sábado, octubre 31, 2015

¿Por qué nos sentimos enfermos cuando sufrimos una infección?

Información acerca de la inflamación se comunica al cerebro
Cuando sufrimos una infección el organismo produce una respuesta general que en inglés se llama “sickness behavior”, “conducta enferma”, que consiste por un lado en unos signos fisiológicos como fiebre, anemia o ferropenia, pero todo el que ha pasado una infección sabe que se producen además unos síntomas psicológicos o conductuales: fatiga, depresión, irritabilidad, malestar, dolor, náusea, pérdida de interés en la comida y la bebida, y también pérdida de interés por las interacciones sociales y el sexo. En esta entrada voy a comentar un artículo que trata de cuál puede ser la causa última, evolutiva, de esta respuesta, porque un error muy común es pensar que todos estos cambios conductuales los produce el agente patógeno o sus productos, pero esto no es así. La “conducta enferma” (podríamos llamarlo también síndrome febril si incluimos ahí todo el cortejo de síntomas que acabo de comentar) la produce el sistema inmune por medio de una serie de sustancias como las citoquinas y el sistema neuroendocrino. Además, esta conducta enferma ocurre en otros animales desde artrópodos a vertebrados y es producida tanto por  virus como bacterias o protozoos. Todos los mamíferos tienen este sistema de avisar al cerebro de que hay inflamación y de disparar estas conductas.

Así que el misterio es explicar por qué la evolución ha seleccionado una serie de conductas que son complejas y costosas para el organismo que las produce. La anorexia y adipsia (falta de sed) pueden llevar a inanición, a deshidratación. La letargia aumenta el riesgo de depredación por la lentitud de movimientos y debilidad de la presa. El desinterés social lleva a no cuidar a las crías o a perder oportunidades de emparejamiento, etc. Es decir, ¿por qué produce la selección natural unas conductas que suponen desventajas claras y riesgos para el organismo que las pone en marcha? Este problema no lo tenemos con las respuestas puramente físicas. La fiebre sabemos que ayuda a combatir al patógeno y la disminución de hierro en la sangre también hace que este elemento no pueda ser utilizado por las bacterias para su crecimiento.

Hasta ahora, la mejor explicación que tenemos para este fenómeno es la de Benjamin L. Hart, que en 1988 propuso que la conducta de enfermedad evolucionó para ahorrar la energía necesaria para producir la fiebre. La inmovilidad y letargia reducen la motivación para buscar comida y agua y así se necesita menos energía. La anorexia produciría ferropenia y así se combate también al patógeno. Al no salir a buscar comida también se reduciría el riesgo de depredación cuando el organismo está débil. 
Los costes de la conducta de enfermedad

Pero la hipótesis de Hart tiene problemas. Por ejemplo, en humanos hay infecciones que no dan fiebre y que producen conducta de enfermedad. En animales que viven en climas cálidos  los nidos suelen ser más fríos que el exterior y quedarse en ellos no conserva el calor; es la movilidad la que aumenta la temperatura corporal, no quedarse en el nido. También reducir las conductas de despioje o acicalamiento (el grooming) en pájaros o mamíferos lleva a deterioro del plumaje y la piel  y a gastar más energía para mantener la fiebre. Y lo más contraintuitivo es la anorexia porque  priva al organismo de las calorías que necesita para producir la fiebre. Explicar que es para reducir el hierro no tiene lógica porque la selección natural podría haber buscado un mecanismo que redujera la ingesta de hierro sin reducir drásticamente todas las calorías que necesita el individuo.

Así que los autores de este trabajo que estamos comentando, Keren y Guy Shakhar, proponen una nueva hipótesis que han llamado la “hipótesis Eyam” que se basa en la kin selection (selección de parentesco). Estos autores proponen que la conducta de enfermedad sirve para evitar la transmisión de la infección a los otros miembros del grupo, que en buena medida son familiares, es decir, individuos que comparten los mismos genes que el animal infectado. El nombre de la hipótesis, Eyam, se refiere a una comunidad minera inglesa que en 1666, cuando ocurrió una epidemia de peste bubónica, decidió aislarse del exterior para evitar la transmisión de la peste. El resultado fue que 3/4 de la población falleció pero no se diseminó la enfermedad a los pueblos vecinos.

Algunos de los argumentos que ofrecen los Shakhar son los siguientes. La fatiga, depresión, desinterés, hipersomnia, etc., disminuyen la movilidad social de los sujetos infectados y el contacto con sus vecinos y familiares. Al no tener hambre ni sed se reduce también su motivación para viajar o desplazarse. En algunos animales se han observado conducidas de este tipo. Por ejemplo, algunos perros con enfermedades terminales se alejan de sus dueños para morir solos. También , los tejones cuando se infectan de tuberculosis bovina se separan del clan para morir aislados. Curiosamente, cuando ciertos parásitos manipulan la conducta de sus huéspedes lo que hacen es que los huéspedes interactúen más, sean más hiperactivos y transmitan la enfermedad. Es el caso de la rabia o la toxoplasmosis.

Al disminuir el radio de actividad de los sujetos infectados, estos contaminan menos el entorno por medio de sus heces, tanto los pastos, como el agua. La anorexia y adipsia reducen la defecación, la diarrea, vómitos, etc. y con ello la diseminación del agente patógeno. 

Es muy interesante que en insectos eusociales (hormigas, avispas, termitas…) ocurren ejemplos de algo que podríamos llamar “inmunidad social”. Un hormiguero o cualquier colonia de insectos sociales es un superorganismo donde viven miles de individuos emparentados genéticamente y estos lugares son ideales para la diseminación de patógenos. En estas colonias se han observado ejemplos de animales que se aíslan cuando están enfermos y también  en otros casos (en abejas, por ejemplo) de procesos de “limpieza” en la que las castas obreras detectan y eliminan a las abejas infectadas para que la infección no se transmita a las demás. Actuaciones humanas como la cuarentena, cierre de escuelas o prohibiciones de viajar, entrarían en esta categoría de “inmunidad social”.
Los beneficios para los demás de la conducta de enfermedad

Algunos síntomas de la conducta de enfermedad, como la reducción del acicalamiento puede servir también para identificar por la vista a los individuos enfermos (al deteriorarse su piel o plumaje y ser visibles los parásitos) y así protegerse de ellos, o también por el olfato, al acentuarse las señales olfativas que emiten.

En resumen, la hipótesis de Eyam propone que la conducta de enfermedad se ha seleccionado por sus implicaciones sociales más que individuales y permite hacer una serie de predicciones que se pueden comprobar o rechazar en estudios, como que en comunidades muy emparentadas genéticamente la conducta de enfermedad sería mayor, o que los patógenos más virulentos y más transmisibles desarrollarían también respuesta más fuertes. En cualquier caso, un aspecto positivo de esta hipótesis es que la próxima vez que te encuentres molido en la cama te puedes consolar pensado que estás siendo altruista y ayudando con tu sufrimiento a los demás :).

@pitiklinov

Referencia:









miércoles, octubre 28, 2015

Comida, mentiras y estudios científicos (entrevista a Luis Jiménez)



Luis Jiménez
Quien se pase por aquí de vez en cuando habrá podido percatarse ya de que este no es precisamente un blog de actualidad. Los que en él escribimos tendemos a pensar las cosas desde una perspectiva, creemos, más amplia y profunda que la que revela cualquier titular de prensa. Nos ubicamos en éste nuestro presente imperfecto y pasajero para otear perplejos un horizonte temporal que abarca cientos de miles e incluso millones de años atrás, e igualmente, por extensión y como contrapartida subjetiva, subjuntiva e hipotética,  un futuro de indefinida y por ello potencialmente infinita temporalidad.  Nos movemos, por ello, en algo que podría pasar por una intemporalidad en la que pueda darse forma a la extraña pero tan familiar naturaleza humana y, en general, a la gran madre naturaleza que la dio a luz.


Pero no queremos ponernos demasiado metafóricos y filosóficos delante de un trozo de chorizo. Si el último titular dice que tendremos una enfermedad crónica potencialmente letal de nombre tabú si consumimos ése chorizo, nos da yuyu. Pero ¿qué no dirán los titulares? En ésta nuestra sociedad de la información lo que prima es la desinformación desde casi todos los frentes.

 
Una de las fuentes más comunes de desinformación son las estadísticas sesgadas, con muestras seleccionadas y datos retocados, que son presentadas con los porcentajes que más impacten. Un ejemplo sacado del libro El Mito Sobre el Colesterol, de Philippe Even: Cogen una muestra nada aleatoria de 20.000 personas, las dividen en dos grupos de 10.000 y observan los fallecimientos por infarto entre los miembros del grupo de control, que lo integran los 10.000 que toman placebo, y entre los del grupo experimental, que toma estatinas (un fármaco que inhibe la formación de colesterol en el hígado).


De los que toman estatinas fallecen, en un período de tiempo dado, 80 personas por infarto u alguna otra cardiopatía. De los que no las toman (los que consumen un placebo, es decir, una sustancia inocua pero superflua) mueren 100.

 
¿Qué es lo que dicen los autores del estudio?....¡¡¡Tachán!!!!.....no tomar estatinas aumenta en un 20 % los fallecimientos por cardiopatías. ¡Tiembla usuario de los servicios de salud! Tiembla y no te pares a pensar que la diferencia entre 100/10.000 y 80/100.000 es ridícula.

 
¿Pero esto qué significa exactamente, pregunta la abuela? Abuela, tranquila, no tomes esa pastillita, no te va a hacer seguramente ningún bien, y es más probable que te haga daño por sus más que demostrados efectos secundarios. 

 
Si esto sucede con los estudios generalmente financiados por las farmacéuticas, que nos venden productos de la ciencia más avanzada, qué no sucederá con los productos alimentarios, sujetos a un control que durante muchos años básicamente se ha limitado a impedir que nos infectáramos de algún microorganismo.

 
Las grandes multinacionales alimentarias, que se pueden contar con los dedos de la mano, tienen claro que el consumidor medio sucumbe con facilidad a las sensaciones agradables en el paladar, y procuran proporcionar dichas sensaciones de la forma más intensa posible, aunque esto vaya en detrimento de la calidad del producto y suponga un peligro difícil de cuantificar y delimitar para la salud del consumidor. 


Lo normal, después de tanta publicidad y propaganda, es que nos volvamos insensibles a las advertencias sobre los riesgos que entrañan ciertos alimentos o la manera en que los combinamos en nuestras dietas. Nos damos el gusto. Y eso es todo. Y luego algunos enferman, otros no, y el trabajo para determinar si existe alguna relación o incluso alguna que sea lo suficientemente significativa para ser susceptible de considerarse causal, queda en manos de epidemiólogos y otros científicos y estadísticos, muchos de los cuales cobran su nómina bajo cuerda de empresas del sector puesto en entredicho. Y al final se “cocinan” los datos y finalmente se presentan, vengan del cocinero que vengan, en forma de comida rápida de titular, palabras y frases con gancho que quedan en las mentes de las personas: “colesterol malo”, “carcinógeno”….etc etc.

 
¡Cuidado con esas modas! La de las grasas podría haber llevado a millones de personas a una muerte prematura. Toda alabanza implica una censura, y a la inversa: mientras condenábamos a las grasas al ostracismo de nuestras dietas, dábamos alegremente la bienvenida al Sr Carbohidrato, que en sus formas más simples (que con los procesados de la industria agroalimentaria se multiplican desmesuradamente) corre por nuestras venas generando unas cascadas metabólicas la mar de interesantes….e inquietantes.

 
Pero, en medio de todo este barullo, ¿qué es lo que dice la ciencia, ese conocimiento acumulado, transparente, discutible, escéptico, abierto, sobre lo que comemos y sus efectos en nuestra salud?

 
Algunas personas se han dedicado a investigarlo recorriendo una extensa literatura relacionada con el asunto, básicamente papers científicos. Una de esas personas es nuestro invitado de hoy, Luis Jiménez, un Químico que, al margen de su labor profesional habitual –y eso es necesario destacarlo, dado que podría ser que eso le convirtiera en un personaje potencialmente imparcial- se interesa por la nutrición, la salud, y lo que la ciencia tiene que decirlos de ellas y su mutua relación. Tiene un pantagruélico blog y ha publicado ya tresmuy informativos libros sobre el asunto.

 
¿Qué es significativo? ¿Qué no? O dicho de modo más sencillo: ¿Qué son sólo gritos de “fuego”, con mucho ruido y pocas nueces,  y qué es humo de una combustión? ¿Qué combustible es mejor para nuestra maquinaria? Démos la palabra a Luis Jiménez.   
 

 

1.-Se dice que vivimos en la Era de la Información. Pero aplicando el principio de que “más es menos” resulta que nos vemos inundados de información, sin poder distinguir fácilmente la que es marketing encubierto o elucubración de alguna mente pensante y estratega interesada de la que es científica. Esto es especialmente en el terreno de la nutrición. ¿Cómo podemos hacer imperar un poco de escepticismo y objetividad científica en este batiburrillo de intereses creados, sesgos cognitivos, ignorancia y emociones a flor de piel que es el campo de la nutrición y salud?

Personalmente, lo veo difícil, considerando que muchos medios de comunicación supuestamente prestigiosos o fiables entran en el juego de los publirreportajes y el "copia-pega" de notas de prensa que les envían las agencias de marketing. Quizás la propia inculcación desde pequeñitos  de un escepticismo razonable y sano puede ser una medida a largo plazo. Y, por supuesto, una mayor educación en aspectos relacionados con la salud ya que, sorprendentemente, hoy en día esta educación es casi anecdótica. Pero, en mi opinión, para conseguir avances importantes y solucionar problemas de raíz no va a quedar más remedio que limitar la publicidad engañosa o encubierta e incluso prohibir o restringir de forma importante el marketing alimentario relacionado con la salud.

 
2.-La incidencia de enfermedades crónicas es más alta en nuestro tiempo. Son muchos los que culpan a nuestra forma de vida moderna. Por otra parte se ha incrementado la esperanza de vida al nacer, pero gran parte de dicha reducción parece deberse a que en las sociedades industrializadas son pocos los niños que fallecen por infecciones y a las mejoras en el diagnóstico y tratamiento en medicina. La muerte es inevitable, pero todos queremos alejarla en el tiempo lo más posible y tener una calidad de vida aceptable antes de que llegue. Así que cada vez es mayor el interés en la dietética y la nutrición de cara a prevenir la aparición de enfermedades.  ¿Se ponen demasiadas esperanzas en la nutrición? ¿Podemos cambiar de modo significativo la calidad de nuestras vidas y alargar nuestras vidas comiendo mejor? ¿Y se tiene un indicio aproximado de qué es mejor, o al menos no nocivo y qué es claramente malo?

La nutrición es importante, pero coincido en que el tema se nos está yendo un poco de las manos. Yo creo que más que transmitir que la nutrición consigue milagros, habría que transmitir que algunas enfermedades crónicas reducen de forma importante la esperanza de vida (obesidad, diabetes, cáncer) y que la alimentación es un factor más, dependiendo de cada caso, que ayuda a prevenirlas. Que no es lo mismo. Así que más que alargar la vida, a mi me gusta transmitir que puede ayudar a no acortarla. Pero con muchos matices, porque otros hábitos (tabaquismo, sedentarismo...) y los genes también influyen mucho. Respecto a qué factores alimentarios parecen acumular más pruebas a su favor, recordando que nos referimos a un entorno sin escasez ni necesidades, yo creo que son el mayor consumo de hortalizas y frutas y la reducción de azúcares añadidos y carbohidratos refinados.

 

3.-¿Cómo se inclina la balanza genes/ambiente en nutrición? ¿Podría llevarnos la nutrigenómica a dietas personalizadas? ¿Qué variabilidad podría haber entre las personas en sus susceptibilidades a los alimentos?

No he profundizado en el tema pero yo con la nutrigenómica tengo un doble sentimiento. Por un lado me resulta muy atractiva, dado el interés que me genera esta disciplina científica, que parece prometedora. Pero por otro me genera cierto escepticismo, ya que creo que nos venden expectativas infladas y que hay factores higiénicos sencillos y básicos que primero habría que abordar, que no necesitan de tanta personalización y tecnología. Por otro lado, no sé si vamos a ser capaces de conocer con exactitud el efecto aislado que un alimento o nutriente genera en cada persona, dado lo complejas que son las interacciones entre nuestro metabolismo y nuestro cerebro a la hora de alimentarnos.

 

4.- ¿Hay alguna forma de explicar el incremento en la incidencia de las alergias e intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa y la celiaquía más allá de un incremento en su detección y diagnóstico?

Pues no lo sé la verdad. Hay varias hipótesis, las más actuales relacionadas con el exceso de alimentos altamente procesados y la alteración de la microbiota intestinal, pero no me gusta hacer especulaciones o afirmaciones culpabilizadoras sin cierta evidencia sólida, así que de momento prefiero no mojarme.

 
5.-¿Qué se sabe de la dieta de nuestros ancestros cazadores-recolectores que nos permita hacer inferencias sobre los cambios introducidos por la Revolución Neolítica, primero, y la Industrial después?

Los estudios son escasos y la información que nos queda de entonces también. Hay que darse cuenta que hablamos de periodos de tiempo larguísimos, en los que habrán ocurrido cambios importantísimos. Si somos omnívoros es porque durante millones de años hemos evolucionado para comer de todo, así que es de suponer que nuestros ancestros han comido casi cualquier cosa viva que hayan podido encontrar. Por otro lado hay indicios sólidos de que para llegar a tener nuestro cerebro y poder "alimentarlo" convenientemente  el comer otros animales ha jugado un rol importante , ya que aportan muchos nutrientes y energía. Lo que si sabemos con seguridad es que nunca habíamos comido tantos azúcares ni alimentos altamente procesados como ahora.


6.- ¿Qué papel conocido desempeña la flora intestinal en nuestro bienestar y en nuestra salud?

La flora intestinal - que realmente no son flores ni plantas sino microbios, por eso se llama microbiota - son intermediarios fundamentales en  nuestra relación con los alimentos. Participan en la metabolización de los diversos nutrientes, su presencia sirve para protegernos de la colonización de otros microorganismos que pueden ser dañinos, actuando a modo de mecanismo de defensa inmunológico y también influyen en la mucosa que recubre todo el intestino por su pared interior y que modula la absorción de los alimentos. Sobre cómo influye de forma concreta en nuestra salud su diversidad y la alteración y hasta que punto además de un indicador es una causa de enfermedades o problemas, queda mucho por investigar.

 

7.- ¿Es adicto el cerebro a algún alimento?

Lo que normalmente conocemos como adicción (y que los científicos lo llaman "abuso de sustancias") es un fenómeno claramente caracterizado con algunas drogas y que tiene su origen en profundas alteraciones neuronales, pero cuyas fronteras o límites no se conocen con precisión. La idea de que algunas personas puedan desarrollar respuestas similares con el consumo crónico de cierta tipología de alimentos es interesante y defendida por una buena cantidad de científicos. Yo creo que es una área promotedora para seguir investigando. Por ejemplo, con qué tipo de alimentos (o sus componentes) ocurre, ya que por ahora hay muy pocos estudios que nos índiquen qué alimentos pueden ser adictivos.

 

8.- ¿Cuál es tu área de especialización dentro del campo más vasto de la nutrición? ¿Desarrollas una actividad de investigación en éste momento? Como divulgador en el ámbito de la nutrición, ¿qué proyectos tienes en marcha?

Yo soy químico y mi actividad laboral no tiene ninguna relación con la nutrición. Así que mi labor en este campo se limita a divulgar. Y lo hago porque me gusta, sin más. El centro de este proyecto de divulgación reside en el blog, en el que está toda la información disponible en forma de posts. Cada cierto tiempo publico un libro, sintetizando y revisando ciertos enfoques e ideas. Y respecto a futuros proyectos, me gustan la sorpresas.

9.-Me surge una pregunta adicional....le doy vueltas al asunto y me parece escabroso. Por un lado uno debe acudir al médico especialista, y ponerse en sus manos, para cualquier padecimiento o indicador anormal en la sangre. Por otro se sabe que muchas de las medicinas que te endosan pueden no ser mejores que un placebo o incluso pueden ser peores para la salud. Y ahí llega el problema: el profesional con prejuicios o intereses, o ambas cosas. ¿Qué hace el indefenso ciudadano usuario de los servicios de salud? ¿Debemos seguir ciegamente lo que nos diga el Señor de la Bata, que habla supuestamente en nombre de la ciencia, como los feligreses siguen al del Hábito, cuya palabra toman por palabra en nombre de Dios?

 
Últimamente esta muy de moda criticar a los médicos - críticas que normalmente parten de intereses espurios - pero me gustaría que la gente se pusiera en su lugar durante un rato. Un profesional que tiene que solucionar problemas de salud de decenas y decenas de personas cada día, todas ellas muy diferentes, escucharles, atenderles, hacer que se sientan mejor, en infinidad de patologías... analizar y decidir, en 10-15 minutos. No se me ocurre otra profesión más compleja. Les criticamos si no nos dedican tiempo... pero nos enfadamos si nos hacen esperar. Les criticamos porque sobremedican... pero nos enfadamos si no nos recetan nada.  Eso no quita que haya que trabajar en algunos aspectos clave como la medicina basada en al evidencia, la reducción de la sobremedicación y la participación del paciente en la toma de decisiones. Y todo esto también depende mucho del sistema, que no está diseñado para facilitar estas cuestiones.

 

 

 

lunes, octubre 26, 2015

El misterioso mundo del genoma (entrevista a Frank Ryan)

Frank Ryan es un médico británico y escritor científico  con varios libros publicados como Tuberculosis: The Greatest Story Never Told, Darwin´s Blind Spot o Virolution, un interesante libro acerca del mundo de los virus, por el que ya tuvimos la oportunidad de entrevistarle. Recientemente acaba de publicar The Misterious World of the Human Genome donde nos cuenta los descubrimientos ocurridos en el campo de la genética desde el descubrimiento del ADN en adelante: el código genético, el supuesto ADN basura, los retrovirus,  la epigenética, etc., y acaba con la aplicación de la genética a la evolución humana, la Paleogenética, donde cuenta con bastante detalle el trabajo de Stevan Pääbo y cómo consiguió secuenciar el genoma de los neandertales.

El libro comienza contando la historia de Oswald Theodore Avery, que fue el primero en publicar que la información genética se almacenaba en los ácidos nucleicos y que es una historia poco conocida. En 1923, Frederick Griffith, había realizado experimentos con neumococo de los que había dos subtipos llamados  serotipos: una forma rugosa R, que no era infecciosa y otra forma lisa S, que sí lo era. Lo que descubrió fue que al inyectar a ratones neumococos tipo R no infecciosos junto con neumococos muertos de tipo S los neumococos R se transformaban neumococos S y generaban una infección en los ratones. Avery y su grupo se dedico a estudiar lo que llamaban “sustancia transformadora”, es decir el material que se transmitía de un subtipo bacteriano al otro y que provocaba el cambio de especie. 

En aquellos momentos la mayoría de los científicos no pensaba que la respuesta a la herencia estuviera en los ácidos nucleicos. Estas entidades químicas habían sido descubiertas a finales del siglo XIX por el bioquímico suizo Johann Friedrich Miescher y hacia 1920 ya se sabía que había dos clases de ácido nucleicos, el ácido ribonucleico que contenía cuatro estructuras químicas: guanina, adenina, citosina y uracilo (GACU). El otro era el ácido desoxirribonucleico que contenía también cuatro bases, tres iguales al ARN (guanina, adenina y citosina) pero con timina en lugar de uracilo (GACT). Pero los científicos pensaban que los ácidos nucleicos eran unas estructuras aburridas con unas bases que se repetían de forma constante y que no podían albergar la herencia; la opinión mayoritaria era que la herencia debía estar codificada en las proteinas.

Las proteinas están formadas de aminoácidos, 20 aminoácidos, que recuerdan al número de letras del alfabeto y si los genes eran el equivalente a palabras se pensaba que sólo la complejidad de las proteinas podía dar lugar a las palabras capaces de crear la narrativa genética. A finales de 1942 el grupo de Avery habían depurado esa “sustancia transformadora” y habían concluido que no contenía proteínas y que estaba constituida casi exclusivamente por ácido desoxirribonucleico polimerizado. En 1943 presentaron sus resultados en el Instituto Rockefeller  y en Noviembre los mandaron al Journal of Experimental Medicine donde se publicaron al año siguiente. El título del artículo fue : “Estudios de la naturaleza química de la sustancia que induce la transformación de los tipos de neumococos. Inducción de la transformación por la fracción de ácido desoxirribonucleico aislada de neumococo tipo III”.

El caso es que pocos hicieron caso a Avery y muchos le criticaron. El ADN se pensaba que era una sustancia estúpida que no podía hacer nada específico…Pero en 1951 Alfred Hershey y Martha Chase trabajando con fagos (los virus que infectan las bacterias) demostraron que Avery tenía razón. Hoy en día se piensa que el artículo de Avery, MacLeod y McCarty de 1944 es el descubrimiento pionero de que el ADN es la molécula de la herencia. Se considera también uno de los ejemplos más claros de premio Nobel merecido que no se concedió. Avery fue nominado en los años 30 por su trabajo con neumococos y en los años 40 tras publicar su artículo, pero nunca fue nominado por genetistas y nunca lo consiguió, lo que es considerado actualmente una injusticia.

A partir de ahí, Ryan pasa a contarnos el descubrimiento de la doble hélice por Watson y Crick, la famosa radiografía de Rosalind Franklin y todas las complejidades que se han ido descubriendo después acerca de nuestro genoma hasta llegar a los test de paternidad o la Paleogenética. 

Pero Frank ha tenido la amabilidad de ofrecerse para una nueva entrevista y hemos aprovechado la ocasión para dialogar con él acerca del misterioso mundo del genoma humano.

En inglés:

1- Hello Frank, it´s a pleasure to be with you again in the New Evolutionary Enlightenment. In the book you take us through an interesting journey  sharing with us the most exciting discoveries about our genome. Why did you decide to write this book?

Hi Pablo.  My pleasure entirely.  I wrote the book for a number of reasons.  Perhaps the most important was the fact that I believe that the science of genomics has entered a golden age, when we are at last close to understanding how the genome works as a whole.  This in turn is opening up wonderful new frontiers of knowledge and novel investigation (for example the palaeontological) while also making highly likely treatment of that most difficult of all serious diseases – those that result from genetic aberrations.  I felt that society as a whole deserves to understand all this.  It is too precious to be confined to the esoteric world of genetics and molecular biology.  Hence I wrote a book aimed at any intelligent reader, regardless of whether or not he or she came from the world of science.

2- At the end of the nineteenth century the prevailing belief was that darwinian evolution and genes were not compatible. Why was that and how was this misunderstanding overcome?

I think this came from a belief that heredity, and the genes responsible for it, was unalterable. Meanwhile evolution required that heredity be changeable.  At this time there was no understanding of the mechanisms that give rise to genetic and genomic change, what we now recognise as mutations, epigenetic inheritance systems, symbiosis (genetic) and hybridogenesis.  Now that we understand how such mechanisms arise, and the fact that they are capable of changing heredity, both at individual and species level, we have what natural selection needs to operate.  Natural selection cannot operate without these mechanisms, which I group under the heading “genomic creativity”: and without natural selection these mechanisms will not change the species gene pool.

3- Reading the history of Oswald Avery it seems clear that his team  should have received the Nobel prize. Why didn´t this happen? Should we make up a list  of non-awarded Nobel prizes who in fact deserved it?

I think Avery merited the Nobel Prize.  It would appear that the failure to recognise his achievement began with the refutation of his findings by Mirsky, who was seen as the leading biochemist and geneticists within the same Rockefeller Institute.  Muller’s letter confirms this and it would appear that this refutation of Avery’s findings by Mirsky ultimately led to the extraordinary situation where not a single geneticists appears to have supported Avery with the Nobel Committee.  It is all the more egregious that Avery survived the Watson Crick discovery, dying two years later in 1955, so the entire world must have been aware of the importance of his work, but still the situation prevailed.

4- You praise a lot the creativity of Watson and Crick but several teams were actually racing and working hard to elucidate the structure of DNA . Don´t you think that eventually any other team would have discovered the double helix, perhaps in a lapse of months?

I have no doubt that, given a little more time, somebody else would have come up with the structure of DNA.  One possible candidate was of course Erwin Chargoff, who had made a vitally important observation about the nucleotide ratios in DNA.  But Pauling was obviously another rival who might easily have worked it out and relatively soon.

5- Is epigenetics a hyped concept?

I think that it is being overly hyped right now, but that isn’t to say it is not very important.  I am particularly interested in the many current lines of extrapolation of epigenetics to treatment of hereditary diseases.  But even with this I think the answers are likely to come from understanding the genome as a whole, including the previous understanding of protein-coding genes, and, of course, the expanding implications for physiology and biochemistry.  For example, we are encountering some difficulties with getting RNAis into cells, particularly in the central nervous system.  It may be just as important to understand the minutiae of how the epigenetic system works and thus to work on the precise biochemistry of how epigenetic mechanisms such as RNAis and long chain RNAs work rather than simply manufacture RNAis.
  
6- While writing the book, what have you discovered about the genome that  impressed you the most? In your career as a scientific writer you have had the opportunity to meet a lot of scientists and  to become aware of very interesting ideas and techniques. What has been the most astonishing thing (book, person, or idea…) that has changed your view about life and biology?

That’s a really difficult question to answer.  If I had to pick interviews that changed my own career, it would be the interview with Terry Yates, when I discovered the meaning of virus-host coevolution (I would call this viral symbiosis) and the subsequent related conversation with Joshua Lederberg in which we discussed whether or not it was worth while taking this same idea further.  Other colleagues who influenced me a lot would have to include Lynn Margulis, who encouraged me to develop the concept of viral symbiosis, even when she had the most peculiar notions of what viruses were, and also my two friends and colleagues, Luis Villarreal and Erik Larsson.

7- Some people have the feeling that the Human Genome Project  has not met the expectations raised. For example David Dobbs speaks about MAGOTS (many assorted genes of tiny significance): there are far too many genes implicated in any disease so as to make changes that easily. What is your view on this issue?

I don’t agree with this view at all.  I think the problem with the 2001 elucidation of the draft genome was its inevitable emphasis on protein-coding genes.  That was what we needed to know at this time.  Protein coding genes amount to less than 2% of the whole genome, but they form a vital part of the whole.  What we lacked at this time was the knowledge of how the gene profiles differed in different cells – in other words the human proteome.  Thanks to the Swedes, we now know this.  And we also lacked the understanding of how the expression of genes was controlled at any one time in any different cell.  This is down to the interaction of the epigenetic and genetic systems.  We also lacked understanding of the huge viral component of the genome, which is still being evaluated right now.  Only when we know how the system works as a whole can we possibly aspire to change it in unfortunate people and families where the genetics has gone wrong.  This is just beginning.  

8- Do you think that we have surprises standing ahead, that we don´t really know what is  going on in our genome? that there are still a lot of discoveries awaiting to be unraveled?

Yes, of course.  There is still much to be learnt about the epigenetic system, in particular the long-chain RNAs, and also the viral component. The palaeontological aspects are very new and likely to expand our understanding of human evolution and migrations.  This emphasises the role of hybridogenesis in human evolution for example (and thus will be extrapolated to hybridogenesis in animals in general).  I brought this up in a lecture in Sheffield and the Professor of evolutionary biology found the new evidence intriguing.

9- How do you foresee the future of genetics, techniques like CRISP , the embryo editing, etc.?

I have little doubt that we are about to change our human evolution by means of genetic engineering.  One might have reservations, ethical and scientific, about this.  But every time we have made such major discoveries in the past we have always ended up applying them.  It will begin with curing disease.  From there it will probably be applied to perfecting purported genetic weaknesses.  For example, every human on Earth is carrying recessive genes and less than perfect genetic sequences.  So I can see a movement where science will offer a kind of genomic clean-up.  I suppose this will be presented as so-called positive eugenics.  Whatever one’s views on this, it is another reason why intelligent non-scientists should be helped to understand the human genome.

10- What are you working on now? Are you already thinking about your next book?

I’m undecided for the moment.  But I do have one or two ideas.  



En castellano:

1- Es un placer tenerle de nuevo en la Nueva Ilustración Evolucionista, Frank. En su nuevo libro nos lleva de viaje compartiendo los descubrimientos más interesantes acerca del genoma. ¿Por qué decidió escribir este libro? 
El placer es mío. Escribí el libro por varias razones. Quizás la más importante es el hecho de que creo que la ciencia de la genómica ha entrado en su edad de oro en la que estamos al fin cerca de entender cómo funciona el genoma como un todo. Esto a su vez está abriendo nuevas fronteras de conocimiento y de nuevas investigaciones (por ejemplo la paleontológica) a la vez que hace más probable el tratamiento de las enfermedades más graves, las que son resultado de aberraciones genéticas. Sentía que la sociedad en su conjunto merecía entender todo ello. Por eso escribí un libro dirigido al lector inteligente, sin tener en cuenta si provenía del mundo de la ciencia o no

2- Al final del siglo XIX la creencia predominante era que la evolución darviniana y los genes no eran compatibles. ¿Por qué existía esa creencia errónea y cómo se superó?
Creo que esto venía de una creencia de que la herencia, y los genes responsables de ella, eran inalterables. Por contra, la evolución requiere que la herencia pueda cambiar. En aquella época no había un conocimiento de los mecanismos que dan lugar al cambio genético y genómico, lo que ahora reconocemos como mutaciones, sistemas epigenéticos de herencia, la simbiosis (genética) y la hibridogénesis. Ahora que entendemos cómo surgen todos estos mecanismos y que hacen posible el cambio de la herencia, tanto a nivel individual como de especie, tenemos ya todo lo que la selección natural necesita para operar. La selección natural no puede operar sin estos mecanismos, a los que yo agrupo bajo el nombre de “creatividad genómica”, y sin la selección natural estos mecanismos no cambiarían el pool genético.

3- Leyendo la historia de Oswald Avery parece claro que su equipo debería haber recibido el premio Nobel. ¿Por qué no se lo dieron? ¿Deberíamos hacer una lista de científicos no premiados con el Nobel pero que se lo merecieron?

Creo que Avery mereció el premio Nobel. Parece que el fallo en reconocerlo comienza con la refutación de sus hallazgos que hace Mirsky, que era considerado el bioquímico y genetista líder del Instituto Rockefeller. Las cartas de Muller confirman esto y parece que esta refutación de los hallazgos de Avery por Mirsky llevó a la extraordinaria situación de que ni un sólo genetista apoyara a Avery ante el comité del Nobel. Es todavía más escandalosos que Avery vivió el descubrimiento de Watson y Crick, ya que falleció en 1955, por lo que el mundo entero debería haber sido conocedor de la importancia de su trabajo, pero a pesar de ello la situación no cambió.

4- Usted alaba mucho la creatividad de Watson y Crick pero en realidad varios equipos estaban compitiendo por descubrir la estructura del ADN. ¿No cree que si Watson y Crick no hubieran realizado su descubrimiento, algún otro equipo lo habría conseguido y probablemente en el plazo de unos meses?

No tengo ninguna duda de que en poco tiempo más alguien habría dado con la estructura del ADN. Un posible candidato era por supuesto Erwin Chargoff, que había realizado una observación vital acerca de los cocientes de nucleótidos en el ADN. Pero Pauling era obviamente otro rival que podría haber encontrado la solución en breve.

5- ¿Se le está dando demasiado bombo a la Epigenética?

Creo que sí se le estando demasiado bombo hoy en día, pero esto no quiere decir que no sea verdaderamente importante. Yo estoy especialmente interesado en las muchas de las actuales líneas de extrapolación de la epigenética para el tratamiento de las enfermedades hereditarias. Pero incluso en éstas creo que las respuestas es probable que vengan de entender el genoma como un todo, incluyendo el conocimiento previo de los genes codificadores de proteínas y, por supuesto, las crecientes implicaciones para la fisiología y la bioquímica. Por ejemplo, estamos encontrando problemas para introducir los ARNi (ARN interferente) dentro de las células, especialmente en el sistema nervioso central. Puede ser igualmente importante entender los detalles de cómo el sistema epigenético trabaja y así trabajar en los mecanismos epigenéticos y bioquímicos concretos como los ARNi y el funcionamiento de las largas cadenas de ARN, más que simplemente manufacturar ARNis.
  
6- ¿Qué descubrimiento acerca del genoma es el que más le ha impresionado mientras ha estado escribiendo el libro? A lo largo de su carrera como escritor científico ha tenido la oportunidad de conocer a muchos científicos así como ideas y técnicas interesantes. ¿Qué ha sido lo más interesante (sea libro, persona, idea…) , lo que más ha cambiado su forma de ver la vida y la biología?

Esta es realmente una pregunta difícil de responder. Si tuviera que escoger una entrevista que cambió mi propia carrera sería la de Terry Yates, cuando descubrí el significado de la coevolución virus-huésped (yo lo llamaría simbiosis viral), y la subsiguiente conversación con Joshua Lederberg en la que discutimos si merecía la pena llevar esta idea más lejos. Otros colegas que me han influenciado mucho han sido Lyn Margulis, que me animó a desarrollar el concepto de simbiosis viral, incluso cuando ella tenía unas ideas my peculiares acerca de lo que eran los virus, y también mis dos amigos y colegas Luis Villarreal y Erik Larsson

7- Algunos piensan que el Proyecto Genoma Humano no ha cumplido con las expectativas. Por ejemplo, David Dobbs habla de MAGOTS (many assorted genes of tiny significance): hay demasiados genes implicados en las enfermedades como para poder hacer cambios de una manera sencilla. ¿Qué piensa de este asunto?

No estoy para nada de acuerdo con este punto de vista. Creo que el problema de la publicación del borrador genoma en 2001 fue el énfasis excesivo en los genes codificadores de proteínas. Era lo que necesitamos conocer en aquella época. Los genes codificadores de proteínas son menos del 2% de todo el genoma, aunque son una parte vital del mismo. Lo que nos faltaba en aquella época era el conocimiento de que los perfiles genéticos difieren entre las diversas células, en otras palabras, el proteoma humano. Gracias  a los suecos, sabemos esto ahora. También nos faltaba el conocimiento de cómo la expresión de los genes está controlada en cada momento en cada célula diferente. Esto se debe a la interacción del sistema genético y epigenético. También nos faltaba entender el enorme componente viral del genoma, que todavía se está estudiando. Sólo cuando sepamos cómo funciona el sistema como un todo podremos aspirar a cambiarlo en las desafortunadas personas y familias  donde la genética ha ido mal. Esto es sólo el principio.

8- ¿Cree que todavía tenemos muchas sorpresas por delante, que todavía no sabemos lo que ocurre en nuestro genoma, que todavía quedan muchos descubrimientos por hacer?

Por supuesto. Tenemos todavía mucho que aprender acerca del sistema epigenético, en particular las largas cadenas de ARNs, y también el componente viral. Los aspectos paleontológicos son muy nuevos y es probable que aumenten nuestro conocimiento de la evolución humana y de las migraciones. Esto enfatiza el rol de la hibridogénesis en la evolución humana, por ejemplo (y esto hay que extrapolarlo a la evolución animal en general). Traté este tema en una conferencia en Sheffield y el profesor de biología evolucionista encontró los nuevos datos muy intrigantes.

9- ¿Cómo ve el futuro de la genética, las nuevas técnicas como la edición genética  CRISPR , la edición de embriones, etc.?

Tengo pocas dudas de que estamos a punto de cambiar nuestra evolución humana por medio de la ingeniería genética. Uno puede tener reservas éticas y científicas acerca de ello. Pero siempre que se han hecho grandes descubrimientos en el pasado hemos acabado aplicándolos. Empezará por curar enfermedades. De ahí lo más probable es que se amplíe a perfeccionar ciertas debilidades genéticas. Por ejemplo, todo ser humano porta genes recesivos y secuencias genéticas imperfectas, por lo que puedo ver un movimiento donde la ciencia ofrecerá una especie de lavado del genoma. Supongo que esto será presentado como una eugenesia positiva. Sea lo que sea que uno opine de esto, es una razón más por la que las personas no científicas inteligentes deberían recibir ayuda para entender el genoma humano

10- ¿En qué está trabajando ahora, está ya pensando en su próximo libro?

No me he decidido todavía pero tengo una o dos ideas 









sábado, octubre 03, 2015

La Cultura del Victimismo

Jonathan Haidt comenta en profundidad, e incluso subraya, en su web un artículo que le ha encantado sobre el origen de las Microagresiones escrito por Bradley Campbell y Jason Manning. El artículo sitúa la aparición de este fenómeno, que ha estallado en las universidades americanas en los últimos años, en una evolución moral que nos ha llevado desde la cultura de la dignidad, en la que vivíamos hasta ahora, a una cultura del victimismo, y lo contrastan también con la cultura previa del honor. Merece la pena resumir el análisis sociológico que hacen estos autores.

Derald Wing Sue define microagresiones como: “las breves y cotidianas indignidades verbales, conductuales y ambientales, intencionadas o no intencionadas, que comunican una actitud hostil, negativa o derogatoria en temas raciales, de género u orientación sexual,  e insultos leves religiosos contra individuos o grupos”.  Sue pone como ejemplo de microagresión que alguien le pregunte de donde es y no se quede satisfecho con la respuesta “- de Portland”. Otros ejemplos son decir a un norteamericano asiático que habla muy bien inglés, agarrar el bolso cuando un afroamericano entra en el ascensor, o mirar las muestras de afecto de gays y lesbianas en público. El término apareció en los años 70 del siglo pasado pero es ahora cuando se ha puesto de moda con varias webs dedicadas a denunciar el problema, donde la gente puede remitir sus ofensas.

Las microagresiones tienen algunas características como son la dependencia de terceras partes. Alguien que se siente ofendido puede reaccionar de diversas maneras: agresivamente, cortando la relación con el ofensor sin confrontación, hablándolo con el ofensor, etc. Sin embargo, la característica principal de las webs de microagresiones es que airean los agravios y animan a difundirlas a todo el mundo, a personas que nada tienen que ver con el asunto. Podemos decir que se trata de un cotilleo masivo. Las personas siempre han cotilleado (cotilleo: charla evaluativa acerca de alguien que no está presente) sus problemas a amigos, familiares y conocidos, pero no de forma indiscriminada. Los niños presentan sus quejas a los adultos y los adultos a los tribunales del sistema legal. Explicar las microagresiones, por tanto requiere explicar las condiciones que llevan a las personas a trasladar sus problemas a terceras partes.

Estas webs se dedican a buscar y mantener apoyos para lanzar cruzadas morales contra injusticias que presentan como  muy graves y sistemáticas exagerando, o falsificando incluso, muchas veces las ofensas. Se produce también una “sobredependencia legal “, una atrofia de la capacidad para manejar pequeños problemas interpersonales. En el fondo se trata de conseguir el suficiente apoyo para obligar a las autoridades a que actúen. Lo curioso, también, es que estas quejas florecen entre las poblaciones más educadas y pudientes de las universidades americanas y no entre los más pobres. Parece que cuanto más igualitaria es una sociedad nos sentimos agraviados por cosas cada vez más pequeñas.

En definitiva, el marco en el que aparecen las microagresiones es el de una sociedad diversa culturalmente, igualitaria, en la que hay unas terceras partes poderosas (autoridades legales , académicas, administradores…). Pero un ingrediente necesario son las redes sociales (Internet, Facebook, Twitter…) ya que sin ellas no sería posible difundir las ofensas de la forma masiva que se requiere. Pero ¿cómo explicamos este fenómeno? 

Campbell y Manning hablan de que se ha producido una evolución en la cultura moral de Occidente. En los siglos XVIII y XIX la mayoría de las sociedades de Occidente pasaron de la cultura del honor a la cultura de la dignidad. En las culturas del honor es la reputación lo que hace que alguien sea honorable o no y uno debe responder agresivamente a insultos, a agresiones y desafíos o perder el honor. No luchar se considera una debilidad moral. La gente honorable es muy sensible a los insultos y responde inmediatamente. Las culturas del honor aparecen en lugares donde no existe una autoridad legal fuerte y uno mismo tiene que sacarse las castañas del fuego.

Pero al pasar a la cultura de la dignidad se considera que en vez de honor las personas tienen dignidad y que es inherente a la persona, por lo que no puede ser alienada por otros, ni tiene que ser demostrada. La dignidad existe independientemente de lo que otros piensen por lo que la reputación social es menos importante. Los insultos pueden ser importantes pero ya no destruyen el honor y la reputación de una persona como ocurría anteriormente. Incluso está bien visto tener la piel dura y pasar de esas provocaciones. Esta cultura aparece cuando hay una autoridad fuerte y un sistema legal que funciona. Las ofensas graves (robo, asalto, ruptura de contrato, etc.) se llevan a los tribunales y las ofensas menores se arreglan personalmente , hablando y discutiendo el problema, o se pasa de ellas.

Pero ahora, según Campbell y Manning, se está produciendo la transición desde una cultura de la dignidad a una cultura del victimismo que tiene características que no encajan ni con la cultura del honor ni con la de la dignidad. La gente ahora es muy sensible al insulto, como en las culturas del honor, pero no responde personalmente sino que busca la ayuda de terceras partes. Esto sería anatema en una cultura del honor. Por otro lado, las personas integradas en una cultura de la dignidad entienden lo de recurrir a terceras partes pero no para ofensas menores. Así que es como un remix de ambas culturas. El victimismo es una forma de atraer simpatías y  ser víctima confiere estatus moral (a la vez que se rebaja el estatus moral del ofensor) de manera que se produce así una espiral de competencia a ver quién es más víctima.

Resumiendo, estamos viviendo ahora un choque entre la dignidad y el victimismo de la misma manera que antes lo hubo entre honor y dignidad. En las sociedades actuales, atomizadas e igualitarias, pequeñas ofensas generan gran angustia y se recurra a terceras partes. Si añadimos a la mezcla las nuevas tecnologías de la comunicación el resultado es la emergencia de una cultura del victimismo que probablemente se irá extendiendo.

@pitiklinov

Referencia:


(incluye enlace al artículo original completo)