La importancia de conocer cómo hemos evolucionado es
trascendental para la compresión de nuestro comportamiento del pasado, presente
y futuro. De entre las ciencias directamente relacionadas con el estudio de la
conducta la Psicología es la más implicada en su análisis. Sin embargo, como en
todas las ciencias sociales, su comienzo y desarrollo se tuvo que realizar sin
que existiera la más mínima indicación de cómo hacerlo. Su investigación sólo
pudo comenzarse por medio de la propia introspección de los psicólogos, o de la
interpretación que se ha dado de la conducta observada en los pacientes, sin
poder tener una correlación neurológica que lo corroborara. Estos métodos contienen
una importante subjetividad, tan clara que diversos autores opinan que la razón
no es suficiente para entender nuestra realidad neurológica y psicológica,
teniendo una gran capacidad de autoengañarnos sobre el funcionamiento cerebral
en relación con el mundo en el que vivimos y consigo mismo, pues lo que
conocemos del cerebro es sólo una pequeña parte de su compleja dimensión (Francis
Harry Crick, 1987). Por tanto, la Psicología tendrá un desarrollo muy limitado
hasta que se aprenda a entender el lenguaje del proceso de la información, a lo
que añado la necesidad de tener un modelo de evolución neurológica que explique
interdisciplinarmente los datos que la Neurología y la Psicología nos aportan.
Theodosius Dobzhansky |
En
la actualidad no es difícil admitir que “Nada en biología tiene sentido, excepto a la luz de la
evolución”. (Theodosius Dobzhansky, 1973). Igualmente, hay que
asumir que “Los hombres
deberían saber que del cerebro, y nada más que del cerebro, vienen las
alegrías, el placer, la risa y el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y
las lamentaciones” (Hipócrates, 460-370 a.C.). Estos fundamentales
conceptos nos llevan a una inequívoca conclusión: las características neurológicas y
psicológicas (psicobiológicas) que van a posibilitar la conducta humana, deben
de tener un origen en los procesos evolutivos que las crearon.
Fuera de estas premisas básicas, no creo que existan explicaciones actualmente
válidas sobre el origen y desarrollo de la conducta humana. Pero,
a partir de este punto de partida común (evolución, procesos cognitivos y
conducta), pronto se diversifican las formas de aplicación de tales conceptos.
Las causas de esta divergencia conceptual se centran principalmente en dos
hechos:
* El mayor conocimiento que
en la actualidad se está adquiriendo sobre los mecanismos de producción de los
cambios evolutivos, como son la acción de la embriología,
los genes reguladores, el ADN basura, la Epigenética, y otros que aún solo
intuimos, lo que ya quedó explicado en otra entrada a este blog (¿Quéentendemos por evolución?). La utilización o no tales mecanismos ofrece
diferentes características psicobiológicas sobre las que van a poder
desarrollarse las formas conductuales humanas.
* Las propias características de la
Psicología como ciencia. Su tardía creación como ciencia
moderna hace que sus pilares doctrinales básicos estén condicionados a estudios
muy recientes, siendo limitada su correlación con la Neurología. Esta situación
ha facilitado la perduración de diversas teorías, a veces opuestas en sus fundamentos
(p.e. Psicología conductista, evolucionista y cognitiva).
El
problema, dentro de la Arqueología o del estudio evolutivo de nuestra conducta,
aparece el problema de qué teoría psicológica usar. Con los medios en exclusiva
de la metodología psicológica es muy difícil realizar tal elección, pues no
existen suficientes criterios en su disciplina que otorgue mayor credibilidad a
una u otra tendencia teórica. En el inicio de la Psicología, y ante esta
orfandad teórica y la necesidad de analizar la mente humana, los psicólogos han
realizado una serie de conceptualizaciones (organización lógica y cognitiva
basada en el conocimiento personal del problema a estudiar y, por tanto,
subjetivo en algún grado) sobre las características cognitivas que observa en
los seres humanos, a las que se denominan constructos. Los conceptos
científicos como estrés, depresión y procesos cognitivos, así como casi todos
los usados en la psicología, por ejemplo, inteligencia, frustración,
inconsciente, emociones, actitudes, ego, fobias, ansiedad, motivación,
aprendizaje, entre otros, no tienen una existencia concreta similar a las
entidades físicas que se prestan a la observación sensible. Son conceptos que
sobrepasan la observación empírica y muchas veces expresan supuestos teóricos.
A tales conceptos se les llama actualmente “constructos o conceptos no observacionales” para
diferenciarlos de los observacionales (Bunge, 1973). Los constructos no tienen
referentes empíricos inmediatos Nadie ha visto ni ha tocado la inteligencia de
alguien pero sí la puede inferir de la manera en que una persona es capaz de
resolver ciertos problemas en relación con la manera en que otros los
resuelven.
Por
otro lado, la Neurología aún no puede ofrecer modelos
ampliamente consensuados y delimitados que puedan explicar el soporte
neurológico de los proceso cognitivos conocidos. En la actualidad, sólo podemos
relacionar ciertas áreas corticales con diversas funciones cognitivas, pero de
una forma poco exacta, pues se basan en experiencias observadas en lesiones
neurológicas (traumatismos, cirugía, estimulación directa, etc.) y en las
modernas pruebas funcionales de imagen neurológicas. En general se aprecia una
funcionalidad global o multifocal que limitada a áreas concretas, aunque la
impresión que nos ofrecen es que aún queda mucho que avanzar en este campo
antes de poder relacionar procesos cognitivos funcionales con actividad
neuronal precisa y concreta.
A.- La Psicología evolucionista.
La
Psicología evolucionista (Evolutionary Psicology) aboga por que el aprendizaje
de las actividades humanas (succionar la leche materna, hablar y entender un
idioma, la caza, la recolección de vegetales, situaciones sociales, etc.) no pueda
realizarse por la simple experiencia, siendo preciso que haya contenidos innatos
preexistentes para que tal proceso de aprendizaje pueda
tener lugar.
Como
puede verse se basa en procesos evolutivos, cognitivos y de procesamiento de la
información adquirida por las diversas terminaciones sensitivas humanas. El uso
de la evolución que propone sigue a las formas más tradicionales del darwinismo,
es decir, cualquier mutación que produzca un cambio anatómico debe de ser
promovido o conservado por la selección natural, al tener una mejora conductual
o, por lo menos, ser en principio neutro. Así, en cada cambio anatómico o
conductual siempre se buscan las ventajas que pudieron favorecer su
perduración. Puede que uno de sus principales inconvenientes de esta forma de
ver a la evolución es el carácter independiente de cada uno de estos cambios genéticos,
ofreciendo un panorama teórico de múltiples mutaciones que no se corresponde
con los datos actuales de la genética humana evolutiva.
En
este contexto, plantea un modelo en el que la mente está formada por módulos que resuelven problemas
particulares y que han sido conformados por la evolución, de la
misma manera que los órganos y funciones fisiológicas son producto de la
evolución por selección natural de los caracteres físicos hereditarios. La
cognición en los animales está formada por módulos funcionales relacionados
entre sí, cada uno de los cuales trata un problema de conducta determinado
(inteligencia técnica, lingüística, social y de la historia natural), es decir,
cada función cerebral desarrolla un instinto. El ser humano no es distinto de
los demás animales y, por tanto, comparte este esquema. La naturaleza humana se
ha formado por la evolución de los instintos de nuestros antepasados primates y
la aparición de otros nuevos bajo la presión adaptativa del nuevo entorno en el
que vivieron los seres humanos durante la mayor parte de su historia. En
definitiva, desarrollan un nuevo constructo como forma de explicar la evolución
de la conducta.
Este concepto modular
de la mente humana ha dado lugar a mucho debate, siendo la base diferencial con
otras teorías psicológicas. El autor de este concepto fue el filósofo Jerry
Fodor (1986). Uno de los autores que más defiende la visión de una mente
modular es Robert Kurzban (2010). Puede ampliarse este dato en la entrada de
este blog (La evolución y el cerebro fragmentado). Tras
la dificultad teórica de mantener un concepto de módulo cerebral en su concepto
más elemental (áreas aisladas del cerebro con funciones determinadas), pues el
desarrollo de la Neurología no favorecía tal idea, Kurzban y otros autores han redefinido
el concepto neurológico y funcional del módulo.
Así,
un módulo funcional no
sería una zona aislada del cerebro, sino un mecanismo neurológico de procesamiento de información que nos permite resolver un
problema concreto. Se habla más de función que de
estructura neurológica. Hay que evitar pensar en el módulo como algo localizado
en un lugar del cerebro, es decir, un nódulo de células en una región del
cerebro. Un módulo puede ser algo muy extendido por el cerebro, un circuito
extenso que realice una función. El cerebro
albergará mecanismos especializados en escoger pareja, en vincular mutuamente
el niño a la madre (el apego) en entender las intenciones y deseos de los demás
(Teoría de la mente), condenar moralmente a los otros, etc. La relación entre
estos módulos es muy variable, pues hay módulos diseñados para compartir
información, otros más encapsulados que no están diseñados para compartir la información;
hay módulos con acceso a la conciencia y módulos sin acceso a ella, etc.
El origen de todos
estos módulos es evolutivo, aprovechando mutaciones que favorecían respuestas
adaptativas a los problemas del medio ambiente. Se fueron formando contenidos
neurológicos innatos preexistentes, que se trasmitieron a los descendientes y
fueron configurando nuestra conducta, la cual, a pesar de tener un importante
componente innato, siempre precisa de una experiencia que procesar. La acción
de estos módulos puede considerar como de instintos. Estos se manifiestan en la forma de impulsos, deseos y sentimientos. El
hombre tiene una capacidad (un instinto) muy desarrollada para
considerar, consciente e inconscientemente una gran variedad de impulsos y
deseos y cotejarlos contra una base de experiencias anteriores para adivinar cuál
de sus deseos es más factible en cada momento en función de las expectativas y
cual tiene que mantener en cola de espera o bien reprimir.
En
sentido coloquial se entiende como instintos una serie de "bajos"
impulsos que están determinados al 100% de forma innata. El deseo de
alimentarse, tener sexo etc. Bajo la Psicología evolucionista un instinto es el resultado de la actividad de un módulo funcional
del cerebro que trata un determinado problema, y no hay problema
que no esté tratado por uno o varios de esos módulos. Un módulo o instinto genera
conductas que no son innatas en general sino que dependen del ambiente para su
realización. Por tanto, instinto es lo que subyace debajo
de cualquier conducta, se considere básica
o elevada.
B.- Psicología cognitiva: Procesamiento de la información.
En
un sentido teóricamente opuesto a la Psicología evolucionista tenemos aquellas
psicologías que apoyan más a la experiencia, y poco o nada a los instintos, como
principal motor de la conducta humana. Aunque todas son evolutivas, cognitivas
y necesitan de un adecuado procesamiento de la información, sus formas difieren
sustancialmente al explicar nuestra conducta. En un extremo se sitúa un tipo de
determinismo cultural, claramente expuesto por el concepto de tabula rasa. En
filosofía, tabula rasa o tabla rasa hace referencia a la
tesis epistemológica de que cada individuo nace con la mente "vacía",
es decir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y
habilidades de cada ser humano son exclusivamente fruto del aprendizaje a través
de sus experiencias y sus percepciones sensoriales. La Psicología cognitiva trata
de explicar la conducta humana a través del mejor conocimiento de las entidades
mentales o cognoscitivas, pues son ellas las que realizan las acciones que nos
caracterizan, sobre la base de la información que reciben por medio de los
receptores sensoriales. Esta nueva dirección metodológica parece que presenta
actualmente una importante aceptación conceptual en la explicación de los
procesos conductuales (Belinchón et al.
1992).
Uno
de los enfoques más aceptados de la Psicología cognitiva corresponde al
denominado Procesamiento de la información, que se asocia
a la concepción del ser humano como un sistema neurológico capaz de recibir,
procesar, almacenar y recuperar la información que le llega a través de sus
sentidos (González Labra, 1998). Conceptualmente se basa en que todo proceso
mental o cognoscitivo tiene como origen la información que previamente el
cerebro ha tenido que recibir y procesar (Leahey, 1980). Sin
embargo, esta capacidad de procesamiento de la información no es totalmente
libre e independiente, pues estaría limitada por las características
psicobiológicas de cada persona. Éstas, en función de su propia herencia
genética, no son iguales y juegan un papel importante en el desarrollo de la
conducta. La famosa “tabula rasa” en la práctica no existe pues es inviable su
realización. Desde el mismo momento del nacimiento se va a producir una organización psicológica, que
depende de varios factores fundamentales en la futura conducta del neonato.
- Control de
la homeostasis de carácter innato y de funcionamiento
inconsciente.
- El temperamento o la manera particular y natural
con que un ser humano interactúa con el entorno. Es hereditario, aunque
influenciable hasta cierto grado por los factores. Es la naturaleza general de
la personalidad de un individuo, basada las características del tipo de sistema
nervioso. Está relacionado con la influencia endocrina (que se debe a los
genes, y que se manifiesta en determinados rasgos físicos y psicológicos).
- Capacidades
cognitivas racionales o de control de la información que se recibe. Serían las capacidades cognitivas primarias (memoria,
funciones ejecutivas, motivación, ciertos niveles de abstracción y
simbolización, etc.) que la evolución haya otorgado, por medio de la herencia
genética de sus padres, a ese nuevo ser.
-
Con la influencia de los estímulos externos. Es la
experiencia necesaria para el desarrollo cognitivo humano.
- Las emociones de un claro componente innato, pero que su
desarrollo estaría muy relacionado con la evolución de las capacidades
cognitivas primarias y secundarias, entre la que destaca la autoconciencia (emociones
autoconscientes).
De la unión de estos procesos en el recién nacido, y dentro de una
ambiente social, se irían formando una seria de capacidades cognitivas secundarias
o emergentes (lenguaje, simbolismo, autoconciencia, etc.) y un determinado
desarrollo de las primarias a niveles más altos. Así, después del parto se
inicia un proceso de organización psicobiológica, basado en la interacción de
las características psicobiológicas heredadas con el medio ambiente con el que
se está inmerso continuamente. La consecuencia sería la conducta humana con las
características actuales.
Conclusiones básicas
La
aceptación de uno u otro modelo es importante en la explicación del origen y
desarrollo de la conducta humana, pues originan formas de desarrollo cultural
diferentes. Mientras que la Psicología evolutiva se adapta mejor a la
existencia de instintos mediante la tradicional forma gradualista del
darvinismo, los psicólogos sociales apoyan más la idea del carácter emergente y cultural de
muchas de las cualidades cognitivas del ser humano (Ardilla y Ostrosky-Solís,
2008; Belinchón et al. 2000).
No
obstante, la definición de instinto por la Psicología evolutiva no deja de
semejarse a las capacidades cognitivas básicas (posibilidad de generar una
determinada conducta en un medio adecuado) que exponen la psicología cognitiva
social, y que tienen un carácter innato. Los dos modelos tienen una base
genética que lo posibilita, y necesitan de un medio ambiente que los
desarrolle, la diferencia puede ser simplemente de grado o de concepto, pero
prácticamente imposible de especificar. La propia funcionalidad cerebral en
un medio concreto podría interpretarse como contenidos innatos preexistentes adquiridos por la evolución. Aunque
el posterior desarrollo de carácter emergente es muy difícil asimilarlo a las
teorías de la Psicología evolutiva.
* Ardila,
A.; Ostrosky-Solís, F. (2008): Desarrollo Histórico de las Funciones
Ejecutivas. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, Vol.8,
No.1, pp. 1-21.
*
Belinchón, M.; Igoa, J. M. y Riviere, A. (1992): Psicología del lenguaje.
Investigación y teoría. Ed. Trotta S.A. Madrid.
*
Bunge, M. (1973). La Ciencia, su Método y Filosofía. Edición Siglo XX, Buenos
Aires.
*
Crick, F. H. (1987): Reflexiones en torno al cerebro. En El cerebro. Libros de
Investigación y Ciencia, Ciencia Científica, Barcelona.
* Dobzhansky, T. (1973). Nothing in biology makes
sense except in the light of evolution. The
American Biology Teacher, 35, 125-129.
*
González Labra, M. J. (1998): Introducción a la Psicología del Pensamiento.
Trotta. Valladolid.
* Fodor,
F. (1986): La modularidad de la mente.Ediciones Morata, Madrid.
* Kurzban, R. (2010): Why everyone
(else) is a hypocrite. Evolution and the Modular Mind. Princeton university Press.
*
Leahey, T. (1980): Historia de la Psicología. Ed. Debate. 1982. Madrid.
3 comentarios:
Otro excelente artículo Arivera (nunca te decimos na). Muy bien delimitado ese frente de trinchera entre teorías. En mi opinión, todo apunta a que la psicología evolucionista acabará concediendo que los múdulos funcionales que caracterizan nuestra especie están relacionados con nuestra capacidad para aprender. Que somos lo que aprendemos a hacer con nuestro cerebro (aunque haya tareas que nos resulta más fácil aprender), que su fuente es la invención y difiere entre culturas. Ello no quita para que heredemos también otros módulos funcionales que encauzan nuestra conducta (lactancia, atractivo sexual, empatía, etc) pero cabe esperar que sean muy parecidas a las de otros grandes simios y se limiten a lo que observamos en ellos.
Conviene traer a cuento ciertos conceptos que nos están ayudando a reinterpretar la naturaleza. Alguno ya lo hemos sobao, como el efecto Baldwin o las exaptaciones biológicas. También merece la pena considerar la realización múltiple de Putnam (Terrence Deacon lo ha convertido en uno de los pilares de su propuesta). Es un cambio de paradigma hacia un naturalismo emergentista, no reduccionista. No significa renunciar a la reducción como método explicativo, sino de tratarla como una parte de la explicación y asumir que los sistemas naturales se organizan a distintos niveles o escalas y todas son causalmente efectivas. La psicología evolucionista presta atención a aquellas conductas que implican cambios genéticos o pueden asociarse a estructuras fisiológicas concretas. La evolución cultural, Baldwin mediante, favorece el desarrollo de nuestra capacidad para aprender de la conducta de los demás, pero las conductas mismas no se naturalizan (no se incorporan a la herencia genética), ni necesitan hacerlo.
Estoy de acuerdo contigo, ni todo es heredado ni aprendido. Existen conductas que tienen un alto componente genético e innato. Mientras que otras se explican mejor por los mecanismos evolutivos de exaptación o psicológicos de emergencia cognitiva, las cuales son de desarrollo cultural pero con una base genética que las posibilita. Sin embargo, y dado la compleja interrelación que existe entre todas ellas, es difícil separar, y más demostrar, donde empieza una y acaba la otra, sobre todo en estadios evolutivos (conocidos en el género Homo) con muy pocos datos.
Un dato muy importante, es que siempre se estudia a los seres humanos de adultos, cuando ya están plenamente desarrollados cognitiva y culturalmente, obviando las particularidades que el niño presenta en su crecimiento. Digo esto porque mientras para la Psicología evolutiva el desarrollo cognitivo en los niños es algo prácticamente marcado por la genética y un poco de influencia medioambiental, para la Psicología cognitiva es en este periodo donde los procesos de exaptación o emergencia se van a producir, lo que hace muy interesante este periodo.
¿Qué es lo que heredamos con nuestro cerebro? Cada teoría psicológica tiene una respuesta. La que creo que tiene más posibilidades de ser adecuada a nuestra conducta, en la línea de las exaptaciones y emergencias, será la próxima entrada que realice.
La psicología y el comportamiento humano van más allá del cerebro y de la neurología o de la evolución. Al ser algo complejo están plurideterminadas, por lo que ninguna explicación reduccionista o separada de la otra, llegan a ser suficientes; es necesario llegar a la complejidad para superar las limitaciones de nuestras explicaciones, que al final tienen que ver con nuestras limitaciones para poder aceptar las diferencias y las contradicciones.
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