jueves, noviembre 24, 2011

Comentando sobre el libre albedrío

Está de moda últimamente eso de decir que no somos libres. Es nuestro cerebro el que hace las cosas. Y todo porque hay neuronas premotoras. ¡Pero que chorrada!

En el blog Radicales Libres Antonio se lamenta de esta fiebre intelectual con la noción de falta de libertad de nuestros comportamientos. Déjalo estar, chico, son modas. Ya se les pasará. Cuando miren la mente a la luz de la evolución, y entiendan que somos nuestro cuerpo, y que nuestro cuerpo no es solo lo que percibimos y procesamos conscientemente, lo dejarán estar también. Ya está, eso es todo.

Aún así no me he resistido a comentar:

La libertad se entiende mejor si se tiene en cuenta que somos organismos sujetos a unas restricciones fisiológicas y lógicas (sin fisio). La libertad no se da en el vacío, sino en un ambiente del que uno forma parte activa. Tenemos una historia escrita en nuestros genes que determina en cierto grado lo que se puede esperar que hagamos con mayor libertad y lo que se puede esperar que hagamos a la desesperada, si se diera el caso. Lo que se denomina pensamiento irracional es, en muchos casos, la razón evolutiva. Los sesgos cognitivos descubiertos por Kahneman y Tversky son fallos en un sistema intuitivo que es perfectamente funcional para casi todas las situaciones en las que se usa. Los heurísticos, atajos mentales para resolver problemas complejos de forma rápida, son necesariamente anteriores al pensamiento deliberativo, los casos únicos anteceden a las estadísticas. De hecho los mecanismos neuronales que se convierten en prontos siguen ahí, porque la evolución construye sobre lo que hay, no sobre una hoja en blanco. Siguen ahí y guían al mismo pensamiento deliberativo, sin que este lo sepa, en sus deliberaciones. Gran parte del pensamiento deliberativo, de la acción, que es acción, del lóbulo frontal, es inhibición de impulsos. La razón es en parte inhibición de una respuesta automática y en parte la capacidad para, una vez inhibida esta, buscar una respuesta que resulte más adaptativa (si lo fuera menos no habría evolucionado el raciocinio).

¿Qué entendemos por libre albedrío? Quizás sólo sea otro de nuestras asíntotas conceptuales que no se refieren a una realidad inequívoca. Es estúpido afirmarlo, como lo es negarlo, porque el concepto es tan ambiguo que cualquier idiota puede hablar de él y decir una verdad al respecto, mezclada con dos o tres ideas falsas o indemostrables.

¿Somos libres? ¿Usted cómo se siente? En psicología se habla de locus de control interno y de locus de control externo. Uno tiene del primero cuando se siente dueño de sus actos, lo sea o no, y resulta que las personas con mayor locus de control interno suelen marcarse más claros objetivos y lograrlos, cuando lo hacen, que aquellos otros con un locus de control externo que piensan que todo lo que les sucede es achacable a su ambiente, sus circunstancias, su tía la del pueblo o a que el despertador no sonó a tiempo. No son libres porque creen que los problemas y las soluciones a los mismos, y por tanto la responsabilidad, se localizan fuera de ellos. Se lamentarán de que el mundo es injusto, de que ellos no son libres, pero el hecho es que, dentro de ciertas limitaciones, de las que hablo en el comentario del blog de Antonio, pues si lo son. O al menos pueden creer que lo son y conseguir resultados, incluso los resultados deseados. Quizás no sepan muy bien lo que quieren, pero pueden descubrirlo por el camino, hacer camino al andar, como dijera Machado. En fin, que esto lo tenga que decir un depresivo tiene guasa.

11 comentarios:

Miquel dijo...

Mirar la mente a la luz de la evolución. Es lo que propones. ¿Tiene libre albedrío un gusano?¿Y un ratón? ¿Y un perro?. En caso de que su respuesta sea negativa, ¿ en que momento de la evolución de los sapiens apareció esta capacidad en el cerebro de los homínidos? ¿en homo erectus? ¿en el neandertal? ¿o solamente cuando apareció homo sapiens? En fin, estas son algunas de mis dudas.

Germánico dijo...

Hola Miquel,

Digamos que en la medida en que se desarrollaron las áreas de asociación de la corteza, en particular las del lóbulo frontal, y ya con seguridad una vez surgidos el lenguaje y la cultura, pruebas de la proyección en un futuro no inmediato, se podría hablar de un conato de raciocinio, de capacidad de planificación y decisión, de cierto grado de libertad una vez se sopesan varias opciones presentes a la luz de lo ya conocido y mirando hacia el futuro.

Dudo que un gusano, un ratón o un perro hayan alcanzado ese estadio de la mente. La consciencia, en un grado limitadísimo en el gusano y bastante mayor en el ratón y el perro sí. La autoconsciencia lo dudo.

Pero no sabría decir qué capacidades tenían las otras especies homínidas, y creo que no hay sufientes datos en el registro paleontológico, y es aún asunto de debate entre los expertos, por lo que me inclino provisionalmente por el homo sapiens como el primer animal dotado de algo parecido a eso que llamamos libre albedrío, que aumentó conforme aumentaron en complejidad sus sociedades, sus culturas y en número sus intercambios.

De todas formas si crees que carecemos de libre albedrío eres "libre" de defender tu punto de vista, no te cortes.

Adrián Soria dijo...

el homo sapiens es capaz de descubrir las reglas del juego, es decir, la asociación estímulo respuesta típica de su especie y variar su conducta esperada en función de objetivos diferentes a los programados biológicamente.Me explicaré,así como el comportamiento animal responde a leyes básicas del estilo si aparece el hambre se come, si aprece el sueño se duerme o si aparece el peligro se huye, el homo sapiens puede tomar decisiones absolutamente contrarias en pos de objetivos a medio y largo plazo que no son los inmediatas tendencias de cualquier otro mamífero, es mas es capaz de emitir respuestas diferentes ante situaciones identicas y probablemente esto genera la ilusión del libre albedrío. A partir de aquí mi pregunta para Javier es la siguiente: ¿realmente decidimos nuestra conducta o simplemente analizamos muchas mas variables internas y externas que en dos individuos con la misma historia y exacta situación en todas las variables, habrían producido la misma conducta?, si esto fuese así no habría libertad sino una ingente catidad de reglas que en infinitas combinaciones darían infinitas conductas exactas en infinitas situaciones e individuos idénticos, pero claro como es infinito e imposible de formular , la libertad aunque fruto de unas reglas y por lo tanto esta ausente, es una ilusión con la suficiente fuerza como para darse por verdadera en la práctuca.

Germánico dijo...

Hola Adrián,

Un placer tenerte por aquí.

Dices que "simplemente analizamos muchas mas variables internas y externas", y en eso, nada simple, radica el libre albedrío, en esa metacognición que analiza y sopesa, elige y decide.

Otra cosa es que en la misma situación otro obrase igual, pero entonces nos tendríamos que meter en materia, y nunca mejor dicho, porque habríamos de analizar matemáticas del caos, fenómenos cuánticos de indeterminación, etc etc, porque ninguna realidad es físicamente exactamente igual a otra, ni siquiera idealmente.

Santiago dijo...

Yo creo que lo que Adrian quiere decir, y que me corrija si me equivoco, es que "simplemente analizamos muchas mas variables internas y externas" con los datos que hemos ido adquiriendo sin ser decisión nuestra adquirirlos, muchas veces en contra de nuestra voluntad (los deberes del colegio) y las más sin ser conscientes de ello (enculturación o educación). En cualquier caso, como diría Memetic Warrior, símbolos que se van adquiriendo y condicionan el presente que a su vez condiciona el futuro.

Yo aún no he llegado a la conclusión definitiva ni sé si llegaré a adquirirla, pero provisionalmente sostengo que si existe una ventana de libre albedrío en el ser humano, es mínima. Minimísima. Toda decisión se basa en una heurística, automatismos inconscientes, basada siempre en datos siempre previos a la consciencia, hasta más allá del ADN.

Miquel dijo...

Hola Javier.
Estoy de acuerdo con tu respuesta a mi comentario. Ahora bien, la clave la das tú mismo en tu último post “padres e hijos” al citar a Voltaire, “si quieres discutir conmigo, primero define tus términos”.
A lo que tú te refieres en tu comentario yo le llamo grados de libertad, y por supuesto el hombre tiene muchos más que el ratón o el gusano. El cerebro de los animales ha ido ganando en complejidad, y con ello en flexibilidad en las respuestas frente a los estímulos del medio. El hombre dio un paso cualitativo importante cuando empezó a anticipar el futuro y entender las regularidades que encuentra en su entorno. No solo eso, además comunicó a sus congéneres estas regularidades.
Ahora bien, en filosofía se ha hablado mucho del concepto de libre albedrío como la libertad total de decidir una cosa o la contraria saltándose por tanto cualquier ley física, lo cual sería comprensible si aceptáramos un dualismo que separa mente y materia. En este sentido, yo creo que el libre albedrío es una ilusión cerebral.
Un ejemplo claro donde uno decide sus acciones podría ser en una partida de ajedrez, donde un jugador puede anticipar las consecuencias de sus jugadas, y las posibles reacciones de su adversario. A eso le llamamos libre albedrío, ¿no? El problema está cuando el jugador contrario es un potente ordenador que, por cierto, no juega nada mal. ¿También le daríamos la cualidad de libre albedrío a esta máquina?
Por otro lado, no estoy nada de acuerdo con tus dos primeros párrafos . No creo que sea una moda pensar que no somos libres, más bien al contrario. Y un tema muy importante en el futuro de las neurociencias. Eso creo.
Un saludo, y encantado de discutir tu blog. Por cierto, muy interesante

Germánico dijo...

Pues si, Miquel, el "libre albedrío" definido como una especie de libertad que opera en el vacío, igual que el tiempo como hecho absoluto desligado del espacio, son conceptos que la ciencia ha demostrado erróneos.

El libre albedrío, si tuviéramos que definir el término, que ya digo desde el principio que es asintótico y difícil de asir, sería la capacidad de elegir conscientemente entre diversas opciones. Para el mismo la metacognición es necesaria, aunque probablemente no suficiente. También es preciso conocer que existen más opciones que las inmediatamente perceptibles o las que por una lógica elemental de asociación, con la asistencia de la memoria, pueda derivarse de ellas.

Una máquina no cumple con ninguno de estos requisitos. No es consciente, no dispone de una cognición de su cognición, de un mirar en el futuro imaginativo que cree nuevas combinaciones que no estén previamente programadas en ella.

Ahora está de moda cuestionar el libre albedrío, porque es un asunto que afecta muy de cerca a otros conceptos como la responsabilidad y el yo. Se discute si somos, y si se nos puede considerar agentes en sociedad. Pero eso son modas políticas, ideológicas y periodísticas, no derivaciones lógicas de la idea de que no somos libres en un sentido ideal.

Santiago dijo...

Me gustaría retomar el debate, si puede ser. Sigo dándole vueltas al tema del libre albedrío, y al respecto, estos días he estado pensando en una frase de Jesucristo "Sólo la verdad os hará libres", y se me ocurre que quizá por ahí vayan los tiros en esa ventana de libertad que a priori otorgo al ser humano.

Conociendo la verdad uno podría llegar al extremo, incluso, de optar por entregar su vida sin miedo ante otras opciones menos "traumáticas".

Sin llegar a esos extremos, se me ocurre que, conociendo realmente la verdad de ciertos eventos, sus causas y sus consecuencias, uno podría llegar a actuar sin ser movido por su background. Obviamente para eso uno tendría que estar entrenado en la liberación de ese background.

No estoy seguro de lo que digo, obviamente, por eso os pido desempolvar el debate para ver si somos capaces de llegar a algún sitio fiable.

Germánico dijo...

La verdad, "ese concepto discutido y discutible" diría algún escéptico, o acaso algún relativista.

Creo que el conocer, o creer conocer, o tener la certeza interior de conocer plenamente una circunstancia o evento nos da un poder sobre ella/ello que nos hace en cierto modo libre de su influjo negativo en forma de incertidumbres y miedos. Se convierte en algo predecible. Si se repite sabemos a qué atenernos. Podemos combatirlo o saber que es inútil enfrentarlo y recibir el golpe sabiendo qué intensidad va a tener de antemano, lo cual, paradójicamente, la aminora.

En fin, la "verdad", sea lo que sea eso, un estado mental de certidumbre (y seguridad) o una realida exterior cuya ley hemos descubierto nos hace libres.

Santiago dijo...

Claro, cuando hablo de "La Verdad" no me refiero a la verdad absoluta suma de todas las verdades individuales, sino a éstas. Verdades sencillas en sistemas poco complejos.

Supongo que Jesucristo se refería a eso, porque no creo que nadie sea capaz de conocer todas las verdades individuales posibles.

Muy bueno tu punto de vista "preventivo". Tú que eres tan leído, ¿no conoces ningún libro que ahonde en la cuestión?

Germánico dijo...

Tratado sobre la naturaleza humana, de Hume....jajaajaaaa