Capítulo 2:
(pueden leer el primer capítulo pinchando en éste enlace)
Ilustración de neuronas y glía del hipocampo |
4. Glia en reposo y glia reactiva
El número de células gliales excede en unas 10
veces al de neuronas y la glía constituye aproximadamente la mitad de la masa
de tejido nervioso. La descripción inicial de la glía por su
descubridor, Virchow, como cola o pegamento nervioso, le confirió una imagen
estática que fue mantenida, principalmente por neuroanatomistas y
neuropatólogos, durante los siguientes 100 años. Esta visión distorsionada ha
cambiado notablemente en los últimos 25 años y la función nerviosa, dominada
por el punto de vista neuronal, se ha ampliado a otro en el que tanto el
desarrollo neural, como la actividad nerviosa, su mantenimiento y sus
manifestaciones patológicas, se examinan desde la perspectiva conjunta de la
unidad funcional neurona-glía. Existe hoy el consenso de que la función normal
del tejido nervioso sólo puede comprenderse teniendo en cuenta las otras
células presentes en este tejido, las células gliales. Los tipos fundamentales de glía en el SNC son
la astroglía, la oligodendroglía y la microglía. De ellos, la astroglía y la
microglía son probablemente las clases de glía más directamente relacionadas
con la respuesta a las lesiones. El término ‘reactiva’ se refiere a glía que
reacciona frente a una perturbación seria, por ejemplo un episodio epiléptico o
una lesión.
Como las perturbaciones son de muchos tipos y las lesiones del SNC son de al menos dos tipos muy distintos, isomórficas y anisomórficas, la glía reactiva es también de al menos esos dos tipos (figura 2). El uso de un término único, ‘glía reactiva’, para fenómenos muy distintos, genera lógicamente considerable confusión y, lo que es peor, es un obstáculo al planteamiento claro del problema y a su solución. Comenzaré por describir que hace la glía en un sistema nervioso normal. En este caso, se suele hablar de ‘glía en reposo’.
Como las perturbaciones son de muchos tipos y las lesiones del SNC son de al menos dos tipos muy distintos, isomórficas y anisomórficas, la glía reactiva es también de al menos esos dos tipos (figura 2). El uso de un término único, ‘glía reactiva’, para fenómenos muy distintos, genera lógicamente considerable confusión y, lo que es peor, es un obstáculo al planteamiento claro del problema y a su solución. Comenzaré por describir que hace la glía en un sistema nervioso normal. En este caso, se suele hablar de ‘glía en reposo’.
Figura 2. |
4.1.
Control glial del ambiente neural: la unidad de función neurona-glía
La
idea de una unidad funcional dinámica neurona-glía ha sido formulada
explícitamente a partir de la década de 1980, o sea, en los últimos 25 años (Arenander and de Vellis ,1983;
Nieto-Sampedro 1988). Las células astrogliales – o ‘astrocitos’–
están íntimamente asociadas, por una parte, a las neuronas y por otra al resto
del organismo (Figura 3). Envuelven
las sinapsis centrales, pero también forman la glia limitans, frontera entre el SNC y los demás tejidos, incluidos
los vasos sanguíneos y su aporte, entre otros, de nutrientes, oxígeno,
vitaminas y hormonas. Los astrocitos son sensibles a iones, especialmente
potasio y son capaces de unir, transportar y metabolizar neurotransmisores,
despolarizándose en respuesta a neurotransmisores excitatorios y algunos tipos
son capaces de conducir potenciales de acción. Los pies terminales de los
astrocitos, en contacto con vasos sanguíneos, poseen regiones especializadas de
alta conductancia. Todos, están comunicados directamente entre sí mediante
uniones gap-junction y es muy probable que uniones mixtas de este tipo también
los comuniquen directamente con las neuronas. Los astrocitos transmiten entre
sí señales mediante ‘olas’ de Ca2+ y estas olas afectan a la concentración de Ca2+
intracelular de las neuronas que están en contacto con ellos. Son, además,
capaces de generar el neurotrasmisor excitatorio más abundante en el SNC, el
glutamato, por liberación no vesicular. También sintetizan un neuromodulador
altamente difusible, el oxido nítrico, capaz de afectar fuertemente tanto a
neuronas como a astrocitos. Todas estas propiedades confieren a los astrocitos
la capacidad de monitorizar (detectar, recibir e interpretar) continuamente la
actividad de las neuronas y modificarla de forma tanto directa como indirecta. Funcionan como servocontroladores con retroalimentación al microambiente
neural, manteniendo la composición de éste estable (y adecuada) para la
actividad neuronal habitual. Cualquier modificación de esta composición inicia
una respuesta glial compensatoria, por ejemplo, eliminando el exceso de
moléculas neuroexcitatorias antes de que éstas alcancen niveles excitotóxicos o
produciendo factores neurotróficos que permitan el tamponamiento efectivo de la
concentración de Ca2+ intracelulary eviten la apoptosis neuronal.
Figura 3. |
Las propiedades de la microglía se conocen
menos, aunque actualmente se avanza muy rapidamente en el conocimiento de este
tipo glial. Se sabe con certeza, sin embargo, que la microglía juega un papel
esencial en la intercomunicación de los sistemas nervioso e immunitario y muy
probablemente en la delimitación del territorio axonal.
En resumen, el tejido nervioso está compuesto
de unidades funcionales consistentes en sociedades de neuronas con grupos de
células gliales. En estos conjuntos dinámicos neurona-glía, las células
gliales, que son las controladoras fundamentales del medio ambiente en lo que
se refiere a composición iónica, niveles de neurotransmisores y suministro de
factores de crecimiento. Los conjuntos
neurona-glía pueden comunicarse entre sí mediante señales de Ca2+. La respuesta
del sistema nervioso a perturbaciones, sólo puede entenderse correctamente como
respuesta global de estos conjuntos celulares.
5.
Glia reactiva e inhibición de la regeneración axonal
La
pérdida funcional en las lesiones de SNC debida a la interrupción de circuitos
neurales se debe fundamentalmente a la destrucción de axones. Los problemas
para la reparación funcional de lesiones son esencialmente dos: las neuronas
adultas no se dividen y, por tanto, las neuronas muertas no son sustituidas; la
regeneración axonal está inhibida. El primer problema se está abordando
mediante el uso de trasplantes. El
segundo, la falta de regeneración axonal, no se debe a la incapacidad de las
neuronas centrales para producir brotes axonales, o a su incapacidad para
crecer largas distancias. Es, más bien, consecuencia. tanto de las propiedades
de la glía reactiva, como de la pérdida de la capacidad de crecimiento axonal
asociada a la edad.
¿Cuáles son las bases moleculares de la inhibición de
la regeneración axonal por la glía reactiva? Las gliosis anisomórfica e
isomórfica difieren en composición celular y mecanismo de inhibición. En ambos
casos hay división glial, pero en lesiones anisomórficas proliferan los
astrocitos, mientras que la gliosis isomórfica está dominada por la
multipicación microglial. En este último caso los astrocitos no se dividen;
solamente se tornan fibrosos y agrandados.
Hemos estudiado el efecto de las membranas de tejido cercano a una
lesión (tejido gliótico, isomórfico o anisomórfico) sobre el crecimiento en
cultivo de axones de neuronas del SNC (hipocampo, septum, corteza cerebral,
retina o médula espinal). Como veremos a continuación, los resultados obtenidos
hasta el momento sugieren dos mecanismos de inhibición muy distintos (Figura 4).
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Figura 4. |
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