jueves, marzo 16, 2006

El Transhumanismo, la izquierda y el futuro de la naturaleza humana.

El Transhumanismo plantea la superación de las limitaciones físicas y mentales humanas por medio de la tecnología para llegar a una nueva era post-humana. El transhumanismo es a la tecnología lo que la izquierda es a la política: una grupo de utopías que intentan transformar el mundo mas allá de la realidad que odian. Afortunadamente, el transhumanismo no pasa de los libros, pero cuando la izquierda se de cuenta de que la naturaleza humana no es transformable por medios políticos así como ha comprobado que no es transformable por medios económicos, entonces la izquierda presumiblemente intentará manipular nuestra biología.

La insistencia en experimentar con embriones con la excusa de obtener células madre, cuando las células madre se pueden obtener fácilmente de tejido no embriónico muestra el espíritu de una izquierda cuyo odio de la realidad y cuya ansia de perfección terrenal está mas allá de cualquier otra consideración o derecho. Ya hay filósofos de la izquierda como Peter Sloterdijk que reclaman ese cambio de rumbo. Una serie de Nietzches tecnologizados nos aguardan a la vuelta de la esquina para meternos en la siguiente dictadura totalitaria. ¿Por que?

Porque, para que que exista un futuro transhumano en el que las raíces de la moralidad humana se puedan trascender precisa de una dictadura política totalitaria y unos conocimientos técnicos de los que estamos muy lejos. Lo primero es perfectamente factible para la izquierda. Lo segundo es muy difícil. Explicaré por qué a mi juicio es así:

Las personas se mueven por una serie de deseos inmutables instintivos que son parte de la naturaleza humana. Esos impulsos son por ejemplo, el ser atractivo, el cuidado de sus hijos, el ser agradable a los demás , el estatus, el conocimiento. Las personas trabajan para si y para su familia. Si en libertad las personas dispusieran de una tecnología que les permitiera transformarse, lo harían en el sentido de satisfacer esos impulsos y se harían si cabe, aún mas humanos todavía, ya que sus transformaciones estarían guiadas por esos mismso deseos, por lo tanto acentuarían esas mismas cualidades. No habría un cambio de la naturaleza humana. Por eso, para transcender la naturaleza humana hace falta que un grupo dominante imponga a la fuerza otros fines. No para si, sino para los demás, que serán sus esclavos. No cambiarían sus propios impulsos porque todo deseo de trascender los impulsos propios es hipócrita y la evolución humana ha diseñado mecanismos que impiden ignorar esos impulsos. Pero si pueden imponer otros impulsos, mediante el uso de la fuerza a los demás para satisfacer los impulsos propios. Eso es lo que, al fin y al cabo y con subterfugios ha hecho la izquierda desde siempre.

Solo una oligarquía totalitaria con conocimientos técnicos sobre biología y cibernética suficientes puede forzar a los demás a ser unos esclavos conformes que trabajen sin una remuneración proporcional a su esfuerzo en aras de cualesquiera fines que imponga esa oligarquia como buenos.

Pero esos conocimientos están muy muy lejos de nosotros. Los seres humanos, como todos los seres vivos creados por la evolución natural, tenemos una genética no modular, cuya estructura no es similar a ningún diseño humano. Los diseños humanos suelen asignar a cada pieza del diseño una funcion o varias funciones relacionadas. En el diseño genético de los seres vivos, cada pieza genética está relacionada con las demás de formas distintas y a distintos niveles. Cada gen interviene en el crecimiento de distintos órganos, refuerza o atenúa la función de otros genes, activa o desactiva otros, fuerza la codificación o no de proteinas, todo al mismo tiempo. Por tanto la modificación de un gen para alterar conscientemente una funcion biológica tiene efectos en otras tantas funciones, muchas de ellas vitales. Esta complejidad de diseño explica lo maravillosamente compacto y reducido que es el código genético, aún contando con mucho código redundante.

Esta complejidad puede no ser importante si se quiere modificar un gen para que una planta produzca insulina. En este caso se hacen muchas cepas diferentes y se procede por ensayo-error, desechando las cepas deficientes. Pero esto si que tiene importancia si lo que se quiere es modificar miles de genes que codifican el cableado neuronal del cerebro para lograr modificar la naturaleza humana.

La inserción de chips de silicio en el cerebro plantea similares problemas técnicos y políticos: No se tiene ni idea de la codificación de señales electricas y quimicas en el cerebro, no se pueden implantar chips que modifiquen la naturaleza humana si no es por medio de la fuerza.

Hay un post de Larry Arnhart sobre ello

3 comentarios:

Nomotheta dijo...

No se puede dudar de que el comportamiento tiene un fundamento biológico, y por tanto evolutivo y genético. Pero como bien señalas todavía sabemos muy poco de esa complejísima e imbricada máquina que somos.

Si me permites voy a hablar más que de Nietzsches tecnologizados de modernos Prometeos, dado que considero a Nietzsche un individualista difícil de casar con el colectivismo totalitario (pese a que tuvo algunas ocurrencias muy sugerentes para -y muy típicas de- mentes totalitarias).

Los modernos Prometeos juegan con fuego, como lo hizo su antecesor, y contrarían a las divinidades, si pretenden crear al hombre nuevo del barro de sus escasos conocimientos del ser vivo.

Aparte de todo esto me resulta imposible imaginar una transformación tan total en un ser humano para que, por ejemplo, sea enteramente dócil, o un trabajador compulsivo, o un terrible guerrero, o sensual a más no poder, o....algo así sería una caricatura, algo grotesco e inverosímil, dado que nuestra personalidad es un equilibrio de diversas tendencias instintivas, con independencia de que unas se desarrollen más que otras, y el ambiente juega también un papel, suficiente para que los cambios sociales producidos afectaran a los comportamientos.

Porque incluso pudiendo potenciar algunos aspectos de la personalidad en determinadas personas no se podría establecer un paradigma social, aunque la ingeniería genética estuviera totalmente al servicio de la ingeniería social, como pretenden los totalitarios.

Las cosas saldrían mal porque planificar el complejo fenómeno social seguiría siendo extremadamente difícil aún si se pudiese simplificar a algunos de sus miembros reduciéndolos a "clases". La utopía marxista seguiría siendo imposible aún teniendo una especie de "clases" bien definidas.

Anónimo dijo...

"...la superación de las limitaciones físicas y mentales humanas por medio de la tecnología.."
Por ejemplo usar zapatos, gafas, aspirinas, piernas ortopédicas, jarabe para la tos, quirófanos y un etcétera tan largo...

Nomotheta dijo...

Ay, hf, continúa la frase de Memetic warrior: "para llegar a una nueva era post-humana".