martes, octubre 08, 2024

La singularidad humana (entrevista a Camilo J. Cela Conde)

Camilo José Cela Conde. Foto de Belén Tánago. 


Camilo José Cela Conde, a quien no hay que confundir con su padre, el gran literato y, por cierto, caminante, es un científico que ha dedicado varias décadas a tratar de conocer e interpretar las huellas que hemos ido dejando en nuestro caminar a lo largo de millones de años y a través de diversos ecosistemas, los seres humanos, desde nuestros orígenes como singulares homíninos bípedos, hasta el día de hoy, en el que hacemos simulaciones de navegación en nubes artificiales ¿En qué momento y lugar del camino comenzamos a volar con la imaginación y a crear representaciones cada vez más abstractas de la realidad? ¿Cómo, cuándo y por qué, en definitiva, surgió la creatividad humana que permite la tecnología y el arte, que nos singularizan cognitiva y conductualmente como Homo sapiens? El "qué nos hace humanos" ha sido, podría decirse, el interrogante conductor de muchas de sus investigaciones. 

Algunos de sus trabajos han sido más divulgativos, y en esa empresa ha contado con la invaluable colaboración del ya tristemente desaparecido Francisco J. Ayala, uno de los padres de la Síntesis Evolucionista Moderna. Una obra monumental sobre Evolución Humana, cuyo volumen se corresponde con su exhaustividad, y un libro en cuyo título se hace la gran pregunta sobre nuestra naturaleza (y que da una tentativa de respuesta en sus páginas) dan testimonio de la profundidad de campo e implicaciones para la comprensión de nuestra naturaleza del estudio de nuestra evolución. 

El Profesor Cela Conde ha tenido la inmensa amabilidad de responder nuestras preguntas para La Nueva Ilustración Evolucionista. 





1.- De todo lo que tiene de singular nuestra especie, en su naturaleza, y tras un largo periplo evolutivo ¿Qué diría que nos hace más humanos?


Nuestra especie es el eslabón final del linaje evolutivo que apareció hace unos 7 millones de años en África con la separación de las tribus Panini (chimpancés) y Hominini (humanos). El único rasgo que comparten todos los géneros y especies del linaje humano —un rasgo que está ausente en los chimpancés— es funcional: la bipedia. Pero numerosos rasgos anatómicos exclusivos de nuestro linaje están relacionados con esa forma de caminar bípeda.

Sin embargo, la pregunta se refiere a las singularidades de nuestra especie, no del linaje humano entero. Para identificarlas, nos basta comparar Homo sapiens con nuestra especie hermana, Homo neanderthalensis. Desde la aparición de los primeros neandertales se indicaron los principales rasgos anatómicos que nos separan de ellos; algunos de los más notorios, como la forma y volumen del cuerpo o el orificio nasal, se interpretan como una consecuencia de la adaptación de los neandertales a climas fríos como son los de Europa y Oriente Medio. Por otra parte, muchos de esos rasgos anatómicos, como el espacio retromolar de los neandertales o nuestra barbilla prominente, dicen poco acerca de nuestra mayor o menor humanidad.

Desde que se secuenciaron los genomas respectivos de humanos modernos (nuestra especie) y neandertales, se sabe cuáles son las principales diferencias en ese nivel esencial; sin embargo, no se han obtenido aún (que yo sepa) las expresiones en el cerebro de los alelos que podrían relacionarse con esa singularidad, con esa forma de ser “más humanos”. Por ejemplo, a pesar de los inicios prometedores del estudio del gen FoxP2, seguimos sin saber el grado de lenguaje que tendrían los neandertales.

En términos digamos generalistas, la mayor parte de los interesados en la evolución identificarían la forma de ser “más humanos” con aspectos como la creatividad o el arte. Son mentales, sí, pero dejan huellas empíricas al estilo del arte rupestre. Y si bien la capacidad artística se ha atribuido de manera tradicional a Homo sapiens, los estudios de la última quincena de años han llevado a que no podamos excluir a los neandertales como posibles autores de las formas de arte más antiguas de las cuevas de la Cordillera Cantábrica (España).


2.- Pareciera que hubiéramos tomado la tierra por asalto, como oportunistas intrépidos que todo lo recorren y ocupan ¿Qué sabemos de nuestra expansión por el orbe a partir de los fósiles, los genes, nuestra historia y nuestras costumbres?


El panorama general de las diversas expansiones de miembros del linaje humano desde África a Eurasia está bastante claro. Son sobre todo las huellas fósiles y arqueológicas las que apuntan a diversas salidas a través del llamado Corredor Levantino a partir de la primera de todas de la que se tiene constancia sólida gracias a los restos de Dmanisi (Georgia), con cerca de 1,8 millones de años, aunque pudo haber salidas esporádicas anteriores peor documentadas. A partir de la colonización de Asia y, más tarde, de Europa, las especies del género Homo se diversificaron con relaciones filogenéticas entre ellas que se están aclarando gracias a los estudios genéticos.

Por lo que hace a la ocupación del continente americano, los responsables son los miembros de nuestra propia especie; es en términos evolutivos muy reciente.

Caben pocas dudas acerca de nuestra condición de “oportunistas intrépidos” pero es posible, e incluso probable, que las poblaciones protagonistas de los principales desplazamientos humanos estuviesen en realidad formadas por los miembros más débiles y con menos recursos, obligados, por tanto, a migrar. Hoy día sucede lo mismo.


3.- ¿Qué podría decirse que es, desde una perspectiva evolucionista, la cultura?


Es un componente más en las capacidades adaptativas de nuestra especie. Pero de características diferenciales importantes. La cultura aparece muy tarde en la evolución del linaje humano, hace poco más de 2,5 millones de años y, aunque manifestaciones más antiguas de uso de útiles de piedra pueden ser atribuidas a los australopitecos, la que se considera primera tradición cultural, la Olduvaiense o Modo 1, se asocia al género Homo igual que todas las que le siguieron.

Pero por tardía que fuese la irrupción cultural, supuso un cambio enorme para la adaptación al ecosistema, proporcionando medios de transformación cuya capacidad de evolución y transmisión supera muchísimo al mecanismo de mutación/selección/evolución genética.

Hoy día, la cultura parece ser la única variable con peso adaptativo y evolutivo pero no nos engañemos. Es fácil demostrar, mediante la comparación de la dinámica de las poblaciones, que la evolución genética continúa.


4.- ¿Dónde tendría cabida, según su parecer, una perspectiva trascendente, espiritual, dentro del gran fresco del cosmos, y más particularmente en el de la evolución y la naturaleza humanas, que usted ha estudiado más a fondo?


Las posibles comparaciones, contraposiciones, colaboraciones o conflictos entre ciencia y religión forman parte de una discusión que aún no se ha resuelto. Es sabido que los avances científicos han ido restando competencias a las interpretaciones trascedentes, con el ejemplo bien cercano al contexto de esta charla de la evolución de las especies. Pero en la medida en que la ciencia exige hipótesis falsables y se basa en evidencias empíricas, siempre dejará, en mi opinión, un espacio a las creencias religiosas. Lo diré de otra manera: desde Kant sabemos que el conocimiento humano se sitúa a partir de las categorías de espacio y tiempo. Eso quiere decir que no podemos proponer ninguna hipótesis falsable anterior al Big Bang, que supone el origen del espacio y del tiempo. Así que cualquier propuesta acerca de una entidad sobrenatural que haya creado el universo no tiene cabida en la ciencia: se instala en una perspectiva trascendente, es decir, religiosa.


5.- Con el Profesor Francisco José Ayala, uno de los padres de la Síntesis Evolutiva tuvo usted, durante un tiempo, una fructífera colaboración ¿Qué destacaría de su figura? ¿Cómo ve a día de hoy el marco de la Síntesis Evolutiva dentro de la ciencia y más concretamente en las ciencias de la vida y el estudio de la evolución humana?


El profesor Ayala fue uno de los últimos grandes pensadores que dieron lugar al paradigma del neodarwinismo. Sus contribuciones a la teoría de la evolución tal y como se entiende hoy son esenciales. Yo trabajé con Francisco Ayala más bien en el campo de la evolución humana y, dentro de él, la influencia del profesor Ayala en aspectos controvertidos como pueda ser la explicación evolutiva de la conducta altruista es reconocida de forma universal.

Respecto de la importancia del neodarwinismo en la ciencia, se resume con una frase bien famosa de Theodosius Dobzhansky que, según creo, siendo del todo válida: Nada en biología tiene sentido al margen de la teoría de la evolución.


6.- La acción humana ha dejado y sigue dejando una huella indudable en el medio ecológico, en la naturaleza, en la biosfera ¿Cómo cree que evoluciona esta relación entre el ser humano y el medio natural del que surgió y en el que, inevitablemente, vive, se desarrolla y acaso termine por extinguirse?


Todas las especies dejan huella en el medio al que están adaptadas pero el impacto que hemos producido nosotros es de dimensiones gigantescas. Sin la menor duda, son los productos culturales —entendiendo los mecanismos sociales como parte de la cultura en general— los que han permitido a los humanos multiplicar su población de forma desmesurada y ocupar cualquier hábitat procediendo a transformarlo. A partir de acontecimientos como la invención de la escritura, la aglomeración urbana y el despotismo que surgieron en Oriente Medio hace más de 5.000 años, o la revolución industrial de finales del siglo XIX, las modificaciones del ecosistema han llevado a que nuestro nivel de población sea incomparable no ya con los demás primates sino con cualquier mamífero. La biomasa humana supera incluso la de las hormigas; pesamos en conjunto unas cinco veces más.

La ecología nos ha enseñado que cualquier ecosistema cuenta con una capacidad de carga máxima para cualquier organismo que indica el número máximo de individuos que puede soportar sin que los recursos naturales se agoten y la especie se vea amenazada por la extinción. No se trata de una cuestión ideológica sino técnica: entendiendo el ecosistema como una isla, en dicha isla cabe una cantidad determinada de humanos; si hay más, las hambrunas y las enfermedades letales se disparan y la población disminuye hasta ajustarse a la capacidad de carga. Con el riesgo de que la caída de población continúe al alcanzarlo y la especie desaparezca.

La propia capacidad de carga de un ecosistema puede incrementarse por medios culturales: las desaladoras nos proporcionan un buen ejemplo cuando el agua potable falta. Pero ese incremento artificial altera y consume aún más los recursos; la capacidad de carga no puede incrementarse hasta el infinito.


7.- ¿En qué está trabajando e investigando ahora? ¿Qué misterio quisiera desvelar o ver desvelado?


Desde hace veinte años he llevado a cabo trabajos de investigación acerca de las redes cerebrales responsables de tareas cognitivas complejas (bueno; todas lo son); en particular, la capacidad de producir y apreciar la belleza.

Por desgracia, cuando dejé de ser profesor en activo la universidad en la que había creado un laboratorio dedicado a investigar la evolución de la cognición humana el laboratorio lo cerró, las asignaturas que yo impartía desaparecieron y tuve que buscarme la vida investigadora en otras partes.

Ahora estamos terminando un proyecto promovido por la universidad de Comillas en colaboración con la Complutense que analiza los cambios en las redes cerebrales debidos a la enseñanza de la creatividad.

Los resultados que hemos obtenido me hacen confiar en que pronto se logrará entrar en los aspectos más intrincados del pensamiento humano. Creo que artículos como el que publicamos en 2013 sobre la dinámica de las redes cerebrales en el proceso de apreciación de la belleza y los que estamos preparando ahora sobre la creatividad nos permiten acercarnos a lo que los filósofos denominan “quale”, las sensaciones personales y subjetivas que Christof Koch y Francis Crick, en su teoría neurobiológica de la consciencia, creían que jamás podrían explicarse en términos científicos.

viernes, septiembre 27, 2024

¿Volver?

 


Cuando abandoné este blog a la deriva en las procelosas aguas del piélago de internet lo hice convencido, a pesar de mi natural inclinación hacia la duda, de haber cerrado definitivamente un capítulo de mi vida. Pero nadie conoce lo que el futuro nos depara, ni puede predecir los cambios que acaecerán, menos aún los significativos, los paradigmáticos. 

Al igual que se puede hablar de micro y macroevolución como partes de un mismo proceso, aunque de naturaleza distinta, se puede hablar de conocimientos y revelaciones. Lo fisico y lo metafísico se funden en un abrazo cósmico en singularidades en las que la materia colapsa en espíritu. La mística se presenta como una vía de acceso a la verdad última y de pronto todas nuestras inciertas certidumbres se muestran en su insignificancia de relato frente al significado inefable, inenarrable, vacío de contenidos ordinarios pero pleno, con independencia de todo, del ser y la forma.

Estoy en la frontera, y me es preguntado si quiero volver....todavía no tengo la respuesta. La próxima semana espero que el misterio sea parcialmente develado. 

De momento sigamos soñando. Yo ya tuve mi Muerte en Venecia. Y con la Psicodelia espero renacer. No apartaré de mí ese Cáliz.





sábado, enero 07, 2023

Somos imperfectos (Entrevista a María Martinón-Torres)

María Martinón-Torres

La neurocientífica Rita Levi-Montalcini escribió un libro autobiográfico titulado Elogio de la Imperfección

Este título revela como sólo a través de caminos tortuosos, llenos de obstáculos e imprevisibles azares, y que raramente conducen a lugar alguno, vamos haciéndonos personas y desarrollando diversos roles vitales. Lo perfecto es enemigo de lo bueno, y lo bueno va de la mano del error, las limitaciones y un afán a prueba de desengaños y desencantos. 

La evolución biológica trabaja sobre una materia en movimiento perpetuo, la vida, y todo avance tiene que lograrse a partir de lo que ha funcionado hasta ahora en mayor o menor medida. No se puede "generar la rueda" en la naturaleza viva porque no tiene organismos a partir de los cuales pueda surgir de forma natural y funcional a partir de los diseños existentes. La perfección, invento humano, surge de la geometría, de cuerpos perfectamente rectos o circulares que se cierran sobre sí mismos o se proyectan al infinito. Nos fascina a la par que nos inquieta: ¿por qué nuestro cerebro evolucionado ha podido concebir abstracciones tan bien pulidas, tan precisas? Eso requeriría una larga explicación, hablar de la simetría bilateral, de las secuencias predecibles de hechos o comportamientos, de las regularidades existentes, de los astros, las estaciones y del nacimiento de las civilizaciones.

Lo que ahora centra el interés de los científicos, grandes enamorados del conocimiento, es porque no es posible la cuadratura del círculo: los seres vivos tienen un ciclo bien definido y su funcionamiento no es igual de óptimo en sus diversas etapas, y ni siquiera da lugar a los mismos comportamientos en algunas cuestiones vitales. Desde una perspectiva filogenética somos el resultado de una serie de mutaciones, pero también de la preservación de una serie de estructuras y funciones que en poco parecen servirnos o incluso que parecen perjudicarnos. Somos una amalgama prodigiosa. 

Así, para quien estudie la evolución humana, es muy importante descubrir las cicatrices que llevamos en nuestro ADN, así como las heridas aún abiertas y sangrantes, y las enfermedades a las que somos proclives, para entender cómo hemos llegado hasta aquí. 


La Doctora María Martinón-Torres, Directora del National Research Center on Human Evolution (CENIEH), ubicado cerca de Atapuerca, en Burgos, que fue médico antes que paleoantropóloga, mira con los ojos de médico los restos fósiles que la paleoantropología hace pasar por sus manos: sabe que se puede aprender mucho más de lo que somos a partir de lo que padecimos, y busca las marcas que dejaron los accidentes y la enfermedad en lo poco que se conserva en los restos fósiles de nuestros ancestros lejanos. Y también sabe que observando las imperfecciones de nuestro actual diseño y sus correlatos fisiológicos y anatómicos, puede hacer conjeturas plausibles sobre cómo pudieron surgir dichas imperfecciones y que valor adaptativo pudieran haber tenido que nos permitió llegar hasta aquí -a pesar de ellas.

En su magistral obra divulgativa Homo imperfectus ofrece con un lenguaje claro y con amenidad su aventura científica en relación con la aventura de la humanidad, que confluyen en los ámbitos denominados Medicina Evolucionista y Paleopatología.

La Doctora Martinón-Torres ha podido sacar un hueco en medio de su incesante labor diaria para respondernos unas pocas preguntas. Desde La Nueva Ilustración Evolucionista le agradecemos enormemente sus respuestas, y, cerramos nuestras puertas con esta entrevista póstuma, cuyas respuestas nos llegaron después de cerrar el blog. Quedará así para siempre encabezando esta página web. El "imperfecto" pero maravilloso broche de oro.

1.- La idea perfección es una de esas ideas propias del Homo sapiens, que traza asíntotas al infinito y a la eternidad en su afán por trascenderse, un afán que acaso se lo deba a su plena consciencia de la muerte. ¿Qué intentas resaltar con la idea que titula tu libro: Homo imperfectus?

 
La idea de fondo es que lo que muchas veces clasificamos simplemente como imperfección o fracaso de la biología en realidad es evidencia, precisamente, de evolución. La naturaleza es compleja y la vida se abre paso haciendo malabarismos, ajustando sistemas que están conectados, favoreciendo rasgos que proporcionan ventajas a expensas de desajustes que podemos llamar “menores” en cuanto no tienen un impacto directo sobre la supervivencia de la especie. Quizá el problema de fondo es que la evolución se ha entendido como una tendencia, direccional, hacia la perfección, y el ser humano, en su capacidad consciente, se ha puesto a sí mismo, como culmen de esa perfección. Pero la selección natural no busca la perfección, ni la salud, ni la felicidad. La selección natural prima la reproducción y en eso, con todos nuestros achaques, hemos sacado sobresaliente. 


2.- La medicina, parece cada vez más claro, no puede entenderse cabalmente sin la luz de la evolución, y el registro fósil requiere asimismo de la luz de la medicina (la Paleopatología) para explicar cómo vivían y morían nuestros ancestros. ¿Cómo se trabaja en medicina evolucionista y paleopatología para comprender el pasado a partir del presente y el presente a partir del pasado?


Durante mucho tiempo la paleopatología ha tenido un interés casi anecdótico, una recolección de curiosidades sobre enfermedades o cuadros que haya podido padecer un homínido determinado. Pero una vez hemos identificado esa patología en un individuo, deberíamos intentar “alejarnos” de él y valorar en qué medida esa enfermedad está hablando de la población a la que pertenece, de los retos o peligros de un momento determinado, de las dificultades adaptativas a un ambiente o unas circunstancias determinadas. No se enferma ni se muere de lo mismo ahora que hace medio millón de años, y a través de ese perfil de mortalidad obtienes, paradójicamente, un perfil de la vida de esa especie. 


3.- Hay un concepto clave, la pleiotropía, que nos hace ver la selección natural como una balanza que sopesa pros y contras más que como un juez que premia o castiga "aptitudes". ¿Podrías explicarnos cómo la pleiotropía actúa en la evolución y el desarrollo ontogenético?

 
La pleiotropía es el fenómeno por el que un gen o conjunto de genes pueden tener efectos, a veces contrapuestos, en más de un sistema. Desde el punto de vista evolutivo, la pleiotropía está detrás de muchas de las enfermedades y trastornos que padece nuestra especie. Un ejemplo clásico sería el del la mutación del gen que provoca la anemia falciforme que, en su forma homocigota (que la persona tenga la mutación en los dos cromosomas), puede ser letal. Sin embargo, se ha visto que esta mutación proporciona una defensa contra la malaria, de forma que, en los lugares en que esta enfermedad es endémica, compensa la protección que ofrece contra la malaria frente al riesgo de padecer la anemia. La idea por lo tanto de que un gen o una característica es “buena” o “mala” se queda corta. En un contexto determinado una característica puede ser una ventaja y, en otro, una desventaja, algo especialmente útil para una especie que se ha adaptado a vivir en circunstancias y estilos de vida muy dispares. La idea es que no podemos querer jugar a todo y ganar a todo también. Homo sapiens juega prácticamente en todas las modalidades –deportista/sedentario, carnívoro/vegetariano, optimista/pesimista, urbanita/rural, sociable/introvertido, nulípara/multípara, ─ por lo que la selección natural lo tiene difícil para acertar, pero unque no siempre se suba al pódium, por lo general nos clasificamos en una buena posición en todas las ligas. 


4.- Otra idea que no deja de rondar la cabeza de quién examina nuestro tiempo a la luz de la evolución, resaltable también en medicina evolucionista, es la de el rápido cambio ambiental producido por la tecnología y la cultura, que choca con el no tan rápido cambio genético, produciendo una desadaptación del ser humano al medio que el mismo ha creado. Nuestra inteligencia sapiens se ve cortocircuitada y surgen con más fuerza la ansiedad y la depresión. También las nuevas tecnologías están creando un entorno nuevo de socialización que resulta inquietante. ¿Qué enfermedades tienen la impronta, en mayor o menor grado, de nuestro tiempo? ¿Cómo se puede ver afectada nuestra sociabilidad?


Una consecuencia maravillosa y utilísima de nuestra capacidad de abstracción es nuestra habilidad para comunicarnos con aquellos a quienes no vemos o incluso no hemos conocido personalmente nunca. Ese aspecto se ha visto asistido con la tecnología, a través del desarrollo de modos virtuales de comunicación. Nuestra red social es por lo tanto mucho más amplia y somos capaces de estar acompañarnos a pesar de estar físicamente solos, como sucedió durante el confinamiento. Nos hemos liberado de la necesidad estricta de la presencia física. Entre los chimpancés, se sabe que aquellos individuos que abandonan el grupo para unirse a otro pueden incluso no llegar a reconocer a su madre si se produce el reencuentro. En el caso de los humanos, aunque nos vayamos, aunque no volvamos a vernos, aunque apenas tengamos recuerdos con ciertas personas fundamentales en nuestra vida, no las olvidamos. No olvidamos incluso ni a los muertos. Pero esta posibilidad de comunicarnos en la distancia se ha llevado en muchos casos al extremo.  Nuestra especie gana en las distancias cortas, y cuando nos comunicamos en exceso en el plano virtual, de alguna forma nos desconectamos de la realidad del otro y perdemos cierta capacidad de empatía. Eso explicaría las reacciones violentas o agresivas que vemos a veces en las redes sociales, cuando uno “olvida” que al otro lado hay un receptor que siente y que padece. Falta también el contacto físico, que sabemos que es fundamental para el desarrollo de un sistema neuro-cognitivo adecuado. Menos Whatsapp y más vino y tapas en persona. 


5 - Algunos idealizan nuestro pasado cazador-recolector, creen que la revolución neolítica inició nuestro camino a la ruina y son, como tú bien los defines paleomelancólicos. Pero la naturaleza es implacable, no hubo nunca un jardín del Edén. Sin embargo es cierto que los asentamientos estables y densamente poblados abrieron la veda a los microorganismos patógenos, para que se instalaran cómodamente entre nosotros, y también que cambiamos hábitos y dietas. ¿Cuál habría sido el precio de la civilización? 


El precio de la civilización sería una mayor vulnerabilidad al padecimiento de grandes cuadros infecciosos, especialmente los de carácter endémico. La gran densidad poblacional y nuestra tremenda movilidad, favorecen el contagio y la propagación de enfermedades. Por otra parte, la convivencia estrecha con animales a través de la ganadería o la domesticación, facilita las zoonosis, las cuales representan la gran mayoría de las enfermedades emergentes. Pero no estamos solos. A través de la tecnología, con el desarrollo del conocimiento médico, hemos aprendido a defendernos de estas enfermedades e incluso prevenir su padecimiento. 

 

6.- En tu libro nos hablas de un alargamiento evolutivo del tiempo del desarrollo humano desde el nacimiento hasta la madurez que parece haber ido acompañado de uno paralelo en el tiempo de vida una vez superada la etapa reproductiva. Asimismo en la adolescencia se tensan las relaciones con los progenitores pero se siente afecto con los infantes. ¿No parecen todas estas tendencias adaptaciones que se reforzaron entre sí para, de una forma casi sinfónica, perpetuar la especie, una especie eusocial a pesar de sus conflictos inherentes?

 
Sí, vivimos más años precisamente gracias a nuestra inter-dependencia. En proporción, nuestro ciclo vital incluye más tiempo de dependencia que de autonomía, y la forma en que la selección natural le ha sacado las castañas del fuego a una especie tan dependiente es, por una parte, descansando en el grupo, más allá del círculo familiar, el cuidado y la protección de los más vulnerables y, por otro, extendiendo el periodo post-reproductivo de forma que la llamada tercera edad tiene un papel proactivo y fundamental en sacar a las crías adelante.  


7.- ¿En qué proyectos andas trabajando ahora? ¿Cuál es para ti el mayor misterio de nuestra evolución, ése que soñarías con desvelar?


Sigo trabajando en el estudio de los fósiles de Atapuerca, tratando de desentrañar la historia de los primeros homínidos europeos, y su relación posiblemente más cercana con las poblaciones asiáticas que con las africanas. No sabría escoger un solo misterio, pero me intriga muchísimo el origen evolutivo de la capacidad musical de nuestra especie. ¿Por qué o para qué aparece nuestro gusto por la música?

lunes, diciembre 19, 2022

Extinción


Aquí queda para la historia lo que fue La Nueva Ilustración Evolucionista. Todo lo que vive muere, todo lo que empieza tiene un final. El que ahora esto escribe se ha cansado de trabajar para nada y para (casi) nadie y de sufrir ataques de gentes ignorantes (gran parte de ellas con pretensiones de disponer de un conocimiento mayor o mejor) en la nefanda red social de Twitter. Nada que añada a lo ya dicho tiene ya sentido. 

ilustracion.evolucionista@gmail.com

Lunes 19 de Diciembre de 2022.


miércoles, diciembre 14, 2022

Vida. Antes y después del cataclismo (entrevista a Jorge García Girón)

Jorge García Girón

La vida ha sobrevivido sobre la faz de la Tierra (incluidas las cuencas oceánicas), dentro de lo que se conoce como litosfera, a toda clase de catástrofes. Se estima que ha habido cinco grandes extinciones masivas en la historia "conocida" de nuestro planeta. La última, la más cercana, la de finales del Cretácico. Se conoce mejor como la extinción de los dinosaurios, al igual que si hoy se estuviera produciendo o estuviera en camino de producirse alguna, la llamaríamos, a toro pasado, y si quedase algún representante vivo de nuestra especie capaz de dar testimonio a otro representante de nuestra especie, la extinción de la humanidad. 

El papel protagónico de un superorden, el Dinosauria, en el último evento devastador para la vida en la Tierra, y de una especie, Homo sapiens, en el presunto próximo evento de proporciones catastróficas, muestra una falta completa de perspectiva ecológica. Como nuestro invitado de hoy apunta, muy razonablemente: 

"Las catástrofes ecológicas también pueden configurarse como ventanas de oportunidad excepcionales".

Y es que va de eso, de la obra al completo, de la vida en su plenitud biodiversa y no de un grupo particular de seres vivos del Reino animal, y menos aún de una especie. Pero, como decía Orwell: «Quien controla el presente controla el pasado...». Como verán esta cita es incompleta, y en ella falta una referencia al futuro. Porque ¿quién cree poder controlar el futuro?...la narrativa humana, y más la centrada en "el hombre" es una narrativa para consumo propio. Los dinosaurios eran reptiles enormes y los primeros fósiles de especies extintas que se miraron con los ojos de la ciencia. Y nosotros somos ese observador que juzga todo lo que ha llevado hasta él, con o sin un enfoque científico. 

Ciertamente al aumentar los hallazgos, reinterpretarlos a la luz de los nuevos conocimientos y las técnologías de investigación, se amplia el campo de visión, lográndose un enfoque multidisciplinar en las ciencias biológicas y de la Tierra que permite ver el bosque, además de sus diversos árboles. Una secuoya centenaria, en todo su esplendor, es asombrosa, pero no estaría ahí sin toda la vida que la rodea, desde la microscópica y la subterránea hasta la terrestre y la voladora, y los elementos abióticos (agua, minerales). Los ecosistemas son sistemas complejos en los que existe un flujo de energía en cadenas tróficas que incluyen animales, vegetales, hongos, bacterias y arqueas. Entender cómo funcionan no es fácil si entramos en los detalles, pero con una visión esquemática podemos hacernos una vaga idea de cómo la interdependencia de los seres genera algo más grande que cada uno de ellos, como individuo o como especie, en particular. No otra cosa es la Teoría de la Evolución de Darwin que un esquema general, uno que se puede contrastar al ver la vida en acción.

Sobre los ecosistemas cabría preguntarse cuál podría ser su punto de ruptura, esto es: ese punto de pérdida en su biodiversidad en el cual se derrumba todo (o casi todo). Y experimentar con ecosistemas para averiguar dónde colapsan no parece una buena idea (aunque quizás hoy inadvertidamente pudiéramos estar haciéndolo). Por eso los rastros del pasado de los períodos cataclísmicos que han llegado hasta nosotros pueden estudiarse en profundidad para intentar deducir la resistencia de los ecosistemas y los daños sufridos irreversibles....

Para los dinosaurios el asteroide que se estrelló en la península del Yucatán fue el final geológicamente hablando. Y los ecosistemas dentro de los que se desenvolvían se vieron seriamente afectados, no ya por el impacto sino por los cambios climáticos y ambientales posteriores. Pero el impacto no golpeó con la misma fuerza ni sus consecuencias posteriores fueron tan devastadoras en todos los medios de la Tierra. El acuático sufrió algo menos el impacto. E incluso entre los dinosaurios y otras especies relacionadas íntimamente con ellos hubo diferentes grados de "daño". 

La realidad es que los dinosaurios no desaparecieron de golpe y porrazo, ni muchos de los seres entonces vivos que aún pueblan la Tierra (con algunos ajustes evolutivos). Para nosotros, como especie, desde luego, esto no constituye ningún motivo para la esperanza en caso de que lo inimaginable por tantas veces imaginado se haga realidad. Nuestros propios apocalipsis, centrados en nosotros, no dejan títere con cabeza. Si colapsan los ecosistemas de los que nos nutrimos ya podemos cerrar el libro de historia después de escribir su capítulo final. Y la vida, en la Tierra continuará sin nosotros. 

El Doctor de la Universidad de León, Jorge García-Girón, un joven y prometedor científico español, ha conducido un estudio internacional sobre cómo la crisis que puso fin al Cretácico repercutió en los ecosistemas de la Tierra: cómo eran antes, cómo se tensionaron entonces y cómo se reorganizaron después. Finalmente han expuesto sus conclusiones en este artículo: Shifts in food webs and niche stability shaped survivorship and extinction at the end-Cretaceous (Los cambios en las redes tróficas y la estabilidad de los nichos determinaron la supervivencia y la extinción a finales del Cretácico).

Tras leerlo decidimos contactarle Memecio (preguntas 4 y 7) y un servidor para ampliar información y tuvo la gentileza de concedernos una entrevista, lo cual desde aquí le agradecemos, al igual que creo lo agradecerán nuestros lectores.


 1.- Los primeros paleontólogos se quedaron asombrados con los dinosaurios, e intentaron comprenderlos en su singularidad. Hoy la ciencia puede analizar a través de las matemáticas de las redes complejas la diversidad y las interacciones de los ecosistemas de los que formaban parte con un mayor detalle. ¿Cómo eran los ecosistemas terrestres antes del cataclismo de finales del cretácico? 


Lo que parece indicarnos el registro fósil, así como los modelos ecológicos que utilizamos para reconstruir ese antiguo “mundo perdido”, es que estos ecosistemas gozaban de una estabilidad comparable a los actuales, al menos en cuanto a su complejidad trófica. Los distintos niveles de las cadenas alimenticias se relacionaban mutuamente en redes complejas que estamos empezando a “desenredar “en la actualidad, gracias a la ayuda de simulaciones y modelos de ordenador.


2.- ¿Cómo se reorganizaron los ecosistemas terrestres tras la caída del asteroide y todos los cambios ambientales que le sucedieron? ¿Cuánto daño sufrieron estos ecosistemas y cómo fue factible su recuperación?

El cambio más evidente fue la desaparición de los dinosaurios gigantes, como el celebrado T. rex, que elegantemente ostentaban la batuta ecológica desde la cúspide de la pirámide trófica. Como consecuencia directa se produjo una diversificación ecológica de otros organismos, como los marsupiales y placentarios, que—si bien ya estaba funcionando en la sombra durante los últimos millones de años del Cretácico—se vio acelerada con la disponibilidad de nuevos nichos y espacios ecológicos. 


3.- En tiempo humano interpretamos (imaginamos) que cayó un asteroide y los dinosaurios perecieron de golpe. Pero estos eventos geológicos tienen una duración de miles a millones de años ¿Cuán larga fue la agonía para los dinosaurios? ¿Cuánto tardaron los ecosistemas con sus redes tróficas en recomponerse plenamente?

Es complicado saber con precisión el tiempo que tardaron los dinosaurios en perecer tras la caída del asteroide, en parte por la discontinuidad cronológica del registro fósil y la dificultad intrínseca que lleva asociado datar materiales sedimentarios con “hilo fino”. Muchos otros parámetros como, por ejemplo, la posición de cada especie en la cadena trófica, sus hábitos alimenticios, hábitat o tamaño corporal, también influyeron sobre la respuesta de estos animales ante este evento cataclísmico. En este sentido, los lectores estarán interesados en consultar el ameno libro “The last days of the dinosaurs”, de Riley Black, en el que se desarrolla este asunto con meridiano detalle en un lenguaje accesible, pero no por ello carente del más absoluto rigor académico.

4.- Algunos paleontólogos -como el conservador de paleontología de vertebrados del Museo de Historia Natural de Dinamarca Gilles Cluny- piensan que, dado que los mamíferos aparecieron casi contemporáneamente a los dinosaurios -Adelobasileus cromptoni, el primer proto-mamífero conocido hasta ahora, de hace 230 millones de años- y estuvieron el resto del Mesozoico diversificándose y extendiéndose pero "a la sombra", sin levantar cabeza, sus competidores los dinosaurios siguieron siendo ampliamente dominantes.  Esta corriente de opinión defiende que si no hubiera sido por la extinción masiva del final del Cretácico, los dinosaurios o sus sucesores evolutivos hubieran continuado como grupo dominante, en contra de la creencia más general de que la catástrofe solo aceleró en el tiempo la extinción de los megarreptiles, y que la dominancia final de los mamíferos era solo cuestión de tiempo. Sabiendo que estamos haciendo paleontología-ficción ¿Qué hubiera pasado de no haberse producido la extinción en masa a final del Cretácico?

 Sí, estoy totalmente de acuerdo con el Dr. Cluny. Al menos según nuestros resultados, la ecología de los dinosaurios era tan robusta que resulta muy complicado creer que, en un escenario competitivo como el del Cretácico, los mamíferos pudiesen haberlos reemplazado sin la acción de una perturbación externa del calibre del impacto de Chicxulub. En cualquier caso, los procesos evolutivos se caracterizan por su contingencia intrínseca y hacer suposiciones sobre lo que hubiese podido ocurrir bajo otros parámetros resulta demasiado especulativo.


5.- Recientemente se han descubierto evidencias fósiles de aves que convivían con los dinosaurios, lo que hace pensar que las aves no son "los últimos dinosaurios", sino una ramita cercana pero distinta del árbol de la vida que, de hecho, convivió con los dinosaurios y los sobrevivió (aquí puede verse un artículo sobre el particular). Realmente ¿cuánto ofrece el registro paleontológico hasta la fecha para poder apreciar la biodiversidad de aquel tiempo?

El registro fósil no es perfecto ni lo más mínimo. Por el contrario, adolece de sesgos relacionados con su discontinuidad cronológica o el potencial de conservación de distintos materiales y restos biológicos. “Las carcasas” de los organismos de mayor tamaño se conservan mejor, por ejemplo, que los pequeños restos óseos que en su momento podrían haber dejado pequeños vertebrados. Es por ello esencial encontrar herramientas que nos permitan corregir los sesgos inherentes al registro fósil y, con ello, ser capaces de reconstruir fielmente la diversidad de estos ecosistemas extintos.


6.- Cuando preguntamos a Paul Sereno qué nos enseñan los dinosaurios sobre la historia de la vida? Nos respondió escueta y contundentemente: "Que no puedes prepararte para un asteroide. La vida tiene un montón de vueltas y obstáculos interesantes e imprevisibles". ¿Qué lección dirías que puede extraerse de la extinción de los dinosaurios que nos pueda servir de ayuda para mejorar nuestra relación con el medio ambiente natural? 

“La vida se abre camino”. Las catástrofes ecológicas también pueden configurarse como ventanas de oportunidad excepcionales. Que se lo digan a nuestros “pequeños” ancestros que, tras la calamidad que puso el broche final a la Era de los Dinosaurios, encontraron un mundo nuevo sobre el que lanzarse a la aventura.


7.- La macrofauna dominante tras la desaparición de los dinosaurios son los mamíferos, y son una clase relativamente poco diversa a nivel de especies en comparación con  algunas familias de plantas o de artrópodos. Solo la familia de las orquídeas tiene más número de especies (aprox. 25.000) que entre aves (aprox. 9.000) y mamíferos (aprox. 4.000) juntos.  Y dentro de los mamíferos, nuestro género Homo solo nos incluye a nosotros como representantes vivos. Si se supone que la diversidad es tan favorable de cara a las posibilidades evolutivas futuras ¿Por qué la clase de los mamíferos y el género Homo son tan pobres en diversidad, al menos a nivel de especie?

Aquí debo responder exclusivamente en base a la ventana temporal que cubre nuestro estudio más reciente, evitando especulaciones sobre los patrones de diversificación de los mamíferos a lo largo del Cenozoico: Puede que en términos absolutos la diversidad taxonómica de los mamíferos fuese poco reseñable en relación con la de los dinosaurios, pero su diversificación ecológica fue realmente notable durante finales del Cretácico y estas fuertes dinámicas asociadas al nicho fueron fundamentales a la hora de conferirles mayor resiliencia (a nivel de comunidad) frente a perturbaciones exógenas, determinando su posterior éxito evolutivo tras la extinción, durante el Cenozoico. 
 

8.- El estudio de las cadenas tróficas ha demostrado ser la mejor aproximación al entendimiento de las relaciones ecológicas. La riqueza o pobreza de un ecosistema puede medirse por los eslabones de las cadenas tróficas. Obviamente los dinosaurios se encontraban en lo más alto de las cadenas tróficas en su tiempo, pero....¿cuántos escalones y cuán diversos había hacia abajo o en paralelo (mosquitos, hongos) en el ciclo de la vida? 

Lo importante no es el número de escalones o niveles per se dentro de un ecosistema en particular. Incluso individuos de una misma especie pueden adoptar una posición trófica diferente a lo largo de su ciclo vital, en función de los cambios ontogenéticos que éstos experimenten. Debemos intentar ver la complejidad de un ecosistema desde la perspectiva de una araña, que cuidadosamente diseña y acomete la construcción de una compleja hilera de seda en el espacio. Esta concepción no es muy diferente de la que poseen los ecólogos que estudian los ecosistemas modernos y del pasado. La clave para comprender las relaciones recíprocas entre sus componentes y sus flujos de interrelación es intentar visualizar cada organismo dentro de una gran red de interacción, con múltiples niveles y peldaños que se solapan en el espacio y en el tiempo.


9.- ¿Qué estas investigando ahora? ¿Qué proyectos tienes en marcha?

Soy ecólogo de formación, biogeógrafo de profesión y “paleontólogo” por vocación. Mi actual línea de investigación agrupa estas tres disciplinas científicas que, durante muchos años, se han mantenido aisladas las unas de las otras. El objetivo que perseguimos es unificar estas áreas de conocimiento con estudios interdisciplinares que nos permitan caracterizar el pasado, para comprender nuestro presente y prever escenarios potenciales sobre el futuro. 




lunes, diciembre 12, 2022

Ser conscientes (entrevista a Anil Seth)

Anil Seth


Los seres vivos interactúan con su entorno para obtener los recursos que precisan para su supervivencia y evitar los peligros que la amenazan. Desde el principio mismo de la vida, al menos la celular, si es que hubo algo antes que merezca ser llamado vida, hubo un "dentro" organizado y un fuera con un orden distinto que de algún modo debía ser percibido, para desenvolverse en él, dado que un ser vivo no es autosuficiente, ni siquiera los autótrofos, que requieren agua, dioxido de carbono y sol, o alguno de entre ellos, los extremófilos que requieren determinados elementos o viven mejor donde abundan (azufre o sal, por ejemplo). 

En los seres vivos unicelulares, que son la mayoría, existen mecanismos moleculares que, en su superficie, les permiten dirigirse allá donde se encuentran los ladrillos que les permitan organizar y reorganizar su estructura interna, para que siga siendo viable y pueda reproducirse.

Dichos mecanismos moleculares dan lugar a fenómenos tales como la fototaxia o la quimiotaxia: el organismo se mueve en la dirección en la que hay luz, en el primer caso, o mayor cantidad de determinados elementos o compuestos químicos, en el segundo. Estos receptores, a modo de resortes moleculares, constituyen la forma más primitiva de percepción, y sería osado pensar que son conscientes (o, mejor dicho, que hacen consciente a la célula de la que forman parte) en grado alguno. Parecen automatismos, al igual que todos los demás procesos dentro de las más elementales formas de vida. 

Los metazoos y las plantas y hongos pluricelulares parecen tener una mayor complejidad de cara a interpretar su entorno. Se mire como se mire la vida se ha ido volviendo más compleja y diversa, siendo complejidad y diversidad dos caras de una misma moneda. 

Escalando hacia estructuras y funciones más diversos y complejos en entornos más complejos y diversos los seres vivos desarrollaron capacidades más ajustadas a los entornos crecientemente variados e intrincados. Se multiplicaban las oportunidades y los peligros para continuar cada cual su andadura, y la percepción no era algo que pudiese dejar de evolucionar hacia una mayor sofisticación y apertura y diversificación de vías de captación de estímulos. Y en algún momento todas esas vías debían confluir a un punto a modo de centralita en el que hablasen un mismo lenguaje químico, y pudiera generarse un mapa imperfecto pero ajustado a la supervivencia según las propias necesidades tróficas en un entorno cambiante. Un conato de consciencia era preciso, una sensibilidad como reacción de supervivencia a las percepciones unificadas. De ahí a la consciencia y autoconsciencia estimo que hay varios pasos, pero todos en una misma dirección, en un camino de perfeccionamiento para tener un mapa de alta fidelidad....a las necesidades del ser. La finalidad teleológicamente incorrecta era la consciencia del ser individual en el mundo, esa que todo humano que no haya sufrido serio daño neurológico tiene. 

Durante la Historia de nuestras civilizaciones, e incluso en etapas previas como cazadores-recolectores, los humanos han sido agentes plenamente conscientes en su entorno, creando mapas mentales que acabaron tomando formas abstractas y categoriales comunicadas por el lenguaje. Así, el ego, el yo, que era una parte de la centralita de los sentidos, se convertía en una realidad superpuesta, paralela a lo percibido, y se proclamaba independiente del cuerpo y libre en sus actos.  El ser humano tomó consciencia. Pero ¿de qué substancia está hecha esa consciencia? Siendo algo que es sentido como ajeno a lo exterior, su substancia se volatilizaba, o bien se volvía de otra naturaleza, intangible, primero, inmaterial después. Y nacía el alma, y con ella lo sobrenatural.

Pero todo eso no es más que una narrativa a grandes pinceladas de lo que podría haber sido la evolución de la consciencia. Seguimos ignorando cómo a partir de los procesos neurales emerge ese "estar aquí" ese "ser" ese "yo" que percibe un mundo multimedia que se antoja muy real, aunque externo.

Son muchos los grandes pensadores y científicos que han intentado explicar la consciencia desde perspectivas dualistas o monistas, pero sus esfuerzos han dado muy poco fruto. Daban contra un muro, uno que el filósofo austrialiano David Chalmers denominó problema difícil. Quizás no dijo imposible porque creía que quizás algún día pudiese de algún modo resolverse: ¿cómo percibimos y sentimos el mundo en una imagen unificada y coherente a partir de la actividad de nuestras neuronas? ¿De dónde sale ese fresco lleno de detalles de todo tipo y a todo color?

La aproximación al problema quizás fuera una de las causas de que no se pudiera alcanzar un conato de respuesta. ¿Por qué no bordear el muro? Dejemos el problema difícil y sigamos la senda que marca la ciencia, vayamos al problema real. 


Anil Seth, Catedrático de Neurociencia Cognitiva y Computacional en la Universidad de Sussex, estudia la consciencia desde esta nueva aproximación que, básicamente, consiste en analizar detenidamente las propiedades de la consciencia: ¿qué hacemos, qué podemos hacer con ella? y cómo esta se manifiesta fenomenológicamente (¿cómo es eso de estar consciente?). Luego se hacen predicciones a partir de las teorías que se formulen y se intenta controlar los resultados observando los correlatos neurofisiológicos. Según el Profesor Seth el problema difícil se disolverá como un azucarillo, el muro habrá sido bordeado.

Actualmente Anil Seth está trabajando en varios frentes pero ha puesto a disposición de todos aquellos interesados en contribuir al estudio de la consciencia una nueva herramienta para medir sus estados conscientes y reportarlos, de modo que se sumen a los otros cientos o miles de participantes y puedan sacarse algunos puntos comunes y característicos de los estados conscientes. El experimento en cuestión es The Perception Census. Animamos a nuestros lectores a que vayan a echar un vistazo y participen.

Su libro Being You ha sido un gran éxito. En él  habla con mucha mayor profundidad y extensión del tema que tratamos: la consciencia y su abordaje científico. El libro tendrá próxima edición en español por parte de Sexto Piso. Estará a la venta a partir de lunes 13 de Febrero de 2023.

El Profesor Anil Seth, extraordinariamente amable y generoso en sus respuestas nos ha visitado en La Nueva Ilustración Evolucionista. Quedamos conscientemente agradecidos.

In English:

1.- Consciousness seems to us to be an apparently unsolvable mystery. Faced with the hard problem and the easy problems of the study of consciousness posed by the philosopher David Chalmers, you pose "the real problem". How much and in what way can we approach consciousness with the approach you propose?

The “real problem” approach is a way of giving focus to methods used in consciousness research already for quite some time, going back especially to the method of “neurophenomenology” pioneered by Francisco Varela. The idea is that instead of facing the hard problem head-on, and looking for the special sauce that magics consciousness out of mere mechanism (or relaxing into the false comforts of panpsychism or strong illusionism), we would be better advised to pay attention to the various properties of consciousness – both functional (what consciousness allows us to do) and phenomenological (what conscious experiences are like) – and then iterate theory and experiment to explain, predict, and (ideally) control these properties of consciousness in terms of underlying neurophysiological mechanisms. This (explanation, prediction control) is what much of science typically does, and in the case of consciousness my hope is that the hard problem will not be solved, but rather be dissolved – maybe even disappearing altogether in a puff of metaphysical smoke.

Something like this has happened before, in how we came to understand life. Instead of searching for an inexistent spark-of-life (or deciding that life is fundamental, or that it doesn’t exist), biologists of the day got on with the job of explaining, predicting, and controlling properties of living systems (homeostasis, reproduction, and so on) in terms of physics and chemistry. The hard problem of life wasn’t solved, it was dissolved.

How far will we get? This is impossible to know at the stage we’re at. What I am confident about, though, is that by following the real problem approach we will deepen our understanding of consciousness, even if some residue of mystery remains – which it might well do, for all sorts of reasons.

 

2.- Consciousness turns out to be an elaborate creation of the brain from an illusion of the senses (including proprioception -we are embodied). However, it is an illusion that we can rely on to a high degree from an evolutionary point of view, given that it has allowed us to survive and leave offspring. What is the relationship, if we take into account its evolutionary value, between the real world and the consciously perceived world?

The novelist Anaïs Nin has a terrific answer to this question: We do not see the world as it is – we see it as we are. The idea here is that perception is not a direct window onto an objective mind-independent reality. It is a construction, a figment of the brain, but a useful one – a creation that evolution (and development) has shaped to be highly tuned to guide our behaviour. To expand on Nin: we perceive the world as it is useful for us to do so, where utility can be largely understood in terms of evolution. It’s important to recognise that this principle applies to experiences of the ‘self’ too. These experiences are also constructions, that are intimately tied to how the brain regulates and controls the body – both externally (action) and internally (physiological homeostasis).

How does all this relate to reality? Kant said long ago that objective reality is forever hidden behind a ‘sensory veil’, so that we can never really know. I prefer to think that our perceptual world is both less than, and more than, what’s really there. Experiences of colour are a good example. Out of just three wavelengths of electromagnetic radiation – just a thin slice of this dimension of objective reality – our brains create a universe of millions of colours. And as with colour, so with other things.

3.- If we go one step further, trying to create consciousness in intelligent machines, we stumble upon the senses and sensations unified in a life project that constitute organisms. What are the barriers that AI researchers face in order to achieve the "singularity"? 

Well I’m not sure that the “singularity”, as it has been described in philosophy, is a place we really want to get to. In my understanding, the concept usually refers to a hypothetical point at which AI bootstraps itself beyond human understanding and control. This could be a good thing, I suppose (maybe climate catastrophe could be averted), but it also has the potential to be a very bad thing indeed. Opinions differ on the likelihood of it happening, and in particular about how easy it will be to maintain a ‘kill switch’ to ensure that a sufficiently threatening AI can be turned off. One important observation hereabouts is that the notion of ‘human-level AI’ is a chimera. When and if AI reaches the general cognitive competence of a human, it will immediately become superhuman because it will be able to avail of all the benefits that computers already have – enormous memories, high processing speed, access to the world’s entire knowledge store, and so on.

The concept of the singularity is separate from the idea of creating machine consciousness, which is also a really bad idea, for different reasons: mostly, we don’t want to create at industrial scale new potential for suffering. 

It is striking how often these issues – machine intelligence and machine consciousness – get confused. One of the roots of this confusion is the assumption, which I believe is based on a residual human exceptionalism, that consciousness and intelligence are necessarily tightly correlated – or even different aspects of the same process. They aren’t. Consciousness is about the capacity to have experience, and intelligence is the capacity to meet goals with the right behaviours in complex situations. They are different things. In my view, consciousness is more closely tied to life than it is to intelligence, so perhaps conscious machines will also have to be living machines.


4.- If we look back in the history of our species and in natural history in general, consciousness could be something multiple, but present to a greater or lesser degree, in one form or another, in different living beings. Could we speak of something like "multiple consciousnesses"? 

Well I think there is more than a single dimension of consciousness, and that different living creatures can be exhibit consciousness in many different ways. Even human beings likely live in slightly different, individually unique subjective worlds, even when sharing the same objective reality. This idea of ‘perceptual diversity’ is actually something I’m exploring in a new project called The Perception Census, which is a citizen-science attempt to map out how we each experience a unique world. It would be wonderful if your readers could take part in it. I promise that it’s lots of fun. And also educational.

5.- We may not know how consciousness emerges from brain activity, but we can get an idea of when and how it might emerge in living things, as Derek Denton suggested. What evolutionary pressures might lead a living thing to need something like consciousness?

Denton here echoes the famous quote from Theodosius Dobzhansky: “nothing in biology makes sense except in the light of evolution”. And here we have the important challenge of establishing the functions of consciousness. There are some wonderful suggestions out there in the recent literature, addressing this question, from people like Eva Jablonka and Simona Ginsburg, and Todd Feinberg and Jon Mallatt – as well as Derek Denton and others. My own view is that consciousness evolved to bring together survival-relevant information, in the service of predictive regulation of bodily physiology, in a multimodal format that emphasises opportunities for action. On this view, a living creature will benefit from consciousness when it needs to integrate all sorts of information into unified scenes in order to guide many degrees of freedom in its (internal and external) behavioural responses. Consciousness, here, is a response to environmental and organismal complexity. But it is still not the same thing as intelligence. One can imagine an evolutionary imperative to consciously experience pain even in creatures that don’t stack up against the loaded criteria of human intelligence.


6.- You had an experience with anaesthesia that I also experienced in a period of time when the blood stopped flowing to my brain. There is nothing, no time, no space, no self. Others speak of near-death experiences, or with psychedelic drugs and of something like a universal consciousness, beyond and above the material. Is it possible that there is something beyond the tangible, measurable and quantifiable that is governed by the laws of physics?

 

Well that’s always possible, but there is no evidence for it – not in science, and certainly not from the content of near-death or psychedelic experiences. To take unusual experiences of ‘universal consciousness’ as evidence that such things exist is to fatally confuse ‘how things seem’ with ‘how things are’. The whole point of science, and especially of consciousness research, is to get underneath this confusion and explain how things seem in terms of how things are. And even if it does turn out to be the case that there is something to consciousness beyond the tangible and measurable, nothing follows from this.


7.- What would differentiate consciousness from self-consciousness and what steps would have to be taken from the former to the latter in order to be truly One?

Another big question! As I mentioned briefly above, the experience of self is itself another kind of perception (at least that’s what I think), and it is possible to conceive of consciousness without (most forms of) self-consciousness, though in my ‘beast machine’ theory there would always be a very basic level of self-consciousness – the feeling of being alive – which underwrites all other conscious experiences. As to how to be ‘truly One’ I’m not quite sure what you mean, but if you mean the abolition of self-consciousness, well I can think of a few things you can try. Years of meditation would be one of them.


8.- What kind of chimera is free will?

It is neither an illusion, nor is it real. I think of free will as another variety of perception that is bound up in the overall experience of selfhood. Again, it’s critical not to confuse how things seem with how things are. Experiences of free will might seems to indicate a causal power of consciousness over matter, but this is like saying that experiences of red indicate that redness exists out there in the world in a mind-independent way. In my view, experiences of free will are useful because they highlight actions that are largely internally-caused, in terms of alternative possibilities, and alignment with goals and beliefs. The usefulness of feeling that ‘I could have done otherwise’ is not that you actually could have done (you couldn’t’), but that next time, you might.


9.- What is the mystery associated with consciousness that you would like to unravel?

Back to the basics. I would like the sense of mystery to lift about how and why the electrified pâté inside our skulls gives rise to, or is identical to, conscious experience. The hard problem, in other words. But I think the route there is via the real problem, and what I’m particularly interested in is how our questions about consciousness might change along the way, rather than – or as well as – the answers we come up with. Having new questions about an apparently mysterious phenomenon may be the true benchmark of progress.

En español:

1.- La consciencia se presenta como un misterio aparentemente irresoluble. Frente al problema difícil y los problemas fáciles del estudio de la consciencia planteados por el filósofo David Chalmers, usted plantea "el verdadero problema". ¿Hasta qué punto y de qué manera podemos acercarnos a la consciencia con el enfoque que usted propone?

Plantear el "problema real" es un manera de enfocar la consciencia desde los métodos utilizados en su investigación desde hace ya bastante tiempo, remontándonos en especial a la "neurofenomenología" de la que fue pionero Francisco Varela. La idea es que, en lugar de afrontar el problema difícil de frente y buscar esa salsa especial que hace mágica a la consciencia a partir del mero mecanismo subyacente (o relajarse en las falsas comodidades del panpsiquismo o el ilusionismo fuerte), sería mejor prestar atención a las diversas propiedades de la consciencia -tanto funcionales (lo que la consciencia nos permite hacer) como fenomenológicas (cómo son las experiencias conscientes)- y luego iterar la teoría y el experimento para explicar, predecir e (idealmente) controlar estas propiedades de la consciencia en términos de mecanismos neurofisiológicos subyacentes. Esto (dar una explicación, hacer una predicción y controlar) es lo que suele hacer gran parte de la ciencia, y en el caso de la consciencia mi esperanza es que el problema difícil no se resuelva, sino que más bien se disuelva, tal vez incluso desapareciendo por completo en una nube de humo metafísico.

Algo parecido ha ocurrido con anterioridad, en la forma en que llegamos a comprender la vida. En lugar de buscar una chispa de vida inexistente (o decidir que la vida es fundamental, o que no existe), los biólogos de la época se dedicaron a explicar, predecir y controlar las propiedades de los sistemas vivos (homeostasis, reproducción, etc.) en términos físicos y químicos. El problema difícil de la vida no se resolvió, se disolvió.

¿Hasta dónde llegaremos? Es imposible saberlo en la fase en la que nos encontramos en este momento. De lo que sí estoy seguro, sin embargo, es de que siguiendo el enfoque del problema real profundizaremos en nuestra comprensión de la consciencia, aunque quede algún residuo de misterio -que muy bien podría quedar, por todo tipo de razones.

2.- La consciencia resulta ser una elaborada creación del cerebro a partir de una ilusión de los sentidos (incluida la propiocepción -ya que estamos encarnados). Sin embargo, es una ilusión en la que podemos confiar en alto grado desde un punto de vista evolucionista, dado que nos ha permitido sobrevivir y dejar descendencia. ¿Cuál es la relación, teniendo en cuenta su valor evolucionista, entre el mundo real y el mundo percibido conscientemente?

La novelista Anaïs Nin tiene una respuesta estupenda a esta pregunta: No vemos el mundo tal como es, lo vemos tal como somos. La cuestión aquí radica en que la percepción no es una ventana directa a una realidad objetiva independiente de la mente. Es una construcción, una invención del cerebro, pero una útil: una creación a la que la evolución (y el desarrollo) han dado forma para que esté finamente ajustada para guiar nuestro comportamiento. Para ampliar la idea de Nin podemos decir que percibimos el mundo en la medida en que nos resulta útil hacerlo, donde la utilidad puede entenderse en gran medida en términos evolucionistas. Es importante destacar que este principio también se aplica a las experiencias del "yo". Estas experiencias también son construcciones que están íntimamente ligadas al modo en que el cerebro regula y controla el cuerpo, tanto externamente (con la acción) como internamente (con la homeostasis fisiológica).

¿Cómo se relaciona todo esto con la realidad? Kant dijo hace tiempo que la realidad objetiva está siempre oculta tras un "velo sensorial", de modo que nunca podríamos conocerla realmente. Yo prefiero pensar que nuestro mundo perceptivo es a un tiempo menos y más que lo que realmente existe. La experiencia del color sería un buen ejemplo de ello. A partir de sólo tres longitudes de onda de radiación electromagnética -una pequeña porción de esa dimensión de la realidad objetiva- nuestro cerebro crea un universo de millones de colores. Y como ocurre con el color, ocurrirá con otras cosas.

 3.- Si vamos un paso más allá, tratando de crear consciencia en máquinas inteligentes, tropezamos con los sentidos y sensaciones unificados en el proyecto de vida que constituyen los organismos. ¿Cuáles son las barreras a las que se enfrentan los investigadores de la IA para alcanzar la "singularidad"? 

Vaya, no estoy muy seguro de que la "singularidad", tal y como ha sido descrita en filosofía, sea un lugar al que realmente queramos llegar. Según yo lo entiendo, el concepto suele referirse a un punto hipotético en el que la IA se superaría a sí misma, yendo más allá de la comprensión y el control humanos. Supongo que podría ser algo bueno (tal vez podría evitarse la catástrofe climática), pero también tiene el potencial de ser algo muy malo. Las opiniones difieren sobre las probabilidades de que esto ocurra y, en particular, sobre lo fácil que sería mantener un "interruptor de apagado" que garantizase que una IA lo suficientemente amenazadora pudiera ser desactivada. Una observación importante al respecto es que la noción de una "IA a nivel humano" es una quimera. Cuando la IA alcance la competencia cognitiva general de un ser humano, se convertirá inmediatamente en sobrehumana porque podrá aprovecharse de todas las ventajas de las que ya disponen los ordenadores: enorme memoria, alta velocidad de procesamiento, acceso a todo el acervo de conocimientos del mundo, etc.

El concepto de singularidad es independiente de la idea de crear máquinas conscientes, lo cual es también una muy mala idea, por diferentes razones: principalmente porque no queremos crear a escala industrial un nuevo potencial de sufrimiento.

Es sorprendente la frecuencia con la que se confunden estas cuestiones: la inteligencia  y la consciencia de las máquinas. Una de las raíces de esta confusión es la suposición, que creo que se basa en un excepcionalismo humano residual, de que consciencia e inteligencia están necesariamente correlacionadas de forma estrecha, o incluso que son aspectos diferentes del mismo proceso. No es así. La consciencia es la capacidad de tener experiencias, y la inteligencia es la capacidad de alcanzar objetivos con los comportamientos adecuados en situaciones complejas. Son cosas por completo diferentes. En mi opinión, la consciencia está más ligada a la vida que a la inteligencia, así que quizá las máquinas conscientes también tendrían que ser máquinas vivas.

4.- Si miramos hacia atrás en la historia de nuestra especie y en la historia natural en general, la consciencia podría ser algo múltiple, pero presente en mayor o menor grado, de una forma u otra, en diferentes seres vivos. ¿Podría hablarse entonces de algo así como "consciencias múltiples"? 

Bueno, yo creo que hay más que una única dimensión de la consciencia, y que distintos seres vivos pueden exhibir la consciencia de formas muy diferentes. Incluso es probable que los seres humanos vivan en mundos subjetivos ligeramente diferentes, individualmente únicos, aunque compartan la misma realidad objetiva. Esta idea de "diversidad perceptiva" es algo que estoy explorando en un nuevo proyecto llamado Censo de la Percepción:  se trata de un intento de ciencia ciudadana de trazar un mapa de cómo cada uno de nosotros experimenta un mundo único. Sería estupendo que sus lectores participaran en él. Prometo que será muy divertido. Y también educativo.

5.- Puede que no sepamos cómo surge la conciencia a partir de la actividad cerebral, pero podemos hacernos una idea de cuándo y cómo podría surgir en los seres vivos, como sugirió Derek Denton. ¿Qué presiones evolutivas podrían llevar a un ser vivo a necesitar algo como la consciencia?

Denton hace eco aquí de la famosa cita de Theodosius Dobzhansky: "nada en biología tiene sentido si no es a la luz de la evolución". Y aquí nos encontramos ante el importante reto de establecer las funciones de la consciencia. Hay algunas sugerencias maravillosas de la literatura científica reciente que abordan esta cuestión, de gente como Eva Jablonka y Simona Ginsburg, o Todd Feinberg y Jon Mallatt - así como el propio Derek Denton y otros. 

Mi opinión personal es que la consciencia evolucionó para reunir información relevante para la supervivencia, al servicio de la regulación predictiva de la fisiología corporal, en un formato multimodal que enfatiza las oportunidades para la acción. Desde este punto de vista, un ser vivo se beneficiaría de la consciencia cuando necesitara integrar todo tipo de información en escenas unificadas para guiar con muchos grados de libertad sus respuestas conductuales (internas y externas). En este caso, la consciencia sería una respuesta a la complejidad del entorno y del organismo. Pero no es lo mismo que la inteligencia. Cabe imaginar, por ejemplo, un imperativo evolutivo para experimentar dolor de forma consciente incluso en criaturas que no se ajusten a los fuertes criterios de la inteligencia humana.

6.- Usted tuvo una experiencia con la anestesia que yo también experimenté durante un periodo de tiempo en el que la sangre dejó de fluir a mi cerebro. No hay nada, ni tiempo, ni espacio, ni yo. Otros hablan de experiencias cercanas a la muerte, o con drogas psicodélicas y de algo así como una consciencia universal, más allá y por encima de lo material. ¿Es posible que haya algo más allá de lo tangible, medible y cuantificable que se rige por las leyes de la física?

Ciertamente siempre es posible, pero no hay ninguna prueba de ello, ni en ciencia ni, desde luego, en el contenido de las experiencias cercanas a la muerte o las experiencias psicodélicas. Tomar estas inusuales experiencias de "consciencia universal" como una prueba de que tal cosa exista implica confundir fatalmente "cómo parecen las cosas" con "cómo son las cosas". El objetivo de la ciencia, y especialmente en la investigación de la consciencia, es llegar al fondo de esta confusión y explicar cómo parecen las cosas en términos de cómo son realmente las cosas. E incluso si resulta que hubiera algo en la consciencia más allá de lo tangible y medible, no se puede deducir nada de ello.

7.- ¿Qué diferenciaría la consciencia de la autoconsciencia y qué pasos habría que dar de la primera a la segunda para ser verdaderamente Uno?

¡Otra buena pregunta! Como he mencionado brevemente más arriba, la experiencia del yo es en sí misma otro tipo de percepción (al menos eso es lo que yo pienso), y es posible concebir la consciencia sin (la mayoría de las formas de) autoconsciencia, aunque en mi teoría de la "máquina bestial" siempre habría un nivel muy básico de autoconsciencia -la sensación de estar vivo- que subyace a todas las demás experiencias conscientes. En cuanto a cómo ser "verdaderamente Uno", no estoy muy seguro de a qué podrías estr refiriéndote, pero si sugieres la abolición de la autoconsciencia, se me ocurren algunas cosas que puedes intentar. Unos años de meditación serían una de ellas.

8.- ¿Qué clase de quimera es el libre albedrío?

Ni es una ilusión, ni es real. Pienso en el libre albedrío como otra variedad de percepción que está ligada a la experiencia general del "ser yo". Nuevamente es fundamental que no confundamos cómo parecen las cosas con cómo son realmente las cosas. La experiencia del libre albedrío podría parecer que indica un poder causal de la consciencia sobre la materia, pero esto sería como decir que las experiencias de rojo indican que el rojo existe en el mundo de forma independiente de la mente. Según lo veo yo, las experiencias de libre albedrío son útiles porque ponen de relieve acciones que son en gran medida causadas desde nuestro interior, dentro de los términos de una serie de posibilidades alternativas y en alineación con objetivos y creencias. La utilidad de sentir que "podría haber hecho otra cosa" no está realmente en que hubieras podido hacerlo (no hubieras podido), sino en que la próxima vez podrías hacerlo.

9.- ¿Cuál es el misterio relativo a la consciencia que te gustaría desentrañar?

Volver a lo básico. Me gustaría que el sentido del misterio se levantara sobre cómo y por qué el paté electrificado dentro de nuestros cráneos da lugar a, o es idéntico a, la experiencia consciente. El problema difícil, en otras palabras. Pero creo que el camino pasa primero por el verdadero problema, y lo que me interesa especialmente es cómo pueden cambiar nuestras preguntas sobre la consciencia a lo largo del camino, más que -o al mismo tiempo que- las respuestas que encontremos. Tener nuevas preguntas sobre un fenómeno aparentemente misterioso puede ser el verdadero referente del progreso.