lunes, diciembre 12, 2022

Ser conscientes (entrevista a Anil Seth)

Anil Seth


Los seres vivos interactúan con su entorno para obtener los recursos que precisan para su supervivencia y evitar los peligros que la amenazan. Desde el principio mismo de la vida, al menos la celular, si es que hubo algo antes que merezca ser llamado vida, hubo un "dentro" organizado y un fuera con un orden distinto que de algún modo debía ser percibido, para desenvolverse en él, dado que un ser vivo no es autosuficiente, ni siquiera los autótrofos, que requieren agua, dioxido de carbono y sol, o alguno de entre ellos, los extremófilos que requieren determinados elementos o viven mejor donde abundan (azufre o sal, por ejemplo). 

En los seres vivos unicelulares, que son la mayoría, existen mecanismos moleculares que, en su superficie, les permiten dirigirse allá donde se encuentran los ladrillos que les permitan organizar y reorganizar su estructura interna, para que siga siendo viable y pueda reproducirse.

Dichos mecanismos moleculares dan lugar a fenómenos tales como la fototaxia o la quimiotaxia: el organismo se mueve en la dirección en la que hay luz, en el primer caso, o mayor cantidad de determinados elementos o compuestos químicos, en el segundo. Estos receptores, a modo de resortes moleculares, constituyen la forma más primitiva de percepción, y sería osado pensar que son conscientes (o, mejor dicho, que hacen consciente a la célula de la que forman parte) en grado alguno. Parecen automatismos, al igual que todos los demás procesos dentro de las más elementales formas de vida. 

Los metazoos y las plantas y hongos pluricelulares parecen tener una mayor complejidad de cara a interpretar su entorno. Se mire como se mire la vida se ha ido volviendo más compleja y diversa, siendo complejidad y diversidad dos caras de una misma moneda. 

Escalando hacia estructuras y funciones más diversos y complejos en entornos más complejos y diversos los seres vivos desarrollaron capacidades más ajustadas a los entornos crecientemente variados e intrincados. Se multiplicaban las oportunidades y los peligros para continuar cada cual su andadura, y la percepción no era algo que pudiese dejar de evolucionar hacia una mayor sofisticación y apertura y diversificación de vías de captación de estímulos. Y en algún momento todas esas vías debían confluir a un punto a modo de centralita en el que hablasen un mismo lenguaje químico, y pudiera generarse un mapa imperfecto pero ajustado a la supervivencia según las propias necesidades tróficas en un entorno cambiante. Un conato de consciencia era preciso, una sensibilidad como reacción de supervivencia a las percepciones unificadas. De ahí a la consciencia y autoconsciencia estimo que hay varios pasos, pero todos en una misma dirección, en un camino de perfeccionamiento para tener un mapa de alta fidelidad....a las necesidades del ser. La finalidad teleológicamente incorrecta era la consciencia del ser individual en el mundo, esa que todo humano que no haya sufrido serio daño neurológico tiene. 

Durante la Historia de nuestras civilizaciones, e incluso en etapas previas como cazadores-recolectores, los humanos han sido agentes plenamente conscientes en su entorno, creando mapas mentales que acabaron tomando formas abstractas y categoriales comunicadas por el lenguaje. Así, el ego, el yo, que era una parte de la centralita de los sentidos, se convertía en una realidad superpuesta, paralela a lo percibido, y se proclamaba independiente del cuerpo y libre en sus actos.  El ser humano tomó consciencia. Pero ¿de qué substancia está hecha esa consciencia? Siendo algo que es sentido como ajeno a lo exterior, su substancia se volatilizaba, o bien se volvía de otra naturaleza, intangible, primero, inmaterial después. Y nacía el alma, y con ella lo sobrenatural.

Pero todo eso no es más que una narrativa a grandes pinceladas de lo que podría haber sido la evolución de la consciencia. Seguimos ignorando cómo a partir de los procesos neurales emerge ese "estar aquí" ese "ser" ese "yo" que percibe un mundo multimedia que se antoja muy real, aunque externo.

Son muchos los grandes pensadores y científicos que han intentado explicar la consciencia desde perspectivas dualistas o monistas, pero sus esfuerzos han dado muy poco fruto. Daban contra un muro, uno que el filósofo austrialiano David Chalmers denominó problema difícil. Quizás no dijo imposible porque creía que quizás algún día pudiese de algún modo resolverse: ¿cómo percibimos y sentimos el mundo en una imagen unificada y coherente a partir de la actividad de nuestras neuronas? ¿De dónde sale ese fresco lleno de detalles de todo tipo y a todo color?

La aproximación al problema quizás fuera una de las causas de que no se pudiera alcanzar un conato de respuesta. ¿Por qué no bordear el muro? Dejemos el problema difícil y sigamos la senda que marca la ciencia, vayamos al problema real. 


Anil Seth, Catedrático de Neurociencia Cognitiva y Computacional en la Universidad de Sussex, estudia la consciencia desde esta nueva aproximación que, básicamente, consiste en analizar detenidamente las propiedades de la consciencia: ¿qué hacemos, qué podemos hacer con ella? y cómo esta se manifiesta fenomenológicamente (¿cómo es eso de estar consciente?). Luego se hacen predicciones a partir de las teorías que se formulen y se intenta controlar los resultados observando los correlatos neurofisiológicos. Según el Profesor Seth el problema difícil se disolverá como un azucarillo, el muro habrá sido bordeado.

Actualmente Anil Seth está trabajando en varios frentes pero ha puesto a disposición de todos aquellos interesados en contribuir al estudio de la consciencia una nueva herramienta para medir sus estados conscientes y reportarlos, de modo que se sumen a los otros cientos o miles de participantes y puedan sacarse algunos puntos comunes y característicos de los estados conscientes. El experimento en cuestión es The Perception Census. Animamos a nuestros lectores a que vayan a echar un vistazo y participen.

Su libro Being You ha sido un gran éxito. En él  habla con mucha mayor profundidad y extensión del tema que tratamos: la consciencia y su abordaje científico. El libro tendrá próxima edición en español por parte de Sexto Piso. Estará a la venta a partir de lunes 13 de Febrero de 2023.

El Profesor Anil Seth, extraordinariamente amable y generoso en sus respuestas nos ha visitado en La Nueva Ilustración Evolucionista. Quedamos conscientemente agradecidos.

In English:

1.- Consciousness seems to us to be an apparently unsolvable mystery. Faced with the hard problem and the easy problems of the study of consciousness posed by the philosopher David Chalmers, you pose "the real problem". How much and in what way can we approach consciousness with the approach you propose?

The “real problem” approach is a way of giving focus to methods used in consciousness research already for quite some time, going back especially to the method of “neurophenomenology” pioneered by Francisco Varela. The idea is that instead of facing the hard problem head-on, and looking for the special sauce that magics consciousness out of mere mechanism (or relaxing into the false comforts of panpsychism or strong illusionism), we would be better advised to pay attention to the various properties of consciousness – both functional (what consciousness allows us to do) and phenomenological (what conscious experiences are like) – and then iterate theory and experiment to explain, predict, and (ideally) control these properties of consciousness in terms of underlying neurophysiological mechanisms. This (explanation, prediction control) is what much of science typically does, and in the case of consciousness my hope is that the hard problem will not be solved, but rather be dissolved – maybe even disappearing altogether in a puff of metaphysical smoke.

Something like this has happened before, in how we came to understand life. Instead of searching for an inexistent spark-of-life (or deciding that life is fundamental, or that it doesn’t exist), biologists of the day got on with the job of explaining, predicting, and controlling properties of living systems (homeostasis, reproduction, and so on) in terms of physics and chemistry. The hard problem of life wasn’t solved, it was dissolved.

How far will we get? This is impossible to know at the stage we’re at. What I am confident about, though, is that by following the real problem approach we will deepen our understanding of consciousness, even if some residue of mystery remains – which it might well do, for all sorts of reasons.

 

2.- Consciousness turns out to be an elaborate creation of the brain from an illusion of the senses (including proprioception -we are embodied). However, it is an illusion that we can rely on to a high degree from an evolutionary point of view, given that it has allowed us to survive and leave offspring. What is the relationship, if we take into account its evolutionary value, between the real world and the consciously perceived world?

The novelist Anaïs Nin has a terrific answer to this question: We do not see the world as it is – we see it as we are. The idea here is that perception is not a direct window onto an objective mind-independent reality. It is a construction, a figment of the brain, but a useful one – a creation that evolution (and development) has shaped to be highly tuned to guide our behaviour. To expand on Nin: we perceive the world as it is useful for us to do so, where utility can be largely understood in terms of evolution. It’s important to recognise that this principle applies to experiences of the ‘self’ too. These experiences are also constructions, that are intimately tied to how the brain regulates and controls the body – both externally (action) and internally (physiological homeostasis).

How does all this relate to reality? Kant said long ago that objective reality is forever hidden behind a ‘sensory veil’, so that we can never really know. I prefer to think that our perceptual world is both less than, and more than, what’s really there. Experiences of colour are a good example. Out of just three wavelengths of electromagnetic radiation – just a thin slice of this dimension of objective reality – our brains create a universe of millions of colours. And as with colour, so with other things.

3.- If we go one step further, trying to create consciousness in intelligent machines, we stumble upon the senses and sensations unified in a life project that constitute organisms. What are the barriers that AI researchers face in order to achieve the "singularity"? 

Well I’m not sure that the “singularity”, as it has been described in philosophy, is a place we really want to get to. In my understanding, the concept usually refers to a hypothetical point at which AI bootstraps itself beyond human understanding and control. This could be a good thing, I suppose (maybe climate catastrophe could be averted), but it also has the potential to be a very bad thing indeed. Opinions differ on the likelihood of it happening, and in particular about how easy it will be to maintain a ‘kill switch’ to ensure that a sufficiently threatening AI can be turned off. One important observation hereabouts is that the notion of ‘human-level AI’ is a chimera. When and if AI reaches the general cognitive competence of a human, it will immediately become superhuman because it will be able to avail of all the benefits that computers already have – enormous memories, high processing speed, access to the world’s entire knowledge store, and so on.

The concept of the singularity is separate from the idea of creating machine consciousness, which is also a really bad idea, for different reasons: mostly, we don’t want to create at industrial scale new potential for suffering. 

It is striking how often these issues – machine intelligence and machine consciousness – get confused. One of the roots of this confusion is the assumption, which I believe is based on a residual human exceptionalism, that consciousness and intelligence are necessarily tightly correlated – or even different aspects of the same process. They aren’t. Consciousness is about the capacity to have experience, and intelligence is the capacity to meet goals with the right behaviours in complex situations. They are different things. In my view, consciousness is more closely tied to life than it is to intelligence, so perhaps conscious machines will also have to be living machines.


4.- If we look back in the history of our species and in natural history in general, consciousness could be something multiple, but present to a greater or lesser degree, in one form or another, in different living beings. Could we speak of something like "multiple consciousnesses"? 

Well I think there is more than a single dimension of consciousness, and that different living creatures can be exhibit consciousness in many different ways. Even human beings likely live in slightly different, individually unique subjective worlds, even when sharing the same objective reality. This idea of ‘perceptual diversity’ is actually something I’m exploring in a new project called The Perception Census, which is a citizen-science attempt to map out how we each experience a unique world. It would be wonderful if your readers could take part in it. I promise that it’s lots of fun. And also educational.

5.- We may not know how consciousness emerges from brain activity, but we can get an idea of when and how it might emerge in living things, as Derek Denton suggested. What evolutionary pressures might lead a living thing to need something like consciousness?

Denton here echoes the famous quote from Theodosius Dobzhansky: “nothing in biology makes sense except in the light of evolution”. And here we have the important challenge of establishing the functions of consciousness. There are some wonderful suggestions out there in the recent literature, addressing this question, from people like Eva Jablonka and Simona Ginsburg, and Todd Feinberg and Jon Mallatt – as well as Derek Denton and others. My own view is that consciousness evolved to bring together survival-relevant information, in the service of predictive regulation of bodily physiology, in a multimodal format that emphasises opportunities for action. On this view, a living creature will benefit from consciousness when it needs to integrate all sorts of information into unified scenes in order to guide many degrees of freedom in its (internal and external) behavioural responses. Consciousness, here, is a response to environmental and organismal complexity. But it is still not the same thing as intelligence. One can imagine an evolutionary imperative to consciously experience pain even in creatures that don’t stack up against the loaded criteria of human intelligence.


6.- You had an experience with anaesthesia that I also experienced in a period of time when the blood stopped flowing to my brain. There is nothing, no time, no space, no self. Others speak of near-death experiences, or with psychedelic drugs and of something like a universal consciousness, beyond and above the material. Is it possible that there is something beyond the tangible, measurable and quantifiable that is governed by the laws of physics?

 

Well that’s always possible, but there is no evidence for it – not in science, and certainly not from the content of near-death or psychedelic experiences. To take unusual experiences of ‘universal consciousness’ as evidence that such things exist is to fatally confuse ‘how things seem’ with ‘how things are’. The whole point of science, and especially of consciousness research, is to get underneath this confusion and explain how things seem in terms of how things are. And even if it does turn out to be the case that there is something to consciousness beyond the tangible and measurable, nothing follows from this.


7.- What would differentiate consciousness from self-consciousness and what steps would have to be taken from the former to the latter in order to be truly One?

Another big question! As I mentioned briefly above, the experience of self is itself another kind of perception (at least that’s what I think), and it is possible to conceive of consciousness without (most forms of) self-consciousness, though in my ‘beast machine’ theory there would always be a very basic level of self-consciousness – the feeling of being alive – which underwrites all other conscious experiences. As to how to be ‘truly One’ I’m not quite sure what you mean, but if you mean the abolition of self-consciousness, well I can think of a few things you can try. Years of meditation would be one of them.


8.- What kind of chimera is free will?

It is neither an illusion, nor is it real. I think of free will as another variety of perception that is bound up in the overall experience of selfhood. Again, it’s critical not to confuse how things seem with how things are. Experiences of free will might seems to indicate a causal power of consciousness over matter, but this is like saying that experiences of red indicate that redness exists out there in the world in a mind-independent way. In my view, experiences of free will are useful because they highlight actions that are largely internally-caused, in terms of alternative possibilities, and alignment with goals and beliefs. The usefulness of feeling that ‘I could have done otherwise’ is not that you actually could have done (you couldn’t’), but that next time, you might.


9.- What is the mystery associated with consciousness that you would like to unravel?

Back to the basics. I would like the sense of mystery to lift about how and why the electrified pâté inside our skulls gives rise to, or is identical to, conscious experience. The hard problem, in other words. But I think the route there is via the real problem, and what I’m particularly interested in is how our questions about consciousness might change along the way, rather than – or as well as – the answers we come up with. Having new questions about an apparently mysterious phenomenon may be the true benchmark of progress.

En español:

1.- La consciencia se presenta como un misterio aparentemente irresoluble. Frente al problema difícil y los problemas fáciles del estudio de la consciencia planteados por el filósofo David Chalmers, usted plantea "el verdadero problema". ¿Hasta qué punto y de qué manera podemos acercarnos a la consciencia con el enfoque que usted propone?

Plantear el "problema real" es un manera de enfocar la consciencia desde los métodos utilizados en su investigación desde hace ya bastante tiempo, remontándonos en especial a la "neurofenomenología" de la que fue pionero Francisco Varela. La idea es que, en lugar de afrontar el problema difícil de frente y buscar esa salsa especial que hace mágica a la consciencia a partir del mero mecanismo subyacente (o relajarse en las falsas comodidades del panpsiquismo o el ilusionismo fuerte), sería mejor prestar atención a las diversas propiedades de la consciencia -tanto funcionales (lo que la consciencia nos permite hacer) como fenomenológicas (cómo son las experiencias conscientes)- y luego iterar la teoría y el experimento para explicar, predecir e (idealmente) controlar estas propiedades de la consciencia en términos de mecanismos neurofisiológicos subyacentes. Esto (dar una explicación, hacer una predicción y controlar) es lo que suele hacer gran parte de la ciencia, y en el caso de la consciencia mi esperanza es que el problema difícil no se resuelva, sino que más bien se disuelva, tal vez incluso desapareciendo por completo en una nube de humo metafísico.

Algo parecido ha ocurrido con anterioridad, en la forma en que llegamos a comprender la vida. En lugar de buscar una chispa de vida inexistente (o decidir que la vida es fundamental, o que no existe), los biólogos de la época se dedicaron a explicar, predecir y controlar las propiedades de los sistemas vivos (homeostasis, reproducción, etc.) en términos físicos y químicos. El problema difícil de la vida no se resolvió, se disolvió.

¿Hasta dónde llegaremos? Es imposible saberlo en la fase en la que nos encontramos en este momento. De lo que sí estoy seguro, sin embargo, es de que siguiendo el enfoque del problema real profundizaremos en nuestra comprensión de la consciencia, aunque quede algún residuo de misterio -que muy bien podría quedar, por todo tipo de razones.

2.- La consciencia resulta ser una elaborada creación del cerebro a partir de una ilusión de los sentidos (incluida la propiocepción -ya que estamos encarnados). Sin embargo, es una ilusión en la que podemos confiar en alto grado desde un punto de vista evolucionista, dado que nos ha permitido sobrevivir y dejar descendencia. ¿Cuál es la relación, teniendo en cuenta su valor evolucionista, entre el mundo real y el mundo percibido conscientemente?

La novelista Anaïs Nin tiene una respuesta estupenda a esta pregunta: No vemos el mundo tal como es, lo vemos tal como somos. La cuestión aquí radica en que la percepción no es una ventana directa a una realidad objetiva independiente de la mente. Es una construcción, una invención del cerebro, pero una útil: una creación a la que la evolución (y el desarrollo) han dado forma para que esté finamente ajustada para guiar nuestro comportamiento. Para ampliar la idea de Nin podemos decir que percibimos el mundo en la medida en que nos resulta útil hacerlo, donde la utilidad puede entenderse en gran medida en términos evolucionistas. Es importante destacar que este principio también se aplica a las experiencias del "yo". Estas experiencias también son construcciones que están íntimamente ligadas al modo en que el cerebro regula y controla el cuerpo, tanto externamente (con la acción) como internamente (con la homeostasis fisiológica).

¿Cómo se relaciona todo esto con la realidad? Kant dijo hace tiempo que la realidad objetiva está siempre oculta tras un "velo sensorial", de modo que nunca podríamos conocerla realmente. Yo prefiero pensar que nuestro mundo perceptivo es a un tiempo menos y más que lo que realmente existe. La experiencia del color sería un buen ejemplo de ello. A partir de sólo tres longitudes de onda de radiación electromagnética -una pequeña porción de esa dimensión de la realidad objetiva- nuestro cerebro crea un universo de millones de colores. Y como ocurre con el color, ocurrirá con otras cosas.

 3.- Si vamos un paso más allá, tratando de crear consciencia en máquinas inteligentes, tropezamos con los sentidos y sensaciones unificados en el proyecto de vida que constituyen los organismos. ¿Cuáles son las barreras a las que se enfrentan los investigadores de la IA para alcanzar la "singularidad"? 

Vaya, no estoy muy seguro de que la "singularidad", tal y como ha sido descrita en filosofía, sea un lugar al que realmente queramos llegar. Según yo lo entiendo, el concepto suele referirse a un punto hipotético en el que la IA se superaría a sí misma, yendo más allá de la comprensión y el control humanos. Supongo que podría ser algo bueno (tal vez podría evitarse la catástrofe climática), pero también tiene el potencial de ser algo muy malo. Las opiniones difieren sobre las probabilidades de que esto ocurra y, en particular, sobre lo fácil que sería mantener un "interruptor de apagado" que garantizase que una IA lo suficientemente amenazadora pudiera ser desactivada. Una observación importante al respecto es que la noción de una "IA a nivel humano" es una quimera. Cuando la IA alcance la competencia cognitiva general de un ser humano, se convertirá inmediatamente en sobrehumana porque podrá aprovecharse de todas las ventajas de las que ya disponen los ordenadores: enorme memoria, alta velocidad de procesamiento, acceso a todo el acervo de conocimientos del mundo, etc.

El concepto de singularidad es independiente de la idea de crear máquinas conscientes, lo cual es también una muy mala idea, por diferentes razones: principalmente porque no queremos crear a escala industrial un nuevo potencial de sufrimiento.

Es sorprendente la frecuencia con la que se confunden estas cuestiones: la inteligencia  y la consciencia de las máquinas. Una de las raíces de esta confusión es la suposición, que creo que se basa en un excepcionalismo humano residual, de que consciencia e inteligencia están necesariamente correlacionadas de forma estrecha, o incluso que son aspectos diferentes del mismo proceso. No es así. La consciencia es la capacidad de tener experiencias, y la inteligencia es la capacidad de alcanzar objetivos con los comportamientos adecuados en situaciones complejas. Son cosas por completo diferentes. En mi opinión, la consciencia está más ligada a la vida que a la inteligencia, así que quizá las máquinas conscientes también tendrían que ser máquinas vivas.

4.- Si miramos hacia atrás en la historia de nuestra especie y en la historia natural en general, la consciencia podría ser algo múltiple, pero presente en mayor o menor grado, de una forma u otra, en diferentes seres vivos. ¿Podría hablarse entonces de algo así como "consciencias múltiples"? 

Bueno, yo creo que hay más que una única dimensión de la consciencia, y que distintos seres vivos pueden exhibir la consciencia de formas muy diferentes. Incluso es probable que los seres humanos vivan en mundos subjetivos ligeramente diferentes, individualmente únicos, aunque compartan la misma realidad objetiva. Esta idea de "diversidad perceptiva" es algo que estoy explorando en un nuevo proyecto llamado Censo de la Percepción:  se trata de un intento de ciencia ciudadana de trazar un mapa de cómo cada uno de nosotros experimenta un mundo único. Sería estupendo que sus lectores participaran en él. Prometo que será muy divertido. Y también educativo.

5.- Puede que no sepamos cómo surge la conciencia a partir de la actividad cerebral, pero podemos hacernos una idea de cuándo y cómo podría surgir en los seres vivos, como sugirió Derek Denton. ¿Qué presiones evolutivas podrían llevar a un ser vivo a necesitar algo como la consciencia?

Denton hace eco aquí de la famosa cita de Theodosius Dobzhansky: "nada en biología tiene sentido si no es a la luz de la evolución". Y aquí nos encontramos ante el importante reto de establecer las funciones de la consciencia. Hay algunas sugerencias maravillosas de la literatura científica reciente que abordan esta cuestión, de gente como Eva Jablonka y Simona Ginsburg, o Todd Feinberg y Jon Mallatt - así como el propio Derek Denton y otros. 

Mi opinión personal es que la consciencia evolucionó para reunir información relevante para la supervivencia, al servicio de la regulación predictiva de la fisiología corporal, en un formato multimodal que enfatiza las oportunidades para la acción. Desde este punto de vista, un ser vivo se beneficiaría de la consciencia cuando necesitara integrar todo tipo de información en escenas unificadas para guiar con muchos grados de libertad sus respuestas conductuales (internas y externas). En este caso, la consciencia sería una respuesta a la complejidad del entorno y del organismo. Pero no es lo mismo que la inteligencia. Cabe imaginar, por ejemplo, un imperativo evolutivo para experimentar dolor de forma consciente incluso en criaturas que no se ajusten a los fuertes criterios de la inteligencia humana.

6.- Usted tuvo una experiencia con la anestesia que yo también experimenté durante un periodo de tiempo en el que la sangre dejó de fluir a mi cerebro. No hay nada, ni tiempo, ni espacio, ni yo. Otros hablan de experiencias cercanas a la muerte, o con drogas psicodélicas y de algo así como una consciencia universal, más allá y por encima de lo material. ¿Es posible que haya algo más allá de lo tangible, medible y cuantificable que se rige por las leyes de la física?

Ciertamente siempre es posible, pero no hay ninguna prueba de ello, ni en ciencia ni, desde luego, en el contenido de las experiencias cercanas a la muerte o las experiencias psicodélicas. Tomar estas inusuales experiencias de "consciencia universal" como una prueba de que tal cosa exista implica confundir fatalmente "cómo parecen las cosas" con "cómo son las cosas". El objetivo de la ciencia, y especialmente en la investigación de la consciencia, es llegar al fondo de esta confusión y explicar cómo parecen las cosas en términos de cómo son realmente las cosas. E incluso si resulta que hubiera algo en la consciencia más allá de lo tangible y medible, no se puede deducir nada de ello.

7.- ¿Qué diferenciaría la consciencia de la autoconsciencia y qué pasos habría que dar de la primera a la segunda para ser verdaderamente Uno?

¡Otra buena pregunta! Como he mencionado brevemente más arriba, la experiencia del yo es en sí misma otro tipo de percepción (al menos eso es lo que yo pienso), y es posible concebir la consciencia sin (la mayoría de las formas de) autoconsciencia, aunque en mi teoría de la "máquina bestial" siempre habría un nivel muy básico de autoconsciencia -la sensación de estar vivo- que subyace a todas las demás experiencias conscientes. En cuanto a cómo ser "verdaderamente Uno", no estoy muy seguro de a qué podrías estr refiriéndote, pero si sugieres la abolición de la autoconsciencia, se me ocurren algunas cosas que puedes intentar. Unos años de meditación serían una de ellas.

8.- ¿Qué clase de quimera es el libre albedrío?

Ni es una ilusión, ni es real. Pienso en el libre albedrío como otra variedad de percepción que está ligada a la experiencia general del "ser yo". Nuevamente es fundamental que no confundamos cómo parecen las cosas con cómo son realmente las cosas. La experiencia del libre albedrío podría parecer que indica un poder causal de la consciencia sobre la materia, pero esto sería como decir que las experiencias de rojo indican que el rojo existe en el mundo de forma independiente de la mente. Según lo veo yo, las experiencias de libre albedrío son útiles porque ponen de relieve acciones que son en gran medida causadas desde nuestro interior, dentro de los términos de una serie de posibilidades alternativas y en alineación con objetivos y creencias. La utilidad de sentir que "podría haber hecho otra cosa" no está realmente en que hubieras podido hacerlo (no hubieras podido), sino en que la próxima vez podrías hacerlo.

9.- ¿Cuál es el misterio relativo a la consciencia que te gustaría desentrañar?

Volver a lo básico. Me gustaría que el sentido del misterio se levantara sobre cómo y por qué el paté electrificado dentro de nuestros cráneos da lugar a, o es idéntico a, la experiencia consciente. El problema difícil, en otras palabras. Pero creo que el camino pasa primero por el verdadero problema, y lo que me interesa especialmente es cómo pueden cambiar nuestras preguntas sobre la consciencia a lo largo del camino, más que -o al mismo tiempo que- las respuestas que encontremos. Tener nuevas preguntas sobre un fenómeno aparentemente misterioso puede ser el verdadero referente del progreso.

1 comentario:

Masgüel dijo...

"explicar, predecir e (idealmente) controlar estas propiedades de la consciencia en términos de mecanismos neurofisiológicos subyacentes. Esto ... es lo que suele hacer gran parte de la ciencia, y en el caso de la consciencia mi esperanza es que el problema difícil no se resuelva, sino que más bien se disuelva, tal vez incluso desapareciendo por completo en una nube de humo metafísico."

Lo que Seth propone no es el eliminativismo de los Churchland o el ilusionismo de Dennett, pero sigue siendo un reduccionismo materialista. Quizás la pregunta que mejor aclararía este punto de su postura sería si la experiencia consciente (su contendio fenomenológico, no su efecto posterior sobre "mecanismos neurofisiológicos subyacentes") tiene poder causal o es epifenómeno. Tal vez el humo metafísico no se disuelve porque el hiato ontológico es real.