sábado, enero 07, 2023

Somos imperfectos (Entrevista a María Martinón-Torres)

María Martinón-Torres

La neurocientífica Rita Levi-Montalcini escribió un libro autobiográfico titulado Elogio de la Imperfección

Este título revela como sólo a través de caminos tortuosos, llenos de obstáculos e imprevisibles azares, y que raramente conducen a lugar alguno, vamos haciéndonos personas y desarrollando diversos roles vitales. Lo perfecto es enemigo de lo bueno, y lo bueno va de la mano del error, las limitaciones y un afán a prueba de desengaños y desencantos. 

La evolución biológica trabaja sobre una materia en movimiento perpetuo, la vida, y todo avance tiene que lograrse a partir de lo que ha funcionado hasta ahora en mayor o menor medida. No se puede "generar la rueda" en la naturaleza viva porque no tiene organismos a partir de los cuales pueda surgir de forma natural y funcional a partir de los diseños existentes. La perfección, invento humano, surge de la geometría, de cuerpos perfectamente rectos o circulares que se cierran sobre sí mismos o se proyectan al infinito. Nos fascina a la par que nos inquieta: ¿por qué nuestro cerebro evolucionado ha podido concebir abstracciones tan bien pulidas, tan precisas? Eso requeriría una larga explicación, hablar de la simetría bilateral, de las secuencias predecibles de hechos o comportamientos, de las regularidades existentes, de los astros, las estaciones y del nacimiento de las civilizaciones.

Lo que ahora centra el interés de los científicos, grandes enamorados del conocimiento, es porque no es posible la cuadratura del círculo: los seres vivos tienen un ciclo bien definido y su funcionamiento no es igual de óptimo en sus diversas etapas, y ni siquiera da lugar a los mismos comportamientos en algunas cuestiones vitales. Desde una perspectiva filogenética somos el resultado de una serie de mutaciones, pero también de la preservación de una serie de estructuras y funciones que en poco parecen servirnos o incluso que parecen perjudicarnos. Somos una amalgama prodigiosa. 

Así, para quien estudie la evolución humana, es muy importante descubrir las cicatrices que llevamos en nuestro ADN, así como las heridas aún abiertas y sangrantes, y las enfermedades a las que somos proclives, para entender cómo hemos llegado hasta aquí. 


La Doctora María Martinón-Torres, Directora del National Research Center on Human Evolution (CENIEH), ubicado cerca de Atapuerca, en Burgos, que fue médico antes que paleoantropóloga, mira con los ojos de médico los restos fósiles que la paleoantropología hace pasar por sus manos: sabe que se puede aprender mucho más de lo que somos a partir de lo que padecimos, y busca las marcas que dejaron los accidentes y la enfermedad en lo poco que se conserva en los restos fósiles de nuestros ancestros lejanos. Y también sabe que observando las imperfecciones de nuestro actual diseño y sus correlatos fisiológicos y anatómicos, puede hacer conjeturas plausibles sobre cómo pudieron surgir dichas imperfecciones y que valor adaptativo pudieran haber tenido que nos permitió llegar hasta aquí -a pesar de ellas.

En su magistral obra divulgativa Homo imperfectus ofrece con un lenguaje claro y con amenidad su aventura científica en relación con la aventura de la humanidad, que confluyen en los ámbitos denominados Medicina Evolucionista y Paleopatología.

La Doctora Martinón-Torres ha podido sacar un hueco en medio de su incesante labor diaria para respondernos unas pocas preguntas. Desde La Nueva Ilustración Evolucionista le agradecemos enormemente sus respuestas, y, cerramos nuestras puertas con esta entrevista póstuma, cuyas respuestas nos llegaron después de cerrar el blog. Quedará así para siempre encabezando esta página web. El "imperfecto" pero maravilloso broche de oro.

1.- La idea perfección es una de esas ideas propias del Homo sapiens, que traza asíntotas al infinito y a la eternidad en su afán por trascenderse, un afán que acaso se lo deba a su plena consciencia de la muerte. ¿Qué intentas resaltar con la idea que titula tu libro: Homo imperfectus?

 
La idea de fondo es que lo que muchas veces clasificamos simplemente como imperfección o fracaso de la biología en realidad es evidencia, precisamente, de evolución. La naturaleza es compleja y la vida se abre paso haciendo malabarismos, ajustando sistemas que están conectados, favoreciendo rasgos que proporcionan ventajas a expensas de desajustes que podemos llamar “menores” en cuanto no tienen un impacto directo sobre la supervivencia de la especie. Quizá el problema de fondo es que la evolución se ha entendido como una tendencia, direccional, hacia la perfección, y el ser humano, en su capacidad consciente, se ha puesto a sí mismo, como culmen de esa perfección. Pero la selección natural no busca la perfección, ni la salud, ni la felicidad. La selección natural prima la reproducción y en eso, con todos nuestros achaques, hemos sacado sobresaliente. 


2.- La medicina, parece cada vez más claro, no puede entenderse cabalmente sin la luz de la evolución, y el registro fósil requiere asimismo de la luz de la medicina (la Paleopatología) para explicar cómo vivían y morían nuestros ancestros. ¿Cómo se trabaja en medicina evolucionista y paleopatología para comprender el pasado a partir del presente y el presente a partir del pasado?


Durante mucho tiempo la paleopatología ha tenido un interés casi anecdótico, una recolección de curiosidades sobre enfermedades o cuadros que haya podido padecer un homínido determinado. Pero una vez hemos identificado esa patología en un individuo, deberíamos intentar “alejarnos” de él y valorar en qué medida esa enfermedad está hablando de la población a la que pertenece, de los retos o peligros de un momento determinado, de las dificultades adaptativas a un ambiente o unas circunstancias determinadas. No se enferma ni se muere de lo mismo ahora que hace medio millón de años, y a través de ese perfil de mortalidad obtienes, paradójicamente, un perfil de la vida de esa especie. 


3.- Hay un concepto clave, la pleiotropía, que nos hace ver la selección natural como una balanza que sopesa pros y contras más que como un juez que premia o castiga "aptitudes". ¿Podrías explicarnos cómo la pleiotropía actúa en la evolución y el desarrollo ontogenético?

 
La pleiotropía es el fenómeno por el que un gen o conjunto de genes pueden tener efectos, a veces contrapuestos, en más de un sistema. Desde el punto de vista evolutivo, la pleiotropía está detrás de muchas de las enfermedades y trastornos que padece nuestra especie. Un ejemplo clásico sería el del la mutación del gen que provoca la anemia falciforme que, en su forma homocigota (que la persona tenga la mutación en los dos cromosomas), puede ser letal. Sin embargo, se ha visto que esta mutación proporciona una defensa contra la malaria, de forma que, en los lugares en que esta enfermedad es endémica, compensa la protección que ofrece contra la malaria frente al riesgo de padecer la anemia. La idea por lo tanto de que un gen o una característica es “buena” o “mala” se queda corta. En un contexto determinado una característica puede ser una ventaja y, en otro, una desventaja, algo especialmente útil para una especie que se ha adaptado a vivir en circunstancias y estilos de vida muy dispares. La idea es que no podemos querer jugar a todo y ganar a todo también. Homo sapiens juega prácticamente en todas las modalidades –deportista/sedentario, carnívoro/vegetariano, optimista/pesimista, urbanita/rural, sociable/introvertido, nulípara/multípara, ─ por lo que la selección natural lo tiene difícil para acertar, pero unque no siempre se suba al pódium, por lo general nos clasificamos en una buena posición en todas las ligas. 


4.- Otra idea que no deja de rondar la cabeza de quién examina nuestro tiempo a la luz de la evolución, resaltable también en medicina evolucionista, es la de el rápido cambio ambiental producido por la tecnología y la cultura, que choca con el no tan rápido cambio genético, produciendo una desadaptación del ser humano al medio que el mismo ha creado. Nuestra inteligencia sapiens se ve cortocircuitada y surgen con más fuerza la ansiedad y la depresión. También las nuevas tecnologías están creando un entorno nuevo de socialización que resulta inquietante. ¿Qué enfermedades tienen la impronta, en mayor o menor grado, de nuestro tiempo? ¿Cómo se puede ver afectada nuestra sociabilidad?


Una consecuencia maravillosa y utilísima de nuestra capacidad de abstracción es nuestra habilidad para comunicarnos con aquellos a quienes no vemos o incluso no hemos conocido personalmente nunca. Ese aspecto se ha visto asistido con la tecnología, a través del desarrollo de modos virtuales de comunicación. Nuestra red social es por lo tanto mucho más amplia y somos capaces de estar acompañarnos a pesar de estar físicamente solos, como sucedió durante el confinamiento. Nos hemos liberado de la necesidad estricta de la presencia física. Entre los chimpancés, se sabe que aquellos individuos que abandonan el grupo para unirse a otro pueden incluso no llegar a reconocer a su madre si se produce el reencuentro. En el caso de los humanos, aunque nos vayamos, aunque no volvamos a vernos, aunque apenas tengamos recuerdos con ciertas personas fundamentales en nuestra vida, no las olvidamos. No olvidamos incluso ni a los muertos. Pero esta posibilidad de comunicarnos en la distancia se ha llevado en muchos casos al extremo.  Nuestra especie gana en las distancias cortas, y cuando nos comunicamos en exceso en el plano virtual, de alguna forma nos desconectamos de la realidad del otro y perdemos cierta capacidad de empatía. Eso explicaría las reacciones violentas o agresivas que vemos a veces en las redes sociales, cuando uno “olvida” que al otro lado hay un receptor que siente y que padece. Falta también el contacto físico, que sabemos que es fundamental para el desarrollo de un sistema neuro-cognitivo adecuado. Menos Whatsapp y más vino y tapas en persona. 


5 - Algunos idealizan nuestro pasado cazador-recolector, creen que la revolución neolítica inició nuestro camino a la ruina y son, como tú bien los defines paleomelancólicos. Pero la naturaleza es implacable, no hubo nunca un jardín del Edén. Sin embargo es cierto que los asentamientos estables y densamente poblados abrieron la veda a los microorganismos patógenos, para que se instalaran cómodamente entre nosotros, y también que cambiamos hábitos y dietas. ¿Cuál habría sido el precio de la civilización? 


El precio de la civilización sería una mayor vulnerabilidad al padecimiento de grandes cuadros infecciosos, especialmente los de carácter endémico. La gran densidad poblacional y nuestra tremenda movilidad, favorecen el contagio y la propagación de enfermedades. Por otra parte, la convivencia estrecha con animales a través de la ganadería o la domesticación, facilita las zoonosis, las cuales representan la gran mayoría de las enfermedades emergentes. Pero no estamos solos. A través de la tecnología, con el desarrollo del conocimiento médico, hemos aprendido a defendernos de estas enfermedades e incluso prevenir su padecimiento. 

 

6.- En tu libro nos hablas de un alargamiento evolutivo del tiempo del desarrollo humano desde el nacimiento hasta la madurez que parece haber ido acompañado de uno paralelo en el tiempo de vida una vez superada la etapa reproductiva. Asimismo en la adolescencia se tensan las relaciones con los progenitores pero se siente afecto con los infantes. ¿No parecen todas estas tendencias adaptaciones que se reforzaron entre sí para, de una forma casi sinfónica, perpetuar la especie, una especie eusocial a pesar de sus conflictos inherentes?

 
Sí, vivimos más años precisamente gracias a nuestra inter-dependencia. En proporción, nuestro ciclo vital incluye más tiempo de dependencia que de autonomía, y la forma en que la selección natural le ha sacado las castañas del fuego a una especie tan dependiente es, por una parte, descansando en el grupo, más allá del círculo familiar, el cuidado y la protección de los más vulnerables y, por otro, extendiendo el periodo post-reproductivo de forma que la llamada tercera edad tiene un papel proactivo y fundamental en sacar a las crías adelante.  


7.- ¿En qué proyectos andas trabajando ahora? ¿Cuál es para ti el mayor misterio de nuestra evolución, ése que soñarías con desvelar?


Sigo trabajando en el estudio de los fósiles de Atapuerca, tratando de desentrañar la historia de los primeros homínidos europeos, y su relación posiblemente más cercana con las poblaciones asiáticas que con las africanas. No sabría escoger un solo misterio, pero me intriga muchísimo el origen evolutivo de la capacidad musical de nuestra especie. ¿Por qué o para qué aparece nuestro gusto por la música?

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