La Evolución explica algunos enigmáticos aspectos de la mente humana.
PUNTOS CLAVE
- Gracias a la evolución se explican algunos aspectos desconcertantes de la condición humana, como la ansiedad y la adaptación hedónica.
- La Teoría de la Evolución arroja luz sobre una gran variedad de cuestiones, desde la personalidad hasta la función inmunitaria y la psicopatía (y muchos más).
- Sin la teoría de la evolución, nuestra comprensión de la mente humana se vería notablemente disminuida.
Este es el cuarto ensayo dentro de una serie sobre los enfoques evolucionistas de la mente, que no requieren ser leídos en orden.
Parte 1: Errores de concepto (en español / en inglés).
Parte 2: Niveles de análisis (en español / en inglés)
Parte 3: Prediciendo nuevos hallazgos (en español / en inglés)
Parte 4 (este artículo): Explicación de hallazgos no por más conocidos menos desconcertantes.
Los enfoques evolutivos han conducido a muchos nuevos descubrimientos en las ciencias sociales y cognitivas. Pero el proceso también se da en la dirección contraria: la evolución explica aspectos de la condición humana que ya conocemos, pero que resultan desconcertantes sin la luz de la evolución. Consideremos el caso de la ansiedad.
Sobre la ansiedad
La sensación de ansiedad es útil porque nos pone alerta frente al peligro, pero parece estar hiperactivada y desencadenarse con demasiada facilidad, hasta el punto de que a menudo nos perjudica más que ayudarnos. ¿Por qué somos tan propensos a la ansiedad?
El panorama se despeja cuando se considera cómo ha evolucionado nuestro cerebro. A la hora de detectar peligros, podemos cometer uno de estos dos posibles errores: o bien no detectar una amenaza real o bien "detectar" una amenaza que realmente no existe. De estos dos posibles errores, el de no detectar una amenaza real se torna mucho más costoso.
De modo que los mecanismos de la ansiedad que nos son propios han evolucionado para tener un sesgo "adaptativo" hacia el error más seguro: las falsas alarmas. Nuestra ansiedad está hiperactivada por la misma razón por la que nuestros detectores de incendio se activan en exceso: tener un sesgo sistemático hacia las falsas alarmas minimiza la probabilidad de cometer el error más catastrófico. De hecho no es un error; es una característica de su funcionamiento. Si lo que quieres es seguir vivo, la investigación ha demostrado que esta configuración es mejor y más segura que la de los diseños menos "paranoicos".
Si no fuera por la luz que arroja la teoría evolutiva sobre ella, la hiperactividad de nuestros mecanismos de ansiedad nos parecerían inescrutables.
¿Por qué cualquier proceso que podamos imaginar -ya sea el de la selección natural, el de la acción de una deidad o cualquier otro- daría lugar a cerebros congestionados por un exceso de ansiedad? El pensamiento evolucionista resuelve el misterio y nos regala de paso un mayor autoconocimiento.
Sobre la adaptación hedónica (*)
¿Qué nos ocurre después de habe alcanzado un objetivo? La respuesta se antoja tan familiar como triste: después de un efímero orgullo, nuestra felicidad se desvanece y volvemos a nuestro estado de ánimo original. Nuestras sensaciones de satisfacción y logro se esfuman mientras el deseo y el ansia vuelven de forma insistente.
Esta es la maldición de la rueda hedónica. Muchos de nosotros nos sentimos molestos al presenciar cómo nuestra felicidad se disuelve con tanta celeridad justo después de haber logrado algo importante, y la aparente irracionalidad de este fenómeno lo hace parecer mucho peor. Perplejos y frustrados, muchos nos preguntamos: ¿por qué tengo que ser así?
Pero imaginemos a nuestros antepasados homíninos.
Después de alcanzar un objetivo, algunos se dormirían en los laureles durante mucho tiempo, mientras que otros volverían a su punto de partida emocional, comenzando a desear un nuevo logro. En una población compuesta por ambos tipos de homíninos, ¿cuáles creen que habrían tenido más éxito: los que se quedaban satisfechos fácilmente una vez alcanzado su objetivo inicial, o aquellos cuyo anhelo de alcanzar un nuevo objetivo se rehacía constantemente?
La adaptación hedónica es como la cruel aflicción de Sísifo, sí, pero si nuestros cerebros evolucionaron así fue por una razón de peso.
Autocomprensión y alivio del dolor
Una perspectiva evolucionista nos ayuda a dar sentido a la aparente irracionalidad de la adaptación hedónica (o rueda hedónica). Pero creo que comprenderlo hace algo más que arrojar luz: también sirve para aliviar en parte el dolor. Al contemplar la lógica adaptativa que subyace a la irracionalidad superficial de nuestras emociones, nuestro sufrimiento llega a parecernos un poco menos inútil. Hace que la adaptación hedónica deje de parecernos tan cruelmente absurda.
Del mismo modo que sucedió con el enigma de nuestro exceso de ansiedad, una perspectiva evolutiva nos ofrece aquí una auténtica visión de nosotros mismos. Y comprender algo tan profundo sobre uno mismo puede ser incluso bastante reconfortante. Es un tipo de comprensión único: entender por qué eres como eres. No hay nada con lo que se le pueda comparar.
Otros arcanos de las ciencias sociales
La perspectiva evolucionista ayuda a desvelar otros misterios de las ciencias sociales y también de las cognitivas.
Por ejemplo, ¿por qué aprendemos algunas cosas con facilidad y sin instrucción formal, como el habla y la comprensión del lenguaje hablado, pero otras sólo con dificultad y tras mucha instrucción formal, como leer y escribir? Quizás se deba a que hemos desarrollado adaptaciones específicas para hablar y comprender el lenguaje, y no así para la lectura y la escritura, que son innovaciones más recientes y probablemente sean subproductos (efectos secundarios) de las habilidades que evolucionaron para el lenguaje hablado. Seguir el mismo razonamiento puede ayudarnos a entender por qué los ordenadores nos superan en algunas tareas, pero no nos alcanzan en otras. Los sistemas de inteligencia artificial nos superan con creces en cálculo, ajedrez y (más recientemente) en Go, pero los niños a menudo los superan en tareas como el reconocimiento de caras, la comprensión del lenguaje y la manipulación de objetos, quizá en parte porque los humanos hemos desarrollado una maquinaria neurocognitiva específica para la percepción de caras, el procesamiento del lenguaje y la manipulación de objetos, pero no así para el ajedrez, el Go o el cálculo.
LO FUNDAMENTAL
¿Qué es la ansiedad?
La perspectiva evolucionista también nos explica por qué en la mayoría de las especies -la humana incluída- las hembras tienen un sistema inmunitario más fuerte que los machos. La selección natural suele moldear cuerpos que son aptos para la supervivencia, pero la selección sexual a menudo empuja en la dirección opuesta, dando lugar a diseños corporales que benefician la reproducción a expensas de la supervivencia. Algunos ejemplos son la pesada cola del pavo real, el autosacrificio caníbal voluntario de la araña de espalda roja y los efectos inmunosupresores de la testosterona, útiles para la reproducción pero malos para la supervivencia. Como en la mayoría de las especies, la selección sexual actúa con más fuerza sobre los machos que sobre las hembras, tiende a alejar el diseño corporal masculino de la ingeniería óptima para su supervivencia, cargándolo de adornos y armas que aumentan la probabilidad de éxito en la reproducción a costa de una menor supervivencia. Esta es la razón de por la que las hembras tienen sistemas inmunitarios superiores a los de los machos en muchas especies, y porque el diseño corporal femenino suele estar más cerca de una ingeniería óptima para la supervivencia.
Como se puede colegir, bastantes hallazgos de las ciencias sociales y cognitivas sólo tienen sentido a la luz de la evolución. Pongamos por caso: el pensamiento evolucionista ayuda a explicar por qué nuestros sueños incluyen modalidades sensoriales específicas y por qué nuestros cuerpos son vulnerables a las enfermedades. Sin la teoría de la evolución, sería difícil dar sentido al conocido como efecto Coolidge en los machos. Y preferencias de pareja específicas, como la simetría facial o las voces graves, parecerían arbitrarias e inexplicables. La perspectiva evolucionista permite comprender temas de la psicología y del comportamiento tan variados como el conflicto materno-fetal en el útero, el conflicto entre padres e hijos sobre las decisiones de emparejamiento de los últimos, por qué las diferencias de personalidad son heredables, por qué la psicopatía no se ha depurado en las poblaciones humanas, por qué nos apetecen alimentos que son malos para nuestra salud, por qué suprimir la fiebre puede ser perjudicial, por qué condenar a alguien al ostracismo es una de los castigos más angustiosos que se le pueden infringir, por qué los "matrimonios de menores" taiwaneses tienen un exceso de dificultades sexuales y románticas, por qué la agresividad masculina alcanza su punto álgido durante la adolescencia y la juventud, por qué los seres humanos tienen un "sesgo auditivo de atención" que se aplica a los tonos armónicos pero no al ruido de banda ancha, por qué el estilo indirecto en el lenguaje tiene las características que tiene, por qué los trastornos mentales funcionan del modo en que lo hacen, por qué la psicología en las alianzas funciona como lo hace y por qué objetos no infecciosos en ocasiones desencadenan asco.
La afirmación de que la evolución ayude a explicar estos fenómenos no implica que todos sean adaptaciones. Muchas de las explicaciones mencionadas anteriormente son claramente de naturaleza no adaptativa.
Igualmente importante es no caer en la trampa común de pensar que el razonamiento evolucionista sólo puede utilizarse para explicar hechos conocidos, pero no para predecir otros nuevos. Hay cientos de ejemplos de nuevas predicciones (y descubrimientos) generados por enfoques evolucionistas de la mente. Aquí se describen algunas docenas.
¿Qué ofrece la teoría de la evolución a las ciencias sociales y cognitivas?
El pensamiento evolucionista a veces ayuda a resolver antiguos misterios sobre la psicología y el comportamiento humanos. En otros casos, arroja una luz inesperada sobre temas que pensábamos que ya estaban totalmente aclarados. En otros, genera nuevas y precisas predicciones sobre la psicología humana y sugiere nuevas preguntas que antes ni siquiera habíamos pensado en formular.
Esta combinación de proponer nuevas preguntas, predecir hallazgos antes desconocidos y explicar rasgos conocidos pero desconcertantes de la condición humana es el signo de un marco teórico inmensamente fructífero. Sin la Teoría de la evolución, nuestra comprensión de la mente humana -en toda su maravillosa complejidad y con todas sus maravillosas peculiaridades- se vería considerablemente reducida.
Nota:
(*) La expresión The Hedonic Treadmill, hace alusión a una cinta de correr. Nosotros hemos preferido referirnos a adaptación hedónica (dado que el sistema de recompensa del cerebro lleva a que uno se adapte al bienestar del éxito) o a la rueda hedónica (dado que más que una cinta de correr al uso pareciera que uno corriera como un hámster en su rueda, voviendo una y otra vez a un estado inicial de deseo y búsqueda de satisfacción).
Artículo original en inglés publicado en Psychology Today.
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