Uno de los aspectos evolutivos que menos se ha
desarrollado es el de la evolución cognitiva. No es un tema
nuevo en este blog, pues ya lo trate de forma general en la entrada Laotra evolución. La evolución cognitiva. Entonces el problema quedó
simplemente esbozado, sin profundizar en cómo pudo realizarse tal evolución.
Ahora trataré de analizar este proceso evolutivo tan importante para los seres
humanos. Lo primero que hay que dejar claro es que la
evolución biológica y la cognitiva, aunque dependiente la segunda de la
primera, no fueron paralelas, ni tenían los mismos parámetros de cambio y
desarrollo. En este contexto, la Arqueología es la única que nos puede ayudar
con cierta precisión, pues el registro arqueológico, aunque imperfecto, es el
único testimonio de lo que pasó, cuándo y dónde. Tenemos
algunos ejemplos que explican la ruptura de la relación de una especie una cultura:
- Con
el inicio evolutivo del Homo ergaster
no se cambia de cultura sino que comienza con una continuación del Olduvaiense
o Modo 1, aunque pronto cambia a las formas tecnológicas conocidas como el
Achelense o Modo 2. Sin embargo, ya desde su inicio se conoce cierta
discontinuidad cultural, que se alarga más o menos en el tiempo y en diferentes
lugares geográficos. Mientras en África, el Achelense o Modo 2 se establece en
un momento muy temprano, prácticamente con el inicio de la andadura del Homo ergaster, en Europa aparece mucho
más tarde, siendo datado sobre el 600.000 B.P. y asociado al Homo erectus evolucionado o al Homo heidelbergensis. En este último
continente, las primeras culturas son también las del Olduvaiense, como así se
ha conocido recientemente en Atapuerca (la Gran Dolina), donde el Modo 1 estaba
asociado al Homo antecessor con una
antigüedad que puede superar los 800.000 años, lo mismo pasa con el Homo
georgicus del Cáucaso y su antigua datación de 1,8 m. a. Solo al final de
este periodo la homogeneidad del Achelense es clara, perdurando hasta los
primeros indicios de la siguiente manifestación tecnológica, el Musteriense ya
en el Paleolítico medio. Igualmente, no es raro ver yacimientos con estas dos
tecnologías y cronologías aparentemente similares, lo que parece indicar la
independencia en el desarrollo cultural, o en el aislamiento poblacional que
parecían tener los pequeños grupos humanos que vivieron en tan lejanos tiempos.
- Otro
ejemplo se aprecia en el inicio del Homo sapiens.
Conocemos que la base biológica de nuestra especie
se estableció hace unos 200.000 años, mientras que las primeras muestras arqueológicas de un
comportamiento sabio (simbólico,
complejo y con mayor poder adaptativo) no aparecen hasta fechas que se sitúan
sobre el 60.000 BP (p.e. África en Bomblos), lo que ha sido denominado por
Colin Renfrew como la sapient paradox.
Estos ejemplos nos indican que las conductas con un
complejo simbolismo y gran poder adaptativo (tecnología, logística, lenguaje,
arte, etc.) se ven como trayectorias de un desarrollo cultural y cognitivo
heterogéneo en el tiempo y en el espacio, en lugar de una innata capacidad
biológica de manifestación necesaria y homogénea. Por tanto pueden clasificarse
de productos emergentes o emergencia
conductual y cognitiva (Renfrew, 2008).
Si
el cerebro ya había evolucionado con un importante aumento de su volumen,
notable incremento de la superficie de las áreas corticales (sobre todo las
asociativas), y alteraciones en la densidades neuronales diferentes (que
facilitando una mejor y más densa interconectividad neuronal) ¿Porqué el
desarrollo cultural se produce con posterioridad¿ Pocas respuestas se han
ofrecido desde la Arqueología, siendo la más tradicional la que lo justifica
por medio de mutaciones favorables, posteriores a los cambios evolutivos ya
mencionados y que favoreciese el desarrollo cultural (Klein 2003). Estas
atribuciones mutacionales, que no se pueden comprobar y no se ajustan bien a
los actuales datos de la Psicología y Neurología, poco nos pueden aclarar sobre
lo que en realidad pudo pasar.
Actualmente
está plenamente aceptado que la evolución biológica precedió a la cognitiva,
que no
fueron paralelas, que se produjo de una forma heterogénea en
el tiempo y en el espacio,
y que prácticamente desconocemos casi todo de las formas en que se produjo a lo
largo del género Homo. Dentro del más
elemental estudio interdisciplinario, las explicaciones de lo que pasó tendrán
que adaptarse a estas conclusiones arqueológicas. Todos somos seres
humanos creados por los mecanismos evolutivos, pero, y a pesar de
nuestra gran semejanza genética, todos somos personas muy diferentes
unas de otras en su pensamiento y conducta. La individualidad personal,
lo que nos hace ser y actuar de forma diferente a los demás, no es un producto
exclusivamente biológico y evolutivo, pues entraña muchísimas connotaciones
culturales, sociales, lingüísticas, tecnológicas, etc., que nos van influyendo
y transformando desde el mismo momento de nuestro nacimiento, incluso antes, y
a lo largo de toda nuestra vida. Sin embargo, todas las formas de influencia
medioambiental anteriormente señaladas no se han creado de la nada, sino que
han tenido que crearse paulatinamente, y transmitirse con los medios de cada
época entre los seres humanos que las crearon. Es lo que se llama la evolución
cultural, cuya producción depende de la potenciabilidad y desarrollo de
las capacidades cognitivas que la evolución ha otorgado a los seres humanos, es
decir, sería la consecuencia de la evolución cognitiva.
Cómo entender y estudiar la
evolución cognitiva
La falta de datos y una adecuada comprensión del problema han sido los principales enemigos del estudio de la evolución cognitiva del género Homo. Tanto es así, que incluso en muchos medios académicos simplemente se asimilaba a los logros de la evolución biológica, como si fuera una consecuencia directa, lógica e incuestionable. La falta de datos puede ser cierta, pero menos de lo que se puede pensar. Existen otras ciencias que estudian el problema desde perspectivas diferentes, pero no ajenas a él. La interdisciplina puede ser un método adecuado para el estudio de estos problemas, pues aumenta la cantidad de datos a valorar, y los problemas son analizados de una forma mucho más global, teniendo sus resultados una mejor base metodológica y fundamentada.
Un primer paso sería llegar a un consenso sobre la
realidad de nuestro cerebro, no como controlador y regulador de nuestro cuerpo
(sobre lo que creo que no existen dudas), sino en su relación con el medio
ambiente en el que le haya tocado vivir. En este contexto, la primera complicación que se nos
presenta es la existencia de teorías opuestas sobre la forma en que la
evolución ha desarrollado el cerebro humano en su relación con el mundo
exterior. No voy a volver a tratar este problema, pues ya lo analicé en otras
entradas del blog (Evolución neurológica: un enfoque interdisciplinario;
Relaciones entre evolución y psicología humana).
La
conclusión sería considerar al cerebro del ser
humano como un sistema neurológico capaz de recibir, procesar, almacenar y
recuperar la información que le llega a través de sus sentidos
(González Labra, 1998). Conceptualmente se basa en que todo proceso mental o
cognoscitivo tiene como origen la información que previamente el cerebro ha
tenido que recibir y procesar (Leahey, 1980). Sin embargo, esta capacidad de
procesamiento de la información no es totalmente libre e independiente, pues
estaría limitada por las características psicobiológicas de cada persona.
Éstas, en función de su propia herencia genética, no son iguales y juegan un
papel importante en el desarrollo de la conducta. Desde el mismo momento del
nacimiento se va a producir una organización
psicológica, que depende de varios factores fundamentales
en la futura conducta del neonato.
Las
áreas corticales donde se ubicarán las funciones cognitivas correspondientes, son
áreas de asociación que recogen los estímulos sensoriales externos ya
procesados con la información de otras áreas corticales (secundarias y
terciarias), con el objeto de elaborar posibles respuestas más complejas y
adaptativas, mientras que otras (áreas primarias solo reciben información del
exterior) (Neurociencia). Esta elemental estructuración del cerebro ya fue
analizada el neurofisiólogo ruso Alexandre R. Luria
a mediados del siglo pasado, y desde entonces ha sido una de las bases de los
estudios neurológicos (Kandel et al. 1997; Luria, 1974, 1979). Estas
estructuras ya preformados estructuralmente al nacer son innatas, formando un protomapa
de la funcionalidad cognitiva con un carácter poco definido, necesitando para
su definitiva estructuración, extensión y ubicación de los estímulos
sensoriales externos (Damasio, 1999; Changeux, 1985; Flórez et al. 1999; Mora, 2001;
Rakic, 1988, 1995).
Los
cerebros de todos los humanos del género Homo,
en mayor o menor cuantía dependiendo de su posición en la escala evolutiva, han
participado de estas características. En general, podemos destacar dos grandes
procesos que intervienen en la evolución cognitiva: La propia evolución
biológica, y el desarrollo cultural que pudieron realizar las comunidades
humanas. De la primera ya hablé en la entrada del blog (Evolución cerebralhumana. Mecanismos biológicos), del desarrollo medioambiental lo analizaré a
continuación.
La
información que nuestro cerebro puede recoger y almacenar del medio ambiente es
enorme, no solo por su cantidad sino por las características particulares que
tal información puede tener del tiempo y el espacio de la trayectoria vital de cada
ser humano. Esta característica de almacenamiento de experiencia vivida es común
a todos los seres vivos que tengan un cerebro o formas biológicas de
almacenamiento de la información. Su uso presenta dos cuestiones: ¿Cómo se
almacena y cómo se puede extraer cuando es necesario?
El
almacenaje parece que, aunque de una forma muy genérica, se realizar en las
áreas primarias del córtex formando redes neuronales muy complejas que
contienen tal información. De la recuperación conocemos que en el mundo animal
se pueden recuperar las experiencias vividas cuando se vuelven a repetir las
sensaciones que dieron lugar a las informaciones almacenadas. El recuerdo tiene
lugar cuando se producen de nuevo situaciones que son similares a las que
produjeron tales recuerdos, con ello los resultados también se recuerdan y la
conducta tiene nuevas opciones de producción, al valorar la efectividad o no de
la respuesta realizada en la primera experiencia.
En el
caso de los seres humanos tal proceso ocurre igual. Aunque hay que añadir un
dato muy importante, se puede acceder a la información almacenada sin necesidad
de que existan de nuevo las causas que lo motivaron. Es decir, recordamos lo
que queremos y esto nos aporta formas de conducta totalmente nuevas, en las que
podemos utilizar toda la información adquirida por todos los medios (propia y
ajena; experimentada, leída u observada; real o supuesta), mezclarla (reflexividad)
y elegir la que mejor nos parezca (flexibilidad).
La gran
pregunta sería cómo podemos hacer tal cosa. El desarrollo de este complejo
proceso, junto con otros muy relacionados (autoconciencia, flexibilidad y
reflexividad cognitiva) sería lo que estamos intentando comprender, la evolución
cognitiva (Cómo el cerebro de los homínidos pudo lograr realizar tales
procesos cognitivos). Naturalmente, esta disponibilidad de la información
adquirida sería el resultado final de una serie de avances cognitivos de
diversa índole (realizados con diferente capacidad a lo largo de la evolución
de nuestro linaje), que al actuar conjuntamente son capaces de lograr tal
progreso conductual. Su poder adaptativo es enorme y explica la gran
supervivencia y expansión de los homínidos de nuestro linaje. ¿Qué
factores generales debieron de intervenir en este proceso de evolución
cognitiva? Tenemos varios.
- Sin
duda la propia evolución neurológica con el gran desarrollo de las áreas
asociativas del córtex cerebral, así como del aumento de la capacidad de
interconexión neural.
- Un
importante y cada vez mayor tiempo de exposición de estas áreas cerebrales a la
información externa. Se trata de la inmadurez neurológica que presentan
todos los recién nacidos, como causa del aumento del cerebro y la imposibilidad
de progresar en el canal del parto si este cerebro fuera muy voluminoso.
- Unas
características de maduración neurológica básicamente desarrolladas en el
embarazo (protomapa), que confieren una estructura básica adecuada para
procesar la información externa.
- Un
sistema que permita trasmitir, almacenar, conservar y utilizar con facilidad la
información adquirida. Es el lenguaje, bajo cualquiera de sus
formas (sonoro, gesticular, escrito, simbólico, etc.).
Las tres primeras condiciones son de carácter innato, mientras que la
última tiene un clarísimo componente adquirido. El lenguaje es el medio que
nos permite realizar una definitiva estructuración
de nuestro pensamiento (ver lenguajehumano; pensamiento, lenguaje y conducta; la autoconciencia como capacidad cognitivaemergente), pues con su adquisición lo que hacemos es
estructurar el cerebro para que funcione con las características propias del
lenguaje. Pensamos como si nos habláramos a nosotros mismos (lenguaje
interno); almacenamos los conceptos que aprendemos por el lenguaje de
forma que puedan ser mucho más fácilmente recordados por los mecanismos
lingüísticos (el lenguaje une gramaticalmente todos las posibles
combinaciones que conozcamos); componen los elementos de nuestra conciencia
autobiográfica (creada desde que nacemos y permanentemente presente en
nuestro pensamiento).
Significado del
lenguaje en la conducta humana
El lenguaje siempre ha sido una constante fuente de
estudio, discusión y enfrentamiento entre los autores que han elaborado las
diversas teorías que conocemos en la actualidad. Todos somos conscientes de la
trascendental importancia que ha tenido en todos los aspectos de la conducta
humana, pero sobre su origen, forma de evolución y funciones psicobiológicas las
discrepancias
y las ausencias son notorias. La producción de tan importante facultad, dentro de
las comunidades del género Homo, representa
un proceso del que desconocemos muchas de sus claves, y de las pocas que
conocemos no todas se utilizan para su compresión. El lenguaje siempre se ha
estudiado teniendo como base dos de sus aspectos más aparentes. Primero, en los
sonidos
que conforman las diferentes lenguas y en las consecuencias que aportan
(comunicación, aprendizaje, almacenamiento de información, y todo lo que se
pueda adquirir por medio del lenguaje externo). Segundo, representa una
capacidad cognitiva exclusiva del Homo sapiens
(al menos en la actualidad) y que “todos” los humanos la poseen, por
lo que debe de tener un fundamento genético muy importante. Pero casi siempre
se ha olvidado su papel en la organización cognitiva del pensamiento
humano, tanto que muchos ni siquiera se han planteado tal posibilidad.
La lingüística cada vez es una ciencia con mayor
amplitud teórica, lo que obliga a subdividir sus contenidos en función de los
métodos o aspectos que del lenguaje se quieren estudiar. La Neurolingüística
y Psicolingüística son dos claros ejemplos de tal parcelación
teórica. Esto lo podemos ver bien en las diversas definiciones que sobre el
lenguaje conocemos. En general, reflejan los fundamentos teóricos sobre los que
se estructura, pero no son los únicos. La definición que recoja más y mejor todos
los aspectos que el lenguaje pueda representar debería ser el modelo a
seguir. Si vemos las diferentes definiciones que encontramos en diccionarios o
trabajos generales sobre el lenguaje, observamos una importante variedad de
definiciones, dependiendo de las ciencias que se usen en su estructuración.
- Capacidad propia del ser humano para expresar
pensamientos y sentimientos por medio de la palabra.
- Sistema de signos que utiliza una comunidad para
comunicarse oralmente o por escrito.
-
Sistema de comunicación estructurado para el que existe un
contexto de uso y ciertos principios combinatorios formales. Existen
contextos tanto naturales como artificiales.
- Un recurso que hace posible la comunicación. En el caso de los seres humanos,
esta herramienta se encuentra extremadamente desarrollada y es mucho más
avanzada que en otras especies animales, ya que se trata de un proceso de
raíces fisiológicas y psíquicas. El lenguaje brinda la posibilidad de seleccionar,
citar, coordinar y combinar conceptos de diversa complejidad.
- Conjunto de sonidos articulados con que las personas
manifiestan lo que piensan o sienten.
- El lenguaje es una forma de conducta que
posibilita en los organismos la capacidad para relacionar y relacionarse con
los fenómenos del mundo físico de un modo cualitativamente distinto. Es un
sistema de expresión, representación y comunicación que se basan en un
sistema de signos y reglas formalmente bien definido y cuya utilización por un
organismo implica una modalidad particular de comportamiento (Belinchón et al. 1992).
- El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria
de todo pensamiento, idea o sentimiento, por medio de un sistema de
representación simbólico (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de
interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y
comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin
determinado (simple información y/o la posibilidad de realizar tareas en
común). (Rivera, 2009).
- El lenguaje sería la
capacidad de unir un signo (auditivo, visual, táctil o gestual) con un
componente semántico, con un concepto; es decir, la capacidad para genera
símbolos (Arsuaga y Martín-Loeches, 2013).
Todas se basan en la gran funcionalidad que
tienen sobre la comunicación, pocas sobre la abstracción y simbolización
que conlleva su producción, y ninguna sobre la capacidad de organizar y
gestionar el pensamiento consciente de los seres humanos. Hay que profundizar
un poco en el origen y funciones del lenguaje, pues la funcionalidad va
implícita en su propio origen.
Funciones
del lenguaje humano
Las funciones que el lenguaje tiene entre los
seres humanos son varias y fundamentales para el desarrollo de nuestro
pensamiento y conducta.
* Función comunicativa (formas de expresión). Corresponde al sistema de
representación formado por signos (articulados y socialmente consensuados), que
estarían organizados por medio de unos elementos formales de combinación
(gramática). Permite compartir la experiencia personal, la acumulada por la
especie y la expresión emocional. Por tanto, su uso facilitaría un mejor y
permanente conocimiento de la realidad. Su estudio entra en el terreno de la
Lingüística. Sin embargo, las estructuras anatómicas y fisiológicas que
participan en la producción y comprensión de estos signos, serán estudiadas por
las disciplinas biológicas que analizan la anatomía y fisiología humana.
* Función social (comunicación
externa). Forma una conducta voluntaria que regula la acción conjunta de los
componentes de una comunidad. Facilita la interacción social, al desarrollar
las conductas personales y sociales. Relaciona la conversación con la conducta
simultánea o posterior a la misma, donde pueden valorarse los antecedentes,
posibles respuestas y consecuencias de tal acción. Destaca la voluntariedad e
intencionalidad en la realización de tal proceso lingüístico, donde entraría en
juego el concepto de teoría de la mente. Entra en los cometidos doctrinales de
la Sociología y Psicología y estaría muy relacionada con la función
comunicativa.
* Función cognitiva (comunicación interna). Sería una interacción cognitiva entre el
lenguaje y el pensamiento, facilitando el pensamiento racional por medio de
diversos procesos internos, como son el lenguaje interno, el pensamiento
verbalizado, el lenguaje intelectualizado, el procesamiento computacional de la
información, el desarrollo de las capacidades de abstracción, la simbolización,
la conciencia reflexiva, el aprendizaje, etc. El tipo de lenguaje que puede utilizar el pensamiento, es el
mismo que usamos normalmente con las mismas directrices léxico / gramaticales,
aunque con pequeñas variaciones que lo caracterizan como un lenguaje
interno. Es como si habláramos con nosotros mismos, consiguiendo
adquirir nuevas funciones psicológicas que antes eran externas. Efectivamente,
el lenguaje interno es responsable de las funciones mentales superiores, pues transforma
la percepción del sujeto, transforma su memoria, y permite
la planificación y regulación de la acción, haciendo posible la actividad
voluntaria. Nuestro pensamiento está ahora plenamente verbalizado,
siendo más fácil pensar, relacionar y expresar todo tipo de situaciones y
hechos, con mucha mayor rapidez y claridad. Aparece como una nueva función
cognitiva, que facilita el control y regulación de los propios procesos
cognitivos, con lo que nuestras acciones, consecutivas a nuestro pensamiento,
estarán mejor guiadas y estructuradas (Belinchón et al. 1992; Luria,
1979, Mercier, 2001; Vygotsky, 1920). Igualmente, la transmisión de
pensamientos abstractos es muy fácil, al usar el simbolismo que el lenguaje nos
permite.
De las tres funciones, la tercera es sin duda la menos
conocida y, sin embargo, puede ser la que más ha colaborado en el desarrollo de
nuestra cultura simbólica.
Evolución del
lenguaje, conducta y cognición en el género Homo
Mucho
se ha hablado sobre si las primitivas poblaciones humanas tenían o no un
lenguaje, pero poco se ha profundizado en las características de tal lenguaje,
si es que lo tuvieron. Se habla del lenguaje de una forma muy genérica, sin
matizar la gran complejidad que conlleva, ni analizar las características de su
formación. Las definiciones que vimos anteriormente nos indican que en un
proceso cognitivo compuesto por la utilización conjunta de diversas capacidades
cognitivas (memoria, abstracción, simbolización, coordinación motora del
aparato fonador, etc.) que la evolución ha ido desarrollando, pero que no
fueron iguales en todos los homínidos. Por lo tanto, no se puede hablar de los genes
del lenguaje, sino de los genes que propician estas capacidades
cognitivas (utilizadas en diversos proceso cognitivos relacionadas o no
con el lenguaje). Naturalmente, si falla uno o varios (mutaciones negativas en
alguna de las capacidades cognitivas mencionadas) el lenguaje se alterará.
La
complejidad del lenguaje no estaría solo en la cantidad de sonidos que se
utilizan ni en la articulación de ellos, sino en los significados que entrañan
tales sonidos. Es decir, en las abstracciones que han podido
simbolizar las poblaciones que utilizan ese lenguaje. El
principal problema que tenemos en el estudio del desarrollo del lenguaje en
nuestro linaje es que las palabras no dejan huellas arqueológicas. Sin embargo,
si analizamos las últimas definiciones del lenguaje (Rivera, 2009; Arsuaga y Martín-Loeches, 2013)
vemos que el lenguaje se desenvuelve en la acción o conducta de las poblaciones
humanas. Nace dentro de las poblaciones humanas como consecuencia
del intento de comunicar las acciones, siendo por tanto la simbolización
de tales acciones. La acción es la base de la propia
estructura inicial de lenguaje y de la universalidad de su sintaxis, pues es
igual en todos los lugares.
Por
tanto, el lenguaje parece estar organizado alrededor de las
circunstancias que rodean a la acción (verbo) (Bickerton, 1994; Bruner,
1988; Fillmore, 1968; Marina, 1998) lo que puede referirse con la siguiente
expresión básica:
Sujeto (quién
hace la acción) – Verbo (acción) - Circunstancias de la
acción.
En este
contexto, la conducta sí deja huellas arqueológicas que pueden estudiarse, y
seguirse a través del tiempo. Las abstracciones que configuran nuestro
pensamiento y lenguaje no han existido siempre, sino que ha sido preciso
crearlas, mantenerlas y trasmitirlas a las generaciones siguientes, por medio
del lenguaje de cada sociedad haya podido desarrollar. Y no todas de estas
abstracciones dejan huellas de su existencia, pero algunas (posiblemente las
más trascendentes) si lo hacen. Las abstracciones básicas y más elementales que
podemos intuir en los primeros lenguajes (comer, piedra, cazar, hambre,
peligro, miedo, etc.) son relativamente fáciles de realizar. Solo se tienen que
poner de acuerdo sobre que sonidos o gestos (las emociones básicas o primarias
ya tiene una representación innata de gestos) los pueden representar, siendo
admitidas y conocidas por todos los miembros del grupo.
Desde los primeros pasos
de la socialización humana en el Homo
habilis la conducta observada en sus yacimientos nos indica que tales
simbolizaciones lingüísticas debieron de producirse. Sin embargo, hay otra
serie de conceptos mucho más difíciles de crear y simbolizar, los cuales son
fundamentales para la conducta humana considerada como de tipo moderno. Me
refiero a los conceptos sobre la
individualidad social y personal, el tiempo, el espacio, la negación, el engaño
y la mentira (todos ellos con un importante componente simbólico). De todos
ellos en solo se han podido rastrear conductas relacionadas con los tres
primeros (individualidad social y personal, el tiempo, el espacio). Pero estos
conceptos son fundamentales para el desarrollo de la autoconciencia y de su
ubicación en el tiempo y en el espacio (desplazamiento cognitivo), lo que no se
consiguió con unas características que se pueden considerar como modernas hasta
la transición al Paleolítico superior. No es este el momento para exponer su
posible trayectoria histórica, pero si a alguien le interesa leer trabajos
pioneros al respecto puede hacerlo desde esta dirección (Rivera, 1998;
2003-2004).
Estas
abstracciones necesitaban unas capacidades cognitivas cada vez mayores, que la
evolución proporcionó al desarrollar cerebros con unas áreas de asociación
(secundarias y terciarias) más grandes y con una funcionalidad mejorada (menos densas con
mayor poder de sinapsis). El desarrollo de las funciones ejecutivas (lóbulo
prefrontal) y del precúneo (lóbulo parietal), bien contrastado en el Homo sapiens, parece que fue un gran y
necesario avance evolutivo. Los
factores generales que intervienen en la evolución cognitiva (aumento de la
áreas de asociación y mejor capacidad sináptica; existencia de un protomapa;
gran y duradera inmadurez neurológica y existencia de un proceso de
simbolización de abstracciones o lenguaje) han interaccionado entre todos el
mismo desde el mismo inicio de nuestro linaje. El lenguaje, verdadero motor de
todo el proceso, en un proceso netamente social, pues solo se produce dentro de
las sociedades con la suficiente capacidad neurológica como para interactuar en
procesos comunes. Existen claros antecedentes den los grandes primates, y desde
luego en la conducta de los primeros homínidos (Homo habilis y ergaster y/o erectus) ya se manifiesta con elemental
y desigual desarrollo de los conceptos básicos del tiempo el espacio y la
individualidad. Estas abstracciones se desarrollarían de forma
paralela a la paulatina creación de diversas palabras representantes de objetos
y acciones, que enriquecen la cultura del grupo y facilitan su convivencia y
supervivencia.
* El concepto de individualidad (social o personal) se produce con la
adquisición de la idea de diferencia social o individual entre diversos grupos
o elementos de los mismos (Elías, 1990). La autoconciencia es una capacidad cognitiva emergente
(desarrollo cognitivo), lograda
gracias a las capacidades cognitivas del cerebro y desarrollada por la
estimulación (dentro del periodo crítico o primeros años de su vida) de un
entorno social, cultural y lingüístico adecuado.
* El espacio
se objetiva con la referencia a objetos
fácilmente observables, inmóviles y permanentes, características constantes
en el territorio donde se realiza o puede realizarse la acción (Elías, 1992; Hernando, 1999).
- El tiempo se realiza
con la referencia de sucesos móviles
de carácter no humano, pero con un tipo de movimiento
recurrente, como son el día/noche, estaciones, fases lunares, etc. (Elías,
1992; Hernando, 1999).
La realidad de la propia conducta humana indica que casi siempre
se producen con una gran interrelación entre estos dos elementos básicos de
ordenación de la acción. Así, con su unión, ofrecen al lenguaje una capacidad
interpretativa de gran poder explicativo. Sería el caso del cambio de los
lugares en función del tiempo (estaciones), la medición del espacio por el
tiempo en que se recorre y el concepto histórico de un lugar en un tiempo
preciso. La
interacción social aumenta con el desarrollo tecnológico, demográfico y
cultural de las sociedades, por medio de u aumento del lenguaje usado. Los
mecanismos de feed back positivos estarían continuamente produciéndose. Es
decir, la compresión de que las capacidades cognitivas superiores tienen más de potencialidad que de realizad manifiesta en el nacimiento, su desarrollo de estas
capacidades cognitivas (racionales y emocionales) por medio del lenguaje, el
acervo cultural, la tecnología, motivación, sociabilidad, desarrollo e
interacción demográfica, y las características medioambientales, interactuando
continuamente, son las que vas a ofrecer ese aspecto de heterogeneidad espacial
y temporal en el desarrollo conductual que vemos en el registro arqueológico.
Conclusiones
La evolución
cognitiva y cultural humana está muy relacionada con la evolución biológica,
pero con formas y características que las separan en el tiempo y en el espacio.
No cabe duda de que ambas están íntimamente relacionadas, pero no podemos
seguir insistiendo en que nuestra cognición y cultura es una simple
manifestación de las capacidades cognitivas de origen innato y
evolutivo. El carácter emergente de muchas de las capacidades
cognitivas que más nos diferencian del resto de los entes biológicos (p. e. autoconciencia
y lenguaje) es la clave de nuestras propias características como seres humanos.
Esta emergencia nace de la interacción de las capacidades adquiridas
evolutivamente y de la acción del medio ambiente creado y mantenido por nosotros
mismos. En este contexto, el lenguaje adquiere un gran
protagonismo, pues éste, junto con el desarrollo social, cultural y económico,
va a ser el responsable de la emergencia de nuestra autoconciencia, del desplazamiento
cognitivo y del desarrollo de un mundo simbólico (el lenguaje es la primera conducta
simbólica creada por los seres humanos) que, para lo bueno y lo malo, nos ha conducido
hasta lo que en la actualidad somos.
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* RIVERA,
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* RIVERA,
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* VYGOTSKY, L. S. (1920): El desarrollo de los
procesos psicológicos superiores. Crítica. 1979. Barcelona.
2 comentarios:
Estupendo, como siempre. De acuerdo en todo, además. Matizaría tan solo lo de la universalidad de la sintaxis. Quizá el inicio del lenguaje gravitó sobre la necesidad de expresar acciones como comer o correr, pero la creación de realidades simbólicas hace de la misma acción algo abstracto y enseguida empezamos a usar las misma construcción gramatical para hablar de "acciones" que solo son tales en el imaginario compartido, como perdonar una deuda, otorgar un título, etc. Lo que puede complicarse puede hacerlo de muchas maneras y las construcciones gramaticales terminan siendo distintas en cada idioma. Esto es consistente con la concepción de los idiomas como tecnologías comunicativas. Además, como bien señalas, con la concepción de los idiomas como tecnologías cognitivas. Yo añadiría que también, por tanto, con el relativismo lingüístico de la hipótesis Sapir-Whorf. El idioma es la caja de herramientas que ha desarr cada cultura para imaginar el mundo.
Efectivamente el inicio de los lenguajes más primitivos debió de realizarse con la correspondencia de un sonido o gesto a una acción, cosa o alguien. Su realización debió de ser inconsciente, aunque muy posiblemente intencionada. Esta acción conlleva dos procesos cognitivos elementales, la simbolización de lo denominado por el sonido o gesto, y la abstracción que supone que, como bien dices, al ser aprendido por el resto de la población toma cierto carácter de realidad independiente en las mentes de quienes lo usan, pero evidentemente no existe como tal. El principal problema que veo es que su realización se produjo en un tiempo histórico muy largo, donde las capacidades cognitivas evolucionadas de los distintos homínidos fueron variando, pero no sabemos ni cómo ni cuánto. El testimonio arqueológico es muy débil, y solo algunas abstracciones de especial significado dejan ciertas huellas. Pero sin duda su evolución debió de ser muy heterogénea en el tiempo y en el espacio, con múltiples estadios intermedios de los que suponemos su existencia pero no sus características.
Creo que estoy muy de acuerdo con la hipótesis Sapir-Whorf, pues nuestro pensamiento al ser básicamente lingüístico, depende de las características de cada lenguaje. Sin embargo, hay otra serie de procesos cognitivos que también influyen en nuestro pensamiento, como son las emociones, sobre todo las primarias de carácter innato. Éstas, al crear sentimientos emocionales dan una apreciación especial y propia a las abstracciones que se asocian a tales emociones. La variedad lingüística, emocional y racional en una característica básica de nuestra propia esencia como seres humanos.
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