miércoles, septiembre 26, 2007

¡A trabajar vagos!


Mi padre me dice que las carreras universitarias sirven (o deben servir) más para estructurar la mente de una determinada manera que para aportar conocimientos específicos inmediatamente aplicables a una profesión. Si la carrera es exitosa será por tanto debido en mayor medida a que al estudiante le hayan enseñado a razonar de una determinada forma que a que le hayan transmitido múltiples conocimientos. El filósofo italiano Giambattista Vico decía que el conocimiento se adquiría haciendo. Así en las profesiones la experiencia es algo más que un grado. La formación universitaria ha de servir para preparar a los futuros profesionales a enfocar las realidades con las que tendrán que lidiar con la óptica adecuada, que, en un momento dado del tiempo es la del paradigma predominante en su área de conocimiento y especialización. Por ejemplo en biología tenemos la teoría de la evolución y en economía los paradigmas neoclásico y liberal. Cuanto mayor es la especialización, es decir, cuanto menos generalista es el trabajo, más necesario es el conocimiento puro y duro y menos el enfoque. Pero en toda disciplina es precisa una perspectiva general que de coherencia a los hechos, que los sitúe en un contexto. El marco de referencia es imprescindible. Pensemos en el derecho: sin un conjunto de normas, sean estas escritas o establecidas por costumbre, por las que se garanticen los derechos individuales, que sirviesen de referencia obligada de las instituciones y poderes, limitándolos y de esta forma conformándolos, reinaría la arbitrariedad. Y hago bien en decir “reinaría”.

El ser humano no está preparado para un mundo caótico. Su mismo cerebro busca el orden en todas las cosas, y, a ser posible, la cosmovisión. A falta de pan buenas son tortas, y si no se tienen explicaciones completamente satisfactorias se usan sucedáneos. Nuestro afán de ver orden es debido a su utilidad en la lucha por la vida, pues busca orden quien crea orden. El lóbulo frontal, al que llaman sede de la civilización, que es lo que tenemos especialmente desarrollado, lo que nos hace humanos, es la fuente de la planificación, de la mirada puesta en el futuro, de lo mediato frente a lo inmediato, de la reflexión, de la paciencia, de la espera. Gracias a él somos constructores, manipuladores que utilizan herramientas complejas, sociales de una manera que supera el desparasitado, previsores, inversores y, por tanto, en un sentido estricto, capitalistas, al generar y acumular capital. La Civilización no se podría levantar sobre actos reflejos, sobre estímulos-respuestas y lucha/huída. La Civilización puede tener mucho de nuestro instinto, que se proyecta en nuestras instituciones, pero es también prueba de que ese instinto no se satisface directamente.

Las profesiones son una consecuencia de la división del trabajo, que es asimismo una consecuencia de la planificación que nos es propia. El hombre ha pasado, con el desarrollo de su lóbulo frontal, de repartir el alimento a repartir las tareas para lograr el alimento y de esto a repartir las tareas para mantener el entramado creado para crear y distribuir alimento y entretenimientos para el naciente ocio. La cúspide de esto está en la sociedad del conocimiento y los servicios. No puede haber desarrollo neurológico más exitoso desde el punto de vista evolutivo. Ningún otro animal nos hace sombra, y ello pese a que carecemos de garras, de dientes afilados, de movimientos rápidos, etc etc.

Muchos son los que sufren porque se sienten desvinculados de la naturaleza. Esto se debe a que no comprenden y no aceptan que la Civilización y todos sus artefactos y artificios son eso, naturaleza. Lo que le sucede a nuestra creación es que es indirecta y más compleja de lo que cada uno de nosotros individualmente puede llegar a abarcar con su mente, a entender cabalmente y a englobar en una cosmovisión satisfactoria. Por ello se crean sucedáneos espurios como la vuelta a la naturaleza ecologista, el mantenimiento a ultranza de valores e instituciones tribales caducas de los nacionalistas y fundamentalistas y la falacia comunal-estatal socialista. A falta de pan buenas son tortas. Nos quedamos sin el pan que proporciona el capitalismo y acabamos a tortas....

El cerebro humano es un producto de la evolución biológica y, como tal, está adaptado a un entorno dado. Ese entorno quedó aparcado en Africa (o en algún otro lugar, eso es lo de menos), y el rápido desarrollo de la Civilización ha creado uno nuevo completamente distinto, que, por ser creado y seguir siendo creado por la sinergia de cerebros humanos intercomunicados e interaccionantes y ser mamado desde la cuna, es hasta cierto punto cómodo y aceptable. Pero nos falta algo. Sentimos la “llamada de la Selva” o, sería mejor decir la “llamada de la Sabana”, y tanto más cuanto más ocio hemos creado, mayor es el período de nuestra neotenia empleado en el aprendizaje de la cultura y mayores son por tanto los medios que nos separan de los fines. Preferiríamos formar parte de grupos humanos más reducidos, tener un entorno más verde, ver menos artefactos alrededor, recorrer las distancias a pie y un largo etcétera de todas aquellas cosas que eran satisfactorias en nuestro remoto pasado. Pero todo ello supone una memoria “filogenética” selectiva, puesto que ahora no estamos expuestos a los males y la escasez de entonces, y creo que nadie podría sentir nostalgia de ello. Tenemos que seguir avanzando en la Civilización, seguir poniendo medios para eliminar o reducir la escasez, las enfermedades, los peligros varios del ambiente, seguir capitalizando. Estos males en su conjunto nunca desaparecen del todo, simplemente se mantienen apartados por un esfuerzo continuado pero bien distribuido entre todos nosotros. Y en el camino civilizatorio quizá podamos, poco a poco, rodearnos de aquello que nos gusta, que siempre nos gustó, de la naturaleza virgen, de la naturaleza no convertida en medio para satisfacer la naturaleza humana....o, mejor sería decir: de la naturaleza virgen convertida en medio para satisfacer nuestra sed de naturaleza virgen. Y de paso disfrutar de los bienes de la Civilización y de la tecnología.

Además: ¿no satisface también nuestra especial naturaleza el poner medios para lograr fines?. Esto se constata cuando uno no lo hace, que se siente cerdo, vacío, aburrido, fracasado, necio, mal....inadaptado ya no solo a su ambiente social sino a sus propios imperativos internos.

“Frugalidad y laboriosidad”, como decía Franklin....¡y como demandan nuestro cerebro y el mantenimiento y mejora de la Civilización!.

9 comentarios:

Ijon Tichy dijo...

Germánico, nuevamente nos dejas sin palabras :-O

En efecto uno también ha defendido siempre que la Universidad (en especial algunos profesores y algunas asignaturas) es un campo de entrenamiento en plan "pista americana", donde se trata de entrenarte para que te tragues lo que te echen en un tiempo razonable. Lo de menos es la materia en si, sobre todo teniendo en cuenta el generalismo que reina en la universidad española. El 90% de lo estudiado en la carrera no es que no te valga, es que no vuelves a oir nombrarlo nunca. Es mi experiencia, claro.

Probablemente no esté del todo mal tal entreno, pero estaría aun mejor si esa separación entre lo que se enseña y lo que luego se aplica no se debiera en gran medida a la vaguería de ciertas cátedras y su desidia a la hora de actualizarse.

Germánico dijo...

Jejeeje Ijon, gracias por decir algo. Ya sabes que quien calla otorga.....o no hace ni puñetero el caso.

No me considero la persona más indicada para decir cuál es la calidad de nuestra enseñanza y de sus profesores, pero sí he podido observar que, al menos en las materias que a mi me han interesado, los mejores libros de texto están escritos por americanos (o en su defecto por Doctores afincados en EEUU). El Producto Nacional Bruto en esa materia es eso: Bruto. O así me lo parece.

Que la enseñanza se adecue a las realidades y necesidades prácticas de la sociedad es algo prioritario. Muchos “intelectuales” flotando en un limbo de ideas desconectadas de la realidad son potenciales revolucionarios (de revoluciones sangrientas, no científicas, se entiende) y aspirantes a políticos y (valga la redundancia) a parásitos.

La titulítis que ha habido y aún hay en este país puede crear mucho paro y descontento, más aún si los títulos son en su mayor parte papel mojado, y de ella pueden surgir muchos lumbreras “educados”, con pretensión de conocimiento, auténticos payasos pedantes con ínfulas de reformadores y visionarios, que pretendan explicar las cosas desde una óptica “racional” (coherente consigo misma, dentro del limbo de palabrería bizantina y actuar puramente interesado).

Hacer cosas, resolver problemas, trabajar desde el principio en medio de la ambigüedad y complejidad irresolubles de la sociedad y el mundo, encaminarse a lo práctico: todo ello forja personas y personalidades aptas para la Civilización, todo ello ayuda a desarrollar y aprovechar nuestro lóbulo frontal, lo que nos hace humanos.

Y....ay, esto te lo dice un vago....un vago ¿rehabilitado?.

Ijon Tichy dijo...

Anda que si tú eres un vago, habrá que inventar una palabra nueva para calificar a algunos.

El asunto del divorcio entre la universidad y el mundo real ha sido una constante en este país hasta donde yo sé. Constante agravada por cierto a mitad de mis estudios por una ley llamada "de incompatibilidades" o algo así, que consiguió expulsar de la universidad a los pocos profesores que, por trabajar en el mundo real, transmitian unos conocimientos mucho más útiles que los impartidos por fósiles con dedicación exclusiva a la (supuesta) docencia.

Germánico dijo...

Ese vago es tan vago tan vago tan vago que NO SABE lo que es el trabajo (y no solo porque no lo haya probado, sino por que le resulta algo ininteligible). Y no entiende cómo el trabajo puede estar en la base misma de la civilización. Así son sus "ideas". De ese núcleo surgen esas otras pútridas excrecencias.

La Universidad se divorcia de la vida real y llega a la posición de máxima responsabilidad el irresponsable máximo....

Carlos Suchowolski dijo...

Sin duda hay grano rescatado de Feyerabend. Pero creo que se debe ir más allá. Y creo que la reflexión te lleva a donde me lleva la mía (y no es que eso sea importante, pero me satisface la proximidad y me parece interesante cuando se produce viniendo desde evoluciones bien diferentes) En mi novela, unos seres no humanos pero cerebrales acaban también respondiendo como los humanos ante situaciones de su mundo. En ella, dado que la escribí yo mismo, eso parece obvio. Pero creo que la máquina de reflexionar, si se libera de los insano y de lo prejuicioso, así como si esto sucede a lo largo de la historia, dará con un pensamiento lúcido. Aunque sigamos oprimidos por la mecánica social que entre otras cosas consigue movilizar a las mayorías.En fin, ahí lo dejo...

Carlos Suchowolski dijo...

Por cierto, parece que no habeis visto que teneis un premio... que os habeis merecido.
Un abrazo y avanti popolo!

Aloe dijo...

Ijon tichy: para eso que dices (tener en la Universidad la experiencia de los que tienen algo que aportar de su vida laboral) inventó Dios el "profesor asociado". De manera que los que querian estar en misa y repicando podian hacerlo... no al salario ni con las ventajas de un catedrático o titular, claro está. Que ahi está la madre del cordero.
Y es que se supone que un catedrático o titular tienen que dar docencia, administrar su departamento, participar en la administración de la Universidad y (primero y principal) investigar... y el día no da para tanto, aunque seamos Franklin.
¿Qué luego no se exige de verdad a tales individuos (catedraticos y demás) esa dedicación por la que cobran? Pues ahí tienes razón, pero cobrar la cobran, y debieran cumplir con ella, y eso desde luego no les dejaría tiempo para dedicar otras cuarenta horas a la semana a "otro" trabajo.

A Germanico: leer "Elogio de la ociosidad" de Bertrand Russell. ;-)

Germánico dijo...

Gracias Aloe,

No eres la primera persona que me elogia ese elogio. Debe estar bien. Si lo pillo por ahí lo leeré. Pero para nuestra desgracia tenemos que ganar el pan con el sudor de la frente.

Ijon Tichy dijo...

Aloe, lo del "profesor asociado" como ente ideal, está muy bien. Pero, aparte de las desventajas en remuneración (que, tampoco discuto yo, tendrían su peso), al bajar a la realidad de aquellos años la implantación de la ley tenía otro inconveniente: Gente con experiencia y altos puestos en empresas pasaban a estar subordinados y dependientes de funcionarios ajenos a la realidad. Y, claro, se piraron en masa. Dejando hueco para nuevos funcionarios, desconectados a su vez de la realidad empresarial.

¿Que las horas de dedicación del catedrático o titular con trabajo fuera de la universidad se falseaban? Es muy posible. Pero en más de un caso (y es mi experiencia, no una generalización) esas pocas horas eran más útiles para el alumno que las muchas horas (también teóricas a menudo) de dedicación de catedráticos o titulares ajenos al mundo empresarial.

Y en cuanto a la supuesta investigación ¿cuantas horas habrá de paripé por cada hora de investigación real?