Navegando entre archivos atrasados de la revista Investigación y Ciencia americana (Scientific American), he ido a dar con una pequeña entrevista a Paul Feyerabend, poco antes de morir. El ejemplar es del año 1993 . Después de ojear el artículo de la Wikipedia de este filósofo, no he podido dejar de pensar. Conocía apenas su nombre desde hace mucho tiempo pero nunca podía imaginar el cómo Feyerabend ilumina, desde otros puntos de vista, mis conclusiones acerca del peligro que tiene la Ciencia real (término análogo al Socialismo real) para la sociedad y el avance mismo del conocimiento.
Por un lado, Feyearabend desarrolla un estudio de la ciencia que conduce al rechazo de todo el método científico y de todos los criterios inductivos y de falsación admitidos comunmente como firma de calidad de la producción científica en la búsqueda de la Verdad. En régimen de monopolio, tal como la Ciencia se arroga a si misma. Ese rechazo lo lleva a cabo basándose en sólidos y sorprendentes argumentaciones.
Por otr lado Feyerabend concluye con recomendaciones sorprendentes, por ejemplo, la separación entre Ciencia y Estado, de la misma forma (y por los mismos motivos) que se separó la Religión y el Estado. Además, recomienda el "todo vale" para la búsqueda del conocimiento, porque los métodos solo consiguen restringir la libertad de una actividad como la ciencia, que es una actividad sin método en si misma, tal como se observa si uno se acerca a la realidad y comprueba como, y con que herramientas conceptuales, se han realizado REALMENTE los grandes descubrimientos científicos.
En el fondo de la argumentación de Feyerabend, además de un deseo de liberar la ciencia de ataduras molestas e inútiles, en el fondo, en el criterio de verdad de parte de la arguementación de Feyerabend laten razones morales de peso, aunque sin reconocerlas como tales, que afectan al mismo criterio de verdad y que justifican sus radicales conclusiones.
Primero, la crítica de los métodos comunes de la ciencia, particularmente los criterios de calidad, que son la guinda del pastel del método científico: El falsacionismo popperiano y la acomodación a los hechos:
El falsacionismo popperiano es paralizante: al ser un criterio de demarcación de lo que es ciencia de lo que no, puede cercenar tempranamente una aproximación que se pueda demostrar falsa para ciertos casos, pero que si se la dejara progresar podría dar lugar a frutos mas adelante.
La acomodación de una teoría a los hechos ignora que los hechos mismos necesitan de una teoría preexistente a la luz de la cual se presenten, y por esta razón, cuando la teoría preexistente es falsa, los hechos pueden estar siendo distorsionados. Un ejemplo de esto es el rechazo de la idea de Galileo de que la tierra se mueve alrededor del Sol; Es facil ver que esta teoría no se acomoda a los hechos segun se ven desde la teoría Aristotélica que imperaba en su época: Si una objeto se deja caer y la tierra se mueve, no caería verticalmente, de acuerdo con Aristóteles. La teoría de Galileo tenía en si una reinterpretación de esos hechos a la luz de la interpretación que brinda la misma mecánica galileana, pero a la luz de la teoría preexistente, las consecuencias de la nueva teoría parecen contradecir la realidad, como muy bien le dijeron en Roma (y como cualquier persona no versada en física acepta, sobretodo si no tiene la oportunidad de viajar a gran velocidad, como en aquella época).
Como los hechos son sospechosos y toda nueva teoría puede reinterpretar los hechos, entonces nos quedamos sin criterios ciertos para el progreso científico excepto que la teoría tenga una cierta coherencia en si misma. Sobreviven además criterios estéticos de elegancia y sencillez, como la Navaja de Occam, pero el imponente edificio del método científico queda muy dañado.
Precisamente, los grandes descubirmientos se realizaron cuando la ciencia no contaba con instituciones tan establecidas. El sistema de revisión en las revistas científicas esterilizan el progreso exigiendo a los científicos invertir el tiempo en tediosas estadísticas y pruebas experimentales para trabajos que no tienen gran relevancia, mientras niegan sistemáticamente los trabajos especulativos mas atrevidos bajo el argumento de que no está respaldado con pruebas experimentales, con lo cual cortan de raiz líneas de investigación que podrían ser válidas para que otros edifiquen sobre y refinen esas hipótesis. Si uno estudia la historia de los descubrimientos, incluidos los actuales, la mayoría son fruto de accidentes, la inspiración o conversaciones informales donde se especula abiertamente mientras se toma un café o se viaja (Como ha ocurrido con uno de los grandes descubrimientos de la Física teórica recientemente).
Después de todo, ¿Que es la verdad?. El ser humano no busca la verdad como tal, sino que intenta resolver problemas que afectan a su vida. El científico busca resolver problemas prácticos muchas de las veces y el premio es económico y de satisfacción propia. Cuando su trabajo es la investigación pura, aún así hay un problema práctico que resolver: la búsqueda del reconocimiento, para ello, la proclamación de la verdad descubierta es lo que da ese reconocimiento y prestigio. La verdad descubierta, bajo este punto de vista, pasa a ser un producto secundario, aunque necesario, de su actividad. Pero para ese reconocimiento no hace falta que la verdad tenga calidad de verdad (por cierto con respecto a un inexistente criterio de calidad, como hemos visto). Simplemente, tiene que ser convincente para los demás colegas, que son los que le dan el marchamo de calidad, le nombran sacerdote de su congregación y aparece ante la sociedad en toda su aureola de gloria y poder que da la ciencia. A partir de ahí, asiste a conferencias, escribe libros, recibe le alago de su familia y amigos y consigue otras prebendas mundanas.
Pero para eso, todo vale. Ni hay un método de definir que es verdad científica, ni existe método para decidir que no es verdad científica. Ante eso, mejor dejar libre a las personas, científicos o no para que realicen su propia búsqueda de la verdad, siendo la Ciencia una forma de secta muy elaborada y poderosa, pero una más, con sus propios ritos, instituciones... e imposturas.
A partir de esto parten los aspectos morales que laten en la filosofía de Feyerbend, que lo expresa con sus provocaciones con apariencia antiracionalista, que minimizan lo que ha sido injustamente engrandecido, porque ya ha recibido suficiente premio social, pero quiere mas. Pero hay razones que laten por debajo de todo ello:
El fondo y objetivo del ser humamo es lo humano principalmente, ya sea directa o indirectamente. Toda acción se realiza porque afecta a la esfera humana. Si no, no tendríamos motivos para llevarla a cabo. En términos evolucionistas, nuestra mente nos impulsa para realizar solo lo que mejora nuestra situación en sociedad. las cosas tienen un valor práctico de una u otra forma o en caso contrario, no tienen significado ni relevancia.
De acuerdo con ésto, el verdadero valor medible de un descubrimiento, como el del Electrón, por ejemplo, tal como los humanos lo medimos, es el cambio en las circunstancias de los individuos de la sociedad que ese descubrimiento provocan a corto y largo plazo; Desde los avances técnicos y el bienestar que pueden provocar al sentimiento de orgullo legítimo de su descubridor, al ilegítimo sentimiento de orgullo y superioridad que provoca la adhesión a la ideología del grupo que consiguió su descubrimiento, la infelicidad y la inadaptación que puede brindar el antinatural excépticismo y meticulosidad de la actitud científica en la vida diaria, a los efectos sociales desastrosos que puede provocar una casta que, armada de ese sentido de superioridad, se arroga el derecho a legislar sobre lo que conoce, a medias, y lo que ignora solemnemente, bajo la promesa de que se va a comportar "científicamente". Después de todo el poder social es el auténtico fruto de su trabajo y de su adscripción ideológica.
El mismo descubrimiento del electrón es una historia caracterizada por el ingenio de su descubridor a la hora de idear un experimento y por su capacidad casi artesana para llevar el experimento a cabo y no por la aplicación de grandes metodologías científicas, que, de ser de otra forma, podrían justificar la autoridad de la Ciencia para reclamar para si todos los aspectos del conocimiento. Pero el electrón es un concepto práctico ad-hoc, al que se aplican las leyes de la mecánica cuántica, una disciplina ad-hoc, es decir fabricada a partir de los hechos y que carece de una explicación mas profunda de su verdadera naturaleza. Es simplemente una regla práctica para afrontar ciertos problemas. Hay una teoría mas profunda que puede explicar todo eso, pero es una teoría, la teoría "M" cuya validez se ha establecido utilizando criterios estéticos de elegancia, simplicidad y generalidad sobre otras teorías alternativas menos estéticas en ese sentido.
El verdadero valor de la ciencia viene dado no por su papel reclamado por si misma como insustituible en la búsqueda de la verdad, sino por uno de los factores mencionados anteriormente: Su capacidad para hacer realizaciones técnicas impresionantes. De ahí su poder y su predicamento. Pero nuevamente, ni la ciencia, ni los métodos científicos tienen que ver con la técnica: No hay ninguna ley científica, en ningún dominio de conocimiento, que permita diseñar y fabricar un artefacto "a la primera", es decir, sin hacer pruebas. La técnica progresa a través del antigüo método de la prueba y el error, y utiliza leyes aproximadas, locales ad-hoc con validez práctica y sin pretensiones. La técnica, ya sea para fabricar aeronaves o para predecir el tiempo atmosférico tiene mas que ver con la artesanía y el conocimiento informal (eso si, un saber cotejado por muchas mas personas y hechos) que con el conocimiento científico, entendido como búsqueda de la Verdad. Aunque ambos tipos, los técnicos y los científicos-con-pretensiones aparezcan con la misma bata blanca en la imaginación popular.
Feyerabend va mas lejos en esa critica a la ciencia desde el punto de vista de sus realizaciones y niega por un lado que una realización técnica o científica pueda postularse a si misma como superior por el hecho de que ella misma haya definido a priori que ese tipo de realizaciones son superiores en vez de considerar otras, como por ejemplo, la felicidad de la gente o la realización impresionante por si misma de que un grupo de bosquimanos sobreviva en un desierto durante generaciones, cosa inalcanzable para un grupo de cientificos abandonados a su suerte en ese lugar. Por ello y por su incapacidad insuperable para encontrar la verdad que proclama, Feyerabend sugiere la igualdad de todos los planteamientos posibles para alcanzar el conocimiento y de todos los conocimientos. Lo cual lleva a un cierto relativismo cultural.
Por mi parte, yo creo que si existe una vara de medir, que es el éxito relativo de cada sociedad en el cual predomina ese sistema de ideas. Pero ese éxito es temporal y sujeto a cambios. Porque ¿De que sirven 5 siglos de esplendor si la inevitable consecuencia de un sistema de ideas es la desaparición demografica y la invasión por parte de una cultura aparentemente mas primitiva, pero mas cuidadosa de perpetuarse?. Para mi, no creo que el principe de la Ciencia vaya desnudo, simplemente va con un ropaje no tan elegante como presume, mas bien un poco harapiento y además, los que lo observamos vamos igual o mejor vestidos que él.
Porque, si la Verdad con mayúsculas elude cualquier red para atraparla y entonces llegamos a la conclusión de que solo puede alcanzarse la verdad con minúsculas, que tiene un sentido práctico y únicamente práctico, entonces cualquier cosa práctica que nos haga sentirnos mejor y/o ser mejores a condición de que lo admitamos como Verdad, es algo no solo válido, sino incluso precioso. No importa que sean mitos, o mejor ciertos mitos entrañables que nos han ayudado, por cierto, con mucho éxito relativo, a sobrellevar la vida en la tierra. Eso y una ciencia menos pretenciosa y menos monopolizadora de la verdad puede ayudarnos mucho.
Por un lado, Feyearabend desarrolla un estudio de la ciencia que conduce al rechazo de todo el método científico y de todos los criterios inductivos y de falsación admitidos comunmente como firma de calidad de la producción científica en la búsqueda de la Verdad. En régimen de monopolio, tal como la Ciencia se arroga a si misma. Ese rechazo lo lleva a cabo basándose en sólidos y sorprendentes argumentaciones.
Por otr lado Feyerabend concluye con recomendaciones sorprendentes, por ejemplo, la separación entre Ciencia y Estado, de la misma forma (y por los mismos motivos) que se separó la Religión y el Estado. Además, recomienda el "todo vale" para la búsqueda del conocimiento, porque los métodos solo consiguen restringir la libertad de una actividad como la ciencia, que es una actividad sin método en si misma, tal como se observa si uno se acerca a la realidad y comprueba como, y con que herramientas conceptuales, se han realizado REALMENTE los grandes descubrimientos científicos.
En el fondo de la argumentación de Feyerabend, además de un deseo de liberar la ciencia de ataduras molestas e inútiles, en el fondo, en el criterio de verdad de parte de la arguementación de Feyerabend laten razones morales de peso, aunque sin reconocerlas como tales, que afectan al mismo criterio de verdad y que justifican sus radicales conclusiones.
Primero, la crítica de los métodos comunes de la ciencia, particularmente los criterios de calidad, que son la guinda del pastel del método científico: El falsacionismo popperiano y la acomodación a los hechos:
El falsacionismo popperiano es paralizante: al ser un criterio de demarcación de lo que es ciencia de lo que no, puede cercenar tempranamente una aproximación que se pueda demostrar falsa para ciertos casos, pero que si se la dejara progresar podría dar lugar a frutos mas adelante.
La acomodación de una teoría a los hechos ignora que los hechos mismos necesitan de una teoría preexistente a la luz de la cual se presenten, y por esta razón, cuando la teoría preexistente es falsa, los hechos pueden estar siendo distorsionados. Un ejemplo de esto es el rechazo de la idea de Galileo de que la tierra se mueve alrededor del Sol; Es facil ver que esta teoría no se acomoda a los hechos segun se ven desde la teoría Aristotélica que imperaba en su época: Si una objeto se deja caer y la tierra se mueve, no caería verticalmente, de acuerdo con Aristóteles. La teoría de Galileo tenía en si una reinterpretación de esos hechos a la luz de la interpretación que brinda la misma mecánica galileana, pero a la luz de la teoría preexistente, las consecuencias de la nueva teoría parecen contradecir la realidad, como muy bien le dijeron en Roma (y como cualquier persona no versada en física acepta, sobretodo si no tiene la oportunidad de viajar a gran velocidad, como en aquella época).
Como los hechos son sospechosos y toda nueva teoría puede reinterpretar los hechos, entonces nos quedamos sin criterios ciertos para el progreso científico excepto que la teoría tenga una cierta coherencia en si misma. Sobreviven además criterios estéticos de elegancia y sencillez, como la Navaja de Occam, pero el imponente edificio del método científico queda muy dañado.
Precisamente, los grandes descubirmientos se realizaron cuando la ciencia no contaba con instituciones tan establecidas. El sistema de revisión en las revistas científicas esterilizan el progreso exigiendo a los científicos invertir el tiempo en tediosas estadísticas y pruebas experimentales para trabajos que no tienen gran relevancia, mientras niegan sistemáticamente los trabajos especulativos mas atrevidos bajo el argumento de que no está respaldado con pruebas experimentales, con lo cual cortan de raiz líneas de investigación que podrían ser válidas para que otros edifiquen sobre y refinen esas hipótesis. Si uno estudia la historia de los descubrimientos, incluidos los actuales, la mayoría son fruto de accidentes, la inspiración o conversaciones informales donde se especula abiertamente mientras se toma un café o se viaja (Como ha ocurrido con uno de los grandes descubrimientos de la Física teórica recientemente).
Después de todo, ¿Que es la verdad?. El ser humano no busca la verdad como tal, sino que intenta resolver problemas que afectan a su vida. El científico busca resolver problemas prácticos muchas de las veces y el premio es económico y de satisfacción propia. Cuando su trabajo es la investigación pura, aún así hay un problema práctico que resolver: la búsqueda del reconocimiento, para ello, la proclamación de la verdad descubierta es lo que da ese reconocimiento y prestigio. La verdad descubierta, bajo este punto de vista, pasa a ser un producto secundario, aunque necesario, de su actividad. Pero para ese reconocimiento no hace falta que la verdad tenga calidad de verdad (por cierto con respecto a un inexistente criterio de calidad, como hemos visto). Simplemente, tiene que ser convincente para los demás colegas, que son los que le dan el marchamo de calidad, le nombran sacerdote de su congregación y aparece ante la sociedad en toda su aureola de gloria y poder que da la ciencia. A partir de ahí, asiste a conferencias, escribe libros, recibe le alago de su familia y amigos y consigue otras prebendas mundanas.
Pero para eso, todo vale. Ni hay un método de definir que es verdad científica, ni existe método para decidir que no es verdad científica. Ante eso, mejor dejar libre a las personas, científicos o no para que realicen su propia búsqueda de la verdad, siendo la Ciencia una forma de secta muy elaborada y poderosa, pero una más, con sus propios ritos, instituciones... e imposturas.
A partir de esto parten los aspectos morales que laten en la filosofía de Feyerbend, que lo expresa con sus provocaciones con apariencia antiracionalista, que minimizan lo que ha sido injustamente engrandecido, porque ya ha recibido suficiente premio social, pero quiere mas. Pero hay razones que laten por debajo de todo ello:
El fondo y objetivo del ser humamo es lo humano principalmente, ya sea directa o indirectamente. Toda acción se realiza porque afecta a la esfera humana. Si no, no tendríamos motivos para llevarla a cabo. En términos evolucionistas, nuestra mente nos impulsa para realizar solo lo que mejora nuestra situación en sociedad. las cosas tienen un valor práctico de una u otra forma o en caso contrario, no tienen significado ni relevancia.
De acuerdo con ésto, el verdadero valor medible de un descubrimiento, como el del Electrón, por ejemplo, tal como los humanos lo medimos, es el cambio en las circunstancias de los individuos de la sociedad que ese descubrimiento provocan a corto y largo plazo; Desde los avances técnicos y el bienestar que pueden provocar al sentimiento de orgullo legítimo de su descubridor, al ilegítimo sentimiento de orgullo y superioridad que provoca la adhesión a la ideología del grupo que consiguió su descubrimiento, la infelicidad y la inadaptación que puede brindar el antinatural excépticismo y meticulosidad de la actitud científica en la vida diaria, a los efectos sociales desastrosos que puede provocar una casta que, armada de ese sentido de superioridad, se arroga el derecho a legislar sobre lo que conoce, a medias, y lo que ignora solemnemente, bajo la promesa de que se va a comportar "científicamente". Después de todo el poder social es el auténtico fruto de su trabajo y de su adscripción ideológica.
El mismo descubrimiento del electrón es una historia caracterizada por el ingenio de su descubridor a la hora de idear un experimento y por su capacidad casi artesana para llevar el experimento a cabo y no por la aplicación de grandes metodologías científicas, que, de ser de otra forma, podrían justificar la autoridad de la Ciencia para reclamar para si todos los aspectos del conocimiento. Pero el electrón es un concepto práctico ad-hoc, al que se aplican las leyes de la mecánica cuántica, una disciplina ad-hoc, es decir fabricada a partir de los hechos y que carece de una explicación mas profunda de su verdadera naturaleza. Es simplemente una regla práctica para afrontar ciertos problemas. Hay una teoría mas profunda que puede explicar todo eso, pero es una teoría, la teoría "M" cuya validez se ha establecido utilizando criterios estéticos de elegancia, simplicidad y generalidad sobre otras teorías alternativas menos estéticas en ese sentido.
El verdadero valor de la ciencia viene dado no por su papel reclamado por si misma como insustituible en la búsqueda de la verdad, sino por uno de los factores mencionados anteriormente: Su capacidad para hacer realizaciones técnicas impresionantes. De ahí su poder y su predicamento. Pero nuevamente, ni la ciencia, ni los métodos científicos tienen que ver con la técnica: No hay ninguna ley científica, en ningún dominio de conocimiento, que permita diseñar y fabricar un artefacto "a la primera", es decir, sin hacer pruebas. La técnica progresa a través del antigüo método de la prueba y el error, y utiliza leyes aproximadas, locales ad-hoc con validez práctica y sin pretensiones. La técnica, ya sea para fabricar aeronaves o para predecir el tiempo atmosférico tiene mas que ver con la artesanía y el conocimiento informal (eso si, un saber cotejado por muchas mas personas y hechos) que con el conocimiento científico, entendido como búsqueda de la Verdad. Aunque ambos tipos, los técnicos y los científicos-con-pretensiones aparezcan con la misma bata blanca en la imaginación popular.
Feyerabend va mas lejos en esa critica a la ciencia desde el punto de vista de sus realizaciones y niega por un lado que una realización técnica o científica pueda postularse a si misma como superior por el hecho de que ella misma haya definido a priori que ese tipo de realizaciones son superiores en vez de considerar otras, como por ejemplo, la felicidad de la gente o la realización impresionante por si misma de que un grupo de bosquimanos sobreviva en un desierto durante generaciones, cosa inalcanzable para un grupo de cientificos abandonados a su suerte en ese lugar. Por ello y por su incapacidad insuperable para encontrar la verdad que proclama, Feyerabend sugiere la igualdad de todos los planteamientos posibles para alcanzar el conocimiento y de todos los conocimientos. Lo cual lleva a un cierto relativismo cultural.
Por mi parte, yo creo que si existe una vara de medir, que es el éxito relativo de cada sociedad en el cual predomina ese sistema de ideas. Pero ese éxito es temporal y sujeto a cambios. Porque ¿De que sirven 5 siglos de esplendor si la inevitable consecuencia de un sistema de ideas es la desaparición demografica y la invasión por parte de una cultura aparentemente mas primitiva, pero mas cuidadosa de perpetuarse?. Para mi, no creo que el principe de la Ciencia vaya desnudo, simplemente va con un ropaje no tan elegante como presume, mas bien un poco harapiento y además, los que lo observamos vamos igual o mejor vestidos que él.
Porque, si la Verdad con mayúsculas elude cualquier red para atraparla y entonces llegamos a la conclusión de que solo puede alcanzarse la verdad con minúsculas, que tiene un sentido práctico y únicamente práctico, entonces cualquier cosa práctica que nos haga sentirnos mejor y/o ser mejores a condición de que lo admitamos como Verdad, es algo no solo válido, sino incluso precioso. No importa que sean mitos, o mejor ciertos mitos entrañables que nos han ayudado, por cierto, con mucho éxito relativo, a sobrellevar la vida en la tierra. Eso y una ciencia menos pretenciosa y menos monopolizadora de la verdad puede ayudarnos mucho.