La Paleoneurobiología humana consiste en el estudio de las estructuras cerebrales de los homínidos fósiles, deduciendo de ahí la evolución del sistema cerebral humano. Sin embargo, dado que el cerebro no fosiliza, lo que se hace es reconstruir las estructuras cerebrales a partir de las huellas que estas han dejado en los huesos del cráneo. El estudio paleoneurológico se centra, por tanto, en la anatomía de la cavidad craneal, o endocráneo. Esta nos aporta información sobre el tamaño del cerebro, su geometría, la proporción que guardan sus áreas (lóbulos y circunvoluciones), e incluso sobre su sistema vascular superficial, ya que también las arterias y venas dejan huellas sobre la pared interna del cráneo. A partir de estos datos, la Paleoneurología trata de descifrar la manera en que estas características se han ido modificando a lo largo de la evolución, con un interés particular por su relación con posibles cambios cognitivos.
Esta pequeña introducción está tomada del artículo
La
evolución cerebral de los homínidos, de la revista Investigación y Ciencia,
y para aprender más cosas y que nos ilustre sobre esta disciplina de la
Paleoneurobiología hemos entrevistado precisamente a su autor, Emiliano Bruner
(página web personal),
licenciado en Ciencias Biológicas y Doctor en Biología Animal por la
Universidad de Roma La Sapienza. Emiliano es responsable de investigación en
Paleoneurobiología en el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución
Humana (CENIEH) en Burgos, y profesor adjunto de Paleoneurología en el Centro
de Arqueología Cognitiva de la Universidad de Colorado. Es también vice-secretario
del Instituto Italiano de Antropología, y editor asociado del Journal of
Anthropological Sciences.
Australophitecus |
Pero, además de un brillante investigador que
publica en revistas de alto impacto, nos encontramos ante un hombre -¿ tal vez
por su origen italiano?- de espíritu renacentista y polifacético. Es un
entusiasta de los blogs y de la divulgación científica publicando varios blogs
de variados intereses (ver
aquí todos sus blogs). Pero es partidario de una divulgación seria y
abierta a todo el mundo, y en ese sentido es un defensor de los blogs y no de
otras plataformas como las redes sociales, por cuestiones éticas y legales. Por
ejemplo, las redes sociales requieren que la gente acepte las condiciones de un
contrato privado con una empresa privada con ánimo de lucro para acceder a la
información, entregando a esta empresa sus datos. Según el Dr. Bruner, la
información debería ser accesible a todos los usuarios de la red, y no sólo a
una fracción de ellos (ver sus
opiniones sobre la divulgación científica aquí).
Pero el Dr. Bruner también es un músico virtuoso
capaz de tocar todo tipo de instrumentos musicales desde la guitarra a percusiones
variadas, pasando por instrumentos de viento, incluidas las quenas o el
didgeridoo (uno de sus blogs está
dedicado a la música). Y no sólo eso, sino que, como se decía del rey (Elvis),
no sólo toca sino que sabe bailar, en
este caso el tango. En definitiva, un científico de un espíritu muy abierto con
el que ha sido un auténtico placer dialogar.
Paleoneurología |
1.- ¿Qué es la Paleoneurobiología y en qué
consiste tu trabajo? Dado que los cerebros no fosilizan, ¿Cómo meterse en la
mente de nuestros antepasados?
La paleoneurobiología (que, aunque de forma impropia, se suele llamar desde
siempre “paleoneurología”) es el estudio de la evolución de la anatomía
cerebral a través del registro fósil. Hay paleoneurólogos de muchos grupos zoológicos
(desde los peces hasta los dinosaurios), pero yo me dedico en particular a los
Homínidos. Al principio, esta disciplina más bien se limitaba a estudiar las
variaciones de la capacidad craneal. Luego se han empezado a estudiar las
huellas y trazas que algunos elementos anatómicos dejan en la superficie de la cavidad
endocraneal, como arterias y venas, o las circunvoluciones cerebrales. Hoy en
día, gracias a las técnicas computadas de reconstrucción y análisis biométricas,
los estudios se centran más bien en la forma cerebral, las relaciones
espaciales entre los componentes del cerebro, y las relaciones evolutivas entre
cerebro y cráneo. Somos primates y necesitamos objetos físicos para agradecer
nuestros sentidos, necesitamos “ver” y “tocar” para analizar. Para esto en
paleoneurología no se suele trabajar con la cavidad craneal misma, que es un
espacio vacío (se le llama “endocráneo”), sino más bien con su molde, es decir
su positivo (que se llama “molde endocraneal”). Hasta que estos moldes se hacían
físicamente con materiales plásticos, el desarrollo de la disciplina ha sufrido
problemas metodológicos que han limitado mucho su desarrollo. En los últimos
diez años las estructuras anatómicas se reconstruyen y analizan comúnmente con
herramientas digitales como la tomografía computada. Este cambio ha
revolucionado lo estudios paleoneurológicos, y este sector ha empezado una nueva
etapa de avances. Ahora, está claro que para desarrollar modelos
bioestadísticos sólidos no se pueden utilizar los fósiles, que son pocos y
fragmentarios. Hay que trabajar en estrecho contacto con anatomía humana y
medicina investigando las poblaciones modernas, y luego aplicar a los fósiles
los resultados para ver que pasa.
2.-¿Qué nos dice una herramienta del cerebro que
la creó?
Una herramienta, en un contexto paleoantropológico , o arqueológico, es
como la traza fósil de un proceso cognitivo. Están naciendo nuevos campos de
investigación para integrar arqueología y neurociencia. La neuroarqueología
estudia los procesos cerebrales asociados a las actividades culturales tal como
nos la cuenta el registro arqueológico. La arqueología cognitiva integra
modelos actuales en neuropsiquiatría con la evidencia arqueológica. Frederick
Coolidge y Thomas Wynn representan hoy en día una referencia en este sentido. Esto
es todavía más importante cuando consideramos que las teorías más pioneras en
estudios cognitivos (como la teoría de la mente extendida) entregan a la
cultura material un papel fundamental en generar y moldear la mente, haciendo
parte integrante de la mente misma.
Homo ergaster |
3.- Todo el mundo habla de que tenemos un lóbulo
frontal más desarrollado que los primates pero tú has propuesto a partir de tus
hallazgos que la verdadera diferencia entre humanos y primates está en la áreas
parietales. ¿Nos puedes hablar de ello?
Siempre se ha dicho que los estudios evolutivos evidencian cambios
importantes en las áreas frontales. Es un caso interesante a nivel de
comunicación de la ciencia, porqué a pesar de que siempre se haya afirmado lo
mismo … nunca ha
existido esta evidencia! Las áreas frontales tienen un papel fundamental, y
desde luego tienen que haber presentado cambios relevantes en la evolución
humana . Pero prueba de esto no la tenemos. A nivel de morfología general, el
patrón anatómico de circunvoluciones frontales es el mismo en todas las
especies humanas extintas, desde dos millones de años. A nivel de proporciones
y volumen, humanos modernos y Neandertales comparten los mismos valores. Y si
comparamos humanos con simios antropomorfos existe un largo debate entre los
neurocientíficos, con los que afirman que hay diferencias patentes y los que
las niegan. Si vamos a la forma cerebral y a como esta forma ha cambiado en los
últimos 5 millones de años en los Homínidos hay solo un cambio patente de
geometría y proporciones, y se asocia solo a nuestra especie, Homo sapiens:
el área parietal. En la última década
también los estudios celulares y funcionales, gracias a nuevas técnicas, han
podido entrar en estas áreas escondidas en la profundidad de la cavidad
endocraneal y encontrar ahí diferencias bastante evidentes entre humanos y
primates no-humanos. Pero hay que rematar que está más claro que nunca que los
“lóbulos cerebrales” son divisiones arbitrarias y convencionales, nombres útiles
para comunicar entre nosotros pero que a veces despistan y alejan de una visión
más global. De hecho, las áreas parietales y las áreas frontales comparten
circuitos y funciones. Las principales teorías sobre evolución cerebral hoy en
día hablan de “sistema fronto-parietal”.
4.- También has estudiado la demencia desde la
perspectiva evolucionista, relacionando la demencia con esas áreas parietales específicamente
humanas. ¿Consideras la demencia como un precio a pagar por ser humanos?
Las áreas parietales profundas (precuneus, surco intraparietal) presentan
un cambio notable de complejidad en nuestra especie. Entre otras cosas, esto
conlleva un aumento de metabolismo y de funciones vasculares. La enfermedad de
Alzheimer (una patología tan clara y frecuente solo en nuestra especie), aunque
afecte estructuralmente sobre todo las áreas temporales empieza justo con
problemas metabólicos en las áreas parietales mediales. Muchas combinaciones,
que merecen un poco de atención. Es sensato pensar que los cambios importantes
en la anatomía cerebral en Homo sapiens puedan haber conllevado efectos
secundarios, contraindicaciones. Aumenta la complejidad metabólica y vascular,
pero esta buena inversión en las funciones cognitivas (muy buena para la
capacidad de adaptación genética y cultural) aumentan la vulnerabilidad hacia ciertos
daños cerebrales. Esta hipótesis no ofrece soluciones, sino perspectivas
diferentes. (Para más detalles, ver su artículo
sobre Evolución y Alzheimer y este otro en
inglés)
Cuerpo Calloso y Alometria |
5.- ¿Existe alguna pista en la Paleoneurobiología
que pueda orientarnos en la búsqueda del
origen de las distintas enfermedades mentales, como la esquizofrenia o la
depresión?
Informaciones claras en paleopatología las hay en general solo cuando hay consecuencias
o alteraciones directas o indirectas en el hueso, único testigo de una vida
pasada. Cuando no hay esta asociación entre enfermedad y marcas osteológicas
sólo se pueden hacer inferencias. Y la mayor parte de las enfermedades mentales
no dejan huellas en el hueso. Pero sí que se pueden desarrollar hipótesis
útiles para orientar la investigación. En el caso de la enfermedad de
Alzheimer, por ejemplo, nuestra hipótesis de asociación con la evolución de las
áreas parietales sugiere evaluar algunos puntos que quizás se puedan revelar
importantes. Primero, hay que buscar diferencias parietales entre humanos y
primates no-humanos. Segundo, hay que considerar si estas posibles diferencias
tienen un papel en la enfermedad de Alzheimer. Tercero, hay que analizar en
estas áreas problemas estructurales (sistema vascular, mielina, etc.) y
problemas funcionales (carga metabólica, estrés oxidativo, termorregulación).
Cuarto, hay que plantearse como un problema metabólico de un área (la parietal)
se transforma en un problema estructural de otra (la temporal).
6.-Vilayanur Ramachandran o Steven Mithen han
sugerido, cada uno a su manera, que en algún momento de la evolución de nuestra
especie se produjo algún tipo de puente entre distintas áreas de procesamiento
de información del cerebro, y que este "puente" hizo posible que
fuésemos capaces de percibir el mundo de un modo nuevo y de generar el
pensamiento simbólico y el lenguaje. ¿Qué hay de especulación y que está más
fundamentado en evidencias en estas hipótesis?
No es nada nuevo, son teorías muy generales y muy útiles, pero que todavía
carecen de un marco experimental y de resultados contundentes. Con la teoría de
la mente extendida se está empezando a dar un paso más. La mente se interpreta
como una integración entre cerebro, cuerpo, y ambiente externo. El problema se
está tratando de forma filosófica (como en las perspectivas de Andy Clark) y a
nivel de estructuras neurobiologicas (como en los estudio de Atshushi Iriki,
que relaciona la interacción entre objetos y ambiente por un lado, y esquemas
neuronales por el otro). Lambros Malafouris está presentando una síntesis muy
buena entre la parte epistemológica y la parte analítica, aplicando el
resultado en el contexto arqueológico y evolutivo.
7.-¿Qué dirías que fue lo que nos hizo humanos?
No estoy seguro se pueda localizar o aislar un factor individual. Sería
demasiado fácil, y si vamos todavía a ciegas quiere decir que el tema es más
complejo. Insisto en la relación entre cerebro y ambiente, utilizando el cuerpo
como interfaz. En el momento que el cerebro consigue conectarse con el
ambiente, dejarse moldear y entrenar por el ambiente, y a la vez moldear el
ambiente mismo, ahí se crea un circuito muy particular. A través de “puertos”
de interfaz como el ojo y la mano el cerebro y el ambiente se intercambian
informaciones y se influyen el uno con el otro. Los humanos moldeamos y
cambiamos nuestro nicho, y el nicho entrena y cambia nuestro cerebro. En cuanto
algo ha permitido a este sistema de funcionar de esta manera, ahí ha empezado
algo nuevo.
8.- ¿En qué estás trabajando ahora y qué misterio
te gustaría resolver?
Personalmente doy mucha importancia a los objetivos científicos (teóricos y
aplicados) de mi trabajo como a la parte más metodológica y técnica. La
metodología y la tecnología me intrigan mucho, y le dedico mucho tiempo. En
este sentido aplico anatomía digital y morfometría computada a casos-estudio
muy diferentes, en antropología y en zoología. El estudio de la forma, de la
organización geométrica y de la integración morfológica es desde siempre una
gran pasión. Al mismo tiempo evidentemente cuido temas específicos que van
desde estudios paleontológicos a estudios neuroanatómicos. En este caso la
integración entre evolución y medicina es el camino más interesante para mis
intereses, y trabajo en colaboración con neurocirujanos, psiquiatras,
neurólogos, y psicólogos. A la luz de mi formación, probablemente el tema más
prometedor sea el estudio de los niveles de integración estructural en el
cerebro humano. La interacción entre sistema cerebral, craneal, y vascular, es
algo que se desconoce totalmente, y en esto estamos.
4 comentarios:
tersbo 47-3
Alguien podria explicarme qué implicaciones tiene poseer un cuerpo callosos anisotropico? Parece como si organo hubiera sufrido un giro sobre si mismo o algo asi. ¿Los mamiferos tienen ese tipo de cuerpos callosos tambien?
¡Toma - Sá!
Realmente es un trabajo asombroso el de Emiliano, tiene un mérito extraordinario. Ya de por sí el registro paleontológico es un puzzle al que le faltan muchas piezas. Si a eso le sumamos que lo que sacan de debajo de la tierra, tras su debido procesamiento, queda en una mandíbula suelta, un húmero, un diente, un trozo de hueso parietal, etc etc...el puzzle se antoja gigantesco y las piezas escasísimas. Es una maravilla que a partir de ello puedan reconstruir la anatomía aproximada de un fósil y darle forma humana. Pero aún parece más asombroso que se haya llegado a poder deducir aspectos de la fisiología a partir de los restos endocraneales. Y ahora encima con las técnicas de toma de imágenes y su procesamiento por ordenador pueden dar forma a un cerebro del pleistoceno.
Magnífica entrevista.
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