Tras un paréntesis de poco más de un año, vamos a volver, pues el momento ha llegado.
Vivimos tiempos de pseudociencias arrogantes, indistinguibles por su lenguaje superficial de la ciencia fiel al método científico para los oídos de los legos y de los solamente medianamente informados.
Una sociedad de la información es también una sociedad de la desinformación, un arma de doble filo, o una moneda con una cara y una cruz de azar e incertidumbre.
La cada vez mayor complejidad en las tecnologías de la Información y la Comunicación permite acceder a un caudal de estímulos visuales y sonoros repletos de ítems que, unidos en datos, forman una imagen mental que pasa por real. El dato puede ser falso, en su conjunto, incluyendo elementos de verdad.
Llegamos a un punto donde distinguir lo auténtico de los sucedáneos o, peor, de las falsificaciones es una labor que requiere una formación exhaustiva en contacto con realidades tangibles y abstracciones sólidamente asentadas en axiomas lógicos.
Predominan los relatos, las posverdades y, en definitiva, la politización de la "información", que fluye espuria y ponzoñosa hacia las mentes y los corazones de las personas.
Todo esto va más del reparto del poder entre grupos de interés que de búsqueda del conocimiento y de la evasiva verdad, esa cuya provisionalidad hace que los que deliberada o inocentemente la traicionan la vean como "relativa".
No es relativo lo provisional igual que no es igual de verdadera una proposición provisional inconsistente que una proposición provisionalmente consistente.
Decíamos que el momento ha llegado. En la Catedral de Darwin no se pontifica, se duda. Aquí no encontrarán el final del camino sino la continuación de una búsqueda permanente.
La Nueva Ilustración Evolucionista no
Están todos invitados a esta nueva singladura del Beagle.
2 comentarios:
Enhorabuena.Gracias
Gracias a ti.
Publicar un comentario