miércoles, septiembre 05, 2007

La ciencia como evolución (incompleta) de la mitología

Tanto el mago como el científico como cualquier persona tienen objetivos comunes, por el hecho de ser humanos: por ejemplo, influir en la naturaleza y en la voluntad de los demás hombres. El mago y el científico lo consiguen exhibiendo sus conocimientos y su dominio de ambos. No importa que esos conocimientos sean verdaderos o falsos. Basta con que sean convincentes por cualquier método posible. Para los consideren que hablar así de los científicos es blasfemo, por favor, que lean mi post anterior.

El premio de esta actividad son son el reconocimiento, la fama, el poder etc.

La diferencia mas importante es que el científico es como un mago sometido a un escrutinio mucho mayor que el del mago a la hora de obtener ese reconocimiento.

El mago ofrece mitos y demostraciones efectistas que satisfacen el limitado grado de inquietud de las sociedades pequeñas y primitivas habida cuenta del escaso tiempo que tienen las sociedades pequeñas y aisladas, con poca división del trabajo para dedicarse a obtener explicaciones no directamente prácticas. Es universal, entre los antropólogos, la comprobación del poco interés que tienen los habitantes de las sociedades con poca división del trabajo por la indagacion de todo aquello que no sea directamente práctico. Los mitos son el nivel de explicación de la realidad a la que pueden llegar dadas las limitaciones de sus condiciones de vida.

En cambio el científico está en el seno de una sociedad mas grande, con personas que compiten, a tiempo completo, por ese mismo reconocimiento y poder a través de la exhibición de conocimiento. Por eso se dedican a desenmascararse unos a otros y elaborar mitos sobre la realidad a prueba, a su vez, del escrutunio de otros.

Los "descubrimientos", visto asi, son el producto secundario, anunque necesario, de esa lucha por el reconocimiento. Pero, repito, no deja de ser el mismo impulso y el mismo reconocimiento que el de los magos en las sociedades primitivas.

Un mito es una explicación ad-hoc de un fenómeno. Segun esta definición, un tipo de mitos los construyen los padres para satisfacer el deseo de explicaciones de sus hijos. Tambien lo construyen, en todas las sociedades (no solo en las primitivas), determinadas personas con una capacidad especial para la persuasión. En ambos casos, el creador de mitos echa mano de conocimientos que sabe son preexistentes en la mente de los que escuchan y en ambos casos la explicación tiene como objetivo el reforzar sus propios intereses, muchos de los cuales no tienen por qué diferir de los intereses de éstos. Pero otros intereses si. los creadores de mitos compiten, por ejemplo, con otros creadores de mitos. Cuanto mayor es una sociedad, mas brujos y magos en competencia habrá. De ahí viene ese escrutinio mutuo que lleva progresivamente de la magia a la ciencia en las sociedades relativamente libres, que son grandes y abiertas a influencias externas.

Pero explicaciones ad-hoc de fenómenos son casi todas las teorías científicas, desde la teoría de la gravitación a la mecánica cuántica pasando por el psicoanálisis. No hay ninguna explicación de Newton acerca de lo que son la masa o la inercia o la naturaleza de la atracción gravitatoria. simplemente descubre una fórmula matemática que resiste las pruebas de otros.

Es falso que la ciencia se distinga de los mitos por sus realizaciones técnicas. Si uno estudia cualquier profesión tradicional, uno se da cuenta de que cuenta con cientos de mitos que ayudan a explicar, de forma efectiva, aspectos de la naturaleza, como las estaciones meteorológicas, el tiempo atmosférico, la conducta de los animales y peces, la mente de los demás, la resistencia de los edificios etc.

Que haya mayor escrutinio en el caso de la ciencia, no quiere decir que muchos mitos pasen por ciencia, y hay muchos ejemplos: gran parte de lo que se enseña en las facultades de psicología o Sociología. Por ejemplo: El considerar el autismo como el producto de un trauma infantil provocado por los padres ha condenado a la angustia y a la culpa a generaciones de padres inocentes. ¿Es eso ciencia? Si, es ciencia. ciencia de la mala. Osea, magia de la mala. Y sigue habiendo ciencia de esa.

Aún cuando uno cree que uno se abandona a la razón se puede estar fuera de ella rápidamente, porque los prejuicios y las propias percepciones distorsionadas pueden llevar a equivocos, tal como le pasó a Descartes, como les pasa a los deterministas culturales y como le pasa a cualquier científico ansioso de descubrimientos y de gloria que quiere ver regularidades en sus series estadísticas. Por eso la única seguridad de que uno no abandona la razón es la competencia de otros. Es la competencia por el reconocimiento y el consiguiente escrutinio de otros el que acaba por convertir a la repetibilidad de los experimentos y las pruebas como árbitros de ese reconocimiento, lo cual fuerza a su vez a los que compiten a restringirse a la razón, ya que ésta es el único elemento común que se puede considerar como árbitro. El método científico emergería destilado como el conjunto de "mejores prácticas".

En ese sentido lo científico sería el resultado de una evolución que tiene como motor la competencia por el reconocimiento, partiendo de un estado pre-cientifico, que incluiría la magia, la alquimia, la astrología, pasando por estados intermedios como la Física Aristotélica, el psicoanálisis, la sociología etc.

Pero hay vías alternativas para obtener la aquiescencia de la competencia; Por ejemplo, por medio de formular teorías que benefician a todo el gremio en su conjunto. Aunque no tengan ninguna base científica. Solo hace falta que no sean descabelladas. Por ejemplo, toda teoría que lleve a la consecuencia de que los científicos de su rama tengan mas poder social. Así han prosperado teorías como el determinismo cultural en sociología y psicologia, el Keynessianismo en economía, El Calentamiento global provocado por el hombre en climatología, El psicoanálisis, el Marxismo etc. Es decir: Toda teoría que incite a la acción externa planificada, que pone las riendas de la sociedad y las personas en manos de los propios científicos es aceptada mucho mas facil que cualquier teoría que aleje a estos de su influencia.

Hay que tener en cuenta que el deseo de conocer y el placer de descubir es el resultado de una evolución biológica previa para conseguir los mismos objetivos. Y no se puede negar que lo que impulsa a muchos magos, brujos, alquimistas etc es ese mismo placer, además del deseo de reconocimiento.

En ese sentido la parte hegeliana de esta teoría se puede obviar si se considera que tanto los magos, alquimistas como los científicos, estan motivados por el placer de descubrir, pero este placer ha sido seleccionado evolutivamente por el poder que el conocimiento resultante da sobre la naturaleza y los hombres.

El placer de descubrir sería un caso análogo al placer de los artistas, que deriva, evolutivamente, de la eficacia del arte para exhibición de habilidades cognitivas ante los demás. En última instancia, la causa de todo ello sería la supervivencia y la reproducción.

Se ve la plausibilidad de esta explicación evolutiva si se introduce el contexto histórico: Mientras que en las sociedades tribales aisladas los mitos cubren las necesidades de explicación de la gente por un lado, junto con el reconocimiento social de sus autores originales y difusores a través de generaciones por otro.

Pero las ciudades y los intercambios comerciales cambiaron ese ámbito limitado que permitía sobrevivir a los mitos. La civilización griega antigua es un ejemplo de sociedad abierta, en contacto con muchos pueblos y ciudades-estado en competencia. A pesar de que el pueblo, en general, seguía aceptando su propios mitos, ese nuevo contexto da la oportunidad de contrastar mitos provenientes de distintos lugares y también su modo de vida permite la existencia de clases sociales libres de trabajar , que pueden dedicar todo su tiempo a la especulación filosófica o al arte, todo lo cual exige a su vez un tipo de conocimiento que resista el escrutinio de personas mas especializadas. Por ese proceso, la única forma de conocimiento que resiste ese escrutinio pasa a ser la razón y los experimentos repetibles, junto con teorías que son aceptadas por el simple hecho de que refuerzan los intereses de los mismos "sabios" que dan su aceptación. Todo eso es lo que después se lamó ciencia.

Los primeros intentos de elaborar teorías que se puedan aceptar universalmente coinciden con el periodo de mayor esplendor comercial y militar Griego. Por ejemplo la Zenón, discípulo de Parménides intentó apuntalar la intuición filosófica de su maestro por medio de la paradoja de Aquiles y la tortuga, un razonamiento matemático que discutíó con Sócrates y Platón. De la persuasión y elocuencia de las palabras que expresaban intuiciones comunes, se pasaba a ejemplos esquemáticos que capturaban la esencia de los razonamientos y reflejaban lo que se queria decir de forma mas clara, despojada de adornos. Esa desnudez del conocimiento era el resultado de ese escrutinio mútuo.

Históricamente la ciencia y el comercio han ido de la mano. Creo que esta explicación evolutiva resiste bastante bien los datos de la realidad.

El progreso del conocimiento exige sociedades abiertas y relativamente libres con movilidad de personas, porque el proceso es reversible y la decadencia está asegurada, cuando se impone un dogma, sea "científico" o no. En la actualidad, la religión cientifista con su constructivismo social es el auténtico peligro que ahoga el progreso de la ciencia que se desarrolla en Europa. La ciencia y todo lo demás, ya que los periodos de esplendor y decadencia incluyen todos los aspectos de la vida simultaneamente.

8 comentarios:

Germánico dijo...

Recuerdo que una vez en la facultad, charlando con un compañero, dije que el conocimiento es poder. Él, pese a estar leyendo en ese momento a Nietzsche, estaba en total desacuerdo conmigo. Precisamente Nietzsche, que era un gran poeta y un gran filósofo, era muy consciente del “poder” de las palabras y del uso interesado que se hacía de ellas, y se consideraba por ello a sí mismo como una especie de poeta y de visionario, abominando de la filosofía sistemática y llamando a Kant, en uno de sus más breves aforismos, pedante.

Filosofía, como todos lo que por aquí pasen sabrán, significa “amor por el saber”. Esa es la faceta que se ha resaltado de “el mundo de las ideas” platónico. Se ha pasado por alto durante milenios esa otra faceta que indicas y que yo trataba en vano de hacer ver a mi compañero de facultad, la de “lucha por el poder”. Se puede luchar por el poder abiertamente, armas y escudos en mano, o con esas afiladas armas dialécticas y lógicas de los argumentos, los sistemas, las tesis y las antítesis, en una lucha no por menos cruenta menos agresiva, con muertes simbólicas. Cuando uno ya no es lo suficientemente fuerte o despiadado para imponerse por la violencia física, o bien tiene demasiada “competencia” y no se ve capaz de imponerse, hace uso de los memes, de los discursos, de “lo que sea, vamos”. Da igual, como señalas, que la disputa sea bizantina, con la trinidad y el monofisismo por medio, o científica, con el equilibrio puntuado y el gradualismo, por ejemplo. Los científicos afirman tener un gran amor por la verdad (por ese saber más depurado que va reemplazando a esa filosofía que a su vez reemplazó a la magia), pero se agarran a sus concepciones como a un clavo ardiendo, a veces contra los mismos hechos.

Las ideas que mantienes en este post me parecen muy originales y me hacen ver las cosas desde una perspectiva completamente nueva. Creo que en ellas pesa más el amor por el saber que la lucha por el poder, aunque no dudo que también la segunda entra dentro de tus consideraciones (siquiera inconscientes, por eso de que han sido "seleccionadas").

PD: Cuando hablo de poder me refiero a lo que has dicho de poder para influir en la naturaleza y en los demás, que no necesariamente se traduce en el deseo de altas distinciones.

Anónimo dijo...

Observo un exceso de sabor mitológico en este texto quizás achacable a la lectura de Feyerabend. Porque una cosa es reconocer en los mitos un papel pedagógico muy importante, como ya admitía Platón, y otra bien distinta asimilar las "explicaciones" míticas, y las "realizacione técnicas" y sociales que producen, con las explicaciones auténticamente científicas. Sólo hay que comparar el estado de las sociedades "primitivas" con las sociedades civilizadas.

En otro lugar critiqué que no es posible comparar la ciencia con la magia, o el arte, tomando como término de comparación el deseo reconocimiento o la "búsqueda de placer". Esta lucha por el reconocimiento o por "el placer de descubrir" no atacan la esencia de la ciencia, sencillamente porque abarcan prácticamente cualquier actividad humana. El placer estético o la ansiedad por el estatus son características psicológicas o sociales indispensables, pero no tienen ninguna implicación gnoseológica como tal. Tales "impulsos humanos" también son compartidos por los sacerdotes, los comerciantes o los militares, sin que estemos obligados a reconocer por ello vínculos esenciales entre la milicia y la ciencia, o entre el comercio al por mayor y la física de partículas. Veo, no obstante, que este segundo texto ha resultado completamente impermeable a la crítica.

Si se desea buscar y encontrar la continuación de la mitología y la magia...el lugar más adecuado acaso no sea la ciencia, sino la religión.

Memetic Warrior dijo...

Eduardo, no, desde luego que esto no significa que los mitos sean asimilables al pensamiento científico, no llego a lo de Feyerbend, pero lo que si afirmo es lo contrario: que buena parte del pensamiento admitido como cientifico y enseñado en las universidades no es mas que conocimiento mítico.

Y tambien intento probar otra cosa, entre este y el anterior post: que no hay nada mas allá que haga a la ciencia algo especial mas allá de esto. No creo que en la ciencia haya algo cualitativo que lo distinga de los mitos. Todos los descubrimientos científicos son leyes ad-hoc, igual que los mitos, a la espera de una prueba de verdad final que nunca puede llegar por ningun método conocido.

Anónimo dijo...

¿Y cómo sabes que "buena parte" del pensamiento que imparte la universidad "no es más que conocimiento mítico"? Es decir, parece que estás suponiendo que una parte de ese "pensamiento", al menos, no es asimilable con el mito. En este caso, ¿cuál es el criterio que permite discernir? Pero si existe un criterio semejante para discernir lo mítico de lo científico, ¿tiene sentido entonces dar por supuesta esa identidad elemental entre ciencia y mitología?

La petición de una "prueba final" es metafísica pura, puesto que no existe ningún tribunal al final de los tiempos; aunque eso sí, se trata de una "metafísica" que ha logrado cierta respetabilidad académica, y de la que tiene buena culpa Popper, al deslizar la filosofía de la ciencia por la pendiente del escepticismo (al que llamaba "falsabilidad").

Por otro lado, me temo que estamos dando vueltas en una discusión que ni siquiera tiene bien definidos los términos. ¿Qué se entiende por "mito"? Si entendemos por mito algo similar al logos, como aclaraba Marzoa en su historia de la filosofía, entonces es obvio que toda ciencia es "mito-lógica". Pero me temo que no es esto lo que se quiere decir cuando se identifica la ciencia con la mitología. No consigo ver muchas diferencias entre tu planteamiento, el de Feyerabend, y el de la epistemología posmoderna. Por eso cada vez me cuesta mucho entender el subtítulo de la bitácora.

Carlos Suchowolski dijo...

Yo, más que etimologías, que son ilustrativas siempre, entendería MITO como el tipo más primitivo (en sus formas más primitivas ya que luego se enriquecieron imaginativamente) de construcción ideológica (ese conjunto de explicaciones del mundo y de nuestro lugar en él). Con sólo ponerlo de ese modo, la ciencia, que sin duda es un producto específico, queda en evidencia: jamás se desembarazará de contenidos ideológicos y de pretenciones ideológicas (o míticas) que responderán siempre a la situación concreta y temporal (por eso, claro, no hay una verdad que se halle en el fin de los tiempos aún no alcanzado). Etcétera. Ah, y la religión es otro producto del mismo proceso y originado en las mismas necesidades humanas que se sintetizan en... el mito de Sísifo.

Lino Moinelo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lino Moinelo dijo...

1- Los objetivos del Mago y los del científico pueden coincidir, lo cual no significa que uno esté haciendo mágia ni el otro ciencia. Es decir, como apunta Eduardo, sus intereses pueden ser comunes por el hecho de ser personas, no por sus ocupaciones.

2- El objetivo de la ciencia es avanzar en el conocimiento, y para ello sus resultados deben ser reales. Es decir, que cada paso que se de en la consecución del objetivo ha de estar suficentemente contrastado. Para ello se utiliza el llamado método científico.

3- El objetivo de la magia si es directamente influir en los seres humanos y en las cosas, al igual que la tecnología. La diferencia de aquella con esta última, es que esta se basa en la ciencia. Lo que no significa que sea un objetivo de la ciencia también (el cuál se ha explicado en el anterior punto)

4- El método científico no se basa en la competencia de los demás, sino en la repetibilidad de una medición, por personas diferentes. Por este motivo, los trabajos científicos han de detallar el porceso utilzado para las mediciones que han llevado a deducir algún descubrimiento. Este punto está explicado también en el artículo, aunque dando una extraña importancia al "interés" de los demás y en el reconocimiento.

5- Por este motivo, y por tratarse de seres humanos, algunas teorías (es decir, no están probadas) gozan de mayor "prestigio". Pero esto son modas, y su utilización responde a que no hay otra idea mejor y en función de cómo se intepreten los motivos para ello. De ahí lo del psicoanalisis, por ejemplo, de gran auge en su época, pero hoy casi en desuso.

6- Los "dogmas", por el mero hecho de llamarlos así, no pueden ser científicos. Por propia definición ... científica ;-)

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho el post y estoy básicamente de acuerdo en lo esencial.
De acuerdo en que las motivaciones de los científicos están relacionadas con el deseo de estatus (y, pongamos, un pequeño % (variable) de placer por el descubrimiento).
De acuerdo en que la ciencia es sesgada, incompleta y falible...
Sin embargo, después de tanto escrutinio, debe quedar algo de cierto.
Si la Física fuera puro mito, nadie se subiría a los aviones.
Un saludo
www.pablorpalenzuela.wordpress.com