El inventario tipológico de Myers-Briggs es el test de personalidad más popular del mundo, el favorito de las empresas de la lista Fortune 100, de los organismos gubernamentales y de la gente normal. Más de 1,5 millones de personas lo realizan cada año. Genera una próspera industria multimillonaria al año y, como le dirá cualquier psicólogo que se precie es, básicamente, una mierda.
He aquí el porqué.
Razón 1: Está basado en las ideas de Carl Jung.
Esta primera razón es una de las menos importantes, pero es bueno empezar contando la historia. El test de personalidad de Myers-Briggs se basa en ideas de Jung, que, por decirlo suavemente, carecen de fundamento empírico. Jung fue un psiquiatra y psicoanalista suizo que trabajó en la primera mitad del siglo XX. Tenía un permanente interés por la religión, la mitología, la alquimia y la astrología. Y estos intereses afectaron a sus ideas, algunas de las cuales estaban más cerca de las afirmaciones místicas o sobrenaturales que de las científicas. Jung no puso mucho énfasis en poner a prueba sus ideas mediante estudios empíricos rigurosos, un problema que, hay que reconocerlo, no era exclusivo de su época.
Tras la muerte de Jung, dos personas no expertas y con escasa formación en psicometría o construcción de pruebas crearon el Indicador Tipológico de Myers-Briggs (MBTI), un test de personalidad basado en las ideas de Jung sin fundamento empírico.
Esta no es razón suficiente para rechazar el MBTI, ya que es posible que un test creado por personas no expertas y basado en ideas sin fundamento sea capaz de medir con precisión la personalidad humana.
Pero, y de esto no cabe duda, es una buena razón para ser precavidos.
Razón 2: El test carece de validez predictiva, luego no sirve para predecir resultados en el mundo real.
El objetivo de los tests de personalidad no es sólo que quien los realice nos hable de sí mismo, sino también poder predecir a partir de sus respuestas los resultados que tendrá su acción en el mundo real. Pero una y otra vez, los estudios realizados han demostrado que el MBTI no es un buen predictor de los resultados de una carrera profesional, de unas relaciones románticas o de cualquier otra cosa que nos pudiera interesar.
En cambio, hay tests de personalidad validados científicamente que predicen de forma útil todo tipo de cosas, desde el rendimiento profesional hasta la probabilidad de divorcio o la probabilidad de padecer un trastorno psicológico (por ejemplo, véase aquí).
Existen tests con éxito predictivo pero, lamentablemente, el de Myers-Briggs no es uno de ellos.
Razón 3: La personalidad humana es un proceso continuo, no una categoría fija.
Esto tiene implicaciones importantes.
Algunas variables son continuas: se sitúan en un continuo o espectro. Otras variables son categóricas: caen en categorías o tipos claros y discretos. Por ejemplo, la estatura es continua: cae en algún lugar de un espectro que va de extremadamente bajo a extremadamente alto. Un sujeto puede estar en cualquier lugar de ese espectro, por ejemplo, 1,60, 1,70 o 1,80. En cambio, la religión es una variable categórica: o eres judío, o cristiano, o musulmán, o ateo, o jainista (o lo que sea).
Si mido lo lejos que puedes lanzar una moneda, la respuesta está en un continuo, porque la distancia en la que puede caer forma un espectro, y la moneda caerá en cualquier punto de ese espectro. Si mido de qué lado cae esa moneda, la respuesta es categórica: sólo puede caer por la cara, por la cruz o de canto. No hay más opciones, y la respuesta entra limpiamente en una de esas categorías.
La personalidad humana está en un espectro continuo, no en un conjunto categorial. Es como la altura, no como la religión. Es como lo lejos que se pueda lanzar una moneda, no como de que lado podría caer la moneda. El problema es que el marco de referencia del test de Myers-Briggs parte audazmente de que la personalidad se divide en categorías o tipos. Y además establece, sin ningún aporte o prueba real, que hay exactamente 16 tipos.
Existen diferentes modelos de personalidad humana. Uno de los modelos más destacados, denominado "Los 5 grandes", sugiere que cada persona se sitúa en algún lugar de un continuo de apertura a la experiencia que va de bajo a alto, en algún lugar de un continuo de baja a alta conciencia, en algún lugar del continuo de la introversión a la extraversión, en algún lugar del continuo de agradabilidad y en algún lugar del continuo de neuroticismo (OCEAN para abreviar). Cada persona tiene una puntuación en estos cinco continuos. Si se hace un test a una persona y se obtiene su puntuación en las cinco dimensiones, se obtiene un buen esbozo (aunque incompleto) de su personalidad general, es decir, de quién es y de en qué se diferencia de los demás.
Un modelo diferente de personalidad, denominado HEXACO, sugiere que la personalidad puede captarse mejor estadísticamente con seis dimensiones clave, no con cinco. Estos seis rasgos son la honestidad-humildad, la emocionalidad, la extraversión, la amabilidad, la conciencia y la apertura a la experiencia.
Los dos modelos difieren, pero coinciden en el hecho fundamental: la personalidad se divide en varios continuos, no en tipos distintos. Por ejemplo, la mejor manera de conceptualizar la introversión/extraversión es situándola en un espectro, no imaginando que las personas caen en uno de los dos tipos llamados introvertidos y extravertidos. Ambos modelos tienen más evidencias a su favor que el Myers-Briggs.
Un continuo tiene un número infinito de puntos en él, y aquí estamos tratando con cinco o seis continuos. Así que si realmente quisiéramos contar cuántos tipos de personalidad diferentes hay, la respuesta sería: infinito multiplicado por sí mismo cinco o seis veces. Si eso le parece una forma perversamente poco útil de describir las cosas, tiene razón. Dado que los rasgos de personalidad se sitúan en un continuo, no deberíamos hablar nunca de tipos de personalidad discretos.
El método Myers-Briggs toma la hermosa y rica complejidad de la personalidad humana y la divide en 16 tipos. El cuadro es claro y fácil de recordar, y la taxonomía de los tipos de personalidad suena elegante. Pero la imagen resultante de la personalidad humana es por completo infiel a la realidad.
Razón 4: Los tipos de personalidad utilizados por el MBTI tienen límites arbitrarios.
El hecho de meter la personalidad con calzador en unos tipos crea el problema de los límites arbitrarios: una vez que se han especificado los tipos que supuestamente existen, hay que definir sus límites. Pero es muy difícil definir los límites de forma no arbitraria. Por ejemplo, imagine que tomo la variable de la altura, que es continua en el mundo real, y trato de colocarla en categorías. Podría afirmar que hay tres categorías de altura y etiquetarlas como baja, media y alta. Pero ahora tengo un problema: ¿cuáles deberían ser los límites de las categorías? ¿Una persona que mida 1,75 metros entra en la categoría media o en la alta? ¿Y alguien que mida 1,58 metros, cuenta como bajo o mediano? ¿Y en qué me baso para tomar esta decisión? No hay ningún principio que me permita definir los límites de las categorías, y cualquier método que elija será arbitrario. En la naturaleza no hay un verdadero tamaño medio o alto, así que no puedo mirar al mundo exterior para que me ayude a decidir. Tengo que decidir cómo definir los límites de mis categorías utilizando la intuición, el voto de la mayoría o algún otro método arbitrario.
El MBTI trata de resolver este problema utilizando una división media. Esto significa que se evalúa a muchas personas y sus puntuaciones en un rasgo como la extraversión se ordenan desde la más baja hasta la más alta. Por ejemplo, si evaluamos a 50 personas, terminamos con una lista de las 50 puntuaciones de extraversión, que van de la más baja a la más alta en orden secuencial. El método de división de la mediana dice: dividamos esta lista por la mitad. Consideraremos que todas las puntuaciones por encima de la media (la mediana) son extravertidas, y que todas las puntuaciones por debajo de la mediana son introvertidas. Pero el problema sigue siendo: ¿por qué utilizar la mediana? ¿Por qué no la media? ¿Por qué no otro método? La respuesta es que no hay una forma de decidir de entrada que no sea arbitraria. Y ningún método resolverá el problema clave: se ha tomado una variable que es de naturaleza continua y se ha tratado de encajarla en el lecho de Procusto. Esto crea muchos problemas ulteriores, de los cuales la cuestión de los límites arbitrarios es sólo el primero. El siguiente tiene que ver con la fiabilidad del test.
Razón 5: El Myers-Briggs tiene poca fiabilidad.
Los psicólogos miden si un test es bueno o no de varias maneras. Una medida importante es la llamada fiabilidad test-retest. Esto significa que el test debería dar más o menos los mismos resultados si se hace una vez y se vuelve a hacer unas semanas después. Un poco de fluctuación es normal, porque todo el mundo cambia un poco según el contexto. Pero tu personalidad no fluctúa mucho de una semana a otra, así que un buen test no debería ofrecer resultados muy diferentes de una sesión de pruebas a la siguiente.
El MBTI viola esta regla estruendósamente, a bombo y platillo. Tiene una pésima fiabilidad entre pruebas, y a menudo, a los participantes clasificados en un tipo de personalidad en una sesión de pruebas, los reclasifica en el tipo de personalidad opuesto en la siguiente sesión. Por ejemplo, algunos estudios han descubierto que, en un periodo de cinco semanas, reclasifica a un 50% de los participantes en un tipo de personalidad diferente. Una fiabilidad tan baja se considera inaceptable en psicología.
Al igual que el problema de los límites arbitrarios, el problema de la baja fiabilidad es una consecuencia de tomar una variable continua y tratar de convertirla en una categorial. Te ves obligado a definir los límites de tus categorías, así que decides utilizar la mediana. Pero esto crea un nuevo problema: muchas personas puntúan justo por encima o por debajo de la mediana. De hecho, son muchos más los que se agrupan en torno a la mediana que los que se sitúan en los extremos. Si estas personas vuelven a realizar el test tres semanas después y se sienten un poco más gregarias (o enérgicas o ansiosas), el test podría reclasificarlas fácilmente en el tipo de personalidad opuesto. Esto es exactamente lo que hace el MBTI de forma recurrente.
Razón 6: El Myers-Briggs da a entender de forma engañosa que hay grandes diferencias entre los tipos y diferencias nimias dentro de cada tipo.
La clasificación de las personas dentro de distintos tipos de personalidad en el test de Myers-Briggs tiene dos implicaciones más.
En primer lugar, implica que las personas que se sitúan justo por debajo del límite de un tipo determinado son fundamentalmente diferentes de las que se sitúan justo por encima: el test las sitúa en tipos de personalidad diferentes. Pero en realidad, los introvertidos y los extravertidos que se aproximan al límite arbitrario son muy similares entre sí.
En segundo lugar, al clasificar a las personas en tipos, el test implica que todas las personas de un tipo determinado son razonablemente similares: todos los extravertidos comparten una cualidad esencial, al igual que todos los introvertidos. Esto implica que las personas con puntuaciones extremas en un tipo son razonablemente similares a las personas con puntuaciones cerca del límite establecido para el mismo tipo, lo cual constituye un error: los introvertidos extremos son en realidad muy diferentes de los introvertidos limítrofes a los extravertidos.
Por ejemplo, imagine que su límite de extraversión está en el 50%. Esto nos llevaría a clasificar a alguien con una puntuación del 10% o del 45% como introvertido, y a alguien con una puntuación del 55% como extravertido. Pero, en realidad, la persona introvertida cercana al límite por debajo (que obtuvo un 45%) está mucho más cerca de la persona extravertida que se aproxima al límite por arriba (55%) que de la persona introvertida extrema (10%). Y, sin embargo, el test mete en el mismo saco a los introvertidos limítrofes y a los extremos, a pesar del enorme abismo que separa a ambos (una diferencia de 35 puntos), y considera al introvertido limítrofe totalmente diferente del extravertido limítrofe a pesar de su obvia similitud (reflejada por una diferencia de sólo 10 puntos entre ellos).
Al igual que los dos problemas que le preceden, este nuevo problema es consecuencia de la misma cuestión central: tratar de forzar una variable continua dentro de un conjunto discreto de categorías. En los tests basados en el tipo, como el Myers-Briggs, los que apenas entran en una categoría se consideran miembros de pleno derecho e iguales en la categoría, nada menos que de los que obtienen puntuaciones extremas en la misma categoría. Y los que apenas logran entrar en una categoría se consideran totalmente diferentes de los que apenas logran entrar en la otra categoría. Pero, conceptualmente, es exactamente al revés.
Razón 7: Cuando se convierte una variable continua en categórica, se desecha información.
Hay otra razón por la que la mayoría de los investigadores desaconsejan dicotomizar una variable continua: hacerlo implica descartar información valiosa.
Digamos que mido la altura de todos los estudiantes de mis clases. Obtengo una rica gama de estaturas exactas que van desde 1,50 hasta 1,90 metros. Entonces decido clasificar a las personas en las categorías de bajo, medio y alto. Para ello, tengo que desechar información. Acabo pasando de la altura exacta de cada persona (precisa) a las descripciones aproximadas de bajo, medio y alto (menos precisas). He optado por descartar la rica complejidad y los matices de las diferencias entre mis alumnos en favor de una atribución de categorías más burda y menos precisa. He elegido, dicho de otra manera, desechar información.
Hay algunas circunstancias muy concretas en las que puede ser útil hacer esto. Pero estas circunstancias son raras, y no son aplicables a la medición de la personalidad. La mayoría de las veces, convertir por la fuerza una variable continua en una categórica no es buena idea.
Algunas variables del comportamiento humano son categóricas (por poner un ejemplo: ¿mató a esa persona o no?). En estos casos, algunos de los cuales caen en el área de la psicopatología, los enfoques basados en tipos pueden ser de utilidad. Pero la evidencia sugiere que esto no es aplicable a la mayor parte de los rasgos de personalidad.
Razón 8: El MBTI no mide el neuroticismo.
El neuroticismo es una variable muy importante de la personalidad. Describe el ámbito de la vida mental de una persona gobernado por las emociones negativas, especialmente los sentimientos de ansiedad, tristeza y vulnerabilidad. Las personas que puntúan más alto en neuroticismo experimentan episodios de emociones negativas más frecuentes, más intensos y más duraderos que las personas que puntúan más bajo en este rasgo. Las personas con un alto nivel de neuroticismo están más atentas a los peligros del mundo y ven más amenazantes los estímulos ambiguos, lo que puede ser bueno o malo, dependiendo de si se encuentran en un entorno seguro o inseguro. El neuroticismo es uno de los predictores más importantes de las relaciones románticas (por término medio, predice una mayor insatisfacción y la ruptura de la relación). También predice -en promedio- peores resultados profesionales, peores resultados de salud y el padecimiento de una amplia gama de psicopatologías. Es universal en todas las culturas y no es exclusivo de los humanos: existe en numerosas especies.
Todo el mundo se encuentra en algún punto del continuo del neuroticismo. El modelo de los 5 grandes mide este rasgo y lo denomina neuroticismo. El modelo HEXACO lo mide y lo llama emocionalidad. Es una dimensión crucial en la variabilidad humana. Hay otros modelos de personalidad que no se tratan en este ensayo y que también miden el neuroticismo. La única excepción es el Myers-Briggs, que ignora por completo el neuroticismo y opta por no medirlo en absoluto. Si el objetivo es captar la personalidad humana, este es a todas luces un fallo asombroso.
¿Por qué el Myers-Briggs ignora una variable de la personalidad que está relacionada con los resultados de las personas en la vida, desde los logros profesionales hasta los problemas de salud y los divorcios? Tal vez porque los responsables del test están incentivados para que los resultados resulten ampliamente atractivos. Si no se mide el neuroticismo, nunca hay que dar malas noticias a los participantes del test al finalizar el mismo, de modo que no se corre el riesgo de perder clientes.
Dicho esto, es imposible saber con certeza por qué el Myers-Briggs ignora el neuroticismo. Lo que sí sabemos es que el neuroticismo brilla por su ausencia en el test, a pesar de que es un rasgo que sirve para predecir importantes resultados en la vida. Observe también que de los 16 tipos de personalidad sugeridos por el MBTI, ninguno es negativo. (Puede echar un vistazo a la positividad desenfrenada de los 16 tipos aquí). El Myers-Briggs se encuentra en la cómoda -y económicamente sensata- posición de no ser nunca portador de malas noticias.
Pero mis resultados siguen pareciendo bastante precisos.
La mayoría de las personas que oyen hablar de estos problemas están de acuerdo con que son graves. Un test que descuida el neuroticismo, mete con calzador los continuos en categorías, tiene poca fiabilidad y no predice los resultados de la vida es el producto de una mala combinación. Pero incluso para algunas personas muy brillantes, persiste un problema: a pesar de todos estos defectos, los resultados que arroja el MBTI les parecen bastante precisos.
¿Se siente así con los resultados de su test de Myers-Briggs? Si es así, considere lo siguiente.
De entrada, por ejemplo, la gente tiende a creer que su horóscopo les describe bien, incluso cuando están leyendo el horóscopo equivocado. Pareciera que la gente quisiera verse reflejada a sí misma en las cosas.
Y al igual que los horóscopos, el test de Myers-Briggs parece explotar esta tendencia ofreciendo a las personas descripciones de su personalidad que contienen afirmaciones de Barnum. Un enunciado Barnum es una descripción estratégicamente vaga que dice poco de lo esencial, pero que está escrita con la cantidad justa de ambigüedad, para que la gente pueda leer y llegar a la conclusión de que le describe maravillosamente. Se llama así por el famoso showman P. T. Barnum, que, supuestamente, dijo que nacía un imbécil cada minuto (realmente nunca lo dijo: es una atribución errónea).
Si el Myers-Briggs parece describirle bien, es porque está diseñado para hacerlo, porque quiere leerse a si mismo en él, porque guarda un discreto silencio sobre el neuroticismo y porque si ya cree parcialmente en él, el sesgo de confirmación no hará más que afianzar su creencia.
Por el contrario, considere los principales defectos del MBTI: límites arbitrarios, escasa fiabilidad, incapacidad para predecir los resultados en la vida, omisión del neuroticismo, etc. Para conocer estos fallos, tendría que ser un apasionado analista o haber investigado seriamente los estudios empíricos sobre el tema.
Bien, pero es mejor que nada, ¿no?
Si esto le parece una réplica razonable, considere lo siguiente.
En primer lugar, como ya han señalado muchos pensadores, la ilusión de conocimiento es más insidiosa que la falta de conocimiento, y más difícil de superar. Al pintar una imagen inexacta y crudamente pixelada de la personalidad humana, el MBTI es un obstáculo para una comprensión más precisa de la misma. Y en este sentido puede ser mucho peor que nada.
En segundo lugar, si se toma en serio, esta información errónea podría perjudicar a las personas. Podría alejar a las personas de carreras o parejas que supuestamente no se ajustan a su tipo de personalidad. Si la base de estos consejos es inexacta, corremos el riesgo de hacer un daño irreparable en la vida de las personas.
En tercer lugar, la elección no es entre el Myers-Briggs y nada. La elección es entre el Myers-Briggs y los modelos basados en el continuo, que tienen éxito en la predicción, como el HEXACO y el de los 5 Grandes. Ambos modelos de personalidad humana predicen de forma fiable importantes resultados en la vida y evitan el error clave de meter variables continuas dentro de monolíticas categorías.
¿Por qué es entonces tan popular el Myers-Briggs?
No estoy muy seguro de por qué el Myers-Briggs ha resultado ser tan popular a pesar de sus evidentes defectos. Pero las razones candidatas incluyen: (1) que tiene una excelente publicidad y financiación que lo respalda; (2) que el test es fácil de realizar, fácil de administrar y fácil de calcular; (3) que los resultados son fáciles de interpretar y comprender; (4) que el test evita con tacto sugerir a quien vea sus resultados algo negativo; y (5) y que algunas pruebas insinúan que podríamos estar cognitivamente predispuestos a pensar en términos dicotómicos y dualistas en lugar de en términos de continuidad (la división introvertido vs. extravertido es más intuitiva y menos racional que lo anterior; es más intuitivo y menos exigente desde el punto de vista cognitivo que un continuo con un número infinito de puntos), lo que nos lleva a preferir el modelo más simple y menos preciso.
Observaciones finales
¿Qué deberíamos concluir de todo esto?
La psicología de la personalidad es un campo floreciente que ha llevado a importantes descubrimientos sobre cómo los seres humanos se diferencian entre sí y en qué son iguales. A diferencia de algunos subcampos de la psicología, le ha ido excepcionalmente bien en la crisis de la replicabilidad. La personalidad puede parecer difusa e intangible, pero puede medirse con rigor si se dispone de las herramientas adecuadas. Y tiene una gran importancia práctica: predice (por término medio) todo, desde el salario hasta el rendimiento profesional, pasando por las relaciones románticas y de amistad, y las infracciones de la ley.
Pero el Myers-Briggs no es la herramienta adecuada para este trabajo, ya que falla estrepitosamente en estas tareas de medición y predicción. Si las empresas y los gobiernos quieren tomar decisiones basadas en la evidencia, deberían evitar el MBTI y optar por modelos de personalidad humana y de propensión profesional que tengan mayor validez y fiabilidad.
En cuanto a las personas normales como usted y yo, no debemos dejarnos llevar por la creencia fácil de que el Myers-Briggs pueda decirnos mucho sobre nosotros mismos, o que pueda ayudarnos a encontrar la carrera profesional o la pareja adecuadas. Tendremos que confiar en nuestra propia mente para ello, además de ponderar las contingencias de un universo indiferente.
En definitiva el test de Myers-Briggs sólo ofrece una ilusión del autoconocimiento que nada tiene que ver con la realidad. Un examen más detallado nos revela que se apoya en una base de junguianismos sin fundamento empírico y en prácticas psicométricas poco sólidas.
Ensayo original en Areo Magazine.
El Dr. Laith Al-Shawaf es profesor asociado del Departamento de Psicología de la Universidad de Colorado, en Colorado Springs. Antes de trasladarse a Estados Unidos, fue docente en una universidad de lengua inglesa en Turquía y fue becario visitante en el Instituto de Estudios Avanzados de Berlín. Laith ha sido premiado tanto por su investigación como por su labor docente. Es miembro de la Academia Árabe-Alemana de Jóvenes (AGYA) y asesor académico principal del Centro de Investigación de Cognición Social Aplicada (CASCR) del Líbano. Puede encontrar sus escritos populares aquí, y puede encontrarlo en Twitter aquí.
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