Una nota de prensa nos revela la existencia de un nuevo trabajo de investigación que ha sido publicado en PLOS One (Site Distribution at the Edge of the Palaeolithic World: A Nutritional Niche Approach) realizado por investigadores de la Universidad de Southampton y la Universidad de Queen.
La
investigación se ha centrado en analizar los patrones de asentamiento
llevados a cabo por los seres humanos que vivieron entre hace 500.000 y
200.000 años, de acuerdo a la observación de 25 yacimientos
arqueológicos localizados entre las Islas Británicas y el noroeste de
Francia, en los cuales habían sido recuperados una gran cantidad de bifaces.
La gran concentración de estos artefactos líticos sugiere una
utilización regular y significativa de los emplazamientos analizados.
English Heritage Photo Library/Peter Dunn
Según los investigadores, las
poblaciones del pleistoceno medio, tradicionalmente englobadas bajo la
denominación Homo Heidelbergensis, que habitaron esta franja geográfica,
siguieron criterios nutricionales y de seguridad a la hora de
seleccionar un asentamiento.
Los seres humanos dieron prioridad a las llanuras aluviales de los principales ríos, evitando el tramo medio, superior, y los estuarios
de los cursos fluviales, así como los bosques y las colinas. Como las
llanuras aluviales también atraerían a los depredadores, los seres
humanos se establecieron por motivos de seguridad en los islotes que se
forman por los canales de intersección de los ríos, de esta forma se
aseguraban que los depredadores no serían un peligro inminente para
ellos.
A
pesar de que estos resultados no se deben extrapolar a todo el área
geográfica que ocuparon los Heidelbergensis, es interesante el hecho de
que se repita el criterio para la elección de la misma localización en
los distintos yacimientos investigados.
Parece ser que los investigadores han elaborado una base de datos con las plantas y animales que existieron en el pleistoceno, con la finalidad de establecer una lista potencial de los recursos disponibles en el medio y hacer una estimación de la dieta susceptible de haber sido seguida por los seres humanos. Tras analizar los recursos disponibles, los investigadores concluyen que los alimentos más nutritivos estarían localizados en las zonas en las que se establecieron estas poblaciones.
Esta diversidad de recursos habría permitido a estas poblaciones llevar una dieta equilibrada, en la que el consumo de proteínas se compensa con los hidratos de carbono, grasas y ácido fólico.
Las llanuras aluviales generan gran cantidad de hierbas que atraen a las manadas de herbívoros (en especial de caballos), aves acuáticas y además generan plantas de agua con raíces comestibles.
Las grasas y proteínas se obtenían dando caza a los herbívoros que se acercaban a la llanura aluvial, así como de los huevos de las aves acuáticas, mientras que los hidratos de carbono se consiguen de los juncos y las cañas. El ácido fólico, necesario para controlar la salud de las mujeres embarazadas, se obtenía mediante la recolección de vegetales y el berro de agua.
Los autores del trabajo también proponen que se podrían utilizar las cabezas de los caballos cazados como cebo para la captura de anguilas, que se establecen en los cerebros de los herbívoros muertos en la llanura aluvial; dejando la cabeza como cebo en un lugar poco profundo y recuperándola un par de días más tarde, los seres humanos habrían obtenido gran cantidad de anguilas.
Desde el punto de vista de la búsqueda de materias primas para la elaboración de instrumentos, en estas zonas también se localizan los nódulos de sílex necesarios, e incluso podrían utilizar los tallos de los juncos y las cañas, aunque no hay evidencias directas debido a que son materiales perecederos.
La madera sería otra materia prima que seguramente utilizarían regularmente, y en estas llanuras aluviales encontrarían en los castores los aliados perfectos para su localización; el propio castor se encarga de cortar con sus incisivos los troncos de los árboles para la elaboración de sus castoreras. Los seres humanos encontrarían parte del trabajo ya hecho por los castores; además la piel de castor es más cálida que la de otros animales, y su utilización les ayudaría a protegerse adecuadamente de las bajas temperaturas en invierno.
Estas hipótesis se basan en el registro arqueológico y paleontológico recuperado en los yacimientos objeto de estudio.
Desde luego, este trabajo parece que atisba un gran pragmatismo a la hora de seleccionar un asentamiento por parte de las poblaciones del pleistoceno medio, y además las hipótesis planteadas hacen pensar que en general todos los seres humanos extintos han practicado una dieta equilibrada y variada, en contra de los argumentos que han imperado a lo largo de los años.
El post también se ha publicado en Noticias de Prehistoria - Prehistoria al Día -
Fuentes:
- Revealed: how prehistoric 'des res' gave Stone Age Brits a perfect diet
- Nutrients in food vital to location of early human settlements: the original ‘Palaeo-diet’
- Site Distribution at the Edge of the Palaeolithic World: A Nutritional Niche Approach
Distribuición de los yacimientos analizados- PLoSONE:
doi:10.1371/journal.pone.0081476.g001
Parece ser que los investigadores han elaborado una base de datos con las plantas y animales que existieron en el pleistoceno, con la finalidad de establecer una lista potencial de los recursos disponibles en el medio y hacer una estimación de la dieta susceptible de haber sido seguida por los seres humanos. Tras analizar los recursos disponibles, los investigadores concluyen que los alimentos más nutritivos estarían localizados en las zonas en las que se establecieron estas poblaciones.
Esta diversidad de recursos habría permitido a estas poblaciones llevar una dieta equilibrada, en la que el consumo de proteínas se compensa con los hidratos de carbono, grasas y ácido fólico.
Las llanuras aluviales generan gran cantidad de hierbas que atraen a las manadas de herbívoros (en especial de caballos), aves acuáticas y además generan plantas de agua con raíces comestibles.
Las grasas y proteínas se obtenían dando caza a los herbívoros que se acercaban a la llanura aluvial, así como de los huevos de las aves acuáticas, mientras que los hidratos de carbono se consiguen de los juncos y las cañas. El ácido fólico, necesario para controlar la salud de las mujeres embarazadas, se obtenía mediante la recolección de vegetales y el berro de agua.
Los autores del trabajo también proponen que se podrían utilizar las cabezas de los caballos cazados como cebo para la captura de anguilas, que se establecen en los cerebros de los herbívoros muertos en la llanura aluvial; dejando la cabeza como cebo en un lugar poco profundo y recuperándola un par de días más tarde, los seres humanos habrían obtenido gran cantidad de anguilas.
Desde el punto de vista de la búsqueda de materias primas para la elaboración de instrumentos, en estas zonas también se localizan los nódulos de sílex necesarios, e incluso podrían utilizar los tallos de los juncos y las cañas, aunque no hay evidencias directas debido a que son materiales perecederos.
La madera sería otra materia prima que seguramente utilizarían regularmente, y en estas llanuras aluviales encontrarían en los castores los aliados perfectos para su localización; el propio castor se encarga de cortar con sus incisivos los troncos de los árboles para la elaboración de sus castoreras. Los seres humanos encontrarían parte del trabajo ya hecho por los castores; además la piel de castor es más cálida que la de otros animales, y su utilización les ayudaría a protegerse adecuadamente de las bajas temperaturas en invierno.
Estas hipótesis se basan en el registro arqueológico y paleontológico recuperado en los yacimientos objeto de estudio.
Desde luego, este trabajo parece que atisba un gran pragmatismo a la hora de seleccionar un asentamiento por parte de las poblaciones del pleistoceno medio, y además las hipótesis planteadas hacen pensar que en general todos los seres humanos extintos han practicado una dieta equilibrada y variada, en contra de los argumentos que han imperado a lo largo de los años.
El post también se ha publicado en Noticias de Prehistoria - Prehistoria al Día -
Fuentes:
- Revealed: how prehistoric 'des res' gave Stone Age Brits a perfect diet
- Nutrients in food vital to location of early human settlements: the original ‘Palaeo-diet’
- Site Distribution at the Edge of the Palaeolithic World: A Nutritional Niche Approach
4 comentarios:
Francisco García Olmedo coincide con la conclusión de ese estudio. La dieta de los cazadores/recolectores era equilibrada y variada. Sufrían sin embargo dos importantes problemas en su alimentación: Las hambrunas estacionales y la toxicidad de buena parte de los vegetales que recolectaban. Por si interesa y apetece:
http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.aspx?p1=261&l=1
Hola Masgüel,
Muchas gracias por el enlace a la conferencia, claro que me interesa muchísimo!!
En cuanto tenga un poquito de tiempo, la escucharé con atención.
Es un tema muy interesante porque la capacidad de adaptación de los seres humanos y la búsqueda de recursos y soluciones no es una característica exclusiva de Homo sapiens,como hasta no hace mucho tiempo se venía considerando.
Además, todo el tema de la genética y del cruce de unas poblaciones con otras pone de manifiesto la existencia de contactos y difusión cultural desde hace mucho tiempo...
Un saludo!!
Sin haber leido el artículo, me surge una pregunta: ¿puede haber sesgos debido a los tipos de ambiente donde se generan yacimientos más fácilmente? Es decir, y por poner un ejemplo, resulta dificil acumular material (incluyendo huesos) en los cursos altos del río porque la fuerza de la corriente los arrastra (son zonas erosivas, no depositarias). Por el contrario, las zonas finales del curso fluvial son más proclives (corriente lenta, mucho depósito de materiales, área de acarreo de materiales muy amplia). Estos y otros factores tafonómicos (i.e. relacionados con los procesos de formación de los yacimientos)pueden sesgar los resultados, aunque supongo que los autores lo habrán tenido en cuenta.
Hola Unknmown; en el artículo precisamente comentan los autores en la introducción el problema que comentas, y citan algunos trabajos en la bibliografía; han tenido en cuenta el sesgo tafonómico, ya que se podían considerar los restos líticos como clastos discoidales, sin embargo parece que los bifaces analizados no presentaban signos de desgaste como consecuencia de haber sido arastrados por la corriente.
Citan trabajos anteriores en los que se sugería que la concentración de biaces no se debe a procesos tafonómicos:
- Ashton NM, Hosfield RT (2010) Mapping the human record in the British early Palaeolithic: Evidence from the Solent river system. Journal of Quaternary Science 25: 737–753. doi: 10.1002/jqs.1350.
Un saludo!!
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