domingo, julio 15, 2007

¿Por qué una estrella del rock está mejor considerada que un empresario?

En conexión con mi post anterior, desde hace tiempo vengo dándole vueltas al por qué ciertos méritos son mas valorados que otros. Especialmente, el por qué una estrella del Rock sigue teniendo una gran valoración social aunque gane mucho dinero, se drogue y lleve una vida que nadie desearía para un familiar por ejemplo, mientras que un empresario que ha obtenido su fortuna creando productos o servicios útiles a cambio de dinero es alguien que es odiado inmediatamente a la menor ostentación o extravagancia.

La Psicología evolucionista tiene un poder inigualado para establecer hipótesis falsables sobre los sentimientos. Nuestro sentido instintivo de la recompensa y el castigo (ambos son universales en todas las culturas) está heredado de una época, la de nuestros antepasados del paleolítico, en los que no había propiedades materiales y todos los mérítos de los demás eran visibles u ocurrían ante nuestros ojos, ya que vivamos en pequeñas bandas que no excedian los 100-150 individuos como mucho. Conocíamos al dedillo a los demás; todas sus cualidades, actos y méritos. Los méritos que existían eran la fuerza, la inteligencia, la habilidad, la astucia, el honor heredado de sus ancestros (del que no hablaré ahora) y otras manifestaciones de coordinación física y neuronal, como la danza y la música. Digo esto último porque del hecho de que hemos desarrollado (especialmente las mujeres) un gusto por las personas con habilidades artísticas se deduce que esas personas eran también mas eficaces en otras tareas mas prácticas, si no, ese gusto habría desaparecido. Hay cierto paralelismo entre estas dos artes y el exhibicionismo de los pavos reales, pero sería un paralelismo completo si la cola del pavo real le sirviera para algo práctico. En Psicología evolucionista de la vida diaria doy algun argumento para deducir que la música y la danza son las dos primeras artes cronológicamente hablando. Tambien explico por qué los pueblos nómadas y los desposeidos tienen mayores incentivos para dedicar su esfuerzo a estas dos artes y quízá a otras disciplinas y deportes que son reminiscencia de nuestro pasado evolutuvo. No es que la pobreza y el sufrimiento son necesarios para una buena producción artística, sono que en esas condiciones la dedicación al arte es, digamos la única salida para exhibir cualidades. Lo mismo ocurre en gran parte, con ciertos deportes populares. Digamos que en la evaluación de en que dedicar el tiempo, la música, la danza y otras exhibiciones físicas se convierten en prioritarias cuando no se puede ostentar ninguna otra cosa ante el otro sexo. Si hay éxito, el dinero es una consecuencia, no la causa de esta dedicación, segun la PE.

Y frente a los mecanismos de compensación, por los méritos propios de cada uno o adquiridos por razón de heroicidades realizadas a favor del grupo, como destacar en la caza o en la guerra, en cambio los méritos del comerciante o el empresario son desconocidos en una sociedad moderna de seres anónimos. Hay demasiados intermediarios como para percibir directamente los méritos o el beneficio que un inventor (y un empresario es un inventor) nos brinda. El mercado es anónimo por definición, y aunque esa independencia del mérito como forma de pago permite al mercado ser escalable hasta el infinito sin tener en cuenta la limitación humana para calcular favores recibidos y debidos, la contrapartida es esos pagos solo son recibidos en las cuentas corrientes, y no en el cerebro y el corazón de las personas. El resultado es la percepción de que, al contrario que la estrella del rock o el futbolista que salen por la tele y ante los que hay una relación directa de satisfacción a cambio de nuestro dinero por la exhibición de capacidades personales que todos valoramos instintivamente, en cambio el empresario y el comerciante solo vistos como seres que atesoran productos y servicios a cambio del fruto de nuestro esfuerzo, y este último si que percibimos en nuestras carnes; Como desconocemos el mérito de las actividades de aquellos con los que intercambiamos anonimamente, la percepción natural es de que éstos nos estafan. Es necesaria una educación para debilitar, solo en parte, ese prejuicio.

Hay que recordar que en el paleolítico no había bienes ni invención (ahora llamada innovación). Por tanto el aprecio de ambas cosas es indirecta, por los efectos que producen, no por si mismos.

He dedicado varios posts a demostrar como la Izquierda recoje muchos factores primitivos que son desadaptativos de cara a producir riqueza material y espiritual. Especialmente aqui, donde se llega a las siguientes conclusiones:

1. los mecanismos de percepción de méritos incentivan la difusión y consumo de información acerca de la riqueza, amores y demás éxitos de los demás, mientras que NO incentiva para nada la difusion de información de sus merecimientos respectivos.
2. A lo largo de la historia la proliferación de ideologías igualitarias va en paralelo con el desarrollo de las comunicaciones.

3. El mecanismo de evaluación de los demás solo se desencadena cuando las reglas sociales son ambiguas o cuando hay contínuos cambios de status. En ese sentido, la sociedad liberal y democrática, con sus contínuos cambios relativos de poder y riqueza (la sociedad abierta de Popper) es el ambiente mas propicio para lo que se llama, sin eufemismos, envidia.

12 comentarios:

Fernando A. Ramírez Martínez dijo...

No se... ¿Envidia? ¿Hipocresía? ¿Dinero y fama sin un esfuerzo aparente?

Mary White dijo...

Alberto, la estrella de rock, el cantante o el poeta, mueve los sentimientos. Sabes mucho más que yo de esto, pero ya Antonio Damasio explica que no se saben los motivos, pero el hecho es que la música despierta sentimientos, y eso hace que los cantantes tengan un talento irrepetible (no solo porque los sentimientos de cada momento nunca son iguales, también la interpretación es irrepetible). Además la música permite rememorar, restaurar heridas pasadas al traer los sentimientos tristes o alegres... Vamos, por no alargarme... que es la música, no los rockeros.
La veneración por los músicos es similar a los brujos, digo yo... como sanadores espirituales o algo asi.

Anónimo dijo...

Una estrella del rock opera en el mundo del espectáculo, y por su propia naturaleza ha de gustar a la gente ya que de lo contrario no sería una estrella. Lo mismo ocurre con actores, etc.

Por ejemplo Joaquín Sabina, a mi me cae de pu... madre, a pesar de que ideológicamente estemos en polos opuestos. Si no cayera bien a la gente no sería famoso, así que esto es condición necesaria para ser una estrella del espectáculo.

Memetic Warrior dijo...

Ya María, pero la pregunta es ¿por qué despierta sentimientos y que sentimientos despierta?. Y por que no los despiertan otras cosas? ¿ Po qué no despierta sentimientos irrefrenables un Premio Nobel?, Un empresario que crea viajes en avión baratos?.

Halcón: por qué ciertas cosas son parte del mundo del espectáculo y ciertas otras si?. Me dirás, por que si, porque son cosas evidentes. ¿Y por qué son evidentes?.

Buscando esas respuestas se puede llegar a adivinar muchas cosas sobre la sociedad que no comprendemos.

Unknown dijo...

Perdón por la insistencia, Alberto... esa pregunta están tratando de responderla desde todos los puntos de la ciencia que estudia el comportamiento del ser humano. Y, de momento, no hay respuesta. Los celos, la infidelidad, la minifalda... todo menos los sentimientos que despiertan la música, se han explicado.
La más arriesgada? la de la frecuencia de onda de la música que se "acopla" o vibra armónicamente con las ondas cerebrales y eso produce una descarga química que mueve unos nervios que activan zonas del cerebro que se interpretan como X o Y... Mi idea... creo que hay una memoria afectiva de máximos y mínimos (los mejores y los peores momentos) que esperan ser traidos al presente cuando el momento es propicio, a medida que madura el cerebro-capacidad de gestionar sentimientos de la persona. La música es el desencadenante NO SÉ LA RAZÓN... frustrante, lo sé...

Anónimo dijo...

Einstein fue una especie de Bono en su tiempo. A Madamme Curie la invitaron a EEUU para entregarle un gramo de radio de manos del presidente Harving. Fue posible gracias a una colecta entre las mujeres americanas (100,000$ de aquella época). Existió una época en que el uso del ingenio propio en beneficio de la sociedad daba mas notoriedad que ser un drogadicto que se cepilla y maltrata a la hija o la nieta de un torero o una tonadillera.

Supongo que depende de la talla moral e intelectual de la generación de la que hablamos. Con la llegada de la "era audiovisual" el poder ha pasado a manos de la tele, creadora y devoradora de ídolos. Por eso los intelectuales no son los literatos ni los científicos sino los periodistas que les entrevistan (de forma penosa, dicho sea). Y los rockeros y futbolistas son los nuevos héroes. Un niño que admire a grandes mentes está predestinado a ser objeto de violencia y ostracismo por parte de sus compañeros de escuela desde hace años. De esa niñez ha salido una juventud cada vez menos pacífica, menos trabajadora, menos inteligente y peor en todos los aspectos. Añadamos el hecho de que muchos han mamado esa ideología de extrema izquierda que considera al éxito fruto de la opresión del débil.

Anónimo dijo...

Florecilla, no estoy de acuerdo en todo. Cierto que los medios de comunicación amplifican las cosas (también el prestigio de cualqueir memez respaldada por un comité científico)(y también tu y yo estamos charlando gracias a ellos). Pero estamos hablando de otra cosa. Mozart era el Bono de su época... y no era un santurrón. La música no es la alternativa a la ciencia. Brian May (guitarrista de Queen) es astrofísico (nunca ejerció). Hablamos de qué lleva a que la música mueva algo (sentimientos, recuerdos) de manera inconsciente (o no) de forma que un rockero por repetir dos o tres acordes haga enmudecer un auditorio, descontando la amplificación mediática. Tampoco hablo de la creación de estrellas fugaces tipo OT...

Anónimo dijo...

María, supongo que existe una explicación desde el punto de vista de la psicología evolutiva para que la música sea capaz de mover nuestros sentimientos. Muchos animales que carecen de un lenguaje tan complejo como el nuestro cantan para atraer a su pareja o marcar su territorio. No es de extrañar por tanto, que quienes han adquirido un conocimiento profundo de ese lenguaje primigenio que nos precede como especie, nos puedan hipnotizar con él. Es como en las pelis en que para acceder a una fortaleza, el héroe sigue al tipo que se conoce un pasadizo subterráneo olvidado o un camino de cabras casi inaccesible. Estos rockeros tienen una llave que les permite acceder por una trampilla al interior de nuestra mente y hacer vibrar nuestros axones como las cuerdas de sus guitarras.

Por otra parte, el hecho de creer en mitos y leyendas puede ser beneficioso para la especie por cuanto permite pasar a la siguiente generación memes que refuerzan patrones de conducta positivos. También el deseo de imitar a alguien a quien se admira, idealizado como un "héroe". Quizá ese placer innato por la música y el deporte combinado con esa necesidad atávica de imitar y admirar amplificada por los medios de comunicación den lugar a estos fenómenos de histeria/adoración colectiva de personajes que en muchos casos resultan ser una panda de analfabetos viciosos.

Anónimo dijo...

Es cierto, y el caso es que esa esla pregunta de Memetic... También es verdad que en el caso de los hombres es diferente. Primero porque si consideramos la música como parte del ritual de cortejo, nosotros encargamos a otro que cante, no es el que corteja quien canta (por fortuna en muchas ocasiones). Y luego está el tema d elos conciertos... que es un fenómeno absurdo... nunca TAN absurdo como el fútbol, claro. Porque al fin y al cabo, un solo de guitarra puede ser conmovedor pero yo aún no he superado que dia sí dia tb, miles de personas tiemblan ante un grupo de tipos de colorines tras una pelota... no lo he conseguido entender. :)

Germánico dijo...

La excelencia en la música revela unas capacidades cerebrales notables. Ser un virtuoso de la música, en especial en su faceta de creación, se relaciona con ser una persona capacitada para afrontar los complejos retos de la vida en sociedad, una persona con musicalidad es probable que sea también una persona llena de matices, de sutileza (o, al menos, esto es lo que cabría esperar en los tiempos durante los que nuestro cerebro evolucionó hasta su actual estado). No se trata de algo que se valore así porque sea siempre así, sino porque es más probable que así sea. Pero lo que nos conmueve de la música en sí, como creación, y con independencia de su autor, es otra cosa, que creo está relacionada con la comunicación. Los arqueólogos de la mente (un nuevo tipo de científico que hace uso de sus conocimientos de arqueología y de neurociencia para indagar en los orígenes de la consciencia o el lenguaje), por ejemplo Steven Mithen, están estudiando a fondo la relación entre lenguaje, mímica, baile y música. Esta ciencia está en sus comienzos pero promete grandes descubrimientos e hipótesis cada vez más interesante y creíbles.

La música tiene, por ejemplo, una enorme importancia en la comunicación con los niños, que son lo más cercano que tenemos a una “humanidad” en desarrollo, en la medida en que la ontogenia recapitula la filogenia.

Ahora bien, al margen de todas estas valoraciones, hay que decir que los músicos, aunque sean unos perfectos idiotas o se comporten de forma antisocial, también generan un fenómeno de emulación en la juventud precisamente por su rebeldía y su locura, tipicamente juveniles (aunque en los Stones desentone un poco). Vienen a ser una especie de héroes de la juventud, tanto porque lo son para los jóvenes porque lo son en una sociedad (esta de masas y medios de comunicación) en la que los memes de tradición van siendo echados a un lado por los memes de innovación (tanto en su vertiente positiva como negativa), es decir, en la que se rinde honores a lo joven, y se tira por el WC lo viejo. Además representan una forma de libertad, la fácil, que lleva a la admiración y a la emulación (se admira lo que se quiere ser): a una estrella de rock se le permiten toda clase de extravagancias y excesos, holgazanerías y hedonismos de todo tipo, muchas mujeres (más que suficientes) se les entregan sexualmente (¿y que otra cosa quiere un hombre joven?), y el dinero se gasta a manos llenas en una fiesta que nunca termina. ¿Cuántos jóvenes no querrían eso para sí, antes que pasar por el aro de obligaciones, deberes, moral, trabajo, ahorro....?. Todo gratis sin otro coste que hacer lo que a uno le gusta.

Aunque la comunicación se ha vuelto contra ellos. Ahora es muy difícil hacerse archimillonario comunicando sentimientos a través de la música porque la gente puede obtenerla a través de la Red.

Memetic Warrior dijo...

Eso es Germánico, esa es mi opinión. Pero es que hay argumentos de "caja negra" para apoyar el argumento de que la capacidad musical es un indicativo de una ventaja de algun tipo EN EL PASADO (no se sabe en el presente):

Hay dos tipos de selección, la sexual y la propia supervivienca. Una ventaja en alguna de las dos tiene que ser la causa de la atracción de los musicos, y en general de los artistas:

Si es por selección sexual, el rasgo tiene que significar o bien una ventaja que permite agredir mejor a otros del mismo sexo, o bien si atrae al otro sexo, tiene que ser una desventaja para la superviviencia, como la cola llamativa y pesada del pavo real o el hombre que comete una heroicidad sin estar obligado a ello. Pero el arte no es ni una cosa ni la otra, luego no responde PRIMARIAMENTE a una selección sexual, sino que la atracción por los músicos es debida a una ventaja para la superviviencia, probablemente porque esa misma habilidad es relevante para acometer mejor alguna actividad de supervivencia, posiblemente social.

Algo así ocurre con las demostraciones de otras artes: la danza: habilidades de coordinación muscular y ahorro de energía. Y los deportes: fuerza, astucia y todo lo demás.

Respecto a la fama de ciertos científicos, responde a otra cosa y es la fama misma. Cuando alguien es relevante, es admirado por el mismo hecho de serlo. No creo que pueda haber un instinto para apreciar inteligencia abstractamente al leer una noticia de un descubrimiento, pero si para la fama y el poder. Si puede haber un instinto para apreciar ciertos signos de inteligencia cuando ocurren ante nuestros ojos. Por ejemplo, demostraciones de astucia, habilidad, dotes políticas, ingenio..Aunque sea por la tele.

Por eso los actores son valorados como dioses por sus fans, porque parecen tener esas cualidades en las pantallas !!!!

Memetic Warrior dijo...

María, creo que es dificil que la musica sea un producto secundario como dices, aunque pinker tenga una teoría similar. En todo caso es un producto secundario que es indicativo (causa proxima) para otro factor mas útil y profundo).