miércoles, diciembre 14, 2022

Vida. Antes y después del cataclismo (entrevista a Jorge García Girón)

Jorge García Girón

La vida ha sobrevivido sobre la faz de la Tierra (incluidas las cuencas oceánicas), dentro de lo que se conoce como litosfera, a toda clase de catástrofes. Se estima que ha habido cinco grandes extinciones masivas en la historia "conocida" de nuestro planeta. La última, la más cercana, la de finales del Cretácico. Se conoce mejor como la extinción de los dinosaurios, al igual que si hoy se estuviera produciendo o estuviera en camino de producirse alguna, la llamaríamos, a toro pasado, y si quedase algún representante vivo de nuestra especie capaz de dar testimonio a otro representante de nuestra especie, la extinción de la humanidad. 

El papel protagónico de un superorden, el Dinosauria, en el último evento devastador para la vida en la Tierra, y de una especie, Homo sapiens, en el presunto próximo evento de proporciones catastróficas, muestra una falta completa de perspectiva ecológica. Como nuestro invitado de hoy apunta, muy razonablemente: 

"Las catástrofes ecológicas también pueden configurarse como ventanas de oportunidad excepcionales".

Y es que va de eso, de la obra al completo, de la vida en su plenitud biodiversa y no de un grupo particular de seres vivos del Reino animal, y menos aún de una especie. Pero, como decía Orwell: «Quien controla el presente controla el pasado...». Como verán esta cita es incompleta, y en ella falta una referencia al futuro. Porque ¿quién cree poder controlar el futuro?...la narrativa humana, y más la centrada en "el hombre" es una narrativa para consumo propio. Los dinosaurios eran reptiles enormes y los primeros fósiles de especies extintas que se miraron con los ojos de la ciencia. Y nosotros somos ese observador que juzga todo lo que ha llevado hasta él, con o sin un enfoque científico. 

Ciertamente al aumentar los hallazgos, reinterpretarlos a la luz de los nuevos conocimientos y las técnologías de investigación, se amplia el campo de visión, lográndose un enfoque multidisciplinar en las ciencias biológicas y de la Tierra que permite ver el bosque, además de sus diversos árboles. Una secuoya centenaria, en todo su esplendor, es asombrosa, pero no estaría ahí sin toda la vida que la rodea, desde la microscópica y la subterránea hasta la terrestre y la voladora, y los elementos abióticos (agua, minerales). Los ecosistemas son sistemas complejos en los que existe un flujo de energía en cadenas tróficas que incluyen animales, vegetales, hongos, bacterias y arqueas. Entender cómo funcionan no es fácil si entramos en los detalles, pero con una visión esquemática podemos hacernos una vaga idea de cómo la interdependencia de los seres genera algo más grande que cada uno de ellos, como individuo o como especie, en particular. No otra cosa es la Teoría de la Evolución de Darwin que un esquema general, uno que se puede contrastar al ver la vida en acción.

Sobre los ecosistemas cabría preguntarse cuál podría ser su punto de ruptura, esto es: ese punto de pérdida en su biodiversidad en el cual se derrumba todo (o casi todo). Y experimentar con ecosistemas para averiguar dónde colapsan no parece una buena idea (aunque quizás hoy inadvertidamente pudiéramos estar haciéndolo). Por eso los rastros del pasado de los períodos cataclísmicos que han llegado hasta nosotros pueden estudiarse en profundidad para intentar deducir la resistencia de los ecosistemas y los daños sufridos irreversibles....

Para los dinosaurios el asteroide que se estrelló en la península del Yucatán fue el final geológicamente hablando. Y los ecosistemas dentro de los que se desenvolvían se vieron seriamente afectados, no ya por el impacto sino por los cambios climáticos y ambientales posteriores. Pero el impacto no golpeó con la misma fuerza ni sus consecuencias posteriores fueron tan devastadoras en todos los medios de la Tierra. El acuático sufrió algo menos el impacto. E incluso entre los dinosaurios y otras especies relacionadas íntimamente con ellos hubo diferentes grados de "daño". 

La realidad es que los dinosaurios no desaparecieron de golpe y porrazo, ni muchos de los seres entonces vivos que aún pueblan la Tierra (con algunos ajustes evolutivos). Para nosotros, como especie, desde luego, esto no constituye ningún motivo para la esperanza en caso de que lo inimaginable por tantas veces imaginado se haga realidad. Nuestros propios apocalipsis, centrados en nosotros, no dejan títere con cabeza. Si colapsan los ecosistemas de los que nos nutrimos ya podemos cerrar el libro de historia después de escribir su capítulo final. Y la vida, en la Tierra continuará sin nosotros. 

El Doctor de la Universidad de León, Jorge García-Girón, un joven y prometedor científico español, ha conducido un estudio internacional sobre cómo la crisis que puso fin al Cretácico repercutió en los ecosistemas de la Tierra: cómo eran antes, cómo se tensionaron entonces y cómo se reorganizaron después. Finalmente han expuesto sus conclusiones en este artículo: Shifts in food webs and niche stability shaped survivorship and extinction at the end-Cretaceous (Los cambios en las redes tróficas y la estabilidad de los nichos determinaron la supervivencia y la extinción a finales del Cretácico).

Tras leerlo decidimos contactarle Memecio (preguntas 4 y 7) y un servidor para ampliar información y tuvo la gentileza de concedernos una entrevista, lo cual desde aquí le agradecemos, al igual que creo lo agradecerán nuestros lectores.


 1.- Los primeros paleontólogos se quedaron asombrados con los dinosaurios, e intentaron comprenderlos en su singularidad. Hoy la ciencia puede analizar a través de las matemáticas de las redes complejas la diversidad y las interacciones de los ecosistemas de los que formaban parte con un mayor detalle. ¿Cómo eran los ecosistemas terrestres antes del cataclismo de finales del cretácico? 


Lo que parece indicarnos el registro fósil, así como los modelos ecológicos que utilizamos para reconstruir ese antiguo “mundo perdido”, es que estos ecosistemas gozaban de una estabilidad comparable a los actuales, al menos en cuanto a su complejidad trófica. Los distintos niveles de las cadenas alimenticias se relacionaban mutuamente en redes complejas que estamos empezando a “desenredar “en la actualidad, gracias a la ayuda de simulaciones y modelos de ordenador.


2.- ¿Cómo se reorganizaron los ecosistemas terrestres tras la caída del asteroide y todos los cambios ambientales que le sucedieron? ¿Cuánto daño sufrieron estos ecosistemas y cómo fue factible su recuperación?

El cambio más evidente fue la desaparición de los dinosaurios gigantes, como el celebrado T. rex, que elegantemente ostentaban la batuta ecológica desde la cúspide de la pirámide trófica. Como consecuencia directa se produjo una diversificación ecológica de otros organismos, como los marsupiales y placentarios, que—si bien ya estaba funcionando en la sombra durante los últimos millones de años del Cretácico—se vio acelerada con la disponibilidad de nuevos nichos y espacios ecológicos. 


3.- En tiempo humano interpretamos (imaginamos) que cayó un asteroide y los dinosaurios perecieron de golpe. Pero estos eventos geológicos tienen una duración de miles a millones de años ¿Cuán larga fue la agonía para los dinosaurios? ¿Cuánto tardaron los ecosistemas con sus redes tróficas en recomponerse plenamente?

Es complicado saber con precisión el tiempo que tardaron los dinosaurios en perecer tras la caída del asteroide, en parte por la discontinuidad cronológica del registro fósil y la dificultad intrínseca que lleva asociado datar materiales sedimentarios con “hilo fino”. Muchos otros parámetros como, por ejemplo, la posición de cada especie en la cadena trófica, sus hábitos alimenticios, hábitat o tamaño corporal, también influyeron sobre la respuesta de estos animales ante este evento cataclísmico. En este sentido, los lectores estarán interesados en consultar el ameno libro “The last days of the dinosaurs”, de Riley Black, en el que se desarrolla este asunto con meridiano detalle en un lenguaje accesible, pero no por ello carente del más absoluto rigor académico.

4.- Algunos paleontólogos -como el conservador de paleontología de vertebrados del Museo de Historia Natural de Dinamarca Gilles Cluny- piensan que, dado que los mamíferos aparecieron casi contemporáneamente a los dinosaurios -Adelobasileus cromptoni, el primer proto-mamífero conocido hasta ahora, de hace 230 millones de años- y estuvieron el resto del Mesozoico diversificándose y extendiéndose pero "a la sombra", sin levantar cabeza, sus competidores los dinosaurios siguieron siendo ampliamente dominantes.  Esta corriente de opinión defiende que si no hubiera sido por la extinción masiva del final del Cretácico, los dinosaurios o sus sucesores evolutivos hubieran continuado como grupo dominante, en contra de la creencia más general de que la catástrofe solo aceleró en el tiempo la extinción de los megarreptiles, y que la dominancia final de los mamíferos era solo cuestión de tiempo. Sabiendo que estamos haciendo paleontología-ficción ¿Qué hubiera pasado de no haberse producido la extinción en masa a final del Cretácico?

 Sí, estoy totalmente de acuerdo con el Dr. Cluny. Al menos según nuestros resultados, la ecología de los dinosaurios era tan robusta que resulta muy complicado creer que, en un escenario competitivo como el del Cretácico, los mamíferos pudiesen haberlos reemplazado sin la acción de una perturbación externa del calibre del impacto de Chicxulub. En cualquier caso, los procesos evolutivos se caracterizan por su contingencia intrínseca y hacer suposiciones sobre lo que hubiese podido ocurrir bajo otros parámetros resulta demasiado especulativo.


5.- Recientemente se han descubierto evidencias fósiles de aves que convivían con los dinosaurios, lo que hace pensar que las aves no son "los últimos dinosaurios", sino una ramita cercana pero distinta del árbol de la vida que, de hecho, convivió con los dinosaurios y los sobrevivió (aquí puede verse un artículo sobre el particular). Realmente ¿cuánto ofrece el registro paleontológico hasta la fecha para poder apreciar la biodiversidad de aquel tiempo?

El registro fósil no es perfecto ni lo más mínimo. Por el contrario, adolece de sesgos relacionados con su discontinuidad cronológica o el potencial de conservación de distintos materiales y restos biológicos. “Las carcasas” de los organismos de mayor tamaño se conservan mejor, por ejemplo, que los pequeños restos óseos que en su momento podrían haber dejado pequeños vertebrados. Es por ello esencial encontrar herramientas que nos permitan corregir los sesgos inherentes al registro fósil y, con ello, ser capaces de reconstruir fielmente la diversidad de estos ecosistemas extintos.


6.- Cuando preguntamos a Paul Sereno qué nos enseñan los dinosaurios sobre la historia de la vida? Nos respondió escueta y contundentemente: "Que no puedes prepararte para un asteroide. La vida tiene un montón de vueltas y obstáculos interesantes e imprevisibles". ¿Qué lección dirías que puede extraerse de la extinción de los dinosaurios que nos pueda servir de ayuda para mejorar nuestra relación con el medio ambiente natural? 

“La vida se abre camino”. Las catástrofes ecológicas también pueden configurarse como ventanas de oportunidad excepcionales. Que se lo digan a nuestros “pequeños” ancestros que, tras la calamidad que puso el broche final a la Era de los Dinosaurios, encontraron un mundo nuevo sobre el que lanzarse a la aventura.


7.- La macrofauna dominante tras la desaparición de los dinosaurios son los mamíferos, y son una clase relativamente poco diversa a nivel de especies en comparación con  algunas familias de plantas o de artrópodos. Solo la familia de las orquídeas tiene más número de especies (aprox. 25.000) que entre aves (aprox. 9.000) y mamíferos (aprox. 4.000) juntos.  Y dentro de los mamíferos, nuestro género Homo solo nos incluye a nosotros como representantes vivos. Si se supone que la diversidad es tan favorable de cara a las posibilidades evolutivas futuras ¿Por qué la clase de los mamíferos y el género Homo son tan pobres en diversidad, al menos a nivel de especie?

Aquí debo responder exclusivamente en base a la ventana temporal que cubre nuestro estudio más reciente, evitando especulaciones sobre los patrones de diversificación de los mamíferos a lo largo del Cenozoico: Puede que en términos absolutos la diversidad taxonómica de los mamíferos fuese poco reseñable en relación con la de los dinosaurios, pero su diversificación ecológica fue realmente notable durante finales del Cretácico y estas fuertes dinámicas asociadas al nicho fueron fundamentales a la hora de conferirles mayor resiliencia (a nivel de comunidad) frente a perturbaciones exógenas, determinando su posterior éxito evolutivo tras la extinción, durante el Cenozoico. 
 

8.- El estudio de las cadenas tróficas ha demostrado ser la mejor aproximación al entendimiento de las relaciones ecológicas. La riqueza o pobreza de un ecosistema puede medirse por los eslabones de las cadenas tróficas. Obviamente los dinosaurios se encontraban en lo más alto de las cadenas tróficas en su tiempo, pero....¿cuántos escalones y cuán diversos había hacia abajo o en paralelo (mosquitos, hongos) en el ciclo de la vida? 

Lo importante no es el número de escalones o niveles per se dentro de un ecosistema en particular. Incluso individuos de una misma especie pueden adoptar una posición trófica diferente a lo largo de su ciclo vital, en función de los cambios ontogenéticos que éstos experimenten. Debemos intentar ver la complejidad de un ecosistema desde la perspectiva de una araña, que cuidadosamente diseña y acomete la construcción de una compleja hilera de seda en el espacio. Esta concepción no es muy diferente de la que poseen los ecólogos que estudian los ecosistemas modernos y del pasado. La clave para comprender las relaciones recíprocas entre sus componentes y sus flujos de interrelación es intentar visualizar cada organismo dentro de una gran red de interacción, con múltiples niveles y peldaños que se solapan en el espacio y en el tiempo.


9.- ¿Qué estas investigando ahora? ¿Qué proyectos tienes en marcha?

Soy ecólogo de formación, biogeógrafo de profesión y “paleontólogo” por vocación. Mi actual línea de investigación agrupa estas tres disciplinas científicas que, durante muchos años, se han mantenido aisladas las unas de las otras. El objetivo que perseguimos es unificar estas áreas de conocimiento con estudios interdisciplinares que nos permitan caracterizar el pasado, para comprender nuestro presente y prever escenarios potenciales sobre el futuro. 




1 comentario:

Memecio dijo...

¿Entonces con el tiempo aumentará la diversidad entre los mamíferos? Es solo una opinión intuitiva, pero da la impresión que a mayor complejidad, menor diversidad. Que cuanto más avanzados son los grupos, menor variabilidad, al menos a nivel de especies. Parece cumplirse en el caso de mamíferos y Homo, como mínimo.