viernes, agosto 08, 2014

Vidas Alternativas




Uno nace múltiple y uno muere único
-Paul Valéry

En uno de sus cuentos, Ernest Hemingway describe a un viajero que camina por un paisaje que ha sido devastado por el fuego:

“Nick se sentó contra el tocón carbonizado y se fumó un cigarrillo…Mientras fumaba, sus piernas se estiraron hacia el frente, notó un saltamontes subir desde el suelo hacia su calcetín de lana. El saltamontes era negro. Mientras caminaba a lo largo de la carretera, subiendo, había levantado a muchos saltamontes del polvo. Todos eran negros.”

Hemingway tenía razón. Después de un fuego en las llanuras de África Oriental, por ejemplo, los saltamontes son negros en lugar del color habitual amarillento-verdoso. Algo ha hecho cambiar el curso de su desarrollo por un camino diferente. El color del saltamontes marca la diferencia entre ser visto y comido por un pájaro o no, y en lugares quemados pueden seguir siendo negros durante meses después del fuego. El mecanismo para este cambio es automático y depende de la cantidad de luz reflejada por el suelo. Si colocamos un saltamontes joven sobre papel negro, cuando muda toma el color negro, en papel claro muda a su color normal. Es decir, si el color de fondo cambia, un saltamontes joven muda su color para encajar con el del entorno, pero ya no pueden cambiar más una vez que son adultos.

Tortugas y cocodrilos empiezan su vida con la posibilidad de ser macho o hembra y pueden ir por un camino o por otro dependiendo del ambiente, en concreto de la temperatura ambiental durante el desarrollo embrionario. Si los huevos se entierran en  sol por debajo de 30º las jóvenes tortugas se convierten en machos; si la temperatura es mayor de 30º, se convierten en hembras. En cocodrilos es justo al revés. 

Cada saltamontes o tortuga empieza la vida con la posibilidad de seguir dos caminos, dos vías diferentes de desarrollo: verde o negro, macho o hembra. Una característica del ambiente selecciona por cuál de los dos caminos transcurrirá su vida. Pero una vez elegido un camino el individuo ya no puede cambiar al otro.. Una vez que es negro el saltamontes ya no puede cambiar a gris-verdoso como una tortuga macho tampoco puede cambiar a hembra.

Los ejemplos de este tipo en el mundo animal son muchísimos: la casta de los insectos sociales depende de su alimentación, las langostas pueden hacerse o no migratorias dependiendo de la densidad de población, muchos pájaros aprenden sus canciones en la época temprana de la vida, pero luego esas canciones son muy resistentes al cambio una vez aprendidas. etc. Patrick Bateson le llama a eso la jukebox del desarrollo. Como en una jukebox, el individuo tiene el potencial de elegir una vía de desarrollo entre varias, una canción entre varias; pero durante el curso de su vida sólo puede elegir una canción. Al principio hay muchos caminos, pero al final se reducen a uno solo. La canción depende del ambiente: temperatura, número de machos, tipo de comida, color … y se adapta a las condiciones en las que va a sonar.

Nosotros también empezamos la vida con la posibilidad de vivir muchas vidas pero acabamos viviendo solo una. Dependiendo de la cultura y la experiencia nos comportaremos de una única manera. Son famosos los experimentos de David Barker donde se ve  que los niños con poco peso al nacer son los más vulnerables a morir de enfermedad cardiovascular de adultos. Evolutivamente todo esto tiene sentido, los fetos reciben como una previsión del mundo que les espera y una serie de ajustes se realizan para adaptarse mejor a ese mundo. Si luego resulta que el tiempo no es como se había anunciado ya no hay forma de cambiar…

Solemos igualar genético con inmutable y aprendido con modificable. Pero estos ejemplos y otros nos demuestran que, muchas veces, lo aprendido es definitivo y no admite modificación. Igual tenemos que tirar a la basura nuestras ideas sobre lo que es innato-no aprendido y lo que es aprendido.

@pitiklinov

Referencia




4 comentarios:

Masgüel dijo...

Es curioso. En esta charla, Alex Wissner-Gross, dice que la inteligencia es lo que maximiza la libertad de acción futura para cualquier sistema natural:
http://www.ted.com/talks/alex_wissner_gross_a_new_equation_for_intelligence

Por el contrario, Kevin Kelly no se cansa de repetir que la evolución es una continua apertura de nuevas posibilidades. Pero nuestra especie es cada vez más adaptable porque incrementa la variedad de sus especialistas. Y a su vez esa variedad es posible porque nacemos con la capacidad de especializarnos en cualquier cosa. Generalistas o especialistas. Adaptables o adaptados. A estas alturas del juego, hay que ser las dos cosas.

P.D. Si canso me lo decís, pero es que me da pena que temas chulos queden sin un mísero comentario, más tristes que una notaría en domingo.

Pitiklinov dijo...

Otro ejemplo de condición fijada por el ambiente es el número de glándulas sudoríparas, que se fija en los 3 primeros años de vida. Así que nuestra capacidad de sudar más o menos dependerá de la temperatura a la que estuvimos expuestos en la primera niñez:
http://books.google.es/books?id=Rnmphd2wXHEC&pg=PA23&lpg=PA23&dq=sweat+glands+number+fixed+at+birth&source=bl&ots=pBqztaoDue&sig=k6IJUAD3r3dkxwOAjQSa_K4dQMM&hl=es&sa=X&ei=1TDlU7jyMbPY0QXSt4HwDQ&ved=0CEgQ6AEwBQ#v=onepage&q=sweat%20glands%20number%20fixed%20at%20birth&f=false

arabelle dijo...

Me ha gustado mucho. Suelo pensar que nuestros genes nos condicionan al 100% practicamente, me gusta ver ejemplos que demuestran que no. Muy bonito el articulo.

arivera dijo...

La creencia de que los genes nos condicionan totalmente está muy extendida en la población. Lo cual es muy práctico, pues sirve de excusa para muchos de nuestros errores. El medio ambiente modula e incluso determina en algunos casos, la dirección del desarrollo biológico. Un ejemplo lo tenemos en el aumento de la talla en la población española. Un estudio, realizado por el servicio de Pediatría del Hospital Materno-Infantil de Vall d´Hebrón en Barcelona, ha puesto de manifiesto que la diferencia de estatura (en valores medios) entre 1969 y fechas recientes es considerable. Los chicos de media han aumentado 10,7 cm, mientras que las chicas incrementaron su talla en 8,9 cm.
Antes se decía que eramos bajitos por nuestra características genéticas y había muy pocos jugadores de baloncesto. Ahora, que somos más altos, no decimos nada, pero hay muchos más jugadores de baloncesto, y los genes no creo que hayan cambiado.