domingo, octubre 20, 2013

La Cultura y las cuatro preguntas de Tinbergen

Daniel Nettle

Nos había quedado pendiente en el post anterior sobre las cuatro preguntas de Tinbergen encajar la cultura en este marco conceptual. Hay que decir que es un tema polémico sobre el que no hay acuerdo. Por un lado estarían los psicólogos evolucionistas, que piensan que las influencias culturales operan como causas próximas, y por otro los evolucionistas culturales que consideran que la cultura puede ser una fuente legítima de explicaciones últimas. Vamos a exponer someramente los argumentos de ambas partes.

Autores procedentes del mundo de las ciencias sociales y las humanidades suelen colocar la cultura como causa última de algunas conductas de forma equivocada. Lo tratan en este artículo Scott-Phillips y cols. y ponen algunos ejemplos, como algunas explicaciones que se han propuesto para el problema del altruismo. Se han planteado como soluciones al problema del altruismo propuestas como que “el miedo a lo sobrenatural motiva a los humanos a colaborar” “que el altruismo se debe a sentimientos de culpa y orgullo” “a rituales costosos”. La literatura sobre la reciprocidad fuerte habla de “una predisposición a recompensar a los otros por cooperar y propensión a imponer sanciones por violar las normas”. Pero nada de todo esto son explicaciones últimas, son todas ellas explicaciones próximas. Estas propuestas no explican por qué existen en la población esas predisposiciones, o miedos, o lo que sea. Si todas esas cosas no aumentaran el éxito reproductivo no existirían y existirían otras en su lugar. 

Un autor que ha intentado situar las explicaciones culturales y sociales con las preguntas de Tinbergen es Daniel Nettle. Reconoce que los antropólogos y otros estudiosos señalan muy acertadamente cosas como éstas:
  • La conducta humana no es siempre la misma, varía en función del contexto social y cultural.
  • Las diferencias de conducta entre grupos humanos se explican mejor por diferencias en el contexto cultural y social que por diferencias genéticas.
  • El desarrollo de los individuos se ve influenciado por factores culturales y sociales.

Algunos (Durkheim y Boas) han llegado a plantear que “la cultura es independiente de las leyes de la biología”, pero esto es un error. Existe cultura en otros animales además del ser humano, aunque evidentemente muy simple y nada comparable con la nuestra, pero ver algún ejemplo nos puede ayudar a ir situándonos en este problema. Por ejemplo, algunas ballenas aprenden sus canciones del entorno social, con el resultado de diferentes dialectos. Pero, aunque el contenido de la canción se transmite por aprendizaje social ,y  no genéticamente, la pregunta darwiniana “por qué” sigue siendo relevante: ¿por qué los individuos con la capacidad y motivación para aprender canciones de otros se reprodujeron mejor y persistieron con respecto a los que tenían canciones que no se transmitían por aprendizaje social? El funcionamiento de la canción no lo podemos entender sin el contexto social, pero la conducta pertenece a la disciplina de la biología.

Otro ejemplo: aceptemos que los humanos varían en su grado de monogamia según el contexto social y cultural. Aún así podríamos preguntarnos por qué los humanos que podían cambiar sus motivaciones amorosas según el ambiente social tuvieron más éxito que los que tenían una conducta más fija. Nos estaríamos preguntando por qué un mecanismo que calibre nuestros deseos de emparejamiento usando claves sociales ha sido fijado por la evolución. Lo que encontramos es que los mecanismos proximales y ontogenéticos incluirían factores sociales y culturales, pero la explicación última es una explicación adaptativa o funcional. Es decir, la cultura entra a formar parte de las causas 1 y 3, según el esquema de Tinbergen, es decir, las causas proximales, el “¿cómo?”, no el “¿por qué?”. Esto es así porque sólo el enfoque darwinista del valor de supervivencia, de la función o adaptación, nos puede arrojar alguna luz acerca de por qué los seres humanos están constituidos de manera que varían su conducta según los contextos culturales y sociales.

Nettle plantea otro caso donde vamos a verlo tal vez más claro , el de la violencia o agresividad. La declaración de Sevilla de la UNESCO de 1986 dice que “es científicamente incorrecto  decir que hemos heredado una tendencia a hacer la guerra de nuestros ancestros” o que “la guerra o cualquier otra conducta violenta está genéticamente programada en la naturaleza humana”. Dice que “la guerra es un producto de la cultura”. Estas ideas representan el consenso de las ciencias sociales respecto a la violencia y en cierto sentido son correctas. Por ejemplo, la tasa de homicidios en los países desarrollados se predice muy bien según el grado de desigualdad económica, que es claramente un factor social. Son también muy famosos los estudios de Nisbett de que la tasa de homicidios en el sur de los Estados Unidos es mayor que en el norte y que esto se debe a factores culturales, la cultura sureña del honor hace que se reaccione de forma más grave a los insultos. ¿quiere esto decir que nos podemos olvidar de la biología y que ésta no tiene nada que decir? 

Evidentemente no. Una cosa es que la biología provea la posibilidad de conductas violentas y que la cultura las pueda activar o desactivar, esto es correcto. Pero es un error pensar que la cultura puede activar conductas violentas arbitrariamente. Por ejemplo, la mayor parte de la violencia en todas las cultura es cometida por hombres jóvenes. Esto es fácilmente explicable por el darwinismo, ya que los hombres jóvenes están justo en el momento de mayor competencia reproductiva y tienen mucho que ganar si consiguen más estatus y recursos materiales. Pero si la cultura pudiera disparar la violencia fácilmente en todos los individuos no hay razón para que el patrón que encontramos de más violencia en hombres jóvenes sea el más frecuente. En unas culturas la violencia podría ser debida a mujeres jóvenes; en otra a cincuentonas o hombre viejos,  pero no es eso lo que encontramos. Es más, si la activación cultural de la violencia fuera arbitraria y todopoderosa ¿por qué iba a seguir una ley, como es su relación con las desigualdades económicas? La existencia de este patrón sugiere que la violencia es una estrategia para defender los intereses personales y que los individuos recurrirán a ella si su entorno social se deteriora de determinada manera. Parece claro que, aunque la violencia es cultural, también es adaptativa. Donde hay ley y orden, y buenas condiciones de vida, las tasas de violencia caen consistentemente. Esto tiene una lógica adaptativa. La violencia es una estrategia de mucho riesgo y no merece la pena si existen otras alternativas para defender nuestros intereses. 

La misma cultura sureña del honor que describe Nisbett parece proceder de que el sur era una población ganadera y el ganado podía ser robado fácilmente. Por lo tanto era adaptativo a) defender la propiedad aún a riesgo para la propia vida y b) señalar claramente que vas a defender lo tuyo y que contigo no se puede jugar, para establecer una reputación de autodefensa. Por lo tanto la cultura del honor es una buena solución a un problema de mantener la propiedad en un cierto tipo de ecología social. Es decir, que el patrón cultural sirve a un propósito evolucionista. Además, interesa a los padres transmitir a sus hijos una cultura del honor. Lo que vemos es que una diferencia cultural es realmente el funcionamiento propio de un mecanismo que evolucionó para ajustar la conducta según la situación local. Una adaptación que se ajusta de este modo es una adaptación evolucionista mucho mejor que seguir la rígida regla de “ser violento siempre” o “no ser violento nunca”. 

Por lo tanto, en términos de las cuatro preguntas de Tinbergen, los mecanismos proximales (Mecanismo y Ontogenia) reciben input del ambiente social: el mecanismo hormonal y neural  implicado en la violencia interactúa con dicho ambiente actuando según la mejor manera de defender los intereses del individuo. Durante la ontogenia y el desarrollo del individuo, la influencia del entorno social, y la educación pueden modular una mayor o menor predisposición a la violencia.

Hasta aquí bastante de acuerdo con Nettle, pero hay otro efecto más profundo de la cultura donde las cosas ya no están tan claras. Es el caso de lo que suele conocerse como Efecto Baldwin, cuyo ejemplo más claro es el de la intolerancia a la lactosa. En este caso vemos que en sociedades donde se extiende la agricultura y el consumo de leche aparecen mutaciones que se fijan en la población, que hacen que la lactasa persista en la edad adulta. En casos como este si nos preguntamos por qué se fija este alelo en la población parece claro que la respuesta es: “porque esa población consume leche”, y eso es un hecho cultural. Es la llamada co-evolución gen cultura que proponen entre otros Robert Boyd y Peter Richerson. El fenómeno de construcción de nicho de Laland va en esta dirección: la conducta de los animales (incluso los gusanos que alteran las características del suelo en el que viven) cambia el ambiente y este ambiente - modificado por las propias conductas del animal y, en nuestro caso, por la cultura-, da lugar a presiones evolutivas que dan lugar a cambios en la biología del animal. En estas situaciones parece evidente que la cultura sí es una causa final.

Bien es verdad que no hay casos tan claros como el de la intolerancia a la lactosa pero, a mi modo de ver, la evidencia a favor de este fenómeno es fuerte. Un caso similar sería el de la cocina y el manejo del fuego. Creo que está admitido que el consumo de alimentos cocinados ha dado lugar a cambios en la dentición y en nuestra anatomía corporal y esto sería también un ejemplo de influencia cultural última en el sentido de producir una ventaja adaptativa. Otros autores han hablado de los cambios cerebrales y cognitivos que ha podido producir el hecho de manufacturar instrumentos líticos, o el hecho de utilizar el lenguaje. En estos casos podríamos decir que se cierra un ciclo de tipo autocatalítico donde el cerebro genera conducta y la conducta cambia el cerebro.

En definitiva, aunque no hay acuerdo al respecto, podríamos concluir diciendo que muchas veces se considera a la cultura de forma errónea como causa última, cuando en realidad es solo desencadenante o moduladora de factores biológicos subyacentes. Pero, en otras ocasiones, la cultura puede ser verdaderamente el motor último de los cambios adaptativos físicos y cognitivos del ser humano.

@pitiklinov en Twitter

Referencias



Huxley J, 1930 Evolution: The New synthesis. Oxford Clarendon Press


Daniel Nettle. Darwinian explanations and socio-cultural processes: a synthesis. www.staff.ncl.ac.uk/daniel.nettle/antwerp.doc


10 comentarios:

Ignacio Bellido dijo...

Como bien planteas la cultura tiene una elevada capacidad para determinar la dotación genética de la población que la asume. Entendiendo eso sí cultura como respuesta razonada a un entorno natural específico. Por ejemplo, en los últimos años ha habido mucho interés científico acerca de qué dotación genética específica poseen los atletas keniatas para convertirse en los dominadores absolutos en las pruebas atléticas de larga distancia. ¿Por qué corren tanto los keniatas? http://www.elefectobellido.com/2013/09/por-que-corren-tanto-los-keniatas.html

Pitiklinov dijo...

gracias por el enlace. Como dices, puede ser un ejemplo de la cultura guiando la selección de determinados genes

Santiago Sánchez-Migallón dijo...

Según mi punto de vista, el problema está cuando se dan realidades culturales en las que la explicación evolutiva, prácticamente, no aporta nada.

Por ejemplo, supongamos que queremos explicar que ha bajado la prima de riesgo. "Prima de riesgo" es un concepto económico y desde la psicología evolucionista podríamos hablar del origen de la economía como medio eficaz de supervivencia y dar algunas explicaciones más. Sin embargo, es más que evidente que la explicación evolutiva es, prácticamente, irrelevante en este caso.

¿Por qué ocurre esto? Porque cuando los elementos culturales son generados y llegan a un determinado grado de complejidad, tienen sus reglas propias independientes de su origen biológico.

Por ejemplo, un poema puede tener su origen en el deseo de conquistar al sexo opuesto mostrando ingenio o demostrado la preferencia hacia ella sobre todas las demás. Sin embargo, las reglas de la métrica, la rima o las diferentes técnicas literarias, no pueden explicarse evolutivamente.

Germánico dijo...

Yo no quiero entrar demasiado en el asunto, pero veo en la expresión "prima de riesgo" una última palabra que me lleva a un fundamento biológico seleccionado primero en nuestros comportamientos en general -como animales que habían de optar en entornos naturales hostiles de otra índole entre la lucha, la huida, la quietud o la exploración, y más adelante, en grupos, entre la colaboración, las alianzas o el sálvese quien pueda- hace mucho mucho mucho tiempo y luego culturalmente re-vestido de chaquetas, en escenarios de parqués y reflejado en pantallas de todo tipo de ingenios de las telecomunicaciones, que no sirve a otro fin que el de evitar la exposición a daños y perjuicios.

Prueba de todo esto es que los sistemas fisiológicos del estrés que guiaron a nuestros antepasados para salvar el pellejo siguen funcionando a pleno rendimiento en medio de toda esa vorágine cultural de un mercado de valores, y de hecho son indicadores que mueven a los agentes a elegir unas u otras alternativas y a "sobrevivir", "vencer" o "palmar" más pasta que un tonto.

Pitiklinov dijo...

Yo no veo ningún problema en que existan realidades culturales, o de otro tipo, en las que la explicación última evolucionista no aporta nada. Simplemente es un hecho. Ponía el ejemplo del Nervio Laríngeo recurrente o podemos poner el de las hernias de disco. A un médico, traumatólogo o neurocirujano, no le aporta nada saber que las hernias de disco son un punto débil que tiene que ver con la bipedestación y que la columna vertebral tenga que aguantar pesos para los que no estaba diseñada. Al médico eso le da igual a la hora de operar la hernia...
En el ejemplo que pones del poema podemos aplicar las preguntas de Tinbergen. La explicación última de que existan los poemas podría ser evolucionista: para seducir, demostrar inteligencia, para contener los mitos y la historia de la tribu, para transmitir normas o tradiciones del grupo, para unir al grupo cantándolo todos juntos, etc...
Pero si el verso va a ser endecasílabo o lo que sea eso ya no lo dictaría la evolución, como muy bien dices.
Aún así, no es impensable plantearse que el gusto por las rimas o el ritmo o determinados sonidos en vez de otros puedan tener alguna raíz biológica
Aquí comentaba yo un artículo sobre la biología de las escalas musicales donde la pregunta era esta: Si el oído humano puede distinguir 240 tonos diferentes en una octava, lo cual da una cifra de millones de millones de formas de dividir una octava en intervalos de 5 o 7 notas, ¿por qué se utilizan principalmente unas pocas escalas?
http://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2012/08/biologia-de-las-escalas-musicales.html
No digo que la respuesta del artículo sea cierta pero la pregunta me parece legítima.
Al planteamiento antiadaptacionista de Gould y Lewontin le veo la pega de que está muy bien recordarnos eso de que no veamos adaptaciones debajo de las piedras, ¿pero luego qué? Ante cualquier conducta o fenómeno que queramos estudiar tenemos que pensar o considerar la posibilidad de que sea un adaptación, es la posición por defecto, por la sencilla razón de que puede serlo. La posición por defecto no puede ser no buscar adaptaciones. Está bien que busquemos con cautela pero hay que seguir buscando.
Por ejemplo, hay datos que sugieren-no demuestran- que el uso de especias es más frecuente en culturas donde hay más patógenos y que se usan más por sus propiedades antimicrobianas, luego eso no sería una cuestión exclusivamente de gusto o cultural, sino que también tendría un trasfondo evolucionista
Ante la esquizofrenia o la depresión, me parece legítimo plantearse, o considerar, si es una adaptación, digo plantearse, no creer que lo es. No me parecería legítimo de entrada, decir, sin pruebas o datos, que es imposible que eso sea un adaptación...
Quiero decir que la postura antiadaptacionista , de entrada, es improductiva.
Estoy totalmente de acuerdo en que no puedes ir por ahí explicando todo con la evolución pero igual explica más cosas que las que algunos se creen, y menos también que las que otros se creen.

Santiago Sánchez-Migallón dijo...

Pitiklinov:

Totalmente de acuerdo contigo. Gould y Lewontin solo nos advirtieron (que es básicamente lo que hago yo) sobre los abusos de un adaptacionismo simplón y radical que pretende ver donde no hay. De hecho, ellos no son antiadaptacionistas y, está claro, sin adaptacionismo no tenemos hipótesis alguna que tomar. Como dice Dennett estaríamos ante un programa de investigación vacío. Además, la antropología cultural ninguneó la biología como bien critica Pinker en su "Tábula rasa". Todo parece cultura como si no estuviese arraigada en un ser de carne y hueso fruto de la evolutición. Ese exceso debe ser subsanado, si bien, no llegando al otro extremo.

Pero, retomando el tema, el problema que sigo viendo es ponderar la magnitud en la conducta humana de aquello que se escapa de la explicación adaptacionista. Se me ocurren muchos ejemplos. Por citar solo alguno más: las matemáticas que hoy se desarrollan en cualquier universidad. Con toda seguridad, unas matemáticas rudimentarias fueron una gran adaptación (saber si me persigue un depredador o siete es vital) pero, una vez llegado al punto de desarrollo actual, ¿cómo explicarlas en términos evolutivos? ¿Cómo hablar de adaptaciones para mencionar el álgebra de Boole o el teorema de incompletitud de Gödel? Es decir, cuando hablábamos de poesía, ¿hasta qué punto son menos importantes para regular la conducta del sujeto aspectos como la métrica, que aspectos como seducir a una hembra?

Parece que las entidades culturales, al llegar a un cierto grado de desarrollo, generan una reglamentación propia que se escapa de la explicación biológica, que se va alejando más y más de su origen evolutivo.

A mí me da la impresión de que la psicología evolutiva explica muy bien el origen de cualquier faceta humana, pero que va perdiendo fuerza conforme esa faceta se desarrolla y se hace más compleja.

Santiago Sánchez-Migallón dijo...

Se me acaba de ocurrir preguntarlo de una forma más elegante:

Aceptando la existencia de subproductos de adaptaciones, ¿hasta qué punto esos subproductos se han hecho más relevantes que las mismas adaptaciones a la hora de explicar la conducta?

Creo que responder a esto es la clave del problema.

Germánico dijo...

Santiago, creo que prestas demasiada atención a la obra y olvidas al autor.

¿Qué es lo que motiva a un matemático a buscar respuestas cada vez más complejas a problemas cada vez más complejos? Pues la imperiosa necesidad de entender el mundo que le rodea. No es un ejercicio intelectual vano. Y ese deseo de conocer. de explorar, tan humano, está en nuestros genes, y nos sirvió para colonizar la tierra y crear las tecnologías de las que ahora disfrutamos -y ojo con lo de "disfrutamos".

Pitiklinov dijo...

Voy a tener que dividir el comentario:
Creo que cuando hablamos de matemáticas y el teorema de Godel ( y poemas, etc.) estamos mezclando dos planos: la selección natural y la selección cultural ( lo de adaptación y subproducto pertenece al plano de la selección natural). La evolución no es exclusiva del mundo biológico sino de cualquier cosa que tenga herencia, variación y selección, y existe una selección cultural, como creo que es ampliamente reconocido: las espadas de acero desplazan a las de bronce porque dan mejor resultado, los números arábigos desplazan a los romanos que se extinguen, y el ordenador desplaza a la máquina de escribir.
Ahora la pregunta del millón es : ¿qué relación hay entre la selección natural y la cultural? ¿son independientes? ¿puede la selección cultural ir por donde le da la gana y olvidarse de la natural?
Yo creo que podemos tener algunas cosas claras:
1- La propia existencia de la cultura y de la evolución cultural tiene su origen en la selección natural. Si tener cultura no fuera adaptativo, no existiría. La cultura sirve para transmitir información de manera más rápida que la vía genética, y por eso ha sido seleccionada, porque los organismos que la usan tienen ventaja adaptativa y resuelven mejor sus problemas y necesidades. Imagínate una cultura rudimentaria como la de romper nueces con piedras de los chimpancés; es algo que les cuesta años aprender y creo que no dominan hasta los 10 años de edad o más. Si eso fuera “biológicamente inútil” habría desaparecido porque los chimpancés que en vez de darle a la piedra se hubieran dedicado a mantener relaciones sexuales, en vez de perder el tiempo, habrían desplazado a los industriosos. Lo mismo con la industria lítica humana. Si hacer flechas y lanzas de piedra fuera inútil los que no perdían el tiempo en eso habrían tenido ventaja, pero lo que ocurrió es que los que tenían herramientas cazaban más y se alimentaban mejor. Resumiendo: la cultura en sí misma es una Adaptación. Los castores hacen presas, las arañas telarañas y nosotros hacemos poesía y lanzas. Lo podemos ver como fenotipo extendido en terminología de Dawkins.
2- ¿Puede la selección cultural ir en contra de la natural? La respuesta corta es no, aunque sí podría ir parcialmente en contra de los genes. Por ejemplo, tú puedes crear una religión que diga que no hay que mantener relaciones sexuales pero esa religión obviamente desaparecerá, porque los que la practican no se reproducirán y se extinguirán. Puedes crear una cultura en la que la gente ande de rodillas pero se van a mover con más lentitud y desventaja y en todo tipo de tareas serán inferiores a los que anden normal. Puedes crear una cultura que mate al 50% de los hijos pero de nuevo estará en desventaja y dependerá de lo que tengan alrededor y lo que hagan otros grupos humanos cercanos. La cultura es un traje que tiene que adaptarse a un cuerpo...Yo creo que la evolución cultural está sujeta por una correa a la natural (E.O.Wilson). Dentro de la longitud de la correa hay autonomía de movimiento, pero hasta un límite.

Pitiklinov dijo...

Volviendo al ejemplo de las matemáticas. Como decías, hay unas matemáticas intuitivas en los niños y algunos animales saben contar, pero nada como para hacer integrales. El teorema de Godel es fruto de una acumulación de saber, que empieza por los números, por teoremas sencillos como el de Tales y luego se van acumulando y complejizando cosas a lo largo de siglos. La prueba de que no es algo gobernado directamente por la selección natural es que a la mayoría de nosotros se nos dan mal y su aprendizaje es un proceso duro y costoso. Vamos, no tiene nada que ver con aprender a andar o a hablar.
Pero, como decía Javier, en el origen de las matemáticas ( y de la ciencia) está el instinto explorador del medio. Cuando Eratóstenes mide el diámetro de la Tierra está reconociendo y explorando el medio. Y tampoco se puede decir que las matemáticas sean conducta basura. Ya Arquímedes las usó para defender Siracusa. ¿Crees que seríamos 7.000 millones de seres humanos sin las matemáticas? (igual hasta podríamos decir que son una adaptación dentro de una adaptación :))
Bueno, fascinante asunto. Tenemos materia aquí para hablar durante meses.