domingo, agosto 10, 2014

No hay moral ahí fuera

Diaea ergandros es una especie de araña australiana. A lo largo del verano, las madres se engordan a sí mismas con todo tipo de insectos, de manera que, cuando llega el invierno, sus pequeños pueden chupar la sangre de las articulaciones de las piernas de su madre. A medida que ellos beben, ella se debilita hasta que las crías se abalanzan sobre ella, la inyectan un veneno y la devoran como harían con cualquier otra presa.

¿Qué cuerpo se te queda al leer esto? ¿a qué crees que se debe? 
Este es sólo un ejemplo de los que hay miles en la naturaleza. Sólo uno más. En el caso del tiburón toro (Charcharias taurus) los embriones se canibalizan entre ellos y el mayor se suele comer a todos los demás menos uno.
No hay colores ahí fuera. Sólo longitudes de onda. Tampoco hay moral ahí fuera. Solo actos que aumentan o disminuyen el éxito reproductivo. Los actos que aumentan el éxito reproductivo, el número de descendientes, tienen éxito y persisten. 
No quería fastidiarte el día, sólo hacerte pensar :).
@pitiklinov


14 comentarios:

arivera dijo...

La moral es una regulación de la conducta que se produce exclusivamente entre las sociedades humanas (se incluye en mayor o menor grado las especies del género Homo).
Su existencia de debe a dos premisas evolutivas de diferente carácter pero muy interrelacionadas. Una a la empatía que nos relaciona con los primates y tiene un aspecto innato al estar relacionada con las neuronas espejo. Otra la autoconciencia, donde los aspectos culturales, lingüísticos y cognitivos en general tienen mucho que decir. Los dos procesos a lo largo de la evolución humana se fueron conexionando y, en un momento dado, se producirían las primeras manifestaciones de moralidad, que en definitiva sería la racionalización autoconsciente de todas las emociones.
Fuera de este contexto, cualquier cosa vale, y la naturaleza nos lo muestra con la mayoe naturalidad, que nosotros adjetivamos como cruelmente.

Masgüel dijo...

"El Cielo y la Tierra no tienen sentimientos. Tratan a los diezmil seres como perros de paja" (del Tao Te Ching). Lo que dice Arivera tiene una consecuencia macabra. Igual que la autoconciencia nos permite aprender a mover los dedos de las manos tan independiente y coordinadamente como para tocar un instrumento, también la autoconciencia es lo que nos permite modular nuestras emociones para engañar, amenazar, torturar, etc... Otras especies pueden ser muy crueles, sin remordimiento y sin conciencia del dolor ajeno. Solo el hombre puede ser sádico.

arivera dijo...

Hay dos vertientes, puede ser sádico o "santo". Esta es el gran dilema humano. El elegir uno u otro camino depende de muchas cosas, pero posiblemente la más importante sea la influencia del medio ambiente en el que se nace y se desarrolla. es decir, de la sociedad en la que se vive. El ser humano con su autoconciencia puede elegir, pero para llevarle al "huerto" ya está la propaganda,proselitismo, grupos de presión, intereses creados propios y mil cosas más que nos creamos para justificar nuestra "libre decisión".

Ana di Zacco dijo...

"Otras especies pueden ser muy crueles, sin remordimiento y sin conciencia del dolor ajeno. Solo el hombre puede ser sádico."
Las aportaciones de los comentaristas de este blog siempre dan que mucho que pensar. Me preguntaba leyendo eso si ser sádico no es parecido, en realidad, a ser "muy crueles, SIN conciencia del dolor ajeno" (con lo cual no sólo el hombre sería sádico, si entiendo bien). O cuán relacionada iría la conciencia con eso de la empatía. Es ser sádico ser consciente del dolor ajeno... pero sin que éste importe demasiado?
Como A. Rivera, yo diría que adjetivar como cruel es más un qualia personal e intransferible que un consenso objetivo universal y que depende más del contexto que del texto. Me parece improbable hallar una moral universal pues los elementos cuya combinatoria la podrían conformar son demasiados y su combinatoria da vértigo.
Un post no para almas sensibles. Gracias!

Masgüel dijo...

"Me preguntaba leyendo eso si ser sádico no es parecido, en realidad, a ser "muy crueles, SIN conciencia del dolor ajeno""

No. Sádico es quien disfruta el dolor ajeno. Sin conciencia del mismo, no puede deleitarse en él. También el hombre puede ser extremadamente cruel y plénamente consciente del sufrimiento que causa su conducta, sin ser sádico. Llamar almas sensibles a quienes no soportan la conciencia del sufrimiento ajeno es un eufemismo. Son pusilánimes (etim: almas pequeñas). El compasivo, ante la necesidad de hacerse cargo de la crueldad de una situación o de participar diréctamente en ella, o bien la elimina de sus contenidos de conciencia (la evita en sus pensamientos y recuerdos), o bien la asume hasta sus últimas consecuencias, tragándose la congoja y con los ojos bien abiertos, para aprender la lección.

Ana di Zacco dijo...

Gracias, Masgüel. Apasionantes los matices. Quizá mi confusión provenía de la frontera entre conciencia (como darse-cuenta-de) y remordimiento. Obviamente la una es condición sine-qua-non del segundo. Y también parece patente que no hay animales sádicos, aunque sí he leído que algunos sí parecen ser conscientes de que no están actuando bien (chimpancés, perros y creo que incluso ratones).
Lo de "almas sensibles" era una licencia poética :)

Clara Peregrín Pedrique dijo...

Jo, pues parece q soy pusilánime....

Samu dijo...

He escrito un artículo en mi blog a partir de estas ideas de Pitiklinov.

Cualquier comentario será de agradecer:

http://quevidaesta2010.blogspot.com.es/2014/08/la-incongruencia-de-moda.html

Un saludo a todos!!

Masgüel dijo...

"Cualquier comentario será de agradecer"

Pues no lo parece. Mi comentario a tu entrada no ha sido publicado. Lo copio aquí, por cerrar el círculo de alusiones y poner en evidencia tu criterio a la hora de censurar comentarios:

"No comentaría una entrada tan simplona si no fuese porque me extraña que Pitiklinov, escribiendo lo que escribe en otras ocasiones, esté de acuerdo. Resumo, porque no me apetece entrar a discutir con un sujeto que se ventila "todos esos argumentos intermedios" con epítetos despectivos. Que la naturaleza sea explicable mediante "pura reducción física" es un debate abierto dentro del naturalismo. El emergentismo es la apuesta, entéramente naturalista, que niega lo anterior. Defender que la causalidad en los sistemas naturales opera a distintas niveles o escalas, que emergen de procesos históricamente contingentes, es tan naturalista como el fisicalismo. En mi opinión, el determinismo fisicalista clásico es el que se aleja de la tradición naturalista. Mandato divino o legalidad matemática, si la complejidad natural no es más que el despliegue de un algoritmo inscrito en las condiciones iniciales del universo, nos cargamos de un plumazo el clinámen, la contingencia. Eso es pitagorismo. La evolución de la naturaleza es un proceso histórico. Nada impide la emergencia de niveles superpuestos de causalidad natural. Las reglas del ajedrez no están en las piezas, no están en el tablero, no están en el cráneo de los jugadores. No están en ningún sitio sobre el que puedas poner el dedo. No están en ningún sitio, pero dominan el juego. Y son naturales. El conjunto de ficciones sobre el que operan las reglas del ajedrez organiza efectivamente la conducta de los jugadores."

Miquel dijo...

las reglas del ajedrez están en el cráneo de los jugadores. ¿dónde iban a estar?

Masgüel dijo...

En el cráneo de los jugadores hay aproximadamente kilo y medio de tejido nervioso. Todo lo mental tiene una correlación con la actividad de ese tejido, pero no es ese tejido. Las reglas del ajedrez no son cosas. No pueden estar en ningún sitio. Son la forma en que se organiza el sistema natural que incluye a los jugadores, las piezas, el tablero, el campeonato, la historia del juego y de la cultura que lo inventó, la biosfera terrestre, etc... La mente extendida también es una hipótesis naturalista.

Anónimo dijo...

No hay colores ahí fuera. Sólo longitudes de onda. Tampoco hay moral ahí fuera. Solo actos que aumentan o disminuyen el éxito reproductivo. Los actos que aumentan el éxito reproductivo, el número de descendientes, tienen éxito y persisten.

Las "longitudes de onda" no son el color, es un constructo teorico para explicar ciertas cosas, entre ellas el ser una de las causas que originan nuestra percepción del color. Pero el color está en las alucinaciones, o en los sueños, y en ello no hay "longitud de onda" exterior alguna que parcialmente lo cause.
El color de nuestras percepciones es tan real como pueda serlo el creer que hay "longitudes de ondas fuera". También la realidad del hecho moral es del mismo estilo. Es parecido a la percepción, es la realidad de un hecho cultural de bases biologicas evolutivas, propio de los bichos humanos y que no está fuera del cerco interpretativo de la humanidad, y de su devenir historico-cultural.Pero es tan real como los colores, aún "no estando ahí fuera".
Lo que hacen las arañas no es inmoral, es una conducta biologica eficaz de perdurar por su eficacia de perduración reproductiva.Pero que mate a alguien para obtener su riñon y venderlo en el mercado de organos, sí que lo es.
Obviamente no hay moralidad en el cosmos, donde esta la moralidad es en el mundo humano construido en dentro de ese cosmos.
Resumiendo, aunque equivocadamente interpretado, según mi parecer, el ejemplo de los colores me parece muy acertado.

saludos

Anónimo dijo...

Yo digo lo mismo, creo.
Digo por ejemplo que las "longitudes de onda" son un CONSTRUCTO TEÓRICO, no una realidad objetiva.O mejor dicho su realidad es la de ser constructo teorico.
Lo que también afirmo es que no puedo entender de ningún modo que eso que usted establece como "realidades subjetivas o relativas a un observador" no tengan sea incoativamente para ser "realidad subjetiva o relativas a un observador", realidad no construida u objetiva, sin que ello signifique caer en el noumeno kantiano.
Si no fuera así, resultaría inexplicable el exito de la ciencia.

Masgüel dijo...

"eso que usted establece como "realidades subjetivas o relativas a un observador""

Así es como las llama searle, por contraposión a las "realidades absolutas u objetivas". Yo nunca las llamaría así. Porque estoy de acuerdo contigo. La delimitación del objeto científico, la objetivación, también es cultural. Eso es lo que el naturalismo no considera. Así, la realidad no es relativa a un observador, sino a las prácticas de una comunidad de hablantes. En ese punto, me temo, o aceptamos un loop argumentativo naturalista para explicar qué es una comunidad de hablantes (es la salida del segundo Wittgenstein y el neopragmatismo), o nos dedicamos a hacer metafísica.