Afortunadamente eso no va a suceder –no puede suceder. Quien quiera dominar tendrá que creer en sí mismo, en un sentido nada metafórico, igual que quien quiera defenderse del aspirante al dominio. Dominar es imperar en la supervivencia diferencial, y esto vale en el entorno que constituyen los otros miembros de nuestra especie tanto como en el constituido por la naturaleza toda. Flotar en el vacío y en la inanidad irrelevante, considerar de alguna forma todos los significados equivalentes, sólo se lo pueden permitir los bien alimentados y bien asentados en la sociedad, y no por mucho tiempo –salvo que su asentamiento sea un puesto de por vida, digamos, un funcionariado, o no un puesto sino un privilegio aristocrático. Tarde o temprano uno es obligado poner los pies en la tierra y presentarse en sociedad como agente, no simplemente como paciente. Cambiar las cosas requiere hacer cosas, y más en un mundo de cambios permanentes como el nuestro, en el que cada especie cambia con el medio y el medio con cada especie (para más detalles léase sobre la Reina Roja). Somos diseños biológicos y, como tales, homeostasis. Esto significa que tenemos un ambiente interno que mantener, intercambiando con el entorno. Tenemos unas fronteras físicas bien definidas, y son esas fronteras la que nos definen, las que nos dan significado. Lo mismo acaece en el comportamiento y en la psicología. El YO es la frontera y la definición.

Algunos aducen, como Susan Blackmore, que ellos no hacen, sino se que dejan hacer: es su cuerpo el que hace las cosas (cuerpo que incluye al cerebro, naturalmente). Pero hasta para decir eso tienen que nombrarse. Su yo es una ficción, pero siguen haciendo cosas en el mundo, siguen teniendo preferencias, siguen deseando y decidiendo, buscando y eludiendo experiencias o cosas. Nadie puede ser enteramente un receptáculo pasivo de sensaciones y acciones ajenas. El YO es un principio unificador que responde a la necesidad de interactuar en la sociedad como agentes conscientes, responsables y libres. Se dirá que casi todo nuestro actuar en el mundo es inconsciente e irracional, que viene dado por nuestra naturaleza (y yo seré el primero en decirlo). Pero lo que nos diferencia de otras especies probablemente sea ese actuar nuestro que no es ni inconsciente ni irracional. Y dicho actuar consciente y racional toma forma en un YO. Sin yoes no habría matemáticas, ni tecnología, ni religiones, ni sentimientos….sin yoes no habría Civilización. Y por supuesto sin yoes no habría ni responsabilidad, ni libertad, ni bien ni mal, ni justicia ni injusticia, ni amor ni odio.

La consecuencia que extrae Susan Blackmore al final de su máquina de memes es que somos máquinas de memes y genes. No hay nada más. Aquello a lo que no nos impulsa nuestra naturaleza biológica es creado por el ambiente memético. Los memes se introducen en la mente y la poseen, hasta el punto de crear el yo-plex, que es el meme supremo. Somos una cosa que flota en medio de replicantes egoístas: genes y memes. Pero ese planteamiento es erróneo. Lo que se replica son los genes. Y son nuestros cerebros creados de continuo por la acción de los genes (en el largo desarrollo que constituye nuestra vida) los que eligen a cada momento, unas veces en un plano irracional e inconsciente, otras en otro consciente y racional y la mayoría con una mezcla cuyas partes solamente podrían disociarse para hacer más fácil el análisis. No somos máquinas de memes. Elegimos lo que somos de acuerdo con la necesidad, y esta la expresan los genes.

4 comentarios:

Alejandro dijo...

Resulta confusa la relación-necesidad yo vs. libertad, que (según expresa este artículo), es la visión de Blackmore. Baste recordar que para los budistas y algunos tipo de hinduistas el yo nunca ha existido y esto nunca ha significado en caso alguno la negación de la libertad. Supongo que ha de haber algún giro innecesario en el razonamiento...

En la conclusión final estoy de acuerdo. Somos maquinas cosntruidas para decidir.

Germánico dijo...

Bueno, Alejandro, existen diversos conceptos de libertad, algunos incluso contrapuestos. Y, por otro lado, dudo bastante que la negación budista del yo pueda practicarse de continuo sin ser uno un monje budista. Quien se dedica a algo más que la contemplación ha de aferrarse al yo.

Unknown dijo...

La Libertad es un concepto, por lo tanto su significado varía segun el sujeto que la concibe.
La libertad absoluta no tiene existencia, y si existe es concepto. Cuantos pensadores ya la han descrito?, cuan variadas han sido las descripciones?.
Y se puede dividir la libertad como ya se ha hecho, y tenemos la libertad de religiones, la libertad social, la libertad de pensamiento, etcétera.
El Yo tambien es un concepto que se va puliendo a través del tiempo, se relaciona al Yo con la mente y con el cuerpo, a veces es dificil diferenciar la frontera, a veces se pinta una linea limitando al cuerpo-mente, queriendo separarlos y decir mi mente y mi cuerpo, mi Yo.
¿De que Yo me libero?
¿Quien es ese Yo que me tiene prisionero?
La negación del Yo, es un retorno al no-ser, cuando aún no nos concibiamos como hijos, padres, profecionista, obrero, rico o pobre.
El Yo, se ha construido, a eces una contrucción buena, otras tambaleante, pero no deja de ser una construcción de la mente, del areá del pensamiento, donde persiste la memoria y dá paso a la imaginación, imaginamos el Yo.

"Sin yoes no habría matemáticas, ni tecnología, ni religiones, ni sentimientos….sin yoes no habría Civilización. Y por supuesto sin yoes no habría ni responsabilidad, ni libertad, ni bien ni mal, ni justicia ni injusticia, ni amor ni odio."

Entonces estariamos sincronizados con la naturaleza, ni protegiendola ni destruyendola, solo siendo naturales, pues en la naturaleza no caben esos conceptos de libertad, amor, justicia, bien o mal. Son impuestos por nosotros y nuestra condicion de ser pensante.

Que tengan un Buen Día.

Germánico dijo...

Lo de sincronizarse con la naturaleza suena bien, pero en realidad no significa nada. Bueno, bien pensado si: revela el concepto de tiempo, tan arraigado también en la mente humana.

El hecho indubitable es que el yo es parte de nuestra condición humana: ni es una realidad tangible -física como una piedra o como un suceso reproducible-aunque sea perfectamente perceptible, como sensación subjetiva, ni es una construcción arbitraria. Sirve a varios fines y en última instancia a la supervivencia en la naturaleza y en grupos sociales complejos. No es casualidad que hayamos domeñado la tierra.