miércoles, septiembre 26, 2007

¡A trabajar vagos!


Mi padre me dice que las carreras universitarias sirven (o deben servir) más para estructurar la mente de una determinada manera que para aportar conocimientos específicos inmediatamente aplicables a una profesión. Si la carrera es exitosa será por tanto debido en mayor medida a que al estudiante le hayan enseñado a razonar de una determinada forma que a que le hayan transmitido múltiples conocimientos. El filósofo italiano Giambattista Vico decía que el conocimiento se adquiría haciendo. Así en las profesiones la experiencia es algo más que un grado. La formación universitaria ha de servir para preparar a los futuros profesionales a enfocar las realidades con las que tendrán que lidiar con la óptica adecuada, que, en un momento dado del tiempo es la del paradigma predominante en su área de conocimiento y especialización. Por ejemplo en biología tenemos la teoría de la evolución y en economía los paradigmas neoclásico y liberal. Cuanto mayor es la especialización, es decir, cuanto menos generalista es el trabajo, más necesario es el conocimiento puro y duro y menos el enfoque. Pero en toda disciplina es precisa una perspectiva general que de coherencia a los hechos, que los sitúe en un contexto. El marco de referencia es imprescindible. Pensemos en el derecho: sin un conjunto de normas, sean estas escritas o establecidas por costumbre, por las que se garanticen los derechos individuales, que sirviesen de referencia obligada de las instituciones y poderes, limitándolos y de esta forma conformándolos, reinaría la arbitrariedad. Y hago bien en decir “reinaría”.

El ser humano no está preparado para un mundo caótico. Su mismo cerebro busca el orden en todas las cosas, y, a ser posible, la cosmovisión. A falta de pan buenas son tortas, y si no se tienen explicaciones completamente satisfactorias se usan sucedáneos. Nuestro afán de ver orden es debido a su utilidad en la lucha por la vida, pues busca orden quien crea orden. El lóbulo frontal, al que llaman sede de la civilización, que es lo que tenemos especialmente desarrollado, lo que nos hace humanos, es la fuente de la planificación, de la mirada puesta en el futuro, de lo mediato frente a lo inmediato, de la reflexión, de la paciencia, de la espera. Gracias a él somos constructores, manipuladores que utilizan herramientas complejas, sociales de una manera que supera el desparasitado, previsores, inversores y, por tanto, en un sentido estricto, capitalistas, al generar y acumular capital. La Civilización no se podría levantar sobre actos reflejos, sobre estímulos-respuestas y lucha/huída. La Civilización puede tener mucho de nuestro instinto, que se proyecta en nuestras instituciones, pero es también prueba de que ese instinto no se satisface directamente.

Las profesiones son una consecuencia de la división del trabajo, que es asimismo una consecuencia de la planificación que nos es propia. El hombre ha pasado, con el desarrollo de su lóbulo frontal, de repartir el alimento a repartir las tareas para lograr el alimento y de esto a repartir las tareas para mantener el entramado creado para crear y distribuir alimento y entretenimientos para el naciente ocio. La cúspide de esto está en la sociedad del conocimiento y los servicios. No puede haber desarrollo neurológico más exitoso desde el punto de vista evolutivo. Ningún otro animal nos hace sombra, y ello pese a que carecemos de garras, de dientes afilados, de movimientos rápidos, etc etc.

Muchos son los que sufren porque se sienten desvinculados de la naturaleza. Esto se debe a que no comprenden y no aceptan que la Civilización y todos sus artefactos y artificios son eso, naturaleza. Lo que le sucede a nuestra creación es que es indirecta y más compleja de lo que cada uno de nosotros individualmente puede llegar a abarcar con su mente, a entender cabalmente y a englobar en una cosmovisión satisfactoria. Por ello se crean sucedáneos espurios como la vuelta a la naturaleza ecologista, el mantenimiento a ultranza de valores e instituciones tribales caducas de los nacionalistas y fundamentalistas y la falacia comunal-estatal socialista. A falta de pan buenas son tortas. Nos quedamos sin el pan que proporciona el capitalismo y acabamos a tortas....

El cerebro humano es un producto de la evolución biológica y, como tal, está adaptado a un entorno dado. Ese entorno quedó aparcado en Africa (o en algún otro lugar, eso es lo de menos), y el rápido desarrollo de la Civilización ha creado uno nuevo completamente distinto, que, por ser creado y seguir siendo creado por la sinergia de cerebros humanos intercomunicados e interaccionantes y ser mamado desde la cuna, es hasta cierto punto cómodo y aceptable. Pero nos falta algo. Sentimos la “llamada de la Selva” o, sería mejor decir la “llamada de la Sabana”, y tanto más cuanto más ocio hemos creado, mayor es el período de nuestra neotenia empleado en el aprendizaje de la cultura y mayores son por tanto los medios que nos separan de los fines. Preferiríamos formar parte de grupos humanos más reducidos, tener un entorno más verde, ver menos artefactos alrededor, recorrer las distancias a pie y un largo etcétera de todas aquellas cosas que eran satisfactorias en nuestro remoto pasado. Pero todo ello supone una memoria “filogenética” selectiva, puesto que ahora no estamos expuestos a los males y la escasez de entonces, y creo que nadie podría sentir nostalgia de ello. Tenemos que seguir avanzando en la Civilización, seguir poniendo medios para eliminar o reducir la escasez, las enfermedades, los peligros varios del ambiente, seguir capitalizando. Estos males en su conjunto nunca desaparecen del todo, simplemente se mantienen apartados por un esfuerzo continuado pero bien distribuido entre todos nosotros. Y en el camino civilizatorio quizá podamos, poco a poco, rodearnos de aquello que nos gusta, que siempre nos gustó, de la naturaleza virgen, de la naturaleza no convertida en medio para satisfacer la naturaleza humana....o, mejor sería decir: de la naturaleza virgen convertida en medio para satisfacer nuestra sed de naturaleza virgen. Y de paso disfrutar de los bienes de la Civilización y de la tecnología.

Además: ¿no satisface también nuestra especial naturaleza el poner medios para lograr fines?. Esto se constata cuando uno no lo hace, que se siente cerdo, vacío, aburrido, fracasado, necio, mal....inadaptado ya no solo a su ambiente social sino a sus propios imperativos internos.

“Frugalidad y laboriosidad”, como decía Franklin....¡y como demandan nuestro cerebro y el mantenimiento y mejora de la Civilización!.

viernes, septiembre 21, 2007

Enfoques nomotético e idiográfico

Hace unos años leí un libro de Marvin Harris en el que este antropólogo americano exponía sus ideas acerca de las perspectivas nomotética e idiográfica para el análisis de los fenómenos culturales y sociales. No mucho tiempo después hice una búsqueda en Internet con la intención de refrescar estos conceptos, pero no encontré ningún sitio web en el que se explicasen. No tengo idea de cómo estará la cosa ahora, pues no he intentado la búsqueda, pero me gustaría ampliar la información para quien tenga interés en ella, así que esta será mi pequeña aportación.

La vieja idea de que el árbol no deja ver el bosque y el bosque el árbol nos vendrá bien como sencilla imagen para comprender estos enfoques. Cuando uno observa una sociedad o una cultura nomotéticamente está mirando el bosque; si lo hace idiográficamente mira los árboles. Harris empleó estos términos en relación a las distintas perspectivas del estudio antropológico. La Escuela de Franz Boas era netamente idiográfica mientras que sus propias ideas de materialismo cultural eran nomotéticas. Sin embargo fuera de las ciencias sociales podemos encontrar ambas tendencias de análisis entre las personas, y, curiosamente, tales tendencias marcan también las tendencias políticas. Así la izquierda es fundamentalmente idiográfica, tanto en su valoración de los problemas sociales como en sus ideas sobre la libertad, y la derecha es nomotética en los mismos asuntos.

Pero ¿qué significa exactamente mirar la sociedad y la cultura nomotética e idiográficamente?. Si la imagen del bosque y los árboles no es suficiente definiremos mejor los términos.

Si yo miro a la sociedad o a la cultura y busco en ellas aspectos comunes, esenciales, universales; si busco en sus interacciones internas y con otras sociedades y culturas pautas y regularidades, si, en definitiva, yo generalizo, si doy un papel metodológico fundamental a la estadística, si observo las normas y costumbres, así como las ideas “desde fuera”, adopto un enfoque nomotético. Este podrá reducir la complejidad a términos más manejables, pero al hacerlo necesariamente eliminará matices y detalles de las individualidades, por otro lado tan importantes.

La mirada idiográfica es más compasiva, si se puede decir de esta manera. Se atiende por encima de todo a las ideas y comportamientos, hábitos y costumbres de las personas individuales, apreciándolos en toda su riqueza. Uno trata de ponerse en el lugar del otro y comprender sus razones. Así, no se mira al otro (entendiéndolo como grupo), desde fuera, como en el enfoque nomotético, deliberadamente distanciado e impersonal, sino desde dentro, desde las vísceras. Esto puede impedir que se analicen las cosas fría y racionalmente, algo completamente necesario si se quiere hacer ciencia rigurosa.

Del mismo modo que el nomotético generaliza el idiográfico personaliza y, en su faceta científica, si la tiene, se especializa. Siente el idiográfico una repugnancia natural hacia las generalizaciones, la mayoría de las cuales le parecen especulaciones sin base sólida, y prefiere antes “el caso” que “la ley”.

En política, como decía, estos dos modos de ver las cosas, cada uno con sus virtudes y sus defectos, son un poderoso polarizante psicológico. Analizando la economía y el derecho, por ejemplo, los nomotéticos se siente inclinados a apreciar normas generales e impersonales que sirvan de marco para el desarrollo espontáneo, libre e impersonal del mercado, mientras que los idiográficos creen que se debe legislar para corregir las imperfecciones de la sociedad, tan patentes cuando se fija uno en los “fracasos” de individuos de carne y hueso y las injusticias diarias cometidas en esa tierra de nadie más allá del marco de la ley, y creen asimismo que la economía no puede funcionar autónomamente sin generar muchos “casos” fracasados.

En una cuestión social tan importante como es el encuentro y la interpenetración de las culturas y las sociedades, que hoy con la globalización es más que evidente, las perspectivas nomotética e idiográfica nuevamente difieren. La primera incide más en el Choque y la segunda más en la Alianza de las Civilizaciones. El nomotético ve las diferencias esenciales entre las culturas, pues observa la cultura misma, mientras que el idiográfico ve en todas ellas las similitudes, pues en todas ve personas.

Un concepto tan manido y poco aclarado como la libertad es del todo divergente entre nomotéticos e idiográficos. Para un analista idiográfico es del todo necesaria la libertad del individuo para hacer cuanto desee, para realizarse dentro del cuerpo social. Ello puede llevar a que se busquen privilegios para ciertas comunidades o grupos de los que uno forme parte sin percatarse de que se obtienen a costa del resto de la sociedad. Un analista nomotético cree en la libertad asociada a la responsabilidad. La sociedad se desentiende de la suerte de las personas, que deben ocuparse y preocuparse de su lugar en ella. La voluntariedad prima en la caridad, el mecenazgo en las artes. El Estado representa un papel de mero garante de los contratos y del cumplimiento de leyes de carácter general e impersonal. El individuo es libre para hacer lo que quiera dentro del marco de la legalidad vigente y del respeto a los derechos fundamentales de los demás (siendo estos derechos fundamentales un número muy reducido). Y si fracasa debe asumir que se debe a su propia incompetencia o dejadez.

También la visión de la naturaleza humana está condicionada por cual de estas dos perspectiva se adopte. El idiográfico cree en la tabla rasa, en la importancia de la cultura y la sociedad, del ambiente humano, para moldear las personalidades, para crear los individuos. Si uno mira a quien fracasa “desde dentro”, si es él mismo o se pone en su lugar, podrá proyectar en la sociedad la culpa, la responsabilidad de su situación. Es lo que se denomina en psicología social “atribución”. Todo mal (e incluso todo bien) se atribuye a causas externas, especialmente a intenciones y actos de otros. El nomotético cree en cambio en la naturaleza humana innata, en los aspectos más universales de nuestra conducta y nuestra personalidad, así como en las diferencias no achacables a la acción de la sociedad sobre el individuo. La sociedad no es responsable de la suerte de sus componentes.

El enfoque que hago sobre lo nomotético e idiográfico es netamente nomotético, con todas las carencias y defectos que ello conlleva, y así soy yo. No puedo dejar de posicionarme al respecto, puesto que creo que la sociedad precede al individuo al menos en una cosa: si la última no funciona el primero se verá en una situación muy precaria. Si por proteger unos cuantos árboles escogidos por una observación compasiva y atenta se quema el resto del bosque es muy probable que todo el ecosistema de la zona se venga abajo, echando abajo también a esos pocos árboles. Así creo que la sociedad debe ser libre en un sentido liberal de derechas, es decir, en su vertiente económica, básicamente, y que cada individuo ha de valerse por sí mismo (con ayuda de los suyos y de todos aquellos que voluntariamente decidan ayudarle) para salir adelante, lo cual es un estimulante y un generador de impulsos productivos. No obstante comprendo que el mundo puede ser –y de hecho es- un valle de lágrimas, y que existen muchas injusticias e imperfecciones en el funcionamiento de la sociedad. ¿Y qué hacemos para corregirlas –correr un estúpido velo?. Y es que en esto no me queda otro remedio que ser idiográfico: hay que prestar un mínimo de atención a los matices. Los inmigrantes musulmanes pueden representar un grave problema, pero no dejan de ser personas, y no es igual un pakistaní que un marroquí, así como no es igual un marroquí de Casablanca que uno de pueblo, por no hablar de las diferentes personalidades de cada uno, independientes de su procedencia. Igualmente los parados de larga duración pueden ser, muchos, personas que han desaprovechado oportunidades, pero muchos pueden estar sufriendo un revés de la fortuna no atribuible enteramente o en absoluto a sus deméritos. Etc.

Las personas son muy importantes y, en última instancia, la realidad humana. Pero debe salvarse la sociedad para salvarlas, antes que salvarlas provisionalmente deteriorando o destruyendo su hábitat, que es la sociedad, con políticas benevolentes y cortoplacistas.
Por cierto: ¿no es idiográfico decir que las personas no somos totalmente nomotéticas ni idiográficas?. Pero así es.

domingo, septiembre 16, 2007

Llegó un momento en el que, En Europa, las constituciones nacionales eran los únicos textos que hablaran de valores morales y éticos sobre los que nadie había escupido. 2500 años de estudios sobre filosofía, ética y moral se habían quedado en una enumeración de derechos y deberes en las relaciones entre el Estado y el individuo que no decían nada sobre las relaciones de los individuos entre si. No es extraño que la ideología resultante de la asunción de esos derechos políticos no como tales, sino como los únicos valores tolerables, el Laicismo, fuera una ideología Estatista, antiliberal, totalitaria y violenta.

Esos textos, se acabaron convirtiendo en catecismos para ese tipo de personas bienpensantes que necesitan algo externo no discutible a lo que aferrarse para sentirse superiores y también para ese tipo de personas sin escrúpulos que los utilizan como palanca para su dictadura personal. Desde Otegui hasta ZP, todos utilizan los valores paralizantes del laicismo a su conveniencia y se llenan la boca de Democracia, solidaridad, tolerancia, paz, pluralismo etc.

El laicismo es lo que queda después de negar, ridiculizar, arrasar el derecho que cada uno tiene a juzgar y a discriminar por si mismo, decir lo que le gusta y lo que no, lo que cree y lo que no cree y obrar en consecuencia. El Laicismo llena el cascarón vacío de la vieja Europa, ya esteril para toda acción creativa.

miércoles, septiembre 12, 2007

Espejismos


La idea de que somos pensadores por imperativo biológico la tuve hace tiempo, cuando, en medio de un interminable monólogo interior, me percaté de que toda esa reflexión no era más que una asimilación de lo pasado, una reordenación de prioridades y una preparación para el futuro, en definitiva un aprovechamiento de una tregua para reprogramar la acción, una paz armada con mi entorno. Evaluaba diversos aspectos de mis circunstancias personales, fundamentalmente sociales, así como de mi comportamiento, contrastando lo acaecido y lo que cabía esperar con informaciones tomadas del medio cultural, hábilmente guardadas durante los años en forma de abstracciones útiles, de herramientas conceptuales, acaso de prejuicios. Creía llevar mis consideraciones a grandes alturas (muchas veces acabando en las nubes, o en medio de una espesa niebla a ras de suelo suponiendo estar en lo alto), pero, por mucho que abstrajera, los orígenes de mis ideas, y su verdad profunda, eran del todo humildes y terrenos, apetitos no más. Como depurado y afortunado producto de este pensar sintiente surgía, alguna vez, alguna idea que parecía escapar al yugo de la necesidad, alguna idea que parecía proclamar su independencia del mundo, su perfección, su verdad intemporal. Probablemente esa idea era solamente un espejismo de absoluto.



Otra vertiente de este aprovechamiento (en términos de supervivencia) de las circunstancias calmas es la de la adquisición de información. No había reparado en ella, aún estando estrechamente relacionada con la de la reflexión, en mis reflexiones, por estar cegado con ese juego de espejos reflexivo y un tanto egocéntrico (en el mejor sentido del término, provocador ocasional de espejismos de absoluto). Pero ahí estaban esas abstracciones útiles, esas herramientas conceptuales, esos prejuicios, adquiridos a lo largo del tiempo. En palabras de Irving Biederman, Catedrático de Neurociencia, y su pupilo Edward A.Vessel, somos “infodevoradores”. En el artículo donde exponen esta idea profundizan en los mecanismos neurológicos del placer ante la adquisición de nueva información (idea que no necesito desarrollar aquí). Es muy importante distinguir, cosa que los citados autores no hacen (pues no les es preciso para desarrollar sus ideas), entre la novedad experiencial, que puede ir asociada al displacer, y la informativa. Como yo en más de una ocasión he dicho a mis familiares y amigos en relación con mi trabajo administrativo: “un papel no muerde”. Es decir, la información pura, desnuda, transmitida por la palabra o con imágenes, y generalmente por la vía cultural, venga esta en papel o en la alocución de un orador, es inocua en el momento en que se recibe, mientras que tanto las personas luchando por situarse en el mundo como las otras bestias y los indiferentes elementos pueden ser de lo más dañinos. Adquirir información por tanto es algo que mientras se hace no produce daño, y resulta ser, además, algo que nos hace más fuertes, al hacernos más sabios. “Todo lo que no me mata me hace más fuerte”, decía Nietzsche. Debiéramos corregirle y apostillar: “si nos informa”. De todo mal se extrae algún bien si se sobrevive a él en buenas condiciones. El refrán “No hay mal que por bien no venga” quizá sea una exageración, pero es obvio que de todo mal del que se aprenda se saca la información en positivo. Pero si además de recibir información lo hacemos sin sufrir al hacerlo daño alguno se obtiene una mayor fortaleza al bajo precio de la atención. El aprendizaje no será igual de “fuerte”, ni nos hará igual de “fuertes” por cada unidad de información, puesto que lo que mejor se aprende se aprende haciendo, en plena acción y asimilando las circunstancias como un todo en un baño de neurotransmisores y de emociones, pero será lo suficientemente fuerte para soportar el peso de la evaluación en futuras contingencias. Más aún si tenemos en cuenta el poder acumulativo de la información, y la capacidad de crear paradigmas y redes a partir de ella, que sirvan de marco para encuadrar la realidad percibida y dar sentido al cosmos.

Es posible que mucha de la información que recibimos en condiciones de relativa calma sea falsa. Muchos espejismos de absoluto se filtrarán por entre las ideas aprovechables. Pero mientras se ignoren aspectos relevantes del cuadro, mientras existan piezas del puzzle de la realidad perdidas, nuestra mente completará la imagen igual que el ojo lo hace con el campo visual. Así es como surgen los mitos, y no se puede luchar contra ellos sin perder la coherencia.

En el desarrollo psicológico infantil se pueden apreciar, mejor que en ningún otro estado de la mente humana, los cambios que se producen en la compresión del mundo con el aprendizaje, y la forma mítica de rellenar las lagunas. A un niño le puedes explicar las cosas tal cual son o, para ser menos arrogantes, tal cual las ve una mente adulta “culta”, bien informada de acuerdo con los conocimientos de su sociedad. Pero el niño, que no está capacitado aún para comprender todas las sutilezas, todas las ambigüedades, todas las complejidades, todos los conceptos y significados que encierra una concepción adulta, rellenará lo que no entiende con lo que sí entiende. Creará pues, a partir de la explicación adulta interpretada con su más ignorante mente infantil y de los datos adquiridos en su corta experiencia, una idea o cuerpo de ideas, que no se corresponderán con las que trataba de transmitirle en adulto, y que tendrán un claro componente mítico. La “realidad” quedará desfigurada a la luz tenue del entendimiento infantil.

Richard Dawkins, en su Espejismo de Dios, adelanta una teoría acerca de la transmisión del “meme” de la religión intergeneracionalmente, idea que no comparto. Para él el mal está en el emisor de la información, que llena la mente infantil de sus memes perversos, junto con otros más útiles. Digamos que Dawkins cree que la cultura que pasa de una generación a la siguiente tiene cosas buenas y malas, y que todas se transmiten juntas, pudiendo evitarse esto discriminando. Yo en cambio veo el mal, si es que se le puede llamar de esta manera, en el receptor, al menos desde un punto de vista evolutivo. El niño transfigura lo que sus mayores le cuentan. En la infancia de la humanidad, por muy infodevoradores que fuéramos, disponíamos de poca información. Lo que los padres pasaban a sus hijos eran fundamentalmente concepciones míticas, y los hijos las asimilaban con naturalidad, pues la ignorancia era generalizada. Conforme la humanidad fue desarrollando técnicas y adquiriendo conocimientos más detallados de su medio natural, el desfase entre el adulto y el niño se fue ampliando. La neotenia reforzó esta diferencia, si cabe. Así el niño seguía asimilando mejor los mitos y con más dificultad el evangelio (buena nueva) de la sociedad de compleja división del trabajo y gran desarrollo tecnológico. Lo primero que aprenden (y/o inventan) los niños es, pues, el mito. Es difícil razonarle a un niño. Muchos psicólogos benevolentes creen en ese estilo de educación, pero nunca se ha demostrado que funcione (antes bien al contrario). A veces, para conseguir manejar a los niños, es mejor descender al terreno del mito infantil y hablar al pequeño en términos maniqueos, de monstruos y de santos, del hombre del saco y de ese otro hombre del saco de juguetes que viene en Navidad, apelando a emociones primarias.

Haeckel decía que la ontogenia (desarrollo del organismo) recapitulaba la filogenia (su pasado evolutivo). Visto así el desarrollo psicológico del niño iría de una visión del mundo más primitiva, más mítica, a otra más realista, que se alcanzaría en la edad adulta. Al margen de dónde se halle la frontera entre niñez y madurez, adolescencia mediante, es claro que muchos humanos considerados, por su edad, como adultos, padecen un complejo de Peter Pan mítico, un pensamiento mágico, que les hace concebir la realidad, el Cosmos, de una manera simplista y soñadora. Dawkins cree que estos adultos padecen el espejismo de Dios. Aunque yo prefiero decir que padecen espejismos de absoluto, puesto que, entre los creyentes, los hay más y menos maduros en su fe.

También padecen un espejismo de absoluto, paradójicamente, los adoradores de la razón. Las lagunas que otros rellenan con mitos y fábulas de corte religioso las rellenan ellos con conclusiones provisionales a partir de datos parcialmente contrastados. Quizá su rellenado del cuadro, del campo visual del alma, sea más coherente con la realidad percibida y las redes de información disponibles en el momento de la observación, pero sigue siendo un rellenado, y en esencia ignorancia que busca dar sentido al todo.

Dawkins extrae conclusiones categóricas, y padece la mitomanía de la ciencia. Hay para él también una lucha maniquea entre el bien y el mal, siendo el bien la razón y el mal la religión. Y al final de su “espejismo”, que yo llamaría en su caso “espejismo de absoluto”, nos menciona lo maravillosa que es la naturaleza y lo poco que sabemos de ella, sin percatarse, parece ser, de que la grandeza del cosmos, nuestra pequeñez y la ignorancia acerca de él, exigen humildad no solamente de los creyentes, sino también de los ateos, que ignoran por completo, para empezar, si hay o no hay Dios. Dawkins nos habla de probabilidades, pero aplica la estadística a lo inconmensurable e ignoto.

Somos infodevoradores. Buscamos la información más barata y más accesible. La cara, como el caviar, es para “los ricos”, es decir, para los que disponen de tiempo. Si la vida nos deja vivir, si la supervivencia no es una cuestión inmediata, como ha sucedido a lo largo de nuestra historia evolutiva y sucede aún hoy en casi todo el mundo, si disponemos de ocio para reflexionar y aprender tras una extensa etapa infantil de mitos y leyendas (o bien de un trabajo que consiste precisamente en la reflexión y el aprendizaje), como Dawkins, quizás nos volvamos adultos ateos. Después de todo uno da distintos sentidos al todo según su nivel de información y bienestar, aunque la madurez psicológica, igual que la física, no implique llegar a una negación de lo que se ignora.

Algunos mitos pueden ser eso, mitos, pero pueden ayudar a vivir, a tener una noción y una sensación de comprender, y la tranquilidad que ello entraña. Pero algunos arrogantes, desde el cómodo púlpito de la Razón absoluta, del espejismo de absoluto de la Razón, quizá se crean que pueden adoctrinar a la humanidad sobre cual es el camino que ha de seguir, o sobre cual no debe seguir. Allá ellos, encontrarán muchos oídos sordos.

lunes, septiembre 10, 2007

Acabar con la herencia de Pablo Iglesias

Todavía albergo la esperanza de que la descomposición del PSOE acabe con la herencia de ese tarado radical despendolado y semi-analfabeto llamado Pablo Iglesias. ZP es su transfiguración exacta para una época como ésta donde no hay golpe de estado si no se toman previamente las antenas de televisión.

ZP dijo pocos diás después de la victoria del 11M, en el congreso del PSOE, que si Pablo Iglesias viviera le hubiera dado una calificación de "notable". Conociendo las ideas y los métodos de Iglesias, es de entender por qué piensa ZP que le asignaría esa calificación. A diferencia de toda los socialistas europeos de su época, a excepción, quizá, de Mussolini tiempo después, Iglesias despreciaba la democracia y amenazaba de muerte a la derecha en pleno Congreso, en el mismo hemiciclo donde hoy en día se sientan los Diputados.

Es lógico que el partido que éste fundó protagonizara,en los años previos a la guerra civil, el periodo mas gangsteril de la política durante todo el siglo XX. En aquella época Los asesinatos que el PSOE cometió estando en el poder ocultaron su corrupción, En la post-transición la tendencia continuó, pero se invirtieron los términos entre ambas cosas. Está por ver cual de las dos actividades predominará en la época de ZP.

No es que no haya socialistas honrados. Los hay, aunque forzosamente tienen que estar mal informados sobre la historia de su partido y sobre la historia moderna de España. A lo largo de la transición son muchisimos izquierdistas los que han acabado conociendo esa historia y simultanemanente han acabado aceptando que la condición humana no admite utopías terrenales. Por eso se han vuelto liberal-conservadores. Pero pocas de eseas personas eran del PSOE. La mayoría eran comunistas o independientes de izquierda. Eso es así porque al PSOE no lo definen las ideas, sino la pertenencia. El PSOE es una maquina para obtener el poder y repartirlo a base de teatralizar histriónicamente su supuesta preocupación por los oprimidos. Y los que orientan su vida en función de los pastos, no cabe duda de que el PSOE es la mas formidable máquina en la cual pastar. Los que, en cambio, se guian por sus principios ni siquiera entran en él o hace tiempo que ya no están.

Es una desgracia que todas esas personas que se han ido de la izquierda no se hayan integrado como políticos en la derecha. Quizá porque ya en la izquierda tampoco estaban, dado su espíritu critico. Es una pena, porque la acción política en la derecha siempre ha tenido un exceso de registradores de la propiedad y niños bien que no se pueden hacer idea de con quien se la juegan ni aún después de que se la hayan hecho. Este no es un pais normal, y la derecha politica no quiere darse cuenta de que tiene un hermano malcriado como mínimo, el PSOE, que no necesita precisamente condescendencia ni mimos ni que le sigan la corriente. La derecha necesitaría una entrada en política de izquierdistas desencantados para hablar al PSOE en su mismo lenguaje.


sábado, septiembre 08, 2007

El peligro del mercado en este mundo virtual

Durante las vacaciones he estado viendo algo de televisión. Nunca me acostumbro a verla. La tele me molesta profundamente. Una causa del por qué me molesta es porque la tele está fracturando la sociedad; Los programas infantiles ya no enseñan a los niños los valores de los mayores, simplemente intenta atraer su atención con cualquier truco a mano, con todo lo que les gusta a los niños, sea bueno o malo. Los programas dirigidos a las mujeres hacen lo mismo: cotilleo malsano, patológico, inutil. Cada uno es un target, un objetivo y a cada uno se le recrean sus mas bajos instintos. Raramente hay algun programa que puedan ver todos. Porque ya no hay un solo valor ni un gusto que compartan todos. Y el mecanismo que mueve todo esto es la lógica del mercado en el mundo de los medios de comunicación.

El resultado es la desvertebración social a la escala más básica: la familiar. Es mas, los únicos valores comunes que la tele transmite son aquellos dificiles de cuestionar socialemente, es decir los valores politicamente correctos y creo que he demostrado cláramente el por qué, al menos para mi. Por eso, debido al paternamismo hipócrita y aprovechado sobre la mujer, que oculta su cada vez mayor abandono a su suerte, la tele también es un mundo virtual en donde las mujeres vencen a los hombres al baloncesto (como acabo de ver en un programa infantil) o salvan al protagonista a golpe de karate. Es un mundo virtual tan alejado de la psicología y habilidades reales de unos y otras, que no es extraño que haya tanta gente despistada y autoculpabilizada.

El mercado sin medios de comunicación impulsa a unos a satisfacer sus necesidades a través de otros, lo cual lleva a una buena moral en la que los niños quieren aprender a ser hombres, los hombres a comportarse como las mujeres quieren y al revés, en cambio el mercado con los medios de comunicación gráficos dan a cada uno lo que quiere sin pasar por los demás: Juegos sin fin para los niños, cotilleos, moda y ostentación de belleza y poder para las mujeres, pornografía y maquinas para los hombres, y la ración de valores políticamente correctos, que ayudan a la venta, para todos ellos. Somos unos seres visuales y la visión de lo que queremos ya no depende directamente de los deseos de los demás, porque los demás nos fabrican el mundo irreal con los protagonistas que cada uno quiere, a través del mercado y de los medios visuales.

Ahora la izquierda ha dejado de criticar a los medios de comunicación, porque se ha dado cuenta de que éstos son sus aliados en la destrucción de occidente. No es extraño que nos gobierne ZP, el robot tonto reprogramable que dice a cada uno lo que quiere oir, y lo que queremos oir suele ser lo que nos absuelva de esforzarnos por ser mejores.

miércoles, septiembre 05, 2007

La ciencia como evolución (incompleta) de la mitología

Tanto el mago como el científico como cualquier persona tienen objetivos comunes, por el hecho de ser humanos: por ejemplo, influir en la naturaleza y en la voluntad de los demás hombres. El mago y el científico lo consiguen exhibiendo sus conocimientos y su dominio de ambos. No importa que esos conocimientos sean verdaderos o falsos. Basta con que sean convincentes por cualquier método posible. Para los consideren que hablar así de los científicos es blasfemo, por favor, que lean mi post anterior.

El premio de esta actividad son son el reconocimiento, la fama, el poder etc.

La diferencia mas importante es que el científico es como un mago sometido a un escrutinio mucho mayor que el del mago a la hora de obtener ese reconocimiento.

El mago ofrece mitos y demostraciones efectistas que satisfacen el limitado grado de inquietud de las sociedades pequeñas y primitivas habida cuenta del escaso tiempo que tienen las sociedades pequeñas y aisladas, con poca división del trabajo para dedicarse a obtener explicaciones no directamente prácticas. Es universal, entre los antropólogos, la comprobación del poco interés que tienen los habitantes de las sociedades con poca división del trabajo por la indagacion de todo aquello que no sea directamente práctico. Los mitos son el nivel de explicación de la realidad a la que pueden llegar dadas las limitaciones de sus condiciones de vida.

En cambio el científico está en el seno de una sociedad mas grande, con personas que compiten, a tiempo completo, por ese mismo reconocimiento y poder a través de la exhibición de conocimiento. Por eso se dedican a desenmascararse unos a otros y elaborar mitos sobre la realidad a prueba, a su vez, del escrutunio de otros.

Los "descubrimientos", visto asi, son el producto secundario, anunque necesario, de esa lucha por el reconocimiento. Pero, repito, no deja de ser el mismo impulso y el mismo reconocimiento que el de los magos en las sociedades primitivas.

Un mito es una explicación ad-hoc de un fenómeno. Segun esta definición, un tipo de mitos los construyen los padres para satisfacer el deseo de explicaciones de sus hijos. Tambien lo construyen, en todas las sociedades (no solo en las primitivas), determinadas personas con una capacidad especial para la persuasión. En ambos casos, el creador de mitos echa mano de conocimientos que sabe son preexistentes en la mente de los que escuchan y en ambos casos la explicación tiene como objetivo el reforzar sus propios intereses, muchos de los cuales no tienen por qué diferir de los intereses de éstos. Pero otros intereses si. los creadores de mitos compiten, por ejemplo, con otros creadores de mitos. Cuanto mayor es una sociedad, mas brujos y magos en competencia habrá. De ahí viene ese escrutinio mutuo que lleva progresivamente de la magia a la ciencia en las sociedades relativamente libres, que son grandes y abiertas a influencias externas.

Pero explicaciones ad-hoc de fenómenos son casi todas las teorías científicas, desde la teoría de la gravitación a la mecánica cuántica pasando por el psicoanálisis. No hay ninguna explicación de Newton acerca de lo que son la masa o la inercia o la naturaleza de la atracción gravitatoria. simplemente descubre una fórmula matemática que resiste las pruebas de otros.

Es falso que la ciencia se distinga de los mitos por sus realizaciones técnicas. Si uno estudia cualquier profesión tradicional, uno se da cuenta de que cuenta con cientos de mitos que ayudan a explicar, de forma efectiva, aspectos de la naturaleza, como las estaciones meteorológicas, el tiempo atmosférico, la conducta de los animales y peces, la mente de los demás, la resistencia de los edificios etc.

Que haya mayor escrutinio en el caso de la ciencia, no quiere decir que muchos mitos pasen por ciencia, y hay muchos ejemplos: gran parte de lo que se enseña en las facultades de psicología o Sociología. Por ejemplo: El considerar el autismo como el producto de un trauma infantil provocado por los padres ha condenado a la angustia y a la culpa a generaciones de padres inocentes. ¿Es eso ciencia? Si, es ciencia. ciencia de la mala. Osea, magia de la mala. Y sigue habiendo ciencia de esa.

Aún cuando uno cree que uno se abandona a la razón se puede estar fuera de ella rápidamente, porque los prejuicios y las propias percepciones distorsionadas pueden llevar a equivocos, tal como le pasó a Descartes, como les pasa a los deterministas culturales y como le pasa a cualquier científico ansioso de descubrimientos y de gloria que quiere ver regularidades en sus series estadísticas. Por eso la única seguridad de que uno no abandona la razón es la competencia de otros. Es la competencia por el reconocimiento y el consiguiente escrutinio de otros el que acaba por convertir a la repetibilidad de los experimentos y las pruebas como árbitros de ese reconocimiento, lo cual fuerza a su vez a los que compiten a restringirse a la razón, ya que ésta es el único elemento común que se puede considerar como árbitro. El método científico emergería destilado como el conjunto de "mejores prácticas".

En ese sentido lo científico sería el resultado de una evolución que tiene como motor la competencia por el reconocimiento, partiendo de un estado pre-cientifico, que incluiría la magia, la alquimia, la astrología, pasando por estados intermedios como la Física Aristotélica, el psicoanálisis, la sociología etc.

Pero hay vías alternativas para obtener la aquiescencia de la competencia; Por ejemplo, por medio de formular teorías que benefician a todo el gremio en su conjunto. Aunque no tengan ninguna base científica. Solo hace falta que no sean descabelladas. Por ejemplo, toda teoría que lleve a la consecuencia de que los científicos de su rama tengan mas poder social. Así han prosperado teorías como el determinismo cultural en sociología y psicologia, el Keynessianismo en economía, El Calentamiento global provocado por el hombre en climatología, El psicoanálisis, el Marxismo etc. Es decir: Toda teoría que incite a la acción externa planificada, que pone las riendas de la sociedad y las personas en manos de los propios científicos es aceptada mucho mas facil que cualquier teoría que aleje a estos de su influencia.

Hay que tener en cuenta que el deseo de conocer y el placer de descubir es el resultado de una evolución biológica previa para conseguir los mismos objetivos. Y no se puede negar que lo que impulsa a muchos magos, brujos, alquimistas etc es ese mismo placer, además del deseo de reconocimiento.

En ese sentido la parte hegeliana de esta teoría se puede obviar si se considera que tanto los magos, alquimistas como los científicos, estan motivados por el placer de descubrir, pero este placer ha sido seleccionado evolutivamente por el poder que el conocimiento resultante da sobre la naturaleza y los hombres.

El placer de descubrir sería un caso análogo al placer de los artistas, que deriva, evolutivamente, de la eficacia del arte para exhibición de habilidades cognitivas ante los demás. En última instancia, la causa de todo ello sería la supervivencia y la reproducción.

Se ve la plausibilidad de esta explicación evolutiva si se introduce el contexto histórico: Mientras que en las sociedades tribales aisladas los mitos cubren las necesidades de explicación de la gente por un lado, junto con el reconocimiento social de sus autores originales y difusores a través de generaciones por otro.

Pero las ciudades y los intercambios comerciales cambiaron ese ámbito limitado que permitía sobrevivir a los mitos. La civilización griega antigua es un ejemplo de sociedad abierta, en contacto con muchos pueblos y ciudades-estado en competencia. A pesar de que el pueblo, en general, seguía aceptando su propios mitos, ese nuevo contexto da la oportunidad de contrastar mitos provenientes de distintos lugares y también su modo de vida permite la existencia de clases sociales libres de trabajar , que pueden dedicar todo su tiempo a la especulación filosófica o al arte, todo lo cual exige a su vez un tipo de conocimiento que resista el escrutinio de personas mas especializadas. Por ese proceso, la única forma de conocimiento que resiste ese escrutinio pasa a ser la razón y los experimentos repetibles, junto con teorías que son aceptadas por el simple hecho de que refuerzan los intereses de los mismos "sabios" que dan su aceptación. Todo eso es lo que después se lamó ciencia.

Los primeros intentos de elaborar teorías que se puedan aceptar universalmente coinciden con el periodo de mayor esplendor comercial y militar Griego. Por ejemplo la Zenón, discípulo de Parménides intentó apuntalar la intuición filosófica de su maestro por medio de la paradoja de Aquiles y la tortuga, un razonamiento matemático que discutíó con Sócrates y Platón. De la persuasión y elocuencia de las palabras que expresaban intuiciones comunes, se pasaba a ejemplos esquemáticos que capturaban la esencia de los razonamientos y reflejaban lo que se queria decir de forma mas clara, despojada de adornos. Esa desnudez del conocimiento era el resultado de ese escrutinio mútuo.

Históricamente la ciencia y el comercio han ido de la mano. Creo que esta explicación evolutiva resiste bastante bien los datos de la realidad.

El progreso del conocimiento exige sociedades abiertas y relativamente libres con movilidad de personas, porque el proceso es reversible y la decadencia está asegurada, cuando se impone un dogma, sea "científico" o no. En la actualidad, la religión cientifista con su constructivismo social es el auténtico peligro que ahoga el progreso de la ciencia que se desarrolla en Europa. La ciencia y todo lo demás, ya que los periodos de esplendor y decadencia incluyen todos los aspectos de la vida simultaneamente.