lunes, septiembre 30, 2013

Historia, no ingeniería


La estrategia de un naturalista a la hora de observar un ser vivo es lo que Dan Dennett llama ingeniería inversa: observas detenidamente cualquier parte y te preguntas cuál es su función adaptativa, es decir, te inventas un ingeniero ficticio y piensas qué se le pasaba por la cabeza mientras diseñaba la pieza en cuestión. Tal estrategia implica necesariamente que todas las piezas de un ser vivo son adaptaciones y solamente adaptaciones. Y aquí está uno de los grandes debates que traen de cabeza a todos los que, alguna vez, han abordado profundamente el tema de la evolución biológica: ¿todo son adaptaciones?

Desde una primera aproximación parece que sí: el mundo vivo está lleno de aletas, garras, flagelos, ojos, colmillos, aparatos digestivos... ¡Hay adaptaciones por doquier! Pero pronto comienzan las excepciones: órganos rudimentarios o vestigiales que no valen absolutamente para nada (a mí me encanta especialmente el tubérculo de Darwin), las celebérrimas pechinas de Gould y Lewontin (exaptaciones o elementos que son subproductos de adaptaciones), o, en fin, cualquier producto del azar genético que no suponga en sí mismo una ventaja selectiva (epifenómenos, efectos secundarios, colaterales o como uno quiera llamarlos). Podríamos encontrar rasgos selectivamente neutrales o, incluso malos, pero no lo lo suficiente para matar al individuo antes de que se haya reproducido. Pongamos un ejemplo: podría darse el caso de encontrar un rasgo fenotípico que ha perdido su función como adaptación positiva (un órgano vestigial) que, antes de servir como adaptación fue un subproducto de otra adaptación (una exaptación) y que, durante un tiempo, fue nocivo para su huésped pero que, debido a un cambio en el ecosistema (llegó una glaciación, dejó de llover durante muchísimo tiempo o se extinguió un competidor directo por los recursos), resulto ser una ventaja magnífica. Si un naturalista se encuentra con tan peculiar órgano, ¿cómo tratarlo desde la ingeniería inversa?

De hecho, este modus operandi ha traído a muchos psicólogos evolucionistas a situaciones ridículas. Cuando estudian el cerebro humano, un fruto evolutivo muy reciente en su estado actual de desarrollo, se encuentran conductas tan típicas del homo sapiens actual como escribir poesía, rezar o ver un partido de fútbol por la tele. Venga, ingeniería inversa: ¿qué función adaptativa tienen esas conductas? A echarle imaginación y piruetas retóricas: se escribe poesía principalmente para seducir a las damas, por lo que hacerlo puede mejorar tus posibilidades de éxito reproductivo; rezar puede darte prestigio y poder social, lo cual es posible que te de acceso a más hembras; y ver un partido de fútbol puede fomentar tu sentimiento de pertenencia a un grupo y para sobrevivir, más vale estar acompañado de amigos que te defiendan que estar solo. Errores graves que desprestigian la psicología evolucionista. Yo estoy completamente seguro que escribir un poema, rezar o ver un partido no son adaptaciones, no tienen una conexión clara y directa con sobrevivir o tener éxito sexual por mucho que uno se esfuerce por encontrarla.

¿Cómo debe obrar entonces el naturalista al describir una especie cualquiera? ¿Y el psicólogo evolucionista para explicar la conducta humana? La ingeniería inversa no está del todo mal. Ya hemos dicho que hay muchas adaptaciones. Sin embargo, a este enfoque se tiene que sumar la que creo que es la mejor idea que la revolución darwiniana trajo consigo: ser conscientes de que la vida tiene historia. Frente al fijismo, los evolucionistas sostuvieron que las especies cambian a lo largo de un tiempo larguísimo. Esto significa que, debido a la continuidad de la vida, la especies cambiaron sobre la marcha y este sobre la marcha es fundamental. No es lo mismo reparar un barco en un dique seco que hacerlo en alta mar y los seres vivos son, precisamente esto último: barcos que se modifican sin poder parar de navegar. No es lo mismo encontrarse un reloj y averiguar cómo funciona (aquí la ingeniería inversa es perfecta) que encontrarse con una extraña máquina de millones de años de antigüedad que ha estado modificándose infinidad de veces (y sigue haciéndolo. También es muy importante tener en cuenta que los organismos vivos no son objetos terminados como el reloj sino que siguen cambiando, que siempre están a medio hacer), en función de los diferentes entornos con los que se ha enfrentado durante su dilatada existencia y, para más INRI, sabiendo que el creador que lo ha diseñado no es, precisamente, un hábil ingeniero, sino un chapucero aficionado al bricolaje que construye, en la mayoría de las veces, con recursos muy limitados.

Mi consejo para el psicólogo evolucionista es que tenga clara una idea: cuanto más complejo sea un organismo, tantos más efectos secundarios de sus adaptaciones tendrá. Si pensamos que el cerebro humano es el objeto más complejo del universo, el número de dichos efectos será altísimo y la complejidad de relaciones entre adaptaciones y sus efectos será apabullante. Por lo tanto, querido psicólogo, huye de las descripciones facilonas que dan a cada conducta una explicación adaptativa y, en vez de eso, estudia su historia natural.  Para estudiar la evolución hay que ser mucho más que un James Watt, un Eric Hobsbawm.

12 comentarios:

Germánico dijo...

Hola Santiago,

Bienvenido al blog.

A corto plazo, en términos evolutivos, puedo imaginar una gran cantidad de cosas que no sirvan al fin de la supervivencia del organismo (qué se yo, el apéndice, que además si se infecta lo mata). Sin embargo, si estas tienen un coste metabólico, veo que el largo plazo las desechará (un coste sin un beneficio parejo o superior es una desventaja adaptativa). También es posible que estas "cosas" si tengan una utilidad, que en estos momentos no llegamos a comprender. Por ejemplo el llamado durante mucho tiempo ADN basura parece cumplir algunas funciones biológicas.

En cuanto a lo de la ingeniería inversa lo he defendido en numerosas ocasiones,llevado por el entusiasmo de que se pudiera explicar la naturaleza humana más rápida y fácilmente. Pero, en ciencia no valen los atajos y, en efecto, surgen las hipótesis más peregrinas para explicar el origen de comportamientos humanos. En ese terreno hay que tener mucha prudencia con lo que se dice y con cómo se dice. A ciencia cierta se sabe bien poco.

Tay dijo...

Santiago

Un placer leerte también por aquí.
En mi opinión el problema de que algunos intenten explicar la poesía o el futbol a través del adaptacionismo (por lo general) no radica en sus respuestas, sino en esperar que una sola respuesta reponda completamente a un comportamiento.

Es como preguntar por qué los tomates son rojos, podría decirte que se debe al b caroteno, también podría decir que se debe a las demandas del mercado, a la necesidad de los vegetales de llamar la atención, a la longitud de onda, etc. Ninguna respuesta es completa por si sola.

Disfrutamos del deporte grupal por motivos relacionados con la selección natural? no me cabe duda, explica esto el deporte en grupo? Minimamente.

Un saludo

Anónimo dijo...

Querido filósofo, afirmaciones voluntaristas, androcéntricas y anti darwinianas como “el cerebro humano es el objeto más complejo del universo“, dichas sobre la marcha y sin aportar nada para respaldarlas, minan seriamente la credibilidad global de las críticas y consejos que nos das a los psicólogos evolucionistas. Saludos.

Santiago Sánchez-Migallón dijo...

Hola Germánico:

La ingeniería inversa está muy bien. Si no la hubiera tendríamos un programa de investigación vacío. Con toda la razón del mundo, hay que busca las funciones adaptativas de los seres vivos. Mi objeción es que si exclusivamente te quedas en eso y, sobretodo para tratar la mente y conducta humanas, te quedarás muy corto y llegarás a las conclusiones precipitadas (y a veces un tanto ridículas) a las que suelen llegar muchos psicólogos evolucionistas.

Tay:

Muy de acuerdo. Habitualmente las respuestas evolucionistas pecan de eso: intentar explicarlo absolutamente todo desde esa óptica. Nuestros orígenes evolutivos nos dan pistas, pueden darnos alguna explicación parcial, pero, en la mayoría de los casos, necesitaremos mucho más.

Un saludo.

Anónimo:

¿voluntarista y androcéntrico? ¿Dónde? ¿Antidarwiniano? ¿Porque hablo de cosas que no son adaptaciones puras? Veo que no te gusta que gente de otros campos te diga lo que tienes que hacer. Parece que he tocado fibras sensibles. ¿No te parece que el cerebro es el objeto físico más complejo del universo conocido? ¿Hay algo más complejo? Cuéntamelo, por favor.

No obstante, lo que me hubiese gustado es una crítica real por tu parte, es decir, una contraargumentación a la tesis que he sostenido en la entrada, y no solo un ad hominem.

Saludos.

Germánico dijo...

Ciertamente si el comentarista anónimo es, como dice, psicólogo evolucionista, bien podría haberse explayado un poquito más....

Masgüel dijo...

Santiago, no puedo estar más de acuerdo. Aceptar que solo es posible una comprensión cabal de los sistemas naturales si nos hacemos a la idea de que son resultado de una miriada de relaciones entre procesos contingentes, es aceptar que su historia no es el despliegue de un algoritmo. Y la exaptación, la emergencia de una función biológica nueva en un entorno también nuevo, ambos imprevisibles, para un órgano que se dedicaba a otros menesteres, es el mejor ejemplo. Ese es el tema de esta charla de Stuart Kauffman (que ya he recomendado otras veces), por si interesa y apetece:

http://www.youtube.com/watch?v=hKcUwypNTs4

Anónimo dijo...

Hola, soy "Anónimo".

Lo primero, fe de erratas. Donde he escrito "androcéntrico", debería haber dicho "antropocéntrico". Disculpas. Si sirve de excusa, escribía desde un móvil y no he sido ni lo preciso ni lo extenso que me hubiera gustado. No obstante, creo que el término se ha entendido en el sentido que yo quería darle.

Por lo demás. ¿Ataque ad hominem? ¿Dónde? ¿Cómo es posible, si, como bien se ha dicho, solo ha sido un párrafo, muy sucinto, en el que me limito a señalar lo desafortunado de una una afirmación concreta? Hago referencia clara y exacta a una frase literal: "el cerebro humano es lo más complejo del universo". ¿Es necesario explicar por qué esa afirmación es antropocéntrica? (Y, en consecuencia, como es obvio o debería serlo, anti darwiniana). Si prácticamente estamos ante una definición de ese concepto. Sustitúyase "cerebro" por "ser humano" y tenemos "el hombre es el rey de la creación", o casi.

No tiene sentido, y resulta filosóficamente endeble (si se me permite, dado que nos permitimos darnos consejos de unos campos a otros) poner a competir los "objetos físicos" del universo en lo que a complejidad se refiere, "complejidad" dicho así, en general y a bulto. ¿En qué nos basamos para decir que el cerebro humano es más complejo que, no sé, las tormentas en la atmósfera de Júpiter? Como no sea en que nos pilla más cerca... en fin, no quiero redundar, pero se me escapa cómo alguien puede no ver voluntarismo y antroprocentrismo en esas pretensiones.

Por lo demás, habla usted de situaciones "ridículas" de los psicólogos evolucionistas sin acreditar dónde las ha encontrado, quién las ha dicho y sin realmente darles voz para que sus lectores puedan hacerse una idea exacta del objeto de su crítica. Es la conocida táctica (no digo que malintencionada, en su caso, pero sí desafortunada) del espantajo. Propongo una caricatura vagamente relacionada con lo que estoy analizando, la critico y ridiculizo y, lógicamente, recibo los correspondientes parabienes porque, ¿quién va a salir en defensa de algo tan grotesco? Dicho como lo ha hecho usted, es obvio que si un psicólogo, o cualquiera, va por ahí diciendo que ver un partido de fútbol por la televisión con los amigotes, en sí mismo y como conducta aislada, tiene un importante valor evolutivo, está muy necesitado de sus consejos. Pero, ¿quién ha dicho eso?

El gato de Schrödinger dijo...

Al que solo tiene un martillo, todo le parecen clavos.

Pitiklinov dijo...

"Yo estoy completamente seguro que escribir un poema, rezar o ver un partido no son adaptaciones"
Yo no estoy tan seguro de eso, Santiago. Lo que tenemos que preguntarnos con respecto a la selección natural son dos cosas: ¿tiene la conducta a estudio un componente hereditario? y ¿influye al conducta en el éxito reproductivo?
No tengo las respuestas para los tres ejemplos que comentas pero en el de la poesía creo que las habilidades verbales sí tienen un componente hereditario, y creo que es muy probable que influyan en el éxito reproductivo. El lenguaje y la habilidad verbal denotan inteligencia y está demostrado que tanto hombres como mujeres prefieren parejas inteligentes.
Con respecto a rezar, hay toda una serie de estudios sobre evolución de la religión que hablan de que genera cohesión social, etc. Un grupo que reza va a tener más posibilidades de salir a delante que uno que no...pero me cuesta verle el componente hereditario o se me hace más difícil entenderlo, pero no es descartable
Con respecto a ver partidos de fútbol no le veo ni la parte hereditaria, ni la de éxito reproductor pero no descarto que pueda haberla.
No tenemos que olvidar la posibilidad de un subproducto. Es decir, algo puede que no sea una adaptación pero puede ir ligada a una adaptación. Por ejemplo, jugar al ajedrez no es una adaptación pero ser bueno en ajedrez y estrategia podría ir ligado a ser bueno en el ajedrez social de alianzas y enfrentamientos y el que sepa anticipar movimientos en el mundo social va a tener ventaja reproductiva,creo yo
Lo que me ha gustado mucho es que digas que la evolución es historia, me encanta es definición de la evolución: la evolución no es más que historia, la historia de la vida, de los seres vivos...
Es una gozada leerte

Germánico dijo...

Historia, y, como señalaba Gould, contingencia.

Hay muy buenas hipótesis en Psicología Evolucionista, pero también se han escrito libros como Por qué las mujeres son de Venus y los hombres de Marte.

Ha habido incluso un filósofo de la ciencia que ha considerado a autores como Steven Pinker o David Buss como Psicólogos Evolucionistas "Pop". En la entrevista a Buss le pregunto al final por esa declaración y ese filósofo, pero hace un desprecio y pasa de largo sobre el asunto. Concretamente el trabajo de Buss sobre las preferencias distintas de hombres y mujeres y sus posibles explicaciones evolutivas me parece muy interesante y cubre a la mayor parte de las culturas (es universal), lo que le da cierta entidad.

Pero, como decía arriba, hay, en efecto, mucha gente, que yo calificaría de no científicos, de amateurs y de pseudofilósofos con pretensiones que aventuran explicaciones bastante poco comprobables o bien claramente descartables a poco que se profundice sobre comportamientos modernos a la luz de la probable evolución de nuestra especie, genética y cultural, de los últimos millones de años.

Sobre la complejidad del cerebro, en fin, yo que sé. Lo que si que sé es que sé, que soy, que me siento, que hay en este cuerpo mío una consciencia. Y lo que la produce parece realmente complejo. Se trata de un bosque en el que todas las ramas de los árboles se enlazan con los troncos y otras ramas de otros árboles. Una neurona puede recibir y emitir miles de señales a miles de neuronas a través de sus espinas dendríticas y de sus axones, a su vez ramificados. Y las neuronas no actúan solas, son acompañadas por la glía, cuyo papel va mucho más allá del de pegamento que le dió su nombre en el siglo XIX. Nutren a las neuronas, absorben también moléculas potencialmente tóxicas y las reciclan, emiten incluso señales, sirven como mielina en el sistema nervioso central, forman la barrera hematoencefálica y facilitan y participan en la defensa inmunitaria y en la recuperación de las lesiones....y hay como diez células gliales por cada neurona. Pero todo eso, recordemos, al margen de lo imbricado que esté, supera a imbricadísimos sistemas de inteligencia artificial simplemente con la hasta ahora inexplicable e inexplicada consciencia, pero también con la capacidad de aprender de los errores y, por ejemplo desarrollar un lenguaje o la capacidad de caminar, mirar de soslayo, sonreir según demande la situación social...etc etc.

¿Comparar esos con uno de esos predecibles fenómenos físico-químicos de una nube de Júpiter compuesta de muy pocos elementos químicos razonablemente desordenados? Bueno, es una comparación. También Júpiter tiene ese nombre por nuestro antropocentrismo.

Felipe Heredia de Haro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Santiago Sánchez-Migallón dijo...

Pitiklinov:

Gracias. Yo soy un fan absoluto de tu blog. Tu último artículo sobre las creencias es alucinante.

Lo que critico no es que haya que buscar si cualquier conducta es adaptativa o no. ¡Claro que hay que hacerlo! El problema está en reducir toda explicación de la conducta a la mera adaptación. Seguramente que escribir poesía, rezar o ver un partido tienen algo que ver con adaptaciones, pero intentar explicar todo lo que suponen en base a ellas suele quedarse muy, muy corto y, obliga, en muchos casos, a hacer hipótesis muy arriesgadas. Mi entrada es solo una llamada de prudencia con respecto a eso. Sin más, por lo general, la psicología evolucionista me fascina.

Anónimo:

A ver, es que criticar mi artículo sin decir nada acerca de su tesis principal, solo arguyendo falta de fuentes y una serie de extrañas acusaciones, se parece mucho a un ad hominem. Si lo único en lo que se centra es en que decir que el cerebro es el objeto más complejo del universo le parece un sesgo antropocéntrico imperdonable, la objeción es muy pobre. No tengo problema alguno para retirarlo pues solo era un énfasis retórico. Quería decir que el cerebro es tremendamente complejo y que existan cosas más complejas que él o no, no dice mucho en contra de mi afirmación. Supongo que, al menos, me concederá que el cerebro es algo muy complejo, ¿no?

Después, más despacio, me dice que me invento un muñeco de paja al no citar a quien o quienes critico en concreto. No me he visto en la necesidad de citar a nadie porque si uno lee psicología evolucionista ve ejemplos por doquier. Pero, por contentarle, le citare uno sobre el que escribí hace tiempo: Geoffrey Miller, psicólogo evolucionista, intentaba explicar por qué en nuestros lenguajes tenemos un léxico tan espectacularmente amplio si para comunicarnos con nuestros congéneres en términos de supervivencia y reproducción necesitaríamos muchos menos. Parece que el lenguaje humano es algo excesivo para ser una mera adaptación. Pues bien, su hipótesis consistía en que cuando un individuo corteja a su hembra, mostrar un léxico variado denota inteligencia y, alguien inteligente seguro que cuidará bien de su esposa y de sus crías, por lo que será muy interesante como pareja. Ya está, todo resuelto, tenemos un lenguaje muy complejo porque es más guay para ligar.

Si usted está interesado, dígame y le pondré más ejemplos de hipótesis similares.